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24/11/24

La Corte italiana pide revisar partes de Ley de Autonomía Diferenciada por inconstitucionales... apeló a que se reformulen en el Parlamento según un marco que respete la unidad de la República italiana y la igualdad de derechos entre ciudadanos de todas las regiones. Pidió que la descentralización de funciones se haga según el principio de subsidiariedad... todo debe llevarse a cabo según la preservación de la solidaridad entre regiones

 "La Corte Constitucional italiana instó este jueves a revisar ciertos aspectos de la polémica Ley de Autonomía Diferenciada aprobada meses atrás por el Gobierno de Giorgia Meloni, que da más competencias a las regiones, y que los críticos aseguran que favorece a las zonas más ricas del norte en detrimento del sur.

El Tribunal no tumbó la legislación en su totalidad y consideró que el argumento de que pueda ser considerada inconstitucional en su conjunto es «infundado», pero alegó que algunas disposiciones deben revisarse a nivel parlamentario, según informaron medios locales.

El paso de la Justicia se produce como respuesta a los recursos que presentaron varias regiones del país, las meridionales Apulia y Campania, Toscana (centro-norte) y la isla de Cerdeña.

Esta ley, aprobada en junio, dio mucho que hablar en Italia. La oposición y detractores al Gobierno Meloni consideraron que obedecía a los intereses de la derecha y del norte del país, más desarrollado económicamente en relación a las regiones del sur, históricamente más empobrecidas. Según denuncian, agrava las desigualdades entre estos dos polos del país con ritmos distintos desde su fundación.

La corte aseveró que hay siete aspectos de la ley que no cumplen con las bases de la Carta Magna, y entre otras cuestiones, apeló a que se reformulen en el Parlamento según un marco que respete la unidad de la República italiana y la igualdad de derechos entre ciudadanos de todas las regiones.

Pidió que la descentralización de funciones se haga según el principio de subsidiariedad, el cual establece que las funciones se deben gestionar en el nivel de gobierno que sea más eficaz, ya sea el Estado o las regiones.

El Tribunal también hizo referencia a que se respete el Artículo 116 de la Constitución italiana: este permite formas especiales de autonomía para las regiones, pero remarcó que todo debe llevarse a cabo según la preservación de la solidaridad entre regiones. A su vez, advirtió que la autonomía no puede conllevar desequilibrios o menoscabar la cohesión nacional.

Tras el paso de la Justicia, Elly Schlein, la líder del principal partido de la oposición, el centro-izquierdista Partido Demócrata, celebró la medida e instó al Gobierno de Meloni «a leer mejor la Constitución para evitar este enésimo fracaso con una ley que es inconstitucional».

Por otro lado, la medida del tribunal fue interpretada en el sentido contrario por el vicepresidente Matteo Salvini, y líder de uno de los partidos socios de Gobierno, la ultraderechista Liga, que antes se denominaba Liga Norte y representaba los intereses de las zonas septentrionales del país.

«La autonomía ha pasado el examen de constitucionalidad y ésta es una excelente noticia: las objeciones serán fácilmente superadas por el Parlamento», aseguró Salvini en un comunicado. EFE"                (Swissinfo, 14/11/24)

18/10/24

PP, Vox y Junts, una mayoría de clase... el 17 de septiembre cayeron todas las caretas. Y se alzó la cruda, definitiva realidad: que ante un situación de emergencia nacional causada por una crisis habitacional sin precedentes, de repente murieron las patrias y emergió la única Patria real: la cuenta bancaria, es decir, la clase social. Y cuando ésta se halló en peligro, PP, Vox y Junts, enemigos irreconciliables, acudieron a defenderla como un solo hombre, arrastrando por el lodo las banderas

 "Quien esto escribe publicó el pasado mes de junio una entrevista a la portavoz del Sindicat de Llogateres de Catalunya, Carme Arcarazo, en La Veu del Carrer, la revista de la Federación de Asociaciones de Vecinos y Vecinas de Barcelona (FAVB). Aquella charla fue sumamente pedagógica, pues desentrañaba el complejo problema del alquiler de Vivienda en España. Explicaba Arcarazo, por ejemplo, que actualmente existe una ley diseñada para frenar el aumento abusivo de los precios de los alquileres, mediante un cierto control de éstos; que la norma es de ámbito nacional y que rige en las áreas previamente calificadas como “tensionadas” en el aspecto inmobiliario. Pero que sin embargo su aplicación era potestad de las comunidades autónomas. Lo llamativo es que hasta el momento sólo Cataluña  había aceptado aplicarla (curiosamente bajo un gobierno independentista, el de ERC). Frente a esta soledad, el resto de territorios (incluyendo el inmenso poder autonómico del PP) le seguían dando la espalda.

No voy a explicar aquí las características de una regulación que requeriría de otro artículo para ser conocida convenientemente. Pero sí me interesa detenerme en un punto en el que la portavoz sindical ponía especial énfasis: el Alquiler de Temporada. “Se trata” -afirmaba- “de un acuerdo libre entre dos partes y, en consecuencia, éstas pueden pactar libremente” su duración. Por consiguiente, ésta es totalmente variable, arbitraria (“no hay límites: igual pueden ser cuarenta días que tres años, a voluntad”). Además es un contrato “completamente desregulado, no hay protección de ningún tipo para el inquilino”. Y lo más importante: “no entra en la regulación de precios que impone la Ley de Vivienda”. Teniendo en cuenta que este arrendamiento proporciona pingües beneficios, siendo mucho más lucrativo que el alquiler habitual y que el propietario puede decidir libremente pasarse a esta modalidad, se entiende que Arcarazo defina el Alquiler de Temporada como la auténtica grieta de la Ley de Vivienda, pues constituye una vía de escape perfecta para quien desee esquivar el control de precios que impone ésta. Una grieta de la que responsabiliza, por cierto, a los socialistas: “El PSOE lo hizo conscientemente: Dijo ‘dejaremos un agujero en la legislación para que no funcione’ ”.

Y así llegamos al 17 de septiembre. Se vota, impulsada por Sumar, la admisión a trámite de la Proposición de Ley “relativa a la Regulación de los Contratos de Alquiler de Vivienda por Temporada y Alquiler de Habitaciones”. Es decir, un intento de acabar con la grieta, sometiendo esta modalidad de arrendamiento a regulación. Nótese que sólo se trataba, como he dicho, de admitir la norma a trámite, es decir, de solicitar el visto bueno de la Cámara para debatirla, ni siquiera para aprobarla.

Entonces se produjo en el Congreso uno de los milagros políticos más prodigiosos  que han tenido lugar en la España democrática. “Prófugos y Golpistas” (en terminología del PP y Vox), “Exiliados y Luchadores por la Libertad de Cataluña” (en terminología de Junts), unieron sus fuerzas contra un enemigo común. Quienes día sí, día también, se han estado odiando e insultando durante los últimos años acusándose mutuamente, bien de querer romper España o de destruir la igualdad entre territorios y ciudadanos; bien de oprimir a Cataluña, su lengua o su “derecho a decidir”, se fundieron en una solo abrazo, materializado en los resultados de la votación: 178 votos en contra, emitidos por PP, Vox, Junts y Unión del Pueblo Navarro (UPN).

¿Qué había ocurrido? ¿Qué pudo obrar semejante milagro? El periodista y escritor Antonio Maestre lo explicó a la perfección en el programa La Sexta Xplica: “Junts ha votado para proteger a los rentistas, porque muchos de sus diputados son rentistas. Por ejemplo, su diputada Pilar Calvo, que tiene una sociedad que se dedica al alquiler de viviendas. Obviamente, ¿cómo va a votar Pilar Calvo contra sus propios intereses? Ellos son los defensores de los rentistas, igual que lo son el PP, Vox o UPN. Porque cuando tienen que defender la cartera y la clase social, lo hacen y no les importa la estelada o la bandera española”.

Ese 17 de septiembre cayeron todas las caretas. Y se alzó la cruda, definitiva realidad: que ante un situación de emergencia nacional causada por una crisis habitacional sin precedentes, de repente murieron las patrias y emergió la única Patria real: la cuenta bancaria, es decir, la clase social. Y cuando ésta se halló en peligro, PP, Vox y Junts, enemigos irreconciliables, acudieron a defenderla como un solo hombre, arrastrando por el lodo las banderas.

¿Hacen falta más pruebas?"               (Luis Caldeiro , elTriangle, 09/10/24)

9/10/24

La Asociación Nacional de Partisanos de Italia (ANPI) reivindica la importante movilización de los últimos meses a favor de un referéndum contra la nueva Ley de la Autonomía Diferenciada (como el cupo vasco o catalán), promovida por La Liga (anteriormente Liga del Norte)... se recolectaron alrededor de 1.300.000 firmas... la Ley de Autonomía Diferenciada debe ser derogada porque “dividirá Italia en muchas pequeñas patrias, aumentará las disparidades territoriales y agravará las ya insoportables desigualdades sociales, en detrimento de toda la comunidad y, en particular, de los trabajadores y los obreros, los jubilados y los pensionistas, los jóvenes y las mujeres” . Al priorizar al norte rico de Italia, en detrimento, esencialmente, del sur menos desarrollado, esta ley “divide al país y perjudica tanto al sur como al Norte... La resistencia a esta ley, según Paolo Banci, tiene una importancia significativa, ya que la misma constituye el primer instrumento jurídico de la gran reforma conservadora que promueve la actual alianza de gobierno

 "(...) Paolo Banci, ex sindicalista, militante social de larga trayectoria de la región toscana y presidente de la sección local de Rignano sull’ Arno de la Asociación Nacional de Partisanos de Italia (ANPI). La ANPI es hoy una de las mayores organizaciones con presencia en todo el territorio nacional. Fue creada en junio de 1944, en Roma, mientras el Norte sufría todavía la ocupación nazi-fascista. El 5 de abril de 1945 se le concedió el estatus de “Ente moral”, lo que le otorgó personalidad jurídica, promoviéndola, de hecho, como la asociación oficial de los partisanos. Independiente de los partidos políticos, la ANPI, según su propia definición, “sigue estando a la vanguardia en la custodia y aplicación de los valores de la Constitución, por lo tanto, de la democracia, y en la promoción de la Memoria de esa gran época de conquista de la libertad que fue la Resistencia”. Para la Asociación de Partisanos la lucha antifascista de ayer va de la mano del combate universal por la memoria, contra la guerra, por los derechos constitucionales y, en particular, las conquistas sociales [1]. (...)

