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21/5/21

El problema de Cataluña es siciliano... Jordi Pujol fue el capo de una sociedad mafiosa, cuya familia y allegados constituyeron el entramado criminal del que hablan ahora los jueces. Utilizó modos y maneras que ya venían de antiguo.

 "(...) El problema de Cataluña es siciliano. Ya lo dijimos hace tiempo en las postrimerías del pujolismo y salió Enric Juliana, entonces nacionalista animoso hacia el procés y hoy intermediario de quien pague en especie, para señalar que no era comparable porque en Barcelona se leía de siempre La Vanguardia y no Il Carlino Siciliano.

 Unos meses después me echaron del diario los mismos que ahora van de capitanes piratas de la normalización. La gran ventaja de Cataluña es su arte para manipular la memoria; lo que se resiste a la desvergüenza siempre es póstumo y ajeno.

 Llevo viviendo en esta ciudad más de treinta años y he visto tanto circo que al final uno corre el riesgo de perder pie. La construcción de una casta postpujoliana no es responsabilidad de Jordi Pujol; él fue el capo de una sociedad mafiosa cuya familia y allegados constituyeron el entramado criminal del que hablan ahora los jueces. Utilizó modos y maneras que ya venían de antiguo.

 Las raíces campesinas integristas no sólo orientan hacia el conservadurismo, sino que muestran rasgos similares en más de un punto con Sicilia. El pistolerismo se diluyó con el tiempo. No se hizo imprescindible, y el franquismo consiguió facilitar las fortunas; Franco iba a lo suyo y la casta también: alababan al Padrino, convergían y disimulaban.

Pujol lo compró todo, es cierto, pero para comprar hay que abrir un mercado de ofertas, y las de Pujol y su consigliere Prenafeta no repararon en gastos, al fin y al cabo, el dinero era público y nadie lo cuestionaba. Los desenlaces fueron patéticos, pero sin sangre. Como el de Josep Benet, “el senador más votado de España” -que decía él con su vanidad de capellán sin obispado-, el opositor de Pujol que había unido a la izquierda catalana. 

Le colocó en una tétrica oficina de las Ramblas, simulando hacer historia. Reconcomiéndose, pero sin levantar la voz y menos aún cuestionar al Padrino que le había dado cobijo y una tranquilidad económica sin más penitencia que rezar en silencio su resentimiento. Lo de Millet y el Palau tiene el mismo fétido aroma de Bárcenas y el PP, pero con fondo de sardana y bendiciones en el monasterio de Montserrat.

 Como en Sicilia, el Capo siempre lo deja todo atado porque lo ha comprado todo, y lo que no compra es que carece de relevancia. Ahora cabe contemplar en todo su fulgor la que fue Escuela de Negocios “Bandera Roja”, por la que han pasado los que son algo en la casta, aunque se equivoquen y hayan de hacer intentos y cambiar de cromos. “Bandera Roja”, aquella organización a la izquierda del PCE, creada en Cataluña por Alfonso Carlos Comín, padre ¡ay! del mayordomo del Puigdemont de Waterloo, y Jordi Solé Tura, luego ministro del González tardío.

No hay ni una sola tesis, no digamos ya libro, sobre este que fue partido emergente del antifranquismo hasta convertirse en Escuela Superior y alcanzar la gloria del catalanismo en todas sus gradaciones. Jordi Borja, en la alcaldía; Castells en el Gobierno; Vidal Folch, Josep Ramoneda y Enric Juliana en el columnismo salomónico, Josep Mascarell a la búsqueda de una alfombra de la que no le tiren… Y se podría seguir con todo un plantel que la convierte en lo que allende se denomina una Escuela de Altos Estudios para las más diversas ocupaciones públicas.

La continuidad la trajo, ya en democracia, Luis Prenafeta, il consigliere, que se dedicaba también a las gasolineras -¿por qué al espíritu pujoliano más recalcitrante le da siempre por los derivados del petróleo?- se inventó Fundación Cataluña, la Fun-Cat, en la que abrevaron los que venían de otros lares o con menor edad -Jordi Amat, Valentí Puig y un puñado de buena gente amante de la cocina, la literatura catalana y el espíritu de la colmena, que leían a Leopardi en la intimidad, como aseguraba el propio Prenafeta, que jugaba a los negocios, los bajos fondos y aquilatar el siempre modesto haber de plumas y plumillas. Con este paisanaje no es difícil hacerse a la idea del paisaje que ha ido quedando de la Barcelona que cantaron la Caballé y el Mercury. (...)"                 (Gregorio Morán, Vox Populi, 15/05/21)

22/2/08

Bilingüismo en Galicia, en Cataluña: ¡Habla castellano! versus ¡Parla catalá!

