"(...) desde la Constitución de 1978 para acá, España es una “Nación de
ciudadanos”, sin más monsergas. Esa Constitución se ha desarrollado
desde entonces, entre todos y por todos, y ha dado origen a una serie de
sociedades intermedias, democráticamente estructuradas.
Todos los
españoles y todos los territorios han de ser tenidos en cuenta para
cualquier nuevo experimento. Además de Cataluña y Madrid, estamos los
demás españoles. Y somos más. No caben soluciones bilaterales.
Existe otra razón, además: la epilepsia catalana es de la especie
“epilepsia sin tratamiento”. El nacionalismo no tiene cura definitiva.
Como decimos en Andalucía, el nacionalismo no tiene jartura, no se sacia nunca.
Alguna solución, no obstante, habrá que buscar, más adelante y sin
prisas. Ahora únicamente cabe hacer lo que hizo Mao Zedong en 1937, ante
la invasión japonesa de China: impulsó el Frente Único Antijaponés,
aliándose con Chiang Kai-shek, y dejó para más adelante su guerra civil
contra el Kuomintang. Primero el atacante de la Nación, y luego el
adversario de clase. Pues eso: ahora, en España, un frente unido
constitucional, sin matices ni ocurrencias. (...)" (José Rodríguez de la Borbolla , El País, 14/09/17)
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