Paolo Banci menciona, a manera de ejemplo, el gran frente asociativo que en Italia se manifiesta a favor del fin de la agresión en Gaza, que apuesta a una salida pacífica de ese conflicto y que promueve el reconocimiento oficial del Estado Palestino. “Actualmente, los partidos de centro e izquierda están adentro de ese frente, pero no tienen la voz cantante ni juegan el rol central”, puntualiza.

En lógica similar, el dirigente de la ANPI y actor comprometido en la solidaridad internacional, reivindica la importante movilización de los últimos meses a favor de un referéndum contra la nueva Ley de la Autonomía Diferenciada promovida por La Liga (anteriormente Liga del Norte). Banci explica que “Hasta ahora — inicios de octubre— se recolectaron alrededor de 1.300.000 firmas, incluyendo muchas digitales, especialmente de jóvenes. Ese número representa más del doble de lo que la ley exige para que un Referéndum sea votado. Y si bien los partidos de centro y de izquierda apoyan esta iniciativa, tampoco juegan el rol protagónico que sí tiene el movimiento socio-cultural y sindical”. Se espera que en los próximos meses la Corte Constitucional reconozca la inconstitucionalidad de la Ley y permita, así, una votación popular, la que será, según el militante social, “un nuevo y gran desafío para conseguir una mayoría contra esa ley en las urnas”.

Según las múltiples asociaciones y organizaciones sociales y culturales que han promovido el Referéndum, la Ley de Autonomía Diferenciada debe ser derogada porque “dividirá Italia en muchas pequeñas patrias, aumentará las disparidades territoriales y agravará las ya insoportables desigualdades sociales, en detrimento de toda la comunidad y, en particular, de los trabajadores y los obreros, los jubilados y los pensionistas, los jóvenes y las mujeres” . Al priorizar al norte rico de Italia, en detrimento, esencialmente, del sur menos desarrollado, esta ley “divide al país y perjudica tanto al sur como al Norte; empobrece la mano de obra; socava las políticas medioambientales; afecta la educación y la salud públicas; penaliza los municipios y las zonas del interior; complica la vida de las empresas y obstaculiza el desarrollo nacional” [2].

La resistencia a esta ley, según Paolo Banci, tiene una importancia significativa, ya que la misma constituye el primer instrumento jurídico de la gran reforma conservadora que promueve la actual alianza de gobierno. Si la Autonomía Diferenciada se acepta sin una oposición popular contundente, le seguirán la ley que impulsa Meloni para concentrar el poder a través la elección directa del primer ministro –debilitando todos los otros poderes del Estado— y, también, la que promueve reestructurar la justicia, iniciativa reaccionaria en la cual está principalmente interesada Fuerza Italia.

Aunque el futuro político italiano está repleto de incertidumbre y desafíos, “no dejamos de apostar a la permanente movilización desde abajo en defensa de derechos sindicales, de apoyo a fábricas ocupadas, de promoción de reivindicaciones sociales, a favor de la paz y contra los aires belicistas, de solidaridad con los inmigrantes, de reactualización de la memoria colectiva antifascista”, reflexiona Paolo Banci. Certezas concretas: “es muy importante que organizaciones como la nuestra, la de partisanos, logre reunir más de 150 mil miembros en todo el país —más que los afiliados de algunos de los grandes partidos— y que constantemente muchos jóvenes que no quieren enrolarse en un partido político pidan integrarse a nuestra asociación”.                    (Sergio Ferrari, CADTM, 07/10/24)

24/9/24

La batalla italiana contra la autonomía diferenciada... en Italia se optó por el federalismo para dividir lo que estaba unido. ¿Por qué se hizo esta elección? Porque el federalismo era el instrumento para limitar el Estado del bienestar y la protección del trabajo... el federalismo es el medio de golpear al mundo del trabajo. Así como el euro fue el medio de sustituir la devaluación de la moneda por la devaluación del trabajo, la autonomía diferenciada quiere exacerbar esta lucha entre trabajadores dentro de las fronteras nacionales... Pensemos en la cuestión de la seguridad en el trabajo, algún presidente regional puede tener la bonita idea de limitar la protección para atraer inversiones. Este es sólo un ejemplo del mayor desmantelamiento del estado del bienestar al que nos arriesgamos. Por lo tanto, es necesario dar la batalla contra la reforma de la Lega

 "Hemos dedicado dos entrevistas, con Ugo Boghetta y Stefano Fassina, al tema de la autonomía diferenciada. Volvemos sobre el tema porque la recogida de firmas para las preguntas del referéndum está dando resultados muy alentadores. Si bien es ya casi seguro que seremos llamados a votar sobre esta «reforma», no es menos cierto que no debemos hacernos demasiadas ilusiones sobre el referéndum.

En primer lugar, aún no sabemos sobre qué cuestiones seremos llamados a votar. Se han recogido firmas sobre dos textos, mientras que el segundo no toca en profundidad el texto de Calderoli, el primero podría estar en peligro por estar vinculado a la ley presupuestaria. Esto sería un precedente peligroso, porque podría utilizarse en el futuro para limitar el instituto del referéndum; una cosa es un referéndum sobre la ley de presupuestos o partes de ella, y otra muy distinta un referéndum sobre una reforma que también afecta al presupuesto (pero hay pocas leyes que no tengan limitaciones de gasto).

Una vez admitidas las preguntas, nos espera una dura batalla. El excelente resultado en la recogida de firmas no debe inducir, por tanto, a un fácil optimismo, también porque, como afirmó Ugo Boghetta, ni siquiera una victoria anularía la cuestión de la autonomía diferenciada, que, gracias a la reforma de centro-izquierda de 2001, está en la Constitución. Esto no sólo debería ponernos en guardia, sino también hacernos desconfiar de algunos improvisados compañeros de viaje (el PD), que durante años han sido grandes defensores de la autonomía diferenciada (Emilia Romagna junto con Véneto y Lombardía pidieron en su momento más competencias) y del federalismo en general.

Desde la década de 1990, nuestro país ha experimentado una borrachera de descentralización. Sin embargo, existe una contradicción evidente, el federalismo está concebido para unir entidades diferentes. Bajo el epígrafe «federar» el Treccani escribe: «unir con un pacto federal», en Italia se optó por el federalismo para dividir lo que estaba unido. ¿Por qué se hizo esta elección? Porque el federalismo era el instrumento para limitar el Estado del bienestar y la protección del trabajo, la Europa de las regiones debía regirse por el mercado y no por los Estados. En Estados Unidos, Reagan libró una batalla encarnizada contra los poderes excesivos del Estado federal. Limitar los poderes del Estado central no sólo significa crear un nuevo centralismo regional, sino que también es el medio de crear una competencia a la baja entre las regiones. Pensemos en la cuestión de la seguridad en el trabajo, algún presidente regional (que con un americanismo que rechazamos se llama gobernador) puede tener la bonita idea de limitar la protección para atraer inversiones. Este es sólo un ejemplo del mayor desmantelamiento del estado del bienestar al que nos arriesgamos.

Es necesario comprender que en la base de la lucha contra la autonomía diferenciada no hay un enfrentamiento entre universitarios sino una cuestión de clase, el federalismo es el medio de golpear al mundo del trabajo. Así como el euro fue el medio de sustituir la devaluación de la moneda por la devaluación del trabajo, la autonomía diferenciada quiere exacerbar esta lucha entre trabajadores dentro de las fronteras nacionales. Por lo tanto, es necesario dar la batalla contra la reforma de la Lega, sabiendo que para ganar hay que construir bases de masas. El riesgo es que si tal reforma fuera llevada a cabo por otro gobierno en el futuro, muchos falsos opositores podrían ser reducidos a consejos más suaves."            

(Marco Pondrelli, Editorial Marx21, 25/08/24, traducción DEEPL)

27/3/24

El regreso al agravio imaginario... en la gestión y desarrollo del procés, el argumento del agravio económico desempeñó un papel crucial en la movilización popular a favor de los postulados secesionistas... el agravio económico sigue disfrutando de un cierto predicamento mediático y ha calado en muchos sectores que lo compran acríticamente porque no hay nada mejor que pensar que no recibimos lo que nos meremos. Además, la comparativa con Madrid es persistente, particularmente en inversiones, y cualquier noticia sirve para validar la tesis general del maltrato. Por eso ERC, en un momento de cansancio del independentismo, ha vuelto a los orígenes, a enarbolar el relato del expolio con el que Oriol Junqueras irrumpió y triunfó en la escena política hace más de una década... La propuesta de una financiación singular para Cataluña, a modo de cupo vasco, pretendidamente constitucional, recupera la argumentación del maltrato con base en las balanzas fiscales que elabora cada año la Generalitat... nadie sensato se dedica a cultivar el agravio que, inevitablemente, aparece cuando se territorializa el gasto público... Solo los dirigentes de las regiones ricas, también en Alemania o Canadá, esgrimen el déficit fiscal con métodos de cálculo parciales para utilizarlo en el debate político doméstico. En el caso español, Cataluña contribuye aproximadamente en proporción a su PIB y recibe en función del peso de su población. Es un criterio razonable y justo, como ya argumentó en su día Pasqual Maragall (Joaquim Coll)

 "Como sabemos, en la gestión y desarrollo del procés, el argumento del agravio económico desempeñó un papel crucial en la movilización popular a favor de los postulados secesionistas, pues logró penetrar en sectores sociales (castellanohablantes) muy alejados del identitarismo nacionalista. Los propios líderes soberanistas lo reconocieron abiertamente.

En aquellos años, la tesis del expolio fue de la mano del relato historicista sobre el 1714 y de la grosera descalificación al Tribunal Constitucional por la sentencia “contra” el Estatuto. Entre 2012 y 2017, el tríptico formado por historia, política y economía justificó el salto al vacío de la secesión unilateral.

