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8/2/16

Jordi Évole: "El independentismo se ha olvidado de una parte de Catalunya"

"(...) Tú eres de Cornellà. ¿El éxito de Ciudadanos en el área metropolitana es la expresión de alguna fractura? (...)

¿Y en cuanto al desgarro sentimental o los bloques de pisos donde hay dos banderas diferentes?

El voto de Ciudadanos en el área metropolitana viene del hecho de que hay mucha gente que le horroriza la idea de que Cataluña pueda ser independiente de España, y en la fórmula que les parece más eficaz. El PP no les gusta, porque es gente que viene de votar PSC. 

 Pero luego vienen las generales, se vota en clave más social y todo aquel voto lo recogió En Común, de una manera más espectacular que Ciudadanos a las catalanas. Esto demuestra mucho criterio de los ciudadanos.

Quizás eran dos preguntas diferen tes y las respuestas fueron diferentes.

 Hay una parte importante del independentismo que se ha olvidado de una parte de Cataluña. Por eso ahora hablan de ensanchar la base. Fíjate: CiU no tiene representación en el Ayuntamiento de Cornellà.  

En Badia del Vallés, a las generales, el PACMA sacó más votos que Democracia y Libertad. A mí no me gustó que el ANC, que me cae muy bien, paseara por el Mercado de San Ildefonso Carmele Marchante. ¿Han entendido el talante de esta parte de la sociedad?

Tú eres partidario del referéndum y supongo que eso te debe traer problemas en España.

No tantos. En España, lo publicábamos vosotros en portada el otro día, hay un 43% a favor de la consulta.  (...)

Y ser partidario del no te ha complicado la vida en Cataluña?

Aquí lo tienes todo más cerca. He sufrido mucho, pero tampoco me quiero hacer la víctima. Creo que todo el mundo lo ha pasado mal, y así no vamos a construir nada. Seguimos en España o nos independizamos, debemos convivir con ideas muy diversas. Una vez, una señora, atravesando la Diagonal, me llamó "Visca Catalunya!", Y yo le dije "Viva, señora, y tanto!"    (Entrevista a Jordi Évole, Ara, 07/02/16)

Toda una guerra de guerrillas en las redes sociales, los medios de comunicación y las comidas familiares de las fiestas navideñas para que la CUP hiciera presidente Mas. Un relato de república bananera...

"La sociedad catalana está viviendo uno de los periodos políticos más extravagantes. El hecho de elegir presidente pocas horas antes de concluir el plazo que otorga la ley y que sea el número tres de la candidatura de Juntos el Sí por Girona ya nos da una idea de la excentricidad de la cosa.En este tipo de ópera bufa, que se ha representado durante los dos últimos meses, hay un personaje que sobresale por encima de todos, el señor Mas. Ha hecho todos los papeles posibles: traidor, mesías, cínico, padre inflexible que castiga su prole anticapitalista y héroe salvador de la patria. Todo desde la ideología neoliberal y austericida. Ahora tiene un nuevo reto: resucitar y reorganizar CDC para evitar su aniquilación.Pero lo más singular de todo es la actitud de una parte de la sociedad catalana, la que tiene la hegemonía cultural, que tolera, impulsa y ovaciona el llamado proceso sin importarle si la forma, las decisiones y las actitudes son éticas. El fin -la independencia- justifica los medios.

 También esta misma parte de la sociedad aceptó sin rechistar que en 2015 el señor Mas volviera a adelantar las elecciones (ya lo hizo en 2012) y además las convierte en plebiscitarias, dañando la concepción democrática que unas elecciones se celebran para decidir sobre programas y proyectos de futuro. 

 Humilló una vez más ERC, creando una nueva marca política para eludir la suya, sumida en numerosos escándalos mafiosos, capitaneados por la familia Pujol. Vulneró el orden natural de cualquier elección, donde el candidato a la presidencia encabeza la lista, y se escondió en el cuarto lugar, poniendo un hombre de paja en su lugar. Se negó a debatir con los otros candidatos a la presidencia y ganó las elecciones.

 Esta misma parte de la sociedad no va ni pestañear cuando después de haber aprobado una resolución parlamentaria de desconexión con el Estado español fue impugnada ante el Tribunal Constitucional y, como descargo, el Gobierno afirmó que no iba en serio y que era un simple papel sin valor jurídico. Cinismo y capacidad de tragar todo a partes iguales.

 Pero lo más reprobable, desde mi punto de vista, fue cuando los partidos independentistas siguieron su ruta de desconexión aunque sólo obtuvieron un 48% de los votos. Lo más decente y democrático hubiera sido reconocer que no tenían suficiente apoyo. Nada de eso.

Con el aparato propagandístico de la radio y la televisión públicas y los periódicos de la caverna nacionalista desarrollaron una estrategia de acoso y derribo a todo el que no quisiera entronizar el señor Mas, visto como imprescindible para conseguir el triunfo de los patriotas. 

 Toda una guerra de guerrillas en las redes sociales, los medios de comunicación y las comidas familiares de las fiestas navideñas para que la CUP hiciera presidente Mas.

 Y la penúltima escenificación ha sido el pacto de última hora para evitar unas elecciones que habrían sido un descalabro para los independentistas. Con la premisa "antes la patria que unas elecciones", el señor Mas da un paso al lado, otra vez utiliza un hombre de paja, esta vez para la presidencia, humilla a los representantes de la CUP, expulsa dos de sus diputados por encargo expreso del padre Mas, y dicta que dos más entren en el núcleo austericida de Juntos el Sí.

 Parece un relato de república bananera. Pero en todo este episodio se ha olvidado, otra vez, de las personas que sufren el deterioro de la sanidad pública, de las que no pueden pagar los recibos de la luz, el gas o la hipoteca, los parados, los jóvenes que deben exiliarse por la falta de oportunidades, de las personas empobrecidas que hurgan entre los contenedores (el actual presidente, como alcalde de Girona, puso candados con llave a los contenedores situados frente a los supermercados para evitar este "espectáculo lamentable").Sin embargo, al día siguiente de la entronización del valido Puigdemont, algunas personas comentaron que no pudieron contener la emoción de otro día histórico."               (  , El País, 13/01/16)

25/1/16

El acuerdo, el 'paso a un lado' de Mas, ha significado una victoria importante de CDC, una dulce derrota de ERC y una derrota por goleada de la CUP

"(...) el acuerdo ha significado una victoria importante de CDC, una dulce derrota de ERC y una derrota por goleada de la CUP. No se trata, claro está, del final de la guerra, sino de una primera gran batalla, que marcará los próximos tiempos.

Marcada a fuego por el miedo de nuevas elecciones y el miedo a los Comunes y a un nuevo Tripartito, Convergència ha evitado un más que probable batacazo electoral, que hubiera podido poner en riesgo, en este contexto, su misma supervivencia, y ha mantenido el control del Gobierno y del proceso soberanista, eligiendo un dirigente fiel y cercano al mismo Artur Mas.

Además, CDC, que se encuentra en la mayor crisis política de su historia, podrá afrontar los juicios por supuesta corrupción que le afectan y que se abrirán en los próximos meses (caso Palau, caso Pujol, etc.) desde una posición de fuerza, controlando desde el Gobierno los medios de comunicación.

Aunque parezca una derrota del mismo Mas, que ha tenido que dar un "paso al lado", me temo que el acuerdo a largo plazo signifique exactamente lo contrario. Mas ha salvado a Convergència, que puede aspirar a recuperar la centralidad de la política catalana, y podrá dedicarse a refundar/renovar un partido en horas bajas, permitiéndole un lavado de cara que le quite los escombros del pujolismo. La renuncia a su acta de diputado lo explica de sobra.

Una refundación que tendría en los alcaldes su punto de fuerza, promoviendo la participación de las bases a través de unas primarias, con el objetivo de competir con ERC en la Catalunya interior y de frenar la expansión de los Comunes.

En primavera es posible que se celebre el congreso de CDC, donde, por cierto, habrá una lucha nada amable por la sucesión, con las posibles candidaturas de dos dirigentes cercanos a Mas, aunque con perfiles distintos, como Jordi Turull y Germà Gordó.

 Para más inri, el ya expresidente de la Generalitat ha afirmado que no se retira de la política, así que no es baladí pensar que tras una legislatura corta pueda volver por la puerta grande, como futuro presidente de una República catalana o, más sencillamente, como candidato convergente en unas nuevas elecciones autonómicas.

Y aquí nos encontramos con una de las cuestiones más complejas: el papel que jugará Puigdemont. Aún no sabemos si será el Medvedev de la política catalana que volverá a sus tareas tras una designación que se ha presentado como temporal y con fecha de caducidad o, al contrario, si será un dirigente con una autonomía propia que quiere marcar los tiempos de la política catalana y también los de Convergència.

