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11/9/15

Con la independencia, Cataluña verá reducidas sus exportaciones en casi una cuarta parte, perderá un 16,4% de su PIB, con un déficit público monumental. España perderá el 2,1% del PIB

"El señor Artur Mas, con ese lenguaje difuso y confuso que suele emplear con frecuencia, ha dicho en una entrevista en Onda Cero que si España pretendiera “lesionar el comercio” con Cataluña -supongo yo que una vez que él, Mas, hubiera logrado su objetivo secesionista-, entonces el perjuicio sería mutuo, pues “la lesión sería por ambas partes”. 

Traducido al español, lo que el dirigente nacionalista viene a señalar es que, cuando Cataluña se haya independizado de España, a los españoles más nos vale cuidar y mantener las relaciones comerciales con su república, pues en caso contrario todos saldremos perdiendo.  (...)

Sin embargo, lo que Mas presenta como una equivalencia -todos perdemos- en realidad será una desigualdad, pues los catalanes perderán mucho más que el resto de los españoles.

En mi libro La pachorra conservadora, que dentro de unos días distribuirá La Esfera de los Libros, hago los números pertinentes con la última información disponible -la de la Tabla Input-Output de 2011 que este mismo año ha publicado Idescat-.

 Los resultados muestran que Cataluña verá reducidas sus exportaciones en casi una cuarta parte, perderá por ello un 16,4 por ciento de su PIB, lo que dejará secuelas, por falta de recaudación, en un déficit público monumental. 

Estimulado por las declaraciones de Mas, he hecho los mismos cálculos para esa España coja de Cataluña y la cuenta señala que, como mucho, si no hay desplazamientos de empresas hacia nuestra geografía, la pérdida comercial dañará un 2,1 por ciento de nuestro PIB.

Esto es lo que tiene la asimetría: unos luchamos por no perder dos de cada cien euros de nuestra renta, mientras que otros están dispuestos a dejarse dieciséis en el empeño.(...)"        (LIBERTAD DIGITAL , 09/09/15, MIKEL BUESA, en Fundación por la libertad)

4/2/11

El coste económico, social y demográfico del terrorismo de ETA en el País Vasco

"Sin embargo, ello no impide que podamos adentrarnos en la prospectiva de los efectos económicos que podrían derivarse de la definitiva desaparición de la violencia política en el País Vasco.

Para ello, el punto de partida ha de ser la consideración de los daños inmediatos que el terrorismo ha ocasionado sobre la economía vasca. Señalemos a este respecto que, como se puede ver con más detalle en los informes que publica la Cátedra de Economía del Terrorismo de la Universidad Complutense, durante el último quinquenio (2006-2010) las destrucciones ocasionadas por ETA en el País Vasco ascienden a un total de 40,5 millones de euros, lo que supone un promedio anual de 5,1 millones.

Por otra parte, por medio de la extorsión a los empresarios, la organización terrorista ha podido obtener, en igual período, en torno a 19,6 millones de euros, 3,9 millones en promedio anual. Estas cifras son más bien pequeñas y, en su conjunto, apenas superan el 0,01 por 100 del PIB regional vasco.

Por tanto, pudiera parecer que el terrorismo, al menos en los años recientes, ha sido poco relevante para la economía vasca. No es así.

El clima de incertidumbre que generan las campañas terroristas, incluso cuando se plasman en acciones callejeras y sabotajes a instalaciones empresariales o infraestructuras públicas, hace que las expectativas empresariales se vean rebajadas y que, como consecuencia, la inversión privada sea inferior a la que marcaría su nivel potencial si el terrorismo no existiera. Y ello hace que el conjunto de la economía crezca menos de lo que debiera.

En mi libro ETA, S.A. muestro que, en el promedio de los tres quinquenios más recientes, la economía vasca ha perdido alrededor de una quinta parte del PIB que pudiera haber obtenido si no hubiese estado sometida al clima de violencia impuesto por ETA.(...)

Por tal motivo cabría esperar que, en el caso de que el terrorismo desapareciera totalmente, el País Vasco experimentara un impulso adicional que le podría hacer recuperar el terreno perdido.

Sin embargo, cabe puntualizar que esa recuperación no será ni inmediata ni instantánea, de manera que, seguramente, podría demorarse durante un buen número de años.

Ello será así porque, como ya ha ocurrido en otros procesos de abandono del terrorismo, debido a la disidencia interna que éste provoca en las organizaciones armadas, la violencia no desaparecerá del todo hasta pasados varios años y, por tanto, cabe esperar que el restablecimiento de la confianza empresarial sea lento.
(...)

Para hacernos una idea de los plazos de los que estamos hablando he realizado un sencillo ejercicio en el que se estima cuántos años tardaría la economía vasca en converger hacia su PIB potencial si éste creciera a una tasa del dos por ciento anual, en tanto que el PIB real lo hiciera al 3,12 por 100; o sea, 1,12 puntos porcentuales por encima de aquella.

La elección de este diferencial de crecimiento no es arbitraria, pues coincide con el que se puede estimar, esta vez con signo negativo, para la economía vasca durante el período 1976-1995, en el que fue más dañada por el terrorismo. Dicho de otra manera, el supuesto implícito en este cálculo es que el País Vasco puede recuperar, de manera inmediata, una capacidad de crecimiento equivalente a la que perdió durante los llamados años del plomo.