Tras el estrepitoso fracaso del procés, de los tres argumentos citados, el único que hoy todavía tiene alguna posibilidad de generar impacto electoral es el fiscal. El histórico, la guerra de sucesión del siglo XVIII, es complejo y de difícil paralelismo, y a lo sumo se rescata por la Diada; y el político, la batalla del Estatuto de principios de este siglo, solo es para los muy iniciados en la cuestión catalana. En cambio, el agravio económico sigue disfrutando de un cierto predicamento mediático y ha calado en muchos sectores que lo compran acríticamente porque no hay nada mejor que pensar que no recibimos lo que nos meremos. Además, la comparativa con Madrid es persistente, particularmente en inversiones, y cualquier noticia sirve para validar la tesis general del maltrato.

Por eso ERC, en un momento de cansancio del independentismo, ha vuelto a los orígenes, a enarbolar el relato del expolio con el que Oriol Junqueras irrumpió y triunfó en la escena política hace más de una década. Con sus tesis maximalistas llevó al límite de sus contradicciones a los votantes de CiU, beneficiándose de un terreno abonado desde los tiempos de Jordi Pujol y que Artur Mas ratificó con su apuesta por el pacto fiscal. No podemos olvidar que uno de los argumentos esgrimidos en 2014 por el Consell Assessor per a la Transició Nacional para ejercer la autodeterminación fue poner fin a la “situación injusta del agravio económico” (la llamada secesión remedial).

Una década más tarde, la promesa de la independencia ha fracasado, y en ERC han decidido que la mejor opción para la movilización electoral es regresar a los cuarteles de invierno. La propuesta de una financiación singular para Cataluña, a modo de cupo vasco, pretendidamente constitucional, recupera la argumentación del maltrato con base en las balanzas fiscales que elabora cada año la Generalitat, según las cuales sufrimos un déficit persistente, que dura más de 35 años, del 8% del PIB, y que en 2021 se ha disparado al 9,6%, lo que representa unos 22.000 millones de euros anuales (“que se’n van i no tornen”, estribillo que les gusta mucho repetir).

En las balanzas fiscales casi todo es mentira. Son un ejercicio académico que ningún Gobierno central en el mundo hace, pues nadie sensato se dedica a cultivar el agravio que, inevitablemente, aparece cuando se territorializa el gasto público. ¿Por qué no calculamos las balanzas fiscales dentro de Cataluña? Solo los dirigentes de las regiones ricas, también en Alemania o Canadá, esgrimen el déficit fiscal con métodos de cálculo parciales para utilizarlo en el debate político doméstico. En el caso español, la realidad de los hechos es que, como en más de una ocasión ha reconocido públicamente el exconsejero Andreu Mas-Colell, Cataluña contribuye aproximadamente en proporción a su PIB y recibe en función del peso de su población. Es un criterio razonable y justo, como ya argumentó en su día Pasqual Maragall 

No hay pues sangría fiscal, contrariamente a lo que sostienen Junqueras y Pere Aragonès. Lo único anormal en España no es que el agregado de las rentas de los ciudadanos de las comunidades ricas (Madrid, Cataluña o Baleares) contribuya más a la hucha común, sino que el País Vasco y Navarra no lo hagan en igual proporción gracias a un sistema de cupo insolidario, que ha sido la moneda de cambio con el que tanto PP como PSOE han premiado al PNV. Para nuestra desgracia, la excepcionalidad foral es el espejo en el que hoy se mira el fracasado independentismo catalán, y que sostiene el cansino recurso al agravio imaginario."                 (

16/1/24

¿Balanzas fiscales con un gobierno progresista? Se trata de un instrumento que prácticamente no se realiza en ningún otro país del mundo porque no permite obtener resultados concluyentes. No hay ningún criterio que pueda determinar con objetividad a quién beneficia o perjudica lo que ingresa o gasta el Estado, de modo que el resultado será siempre completamente diferente según el método de cómputo que utilice quien haga la balanza. Se podría “demostrar” que España “roba” a Cataluña, o lo contrario... ¿Si el Estado invierte en una carretera en Andalucía sólo nos beneficiaremos los andaluces? ¿Acaso no vendrán turistas o empresas catalanas que serán igualmente beneficiados? ¿Cómo determinar a quién beneficia o perjudica el gasto en defensa o administración de justicia? Sólo sirven para que demagogos y supremacistas como la derecha nacionalista catalana vayan diciendo que los demás se quedan con su dinero... Es lamentable que el gobierno del PSOE y Sumar ceda en este tipo de chantajes (Juan Torres López)

 "Como era de esperar y muchos habíamos anticipado, los acuerdos con la derecha nacionalista catalana para la investidura de Pedro Sánchez han mostrado muy pronto que no conformaban una auténtica mayoría y que implicarían cesiones impropias del progresismo del que hacen gala PSOE y Sumar.

Me referiré solamente a la de proporcionar datos oficiales “para que cada administración calcule sus propias balanzas fiscales”, según han expresado fuentes del gobierno

Estas balanzas son un cálculo orientado a determinar a quién perjudica o beneficia la liquidación de todas y cada una de las partidas de los Presupuestos del Estado. Un cálculo con el que los nacionalistas catalanes buscan demostrar que “España les roba”.

Se trata de un instrumento que prácticamente no se realiza en ningún otro país del mundo porque no permite obtener resultados concluyentes. No hay ningún criterio que pueda determinar con objetividad a quién beneficia o perjudica lo que ingresa o gasta el Estado, de modo que el resultado será siempre completamente diferente según el método de cómputo que utilice quien haga la balanza. Se podría “demostrar” que España “roba” a Cataluña, o lo contrario. Lo explicaron muy bien Josep Borrell y Joan  Llorach en su libro Las cuentas y los cuentos de la independencia.

¿Si el Estado invierte en una carretera en Andalucía sólo nos beneficiaremos los andaluces? ¿Acaso no vendrán turistas o empresas catalanas que serán igualmente beneficiados? ¿Llevar el AVE con dinero del Estado a Cataluña sólo beneficia a los catalanes? ¿Cómo determinar a quién beneficia o perjudica el gasto en defensa o administración de justicia?, ¿seguro que a todos los habitantes por igual? ¿Acaso son los territorios quienes pagan los impuestos y se puede comparar, entonces, lo que para cada uno de ellos supone la carga fiscal?

Las balanzas fiscales nunca proporcionan resultados que puedan ser asumidos como ciertos y objetivos y lo único que producen es ruido y confusión. Sólo sirven para que demagogos y supremacistas como la derecha nacionalista catalana vayan diciendo que los demás se quedan con su dinero.

Es lamentable que el gobierno del PSOE y Sumar ceda en este tipo de chantajes. A mi juicio, lo progresista no es contribuir a la disputa irracional, al enfrentamiento y la insolidaridad, a una pugna entre administraciones en la que ninguna llevará razón. No representa progreso alguno que los partidos de izquierdas den combustible y munición a la derecha supremacista catalana. Se convierte él mismo en pirómano. Yo creo que lo progresista sería afirmar que se rechaza el uso de las balanzas fiscales como arma arrojadiza de unos españoles contra otros, porque no ayudan a plantear los problemas que tenemos de inequidad territorial en un clima de igualdad y respeto y con datos objetivos. O, en todo caso, negociar y acordar su elaboración conjunta con criterios de cálculo consensuados, pero no echar a pelear entre ellas a las comunidades autónomas.  

Empieza mal este gobierno y terminará peor si sigue cediendo ante un chantaje que pudo y, a mi juicio, debió haber evitado desde el principio."              (Juan Torres López, blog, 12/01/24)

1/11/23

“Mi” balanza fiscal... Habrá que explicar a algunos que un millonario que viva en La Moraleja paga lógicamente más impuestos que un parado que viva en Burgos. Pero además es que un millonario que viva en Pedralbes paga más impuestos que un peón del Poble Sec. Si un territorio paga más impuestos que otro es porque tiene más millonarios por metro cuadrado

 "Nos han informado detalladamente de que Cataluña (aunque no sólo) tiene una balanza fiscal negativa. Pues bien: emplazo a quien sea a que me cite el caso de algún catalán que teniendo una situación económica como la de usted, pague más impuestos estatales que usted.

Por otra parte, yo pago religiosamente mis impuestos pero, como no padezco enfermedades graves (toco madera) ni tengo hijos en edad escolar y además en mi familia nadie cobra el paro ni está jubilado, resulta que la balanza fiscal de mi familia es clarísimamente negativa. Estoy por pensar que mis vecinos me roban. Por de pronto, voy a pedir que pongan unas baldosas más bonitas en mi trozo de acera y que me instalen una parada de autobús al pie de casa.

Habrá que explicar a algunos que un millonario que viva en La Moraleja paga lógicamente más impuestos que un parado que viva en Burgos. Pero además es que un millonario que viva en Pedralbes paga más impuestos que un peón del Poble Sec. Si un territorio paga más impuestos que otro es porque tiene más millonarios por metro cuadrado. Y en cuanto a las inversiones, ¿debemos hacer mejores hospitales para los de los barrios altos de Barcelona que para los de Melilla? ¿O llevar el AVE sólo a las provincias ricas?"   (Juan José Ruiz , El Común, 07/08/23)

25/10/23

¿Podemos considerar realmente a la nación como un modelo de nivelación? ¿Puede Inglaterra abordar el declive industrial y la falta de inversión en regiones como el noreste de Inglaterra o Gales? Uno podría soñar con transformar el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en una federación. Quizá sea eso lo que realmente haga falta para lograr más igualdad. Pero, ¿accedería alguna vez Londres a una medida tan radical? Es probable que a la capital le convenga salir del paso y que las provincias mendiguen migajas

 "Cada vez que en Gran Bretaña se habla de descentralización, se cita a Alemania como ejemplo de cómo hacerlo bien. En 2004, por ejemplo, Matthew Tempest, de The Guardian, calificó a Alemania como "quizá el ejemplo más avanzado de gobierno descentralizado". Y la semana pasada, Andy Burnham, alcalde del Gran Manchester, sugirió, sin ninguna originalidad, que se aplicaran los métodos alemanes para resolver la agobiante desigualdad regional de Gran Bretaña. "Así es como se ve la verdadera nivelación", dijo Burnham, de nuevo en el (antes Manchester) Guardian: "una ley básica en la Constitución alemana que exige la igualdad entre los 16 estados".

