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16/11/21

El cura de Cardona (Barcelona) se niega a celebrar un funeral en castellano. Los hechos han ocurrido en la iglesia de Sant Miquel i Sant Vicenç de Cardona

 "La radicalidad de algunos independentistas con el idioma roza en muchas ocasiones lo obsceno, y así lo ha sufrido una familia en Cardona.

Este domingo debía celebrarse en este municipio barcelonés el funeral por Dolores Bastida, cuya última voluntad era que su funeral fuera en castellano. La familia así se lo solicitó al cura de la iglesia de Sant Miquel i Sant Vicenç de Cardona, pero este se negó.

 «El sacerdote de la iglesia de Sant Miquel i Sant Vicenç de Cardona se ha negado a cumplir la última voluntad de Dolores Bastida Navarro, consistente en la celebración de su funeral en castellano, y a pesar de las repetidas peticiones de la familia«, tal y como denuncia Francesc Sirvent en su blog.

Ante la intransigencia del cura, la familia tomó la decisión de poner punto y final al funeral, y se llevaron el féretro para continuar el acto religioso en el cementerio.

Los dos sacerdotes a cargo de esta iglesia de  Cardona son: Antoni Guixé Vilà, de 80 años y ya jubilado y Carles Pubill Gamisans, de 65 años de edad. En ambos casos siempre han estado ligados al mundo independentista, y por lo tanto de imposición del catalán."               (David Gerbolés, elCatalán.es, 15/11/21)

24/9/21

Carta abierta al Papa Francisco de Alternativa Ciudadana Progresista tras sus declaraciones sobre la reconciliación nacional y el proceso político de Cataluña... en el año 1956, desde la clandestinidad, el Partido Comunista de España lanzó su programa de la reconciliación nacional ¿Cómo entiende la iglesia su reconciliación con su propia historia en suelo español? ¿Se perdona a sí misma la Iglesia de curas que sujetaban el brazo en la dirección que debía apuntar el arma que otros empuñaban por ellos, cuando no eran ellos que coronaban sus faldas con el agarre de una ‘pipa’? La Iglesia vasca se mantuvo siempre firme en su connivencia, incluso emocional, con la imposición por ETA de su sello de sangre humana

 "En la emisión, el miércoles 1de septiembre, de una entrevista a Jorge Mario Bergoglio, Francisco, en la cadena de radio COPE, el sumo pontífice de la Iglesia Católica contestaba a una pregunta sobre el referéndum independentista en Cataluña señalando que los procesos independentistas son una normalidad histórica europea, mencionaba a Kosovo, y añadía:

«Yo no si España está totalmente reconciliada con su propia historia, sobre todo la historia del siglo pasado. Y, si no lo está, creo que tiene que hacer un paso de reconciliación con la propia historia, lo cual no quiere decir claudicar de las posturas, sino entrar en un proceso de diálogo y de reconciliación; y, sobre todo, huir de las ideologías, que son las que impiden cualquier proceso de reconciliación”.

Además, y en línea con su proclamación de que «sin la reconciliación básica de los pueblos» no tiene valor la designación ‘unidad nacional’, también necesitaba clarificarnos que él no visita España si hace un viaje y pisa suelo en Santiago de Compostela, sino que entonces solamente va a Santiago. En el país, una atmósfera silente ha seguido a esta implicación papal; en general (y amén del poder que señalara Cervantes) por complicidad en la izquierda y en la decepción sentida por la derecha discipular.

El día anterior a esa emisión, el 30 de agosto, se cumplía el aniversario del fallecimiento de Josep Lluís Facerías, Petronio, (1920-1957) en un cerco de la policía franquista en un lugar del distrito barcelonés de Nou Barris. Junto con Quico Sabaté (1915-1960) fue uno de los últimos exponentes del maquis urbano contra la dictadura. Ambos pertenecían al movimiento libertario, y en la trayectoria de su generación se había vivenciado una sucesión de acontecimientos como la proclamación del comunismo libertario (1932), la revolución de Asturias (1934), la guerra civil (1936-1939), la Resistencia francesa (1939-1945), la represión franquista. 

Durante la guerra civil, el movimiento libertario español llevó -entre otras faceta s más constructivas y encomiables- el impulso, y la mayor parte del peso organizativo, de la represión revolucionaria en Cataluña. A este fenómeno se atribuye la matanza de más de 8.000 personas, entre ellas un alto porcentaje de religiosos. Aunque en España el canon escolástico de la izquierda apunta a desmarcarse de aquella actividad, sin embargo, un esfuerzo de reflexión y de atención a la historia -de reconciliación- exige considerar que aquella actividad represiva fue lógica, legítima, y legal.