Los resultados que he obtenido señalan un plazo de de 16 años para la completa recuperación de los daños ocasionados por el terrorismo. Pero esta estimación es, por los motivos antes señalados, demasiado optimista, lo que significa que el proceso correspondiente puede ser aún más duradero.
(...)

Ahora bien, que el proceso de la superación completa de las consecuencias que ha tenido el terrorismo vaya a ser muy dilatado, no significa que, en poco tiempo, no puedan empezar a visualizarse las nuevas condiciones para el desarrollo de la economía de la región. La variable crucial a este respecto es el empleo.

Desde que ETA empezó a asolar la tierra vasca, la creación de empleo ha sido insuficiente para proporcionar trabajo a todos los adultos que entraban en la edad activa. Por tal motivo, la emigración ha sido una constante para muchos jóvenes vascos que buscaban una colocación, hasta el punto de que, durante las tres últimas décadas, el saldo migratorio interior ha sido constantemente negativo y muy cuantioso, habiendo pasado, en promedio, de unas 7.300 personas en los años ochenta a 5.300 en los noventa y a 4.800 en el primer decenio de nuestro siglo.

Este hecho, insólito para una economía desarrollada, es la causa por la que las cifras del mercado de trabajo en el País Vasco anotan siempre reducidas tasas de paro, pues una gran parte de los trabajadores que no encuentran ocupación se marchan.

Pero si se acaba el terrorismo y la economía se encauza hacia su crecimiento potencial, entonces la creación de puestos de trabajo abrirá nuevas oportunidades para los que hasta ahora no las han tenido.
(...)

En otras palabras, el final del terrorismo lleva implícito el mensaje de que pueden crearse entre 24.000 y 28.000 puestos de trabajo al año durante la primera década posterior a su desaparición; y entre 34.000 y 40.000 anuales a lo largo del segundo decenio sin violencia política.

Lógicamente, estas proyecciones lineales estarán sujetas a los vaivenes del ciclo económico, por lo que sólo tienen un valor orientativo.
Pero de lo que no cabe la menor duda es de que la desaparición de ETA constituye una oportunidad para devolver al País Vasco a la senda de una prosperidad que se había perdido desde hace muchos años, aunque, para muchos, este hecho haya quedado oculto tras una cifras de riqueza relativa superiores al promedio de España.

Pues no se puede negar que si la región exhibió un PIB per capita mayor que la media nacional, ello fue en buena medida el resultado de la pérdida de población que tuvo lugar entre los años 1984 y 2000, y del menor crecimiento de ésta en el decenio más reciente.

Conviene que nos detengamos en esta última variable. El País Vasco alcanzó su máximo poblacional en el año 1984 con 2.153.000 habitantes. Desde entonces, las cifras mostraron un continuo descenso hasta el comienzo del siglo actual, con 2.070.000 individuos.

Y en la última década se ha crecido un poco hasta llegar a 2.139.000 personas, sin que se haya alcanzado la cota de hace un cuarto de siglo.(...)

¿Hasta dónde llegará la población en el País Vasco con el final del terrorismo? Si la actual relación entre el número de personas ocupadas y la población total se mantuviera constante, de acuerdo con las cifras de nuevos empleos que antes he expuesto, en el horizonte de una década la región puede llegar a tener entre 2,58 y 2,65 millones de habitantes; y en dos décadas llegará a una cifra de entre 3,22 y 3,41 millones.

El lector no debe ver en estas proyecciones un afán predictivo exacto, pues los procesos sociales y económicos están sujetos a cambios fortuitos que, aunque muchas veces son pequeños, generan importantes efectos acumulativos.

Mi intención ha sido simplemente señalar que la desaparición del terrorismo lleva consigo una promesa de paulatina prosperidad para los vascos y para los demás españoles que podrán encontrar en el País Vasco un lugar de acogida y de empleo.
" (Fundación para la Libertad, citando a Mikel Buesa, OJOS DE PAPEL, 1/2/2011)

18/1/11

"En una Cataluña independiente el PIB caería más de un 25%"

"El economista Mikel Buesa, en una entrevista en el diario ABC, asegura que "junto a los aspectos más estrictamente económicos de la crisis hay un aspecto político fundamental, y que se deriva del actual reparto territorial del poder".

"Las Administraciones de las comunidades autónomas son excesivamente grandes y el Estado tiene cada vez menos peso. De hecho, la importancia de las autonomías es ya mayor que la de los länder alemanes. Si una comunidad autónoma incurre en un déficit excesivo, el Estado tiene la competencia para limitar eso. Pero no se ejerce", explica.

Busa, que presidió el Foro de Ermua y estuvo vinculado a UPyD, considera que "el gran salto en la autonomía en España se da con el PP, cuando Aznar transfiere la sanidad y la educación a todas las comunidades". "Los nacionalistas tienen un poder que excede con mucho su nivel de representación, como resultado del sistema electoral que tenemos", denuncia.

"Mis cálculos señalan, por ejemplo, que el PIB de una Cataluña independiente caería más del 25 por ciento y el déficit, al actual nivel de gasto público, sería superior al 11 por ciento", señala.

"Así que esa idea que tienen los nacionalistas de que la independencia es un chollo porque ellos se van a quedar con los impuestos que ahora van al resto de España no es verdad. Porque por el efecto frontera la actividad económica sería menor y habría menos ingresos", añade." (e-noticìes, 18/01/2011)