Sus palabras se hacían eco de las del Ministro de Estado para Alemania Oriental, que acababa de visitar el país. Junto a Burnham en la Conferencia del Norte, Carsten Schneider declaró: "El objetivo de crear condiciones de vida iguales en toda Alemania se encuentra incluso en nuestra Constitución. Hay buenas razones para ello. Si las regiones se separan, es malo para todos. Si prosperan diversas regiones, prosperará todo el país".
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"Cuando uno visita Alemania", escribió Burnham, "puede ver y sentir el éxito de esta política allá donde vaya en los altos estándares de las infraestructuras de transporte y el espacio público". Obviamente, Burnham nunca ha viajado en Deutsche Bahn. Debido al envejecimiento de las infraestructuras y a un enorme retraso en las inversiones, los ferrocarriles alemanes ya no son muy puntuales. Una investigación de ARD en septiembre reveló que la red ferroviaria estaba "al borde del colapso". Y, como en el Reino Unido, es un símbolo de la incapacidad de Alemania para invertir por igual en todas sus regiones.

La política ensalzada por políticos de centro-izquierda como Schneider y Burnham es el gigantesco proyecto conocido como Aufbau Ost, la reconstrucción del antiguo Este comunista durante los últimos 30 años. Cuando ambos se reunificaron, el PIB del Oeste era un 50% superior al del Este; visitar este último cuando yo era adolescente era como viajar en el tiempo a un pasado vagamente distópico, con diminutos coches de plástico que chisporroteaban, el omnipresente olor a humo de carbón y una enorme escasez de pintura para casas y papel higiénico que no rayara. 

El Canciller Helmut Kohl prometió "paisajes florecientes" en el Este cuando cayera el Muro de Berlín. Ocurrió lo contrario. La producción industrial cayó un 70%. Se cerró un tercio de las fábricas del Este, muchas de las cuales se vendieron por una miseria a los occidentales. El desempleo se disparó. Las inversiones no pudieron frenar la hemorragia. En 1995, el gobierno de Kohl, alarmado, elaboró un plan para financiar adecuadamente la Aufbau, al que denominó Solidarpakt: el "pacto de solidaridad". El plan se diseñó para cumplir la cláusula constitucional de la que alardeaba Burnham, que responsabiliza al gobierno federal de la "creación de condiciones de vida equivalentes" en todo el país.

Lo que constituye condiciones equivalentes está, por supuesto, abierto a la interpretación. Los conservadores suelen entender que significa igualdad de infraestructuras públicas: carreteras, ferrocarriles, telecomunicaciones. Pero la izquierda suele insistir en que también debe significar niveles similares de salarios y pensiones. Periódicamente, los gobiernos de los estados se pelean por los detalles de las fórmulas, sugiriendo retoques que les favorecerían. No obstante, el principio de redistribución federal se ha mantenido firme.

 Al fin y al cabo, el Solidarpakt impulsó un sistema que ya existía desde 1949, cuando se creó la República Federal bajo la atenta mirada de los aliados ocupantes. Ese sistema se conoce como Länderfinanzausgleich (literalmente: "Igualación financiera de los Estados"), y surgió de otro artículo de la Constitución, que establece que "se garantizará por ley... que se compense adecuadamente la diferente capacidad financiera de los Länder". Básicamente, regula la transferencia de ingresos fiscales de los Länder (estados) más ricos a los más pobres.

Pero en los años noventa, el Länderfinanzausgleich no proporcionó ni de lejos el dinero suficiente para evitar el colapso económico total en el Este. Para ello se necesitaban cientos de miles de millones. Un nuevo "recargo de solidaridad" temporal para financiar el Este apareció en las nóminas como el 7,5% del impuesto sobre la renta de los alemanes. Se subieron los impuestos sobre la gasolina. Además, se crearon grandes fondos especiales para financiar la cultura, la policía y las infraestructuras de Berlín, acordes con el estatus de la ciudad como nueva-vieja capital del país reunificado. Otros cientos de miles de millones de euros fluyeron hacia el Este, en forma de pensiones estatales que reconocían la vida laboral de los orientales, aunque hubieran trabajado en un sistema que se había hundido y cuya moneda casi no valía nada.

Nadie sabe exactamente cuánto "costó" la reunificación, porque hay muchas formas diferentes de calcularlo, pero sin duda supera con creces el billón de euros. Aufbau Ost supuso una enorme carga para la economía, pero significó que los "nuevos Estados federados" recibieron pronto autopistas lisas y estaciones de tren relucientes. Los centros urbanos y los castillos, desde el Báltico hasta la frontera checa, se renovaron impecablemente. Poco a poco se fue reduciendo el impuesto de solidaridad. Hoy, sólo las rentas altas pagan el recargo.

 ¿Aceptarían alguna vez los ingleses semejante carga? A pesar de las quejas de la prensa, en general los alemanes occidentales lo consideraban un deber hacia sus hermanos que sufrían bajo el comunismo. La caída del Muro de Berlín dio al proyecto una urgencia histórica sin precedentes. Sencillamente, no había alternativa. ¿Se puede imaginar realmente que Londres y los países del interior tomen una por el Norte? ¿Durante el tiempo necesario para marcar la diferencia?

¿Y hasta qué punto debería inspirarnos Alemania? Länderfinanzausgleich es complicado de una forma que sólo Alemania puede hacer complicada: Sueddeutsche Zeitung escribió una vez que sólo unas pocas docenas de personas entienden realmente cómo funciona, lo que no debería ser el caso en una democracia.

 Y aunque la labor de "nivelación" de Alemania ha recorrido un largo camino, no está ni mucho menos terminada. Muchas ciudades del Este - Leipzig, Dresde, Berlín - son más prósperas que algunas de sus equivalentes occidentales. La capital ya no es la peor parada del país en materia de desempleo, sino Bremen, en el noroeste. Pero los niveles de renta en el Este siguen siendo obstinadamente más bajos: en 2020, el salario bruto medio, de 36.499 euros, seguía siendo 7.440 euros inferior al del Oeste.

Otros vectores apuntan también a la desigualdad. Según un estudio de la Fundación Friedrich Ebert, un think tank vinculado al SPD de centro-izquierda, la mayoría de las zonas rurales del Este se encuentran en una "crisis estructural duradera", debido a la despoblación, los bajos salarios y la falta de banda ancha. Muchas pequeñas ciudades occidentales también se enfrentan a la desindustrialización y al aumento de la pobreza, al igual que el norte de Inglaterra. La nivelación no ha evitado su declive. No obstante, la mayoría de los beneficiarios netos del Länderfinanzausgleich siguen estando en el Este.

Luego está la capital -ese extraño engendro de Este y Oeste- que, aunque ahora muestra un crecimiento superior a la media, sigue recibiendo la mayor ayuda del bote: 3.600 millones de euros de un total de 17.000 millones en 2021. También recibe miles de millones adicionales de un fondo federal separado para regiones con problemas, porque de lo contrario la ciudad no podría pagar su deuda de 60.000 millones de euros. Esto ha suscitado quejas en algunas partes del país. Aunque Berlín se ha recuperado, el resto del país la sigue considerando destartalada, decrépita y anárquica. Cuando, en Nochevieja, unos jóvenes atacaron e hirieron a policías y socorristas con fuegos artificiales en escenas bélicas en las calles de Berlín, los dirigentes bávaros arremetieron contra la "caótica" capital. Baviera, antaño un reino rural pobre poblado por paletos con pantalones de cuero, fue un receptor neto de transferencias financieras hasta finales de los años ochenta. En la actualidad, es líder de Alemania en turismo, tecnología y educación.

¿Por qué, se preguntan los bávaros, deberían financiar al "Estado fallido" de Berlín, que ni siquiera puede mantener el orden y tiene que repetir unas elecciones locales el mes que viene debido a las irregularidades rampantes?

Del mismo modo, cuando hace unos años Berlín decidió convertirse en el primer y único Estado alemán en ofrecer guarderías gratuitas, las protestas procedentes de Múnich fueron sonoras: ¿por qué debemos pagar por algo que esos berlineses perdedores, con sus 60.000 millones de euros de deuda, apenas pueden permitirse? En tales ocasiones, los políticos de los Estados más ricos exigen inevitablemente una reforma: una especie de antinivelación. La semana pasada, el ministro bávaro de Finanzas, Albert Füracker, dijo que no quería seguir financiando los "programas de bienestar" de Berlín y anunció que Baviera recurriría el Länderfinanzausgleich ante el Tribunal Constitucional. ¿Alguien debería decírselo a Andy Burnham?

Al igual que en Gran Bretaña, la capital alemana recibe indudablemente más de lo que le corresponde. ¿Podemos, entonces, considerar realmente a la nación como un modelo de nivelación? Y, lo que quizá sea más importante: ¿es el hercúleo reto de injertar un antiguo país comunista en bancarrota en una economía capitalista moderna comparable de algún modo a la tarea de abordar el declive industrial y la falta de inversión en regiones como el noreste de Inglaterra o Gales? ¿Puede Gran Bretaña aprender de Alemania, o la solución alemana es demasiado, bueno, alemana?

Para responder plenamente a esta pregunta, tenemos que mirar más allá del nacimiento del Länderfinanzausgleich, a la historia de la que surgió la política. Esa historia es radicalmente distinta de la de Inglaterra. Hasta que Prusia reunió la mayor parte de las tierras de habla alemana en un imperio (el Segundo Reich) en 1871, el lugar que llamamos Alemania comprendía docenas de reinos y ducados. Ninguna metrópoli se enseñoreaba del resto. Inglaterra, por su parte, se convirtió en país en el año 927. El gobierno monárquico lleva más de un milenio recaudando impuestos desde su percha en Londres. Sólo con el Tercer Reich Alemania centralizó realmente el poder (y las finanzas) en Berlín. Ya sabemos cómo acabó aquello.

Tras la guerra, el país se reformó a propósito para que no tuviera un centro fuerte. Aunque Berlín está empezando a florecer económicamente de nuevo -atrae más capital de nueva creación que ninguna otra ciudad alemana-, nunca será un Londres, que genera la mayor parte de la riqueza de la nación y luego la distribuye como un rey caprichoso. Para alterar estructuras tan arraigadas hace falta una catástrofe, o bien décadas de lentos cambios. La "devolución" alemana se impuso originalmente por la fuerza de unas pocas palabras en una constitución, dictada por las potencias ocupantes, habiendo sido el país escenario de algunos de los dramas más desgarradores del siglo XX. La caída de dos dictaduras exigió medidas drásticas. Inglaterra no ha conocido convulsiones tan graves en los tiempos modernos.