Desde el principio, legal. Ante la incapacidad del aparato del estado para evitar y derrotar el golpe militar, el levantamiento popular que logró la defensa de la segunda república ejerció una filtración revolucionaria de la institucionalidad de la Generalitat, con el establecimiento del nuevo orden: Patrullas de Control, organizadas en secciones y dependientes del Comité de Milicias a través del Departamento de Seguridad Interior, con su Oficina Jurídica.

Lógica, en cuanto era respuesta en una situación de guerra, con numerosos enemigos internos, y en donde el movimiento golpista de inmediato efectuó continuas masacres masivas y azuzaba a multiplicar sin freno asesinatos y vejaciones en las zonas bajo su control.

La guerra civil fue una guerra de extermino, y no otra era la situación. El golpe militar se iniciaba cruentamente en cuarteles y guarniciones con el tiro a bocajarro sobre los propios compañeros, oficiales y altos mandos leales al Estado. No debía haber marcha atrás. Pero fue la ideología que acabó coronando el movimiento faccioso que sería definitiva para el calibre del terror que desencadenó: «el maridaje de la mentalidad de cuartel con la sacristía, en conocidas palabras de Unamuno.

La Iglesia invistió el golpe con la doctrina imperante en la derecha de que España es nación católica, lo bendijo como una Cruzada, lo teorizó como una Guerra Santa frente a la antipatria, la anti-España. Los que se habían opuesto al golpe, por tanto, se enfrentaban a un terror en esas dimensiones: el régimen de terror se extendería hasta la década posterior a la guerra, en la razón apuntada por Santos Julia de que el «principio católico de la depuración, que nunca acaba, que debe permanecer siempre vigilante …»

Y, por último, aunque no correspondía a la excelencia en la conducta, la legitimidad-claro que entrecomillada – de aquella actividad represiva revolucionaria provenía de la necesidad desprendida de aquella misma lógica de la situación; era adecuada a las exigencias de los acontecimientos, era razonable -que no racional- de acuerdo con el contexto.

Estas consideraciones están hechas en el ámbito de la explicación política de los eventos, de su entendimiento, de la asunción de responsabilidades, del encuentro con la historia, de encaramiento con las sombras de la acción. Estamos en el ámbito de búsqueda de una objetividad, que es también el de las visiones confrontadas entre las distintas partes.  

Este tipo de esfuerzo es el que exige una «reconciliación total» del país con su historia, como encuentro con sus verdades. Pero ejercer esta exigencia no puede excluir – cada vez que entren en liza los muertos, se digan ejecutados o asesinados­ dejar la constancia expresa y firme de que no se pretende ofender a los muertos ni a su memoria en los vivos, y que la violencia en modo alguno es elogiable. Los muertos, así como el duelo inagotable -todas las víctimas de aquella guerra (y de después de ella) – están bajo la ceremonia de la enunciación del respeto. Porque, además, matar la vida humana, que es el acto que hace irreversible la supresión de la palabra, y en efecto de la razón, es por principio un acto radicalmente antihumano -aunque humanos lo ejerzamos.

Estamos ahora, con este matiz que añadimos, por tanto, en un ámbito determinado de la ‘reconciliación’ presente con la historia. Es en este aspecto cuando en el año 1956, desde la clandestinidad, el Partido Comunista de España, dirigido por Santiago Carrillo, lanzó su programa de la reconciliación nacional. Era ya una España en movimiento paulatino, donde bajo el manto hegemónico del nacionalcatolicismo, la Iglesia (y sin duda en prevención frente a la repetida tendencia a la quema de templos en los espasmos de rebeliones populares) había expandido su presencia pedagógica hacia sectores más amplios de la población, a través del lanzamiento de los hermanos (salesianos, escolapios …); y aparecían algunos jesuitas que estudiaban el marxismo, y hasta se le afiliaban.

La idea de reconciliación nacional fue el fenómeno político requerido para la cristalización que dio lugar a la vigente Constitución, es decir, a la inauguración de la reconstrucción democrática, proceso llamado Transición o régimen del 78.

No es un juicio certero la crítica de aquel procedimiento constituyente como un pacto por el olvido, porque no se   puede calificar de desmemoria el mero acto de perdonarse recíprocamente los muertos como condición suficiente para emprender una práctica de convivencia.