Efectivamente, si por un lado ha cuajado la idea de que Mas eligió a dedo a Puigdemont, por otro lado circulan voces de que ha sido Convergència la que ha obligado a Mas a que abandone. Puigdemont lideraría, en esta supuesta interpretación, una corriente del partido, radicada fuertemente en Girona y bien conectada con el asociacionismo independentista –no se olvide que Puigdemont es presidente desde julio de 2015 de la Associació de Municipis per la Independència (AMI)–, que quiere abrir una nueva etapa, deshaciéndose de todo lo que huele a pujolismo, Mas incluido.

Los próximos meses, en que Convergència tendrá una estructura bicéfala al estilo del PNV, serán clave para poder entender el rumbo que toma el viento. Pesará en todo esto el recuerdo de la sucesión de Pujol y se deberá ver qué papel jugará el partido respecto al viejo y al nuevo líder.

Victoria pírrica de ERC

Aunque se venda de cara a la militancia como un gran éxito, para ERC el acuerdo significa una victoria pírrica. Es cierto que ERC ha entrado en el Gobierno y controla áreas importantes, como la de Economía, en manos de Oriol Junqueras.

 Sin embargo, es aún más cierto que de esta forma no ha con­seguido el tan anhelado sorpasso electoral a CDC en unas autónomicas y la conquista inmediata de la centralidad en el espacio soberanista.

Y, sobre todo, ha impedido una posible reconfiguración del tablero político catalán, donde se habría podido crear una mayoría de izquierdas, con el apoyo de los Comunes, centrada en el derecho a decidir y en el referéndum, y no en la independencia.   (...)

Por lo que respecta a la CUP, pese a lo que dicen los dirigentes de la formación anticapitalista, la firma del acuerdo con JxS no es nada más que una derrota por goleada.
Si es verdad que los cupaires han conseguido la cabeza de Mas y han evitado la repetición de elecciones ("ni Mas ni marzo"), es verdad también que han pagado un precio altísimo. Una humillación en toda regla, firmada en un documento que, pase lo que pase, quedará para la historia.

Admitir los errores y aceptar ceder dos diputados al grupo parlamentario de JxS para garantizar la estabilidad del futuro Gobierno, atando así la formación a las decisiones del nuevo Ejecutivo, es una capitulación en toda regla. 

Y no vale la elección de un presidente que es de Convergència y que es conocido por sus políticas reaccionarias en los cinco años que estuvo en la Alcaldía de Girona, ni un plan de choque social de apenas 270 millones, es decir, el 4% de lo que la CUP pedía en su programa electoral. (...)

De todos modos, con su decisión, primando la nación sobre la clase, la CUP no ha enviado a Mas al "basurero de la historia". Al contrario, ha salvado a Convergència de una posible desaparición. O, al menos, de otra "travesía en el de­sierto" de la oposición."              (Steven Forti, historiador y analista, Diagonal, 25/01/16)

22/1/16

¿Pero puede haber nacionalismo de izquierdas? Pues no... como demuestra la claudicación de la CUP

"(...) En una reciente entrevista en La Directa, Anna Gabriel ha reconocido que, excepto la cabeza de Mas, la CUP no ha conseguido ni una sola concesión relevante de JpS, y que en esta legislatura, más que revertir las políticas antisociales de los últimos años, habrá que contentarse, como máximo, con que no se profundice en ellas.

Nada de esto debería sorprender demasiado. Al final, teniendo que escoger entre su alma nacional y su alma social, la CUP ha escogido la primera, apuntalando así la vieja idea de que, salvo en situaciones coloniales o de clara opresión nacional, eso del nacionalismo de izquierdas si no es un oxímoron se le parece mucho. No cuestiono con ello el izquierdismo, incluso el innegociable anticapitalismo, de una parte de la militancia de la CUP. Ha dado pruebas del mismo en el pasado.

Pero lo cierto es que, como organización, llegada la hora decisiva, la nación se le ha colado por delante de la clase. Recortadores y recortados juntos, unidos por indestructibles lazos identitarios que trascienden sus intereses contrapuestos. Resultado: quien gana es una Convergència que evita el jaque mate y consigue tiempo para reconstruirse.

Este es un país muy raro en el que parecen normales cosas que no lo son en absoluto. El apoyo de la CUP a un gobierno presidido por un convergente en aras de un proyecto nacional compartido sería equivalente a que Podemos facilitara un gobierno con un presidente del Partido Popular en aras de la defensa de la unidad nacional española. Lo que en Madrid es impensable, aquí nos parece ejemplar y lo lucimos con orgullo.

En la última campaña electoral, en los grandes mítines de En Comú Podem, como el de Llefià (Badalona), el público vibraba y entonaba el “Sí se puede” no cuando se mencionaba el referéndum o el derecho a decidir, sino cuando se urgía a acabar con la corrupción, las puertas giratorias, la desigualdad, el paro, la pobreza o los desahucios. Evidentemente, ni rastro del In-inde-independencià. 

Algunos en la izquierda deberían tenerlo en cuenta a la hora de trazar líneas rojas, y recordar que la independencia divide políticamente a las clases populares catalanas, pero no en partes iguales, como el reciente ciclo electoral ha demostrado palmariamente."          ( , El País21 ENE 2016)

21/1/16

Ese mismo chico listo, Carles Puigdemont, apenas le cayó el dedazo, que dirían en México, ya tenía a los plumillas más notorios de los medios de manipulación con una biografía terminada, en la que los elogios alcanzaban hasta su hermano, pastelero

"De todo este espectáculo de circo político que sitúa a las instituciones catalanas al borde de competir, y con gananciales, en la clase política más corrupta de esta zona europea del Sur, Sicilia por ejemplo, lo que más me llamó la atención no fueron los tres meses de chalaneo, ni las mentiras, ni la ocultación a la ciudadanía de lo que se estaba cociendo. No, nada de eso. (...)

Lo que me dejó estupefacto es el califato que le montaron a un tipo que jamás nadie, ni él mismo, hubiera pensado que llegaría a ser nombrado presidente de la Generalitat por un procedimiento digno de una tenida siciliana en Catania, ni siquiera en Palermo, ciudad de postín.

 Ese mismo chico listo, Carles Puigdemont, buen conocedor de los usos del país desde el carlismo, designado digitalmente por los poderes fácticos de la mafia local, a las 18 horas del pasado domingo, apenas le cayó el dedazo, que dirían en México, ¿quieren ustedes creer que ya tenía a los plumillas más notorios de los medios de manipulación con una biografía terminada, en la que los elogios alcanzaban hasta su hermano, ¡pastelero conocido en medio mundo porque nació en Amer, un pueblecito de Gerona!

 La pastelería está tan ligada a nuestra cultura que tenemos poetas y hasta políticos, aunque por lo demás llamar “pastelero” a alguien suena a ofensivo a menos que se dirija a la CUP, que se han ganado en apenas tres meses el título de “maestros pasteleros del Principado”.

No conozco otro caso con tal velocidad para el elogio, desde el franquismo, al inefable periodista gallego, Victoriano Fernández Asís, insuperable en las entrevistas a las autoridades. 

Este país se está muriendo mientras las mamás, las suegras, las abuelas, todas esas señoras que adoran al querubín patriótico, no se cansan de escuchar las monsergas de sus criadas ejerciendo de plumillas. 

En estos días de humillación y vergüenza ciudadana debo destacar la excepción de Josep Cuní, que en una entrevista al inefable Joan Tardà –“el ogro del españolismo tertuliano”– logró convertir a este Pavarotti de la inanidad en una tórtola achicado por el peso de unas preguntas de verdad y unas respuestas dignas de un tartufo que no tenía instrucciones sobre qué decir; porque pensar es una tarea que le excede y para la que no cobra. Fue uno de los pocos momentos gratificantes durante unos días en los que el gremio periodístico cumplió su papel de querida sin amante conocido.

Cuando un president, como Artur Mas, ha llegado a su punto más bajo de humillación, consciente de que será pronto carne de tribunales como lo fue su padre, delincuente probado, como lo son sus instructores, la devota familia Pujol que le inventó y no cumplió las expectativas, cuando un hombre así ocupa el cargo más importante de una sociedad que se cree culta, honrada, respetuosa con las leyes y con los contratos en negro, que diga como resumen de la estafa:

 “Hemos logrado negociando lo que las urnas no nos dieron”, es que estamos en la vieja Sicilia tan vinculada a usos, costumbres e historias españolas.