La conciencia de la historia y un profundo deseo de estabilidad hacen que el Estado alemán haya estado dispuesto a asumir enormes tareas -y a gastar mucho dinero en ellas- de una forma que puede parecer extraña y exagerada para algunos en Westminster. No estoy seguro de que Andy Burnham sea consciente de la magnitud del cambio necesario para transformar el sistema inglés en algo parecido al alemán. Uno podría soñar con transformar el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en una federación. Quizá sea eso lo que realmente haga falta para lograr más igualdad. Pero, ¿accedería alguna vez Londres a una medida tan radical? Es probable que a la capital le convenga salir del paso y que las provincias mendiguen migajas."    
                (UnHerd, 31/01/23; traducción DEEPL)

14/12/22

El Reino Unido se españoliza... los ingleses sienten un fuerte agravio comparado contra lo que consideran los privilegios de los escoceses... Un tipo de nacionalismo parecido al de los conservadores en España... ¿Está, por tanto, condenada Escocia a seguir el camino de Cataluña? No necesariamente. Es probable que la distinción más importante entre estas regiones sea la menos enfatizada; que Escocia solo tiene un partido independentista mientras que Cataluña tiene dos La negativa del actual Ejecutivo británico a celebrar otro referéndum y la esperada sentencia del Tribunal Supremo de ese país, en la que niega que el Gobierno escocés tenga competencias para celebrar una consulta sin el consentimiento del Parlamento británico, parecen acercar el Reino Unido a un modelo de conflicto territorial parecido al español... A medida que la amenaza se convierte en real, no es raro ver que las soluciones arriesgadas se dejan de lado y que el discurso sobre la unión cambia también. El Reino Unido es un Estado claramente plurinacional, pero sigue siendo un Estado y se dotará de un discurso que lo legitime si se ve en peligro... Nicola Sturgeon. Ha aprendido bien las lecciones de Cataluña y no quiere optar por vías ilegales. Pero al mismo tiempo ha aprendido bien las lecciones de Quebec. Perder dos referendos en tan poco tiempo sería mortal para el movimiento independentista escocés como lo fue para el quebequés

 "La mayoría de las comparaciones entre Cataluña y Escocia versaban sobre la distinta respuesta entre el Gobierno español y el Gobierno británico a sus respectivos desafíos independentistas. La negativa del actual Ejecutivo británico a celebrar otro referéndum y la esperada sentencia del Tribunal Supremo de ese país, en la que niega que el Gobierno escocés tenga competencias para celebrar una consulta sin el consentimiento del Parlamento británico, parecen acercar el Reino Unido a un modelo de conflicto territorial parecido al español.

Por un lado, tenemos un Ejecutivo regional decidido a lograr la secesión, pero cuya población está partida por la mitad en la cuestión de la independencia. Por otro lado, tenemos a un Gobierno central conservador impopular, pero al que siempre le ha ido bien al defender el nacionalismo británico. Esta “españolización” del Reino Unido nos permite cuestionar dos lugares comunes sobre los conflictos territoriales y entender cuál es la verdadera diferencia entre Escocia y Cataluña.

El primer lugar común es que los conflictos nacionales se podrían solucionar reconociendo la plurinacionalidad de un país. El problema con esta idea es que un Estado plurinacional sigue siendo un Estado, no una unión voluntaria. El unionismo británico ha defendido tradicionalmente que, al ser el Reino Unido una unión de partes, cualquiera de estas podría independizarse si quisieran. Sin embargo, esas posiciones son fáciles de mantener cuando el riesgo de secesión no es real. Hasta muy recientemente, el apoyo a la independencia era minoritario en Escocia, ya que era la devolution (descentralización) la opción más apoyada entre los escoceses durante la segunda mitad del siglo XX. El entonces primer ministro británico David Cameron permitió el referéndum de 2014 en gran parte porque estaba convencido de que lo iba a ganar y que acabaría así con las aspiraciones independentistas.

Sin embargo, desde el referéndum del Brexit hasta ahora no estamos en esa situación. 

 Los escoceses votaron mayoritariamente por permanecer en la UE, lo tomaron como una violación de su voluntad nacional y a medida que se han ido viendo los estragos de la salida de la UE, el sí y el no a la independencia se han ido repartiendo casi a medias en la población, al igual que pasa en Cataluña. Ningún líder británico tiene hoy en día la confianza de ganar un nuevo referéndum y, después del fiasco del Brexit, ninguno quiere jugársela. A medida que la amenaza se convierte en real, no es raro ver que las soluciones arriesgadas se dejan de lado y que el discurso sobre la unión cambia también. El Reino Unido es un Estado claramente plurinacional, pero sigue siendo un Estado y se dotará de un discurso que lo legitime si se ve en peligro.

 De hecho, el cambio más importante en la identidad de los británicos no está quizá en la de los escoceses, sino en la de los propios ingleses. Los trabajos de Ailsa Henderson y Richard Wyn Jones ponen de manifiesto que los ingleses sienten un fuerte agravio comparado contra lo que consideran los privilegios de los escoceses. El Partido Conservador ha azuzado esta identidad para ganar elecciones y desde entonces ha desarrollado un unionismo muy cerrado (hyperunionism), que no permite la celebración de nuevos referendos. Un tipo de nacionalismo parecido al de los conservadores en España.

Como explica Karlo Basta, cualquier concesión a una región provoca una reacción (backlash) de la nación mayoritaria. Es necesario, por tanto, calibrar bien y preparar tanto a la población de la región minoritaria como a la población mayoritaria de los cambios que se vayan a hacer. Eso es altamente difícil si un partido considera que le beneficia movilizar los agravios de la mayoría contra una definición plurinacional del Estado.

 Tanto el nacionalismo catalán como el español se definen como europeístas y demócratas y acusan al otro de ser étnico y excluyente. En el conflicto entre estos dos nacionalismos que se dicen cívicos se han roto muchos consensos y normas de la convivencia que no deberían haberse roto (discurso de doble legalidad, referendos ilegales, conflictos en la calle, aplicación del 155, juicios, despliegue policial sobredimensionado, etcétera). Los nacionalismos escocés y británico también se arrogan ser cívicos y liberales, pero en nombre de la democracia se pueden romper muchas normas democráticas. Es el comportamiento concreto de cada político, partido, asociación e intelectual el que debe ser juzgado en cada caso. En un libro reciente, varios investigadores analizamos el auge del nacionalismo alrededor del mundo y concluimos: “En un momento en el que el nacionalismo étnico está en auge no hemos de olvidar que el nacionalismo cívico también lo está. Y eso no es necesariamente algo que celebrar”.

 ¿Está, por tanto, condenada Escocia a seguir el camino de Cataluña? No necesariamente. Es probable que la distinción más importante entre estas regiones sea la menos enfatizada; que Escocia solo tiene un partido independentista mientras que Cataluña tiene dos.

 Como explican Juan Rodríguez-Teruel y Astrid Barrio, la división dentro de un bloque identitario produce un proceso de outbidding por el que cada partido quiere mostrarse más radical que el otro para llevarse a los votantes de ese bloque y es este proceso el que lleva a una escalada de las tensiones. Esto es precisamente lo que sucedió entre ERC y CiU. Sin embargo, el SNP parte de la ventaja de ser el único partido importante entre las filas independentistas y, por ello, puede permitirse calibrar cómo de lejos lleva el desafío.

Esto ayuda a explicar, de hecho, la estrategia de la líder nacionalista escocesa, Nicola Sturgeon. Ha aprendido bien las lecciones de Cataluña y no quiere optar por vías ilegales. Pero al mismo tiempo ha aprendido bien las lecciones de Quebec. Perder dos referendos en tan poco tiempo sería mortal para el movimiento independentista escocés como lo fue para el quebequés. La división por la mitad de la sociedad escocesa hace que un referéndum sea una opción arriesgada tanto para el Gobierno central como para ella.

 No obstante, el conflicto entre el SNP y los conservadores les beneficia a ambos y es probable que sigamos viendo escalar las tensiones. Por eso, la hoja de ruta de Sturgeon parece ser la de mantenerse en una calculada tensión con el Gobierno británico que contente a sus bases independentistas sin hacer explotar la situación. Una tensión que le permita ganar las siguientes elecciones y mantenerse en el poder. La esperada negativa del Tribunal Supremo le permite culpar a otros de la no celebración del referéndum mientras justifica elevar el tono y enmarcar las siguientes elecciones como plebiscitarias, tal y como hicieran los partidos catalanes en 2015. La apuesta es muy arriesgada, ya que el Reino Unido se parece más a España de lo que solía pensarse. Sturgeon sabe que está jugando con fuego. Esperemos, por el bien de Escocia, que no se queme."                   

(Javier Carbonell es investigador doctoral en Edimburgo y colaborador de Agenda Pública. El país, 08/12/22)

26/11/21

Colau dice que los padres que quieran castellano que vayan a la privada... pero Colau, los gallegos, andaluces, extremeños que hablan la lengua de los trabajadores en Cataluña, (el castellano, que en Galicia es el gallego) no tienen dinero para enviar a sus hijos a la privada... Colau, son trabajadores... Colau, parece mentira... utilizar un argumentario totalmente clasista... cousas veredes

 "La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha reaccionado a la sentencia del Tribunal Supremo, que obliga a impartir un 25% de clases en castellano en Cataluña; y ha pedido en una entrevista en TVE que las familias que quieran escolarizar a sus hijos en castellano lo hagan en centros privados. Ella cree que es un "error" convertir la inmersión lingüística de los colegios de Cataluña en un problema y politizarlo.