“Es impresionante comprobar cómo lo que valía para defender los derechos de los catalanoparlantes en las escuelas, durante el franquismo, no es válido para los castellanoparlantes, en la democracia. Les dejo con Josep Benet, en Combat per una Catalunya autònoma (1980), nada sospechoso de facha, centralista o genocida lingüístico:

“Se tortura a nuestros niños durante los primeros años de escuela aprendiendo en una lengua que no es la materna”.

“Los resultados analizados (desde 1928) mostraron que estos alumnos a los que se aplicaba un programa de cambio de lengua ‘casa-escuela’ presentaban en general peores resultados académicos y niveles más bajos de inteligencia que aquellos niños en los cuales la lengua de instrucción y la familiar coincidían. A partir de estos datos, la Oficina Internacional de Educación manifestó públicamente que la Primera Enseñanza en lengua materna había de ser condición sine qua non para un pleno desarrollo académico y psicológico de los niños.” (Criterio, 14-02-08)

Escribió, a principios de mes en La Voz de Galicia, Roberto Blanco Valdés un artículo del que destacamos esto:

Yo, por ejemplo, no comparto el supuesto derecho de los padres a elegir la lengua en que sus hijos deben estudiar -derecho que conduciría a segregar dos comunidades lingüísticas dentro del país- aunque reconozco, desde luego, que exigir el respeto a ese derecho será lo único que les quedará a los ciudadanos si las autoridades siguiesen empeñadas en imponer un sistema de inmersión que solo tiene en cuenta la distribución real de los hábitos lingüísticos con la finalidad de alterarla de un modo artificial y obligatorio.” (Roberto Blanco Valdés: Sí, Galicia es bilingüe. La voz de Galicia, Cartas al director, 03-02-08)

“A los dos días, Assumpta Roura respondía -o aclaraba algunos conceptos- a Blancoen las mismas páginas del diario gallego tomando como ejemplo la política lingüística catalana -que no deja de ser el espejo en el que se mira la Junta de Galicia-:

La llamada inmersión lingüística [en Cataluña], pues, ha sido útil para evitar lo que Blanco Valdés define como segregación de comunidades lingüísticas y nada más. Si dicha inmersión era necesaria, no ha sabido aplicarse con el respeto que merece el conocimiento. En cambio, sí ha dado excelentes frutos en el terreno político. ¿Por qué? Porque dicha inmersión se hizo desde el principio con las cartas marcadas. Su intención no era salvar una lengua minoritaria, sino utilizarla como un radical instrumento de poder que uniformara toda la sociedad y luego inventar una representación asumible de única identidad nacional -el artificio señalado por Blanco Valdés-, difundida urbi et orbi por los medios públicos catalanes con comisarios encargados de reorganizar palabras e ideas de manera que cuanto más se relacionaran con los ancestros, es decir, directamente con lo emocional, mucho mayor sería su eficacia.” (Assumpta Roura: Apúntenme al bilingüismo; La Voz de Galicia, Cartas al director, 05-02-08; vía Criterio, 22-02-08)

Dice Josep Huguet, consejero de Innovación Universitaria de la Generalitat, el día 19 en TV3:

“La lengua ha de ser un ascensor social. De la misma manera que damos los derechos a los inmigrantes porque lo dice la ley, y creemos que hemos de hacerlo así, acceder a la sanidad pública y a la enseñanza, han de tener el derecho a acceder a la lengua. Es un derecho, eh, no es un deber. Es un derecho acceder a la lengua. Por tanto, a socializar. Cuanto más rápido se introduzcan en el país, más rápido serán ciudadanos y no serán clientes. Porque, ¿sabe qué pasa?, que si no, hay guetos, y entonces hay partidos políticos que juegan a tener clientela, que es a base de repartir subsidios y a tenerlos encerrados en un gueto. Nosotros queremos que sean ciudadanos.” (Traducción de Criterio.es, 22-02-08)

Todo depende de quién impone a quién la lengua, la suya. Porque puede o le dejan.