El montaje de las elecciones autonómicas del año pasado exigiría un análisis minucioso que desvelaría la miseria política de una clase corrupta, dispuesta a todo para que no les retiren la impunidad. Un presidente que se presenta de número tres, o cuatro, ni me acuerdo. 

Sustituido por otro en aplicación del sindicato de las prisas, también número 3 por Girona. Música: unos pánfilos radicales que hacen de palanganeros para sostener la impostura. ¡Y ganan!, pero no lo suficiente. Ya es bastante que ganaran para demostrar a qué niveles de deterioro político hemos llegado. Les falló la ambición plebiscitaria que ellos mismos se habían planteado. 

¡Qué sucedió para que todos consideraran que se pasaban los resultados del fallido plebiscito por el arco de triunfo y que la monja tornera, Carme Forcadell, declarara la República Catalana! ¡Qué importa la minucia de unos tantos por ciento si la historia nos pertenece!

 Estaba cantado. Cuando un supuesto grupo de izquierda se plantea el dilema de mejorar la situación de los trabajadores o nacionalizar los bancos, es obvio que no se hará ninguna de los dos cosas, pero a ellos los subvencionarán.

Seguí con interés esas negociaciones entre lo que creíamos nuevo –la CUP– y lo que de tan viejo y corrupto se caía, Convergència y la asociación de trepas rebotados de toda Catalunya, Esquerra Republicana, un partido que nació para la traición y la trampa. La gente joven, o no tanto, se pregunta cómo fueron posibles esos largos conciliábulos para llegar a convertirse en los caganers del belén que fueron durante la campaña electoral.

 Muy sencillo. El valor de una asamblea es efímero, como los bellos pensamientos. Luego está el tejido de intereses. Dan un pasito adelante los Julià de Jòdar, con una sencilla pregunta, ¿no sería mejor “para las clases populares” que alguno de nosotros aceptara el juego, mientras los demás conserváis las esencias?

 Ay, las esencias. Se van con el aire y están para eso. Un aroma, un instante, un guiño, un me he equivocado… pero a lo hecho, pecho, que queda mucha batalla por ganar.

El problema de los caganers electorales de la CUP consistió en que, embelesados por el espectáculo que se les ofrecía, se lo hicieron encima. El olor de la CUP durará más de lo que sus creadores pensaron nunca; la mierda, como el hedor, no se reparte, cada uno se queda con lo suyo. 

Otro dilema escolástico de la posmodernidad: hacerse a balón pasado. ¿Te acuerdas de lo divertido que era Baños, el rey de la improvisación, que siempre tenía respuesta para todo? ¿Y el abrazo de David Fernàndez a un Artur Mas exultante? En política el corazón, cuando se arruga, es que tiene pliegues que amenazan su supervivencia.

Mala época nos ha tocado vivir. Por sucia, sobre todo por sucia. Porque nadie quiere hablar claro y decir su aspiración: “Quiero seguir viviendo de la Generalitat en sus múltiples facetas, es lo mejor para mí y para Catalunya. Y como Catalunya y yo somos como madre e hijo, ¡qué tiene de malo proclamarlo! 

La independencia me promete una seguridad incontestable, y como no leo ni escucho más medios que los míos, es decir, los subvencionados por la Generalitat, no tengo razones para dudar”.              (Gregorio Morán, La Vanguardia, 16/01/16)

20/1/16

La CUP no solo se ha aliado con la burguesía, sino que lo ha hecho en las peores condiciones posibles, perdiendo su autonomía y pasando a ser una organización seguidista

"(...) (CUP) Su proyecto significa apostar por la alianza con la burguesía catalana y no con la izquierda española o catalana (En Comú Podem, en la última versión de la alianza de izquierdas). Se desentiende de lo que ocurra en el resto del Estado español (ni siquiera participa en las elecciones al parlamento español) y de los proyectos del resto de la izquierda mayoritaria. 

Justamente, cuando toda la izquierda reconoce la necesidad de acumular fuerzas a nivel europeo como condición indispensable para poder romper la hegemonía neoliberal, necesidad especialmente puesta en evidencia con la experiencia de Syriza, la CUP plantea que esa batalla se da mejor en un futuro mini Estado europeo. 

En otro artículo anterior ya expuse, utilizando un debate clásico dentro del marxismo, los argumentos en contra de reducir el tamaño de los Estados en un mundo dominado por las grandes corporaciones e instituciones financieras del capitalismoii.  

(...) la izquierda aparece dividida sobre (...) el derecho a decidir mediante un referéndum vinculante (1) o la desconexión unilateral (2).  (...)

La CUP tenía que decidir entre una alianza a largo plazo con la izquierda española y catalana en torno a la opción (1) o una alianza a corto plazo con la burguesía catalana nacionalista en torno a la opción (2), con la conciencia de que la adopción por una alianza y vía eliminaba la otra. 

Hoy la CUP no solo se ha aliado con la burguesía, sino que lo ha hecho en las peores condiciones posibles (hubiese sido mejor aceptar a Mas y conservar la autonomía) porque JxS han sido más hábiles llevando la negociación al extremo y obteniendo que, a cambio de sacrificar temporalmente a Mas, la CUP renuncie a su autonomía como organización y se humille reconociendo que su política negociadora había sido obstruccionista y errónea, y pague el tributo a JxS de cambiar dos de sus diputadosiii.

Si al final hubiesen conseguido la cabeza de Mas, aun dejando la dirección del proceso a la burguesía, pero manteniendo su independencia como organización, hubiese sido una victoria, pírrica pero victoria. Pero conseguir la cabeza de Mas a cambio de ceder su autonomía es simplemente caer en la propia trampa. Se trata de una victoria pírrica para la CUP y de una victoria total para JxS.   (...)

Las consecuencias de la decisión de la CUP de apoyar un gobierno de JxS

La consecuencia más inmediata de la decisión de la CUP de apoyar a un candidato de CDC a la presidencia de la Generalitat en reemplazamiento de Artur Mas es que evita la repetición de unas elecciones autonómicas en marzo en las que previsiblemente hubiese disminuido el apoyo a las candidaturas independentistas, y posibilita, así, la continuación del proceso de independencia unilateral, sea cual sea su desarrollo. 

Pero también hay otras consecuencias colaterales que no pueden ser ignoradas: 

a) En la agónica negociación de tres meses entre la CUP y JxS quién ha salido reforzada ha sido esta última y debilitada la CUP, que ha aceptado públicamente su responsabilidad en el retraso y la obstrucción. Ello la deja más desarmada ante la hegemonía de JxS. 

b) Al evitarse unas nuevas elecciones en marzo se facilita la continuación de la hoja de ruta independentista, pero se impide la posibilidad un reagrupamiento más amplio de la izquierda en Cataluña cuyas dos expresiones se alejan aún más como consecuencia del pacto CUP-JxS. 

c) El problema nacional se impone totalmente sobre el social tanto en Cataluña como en España en la agenda política de los próximos meses o años. 

d) La alternativa defendida por la mayoría de la izquierda de luchar por conseguir un referéndum pactado y vinculante queda marginada ante el choque de los dos extremos que enfrenta a los partidarios de la independencia unilateral (CUP y JxS) con los del mantenimiento de la unidad estatal y el cumplimiento de la legalidad vigente (PP, Ciudadanos y PSOE). 

d) En este sentido la alianza JxS-CUP y su proceso de desconexión unilateral presionará para un posible pacto gubernamental, en algún tipo de formato, entre PP-Ciudadanos-PSOE, impidiendo cualquier posibilidad de un gobierno “progresista” que debería pasar por un entendimiento entre el PSOE y Podemos. 

e) No obstante, si al final tuviesen que repetirse las elecciones legislativas en España, el tema central lo ocuparía el proceso catalán en detrimento del problema social.  (...)"                     (Jesús Sánchez RodríguezRebelión, 19/01/16)

18/1/16

Y la CUP se pegó un tiro apoyando al hombre de paja de Artur Mas, en nombre de la 'unidad popular'... ni más, ni menos

"(...) Uno de los mejores análisis que conozco sobre el, digamos, acuerdo de esclavitud es el siguiente. Es de José Luis Martín Ramos, un maestro de muchos de nosotros (comunicación personal, enero de 2016).Es un poco extenso pero vale la pena:

“Por muchas vueltas que le doy no encuentro explicación política coherente a la decisión de la CUP. Coherente a partir de lo que decían y pretender ser, claro está. No se han pegado un tiro en el pie; lo han hecho sobre su cuerpo. Yo creo que todos, empezando por ellos, habían entendido que el no a Mas no era un veto personal, sino el no a un representante destacado de Convergencia, un representante de la continuidad convergente; y en algún momento se dieron nombres.