Preguntada por las familias que quieren más educación en castellano en el sistema público y concertado, la líder de los Comuns ha dicho que "para muchas opciones distintas existe efectivamente la educación privada". "Yo creo que el sistema público debe defender un sistema igual para todo el mundo, que insisto, incluye la garantía del pleno dominio de los dos idiomas, del catalán y del castellano", expresaba la alcaldesa. (...)"           (e-notícies, 25/11/21)

21/10/21

Cristian Segura: “Cuando La Caixa y el Banco de Sabadell abandonan Cataluña, espiritualmente y en alma, es porque el oasis ya no existe”... el día en que se derrumbó de forma definitiva el mundo del orden fué el 20 de septiembre de 2017, el día en que los dirigentes de Òmnium y la ANC convocaron la gente para interferir en la entrada de la comitiva judicial al Departamento de Economía... Canadell es el paradigma de la pérdida de influencia de este mundo... Que una persona como él llegue a ser presidente de la Cámara de Comercio ya lo dice todo... Hay 500 altos cargos que desde hace una década ganan anualmente cien mil euros. Esto crea un patrimonio. Ya no es clase media. Es clase alta... Después hay empresarios que han crecido a la sombra de la contratación pública

 "Cristian Segura, escritor y periodista, publica “Gent d’ordre. La desfeta d’una elit”

El periodista y escritor Cristian Segura nació en 1978 en el seno de una familia rica venida a menos. Quizás suena despectivo decirlo así, pero él habla sin reparos en su último libro “Gent d’ordre. La desfeta d’una elit”. No ha sido sencillo el camino de su texto original en las librerías. Finalmente se ha animado Galaxia Gutenberg. Segura, actualmente en el diario El País, nos habla de unas élites barcelonesas que han ido desapareciendo. La globalización, el nacionalismo y la consolidación del estado del bienestar las han arrinconado.

 ¿Porqué ha costado tanto que alguna editorial se animara a publicar el libro? ¿Esa “gente de orden” de la que habla quiere mantenerse en la oscuridad?

Este libro lo movió entre diferentes editoriales. El grueso lo escribí entre 2016 y 2018. No había respuestas. Encontré una editorial que estaba muy interesada: Destino. Un año y medio después cuando ya estaba todo listo para que saliera -de hecho se puede encontrar esta edición en Internet- se echaron atrás.

¿Qué pasó?

A los editores de Destino y también de Columna deduzco que les preocupaba que hablaba de demasiada gente ‘importante’. Destino, Columna y otros sellos del grupo Planeta publican libros más bestias que éste, donde se afirman cosas graves, y no pasa nada. Quizás tuvieron un momento de exceso de preocupación. Me parece absurdo pero lo celebro porque me ha ayudado un buen editor, que es Joan Tarrida, en Galaxia Gutemberg.

¿Tenían razón con sus recelos? ¿Se le ha quejado mucha gente por lo que dice de ella en el libro?

Nadie. No tenían ninguna razón. Tuvieron el libro congelado casi dos años porque no sabían cómo decirme que se habían equivocado. No se atrevieron nunca a decírmelo. Hubo un señor editor de Columna y Destino a quien por precaución le daba reparo publicarlo.

Quizás se ha arrepentido

No creo. Debió acabar harto de mí. Y yo de él.

¿Quién es esta “gente de orden” de la que nos habla?

Es gente que es partidaria de una estabilidad, de un orden social, que es conservadora, que no es partidaria de aventuras ni de romper platos o revueltas. Lo que quiere es cierto inmovilismo social dentro de un progreso colectivo y no hacerse daño.

Se refiere a las élites barcelonesas. ¿No tiene peso la “gente de orden” fuera de la capital catalana?

No he investigado sobre la gente de orden de Vic pero como periodista y porque Cataluña es muy pequeña he conocido a prohombres y burguesía de otras ciudades catalanas. Este es un libro muy personal con una voluntad de ir más allá del ensayo o el reporterismo. Es algo más personal, literario, centrado en Barcelona.

Y, en parte, biográfico

Mucho. Un empresario clásico de la vieja Convergencia que ahora debe ser puigdemontista a matar me preguntaba, hace muchos años, porqué criticaba a la burguesía de Barcelona y no criticaba a la gente de Sant Adrià. La respuesta es que conozco Sant Adrià de Besòs como periodista, he informado mucho sobre él, pero yo no soy de allí. No me atrevo a escribir de lo que realmente no conozco. Y luego, por posición social, por privilegios, por condición de poder encuentro más loable ser severo con la burguesía, con las clases acomodadas, que con grupos sociales que son los que menos tienen en nuestra sociedad.

 La gente de orden ¿es de trato amable, correcto, de lo que se suele entender por ser ‘bien educado’?

Hay de todo. En el libro aparecen auténticos pijos. Piensas que sus hijos acabarán haciéndose de la Baader Meinhof o anarquistas. La gente arrogante, con poder, con potencia económica es particularmente insoportable.

Su padre, según explica, creó la palabra pijoloco y usted añade el pijoprogre. ¿Aún quedan de estos especímenes?

Aun están. Planteo mis tesis de forma a veces cómica, a veces muy personal y lo que hago es describir el mundo de Diagonal para arriba. Este pijoloco, este pijoprogre o el pal de paller, que es otra personalidad de la que también hablo en el libro, aún existen. Estos grupos están más fragmentados y deben compartir su condición de privilegiados con otros colectivos que antes no eran tan fuertes. Durante mucho tiempo habrá pijoprogres, gente con pasta que se considera muy progresista y muy de izquierdas y que quiere compensar su condición privilegiada blandiendo banderas progresistas y de causas justas. De pijolocos también habrá. No sé si tantos. El postureo social de solidaridad ha cuajado mucho. El pijoloco, aquel personaje amoral, que tiene dinero, a quien no le importa de dónde viene y que no tiene ningún sentimiento de culpa de clase también está y me parece que es más sano que el otro.

 Un ejemplo claro de pijoloco es José Cusí, el armador del Rey Juan Carlos

Hay más. El mundo que retrato viene de muchas décadas atrás, de muchas generaciones, pero su poder se consolida durante la paz social del franquismo y a partir de ahí la burguesía barcelonesa gana muchos enteros a nivel de peso industrial, económico. El paradigma de pijoprogre que representa Jaime Gil de Biedma o el de pijoloco que es Cusí son ramas del mismo árbol. Son familias que durante el franquismo ganan mucho peso. Uno lo transmite siendo muy crítico con sus orígenes y el otro, sin ningún tipo de complejo y culpa de clase. Samaranch también es un ejemplo de ello.

Con el movimiento político y social de los últimos años ¿han aparecido también pijolocos y pijoprogres catalanistas? Laura Borràs ¿qué es?

Ahora hay pijolocos catalanistas. En el libro cito algunos casos. Explico que me invitaron a una especie de lobi o grupo nacionalista, que era una fricada. Había ex-consejeros de Maragall, empresarios nacionalistas… Era frivolidad e inconsciencia. Laura Borràs es una señora de casa bien. No pretendo hacer cuadricular a la gente pero la política se ha convertido en una herramienta para conseguir lo que quiere. No diría que es pijoloca. Ella es militante de una causa política.

¿Encajaría mejor como pijoprogre?

De progre no tiene nada. Absolutamente nada. Convertir una de las regiones más ricas de Europa en un nuevo Estado-nación no me parece algo especialmente progresista. Crear nuevos estados-nación que no sean regiones oprimidas y colonizadas no me parece progresista. Hay mucha gente que sí lo considera así. Pero nada de lo que hace Laura Borràs me cuadra con el pijoprogre.

Estos pijoprogres y pijolocos catalanistas ¿se arraigarán o desaparecerán con el paso del tiempo?

Burguesía nacionalista o cercana al nacionalismo catalán ha habido siempre. Y en algunos casos, ha sido una suerte. Òmnium fue un ejemplo de ella. Es un mundo que toco puntualmente en este libro. Están ahí desde hace mucho tiempo. Son familias que llevan ahí años y años. Ellos no son la novedad. 

La novedad es este nuevo mandarinato y el poder que han ganado nuevos o relativamente nuevos actores empresariales en torno a la administración pública catalana durante la democracia, que mueve mucho dinero. Hay quinientos altos cargos que, desde hace al menos una década pero antes también, ganan anualmente cien mil euros. Esto crea un patrimonio. Ya no es clase media. Es clase alta. Después hay empresarios que han crecido a la sombra de la contratación pública.

 Es una parte nueva. También cito a la gente que viene del extranjero, y ojalá ganen más peso y se impliquen más en los designios del país: chinos, rusos… En el libro hablo de una familia china que tiene muchos restaurantes, con una hija que ha estudiado en un colegio carísimo de Barcelona y ahora va a la London School, de un chico sudamericano que ya tiene 12 colmados y también hay gente que viene con dinero de Rusia, etcétera.

 Cualquier familia con poder económico o con una posición social cómoda ha nacido en algún momento. Esto no es eterno. Normalmente no va más allá de cuatro o cinco generaciones. Eso debe cuajar y esta gente tiene que formar parte de la sociedad civil, implicarse. Y acabará pasando.

 ¿Tendremos una ‘gente de orden’ de origen extranjero pronto?

Sin duda. Tenemos un argentino, Ricardo Rodrigo, presidente de la Fundación RBA, o Dídac Lee, directivo del Barça. Los Palatchi (Pronovias) son de origen turco. Siempre ha habido una mezcla. Lo que pasa es que ahora las oleadas migratorias han sido tan contundentes que, por narices, tiene que surgir. Si no surge puede ser por dos razones: porque tienen la auto-voluntad de crear un gueto y no salir de él o porque quizás los catalanes no somos tan integradores como pensamos.

¿En el upper Diagonal se continúa votando PP y la derecha españolista?

Miras los recuentos de votos elección tras elección y ¿quien gana en Sarrià Sant Gervasi? ¿Quién gana en el Eixample? ¿Quien gana en Sant Cugat? ¿Quien gana en Matadepera? Junts. Y si le sumas ERC, mayoría absoluta. En algunas secciones electorales gana el PP. No sé si en alguna sección ha ganado Vox. En su momento, en alguna ganaba Ciudadanos. Estas élites antes se abalanzan a votar a CiU. También había un voto al PSC, un voto al PP,… pero había una comunión por el bien económico de todos y no romper nada. Ahora se ha fragmentado mucho. La política es un factor disruptivo ahora. No estoy hablando de las 10 personas más ricas, hablo de una sociedad, de Diagonal arriba, donde antes arrasaba C

En los balcones y ventanas de la parte alta de Barcelona ¿hay más banderas esteladas o españolas?

