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24/9/21

Carta abierta al Papa Francisco de Alternativa Ciudadana Progresista tras sus declaraciones sobre la reconciliación nacional y el proceso político de Cataluña... en el año 1956, desde la clandestinidad, el Partido Comunista de España lanzó su programa de la reconciliación nacional ¿Cómo entiende la iglesia su reconciliación con su propia historia en suelo español? ¿Se perdona a sí misma la Iglesia de curas que sujetaban el brazo en la dirección que debía apuntar el arma que otros empuñaban por ellos, cuando no eran ellos que coronaban sus faldas con el agarre de una ‘pipa’? La Iglesia vasca se mantuvo siempre firme en su connivencia, incluso emocional, con la imposición por ETA de su sello de sangre humana

 "En la emisión, el miércoles 1de septiembre, de una entrevista a Jorge Mario Bergoglio, Francisco, en la cadena de radio COPE, el sumo pontífice de la Iglesia Católica contestaba a una pregunta sobre el referéndum independentista en Cataluña señalando que los procesos independentistas son una normalidad histórica europea, mencionaba a Kosovo, y añadía:

«Yo no si España está totalmente reconciliada con su propia historia, sobre todo la historia del siglo pasado. Y, si no lo está, creo que tiene que hacer un paso de reconciliación con la propia historia, lo cual no quiere decir claudicar de las posturas, sino entrar en un proceso de diálogo y de reconciliación; y, sobre todo, huir de las ideologías, que son las que impiden cualquier proceso de reconciliación”.

Además, y en línea con su proclamación de que «sin la reconciliación básica de los pueblos» no tiene valor la designación ‘unidad nacional’, también necesitaba clarificarnos que él no visita España si hace un viaje y pisa suelo en Santiago de Compostela, sino que entonces solamente va a Santiago. En el país, una atmósfera silente ha seguido a esta implicación papal; en general (y amén del poder que señalara Cervantes) por complicidad en la izquierda y en la decepción sentida por la derecha discipular.

El día anterior a esa emisión, el 30 de agosto, se cumplía el aniversario del fallecimiento de Josep Lluís Facerías, Petronio, (1920-1957) en un cerco de la policía franquista en un lugar del distrito barcelonés de Nou Barris. Junto con Quico Sabaté (1915-1960) fue uno de los últimos exponentes del maquis urbano contra la dictadura. Ambos pertenecían al movimiento libertario, y en la trayectoria de su generación se había vivenciado una sucesión de acontecimientos como la proclamación del comunismo libertario (1932), la revolución de Asturias (1934), la guerra civil (1936-1939), la Resistencia francesa (1939-1945), la represión franquista. 

Durante la guerra civil, el movimiento libertario español llevó -entre otras faceta s más constructivas y encomiables- el impulso, y la mayor parte del peso organizativo, de la represión revolucionaria en Cataluña. A este fenómeno se atribuye la matanza de más de 8.000 personas, entre ellas un alto porcentaje de religiosos. Aunque en España el canon escolástico de la izquierda apunta a desmarcarse de aquella actividad, sin embargo, un esfuerzo de reflexión y de atención a la historia -de reconciliación- exige considerar que aquella actividad represiva fue lógica, legítima, y legal.

Desde el principio, legal. Ante la incapacidad del aparato del estado para evitar y derrotar el golpe militar, el levantamiento popular que logró la defensa de la segunda república ejerció una filtración revolucionaria de la institucionalidad de la Generalitat, con el establecimiento del nuevo orden: Patrullas de Control, organizadas en secciones y dependientes del Comité de Milicias a través del Departamento de Seguridad Interior, con su Oficina Jurídica.

Lógica, en cuanto era respuesta en una situación de guerra, con numerosos enemigos internos, y en donde el movimiento golpista de inmediato efectuó continuas masacres masivas y azuzaba a multiplicar sin freno asesinatos y vejaciones en las zonas bajo su control.

La guerra civil fue una guerra de extermino, y no otra era la situación. El golpe militar se iniciaba cruentamente en cuarteles y guarniciones con el tiro a bocajarro sobre los propios compañeros, oficiales y altos mandos leales al Estado. No debía haber marcha atrás. Pero fue la ideología que acabó coronando el movimiento faccioso que sería definitiva para el calibre del terror que desencadenó: «el maridaje de la mentalidad de cuartel con la sacristía, en conocidas palabras de Unamuno.

La Iglesia invistió el golpe con la doctrina imperante en la derecha de que España es nación católica, lo bendijo como una Cruzada, lo teorizó como una Guerra Santa frente a la antipatria, la anti-España. Los que se habían opuesto al golpe, por tanto, se enfrentaban a un terror en esas dimensiones: el régimen de terror se extendería hasta la década posterior a la guerra, en la razón apuntada por Santos Julia de que el «principio católico de la depuración, que nunca acaba, que debe permanecer siempre vigilante …»

Y, por último, aunque no correspondía a la excelencia en la conducta, la legitimidad-claro que entrecomillada – de aquella actividad represiva revolucionaria provenía de la necesidad desprendida de aquella misma lógica de la situación; era adecuada a las exigencias de los acontecimientos, era razonable -que no racional- de acuerdo con el contexto.

Estas consideraciones están hechas en el ámbito de la explicación política de los eventos, de su entendimiento, de la asunción de responsabilidades, del encuentro con la historia, de encaramiento con las sombras de la acción. Estamos en el ámbito de búsqueda de una objetividad, que es también el de las visiones confrontadas entre las distintas partes.  

Este tipo de esfuerzo es el que exige una «reconciliación total» del país con su historia, como encuentro con sus verdades. Pero ejercer esta exigencia no puede excluir – cada vez que entren en liza los muertos, se digan ejecutados o asesinados­ dejar la constancia expresa y firme de que no se pretende ofender a los muertos ni a su memoria en los vivos, y que la violencia en modo alguno es elogiable. Los muertos, así como el duelo inagotable -todas las víctimas de aquella guerra (y de después de ella) – están bajo la ceremonia de la enunciación del respeto. Porque, además, matar la vida humana, que es el acto que hace irreversible la supresión de la palabra, y en efecto de la razón, es por principio un acto radicalmente antihumano -aunque humanos lo ejerzamos.

Estamos ahora, con este matiz que añadimos, por tanto, en un ámbito determinado de la ‘reconciliación’ presente con la historia. Es en este aspecto cuando en el año 1956, desde la clandestinidad, el Partido Comunista de España, dirigido por Santiago Carrillo, lanzó su programa de la reconciliación nacional. Era ya una España en movimiento paulatino, donde bajo el manto hegemónico del nacionalcatolicismo, la Iglesia (y sin duda en prevención frente a la repetida tendencia a la quema de templos en los espasmos de rebeliones populares) había expandido su presencia pedagógica hacia sectores más amplios de la población, a través del lanzamiento de los hermanos (salesianos, escolapios …); y aparecían algunos jesuitas que estudiaban el marxismo, y hasta se le afiliaban.

La idea de reconciliación nacional fue el fenómeno político requerido para la cristalización que dio lugar a la vigente Constitución, es decir, a la inauguración de la reconstrucción democrática, proceso llamado Transición o régimen del 78.

No es un juicio certero la crítica de aquel procedimiento constituyente como un pacto por el olvido, porque no se   puede calificar de desmemoria el mero acto de perdonarse recíprocamente los muertos como condición suficiente para emprender una práctica de convivencia.

Este perdón no llegaba a un reconocimiento de las partes, pero sí implicaba un ejercicio de respeto ante el hecho luctuoso de la guerra civil. Fue una primera consideración de cada parte a los muertos, al reconocer que no correspondía ensalzar los respectivos crímenes. Faltarían todavía más esfuerzos, que la sociedad española debía realizar: además de encontrar los cadáveres de los perdedores, profundizar en el encuentro con la historia -y antes hemos dado muestra de la aspereza que esto puede contener. Pues cada comunidad debe hacer presente su encuentro con la verdad de su historia, dado que no hay futuro desde la ignorancia sobre las enseñanzas contenidas en el pasado.

Se trataba, pues, de una reconciliación mínima, de primera fase, que fue requisito para un compromiso. Claro que la noción de reconciliación recorre más ámbitos, como culpa o responsabilidad, reconocimiento, expiación, penitencia, confesión, autoconocimiento, profundización, aprendizaje …

Cuando Bergoglio muestra menosprecio hacia esa inicial fase de la reconciliación (la llamada Transición) desconsiderando su valor (que, aunque modesto de contenido, fue de gran envergadura en los resultados), exhibe en consecuencia su olvido del ejercicio obligado al respeto a los muertos que aquel ámbito de reconciliación inicial implícitamente contenía.