Han aceptado un nombre dado por Mas que es, hoy por hoy, un hombre de confianza de Mas, ¿para guardarle la viña? Las primeras respuestas al interrogante de por qué lo han hecho son muy poco satisfactorias ¿Han tenido miedo a un castigo electoral? Pero, ¿no estábamos ante un proyecto revolucionario, que no podía dejarse dominar por el electoralismo? ¿Han tenido miedo a ser estigmatizados de botiflers? 

¿Tan poca confianza tienen en sus propias convicciones? Para hacer lo del fin de semana, mejor que hubiesen investido a Mas el primer día, sin tener que pasar por decir perdón y "prestar" sus representantes al grupo parlamentario de JpS. Cuando han tenido en sus manos dar el tiro de gracia a Convergència, y encarar un proceso electoral en el que combatir en defensa de una proyecto independentista revolucionario, han salvado a Convergència; que gana todo el tiempo y el poder para refundarse tranquilamente -dentro de lo que cabe- y mantener el hegemonismo en el espacio nacionalista, más allá de las aritméticas electorales.

 Increíble. ¿Incomprensible? En la explicación de su decisión la "cúpula" de la CUP dice que ha apartado la piedra del camino; es cierto, pero la piedra apartada no es Mas y CDC, sino ellos mismos: ellos eran desde el 27S la piedra que tenía la clave del camino; no lo han podido o querido ver”.

Prosigue Martín Ramos sobre esta supuesta incomprensibilidad:

“Su decisión no es incomprensible si los juzgamos por lo que hacen, no por su propaganda; no tienen un proyecto independentista propio y, lo que es peor, aceptan que sólo puede haber un proyecto independentista; muchos de ellos se consideran marxistas, comunistas, pues ¡vaya ejercicio de análisis de clase! 

La única explicación política coherente es que lo del independentismo revolucionario, de hoy, es un cliché, una consigna de agit-prop, pero no un proyecto. No existe como tal. Yo pensaba en la CUP en términos de orfandad del PSUC -poco original ahora, pero lo dije desde el primer día-; ¿tendré que pensar en ellos en términos de los hijos edipianos de Convergència?”

No reflexión final:

“La principal novedad de toda esta obra de enredo es la resurrección de Convergencia. Y, de rebote, el freno a una ERC que ahora podrá seguir creciendo sobre los errores de la CUP; pero lo tendrá más difícil en el campo del nacionalismo centrista, si Más sigue saliéndose con sus maniobras. 

Que el conglomerado de "En Comú" tome nota; y espero que no se equivoque intentando competir con ERC para disputarse los restos del naufragio del independentismo revolucionario. Que abra su propio camino, empezando por anclarse un proyecto social, blindado ante cualquier tentativa de subordinación la nacionalismo triunfante”.   (...)

Sobre el acuerdo secesionista de mando-y- subordinación, dos breves reflexiones que nos pueden servir de guía. La primera desde el interior de la organización herida, desde uno de los colectivos cupistas; la otra, de un periodista crítico y siempre informado.

1. “Nos intervienen políticamente… ¿Cómo es posible que se ate de pies y manos a nuestros diputados?” . De Lluita Internacionalista

2. “La CUP, en todo caso, y con la información hoy disponible, ha realizado, fácilmente y con rapidez, un cambio radical en su trayectoria: de proponer la unidad popular ha pasado a formar un frente nacional“. De Guillem Martínez.

Transitando por la misma senda y partiendo de la información disponible (no sé si hay nudos oscurecidos en un acuerdo que empieza con una posible prórroga de presupuestos anunciada por el vicepresidente económico)

1. El argumento de la justificación: la dirección de la CUP afirma que no han contraído la obligación de apoyar medidas contrarias a su ideología y que el compromiso con Convergència y Esquerra se limita al proceso soberanista. 

¿Es eso? No es eso. La frase textual relacionada que se recoge en el acuerdo es la siguiente: “Nos comprometemos a no votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios al proceso y/o al derecho a decidir cuando esté en riesgo dicha estabilidad”.

Aparte del alfabestimo lógico-político de este y/o, con la disyuntiva no excluyente es suficiente, la cosa parece más que evidente. La CUP se compromete “a no votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios…” 

En ningún caso, como se sabe o se debería saber, significa en ningún caso.

2. Sobre el grupo parlamentario: La CUP también asegura que mantiene a sus 10 diputados y, por supuesto, un grupo con voz propia. 

¿Cómo si no? Pero la formación tendrá que decidir quiénes serán los dos diputados que se incorporarán a las reuniones de Junts pel Sí para seguir de cerca su actividad en el Parlament. Los anticapitalistas independentistas y revolucionarios de los Países Catalanes afirman que solo participarán en la “dinámica parlamentaria” de la coalición de Gobierno pero que no formarán parte de sus filas. 

¡Pues menos mal! ¿No parece esto, en la práctica, una especie de tamayazo pactado o camuflado? Por lo demás, más allá de lo conocido, ¿hay vetos de nombres?, ¿hay indicaciones sobre ellos? ¿Nos imaginamos a Anna Gabriel, por ejemplo, formando parte de las reuniones del grupo de Junts pel sí?  (...)

En resumen: después de convertir una elecciones en plebiscito, después del mínimo del 55% de David Fernández, después de reconocer (don Antonio Baños) haber perdido el plebiscito, después de conocer las heladas aguas del cálculo egoísta durante más de tres meses, después de tratar con el lago oscuro e impío de la fuerza y de sus cómplices, después de ser conscientes de las posiciones de una gran parte de las clases trabajadoras barcelonesas y metropolitanas, después de ser menospreciados e insultados por una gran parte de los intelectuales orgánicos del “proceso”, ¿se quiere seguir formando parte de un frente neoliberal, secesionista y netamente antiespañol sin matices (Negrín, Azaña, Ibárruri, Lorca y Machado en el mismo saco que Aznar, Franco, Queipo de Llano y Arias Navarro) que conduce y guía al “pueblo catalán” hacia no se sabe dónde?

 ¿Pero no se trataba de candidaturas de unidad popular? ¿De qué unidad popular se hablaba? ¿Han cambiado el nombre? ¿CAFSN, candidaturas de apoyo al frente secesionista neoliberal? (...)"          (Salvador López Arnal , Rebelión, 16/01/16)

17/1/16

El vehículo para superar el ridículo de los últimos meses y acumular nuevas fuerzas va a ser el llamado proceso constituyente... con episodios de desobediencia de tipo “gandhiano”. Pero, ¿son muchos los catalanes decididos a aceptar los costes personales de pasar de la palabra a los hechos?

"La elección in extremis de Carles Puigdemont como nuevo presidente de la Generalitat ha evitado el peor de los escenarios posibles para el bloque separatista. Ir a marzo, a unas nuevas elecciones, hubiera supuesto enterrar la pulsión secesionista durante una larga temporada, tras unos meses de fuerte ridículo.  

(...) el interés partidista de CDC ha sido definitivo. En marzo corría el riesgo no solo de situarse en una posición subalterna, cediendo la presidencia de la Generalitat al republicano Oriol Junqueras, sino que incluso estaba en juego la posibilidad de perder todo el poder autonómico tras un pacto de las fuerzas de izquierda, a partir del auge electoral de la formación de Ada Colau en alianza con Podemos.  (...)

Una nueva convocatoria electoral suponía el colapso del separatismo por una larga temporada. (...)

Ahora bien, el destino final sigue siendo el mismo, la frustración del independentismo, ya que la secesión unilateral es un camino intransitable, que no cuenta con el apoyo de la mayoría de los catalanes. 

La diferencia es que ahora están más obligados que nunca a intentarlo. A ir hasta el final con “valentía pero sin temeridad”, dijo Puigdemont, provocando la intervención de la Generalitat por parte del Estado e incluso la inhabilitación del Ejecutivo catalán. 

Saben que en el choque perderán, pero con la esperanza de enquistar un conflicto en la sociedad catalana de dolorosas consecuencias que les devuelva pronto al poder, ensanchando por el camino su base independentista en unas nuevas elecciones. 

La diferencia es que, en marzo, el fracaso hubiera sido propio, interno, casi esperpéntico. Ahora, sin embargo, el fracaso se convertirá en una derrota frente a un Estado opresor, frustración que será socializada y que cuenta con un nuevo presidente mucho más dispuesto a inmolarse que el anterior.  (...)

El vehículo para superar el ridículo de los últimos meses y acumular nuevas fuerzas va a ser el llamado proceso constituyente, que Oriol Junqueras, vicepresidente del nuevo Gobierno, ya ha avanzado que va a tener episodios de desobediencia y de resistencia pacífica, de tipo “gandhiano”. 