Este perdón no llegaba a un reconocimiento de las partes, pero sí implicaba un ejercicio de respeto ante el hecho luctuoso de la guerra civil. Fue una primera consideración de cada parte a los muertos, al reconocer que no correspondía ensalzar los respectivos crímenes. Faltarían todavía más esfuerzos, que la sociedad española debía realizar: además de encontrar los cadáveres de los perdedores, profundizar en el encuentro con la historia -y antes hemos dado muestra de la aspereza que esto puede contener. Pues cada comunidad debe hacer presente su encuentro con la verdad de su historia, dado que no hay futuro desde la ignorancia sobre las enseñanzas contenidas en el pasado.

Se trataba, pues, de una reconciliación mínima, de primera fase, que fue requisito para un compromiso. Claro que la noción de reconciliación recorre más ámbitos, como culpa o responsabilidad, reconocimiento, expiación, penitencia, confesión, autoconocimiento, profundización, aprendizaje …

Cuando Bergoglio muestra menosprecio hacia esa inicial fase de la reconciliación (la llamada Transición) desconsiderando su valor (que, aunque modesto de contenido, fue de gran envergadura en los resultados), exhibe en consecuencia su olvido del ejercicio obligado al respeto a los muertos que aquel ámbito de reconciliación inicial implícitamente contenía.

Bergoglio exige que España debiese reconciliarse de verdad con su pasado.  Pero ¿y la Iglesia?  Porque la   Iglesia Católica ha formado parte capital de la historia de eso que se llama España (y que Bergoglio se niega a reconocer cuando pise su suelo). Cuando Franciscoindica esa reconciliación profunda del país, ¿ya sabe que eso concierne de modo mayúsculo a la poderosa influencia secular de la Iglesia sobre el territorio que se llama España, a sus intervenciones en la política? ¿Tiene la Iglesia que dar lecciones siempre, que distribuir perdones y bendiciones? ¿Para cuándo la penitencia, Francisco? ¿Cómo entiende la iglesia su reconciliación con su propia historia en suelo español? ¿Siempre exculpándose? ¿Se perdona a sí misma la Iglesia de curas que sujetaban el brazo en la dirección que debía apuntar el arma que otros empuñaban por ellos, cuando no eran ellos que coronaban sus faldas con el agarre de una ‘pipa’?  ¿También la Iglesia se perdona a sí misma del nacionalcatolicismo, aquella   papilla prototalibanísticadel régimen franquista del que era su bastión ideológico, guardián de control y disciplina social? Nacionalcatolicismo tan enraizado en sus huestes más de vanguardia, las Iglesias catalana y vasca, que esta última se mantuvo siempre firme en su connivencia, incluso emocional, con la imposición por ETA de su sello de sangre humana.

La radiofonía de la infalibilidad papal con la cual J.M. Bergoglio ha eximido de responsabilidad a los directores de un referéndum-patraña que ha entrado como un patrón específico en los manuales de golpismo civil contra la democracia, ha renovado el acento golpista que la Iglesia Católica, por lo que se ve, reserva siempre para España, como en 1936. ¿Es de ese modo, entonces, la reconciliación que la Iglesia hace con la historia en lo que es la reconciliación profunda del país? ¿Reincidiendo en el carácter perverso de su turbio comportamiento parásito para con la sociedad española? La Iglesia siempre ha llevado muy malamente esto de hacer penitencia consigo misma.

Hace un tiempo alguien dejó escrito señalando como pecado de la Iglesia su propaganda antiabortista, la cual -a través de la efectiva influencia de las Misiones- promovía efectos nefastos en poblaciones de países tercermundistas, africanos, donde nacer no es equivalente a vida -digna, mínimamente humana -, sino a padecimientos, hambre, enfermedades y muerte prematura. Hoy, esta misiva también podría encabezarse: Y otra vez más: ‘Los pecados de la Iglesia’. El más aireado de sus pecados siempre ha sido la arrogancia de autoridad exhibida en la condena a Galileo. La Iglesia ha pasado por la historia de sus pecados sin ejercicio de culpa, como una necesidad histórica. Y sigue mostrando resistencia para las correcciones de su rasgo estructural a la fuerte propensión de escondrijo de la pulsión pedófila en nuestra s sociedades.