Bergoglio exige que España debiese reconciliarse de verdad con su pasado.  Pero ¿y la Iglesia?  Porque la   Iglesia Católica ha formado parte capital de la historia de eso que se llama España (y que Bergoglio se niega a reconocer cuando pise su suelo). Cuando Franciscoindica esa reconciliación profunda del país, ¿ya sabe que eso concierne de modo mayúsculo a la poderosa influencia secular de la Iglesia sobre el territorio que se llama España, a sus intervenciones en la política? ¿Tiene la Iglesia que dar lecciones siempre, que distribuir perdones y bendiciones? ¿Para cuándo la penitencia, Francisco? ¿Cómo entiende la iglesia su reconciliación con su propia historia en suelo español? ¿Siempre exculpándose? ¿Se perdona a sí misma la Iglesia de curas que sujetaban el brazo en la dirección que debía apuntar el arma que otros empuñaban por ellos, cuando no eran ellos que coronaban sus faldas con el agarre de una ‘pipa’?  ¿También la Iglesia se perdona a sí misma del nacionalcatolicismo, aquella   papilla prototalibanísticadel régimen franquista del que era su bastión ideológico, guardián de control y disciplina social? Nacionalcatolicismo tan enraizado en sus huestes más de vanguardia, las Iglesias catalana y vasca, que esta última se mantuvo siempre firme en su connivencia, incluso emocional, con la imposición por ETA de su sello de sangre humana.

La radiofonía de la infalibilidad papal con la cual J.M. Bergoglio ha eximido de responsabilidad a los directores de un referéndum-patraña que ha entrado como un patrón específico en los manuales de golpismo civil contra la democracia, ha renovado el acento golpista que la Iglesia Católica, por lo que se ve, reserva siempre para España, como en 1936. ¿Es de ese modo, entonces, la reconciliación que la Iglesia hace con la historia en lo que es la reconciliación profunda del país? ¿Reincidiendo en el carácter perverso de su turbio comportamiento parásito para con la sociedad española? La Iglesia siempre ha llevado muy malamente esto de hacer penitencia consigo misma.

Hace un tiempo alguien dejó escrito señalando como pecado de la Iglesia su propaganda antiabortista, la cual -a través de la efectiva influencia de las Misiones- promovía efectos nefastos en poblaciones de países tercermundistas, africanos, donde nacer no es equivalente a vida -digna, mínimamente humana -, sino a padecimientos, hambre, enfermedades y muerte prematura. Hoy, esta misiva también podría encabezarse: Y otra vez más: ‘Los pecados de la Iglesia’. El más aireado de sus pecados siempre ha sido la arrogancia de autoridad exhibida en la condena a Galileo. La Iglesia ha pasado por la historia de sus pecados sin ejercicio de culpa, como una necesidad histórica. Y sigue mostrando resistencia para las correcciones de su rasgo estructural a la fuerte propensión de escondrijo de la pulsión pedófila en nuestra s sociedades.

Uno de los miembros del grupo selecto que mereció el título histórico de ‘cura rojo’, el ‘pare Manel’ -Manel Pousa i Engroñat, 1945-2020-, que fuera párroco en el barrio de la Trinitat Vella, asistente de presos y recolector de fondos para su asociación de ayuda a niños en situación de vulnerabilidad, llegó a presentarse en la listas catalanistas ‘Junts pel Sí’ ( 2015) y ‘Junts per Catalunya’ ( 2017); y, a raíz de las denuncia s de abusos sexuales contra frailes de Montserrat (estandarte de la cristiandad catalanista), dijo (elcritic.cat, 19/ 3/ 2019, y secundando declaraciones de  otro  cura nacionalista, Cinto Busquet, párroco de Calella) que esas acusaciones eran un ataque a Cataluña.

Entérese bien cualquier lector que pretenda despistarse.  Según el catalanismo, si se es catalán y catalanista (aparte de sacerdote también), se está impune de la comisión de pederastia. Sí, porque este modelo de estratagema es copia del procedimiento de exculpación con la que el catalanismo presionó a la sociedad para exigir, en los años ochenta, la inmunidad del corrupto Jordi Pujol, lo que además ofreció salvoconducto para que el presidente de la Generalitat (con su clan familiar al completo) hipermultiplicara su latrocinio sobre los caudales públicos durante las siguientes décadas.

Este es el carácter de corrupción del espíritu que ejerce, en una comunidad humana, una ideología profundamente reaccionaria como es el catalanismo, un cáncer del alma. Contradiciendo la sentencia, en el parloteo del Papa, de que las ideologías «impiden cualquier proceso de reconciliación». Carlos Alsina afirmaba (en Onda Cero) que las ideologías pueden llegar a reconciliaciones, lo que dejaría fuera de la reconciliación del país al catalanismo, en tanto que no se trataría de una ideología, sino que es religión, según el periodista radiofónico.

La Iglesia se apropia la detentación del acta de la reconciliatio -a través del Cristo- de los hombres con Dios, lo que habría inaugurado la nueva era de relación entre los hombres. Y, entonces, la cabeza de esa ‘ciudad de Dios’ -que fuera auténtico poder imperial transnacional-, el Papa (ahora llamado ‘Francisco’), desde su infalibilidad, da lecciones de reconciliación a los hombres, los gobernantes, las naciones, los pueblos -a la ‘ciudad de los hombres’. Es inevitable, entonces, la inclinación al pecado de tan inabarcable soberbia -casi siempre disfrazada de una modestia harto farsante- tal y como ahora se ha explayado en este eructo papal sobre España.

Porque, estimados compatriotas católicos, no es simplemente que la Iglesia se deslice, en las turbulencias del tiempo de los hombres, en la comisión del tipo de error de «ideologización de la religión«, como, por ejemplo, cuando -y de acuerdo con la armadura nacionalcatólica- se enfatiza como catalanista, abertzale, o garante exclusiva de españolidad. Más allá, y desde el calor íntimo de sus entrañas, la Iglesia en España se repite puntualmente como una epifanía persistente de corrosión de la convivencia necesaria en la construcción del país.

La declaración de Francisco es contundente confirmación de que la reconciliación profunda de España con su historia no pasa por la reconciliación con la Iglesia, que es naturalmente irreconciliable con la nación española.

La Iglesia ha actuado vocacionalmente como organización sistemática de obstáculos al desarrollo de un Estado moderno democrático en España. La Iglesia ha ensalzado nacionalismo enfermizo en un territorio del   que siempre se añora como propietaria y señora feudal que fue en otros tiempos. Tiempos de los que siempre ha detestado salir, como se revela en las declaraciones trabuqueras de J. M. Bergoglio, donde el catolicismo español se ‘reconcilia’ consigo mismo, en una vuelta a su original esencia de ser, al ejercicio de su tradicional empeño por emponzoñar una sociedad, a su tenaz propensión a su sempiterna vocación de extensión de la discordia.

J. M. Bergoglio, Francisco, Sumo Pontífice, Papa de Roma, que su Dios les perdone. Pero en su otro mundo. Porque, en este mundo, lo que es esencial es el juicio de responsabilidad para dirimir en la razón y poder entre ellas avanzar las gentes de buena voluntad."                 (Alternativa Ciudadana Progresista)

9/4/21

Cataluña es un país de creyentes... Las parroquias de ambos creyentes en la religión verdadera, que es la independencia del maligno, no logran alcanzar un punto de conexión teológica que les consienta ceder en el principio máximo de quién es el vicario de la verdad. Creen en el mismo dios, pero les separa algo tan mundano, aunque esencial, como es el privilegio del mando... por lo demás, 1.336.291 votos contrarios a la independencia, y 1.336.044 a favor. Hay una diferencia de 200 votos...

 "Lo primero que hicieron los recién estrenados diputados del Parlament catalán fue subirse el sueldo. Al tiempo incrementaron los emolumentos del President de la Generalidad. 

Actualmente son los más altos de toda España y el que salga President gozará de un sueldo superior al del presidente del Gobierno español. Un matiz diferencial que convierte la política en Cataluña en lo más parecido a una sinecura. (...)