Pocas banderas. Y si de algunas hay más son esteladas. Si vas a Sarrià-Sant Gervasi, sin duda. Pero hay pocas. La gente es menos proclive a expresar sus posiciones. Si vas a una calle concreta de Les Tres Torres verás tres banderas españolas pero si coges los resultados de las municipales, autonómicas y generales Junts sigue siendo la fuerza más votada. En alguna sección muy pequeña, excepcional, gana el PP. Ya no hablemos de Matadepera o Sant Cugat. Matadepera es el municipio más rico de España. De los 25 municipios más ricos de España, 13 son catalanes. Y de los 13 en 10 gana el independentismo. De aquel viejo mundo del orden sólo queda la “castellanor”, los que votan al PP, Ciudadanos o quizás Vox. Han sido fieles a un inmovilismo. El sector Círculo de Economía, el catalanismo moderado ha pasado a votar PSC, pero es minoría. Como me dijo un día Valentí Puig, el catalanismo tal como lo hemos entendido ha muerto, ha desaparecido. Este era el catalanismo que representaba Convergencia para esta gente y por eso la votaban al por mayor. Esto se ha fragmentado mucho pero ahora es mayoritario el independentismo.

Los Godó, los Lara, Lao ¿son los últimos exponentes de esta gente de orden?

Los Lara creo que ya no pintan demasiado en Planeta. Los Lao nunca tuvieron ninguna voluntad de ser pal de paller, de unir, de hacer converger las diferentes sensibilidades de la sociedad civil. Nunca mantuvieron la voluntad de tener influencia en la sociedad barcelonesa-catalana. Además, son del Vallès. Godó es uno de los muy pocos que quedan, que tienen voluntad de incidir y de mirar de sumar sensibilidades desde su posición de interés. Hay otros, pero muy pocos: Javier Faus, en el Círculo de Economía, Gonzalo Rodés con Barcelona Global,… pero tienen mucha menos influencia. Hace veinte años la ampliación del aeropuerto de El Prat ya se habría aprobado. Ahora ya no tienen ascendente.

¿Sánchez Llibre?

Él sí que tiene voluntad de ser pal de paller pero es que ya no tiene influencia. Lo ves como se expresan sobre el tema del aeropuerto con un punto de desesperación, una agresividad que antes no necesitaban. Posiblemente ahora no se habrían producido los Juegos Olímpicos de Barcelona.

¿Ha bajado el nivel intelectual de los máximos representantes de este sector? Joan Canadell ha sido presidente de la Cámara de Barcelona

Canadell es el paradigma de la pérdida de influencia de este mundo de donde vengo. Que una persona como él llegue a ser presidente de la Cámara de Comercio ya lo dice todo.

  La pérdida de interés de estos grupos por la cultura viene del franquismo. Cultura, implicación… es sinónimo de problemas. Muchas generaciones dejan de tener implicación. Los Carulla, que se implican en Òmnium, son casos puntuales. No es lo que nos encontrábamos antes de la República o durante la República. Esto se pierde con el franquismo. Ahora, curiosamente, parte de los hijos de esta gente, que tienen una economía más extractiva que industrial, están invirtiendo el patrimonio en librerías y distracciones culturales. Está bien. Es mejor eso que invertir en armas o en promociones inmobiliarias.

 Jaume Roures, Tatxo Benet, José Antich, Oriol Soler, David Madí… ¿son la nueva “gente de orden”, las nuevas élites?

Madí ya hace tiempo que es élite. Élite política y burguesa. Es el ejemplo de una persona que ha ganado influencia al amparo del poder político. Su familia, los Cendrós, eran industriales muy potentes. Citas nombres del sector de los medios. De Roures sí que hablo en el libro. De Pepe Antich no, porque tiene un poder más político. Roures sí que es un empresario que va más allá. No he querido focalizar el libro en el mundo de los medios, aunque hablo de algunos casos, porque es muy endogámico de nuestra profesión. Al fin y al cabo, la gente de la Diagonal hacia arriba que vive de los medios de comunicación debe ser un 0,5%. Es poco significativo.

Fèlix Millet decía que en Cataluña mandan 400 personas que se van encontrando en todas partes, sean parientes o no. ¿Esto ha cambiado mucho desde que lo decía Millet, hace veinte años?

Estos grupos se han fragmentado bastante. No sólo por la política porque hay nuevos sectores, nuevas influencias. El oasis se ha roto. Sin duda. Cuando Ferran Rodés quiere hacer un periódico, con otras personas, haciéndole la competencia y fastidiando a Javier Godó es porque el oasis ya no existe. Cuando se alía con Entrecanales para ganarle la privatización de Aigües Ter-Llobregat a La Caixa es porque el oasis ya no existe. Cuando La Caixa y el Banco de Sabadell abandonan Cataluña, espiritualmente y en alma, es porque el oasis ya no existe. Hay más ejemplos.

Uno de los pocos reductos que le quedan a la “gente de orden” es, dice, el village del Open Godó de tenis. ¿Les durará mucho ese reducto?

Es como una galería de un museo de historia animal, lleno de animales embalsamados. Es curioso, una experiencia que vale la pena porque es como un viaje al pasado. El mismo Open Godó era el torneo de tenis más importante en España y ahora yo no lo es. El másters de Madrid le ha pasado por delante. Es un ejemplo más de cómo esas élites han perdido influencia. La Feria de Barcelona y la Cámara de Comercio, también. El village del Open Godó es muy loable pero es como una postal del pasado, de un pasado no muy lejano, de hace veinte años.

 Pone fecha al día en que se derrumbó de forma definitiva el mundo del orden: el 20 de septiembre de 2017. Es el día en que los dirigentes de Òmnium y la ANC convocaron la gente para interferir en la entrada de la comitiva judicial al Departamento de Economía y Hacienda de la Generalitat para buscar documentación sobre el proceso independentista. ¿Por qué da tanta importancia a ese día?

Apoyaron una revuelta y esto rompe la lógica de cualquier grupo de orden. Ese día me encontré a bastante gente de la parte alta de Barcelona. Además, coincidía con que unos días después se irían por el puente de la Merced y yo veía fotos suyas en el facebook de esto. Me llamó la atención porque se estaban manifestando porque habían detenido al secretario de Hacienda, Josep Lluís Salvadó,  a quien no conocían ni querían conocer, porque de una persona que lleva los tributos de la Generalitat lo que quieren es estar lo más lejos posible. Buena parte de Cataluña dirá que está muy bien porque tienen un compromiso con la lucha por los derechos y contra la represión. Este libro retrata un sector que quería orden, estabilidad, no quería ir a manifestaciones a ver cómo la policía zurra a la gente o haciendo cosas que atentan flagrantemente contra el estado de derecho. Nunca habían ido a manifestaciones pero cada Diada me encontraba gente de la parte alta.

Desde el punto de vista social, ¿es bueno o malo que la “gente de orden” de la que habla en el libro haya sufrido esta derrota?

Hablo con cierta nostalgia de este mundo porque, al fin y al cabo, es de donde vengo. Las élites siempre existirán, siempre habrá. Ada Colau es élite. Siempre habrá, te guste o no. Cualquier país socialista también tiene élites. La consolidación de la democracia hace que ciertos poderes fácticos tengan menos impunidad. Eso es bueno. La burguesía ha sido motor de cambio muchas veces. Los padres del socialismo ideológico eran burgueses. La burguesía da tiempo. No tienes que estar buscando cubrir tus necesidades más básicas, trabajando catorce horas en la fábrica para llevar comida a casa. Tienes tiempo para comer bien. La revolución francesa la hacen las clases burguesas. Estas generaciones que han podido vivir en unas condiciones óptimas de pensamiento, de formación, no deberían perderse, y se están perdiendo porque ya no hay cultura de esfuerzo industrial. La globalización ha roto mucho aquella economía productiva y de implicación de las familias en el progreso económico. Esto se ha perdido y es algo malo. Lo bueno es que si se amplía la democratización, el poder se redistribuye. El debate de la ampliación de El Prat no se habría producido hace veinte años y es bueno que haya estos debates.

 Todavía hay padres y madres que quieren que sus hijos vayan a ESADE, IESE o escuelas y universidades del Opus

Sigue habiendo y ojalá pueda ir más gente a esos centros. Las escuelas del Opus, por ejemplo, son cojonudas. No sé si tienen que recibir dinero público. ESADE es una muy buena escuela. Es imposible competir con la economía de mercado global. Es muy difícil hacer nada que sea sólido. Una fábrica de motores de hidrógeno es dificilísima. Antes había más capacidad de crear un tejido industrial porque no tenías la competencia del mercado libre global. Hacerle frente requiere que el poder político incida en el mercado pero no se debe perder la cultura del esfuerzo empresarial de la burguesía familiar y eso se está perdiendo por más que los hijos vayan a ESADE.

 ¿En una Cataluña independiente habría ‘gente de orden’?

¡Por supuesto! No hay nada más de orden que un estado-nación. Claro que habría gente de orden. Y si ahora hubiera una Cataluña independiente los primeros que estarían interesados ​​en que los grandes empresarios no independentistas estuvieran a gusto en Cataluña serían los independentistas. Y bien que harían. Si algo tan antiguo y retrógrado como hacer un estado-nación se da en Cataluña -lo que me parecería normal tal y como es el mundo- claro que tendría élites de orden. Como las tiene Francia, Alemania o España."                (Entrevista a Criatian Segura, Siscu Baiges, Catalunya Plural, 04/10/21)

30/8/21

Xavier Rius: el proceso fue una revolución pija desde el principio.... una revolución burguesa... Han quedado suficientes testimonios gráficos en las redes sociales... Las chaquetas a mil euros. Las reflexiones sobre la DUI desde lugares paradisíacos. Las caravanas de Mercedes y estelada. O el ir a manifestaciones con bolsos de Chanel... Nunca supe si eran unos pardillos, unos inconscientes o unos irresponsables. Pasado todo este tiempo, tiendo a pensar que las tres cosas a la vez...

 "Los escarafalls con el Tribunal de Cuentas demuestran dos cosas.

Primera, que esta fue una revolución pija desde el principio. Aquello que declaró el entonces consejero de Empresa, Josep Maria Baiget, en una entrevista en julio del 2017 cuando iban lanzados hacia la independencia. “¿Ir a la prisión? Lo aguantaría. Pero no que vayan contra el patrimonio”. Tuvo la inmensa suerte que fue cesado el mismo día por Carles Puigdemont.

Ahora no està ni encausado por el Tribunal de Cuentas. ¡Vaya favor le hizo Xevi Xirgo, el director de El Punt-Avui!

Pero ello demuesta también lo que hemos dicho muchas veces desde estas mismas páginas.