Uno de los miembros del grupo selecto que mereció el título histórico de ‘cura rojo’, el ‘pare Manel’ -Manel Pousa i Engroñat, 1945-2020-, que fuera párroco en el barrio de la Trinitat Vella, asistente de presos y recolector de fondos para su asociación de ayuda a niños en situación de vulnerabilidad, llegó a presentarse en la listas catalanistas ‘Junts pel Sí’ ( 2015) y ‘Junts per Catalunya’ ( 2017); y, a raíz de las denuncia s de abusos sexuales contra frailes de Montserrat (estandarte de la cristiandad catalanista), dijo (elcritic.cat, 19/ 3/ 2019, y secundando declaraciones de  otro  cura nacionalista, Cinto Busquet, párroco de Calella) que esas acusaciones eran un ataque a Cataluña.

Entérese bien cualquier lector que pretenda despistarse.  Según el catalanismo, si se es catalán y catalanista (aparte de sacerdote también), se está impune de la comisión de pederastia. Sí, porque este modelo de estratagema es copia del procedimiento de exculpación con la que el catalanismo presionó a la sociedad para exigir, en los años ochenta, la inmunidad del corrupto Jordi Pujol, lo que además ofreció salvoconducto para que el presidente de la Generalitat (con su clan familiar al completo) hipermultiplicara su latrocinio sobre los caudales públicos durante las siguientes décadas.

Este es el carácter de corrupción del espíritu que ejerce, en una comunidad humana, una ideología profundamente reaccionaria como es el catalanismo, un cáncer del alma. Contradiciendo la sentencia, en el parloteo del Papa, de que las ideologías «impiden cualquier proceso de reconciliación». Carlos Alsina afirmaba (en Onda Cero) que las ideologías pueden llegar a reconciliaciones, lo que dejaría fuera de la reconciliación del país al catalanismo, en tanto que no se trataría de una ideología, sino que es religión, según el periodista radiofónico.

La Iglesia se apropia la detentación del acta de la reconciliatio -a través del Cristo- de los hombres con Dios, lo que habría inaugurado la nueva era de relación entre los hombres. Y, entonces, la cabeza de esa ‘ciudad de Dios’ -que fuera auténtico poder imperial transnacional-, el Papa (ahora llamado ‘Francisco’), desde su infalibilidad, da lecciones de reconciliación a los hombres, los gobernantes, las naciones, los pueblos -a la ‘ciudad de los hombres’. Es inevitable, entonces, la inclinación al pecado de tan inabarcable soberbia -casi siempre disfrazada de una modestia harto farsante- tal y como ahora se ha explayado en este eructo papal sobre España.

Porque, estimados compatriotas católicos, no es simplemente que la Iglesia se deslice, en las turbulencias del tiempo de los hombres, en la comisión del tipo de error de «ideologización de la religión«, como, por ejemplo, cuando -y de acuerdo con la armadura nacionalcatólica- se enfatiza como catalanista, abertzale, o garante exclusiva de españolidad. Más allá, y desde el calor íntimo de sus entrañas, la Iglesia en España se repite puntualmente como una epifanía persistente de corrosión de la convivencia necesaria en la construcción del país.

La declaración de Francisco es contundente confirmación de que la reconciliación profunda de España con su historia no pasa por la reconciliación con la Iglesia, que es naturalmente irreconciliable con la nación española.

La Iglesia ha actuado vocacionalmente como organización sistemática de obstáculos al desarrollo de un Estado moderno democrático en España. La Iglesia ha ensalzado nacionalismo enfermizo en un territorio del   que siempre se añora como propietaria y señora feudal que fue en otros tiempos. Tiempos de los que siempre ha detestado salir, como se revela en las declaraciones trabuqueras de J. M. Bergoglio, donde el catolicismo español se ‘reconcilia’ consigo mismo, en una vuelta a su original esencia de ser, al ejercicio de su tradicional empeño por emponzoñar una sociedad, a su tenaz propensión a su sempiterna vocación de extensión de la discordia.

J. M. Bergoglio, Francisco, Sumo Pontífice, Papa de Roma, que su Dios les perdone. Pero en su otro mundo. Porque, en este mundo, lo que es esencial es el juicio de responsabilidad para dirimir en la razón y poder entre ellas avanzar las gentes de buena voluntad."                 (Alternativa Ciudadana Progresista)

3/2/21

Ricardo García Cárcel, historiador: "El proceso tiene connotaciones carlistas... hoy el independentismo está cargado, como ocurrió en 1714, de fanatismo religioso"

 "El historiador Ricardo García Cárcel ha afirmado en una entrevista en el canal de Youtube de Xavier Rius que "el proceso tiene connotaciones carlistas" y ha lamentado que "los catalanes perdemos el seny cíclicamente". "Hay una tendencia de meter la cabeza bajo el ala y apostar por opciones que tiene poco con la realidad", ha criticado.