No está nada claro que vayan a lograr el éxtasis popular. La ventaja del nacionalismo catalán es que cuenta con el control casi absoluto de las instituciones, del poder en el territorio. El papel de las corporaciones locales va a ser clave en la estrategia del desacato. 

Su objetivo no amaga nada: socializar el conflicto, sacar rédito de la frustración y el victimismo. Un fracaso que solo será atribuible, claro está, al maligno Estado español. De perdidos, al río, se dijeron pocas horas antes de que cayera la legislatura. En el intento por salvar el poder y el honor los costes sociales pueden ser inmensos."           (   , El País, 13 ENE 2016)

"(...)  En este contexto, reposada la euforia inicial, el independentismo se dirige al momento de la verdad. De la emoción, tiene que pasar a la acción. 

Con las fuerzas muy justas, sin mayoría social y con la Generalitat arruinada.

 La hoja de ruta que el president Puigdemont esbozó implica diversos actos de ruptura. No le temblará el pulso: si es necesario, se inmolará. Ahora bien: ¿qué apoyo social tendrán estos actos?

No sabemos si son muchos los catalanes decididos a aceptar los costes personales de pasar del cántico a la acción, de la palabra a los hechos. De ahí que la duda del período que empieza sea: ¿El fuego será real o volverán los fuegos de artificio?"                 (  , La Vanguardia, 13/01/2016)

15/1/16

El virus nacionalista ocupa toda la agenda política de la izquierda por encima de las cuestiones sociales... lo que a la larga significará la victoria de la derecha del PP

"Afirmaba Rosa Luxemburgo que "la socialdemocracia es el partido de clase del proletariado. Su objeto histórico es expresar los intereses de clase del proletariado.

 Por lo tanto está llamado a realizar no el derecho de las naciones a la autodeterminación, sino solamente el derecho de la clase trabajadora explotada y oprimida a la autodeterminación. Es desde esta posición en la que la socialdemocracia debe analizar todas las cuestiones políticas".

No era nada baladí esta afirmación de la socialista polaca, ya que desde sus inicios el principal enemigo del socialismo ha sido el nacionalismo; mientras que otras ideas y cuestiones unían, el virus nacionalista ha provocado siempre rupturas y discusiones en el seno de los partidos socialistas, que sólo han llevado a divisiones y fracturas en el seno de la organización.  (...)

A día de hoy, tanto en España como en Cataluña, estamos viendo cómo el virus nacionalista sigue marcando la agenda de la izquierda y, cómo no, provocando discusiones y rupturas fratricidas y estériles. 

En el caso catalán, quizás el más paradigmático, siempre ha sido un peligro latente, algo así como la peste negra medieval, que aparecía y desaparecía. Desde tiempo inmemorial afectaba a organizaciones como el PSC y el PSUC, que hablaban de dos almas en el partido, lo que ha llevado al final a escisiones y a pérdidas electorales; pero es que incluso en un movimiento anticapitalista y antisistema como la CUP, el virus se ha extendido llevando a que por el tema nacional hubiera quien estaba dispuesto a votar a Artur Mas, pasando por encima de las cuestiones sociales. Al final, enfrentamiento y rupturas también en la CUP.

En España, las líneas rojas se establecen no por temas sociales, sino por el tema nacional, unos con el derecho a decidir (invento burgués) de los catalanes y otros por la defensa de la unidad de España, pero de temas sociales ni hablamos.  (...)

Para finalizar citaré a Oskar Lafontaine, quien en el Congreso del SPD del año 1990 en Berlín dijo: "En las postrimerías del siglo XX la idea de un Estado nacional ya no puede constituir la base de una política de futuro. Hoy se requiere más bien una política que enlace con la tradición del internacionalismo socialista, y que subordine la cuestión nacional a las cuestiones sociales y ecológicas".

Estamos ya en el siglo XXI, y no es que estemos igual, estamos peor. El virus nacionalista, con su cohorte de procesiones y de flagelantes, ocupa toda la agenda política de las formaciones de izquierda por encima de las cuestiones sociales, lo que a la larga significará la victoria de la derecha del PP en España y de la derecha de Ciudadanos en Cataluña.

 Es lo que pasa cuando la izquierda pierde de vista su sujeto histórico, como decía Rosa Luxemburgo. Proletarios del mundo uníos o no."            (José Miguel Villarroya  , Crónica Global, 14/01/16 )

No es buena noticia para el conjunto de los catalanes la formación de una mayoría absoluta soberanista en el Parlament. Ha vuelto la ficción de que la independencia está al alcance de la mano

"(...) No es buena noticia para el conjunto de los catalanes la formación de una mayoría absoluta soberanista en el Parlament, que sólo servirá para devolver la ilusión a los fieles independentistas, sostener la ficción de que la independencia lleva a alguna parte y prolongar la parálisis de la institución parlamentaria para todo lo que no sea atizar el fuego de la independencia.

 La decisión que Artur Mas ha presentado como propia ha dejado bastante que desear en cuanto a la pulcritud de las formas democráticas. Elección a dedo, obediencia debida de la CUP y todos contentos. Todo vale si favorece el proceso hacia la independencia.  (...)

Lo que no puede negarse es que uno de los resultados más estridentes del proceso ha sido la ruptura de todos los partidos que, de una u otra manera, coquetearon con el nacionalismo catalán. Se han roto CiU, el PSC, la propia Unió, ICV ya no existe y no sabemos qué quedará de la CUP después de su autoinmolación. 

Sólo el PP y C's, contrarios desde siempre a la autodeterminación de Cataluña, mantienen la unidad interna. La diferencia entre unos y otros es que los partidos rotos han tenido que elegir entre el independentismo y la ideología que los identifica, porque el independentismo o es hegemónico o no es.  (...)

Por eso hay que priorizar: o independencia o derechos sociales. (...)

 Ha vuelto la ficción de que la independencia está al alcance de la mano. (...)

 Esta legislatura será corta —dieciocho meses o menos, dijo el nuevo president—, y se cumplirá la ley que convenga en cada caso, la española o la que emane del Parlamento catalán. El proceso continúa y no evitará la unilaterlalidad de las decisiones, que es otro de los errores cometidos.  (...)

 No engañarse y no engañar al electorado es el primer deber de un buen político. Los independentistas engañan cuando dan a entender que tienen la mayoría suficiente tras lo que ellos quisieron que fuera un plebiscito. El proyecto independentista ha estado motivado por el tenim pressa, un móvil que se compagina mal con la prudencia y la sensatez. Veremos, al final de la legislatura, qué han dado de sí el procés constituent y las estructuras de Estado. (...)"              (   , El País 12 ENE 2016)

14/1/16

El trajín de la CUP para elegir a otro representante de la corrupción en Cataluña

"(...) La CUP salió del 27-S con un gran éxito y con dos convicciones o promesas. La primera era que las elecciones del 27-S no habían otorgado al independentismo mayoría suficiente para declarar la independencia y la segunda que no iban a investir a Artur Mas. 

La primera fue olvidada a los pocos días del resultado electoral y de decir que no se podía ir a la independencia por no haber ganado el “plebiscito” se pasó a asumir el cálculo trilero de que lo que importaba eran los escaños y no los votos. 

La segunda finalmente se ha cumplido, pero se ha cumplido por una serie de circunstancias y coyunturas porque la realidad es que muchos dirigentes de la CUP han hecho lo imposible por investir a Artur Mas, entre ellos el cabeza de lista Antonio Baños, que hace unos días dimitió por no aceptarse el pacto con JxS  (...)

La CUP se negó a investir a Artur Mas de forma incuestionable desde el primer momento, sin embargo esa inflexibilidad se convirtió, en palabras del propio Baños, en un “No tranquilo” el 12 de noviembre, después de la segunda votación de investidura de Artur Mas. 
Eso abría la posibilidad a seguir negociando, así que JxS hizo una nueva oferta y la CUP la sometió a asamblea el 29 de noviembre, asamblea en que la nueva oferta también fue rechazada con más del doble de votos en contra de Mas (823) que a favor (434). 
Si hubiese salido SÍ a investir a Mas las asambleas se hubiesen acabado, pero como salió NO se volvió a negociar, se hizo a la CUP una nueva oferta y se volvió a someter a la asamblea, con el resultado del famoso empate a 1.515 votos.
Finalmente, ante el empate, se somete la decisión al consejo político de la CUP, que decide la negativa a investir a Mas el 3 de enero. Pero la CUP y JxS vuelven a negociar, Mas se aparta del cargo de president, y los negociadores de la CUP aceptan la presidencia de Puigdemont, sin ir a asamblea y sin someterlo al consejo político.  (...)