Una especie de cónclave cardenalicio en el que si consigues ser cooptado se hará casi imposible que te devuelvan a padecer la doble pandemia: la política y la sanitaria

Tanto una como otra no dependen tanto de las circunstancias sino de la voluntad de los interesados. Y de las parroquias. Cataluña es un país de creyentes. Fíjense si será así que actualmente no es posible formar un Gobierno porque el abad del monasterio de Lledoners, Oriol Junqueras, retenido por delincuente, no llega a ponerse de acuerdo con el pastelero de Amer, Carles Puigdemont, fiel creyente y actual residente en Waterloo (Bélgica) para no comparecer ante el tribunal de justicia que se lo demanda. 

 Las parroquias de ambos creyentes en la religión verdadera, que es la independencia del maligno, no logran alcanzar un punto de conexión teológica que les consienta ceder en el principio máximo de quién es el vicario de la verdad. Creen en el mismo dios, pero les separa algo tan mundano, aunque esencial, como es el privilegio del mando.

 La Iglesia Católica, en la que ambos han sido formados y a la que dicen ser fieles desde su más tierna infancia, ha tenido a lo largo de su multisecular historia multitud de ejemplos sobre la preponderancia de los intereses terrenos a la hora de ponderar el valor omnímodo de su dios verdadero. Hay precedentes suficientes para que ningún cofrade se sorprenda.

 A algún gracioso se le ocurriría en momentos así hacer un chiste de ateos, pero la cosa va en serio porque se tocan las creencias profundas. Las últimas elecciones autonómicas han dado un resultado inequívoco; frente a las dos parroquias y por encima de ellas ha ganado el PSC, que ha recogido buena parte del voto del rechazo a la feligresía y a otro puñado de cosas, como las ganas de ir saliendo del pozo, aunque fuera gracias a pocero tan poco entusiasmante como Salvador Illa.

 Sin embargo, los socialistas en Cataluña no conforman una parroquia sino una mezcla de tribus varias con larga tradición de arribismo y absoluta falta de principios, que los hace poco atractivos para formar otra comunidad de creyentes. En el fondo es lo mismo que han hecho todos, pero el dedo acusador de la Inquisición es sabido que lo detenta el más furibundo de los creyentes en la religión verdadera y a ésa no pertenecen ni pertenecerán nunca, por más esfuerzos piadosos que hagan, los conversos fieles aún al maligno.

 El sínodo para la elección de nuevo Papa en Cataluña se dirime pues en las parroquias del verdadero dios y la auténtica religión, cuyo primer principio es la independencia. No es extraño que las CUP, que hacen las veces de secta radical, se hayan puesto a disposición de las parroquias hegemónicas. Ellos están con el Papa que elijan, siempre y cuando crea en el único dios verdadero. 

Lo de los arrebatos, las violencias, el lenguaje destemplado… no puede ocultar que son hijos de quien son y que creen en el devocionario que les leían sus padres mientras mantenían el negocio; porque el patrimonio nunca debe contradecir a los principios sino ayudarse mutuamente por el bien de la religión auténtica.

Los sesudos analistas tienen poco que hacer en esta confrontación atávica de intereses barnizados por declaraciones políticas. Aquí no se discute si vamos a seguir como siempre y mandando los de siempre, porque eso es una obviedad, pero no lo es tanto quiénes van a ejercer de letrados, amanuenses, mayordomos y demás parafernalia humana que acompaña al poder y amaña lo que puede, que suele ser mucho y muy repartido. 

Quítale a Junts, con sede en Waterloo, su red clientelar y no queda partido. De ahí que baste con ser fiel creyente: lo demás ya vendrá con mucho rezo y respeto piadoso. Al hereje o tibio ni pan, por eso “Reporteros sin Fronteras” considera Cataluña “territorio peligroso”.

 Las últimas elecciones dieron 1.336.291 votos contrarios a la independencia, y 1.336.044 a favor. Lo aseguran quienes se han tomado la molestia de sumar. Hay una diferencia de 200 votos. Teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de no creyentes ni ha querido participar en ese concilio de la fe -casi la mitad del electorado- llegaríamos a la conclusión de que vivimos en Cataluña sobre un barril de pólvora mojada.

 Lo políticamente correcto exige que no nos demos por aludidos y pensemos que hay luz al final del túnel, y hagamos como con las vacunas: no mencionarlo. Ninguna autonomía ha vacunado menos que Cataluña y sufrimos un 20 % superior de contagiados, pero no inquietarse, la religión verdadera servirá de escudo. Respecto a los viejos, muy dados al escepticismo, aunque estén cayendo como moscas, ya se encargarán en el Más Allá de ponerles sesiones de TV3, que es el infierno que se merecen.

 Desengáñense los buscadores de malos presagios. Se forme un Gobierno de creyentes o convoquen nuevas elecciones, tienen dos meses para rezar y decidir, pero no cambiará nada. Laura Borràs presidirá el Parlament y cual muecín recitará las “suras” matutinas y vespertinas para que los creyentes abreven, y más ahora que se ha erigido además en funcionaria del Estado gracias a los sacristanes universitarios, siempre tan dados al hisopo y el incienso. 

Habrá que acostumbrarse al fango, que es nuestro destino de laicos sin ídolos que adorar. Creíamos que había sociedad civil más allá de Pujol y el 3%, y no nos dimos cuenta de que la cosa venía de lejos, que para algunos incluso era identitario. Este país tiende a la parroquia, de ahí que hasta al fútbol lo hayan convertido en culto.

Cuando decimos que esto se desmorona se nos olvida añadir que lo hace sobre nuestras cabezas y que los creyentes contemplan, con fe no exenta de satisfacción, cómo nos cubren los escombros. Alabados sean el abad Junqueras y el canónigo Puigdemont, pontífices iluminados del fango, porque ellos decidirán nuestro destino. "                 (Gregorio Morán, Vox populi, 03/04/21)

13/1/20

“El proceso tiene una gran base carlista”... “Todos los líderes del proceso vienen de raíces cristianas y necesitan la bendición de la Iglesia”





"Oriol Trillas, abogado de profesión desde hace más de treinta años, es una de las personas que más sabe sobre asuntos religiosos en Catalunya. Escribe periódicamente sobre actualidad relacionada con la Iglesia católica en el blog 'Germinans Germinabit' y también colabora con otros medios.


Trillas asegura en una entrevista a e-noticies que “los dirigentes del proceso son de misa” y “necesitan la bendición de la Iglesia”. También ha destacado que los centros religiosos concertados han sido “colaboradores necesarios” para el procés, porque se ha ejercido un “adoctrinamiento masivo”. Estás son algunas de las principales declaraciones de una entrevista que pueden ver en Youtube:


- “El proceso tiene una gran base carlista”.


- “Los hijos de los carlistas transmutan en progresistas”.


- “En Catalunya siempre ha habido una necesidad de ser bendecidos por la Iglesia”.


- “Los dirigentes del proceso son de misa”.


- “Todos los líderes del proceso vienen de raíces cristianas y necesitan la bendición de la Iglesia”.


- “Los obispos catalanes se han mantenido en un equilibrio muy prudente”.


- “La Conferencia Episcopal nunca va apoyar un intento secesionista”.


- “El Papa Francisco designa a un obispo que, aunque sea catalanohablante, no se ha criado ni ha estado nunca en Barcelona”.


- “La jerarquía de la Iglesia catalana está manteniendo el equilibrio”.


- “Catalunya tiene una importantísima red de centros privados concertados católicos”.


- “Los colegios religiosos han sido colaboradores absolutamente necesarios del proceso”.


- “El adoctrinamiento ha sido masivo dentro de los colegios religiosos”.


- “Hay adoctrinamiento en las escuelas catalanas. La tergiversación histórica es tremenda”.


- “La inmersión lingüística transmite que la lengua castellana es la lengua extranjera”.


- “El hecho de que 95% de las clases sean en catalana crea un sentimiento de que esa es una lengua foránea”.


- “La inmersión ya se está discutiendo, porque se ha creado un gueto, en el cual los colegios son diferentes a la calle. En la calle se habla catalán y castellano sin ninguna dificultad”.


- “Barcelona y el área metropolitana es una china en el zapato que tiene el nacionalismo”.


- “TV3 es ya sólo una tele para adeptos”.


- “El proceso creo que no acabará. Se cronificará”.   (Entrevista a Oriol Trillas, Xavier Rius, director de e-notícies, 10/01/20)

16/10/19

Sisa: Todo acabará con un Junqueras presidente que hará de neo-Pujol más o menos de izquierdas, y tendremos 30 años más de tranquilidad. Le veo futuro a Junqueras: es un cura...