 García Cárcel ha señalado que "no es lo mismo catalanismo que independentismo" y ha remarcado que "hoy el independentismo se nutre de un montón de fuentes que tienen muy poco que ver con el catalanismo del siglo XIX". "Se ha convertido en un aluvión en el que se han capitalizado, por supuesto la crisis del 2008, y se ha apostado por una opción presuntamente épica que no conduce a ninguna parte. Está cargada, como ocurrió en 1714, de fanatismo religioso", ha sentenciado.

Ricardo García Cárcel ha afirmado que "la guerra de 1714 fue un error de cálculo" y ha señalado que "pensaban que los borbónicos iban a ganar el conflicto". En este sentido, ha explicado que "el archiduque Carlos no demostró ninguna voluntad foralista" y ha añadido que "no distaba del concepto de poder que podía tener Felipe V". "La guerra de 1714 era una batalla perdida porque se marcaron unos objetivos fuera de la realidad", ha remachado sobre su equiparación con el proceso.

Finalmente, el historiador ha expuesto que "había una generación que habíamos idealizado Cataluña" ha lamentado, pero ha pedido reflexionar sobre "el desencanto y la decepción que Cataluña ofrece al conjunto de España y a toda Europa".                 (Entrevista al historiador Ricardo García Cárcel, e-notícies, 01/02/21)

27/11/19

Denunciado por islamofobia el consejero catalán de Educación. Bargalló (ERC) al decir que la religión musulmana es contraria a la identidad nacional catalana...

"Musulmanes contra la Islamofobia, una asociación que lucha contra la discriminación por motivo de religión y defiende los derechos civiles de las personas de credo islámico, ha presentado este lunes una denuncia ante la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña contra el conseller de Enseñanza de la Generalitat de Cataluña, Josep Bargalló i Valls, al que atribuye los presuntos delitos de fomento del odio contra los musulmanes y prevaricación. 

La asociación, que aporta con su denuncia el audio de una mesa redonda que, bajo el título “la cultura religiosa en los centros educativos”, se celebró el pasado día 17 en el Seminario Conciliar de Barcelona, reclama el inmediato cese del conseller, militante de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).


“Yo no quiero enseñanza confesional de Religión islámica en las escuelas de Cataluña y, con el actual marco normativo, si no llegamos a un acuerdo al respecto, en general, nos veremos abocados…”, confiesa el conseller en un encuentro organizado por Junts, el sindicato de los profesores de Religión Católica de Cataluña.


“He puesto el ejemplo de Torredembarra”, continúa, narrando una conversación sobre la localidad tarraconense de la que es originario, “donde la mayoría de ciudadanos y ciudadanas son de religión católica, practicantes o no, pero hay un número importante de confesión islámica y le dije: yo estoy convencido de que, si hiciéramos en las escuelas de Torredembarra la asignatura de confesión católica y la de confesión musulmana, tendríamos más alumnos de confesión musulmana; porque todos los padres de religión musulmana inscribirían a sus hijos y no todos los padres de religión católica inscribirían a los suyos. Y le dije a esta persona: ¿qué cara nos quedaría a todos para defender la identidad que decimos defender?”

Para Musulmanes contra la Islamofobia es especialmente grave que Bargalló diera a entender que la confesión musulmana “es contraria a la identidad catalana que quiere defender. Una identidad excluyente de la que no formarían parte las personas musulmanas, trasladando con sus palabras a los asistentes la idea de que los musulmanes no serían nunca verdaderos catalanes”.


Más grave aún, a juicio de la asociación, es lo que el conseller sugirió a continuación: “El día que fui a Ripoll a hablar del pacto educativo […], a comienzos de septiembre, tras el shock que volvió a haber en Ripoll con todos los programas de televisión que hubo en agosto […], la prensa me sacó la cantidad de peticiones que teníamos en Ripoll para hacer una asignatura confesional que no era la católica… porque claro ¿quién hace de profesor de religión católica? Personas que el obispado nos propone. ¿Quién sería el profesor de religión islámica?... ¿Os pasa por la cabeza?”


Bargalló aludía implícitamente a los atentados del 17 de agosto de 2017, obra de la denominada célula de Ripoll, “dando a entender que serían gente afín a los terroristas quienes designarían a los profesores de religión islámica”, según la denuncia. En realidad, los profesores de confesión islámica, igual que los religión católica, son contratados por el Estado a propuesta de la jerarquía religiosa; en este caso, la Comisión Islámica de España.