No nos dejemos deslumbrar por el hecho de que la CUP ha resistido y ha conseguido la victoria estética de poner otro president, porque si no se ha investido a Mas ha sido por el canto de un duro y porque se acababa el tiempo. Si las negociaciones no hubiesen tenido una fecha limite finalmente Mas hubiese mantenido la presidencia, si no hubiesen habido elecciones generales por medio o hubiese cambiado cualquier otra situación probablemente también.  (...)

La asamblea puede vetar un pacto, pero más allá de vetos su voluntad vale para poco. De hecho al final la asamblea de la CUP no ha decidido si quiere a Puigdemont como president ni si quiere el pacto alcanzado, los dirigentes de la CUP han tomado la decisión por ellos mismos en base a una interpretación de lo votado en la asamblea y posteriormente en el consejo político.

Lo más triste de todo esto es que hay quien piensa que lo que ha hecho la CUP es algo escrupulosamente democrático. Lamentablemente esto es producto de un pensamiento político débil y posmoderno que se deja deslumbrar por las apariencias y al que le cuesta comprender las complejidades de las decisiones políticas.  (...)

Si a una asamblea se le presentan continuamente propuestas de pacto, y las negativas llevan a que se presente una nueva propuesta mientras la aceptación es definitiva, no hay que ser zahorí para entender que los negociadores y los dirigentes van a ser quienes acabarán controlando a la asamblea y no al revés. Y si además lo que dice la asamblea es interpretable por los mismos que fabrican las preguntas y el procedimiento, la asamblea se convierte en un pelele en manos de los dirigentes.

Y sí, la CUP y sus asambleas se han cargado a Mas...para poner a Puigdemont, otro conservador miembro del mismo partido que se ha convertido en la institucionalización de la corrupción en Cataluña.
 Los antisistema y anticapitalistas han acabado votando a un dirigente derechista en nombre de la patria. Es como si en Italia la rifondazione comunista hubiese acabado votando a favor del delfín de Berlusconi, o si Podemos e IU invistiesen a Soraya Sáez de Santamaria con tal de que Rajoy no sea presidente ¿de verdad eso cabe en la cabeza de alguien?  (...)"                (La República heterodoxa, 10/01/16)

13/1/16

Las lecciones de la rendición de la CUP: el nacionalismo pequeñoburgués siempre se subordina al nacionalismo burgués cuando dirige los procesos de separación del Estado

"El acuerdo entre Junts pel Si (JxSí) y la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), que ha permitido la investidura in extremis del convergente Carles Puigdemont, resulta una lección de manual de las contradicciones del nacionalismo de izquierdas.

La CUP, formada mayoritariamente por jóvenes de las clases medias catalanohablantes, obtuvo el pasado 27S un magnífico resultado electoral con 330 mil votos y 10 diputados que les otorgó la llave de la gobernabilidad de Catalunya, pues JxSí –coalición compuesta por CDC, ERC e independientes– sólo podía contar con su apoyo para formar gobierno. (...)

En la campaña electoral de las “plebiscitarias” del 27S los medios de comunicación afines a JxSí cortejaron a la CUP como una opción para barrar el paso a la coalición izquierdista Catalunya Sí Que Es Pot, integrada por ICV-EUiA y Podemos. 

Esta actitud benevolente se transformó de modo radical cuando la CUP se empeñó en cumplir su promesa electoral de no investir a Artur Mas. Entonces estos mismos medios desencadenaron una brutal campaña, denominada pressing CUP, donde esta formación fue tachada de cómplice del españolismo y de traición a la causa nacional.  (...)

La presión precipitó la división entre la dos almas de la CUP, la anticapitalista representada por Endavant y la nacionalista liderada per Poble Lliure, como se puso de manifiesto en la surrealista asamblea de Sabadell, donde se produjo un sospechoso empate a 1.515 votos a favor y en contra de la investidura de Mas. El empate se resolvió en el Consell Polític de la formación donde el sector Endavant se impuso por 36 a 30 votos y una abstención contra la investidura de Mas.

El resultado de las generales del 20D dispararon todas las alarmas en el bloque soberanista. En efecto, no sólo la coalición En Comú Podem se impuso como primera fuerza política sino que las formaciones soberanistas ERC y CDC perdieron medio de millón de votos respecto a JxS (800.000 si sumamos los apoyos a la CUP), sino que Convergència con la marca Democràcia i Llibertat quedó relegada a la cuarta posición. 

Además se consumaba el sorpasso de ERC como partido hegemónico del bloque independentista. Con estos números existía la elevada probabilidad que, en unas elecciones repetidas el 6 de marzo, las fuerzas soberanistas perdiesen la actual mayoría parlamentaria y el procés soberanista quedase seriamente comprometido.

Finalmente, a cambio de la retirada de Mas, la CUP acepta unas condiciones humillantes que pueden ser evaluadas como una rendición incondicional frente a JxSí, pues suponen la pérdida de su autonomía política y su subordinación a la estrategia del nacionalismo burgués y pequeñoburgués representando por CDC y ERC respectivamente.

Este desenlace nos permite extraer una serie de lecciones tanto de ámbito general sobre las contradicciones del nacionalismo de izquierdas como de carácter particular respecto a la CUP.

En primer lugar, vuelve a demostrarse que, cuando en las formaciones del nacionalismo de izquierda se plantea la disyuntiva entre el eje social y el nacional, siempre se impone el segundo, como ocurrió con la izquierda abertzale en la época del Plan Ibarretxe y como ha sucedido ahora con la CUP. De este modo, siempre el Frente Nacional vence a la Unidad Popular. De hecho, la izquierda abertzale aconsejó a la CUP que apoyase la investidura de Mas.

En segundo lugar, la CUP se ha mostrado como la extrema izquierda del nacionalismo catalán y donde el vector anticapitalista aparece como un acompañamiento retórico al verdadero eje de su estrategia política. La decisión de apostar por el Frente Nacional puede comportar que los sectores que creyeron en el anticapitalismo de la CUP abandonen la formación y busquen otros referentes políticos.

 Esto permitirá una clarificación en el complejo espectro de la izquierda catalana que podría beneficiar a la marca catalana de Podemos; siempre que no vuelvan a caer en los errores del nacionalismo de izquierdas.

En definitiva, la decisión de la CUP, como antes la determinación de ERC de integrarse en JxSí, demuestra que el nacionalismo pequeñoburgués siempre se subordina al nacionalismo burgués cuando dirige los procesos de separación del Estado de referencia."          (El Viejo Topo, 12 enero, 2016 ,  Antonio Santamaría)

12/1/16

La triste inmolación de la CUP... la de su asamblea de 'notables'


" Estaba convencida de que poco antes del domingo, 10 de enero, Junts pel si y la CUP llegarían a un acuerdo para investir al presidente de la Generalitat, bien Mas u otro candidato, porque era lógico suponer que la alternativa de nuevas elecciones impulsaría ese pacto. 

Pero nunca imaginé que el acuerdo final se aproximara al hecho público el sábado. Y mantengo mis dudas sobre si era necesario inmolar a la CUP, con su propia complacencia, para dar salida al atasco en el que se encontraba la política catalana.

Cuesta entender que tres meses de negociaciones, de contundentes declaraciones de unos y de otros, se hayan dirimido no con un acuerdo satisfactorio para ambas partes sino con la dicotomía de vencedores y vencidos, con la entronización de un héroe, Artur Mas, y el apaleamiento de un único culpable: la CUP.

En su comparecencia del sábado, Mas trató a la Candidatura d’ Unitat Popular como el maestrillo prepotente castiga al alumno díscolo, al pringadillo que se ha atrevido a intervenir en su clase magistral preparada con pompa y boato. 
Y cuesta creer que una CUP respaldada por años de buena gestión en los ayuntamientos en los que ha gobernado, coherente durante tres meses en sus exigencias éticas para respaldar a un presidente de Catalunya, haya sido capaz de autoinmolarse en no se sabe qué altar de la patria y renunciar a unos legítimos derechos parlamentarios que asombraron a propios y extraños tras las elecciones del 27 de septiembre. 
¿Dónde han quedado los diez diputados conseguidos en aquellos comicios? En muy poco. En nada. 
Dos parlamentarios se han convertido en tránsfugas –¿recuerdan el Tamayazo de la Asamblea de Madrid, en el 2003?–, transferidos, anulados, “incorporados a la dinámica parlamentaria de Junts pel si”; otros dos –niños malos—han sido dados de baja de su propio grupo para evitar que sigan incordiando en el futuro y sustituidos por militantes, se supone, menos beligerantes con el nuevo presidente y su grupo. 
Y lo que queda de la CUP en el Parlament renuncia a ejercer como oposición, no podrá votar nunca en el mismo sentido que los partidos “contrarios al derecho a decidir en Catalunya”. 
Es decir, abdica de su independencia, rehusa los derechos parlamentarios conseguidos en las urnas. Y por encima de todo lo anterior, Artur Mas ha obligado a la CUP a asumir errores, a pedir disculpas por prolongar tres meses las negociaciones de investidura.  (...)
La CUP sabrá por qué ha prestado a Artur Mas lo que las urnas le negaron."         (La Lamentable, 09/01/16)


"Dicen desde la CUP que no quieren nuevas elecciones porque ganaría la derecha. Aparte de que no es verdad ¿te echas en brazos de la derecha para que no gane la derecha? Quién entiende nada… (...)

