"Cuando el relato independentista se imponía en las
portadas internacionales, tanto el presidente, Emmanuel Macron, como la
plana mayor de la prensa francesa condenaron fieramente las aspiraciones
secesionistas y respaldaron al Gobierno español en contraste con la
tibieza de los medios anglosajones.
En pleno terremoto político
catalán, Jean-Marie Colombani (Dakar, 1948), influyente exdirector del
vespertino Le Monde y cofundador del portal Slate.fr,
ha visitado recientemente el Instituto Francés de Madrid para explicar
el fenómeno Macron: uno de los pocos presidentes franceses en prometer
en campaña la implantación de una agenda ‘girondina’ -más
descentralizadora- para la centralista Francia.
Colombani, ensayista de reconocido prestigio en el país galo, ha
abordado en varios libros los desafíos de la V República, entre los que
se encontraba el encaje de
Córcega,
isla gobernada hoy por una coalición entre autonomistas e
independentistas.
Mientras que el sector mayoritario de la alianza de
gobierno (autonomista) anhela una autonomía ‘a la catalana’ previa al
‘procés’, sus socios, los independentistas liderados por Jean-Guy
Talamoni (presidente de la Asamblea corsa), aspiran a independizar con
un referéndum en los próximos años la isla que vio nacer a Napoleón.
Desde el clásico jacobinismo (centralista) francés, ¿cómo ve la deriva secesionista?
Lo que pasa en Cataluña tiene una gran repercusión en Francia desde
hace años. Primero representó un modelo nacionalista como autonomía en
el cuadro nacional español. La esperanza para consolidarlo ha tenido
como punto culminante los acuerdos aprobados por el Gobierno de Zapatero
con los dirigentes catalanes que convertían a Cataluña en una nación
dentro de la nación española.
Parecía un modelo posible: una nación
compuesta por otras nacionalidades. Pero esta visión fue invalidada por
el Tribunal Constitucional por la deriva que constataba. Córcega
aspiraba en el fondo a ser reconocido como pueblo dentro de la identidad
francesa, sin embargo esta noción fue recusada e invalidada por la
presidencia de François Hollande.
¿Y qué pasará ahora?
En la próxima década habrá un problema por las presiones para
organizar un referéndum de esta naturaleza. Cataluña ha pasado de modelo
a contraejemplo para Córcega. Cataluña ha organizado un referéndum, en
el que solo participaron los independentistas, sin acuerdo político con
Madrid.
Esto no es un ejemplo a seguir para Córcega, donde se ha pasado
del combate violento al político en los últimos 15 años, ha sido un
cambio importante. sería desastroso: los independentistas representan
una minoría y si esta se manifiesta en un referéndum en el que solo
votarían ellos sería muy nocivo para sus intereses.
¿Por qué Francia y sus medios han sido más contundentes que los anglosajones en la crisis catalana?
Hay una gran diferencia entre Francia y Gran Bretaña: Francia está en
Europa y Gran Bretaña no lo quiere estar de momento, al menos
oficialmente. Evidentemente, Europa no reconoce la identidad de una
secesión dentro de un Estado miembro porque puede suponer un peligro
para la propia Unión Europea.
En la tradición francesa, jacobina,
refractaria a la descentralización, constituida República en contra del
feudalismo de provincias fuertes y la monarquía, ha habido siempre un
poder central en París y un temor a ir demasiado lejos en las reformas
que despierten el particularismo y problemas como el corso.
La izquierda ‘bobó’ (burgués-bohemia) sí que ha mostrado simpatías por la causa independentista.
Sí, es lógico, la extrema izquierda apoya a la extrema izquierda,
aunque sigue una posición menos ligada al nacionalismo catalán que al
hecho de querer propiciar contradicciones y provocar un choque que lleve
a una revolución. La insolidaridad de los partidos independentistas de
regiones ricas como Flandes o Véneto que se quieren abstraer de la ayuda
a las pobres debería hacer reflexionar a la extrema izquierda.
Ya no se habla tanto de las dos Francias.
El gran centralismo del Estado asfixia a la economía, pero no hay dos
Francias en las que el norte se oponga a la del sur y viceversa, según
los resultados de las elecciones. Hay una brecha enorme por territorios
en cuestión de economía, educación… Vemos que cuanto más alejado se esté
del centro de las metrópolis hacia lugares más despoblados, más votos
consigue el FN.
¿Cómo se responde a este desafío?
Con Macron parece haber un movimiento de franca descentralización,
pero hace falta esperar si hay un pacto girondino – que por cuestiones
económicas es difícil de aplicar – y qué mete dentro. No está claro
porque, de hecho, como presidente, Macron ha suprimido una tasa que es
el principal recurso de los territorios, y el Estado va a suplantar esta
tasa.