El objetivo del conseller era convencer a los profesores de religión católica de que aceptasen su proyecto de implantar una asignatura de “cultura religiosa”, en lugar de la actual enseñanza confesional. Para ello, según la denuncia, utilizó el miedo al musulmán y las negativas consecuencias que, para la construcción de la identidad nacional catalana, tendrían a su juicio las clases de religión islámica.


La exclusión de los musulmanes de la identidad catalana implica, para la asociación denunciante, un delito de odio, previsto en el artículo 510 del Código Penal, que castiga con hasta cuatro años de prisión a “quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente a la discriminación contra un grupo […] por motivos de religión o creencias”.


Pero, según la denuncia, también supone un delito de prevaricación, castigado con hasta 15 añso de inhanibilitación, pues demuestra que Bargalló tiene paralizadas las solicitudes de implantación de las clases de religión musulmana en Cataluña por motivos ideológicos. La Constitución, la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) y el Acuerdo de Cooperación entre el Estado español y la Comisión Islámica de 1992 garantizan el derecho de los alumnos musulmanes a recibir enseñanza de religión islámica si así lo solicitan sus padres.


Aunque la normativa obliga a impartir clase de religión islámica cuando lo solicitan más de 10 alumnos del mismo centro educativo, en España solo hay 76 profesores para más de 300.000 escolares musulmanes. Al menos seis comunidades no tienen ningún profesor de religión islámica:  Asturias, Cantabria, Galicia, Navarra, Murcia y Cataluña. El caso catalán es el más sangrante, pues se trata de la comunidad con mayor número de alumnos musulmanes de España, más de 85.000."            (Miguel González, El País, 25/11/19)

16/10/19

Sisa: Todo acabará con un Junqueras presidente que hará de neo-Pujol más o menos de izquierdas, y tendremos 30 años más de tranquilidad. Le veo futuro a Junqueras: es un cura...

"Junqueras es un cura”, asegura el cantautor y escritor catalán Jaume Sisa durante una entrevista publicada por el último número del suplemento cultural en catalán Quadern, de la edición de Catalunya del diario El País. Y cuando se le pregunta si “le continúa aburriendo la política”, Sisa contesta: “Sí”.

Y también sobre “la política”, el cantautor catalán añade: “La mayoría de las personas no quieren participar realmente en nada, lo quieren recibir todo masticado, pensado, resumido y, si es posible, en forma de consigna. No quieren elaborar un criterio propio y se conforman a coger una doctrina de donde sopla el viento y levantar la bandera”.

Después, se le pide su opinión sobre el “final del proceso [soberanista]”, y contesta: “Todo acabará con un Junqueras presidente que hará de neo-Pujol más o menos de izquierdas, y tendremos 30 años más de tranquilidad. Le veo futuro a Junqueras: es un cura, y a los catalanes nos gustan los curas porque dan seguridad aquí y en el más allá”.                  (e-notícies, 14/10/19)

8/10/19

El nuevo carlismo... una vigilia de oración en solidaridad con los líderes independentistas que están en la cárcel en Montserrat... los diputados de la CUP no estaban con la carlistada, ¿llegarían tarde?

"Montserrat ha acogido una vigilia de oración en solidaridad con los líderes independentistas que están en la cárcel o el exilio, y por todos los encausados por el 1-O. 

El presidente de la Generalitat ha participado en este acto religioso acompañado por miembros del gobierno. Quim Torra ha leído una oración de Dietrich Bonhoeffer, un teólogo y religioso alemán que fue asesinado por el régimen nazi.

"Invoquemos al Espíritu, padre de los pobres, a fin de que sople bien fuerte partes y toque el corazón de todos. De los jueces, para que juzguen según la verdad. De los políticos, a fin de que exploren caminos que fomenten la convivencia en medio de las diferencias. De los encarcelados y exiliados, a fin de que tengan fortaleza de alma", ha dicho Torra.

En el acto religioso también estaban Jordi Pujol y Marta Ferrusola, además del ex presidente del Parlament, Joan Rigol, las consejeras Meritxell Budó y Ángeles Chacón, y el consejero Damià Calvet.

 Durante la oración, dos familiares de los presos independentistas han leído una carta que les han hecho llegar desde la cárcel y donde piden poder dialogar con alguien "que no tema el escrutinio de las urnas". Los presos aseguran que los "débiles" se refugian "en la arrogancia" y "sólo imponen", y han dicho que el "sufrimiento" de estar cerrados no les hará callar.