Se ha repetido hasta la saciedad que en la CUP habitan dos almas: una independentista y otra anticapitalista. ¿Por qué demonos tiene que triunfar la que coincide con la burguesía catalana a la que hasta ayer combatían? Creo que en el caso de las CUP, investir a un anticomunista y miembro relevante de CDC como Carles Puigdemont -corresponsable de todo lo que ha hecho ese partido- pudiera tener trazas de trampa electoral.

 Otro gallo cantara si hubieran ido a las elecciones diciendo: votarnos a las CUP es también votar el apoyo a un gobierno presidido por Convergència para caminar hacia la independencia. Cuando decían: “no investiremos nunca a Mas” implicaba decir para el común de los votantes: “nunca investiremos a nadie que sea del partido de Pujol, Suiza y el 3%”.

Quedarse solamente en un nombre y pretender justificar el resto desde ahí es tratar a la gente con una descarnada falta de respeto. Como si sacrificado Artur Mas -habrá que ver cuánto se ha sacrificado realmente- se terminara todo lo que ha significado CDC.

 Han decidido que ahora mismo hay algo más importante que su denuncia implacable de las políticas corruptas y austeritarias de CDC. (...)

La decisión de la CUP no la ha tomada ninguna asamblea, sino un grupo de notables. Algunos hemos estado dispuestos a asumir el empate a 1515 por lo que implicaba de ejercicio democrático. Y hacía falta algo de fe.

Al final, los perdedores regresan victoriosos. Ni elecciones ni asambleas. Han sacrificado, pues, su metodología. Y han balbuceado en rueda de prensa -algo que contrasta fuertemente con otros momentos de enorme fuerza simbólica- que meten dos diputados circunstancialmente en el grupo parlamentario de Junts pel si, pero que en verdad no los meten aunque vayan a estar dentro (como si fueran a estar en diferido), y que van a pedir perdón todas las veces que haga falta porque se han portado mal, como repitió Mas en su despedida, aunque dicen que se han portado bien, y se entregan a lo que digan desde Junts pel si es que sirve al proceso, de manera que han perdido aunque que dicen que han ganado y juran portarse lozana y cabalmente al tiempo que dicen que no juran porque no son así mucho de religiones.

Como conozco a alguna gente de la CUP, me consta que, al menos una parte, está muerta de verguenza. Han sacrificado, pues, la compostura.  (...)

El otro gran argumento es: primero logramos la independencia y después arreglamos cuentas con nuestros adversarios ideológicos. Una de las cosas que ha aprendido la nueva izquierda europea -incluidas las formaciones que quieren reinventar ese espacio antaño llamado izquierda ampliándolo y reconsiderándolo- es que no hay soluciones locales, de manera que la única posibilidad de ganar es sumando esfuerzos.

 Está claro que la CUP renuncia a esa pelea concreta abierta ahora mismo -la que implica un cambio constitucional como el que reclama Podemos- para solventar asuntos propios de la mano de fuerzas políticas que están enfrente en la tarea de acabar con la austeridad.

 Es decir, que en los próximos 18 meses, los apoyos de la CUP no serán para superar la política de austeridad y de fin del estado social que se están intentando poner en marcha en España y en Europa, sino el seguimiento fiel a Junts pel si, no vaya a ser, como dice el acuerdo que han suscrito, que peligre la suerte del proceso independentista.

Si eso fuera así, habríamos perdido a las CUP para esa pelea. Para la superación del vaciamiento democrático en España, los progresistas de Catalunya necesitan a los progresistas españoles y viceversa.

(...)  porque los cambios territoriales reclaman pedagogía, no actos de fuerza. Un movimiento popular en Catalunya como el 15M podía despertar las simpatías del resto del estado. Un movimiento lleno de incongruencias, contradicciones, cambios bruscos de opinión y encabezado por el partido de Pujol, del 3% como estructura permanente y del encubrimiento de la corrupción como es Convergencia pocas simpatías puede despertar. Y aún menos cuando el gran argumento es “hemos quitado a Mas aunque dejemos a su partido”.   (...)"            (JUAN CARLOS MONEDERO, Público, 11/01/16)

"(...)  Los puntos del pacto que afectan a la CUP son inusuales: cesión de dos diputados al grupo gubernamental; cese de diputados de CUP que han sido molestos para CDC; imposibilidad de votar en contra del Procés.

En la dinámica actual, cualquier política gubernamental se entiende como partícipe de un Procés que se ha traducido antes en austeridad y en paraguas de la corrupción estructural, que en leyes y resultados.

La escenografía utilizada por Mas es humillante. Todo ello confirma un ejercicio de fuerza de Mas sobre la CUP, asumido en silencio por la CUP en una suerte de Tratado de Versalles político, en el que renuncia, incluso, a sí misma. (...)

La CUP ha cedido a la presión. Sí, ha conseguido la retirada de Mas, en un indicio de que su fortaleza era mayor de la que la propia CUP llegó a suponer. Pero las encuestas internas de CDC situaban, en unas elecciones adelantadas, su resultado en no más de 20 diputados.

 La CUP ha participado en una corrección electoral —esa es la palabra y el conflicto ético asumido—, que cederá a la hegemonía de la derecha catalana las políticas durante un año, plazo legal para otras elecciones anticipadas.  (...)

¿Cuál es la explicación? No es fácil llegar a ella. Hace horas que la CUP no comunica. Algunos militantes históricos exhibieron ayer en las redes su estupor. El posicionamiento oficial hoy es extraordinariamente disciplinado y dócil.   (...)

Se apunta que existía la posibilidad real de transfuguismo en CUP —se ha señalado que hubieran sido cuatro diputados, insuficientes para la reelección de Mas—. Si eso fuera así, CUP ha decidido desaparecer antes que romperse. Es posible que fueran mecanismos culturales, la amenaza de CDC de situar a CUP en el marco anticatalán, ya ejercida, con éxito, con ERC.

La CUP, en todo caso y con la información hoy disponible, ha realizado, fácilmente y con rapidez, un cambio radical en su trayectoria: de proponer la unidad popular, ha pasado a formar un frente nacional. El pacto tendrá consecuencias en su futuro, y en el futuro inmediato del independentismo de izquierdas, hoy autoelidido. "            (   , El País, Barcelona 10 ENE 2016)

"La tarde del sábado del 9 de enero del 2016 pasará a la historia de Catalunya por muchos motivos. (...)

Y por la inmolación de las Candidaturas de Unidad Popular (CUP), que renunciaron a su patrimonio de veinte años de crítica al poder, a la corrupción, a la lucha por la igualdad de género, a la defensa de un sistema económico más justo, a nuevas fórmulas de participación política, a la oposición a los poderosos de siempre. Por el bien del ‘Procés’. Y porque un partido que siempre creyó en la ingenuidad de la ética no pudo soportar la presión de los profesionales del poder y de su entorno mediático.

El precio que pagan por cumplir su promesa de que jamás investirían a Artur Mas es inmenso. No sólo renuncian a su autonomía como grupo parlamentario, sino que entregan a dos de sus diputados, que pasarán a ser prisioneros o rehenes de Junts pel Sí. No sólo aceptan dejar de ser un actor político, sino que se ven obligados, prácticamente, a la humillación de pedir perdón. 

La rueda de prensa de Artur Mas fue un castigo en toda regla de los ‘cupaires’, a “ellos y a ellas” como repetía siempre el President. “La CUP –dijo Artur Mas – debe asumir la culpa de sus errores porque la vida es dura”. Y tanto. Anunció que habrá diputados (o diputadas) que abandonarán su escaño. Ojo por ojo.

La palabra más pronunciada por Artur Mas durante la rueda de prensa fue ‘yo’ y en numerosas ocasiones habló de sí mismo en tercera persona. El President encarnaba el ‘Procés’ y ahora debe abandonar el timón. Pero dejó varias cosas claras. La primera que a Carles Puigdemont “lo he propuesto yo”. 