"Junqueras es un cura”, asegura el cantautor y escritor catalán Jaume Sisa durante una entrevista publicada por el último número del suplemento cultural en catalán Quadern, de la edición de Catalunya del diario El País. Y cuando se le pregunta si “le continúa aburriendo la política”, Sisa contesta: “Sí”.

Y también sobre “la política”, el cantautor catalán añade: “La mayoría de las personas no quieren participar realmente en nada, lo quieren recibir todo masticado, pensado, resumido y, si es posible, en forma de consigna. No quieren elaborar un criterio propio y se conforman a coger una doctrina de donde sopla el viento y levantar la bandera”.

Después, se le pide su opinión sobre el “final del proceso [soberanista]”, y contesta: “Todo acabará con un Junqueras presidente que hará de neo-Pujol más o menos de izquierdas, y tendremos 30 años más de tranquilidad. Le veo futuro a Junqueras: es un cura, y a los catalanes nos gustan los curas porque dan seguridad aquí y en el más allá”.                  (e-notícies, 14/10/19)

8/10/19

El nuevo carlismo... una vigilia de oración en solidaridad con los líderes independentistas que están en la cárcel en Montserrat... los diputados de la CUP no estaban con la carlistada, ¿llegarían tarde?

"Montserrat ha acogido una vigilia de oración en solidaridad con los líderes independentistas que están en la cárcel o el exilio, y por todos los encausados por el 1-O. 

El presidente de la Generalitat ha participado en este acto religioso acompañado por miembros del gobierno. Quim Torra ha leído una oración de Dietrich Bonhoeffer, un teólogo y religioso alemán que fue asesinado por el régimen nazi.

"Invoquemos al Espíritu, padre de los pobres, a fin de que sople bien fuerte partes y toque el corazón de todos. De los jueces, para que juzguen según la verdad. De los políticos, a fin de que exploren caminos que fomenten la convivencia en medio de las diferencias. De los encarcelados y exiliados, a fin de que tengan fortaleza de alma", ha dicho Torra.

En el acto religioso también estaban Jordi Pujol y Marta Ferrusola, además del ex presidente del Parlament, Joan Rigol, las consejeras Meritxell Budó y Ángeles Chacón, y el consejero Damià Calvet.

 Durante la oración, dos familiares de los presos independentistas han leído una carta que les han hecho llegar desde la cárcel y donde piden poder dialogar con alguien "que no tema el escrutinio de las urnas". Los presos aseguran que los "débiles" se refugian "en la arrogancia" y "sólo imponen", y han dicho que el "sufrimiento" de estar cerrados no les hará callar.

El presidente Quim Torra ha escogido una oración que Dietrich Bonhoeffer para participar en la vigilia. Este teólogo la escribió la Navidad de 1943 desde una prisión alemana. Bonhoeffer, teólogo y pastor luterano alemán, lo encarcelaron acusado de haber participado en un complot contra Hitler y murió ejecutado en un campo de concentración.

Este es uno de los fragmentos que ha leído Torra: "Señor, yo escucho tu llamada y la sigo. Ayúdame. Sa espíritu, dame la fe que me preserve de la desesperación, de las pasiones y del vicio. Dame el amor hacia los demás y hacia ti, que destruye todo odio. Dame la esperanza de que me libere del miedo”.

La abadía de Montserrat ha querido aclarar que no se trata de una misa organizada por el monasterio sino una oración planificada por un grupo de cristianos. El monasterio ha emitido un comunicado explicando que no es promotor ni adhiere institucionalmente a la vela y recalca que Montserrat es la casa de todos y no se posicionan a favor ni en contra de acciones políticas concretas."                 (e-notícies, 07/10/19)

5/7/19

Iglesia vasca y ETA, una relación tóxica. La vinculación del clero con la banda terrorista se remonta a 1962 y fue reconocida por los obispos en 2018.

"La lenta reconstrucción de las décadas de pesadilla del País Vasco en marcha desde hace algunos años tiene muchos ángulos, y uno de ellos, poco frecuentado, es el papel de la Iglesia vasca. 

La propia jerarquía es muy consciente: el día en que ETA hizo público un comunicado pidiendo perdón, en abril de 2018, los obispos vascos reconocieron “complicidades, ambigüedades, omisiones por las que pedimos sinceramente perdón”

Ahora bien, no dijeron cuáles son, y un libro recientemente publicado las enumera exhaustivamente. Tiene un título provocador, que no ha hecho mucha gracia en la Iglesia vasca: Con la Biblia y la Parabellum. Cuando la Iglesia vasca ponía una vela a Dios y otra al diablo (Península). El autor es el periodista vasco Pedro Ontoso, veterano de El Correo, y aporta una mole de datos e historias que sacuden la memoria sobre una relación muy tóxica que aún no ha sido suficientemente explicada.

El libro nace de una pregunta que siempre ha atormentado a Ontoso, y que formula tomando un café: “¿Cómo en un país tan católico puede haber surgido una ideología tan totalitaria? Creo que el maridaje de política y religión ha sido muy negativo. A Dios se le sustituyó por la patria, la patria se convirtió en un ídolo, algo que no corrigieron los obispos. 

Y en un momento dado se exigen sacrificios, se mata y se muere por la patria. Había que cortarlo. La Iglesia ya debió plantarse en 1977, tras la amnistía. Luego siguieron otras ocasiones perdidas. Decidieron no meterse en líos y el monstruo fue creciendo”.

La historia viene de muy lejos, claro. En el País Vasco, la identificación entre religión y pueblo es muy fuerte. Ya en las guerras carlistas hubo mucho cura violento. “La clave es la Guerra Civil, el clero vasco pierde la guerra. Sufre represalias, muchos curas van a prisión, y luego la Iglesia fue un paraguas de la oposición. Además es la Iglesia la que hace pervivir el euskera”, explica. El libro recorre hitos olvidados.

 La primera asamblea de ETA se celebró en 1962 en el monasterio benedictino francés de Belloc. La cuarta, la primera en España, en una casa de los jesuitas en Getaria. El primer asesinato planeado por la banda, el de Melitón Manzanas, en 1968, se preparó en casa del párroco de Zeberio y en el convento de los sacramentinos de Areatza, en Bizkaia. Un exmonje benedictino, Eustakio Mendizabal, Txikia, fue jefe de ETA y sanguinario pistolero. Murió en un tiroteo. 

En 1969 varios sacerdotes y religiosos ayudaron a huir a un etarra herido en Orozko que había matado a un taxista en su fuga. Fueron detenidos tres, y también el vicario del obispado de Bilbao, José Ángel Ubieta. Ontoso ha buscado a una hija del fallecido y le cuenta que la Iglesia, “más que ayudarnos, se dedicó a proteger a los suyos”. Todo esto como ejemplo de la vela puesta al diablo.

En cuanto a la otra vela, la de Dios, el libro desmenuza el largo camino de silencio de la Iglesia vasca con el terrorismo. “La gran llaga de la Iglesia vasca es que tardaron mucho en llegar a las víctimas”, opina Ontoso. Con todo, rompe una lanza por monseñor Setién, cree que se le ha demonizado en exceso. Los obispos ni siquiera mencionaban la palabra ETA: la primera vez fue en un documento de 1984. Tampoco oficiaban funerales, una praxis que rompió Ricardo Blázquez en 1997, siendo obispo de Bilbao, con Miguel Ángel Blanco. A una parte del clero aquello no le gustó, y tampoco a ETA, que lo hizo saber. “La izquierda abertzale y ETA han tenido siempre el cálculo político de que necesitaban a la Iglesia”. 

De hecho, ETA nunca tocó a la Iglesia, salvo los capellanes castrenses en atentados a militares. Lo más cerca que estuvo fue con el asesinato en 1985 de un taxista de Bermeo que resultó ser primo del obispo de San Sebastián Juan María Uriarte, pero es que la banda se enteró luego del parentesco. Por ese cálculo, ETA ha avisado cada vez que creía que la Iglesia no era neutral. En 2001, cuando se reunieron 50.000 personas a rezar por la paz en Armentia, Álava, el boletín de la banda advirtió: “Ver que quien debía ser mediador y testigo está trabajando a favor de una de las partes del conflicto no favorece su neutralidad”.

Porque la Iglesia siempre ha tenido un papel importante en casi todas las conversaciones con ETA. “Ha estado mucho más en primera línea de lo que parece. La Iglesia era de fiar, para las reuniones nunca se piensa en un sitio civil, en un hotel; se van a Santa María de Mave, en Palencia; a Loiola…”. 