Fue una revolución burguesa desde el principio.

Han quedado suficientes testimonios gráficos en las redes sociales.

Empezando por la paella de Cadaqués. La localidad más chic de la Costa Brava. ¡Haberla hecho en las Terres del Ebro! Al menos habrían promocionado la zona.  O los gintònics a 15 euros en la terraza de un exclusio hotel de Barcelona.

 También los coches de lujo. Aunque no fuera suyo. Las chaquetas a mil euros. Las reflexiones sobre la DUI desde lugares paradisíacos. Las caravanas de Mercedes y estelada. O el ir a manifestaciones con bolsos de Chanel. “Els carrers sempre seran nostres”, decían. (...)

Nunca supe si eran unos pardillos, unos inconscientes o unos irresponsables. Pero transcurrido todo este tiempo tiendo a pensar que las tres cosas a la vez."            (Xavier Rius, director de e-notícies, 12/07/21)

16/8/21

El independentismo brahmánico. El movimiento tiene un talón de Aquiles en los estamentos menos favorecidos de la población

"Durante décadas una concepción hegemónica de la historia y de la ciencia política aceptaba a grandes rasgos que el nacionalismo era un proyecto burgués. Durante el siglo XIX y buena parte del XX, políticos burgueses lideraban los movimientos nacionalistas.

Intelectuales burgueses los fundamentaban, «inventando tradiciones» (en afortunada expresión del afamado historiador Eric Hobsbawn). Los estamentos sociales burgueses eran la base social que posibilitaba su éxito electoral. En Cataluña la Liga es el ejemplo por antonomasia de este fenómeno. CiU, el gran continuador de un proyecto nacionalista de indiscutible perfil burgués.

Evidentemente estamos ante una simplificación. El nacionalismo siempre ha disfrutado de implantación en ciertas clases populares menestrales, aunque su penetración entre los grupos más numerosos y menos favorecidos de la clase trabajadora ha sido limitada. Y esto sigue siendo así.

ERC ha hecho un esfuerzo considerable para superar las limitaciones de la movilización nacionalista, proclamando explícitamente su voluntad de ensanchar la base. Estos esfuerzos han permitido a los republicanos arrancar votos donde no habría pensado que los obtendría: en segundas generaciones de la inmigración castellanoparlante. Pero sólo en sectores bien formados.

ERC es un partido con fuerte perfil brahmánico, el concepto acuñado por Thomas Piketty y otros colaboradores suyos para referirse a partidos de izquierda cada vez más elitistas, que han ensanchado en las últimas décadas su base electoral entre los sectores con nivel educativo y de ingresos más elevados, hasta el punto de terminar representante fundamentalmente colectivos acomodadas.

Cuando comenzó el proceso en 2012 los nacionalismos estaban convencidos de que era posible instalar la idea de que un solo pueblo avanzaba unido hacia la independencia. En uno de los primeros artículos que escribí sobre el tema (con F. Javier Moreno Fuentes), Destino Itaca ¿Estamos todos a bordo? (Agenda Pública, 2013) presentábamos datos que lo cuestionaba.

Buena parte de los catalanes de perfil socioeconómico más humilde no querían ir a Ítaca. La reacción de los politólogos afines al movimiento independentista (en prensa escrita, blogs y redes) resultó sorprendente. Reconocían que existían diferencias entre clases socioeconómicas en el apoyo a la independencia (difícil negarlas), pero afirmaban ufanos que eran estadísticamente espurias, que debían ser atribuidas a identidades sociolingüísticas.

En otras palabras, si veíamos diferencias en el apoyo a partidos nacionalistas o la independencia no teníamos que quedarnos con la idea de que podían ser «explicadas» para la extracción socioeconómica sino por el origen sociocultural."                         (Pau Marí-Klose , Política & Prosa, 02/07/21)

24/6/21

¿No hay algo de justicia poética en que a quién quitó una parte del estado de bienestar de los catalanes, se le quite ahora parte de su fortuna? ¿Para cuándo Rajoy? Andreu Mas-Colell participó en aquella locura sin ética alguna (el proceso), abocada a futuribles inquietantes, como la restricción de la democracia, la estructuración de la miseria, el enfrentamiento social... pues ahora el corporativismo de una pléyade de académicos amigos piden que su dinero no se toque... No se va a ver en la calle con muebles y niños, no a va a ir a las colas de la comida, sólo va a perder algo de su riqueza

 Óscar Guardingo @oguardingo

 Yo de Mas-Colell solo recuerdo la impiedad de sus recortes.

Pero, bueno, ahora resulta que es demasiado buena persona como para tener que responder patrimonialmente por fundirse el dinero público en la aventura independentista. 

8:57 a. m. · 22 jun. 2021
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"(...) Andreu Mas-Colell. Gran economista, se formó en los USA tras su expulsión de la universidad franquista, en la que fue un activista de la izquierda sin red ni arnés. Su labor docente en USA dio paso al manual de microeconomía más utilizado en el mundo. En mis días, yo me lo comí con patatas. Economista influyente y determinante, siempre se ha comentado su cercanía al Nobel. (...)

Por ese motivo se están recogiendo firmas en el mundo académico internacional. Prestigiosos economistas mundiales I+D han firmado para denunciar ese hecho, y por Mas-Colell. No hacen bien en hacerlo, sino que hacen muy bien.

8- Pero lo que sufre Mas-Culell es solo una mitad del fuego y del infierno. Hay otra. Él.

9- Mas-Colell abandonó la docencia USA para entrar en la política cat de la mano de CDC, en el último Govern de Pujol, cuando Pujol ya estaba seriamente herido por el proyecto de Maragall, y cuando su labor extractiva ya aparecía en forma de chistes en la sobremesa. En el periodo 2000-03 fue, así, conseller d’Universitats, una actividad ponderada, por lo que veo, por intelectuales que merecen todo mi respeto. 

En todo caso, lo que hizo en ese periodo fue anulado, con creces, en su segundo periodo como conseller, con Artur Mas, tras el Tripartit, cuando ocupó la cartera de Economía –2010-16–. Fue en ese momento cuando la Generalitat se planteó, de su mano, la austeridad, con un rigor que, incluso, la condujo a la disfunción autonómica. Se recortó y deslocalizó Salut –la Sanidad peninsular más privatizada ya entonces intensificó esa dinámica; se barajó, incluso, el modelo USA–. 

La Universidad sufrió un recorte atroz –se inicia aquí la diáspora, el exilio de una generación post-doc que se venía arrastrando, como podía, en el anterior modelo– y un aumento llamativo de sus tasas –la universidad cat es, desde entonces, la más cara del Estado–. Se vivió una situación de austeridad –otro eufemismo económico; una violencia, por tanto– sin paliativos en Benestar Social, en Ensenyament. Se vendió patrimonio a la baja y sin resultados satisfactorios, pues la Generalitat pasó a pagar costosos alquileres a fondos por sus (ex)propios inmuebles. Se estuvo a punto del impago en varias ocasiones. En algunos momentos se produjo el impago a farmacias. 

Esta época, fundamental para el nacimiento del procés, formalizado en 2012, supuso el abandono del Bienestar –la forma de democracia en Europa–, y el abandono de la sociedad a su suerte en la mayor crisis económica vivida en generaciones. Los recortes, los primeros del Estado, se vendieron, además, desde el supremacismo. “Farem el que Espanya no sabrà fer”, dijo Mas en varias ocasiones. Lo hicieron. Con profundidad. Espanya, a su vez, al poco también hizo lo que supo. Con profundidad. Una reforma constitucional que acababa con el Bienestar en una Constitución cuya prioridad pasó a ser el pago de la deuda. Y el abandono del Bienestar a través de reformas legislativas.

10- Los presupuestos restrictivos de Mas-Colell aprobados primero gracias al PP, y desde 2012 gracias a ERC, fueron importantes para la eclosión del 15M en Cat. La represión del movimiento fue especialmente violenta en Cat. La protesta Encerclem el Parlament se tradujo en unos juicios que, en primera instancia, acabaron con sentencia satisfactoria para los manifestantes acusados. 

Recurrida la sentencia por la Fiscalía, pero también –ojo– por la Generalitat y el Parlament, el nuevo juicio en el TS supuso la aparición, como precedente judicial, de nuevos tipos de violencia, aplaudidos por la Gene, si bien aplicados años después a los presos del procés. Aquel Govern, aquella mayoría institucional, fue determinante para el cambio postdemocrático en Esp. Votó favorablemente, también, toda la contra-reforma estructural del Estado, elaborada por Rajoy.

11- El momento de ruina económica, de colapso institucional, de abandono social, de represión, del fin del Bienestar, de impopularidad de aquel Govern, condujo al procés. El procés no fue una aventura. Fue una huida. Una serie de años sin políticas públicas, salvo la austeridad. Y con el apoyo social de una minoría amplia, cohesionada por propaganda. El resto ya lo saben. En el momento en el que Mas-Culell salió del Govern, se inició el Govern Puigdemont. 

Una intensificación de lo mismo, pero ya en un callejón sin salida, sin intelectuales, con solo mamporreros. Mas-Colell no tuvo nada que ver con eso. Dejó de ser conseller. Se limitó a esporádicos viajes a los USA, con misiones fantasiosas, simbólicas, sin asidero real. Quizás el castigo –arbitrario, sin recorrido, salvaje– del Tribunal de Cuentas es por esa última etapa. Los castigos, en fin, suelen ser aleatorios.

(...) la trayectoria política de Mas-Culell permite ver también el fuego y el infierno. Otro. No fue el político más inteligente de la austeridad y del procecismo inicial. Fue más. Fue el único inteligente. El único con capacidad para saber lo que estaban haciendo y a dónde conducía. 

¿Qué hacía ahí? Lo que hizo lo podía haber hecho cualquier otro, con menos o sin ninguna formación. ¿Por qué aceptó hacerlo? ¿Por qué una mente privilegiada, en contacto con el pensamiento económico internacional, con la élite de la Academia, poseedor de una mentalidad abierta, participó en aquella locura sin ética alguna, abocada a futuribles inquietantes, como la restricción de la democracia, la estructuración de la miseria, el enfrentamiento social? 

No lo sé. Sucede periódicamente en Europa. Es otro sello del fuego y del infierno.  "             (Guillem Martínez, CTXT, 19/06/21)