Y que mantiene la puerta abierta para volver a presentarse. Mientras, se dedicará “a reforzar el partido”, Convergència, y a modo de aviso dijo: “Ahora nos conocerán mejor”. Mientras, ERC seguía en el limbo político, como espectador de las maniobras que tan magistralmente sabe ejecutar su gran rival en el nacionalismo.

 De momento, afirmó Artur Mas, lo que se ha logrado es “corregir en las negociaciones lo que no nos dieron las urnas” (sic). Es decir la mayoría de escaños. Pero las urnas siguen demostrando que el gran problema del soberanismo permanece, la falta de una mayoría social suficiente. Este es el punto débil. (...)"             ( , eldiario.es, 09/01/2016)

La retirada de Mas precipita lo que era una evidencia... que no hay clase dirigente, burguesía, clase media comprometidas con la independencia en un grado y modo suficientes

"(...) En cuanto al hombre que se va, qué decir. Lo vi en su comparecencia. Aseguró que conservaba el mando. Dijo, por ejemplo, que se marcha porque así se lo ha ordenado a sí mismo. Y aún más. Dijo el cadáver que se siente relevado de todos los compromisos que adoptó al morir. Y que igual se presenta a las próximas elecciones en su Babieca.

 Fue hasta doloroso verle despedirse sin atisbo de solemnidad ni grandeza. Como al que descienden de planta. Nunca como ayer se reveló su esqueleto gris debajo de la máscara. Qué buen jefe de planta habría sido. Y con idiomas.

El proceso de sedición catalana ha cambiado. Bajo la presidencia de Artur Mas todos los esfuerzos estuvieron encaminados a que el sistema se adhiriera a la independencia. Que la independencia fuera mainstream. A partir de ahora la independencia está en manos del antisistema. Sus posibilidades de prosperar siempre fueron escasísimas. Ahora son nulas.


La retirada de Mas precipita lo que era una evidencia desde las elecciones: y es que no había clase dirigente, burguesía, clase media comprometidas con la independencia en un grado y modo suficientes. 

El proyecto está muerto. Su líder está muerto. Creo que Mas era honrado y decía la verdad cuando se presentaba como la clave de bóveda del estúpido edificio que había levantado. Ahora ya no hay ni clave ni bóveda ni edificio. Sólo la estupidez permanece.

Debo decirles, queridos españoles de Madrit y de la urgente coalición, que en los próximos meses habrá serios problemas. Una banda de descerebrados, desde Oriol Junqueras hasta uno, el que pongan, de la CUP, pasando por el 130 presidente de la Generalidad, está convencida de que el asalto al estado de Derecho es posible, y en 18 meses. Su única posibilidad de supervivencia es la tópica de Lenin: «La revolución es una bicicleta y si no pedaleas se cae.» 

La mala noticia es que Cataluña aún no ha tocado fondo. La buena es que ya falta poco."        (Arcadi España, El Mundo, 09/01/16)

"Los que han reclamado tantas veces las urnas, ahora han tenido miedo a votar"

"(...) en ese camino para convertirse en "un país normal", en poco más de tres meses, aquí han pasado cosas tan normales como estas:
 
- 27S. Elecciones "plebiscitarias". Junts pel Sí promete que su candidato a la presidencia será su número 4 por Barcelona, Artur Mas. La CUP promete que nunca lo investirá. Los partidos independentistas ganan en escaños pero no en votos. A pesar de esa anomalía, Junts pel Sí celebra el resultado como una victoria rotunda. En cambio, el número 1 por la CUP, Antonio Baños, afirma que no han ganado el plebiscito. Pero el 9-N en el Parlament se aprueba la resolución independentista con los votos de ambas formaciones.

-20-D. Elecciones generales. En Catalunya gana EnComú-Podem, que lleva en su programa la celebración de un referéndum. Esas elecciones, que curiosamente ya no son plebiscitarias aunque el censo es el mismo que en las anteriores, el independentismo no las gana ni en escaños ni en votos.

-27-D. La CUP tiene que votar en asamblea si inviste o no a Mas. El resultado es un empate a 1.515 votos.

-29-D. En una entrevista en Catalunya Ràdio, Artur Mas afirma que "la CUP tiene fuerza pero no tanta como para cambiar un presidente".

-3-E. El consejo político de la CUP decide no investir a Mas. Habrá elecciones a menos que Junts pel Sí cambie de candidato.

-5-E. En rueda de prensa Mas asegura que por dignidad no puede renunciar al cargo porque "la presidencia no es una subasta de pescado".

-9-E. Mas renuncia. El número 4 por Barcelona cede la presidencia al número 3 por Girona, Carles Puigdemont. A cambio la CUP presta 2 diputados. Lo resume así Mas: "Lo que las urnas no nos dieron directamente, se ha tenido que corregir negociando". Corregir las urnas. Creo que ni Mas está contento de esa frase.

Deben de ser las cosas de un país normal. Todo es tan normal, que ahora mismo se inicia una legislatura cuyo objetivo es la independencia, en un momento en el que las encuestas dicen que si se hiciese un referéndum saldría que no. Por eso los independentistas han decidido saltarse esa pantalla.  (...)

Lo sorprendente es que los que en Catalunya han reclamado tantas veces las urnas, ahora le hayan tenido tanto miedo a votar, aunque para evitar elecciones se hayan visto obligados a sacrificar presidentes y diputados.

 Se han aferrado a los resultados del 27-S sabedores de que en otras elecciones corrían el riesgo de perder también en escaños. La táctica por encima de todo. Igual ahora la principal reclamación de algunos políticos ya no son las urnas, sino la victoria, al precio que sea. Lo normal. En este país y en cualquiera."               (Jordi Évole, El Periódico, 11/01/16) 

11/1/16

“Lo que las urnas no nos dieron lo hemos corregido negociando”. ¿Ha ganado algo la izquierda catalana con este intercambio de cromos entre dos políticos profesionales, herederos de Jordi Pujol? Todo por la patria...

" (...) Sobre el asunto, el acuerdo de investidura, irrumpe una gran pregunta: ¿puede comprenderse lo que a todas luces resulta incomprensible? Con más detalle: 

¿Ha ganado algo, lo que sea, la izquierda catalana con este intercambio de cromos entre dos políticos profesionales que se reconocen ambos en la obra y en el legado político del expresident Jordi Pujol? 

¿Puede un candidato a la Presidencia de la Generalitat, en enero de 2016, hacer un discurso de investidura en el que no incluya ni una sola referencia a la corrupción política que golpea todos los nudos de su partido y una gran parte de las instituciones por ellos dirigidas?

¿De qué Europa hablan cuando hablan de Europa? ¿La del euro y las desigualdades crecientes?

¿Cabe un discurso de investidura en el que las referencias al cambio climático y a la necesidad de una nueva economía sean un simple adorno?

¿Dónde ha estado la Cataluña obrera, la Cataluña de las clases trabajadoras hermanadas con el conjunto de los pueblos españoles en ese discurso?

¿Cómo es posible que todo el país no se haya levantado indignado ante las declaraciones de un satisfecho Artur Mas que señale que un acuerdo con la izquierda independentista de los Países Catalanes ha corregido lo que las elecciones del 27 S no permitían?

¿Puede una fuerza política esclavizar a otra organización política, negarle libertad de actuación e incluso incidir en la composición de su grupo parlamentario? 

¿Cómo se puede aceptar una norma antidemocrática que impida a la CUP votar en cualquier asunto con las otras fuerzas de oposición del Parlamento de Cataluña en aras de mantener una supuesta e indiscutible estabilidad?

¿Qué sentido democrático tiene que dos diputados de la CUP participen en las reuniones del grupo de Junts pel Sí y se comprometan a votar siempre como la fuerza que representa lo más conservador y neoliberal de la sociedad catalana?

¿Cómo poder aceptar que dos diputados de la CUP hayan tenido que dejar de ser diputados por imposición de Junts pel Sí?

Pero sobre todo, lo que resulta más inadmisible: ¿cómo una fuerza crítica, rebelde, disidente, revolucionaria, puede aceptar que en el acuerdo figure una bronca-castigo del Amo-Papá regañándole por haberse mantenido crítica y no servil a lo largo de estos meses? ¿No representa la aceptación de este castigo la anulación de su propia razón de ser?

En síntesis: ¿cómo poder entender un acuerdo incomprensible suscrito por una fuerza revolucionaria que tan solo ha conseguido un intercambio de cromos, en el que no está del todo claro si el segundo es peor o igual que el primero? 

Defienden lo mismo, tienen los mismos progenitores y van a hacer lo mismo. Nada que tenga que ver con una Cataluña justa y solidaria en una España más libre, más equitativa y más federal. ¿La Patria lo justifica todo?"              (Salvador López Arnal , Rebelión, 11/01/16)