En todos los intentos de conversaciones con ETA siempre aparece un hombre de la Iglesia. Ontoso en su libro recorre numerosos casos desde 1976. En 1984, Felipe González lo hizo a través del jesuita José María Martín Patino. Y Aznar, tras la tregua del Pacto de Estella, en 1998, aceptó como mediador a monseñor Uriarte, propuesto por ETA. Fracasó, pero ganó prestigio y volvió a mediar en 2006. Y así hasta el final.

Ampliando el campo de visión se llega al Vaticano, otro cruce de relaciones que Ontoso disecciona a lo largo de los años. Desde los primeros e infructuosos intentos del PNV por ser recibidos en Roma —­solo lo consiguió Urkullu en 2017— hasta los contactos vascos en la Santa Sede: Laboa, Arrupe, el cardenal Etchegaray. Pero a Ontoso también le interesa el papel de los simples creyentes, y hay una historia muy desconocida, la del industrial Jesús Guibert, secuestrado por ETA en 1983

Al despedirse, propuso a sus captores que quedaran otro día para hablar, que tenían que abandonar las armas. Al final ETA le llamó para ser mediador de otro secuestro y un etarra llegó a contactarle en 1989 porque necesitaba dinero para huir de la banda y rehacer su vida: le dio ocho millones de pesetas. Luego fue mediador del Gobierno socialista en 1985 y 1986.

Este análisis destaca dos funciones positivas de la Iglesia que no se ven tanto. Una es el movimiento pacifista: Gesto por la Paz nació en ambientes cristianos de base. Tanto que en la primera manifestación, en 1983, improvisaron la pancarta con el reverso de una que tenían y en la que se leía: “Sí al celibato opcional”. Fue de estudiantes de la Universidad de Deusto, de los jesuitas.

 Otros sacerdotes llevaron escolta por participar en colectivos como Basta Ya, el Foro de Ermua y el Foro El Salvador. Y cinco curas se apuntaron en 2003 en las listas de PP y PSOE en Bizkaia como gesto de solidaridad, aunque ignorados por la jerarquía.

El segundo punto oculto son los curas que han trabajado en las cárceles, una labor silenciosa pero profunda. El libro descubre historias muy desconocidas, como la del claretiano Josu Zabaleta, que se hizo miles de kilómetros por cárceles hablando con etarras. La Iglesia también tiene un papel muy importante en la llamada Vía Nanclares de reinserción. Ha sido una forma de cerrar un círculo infernal. Históricos de ETA como Txelis o Carmen Guisasola entraron en ETA casi por compromiso cristiano y salieron por lo mismo. Con un cura al lado al entrar y al salir."                   (Íñigo Domínguez, El País, 01/07/19)

17/5/19

Mercè Solé, de Cristianos por el socialismo: esto del “Procés” puede interpretarse como la prueba del algodón de las relaciones. Cuando estas no son buenas, pones el “Procés” de por medio y se dinamitan. María Comín dice que el “Procés” una máquina de destrucción masiva de partidos políticos, pero de relaciones humanas también. Hay gente con la que evito tocar el tema, porque sé que vamos a acabar sacándonos los ojos. El 6 y 7 de septiembre de 2917 tuve una gran sensación de desamparo...

"Trabajadora social y sindicalista, estuvo en Cáritas e hizo incursiones en la política. Forma parte de diversas asociaciones, sobre todo culturales, porque ha llegado a la conclusión de que incidir en la opinión no es banal. Se identifica con la corriente “Cristianos por el Socialismo”.

Llama la atención el silencio que envuelve lo relacionado con el papel de la Iglesia Católica en el “Procés”…

 Entiendo que la Iglesia somos todos los cristianos, y es verdad que la voz que se suele oír es la de la jerarquía, y en este caso la jerarquía se mantiene visiblemente callada.  (...)

Todo el mundo va con pies de plomo, pero en cualquier caso no se puede identificar la nación con el evangelio. Algo que mucha gente piensa.

¿Por qué si en la comunidad católica hay pluralidad respecto al nacionalismo, no aflora ese debate? ¿Es que no le interesa a la opinión pública?

Algo de esto podría haber. Los estereotipos sociales respecto a la Iglesia hacen que, cuando se habla de ella, sea en relación con determinados temas y no de otros. Algunos hemos intentado promover un manifiesto diciendo que esto del “Procés” es muy poco democrático, que es un camino que no nos conduce a ningún sitio, pero no conseguimos que se nos escuche. 

No solo entre los cristianos, sino entre todo el mundo. Parece que la sociedad está dividida entre “procesistas” y “anti-procesistas”, pero hay mucha gente que no estamos ni en un sitio ni en el otro, y se tiende a silenciarnos o tacharnos de cobardes. También es verdad que yo misma estoy harta de pelearme con gente que a veces es muy poco respetuosa. No sé si es cobardía, pero además de haber hecho pocos intentos de que se nos vea, insisto, realmente es como si no existiéramos.

 La sociedad catalana no está divida en dos. Como mínimo en tres y en muchas más. Es bastante más diversa de lo que aparenta. Tampoco la comunidad cristiana es homogénea, incluidos los monjes de Montserrat. Hay gente que está por la independencia. Yo no. Pero también compartimos otras cosas. Todo esto ahora no se ve. Estamos en el brochazo. Cuesta ver los matices.

Resulta también sorprendente que en iglesias de Cataluña ondeen banderas o cuelgan pancartas ¿No entra esto en contradicción con el espíritu del catolicismo, que se reclama de todos?

En mi parroquia pasó algo de esto. Pusieron una bandera de la ANC, creo que con motivo del pseudo-referéndum del 9 de noviembre. Escribí una larga carta explicando pidiendo que la quitaran y la quitaron. No puede ser. Esta es una cuestión estrictamente política. 

Se puede ser cristiano y estar a favor de la independencia o en contra, pero una iglesia, un espacio que es reconocible como el lugar donde se reúnen los cristianos, tiene que dar acogida a todo el mundo, piense lo que piense. En este caso, con el agravante de que tal cosa se produce en Viladecans, que seguramente es la población de Cataluña que más vota a Ciudadanos. 

Estoy acostumbrada a la transversalidad, a estar con gente muy diversa, y en consecuencia me esfuerzo que resaltar lo que nos une y no lo que nos separa. Si me topo con lo que nos separa, me entra una mala leche que no puedo. Estuve dos meses sin pisar la Iglesia, pero lo resolvimos. Tanto que, por Navidad, me encargaron precisamente a mí hacer una felicitación navideña, tratando de encontrar los puntos en que podemos converger todos.

Por muchas razones, la Iglesia parecería ser una institución especialmente llamada a tender puentes entre los catalanes para evitar la polarización ¿Por qué no juega este papel, al menos con la convicción que la situación reclama?

Estoy convencida que la presión sobre los obispos y sobre un sitio como Montserrat, por ejemplo, por parte de los independentistas, es brutal. Pero hay que decir, que en Montserrat evitan poner el lazo. 

Alli no hay ningún signo visible que alinee el Monasterio con el “Procés”. Otra cosa son los monjes, que como ciudadanos tienen sus derechos y se expresan. Quizá, aunque a regañadientes, algunos obispos intentan hacer esto, y no faltan quienes han hecho aportaciones positivas. 

Yo pertenezco al obispado de Sant Feliú de Llobregat y nuestro obispo, que procede de Valencia, durante todo el conflicto ha ido hablando sobre el diálogo, y cuestiones que a mí me han parecido serias. Esto del “Procés” puede interpretarse como la prueba del algodón de las relaciones. Cuando estas no son buenas, pones el “Procés” de por medio y se dinamitan. 

María Comín dice que el “Procés” una máquina de destrucción masiva de partidos políticos, pero de relaciones humanas también. Hay gente con la que evito tocar el tema, porque sé que vamos a acabar sacándonos los ojos. Se nos está secuestrando la democracia. Al fin y al cabo, los métodos utilizados para el referéndum de octubre tuvieron muy poco de democrático.

¿La democracia no tiene mucho más que ver con el estar que con el ser? Aquéllo de que por sus obras los conoceréis…

La democracia es, sobre todo, el cómo se hacen las cosas. Si ahora un partido xenófobo empieza a decir u hay que hacer un referéndum para echar a todos los extranjeros, y que esto es lo democrático, porque lo democrático es hacer un referéndum. Y se pone a buscar un censo por su cuenta, y dice “no te preocupes, porque el control lo haremos nosotros, con nuestros voluntarios” ¿Qué credibilidad tiene todo esto? Esto no lo aceptaría nadie. 