El presidente Quim Torra ha escogido una oración que Dietrich Bonhoeffer para participar en la vigilia. Este teólogo la escribió la Navidad de 1943 desde una prisión alemana. Bonhoeffer, teólogo y pastor luterano alemán, lo encarcelaron acusado de haber participado en un complot contra Hitler y murió ejecutado en un campo de concentración.

Este es uno de los fragmentos que ha leído Torra: "Señor, yo escucho tu llamada y la sigo. Ayúdame. Sa espíritu, dame la fe que me preserve de la desesperación, de las pasiones y del vicio. Dame el amor hacia los demás y hacia ti, que destruye todo odio. Dame la esperanza de que me libere del miedo”.

La abadía de Montserrat ha querido aclarar que no se trata de una misa organizada por el monasterio sino una oración planificada por un grupo de cristianos. El monasterio ha emitido un comunicado explicando que no es promotor ni adhiere institucionalmente a la vela y recalca que Montserrat es la casa de todos y no se posicionan a favor ni en contra de acciones políticas concretas."                 (e-notícies, 07/10/19)

15/7/19

Director de e-notícies: siempre me he resistido a creer que el proceso tuviera raíces carlistas. Si me apuran hasta hay un factor religioso. No sólo porque anunciaron la tierra prometida (Ítaca), siguieron a un mesías (Puigdemont) y creen en la penitencia ("lo volveremos a hacer") sino porque han empezado también a adorar reliquias...

"Yo, la verdad, siempre me he resistido a creer que el proceso tuviera raíces carlistas.

Quizá porque soy agnóstico y tampoco creo en conspiraciones. Incluso a pesar de que Catalunya padeció tres guerras carlistas –y por lo tanto civiles- durante el siglo XIX. O la opinión de dos reputados expertos como Joan Coscubiela y Josep Antoni Duran i Lleida.

El primero habla en su libro de “una especie de neocarlismo, como respuesta a los temores y a la inseguridad generada por un futuro incierto” (1). El segundo admite sin ambages que “el independentismo vive en buena medida del y para el medio rural, vive en un carlismo actualizado a los parámetros de los tiempos modernos, pero carlismo al fin y al cabo” (2).

Quizá la opinión de Duran tiene más mérito puesto que militó más de treinta años en un partido demócrata-cristiano. De cosas de religión debe entender un rato. Porque lo que pasó en Santa Coloma de Farners no es normal.

Primero por las formas.

El presidente de la Generalitat impidiendo in extremis un pacto con el PSC, la alcaldable socialista rompiendo a llorar, la de JxCat quejándose amargamente en TV3. No me digan que no es puro carlismo. Como aquellos caciques que ordenaban a su antojo. Això va de democràcia, proclamaban a los cuatro vientos.

Y luego por el localismo. Porque cuando por la mañana dijo vía twitter que todavía quedaban unas horas "para cambiar pactos" ... ¡Lo decía por su pueblo!. Santa Coloma de Farners debía continuar impoluta, no podía quedar manchada con un pacto con los del “bloque del 155”, las “bestias con forma humana”. ¡Los socialistas están contaminados!.

Por eso, al final será verdad de que el proceso tiene una base foralista. De hecho, Marta Rovira y Marta Pascal son de Vic. También Carles Mundó. Y Carme Forcadell es de Xerta, no lejos del Maestrazgo, donde Ramón Cabrera -apodado precisamente lo Tigre del Maestrat- campó a sus anchas. El hombre tuvo vista y acabó casándose con una rica viuda inglesa.
 
Si me apuran hasta hay un factor religioso. No sólo porque anunciaron la tierra prometida (Ítaca), siguieron a un mesías (Puigdemont) y creen en la penitencia ("lo volveremos a hacer") sino porque han empezado también a adorar reliquias. Fui consicente de ello el día que vi a la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas; y al presidente de la Diputación, Pere Vila, homenajear en la Diada del año pasado el faristol en el que Puigdemont hizo su último discurso antes de salir por patas.

A Vila lo había conocido en el Parlament y me pareció, hasta la fecha, persona juiciosa y con los pies en el suelo. La última vez que nos vimos -él ya no era diputado- hasta me saludó muy amablemente cosa que no hacen otros.

Pero el proceso, como el alcohol, se nos ha subido a la cabeza. Eso sí: a unos más que otros. Y a resaca será terrible."                   (Xavier Rius, director de e-notícies,  24/06/19)

5/7/19

Iglesia vasca y ETA, una relación tóxica. La vinculación del clero con la banda terrorista se remonta a 1962 y fue reconocida por los obispos en 2018.