El 6 y 7 de septiembre de 2917 tuve una gran sensación de desamparo. Yo había hecho objeción fiscal, en contra del armamento, por ejemplo. Y cuando se hace esto lo que se quiere es que cambie la ley, no que hagan una excepción contigo. La desobediencia civil no es que a mí con no me apliquen la ley, que es para todos, sino conseguir cambiar esa ley.

Forman parte de la Iglesia catalana, una galaxia de congregaciones, órdenes, asociaciones, fundaciones… ¿Actúan cada una de ellas en función de querencias propias? ¿Son, por ejemplo, más nacionalistas los benedictinos que los jesuitas?

Claro. Hay órdenes religiosas que son más nacionalistas que otras. Cada uno es hijo de su padre y de su madre. Me hace gracia cuando se dice “Queremos un obispo catalán”. Pere Casaldáliga, que es un magnífico obispo, no es brasileño. A la hora de recoger adhesiones, el nacionalismo iba poniendo a la gente entre la espada y la pared porque, por ejemplo, decía “vamos a firmar entre varias entidades un papel reclamando el derecho de autodeterminación y, por tanto, un referéndum”. 

Había quienes estando más o menos de acuerdo con ello, firmaban y así se veían cada vez más involucradas en una dinámica que les desbordaba. Es como pensar que como tienes derecho a casarte, esperas que el Ayuntamiento te ponga la pareja. Cuando alertábamos de que esto podía llevarnos a ver a nuestro vecino como un enemigo, se nos respondía “que va; somos la revolución de las sonrisas…”. Y así estamos donde estamos.

La “gent bona”, el “sentiment”, “el pare y la mare“, el nostre”… ¿Así, se teje una red terminológica, que va asociando afectos a la nación?

Creo que tengo una especie de daltonismo nacionalista. No siento en absoluto los colores. Somos amigos y conozco muchos curas más bien progresistas. Pero es curioso, en cuanto se les toca la fibra nacionalista se olvidan. El primer documento que salió a la luz en relación con el tema fue de manual. 

“Todos los curas y diáconos a favor del “Proces”; un grupo grande; 400 y pico. Perdona, ¿No decíais que la Iglesia es el pueblo de Dios” ¿Cómo entonces una cosa corporativa de curas y diáconos? 

Luego, salieron los abades, y después las abadesas… Volvemos a antes del Concilio Vaticano II. Más tarde, hicieron otro manifiesto dirigido a la Iglesia de España. No estaba mal, pero seguía siendo de curas y, al final, acababa con una proclama soberanista ¿Porque no un manifiesto unitario? Cuesta mucho. Las alturas están auto-amordazadas y las bases desatadas. No hay debate.

¿Cómo se transmite el relato nacionalista en la Iglesia? ¿En los púlpitos?

A veces. Algún monje de Montserrat lo ha hecho. Pero se transmite como se hace todo: a través de las redes sociales."                          (Entrevista a Mercè Solé, El Triangle, 20/04/19)

12/7/18

Fallece José María Setién, el obispo que no tuvo compasión con los asesinados por ETA y sí tuvo condescendencia con los pistoleros, hasta el extremo de elevarlos al rango de revolucionarios. Era la perspectiva desde la que podían justificarse sus matanzas...

 "No parece probable que monseñor Setién resucite al tercer día. Las fechorías de su existencia le han hipotecado el reino de los cielos. Y lo sustraen a la convención de una elegía edulcorada.  Por eso  no tiene derecho el pater soberanista a la diplomacia del estilo sepulcral, género literario que exalta los méritos del difunto a costa de esconder los errores. 

Y que acostumbra a resumirse en un epitafio presuntuoso y grandilocuente. El dolor que ocasiona la esquela y la tradición coral de las plañideras encubren incluso al finado más feroz y despiadado.

Acaso Setién permanezca a la categoría, más aún despojado de la cruz y del hábito episcopal que disfrazaban su ambigüedad con el terrorismo. No porque hubiera urdido un atentado o porque los hubiera legitimado con el agua bendita de las cañerías, sino porque contribuyó a los mensajes de indulgencia y de empatía, como si fuera posible asumir una posición de equidistancia entre el verdugo y la víctima en el nombre de la otra mejilla.

Setién no tuvo compasión con los muertos de ETA y sí tuvo condescendencia con los pistoleros, hasta el extremo de elevarlos al rango de revolucionarios. Era la perspectiva desde la que podían justificarse las matanzas. No sólo porque representaban la factura inevitable de la guerra de ocupación, sino porque el niño, el guardia civil, el periodista o el soldado eran los mártires necesarios del camino hacia la normalidad, entendiéndose como normalidad la amnesia y la obscenidad con que han sido asimilados en las instituciones los próceres intelectuales del terrorismo.

Tiene escrito Edmund Burke que la victoria del mal solo requiere que los buenos no hagan nada. Y no se le podrá reprochar a Setién el defecto de la pasividad. Al contrario, especuló en el bando del mal y convirtió los confesionarios en zulos. E hizo de las homilías un ejercicio de apología de la resistencia y de la independencia que hubiera asumido como propias cualquier clérigo yihadista.

No fue un hombre de Dios Setién. Ni un hombre de Iglesia. El mensaje de la tolerancia del cristianismo y su vocación universal se resintieron de un sesgo oscurantista y despiadado. Setién simpatizaba con el soberanismo acariciando con su anillo a los chacales. Y abasteciéndolos de promesas ultraterrenas, ninguna tan atractiva como la independencia de Euskadi.

No ha vivido para bendecir el nacimiento de la nueva patria con el incienso de la pólvora antigua, pero casi llega a tiempo de votar en el referéndum que han amañado el PNV y Bildu en la estrategia de la desconexión y en la provocación mimética del soberanismo catalán. El clero vasco y catalán extremista simpatizan en la pira de la Constitución. 

Y veneran la serpiente de la paz que monseñor Setién custodiaba en su regazo, recreándose en el desamparo de las víctimas de ETA y evocando aquél siniestro pasaje del Don Carlos de Schiller en el que el marques de Poza recrimina a Felipe II haber predispuesto la paz... de los sepulcros. Dice Rubalcaba que en España se entierra muy bien. Y tiene razón, pero monseñor Setién se merece una fosa común sin epitafio."       (Rubén Amón, El País, 11/07/18)


 "(...) Ha muerto con 90 años. 

De verbo enrevesado, frases interminables y explicaciones infinitas, casi todo lo que ha dicho respecto a la cuestión vasca y la violencia que lo embadurnaba ha sido enervante. Difícilmente asumible por la parte de su feligresía no nacionalista, sus “otras ovejas”.

Defendido solo por los nacionalistas y bendecido por el silencio de la jerarquía  de la Iglesia española, se pronunció continuamente respecto a la violencia, sus ejecutores y sus víctimas, el franquismo, el Estado, la Constitución, la negociación con los terroristas, la autodeterminación… produciendo constantes controversias.  (...)

Le entrevisté en dos ocasiones porque tras la lectura de la transcripción de la primera no encontré prácticamente ninguna declaración que se pudiera entender. Le solicité una segunda y me la concedió sin problema. Amabilidad.

Entonces es cuando fui descubriendo el argumento intelectual estructural de Monseñor respecto a las motivaciones de los terroristas: lejos de tener objetivos nacionalistas o independentistas sus pretensiones eran exclusivamente marxistas. Se trataba de revolucionarios irreductibles. Sorprendente.

 Con lo que el nacionalismo quedaba al margen de la sangre vertida en una confrontación que no era entre vascos nacionalistas y “españolistas” (“los que no reconocen a la nación vasca”, según él), como yo creía y queda evidenciado en los comunicados de la propia banda, sino la lucha de unos vascos comunistas capaces de asesinar incluso a nacionalistas cuando los consideraba enemigos estratégicos. Pero de nuevo lo más profundo de aquella nueva conversación fueron las omisiones, sus “peros”, los silencios.

Reconozcámosle ser el inventor de la equidistancia, la ambigüedad y el relativismo por estas tierras del norte. Deslegitimador sistemático de las instituciones, de las medidas policiales contra el terrorismo o de las leyes antiterroristas, hizo escuela y sus alumnos aventajados propagaron el famoso “tercer espacio” sin vencedores ni vencidos, siendo la luz apostólica que les ha guiado hasta traernos la paz prometida.

Campeón de la frialdad con las víctimas, la vida no debió darle para abrazar a todas sus ovejas.

Cuando el pastor protestante Martin Niemöller fue detenido en un campo de concentración recibió la visita del capellán de la cárcel que al verle le preguntó asombrado: “Qué hace usted aquí?”. El pastor le respondió: “Dada la situación de nuestro país, permítame que le pregunte ¿qué hace usted que no está aquí dentro conmigo?”. Una cuestión de elección.

Seguro que el Señor ya le tiene preparado el lugar que se merece."        (Iñaki Arteta, La Razón, 11/07/18)


"El obispo emérito de San Sebastián José María Setién ha fallecido esta madrugada en San Sebastián tras haber sufrido un ictus el pasado domingo. 

El prelado se significó en vida por su polémica actuación, ya que fue acusado de estar más cerca de los miembros de ETA que de las víctimas del terrorismo. De hecho, en alguna ocasión llegó a calificar de "revolucionarios" a los etarras. (...)

 Ante estas críticas, respondía que las víctimas estaban manipuladas por la política y replicaba que era muy claro en el mensaje deslegitimador hacia el terrorismo de ETA, a quien pedía que dejara las armas, pero fueron numerosos sus gestos hacia los miembros etarras.

 Muy crítico con la política de dispersión que se ha aplicado a los presos de ETA, también se le reprochaba su cercanía con el nacionalismo vasco y su lejanía con quienes no profesaban un sentimiento nacionalista. Porque bajo su largo mandato escoró a la Iglesia vasca a unos posicionamientos de clara inspiración nacionalista.

Lideró a la Iglesia vasca en los años de plomo de ETA siendo continuas las acusaciones de dar la espalda a las víctimas del terrorismo. En este sentido, la Iglesia vasca no dudó en ofrecer sus locales a asociaciones del entorno 'abertzale' como Gestoras pro Amnistía, con posterioridad ilegalizada por forma parte del entramado criminal de la banda terrorista, para sus protestas y actuaciones propagandísticas. Además, no dudó en calificar en alguna ocasión a los etarras como "presos políticos".  (...)

Especialmente crítica con su figura se mostró la que fuera líder del PP vasco, María San Gil, que acusó a Setién de "falta de ejemplaridad e incluso de falta de caridad". Sus acusaciones quedan reflejadas en su libro 'En mitad de la vida', donde desvela anécdotas que mostraban la cara de Setién, como que prohibía que se colocara la bandera española sobre los féretros de los guardias civiles asesinados por ETA en los funerales que se celebraban en la iglesia. 

También se opuso a que el funeral por el asesinato del socialista Enrique Casas a manos de la banda terrorista se celebrase en la catedral del Buen Pastor de San Sebastián. Fueron muchas las ocasiones en las que, durante estos años, los familiares de los asesinados por ETA se veían obligados a salir por las puertas traseras de las iglesias para no ser vistos y no generar así supuestas polémicas.

"Mi obispo me dejó muy claro que, para él, había fieles de primera y fieles de segunda. O sea, como los vascos, que los hay de primera, que suelen ser los nacionalistas, y de segunda, que somos lo no nacionalistas", refleja San Gil en el libro. Hay una estampa que muchos de sus detractores no olvidan. 

Aquella del 20 de enero de 1996 cuando pasó por delante de los hijos, allegados, amigos y empleados del empresario José María Aldaya, secuestrado desde hacía 260 días por ETA, sin detenerse ante ellos para darles una palabras de ánimo y consuelo. Ni siquiera hubo una mirada.  (...)

No faltaron críticas a determinadas operaciones policiales contra el entramado terrorista, denuncias sobre las torturas que sufrían integrantes de ETA o incluso lamentos por la muerte de terroristas en enfrentamientos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. 

En la larga lista de polémicas declaraciones, en su libro 'Un obispo vasco ante ETA', de 2007, llegó a aludir a los miembros de ETA como "revolucionarios". En esta obra también cuestionaba que la unidad de España pueda considerarse el "único bien moral" defendible.

Sus controvertidas declaraciones, pastorales y homilías no pasaron inadvertidas para el Vaticano, que en el año 2000 intervino para favorecer su renuncia al Obispado. Ya antes el Papa Juan Pablo II había manifestado en varias ocasiones a la Conferencia Episcopal Española su disconformidad con los postulados del prelado nacido en Hernani. Setién dejó el cargo a los 72 años, tres antes de alcanzar la edad oficial de jubilación.  (...)

Su figura era muy reconocida por el entonces lehendakari Juan José Ibarretxe, que recurría con asiduidad a Setién de forma privada para recabar asesoramiento."                 (J. M. Alonso Vitoria, El Confidencial, 10/07/18)

29/5/18

Henos ahora metidos de hoz y coz con un presidente de la Generalitat de extrema derecha, racista y xenófobo. Racismo, xenofobia y La Moreneta. Con eso se construyó el carlismo dominante en tantas zonas de España, la provincia de Girona sin ir más lejos, semillero actual del nacional-catolicismo catalán que amenaza nuestra ciudadanía. Y la CUP avala aupar a un reaccionario meapilas y xenófobo. Se masca la violencia. Hay quien sueña con ella...

"Después de muchos años gobernados en Cataluña por la derecha nacionalista, en ocasiones con la aportación de la izquierda sumisa, henos ahora metidos de hoz y coz con un presidente de la Generalitat de extrema derecha, racista y xenófobo.

La componente religiosa aparece como signo de exclusividad del supremacismo. No es banal que la mesa de conversaciones entre el presidente huido de la justicia, y de sus responsabilidades, con este fantasma salido de las cloacas de la subvención pública, Quim Torra, intelectual doméstico y cuyo único empleo social fue, como en una broma macabra, vendedor de seguros de una compañía suiza, esa mesita, digo, esté presidida por la imagen de la Virgen, La Moreneta, el símbolo de Montserrat y del catalanismo más apegado a las tradiciones conservadoras.

Hemos entrado, pues, en el terreno del nacional catolicismo catalanista, y si alguien se ofende por sus bellaquerías racistas y xenófobas, “lo sienten”. Es decir, los ciudadanos de segunda no podemos pedirle más a nuestro pastor de almas y pueblos. 

Habría que empezar con la consideración de que su lenguaje es anterior a la introducción de la ciudadanía. Su mundo perdido de la libertad --imagino que espiritual y sólo para cruzados de la fe-- terminó con el Antiguo Régimen de 1714.  (...)

Racismo, xenofobia y La Moreneta. Con eso se construyó el carlismo dominante en tantas zonas de España, la provincia de Girona sin ir más lejos, semillero actual del nacional-catolicismo catalán que amenaza nuestra ciudadanía. Lo único que cambiaba eran las vírgenes. A cada uno la suya.

Cataluña tiene un presidente de la Generalitat que no puede, o debe, usar varias dependencias del Palau de la plaza Sant Jaume porque pertenecen al Ausente. Pero la colección de genialidades chuscas no queda sólo ahí. La izquierda radical de la CUP apoya esta su última oportunidad de influir en el Parlamento, y avala con su gesto aupar a un reaccionario meapilas y xenófobo. 

En su candor de criaturitas a la búsqueda de su día de gloria antes de integrarse en los negocios paternos, creen que un régimen puede cambiarse con una declaración, un corte de autopistas y una intimidación a los adversarios. La república es una cosa seria que no admite líderes de chichinabo pagados con dinero público. No se derrota a un Estado con un piquete adolescente, igual que no se crea una Generalitat fuerte con empleados y funámbulos.

La broma de un diario digital que publicó un artículo utilizando las mismas expresiones que Quim Torra, el presidente-marioneta, usó respecto a los no catalanes, pero refiriéndolo a ellos mismos, provocó una cascada de indignación en el macizo de la raza catalana --¡ya ven, ahora hay que habituarse al lenguaje de posguerra!--. 

Hasta que se dieron cuenta del sarcasmo y retiraron sus letanías victimistas de las redes sociales. Este es un país que tiene un gran sentido del humor, siempre y cuando se refiera a los otros.

El triunfo, no electoral sino de compadreo y miedo ante la oportunidad de gobernar y distribuir el presupuesto, no es lo más grave. Ni siquiera que el poder efímero de un neofascista desvergonzado, con señora profesora en el colegio más racista de Cataluña, el Thau, creado por el difunto Joan Triadú, un fanático de los dos legados incuestionables de la catalanidad, lengua e Iglesia. Tampoco eso.

Lo inquietante es que el ambiente de violencia​ está subiendo de grados. E igual que sucede cuando alguien se dedica a provocar, sin otro ánimo que exacerbar al adversario, ocurre siempre que en ese momento aparecen puñados de voluntarios para comprobar si la gasolina desparramada son Aromas de Montserrat o líquido incendiario. Se masca la violencia. Hay quien sueña con ella."               (Gregorio Morán, Crónica Global, 19/05/18)

16/6/15

Las monjas del 'prusés'... en busca de un mundo perfecto... después de la independencia

 Teresa Forcades  (Fernando Vicente)

"A veces, en Cataluña, personajes encarrilados en una forma de vida pasablemente discreta saltan a la palestra política de un modo estrambótico atraídos por las luces de candilejas y el oropel de las representaciones. Viendo con qué audacia saltan de un escenario e irrumpen en otro, me quedo boquiabierto. (...)  

¿Y qué decir de esas monjas que están todo el santo día predicando la secesión de Cataluña? Si salieran con sus hábitos haciendo en TVE campaña por Mariano Rajoy y el PP, quizá a alguien le parecería mal, pero en la Cataluña de CiU fenómenos así se ven como una simpática muestra de espontaneidad, democracia e incluso feminismo, un poco friki tal vez, pero muy nuestra. 

¿No hubo curas trabucaires? ¿No convocaba Rouco manifestaciones contra la reforma de la ley del aborto? ¿No ondea la bandera estelada en los campanarios? La campaña “Volem bisbes catalans”, promovida en los años sesenta por Jordi Pujol, y el legado de mosén Xirinacs, que se suicidó en un bosque para no seguir siendo “esclavo de España y Francia”, según su testamento, donde avisa de que ese sacrificio no era estéril, sino el abono que germinaría (no se reencarnaría, pues no es católico) en otros —“¡Yo soy en vosotros, amigos!”—, culminan en estas “monjas del prusés” que de momento son solo dos, a lo mejor se animan otras.

 Así, en la campaña para los comicios municipales, Lucía Caram, nativa de Tucumán (noroeste de Argentina), famosa por sus apariciones televisivas gastronómicas —la repostería no tiene secretos para ella—, sale del convento, blanco hábito al viento y toca bamboleante de entusiasmo —declarando “soy una monja cojonera [sic]; una monja de clausura, sí, pero mi claustro es el mundo”—, a hacer campaña por Xavier Trías

Se declara enamorada de Artur Mas —que se sonríe al oírlo, con la modestia característica del seductor involuntario—, ataca a Duran Lleida por tibio con el prusés (“algunos políticos duran demasiado”), celebra como un hincha los goles del Barça, declara que “el sexo es la expresión más sublime del amor”, y como consecuencia de todo ello, de las obras de caridad de su orden y de otras cosas, algunas un poco derrapadas, El Periódico de Catalunya y TV3 la distinguen como “catalán del año 2015”.

Si Lucía Caram es catalán del año, la benedictina Teresa Forcades merecería serlo por lo menos de la década, pues su grosor intelectual es superior, y su agenda, mucho más variada y completa e incluye el gran escenario internacional. Esta médico y especialista en teología queer (moderna rama de la teología que se ocupa de las relaciones de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales con la divinidad) obtuvo esta semana permiso para exclaustrarse del convento de Sant Benet de Montserrat durante un año, prorrogable a tres, para dedicarse a la política; hoy preside en el colegio de los Padres Escolapios de Terrassa una asamblea general de su partido, Procés Constituent, con el que abandera la independencia de Cataluña y la unidad de los “países catalanes”; y dentro de unos días zarpará rumbo a Gaza en la “Flotilla de la Libertad”, para romper el bloqueo de Israel.

Según Forcades, Jesús es de extrema izquierda, y la Monarquía, una institución anacrónica (no así las órdenes de clausura: ha solicitado volver los fines de semana al convento, para recargar pilas). 

Opiniones sin duda tan respetables como puedan serlo las contrarias, pero quizá su reiterado, aunque cauto, aval al SMM (Miracle Mineral Solution, peligroso veneno para la salud pública según la FDA) como remedio contra terribles enfermedades y sus también medidas insinuaciones sobre la perfidia de la industria farmacéutica le pasen factura en campaña.

Como fenómenos políticos, Cao, Caram y Forcades tienen un interés cierto aunque relativo, reiterativo; pero si concitan el interés público, o la curiosidad, ha de ser por algo que merece ser estudiado desde una aproximación de otro tipo y que habla no solo de su psique, sino también de las de los demás. 

Se trata de casos de escisión de un orden ideal anhelado que, como la vida monástica —no se puede estar más cerca de Dios, que es la perfección—, seguramente acaba mostrando imperfecciones y grietas, y entonces se tantean otros mundos alternativos ideales, perfectos, redondos en sí mismos, aunque de una realidad meramente mitológica.

(...) las monjas del prusés van contra la realidad y a favor de la representación de mundos sencillos, perfectamente ordenados, abarcables, en donde reine la justicia y se cumpla la perfección de la historia, y en el fondo les da igual que ese mundo perfecto sea un convento de clausura, (...) o la pueril Ítaca de Artur Mas, paraíso “win-win”, como él lo define, en cuyo incruento cumplimiento todos saldrán ganando y nadie perderá nada.

Es, una vez más, la Miracle Mineral Solution, producto alternativo, natural, baratísimo, que nadie puede patentar, que lo mismo cura la malaria que el ébola y el sida, y que solo tiene el defecto de su ser fantasmal. Un día no lejano, el acelerado progreso de la realidad virtual solucionará esta escisión inquietante. 

Entonces estos casos tan locales tendrán mucho más fácil alivio, pues la realidad virtual les va a permitir construirse mundos ideales a la medida exacta de sus limitaciones y su necesidad de épica. Mientras tanto, el problema del mundo sigue siendo que no es épico, qué le vamos a hacer si persevera tozudamente en ser real."        (   , El País 12 JUN 2015)

18/12/13

La que faltaba, la iglesia nacionalista: «El año que viene seremos consultados sobre nuestra identidad como pueblo de Dios». Jesucristo, ojoplático

"Domingo, en la misa de una de la Abadía de Montserrat, la que recibió con honores al nazi Himmler y al franquista Franco, el capellán Salvador Plans pronunció la frase definitiva sobre el proceso separatista catalán: «El año que viene seremos consultados sobre nuestra identidad como pueblo de Dios».

 La frase es una buena síntesis de la actitud ante el proceso de la Iglesia en Cataluña. Ciertamente no ha elegido la fraternidad evangélica. Aún es hora de que se le haya oído una frase sola en defensa de la trama de afectos que vincula a los ciudadanos españoles, rareza moral pero también práctica, si se piensa que la Iglesia en Cataluña, tan escasamente recaudatoria, vive de la caridad cristiana del resto de España.

 Aún es hora de que uno cualquiera de sus capellanes haya levantado la voz (o al menos un susurro de confesionario y sacristía) para contener las voces desdeñosas, xenófobas y racistas que se han vertido en Cataluña contra ciudadanos de otras partes de España. 

Aún es hora de que la Iglesia en Cataluña haya reaccionado contra la violencia nacionalista y los ataques que sufren las personas y las organizaciones desafectas. La Iglesia en Cataluña ha optado, frente a la posibilidad fraterna, por el mandato místico. La identificación que el capellán montserratino hacía el domingo entre el pueblo de Dios y el pueblo catalán no supone mayor novedad teológica ni política: el pueblo de Dios es el que se levanta contra la opresión pagana como el pueblo catalán lo hace frente a la opresión española. 

La Iglesia en Cataluña adopta esta actitud sin que, por supuesto, haya mediado por la parte española persecución ninguna. La Iglesia en Cataluña se ha puesto del otro lado de la fraternidad y de la ley por una decisión que nada tiene que ver con la propagación evangélica, sino con la pura decisión política. 

No es, ¡claro!, la iglesia guerracivilista que elegía entre matar y morir; ni la del pobre padre polaco Popiełuszko enfrentado al ateísmo de Estado.Se trata de una Iglesia cómodamente instalada en el mundo, que en vez de la neutralidad y el apaciguamiento ha elegido la confrontación. 

Una Iglesia nacionalista es razón automática para dejar de ser católico y nacionalista. Pero lo interesante de su caso es hasta qué punto demuestra cómo dios obedece cabizbajo los mandatos de los hombres."        (ARCADI ESPADA, EL MUNDO 17/12/13, en Fundación para la Libertad)