"La lenta reconstrucción de las décadas de pesadilla del País Vasco en marcha desde hace algunos años tiene muchos ángulos, y uno de ellos, poco frecuentado, es el papel de la Iglesia vasca. 

La propia jerarquía es muy consciente: el día en que ETA hizo público un comunicado pidiendo perdón, en abril de 2018, los obispos vascos reconocieron “complicidades, ambigüedades, omisiones por las que pedimos sinceramente perdón”

Ahora bien, no dijeron cuáles son, y un libro recientemente publicado las enumera exhaustivamente. Tiene un título provocador, que no ha hecho mucha gracia en la Iglesia vasca: Con la Biblia y la Parabellum. Cuando la Iglesia vasca ponía una vela a Dios y otra al diablo (Península). El autor es el periodista vasco Pedro Ontoso, veterano de El Correo, y aporta una mole de datos e historias que sacuden la memoria sobre una relación muy tóxica que aún no ha sido suficientemente explicada.

El libro nace de una pregunta que siempre ha atormentado a Ontoso, y que formula tomando un café: “¿Cómo en un país tan católico puede haber surgido una ideología tan totalitaria? Creo que el maridaje de política y religión ha sido muy negativo. A Dios se le sustituyó por la patria, la patria se convirtió en un ídolo, algo que no corrigieron los obispos. 

Y en un momento dado se exigen sacrificios, se mata y se muere por la patria. Había que cortarlo. La Iglesia ya debió plantarse en 1977, tras la amnistía. Luego siguieron otras ocasiones perdidas. Decidieron no meterse en líos y el monstruo fue creciendo”.

La historia viene de muy lejos, claro. En el País Vasco, la identificación entre religión y pueblo es muy fuerte. Ya en las guerras carlistas hubo mucho cura violento. “La clave es la Guerra Civil, el clero vasco pierde la guerra. Sufre represalias, muchos curas van a prisión, y luego la Iglesia fue un paraguas de la oposición. Además es la Iglesia la que hace pervivir el euskera”, explica. El libro recorre hitos olvidados.

 La primera asamblea de ETA se celebró en 1962 en el monasterio benedictino francés de Belloc. La cuarta, la primera en España, en una casa de los jesuitas en Getaria. El primer asesinato planeado por la banda, el de Melitón Manzanas, en 1968, se preparó en casa del párroco de Zeberio y en el convento de los sacramentinos de Areatza, en Bizkaia. Un exmonje benedictino, Eustakio Mendizabal, Txikia, fue jefe de ETA y sanguinario pistolero. Murió en un tiroteo. 

En 1969 varios sacerdotes y religiosos ayudaron a huir a un etarra herido en Orozko que había matado a un taxista en su fuga. Fueron detenidos tres, y también el vicario del obispado de Bilbao, José Ángel Ubieta. Ontoso ha buscado a una hija del fallecido y le cuenta que la Iglesia, “más que ayudarnos, se dedicó a proteger a los suyos”. Todo esto como ejemplo de la vela puesta al diablo.

En cuanto a la otra vela, la de Dios, el libro desmenuza el largo camino de silencio de la Iglesia vasca con el terrorismo. “La gran llaga de la Iglesia vasca es que tardaron mucho en llegar a las víctimas”, opina Ontoso. Con todo, rompe una lanza por monseñor Setién, cree que se le ha demonizado en exceso. Los obispos ni siquiera mencionaban la palabra ETA: la primera vez fue en un documento de 1984. Tampoco oficiaban funerales, una praxis que rompió Ricardo Blázquez en 1997, siendo obispo de Bilbao, con Miguel Ángel Blanco. A una parte del clero aquello no le gustó, y tampoco a ETA, que lo hizo saber. “La izquierda abertzale y ETA han tenido siempre el cálculo político de que necesitaban a la Iglesia”. 

De hecho, ETA nunca tocó a la Iglesia, salvo los capellanes castrenses en atentados a militares. Lo más cerca que estuvo fue con el asesinato en 1985 de un taxista de Bermeo que resultó ser primo del obispo de San Sebastián Juan María Uriarte, pero es que la banda se enteró luego del parentesco. Por ese cálculo, ETA ha avisado cada vez que creía que la Iglesia no era neutral. En 2001, cuando se reunieron 50.000 personas a rezar por la paz en Armentia, Álava, el boletín de la banda advirtió: “Ver que quien debía ser mediador y testigo está trabajando a favor de una de las partes del conflicto no favorece su neutralidad”.

Porque la Iglesia siempre ha tenido un papel importante en casi todas las conversaciones con ETA. “Ha estado mucho más en primera línea de lo que parece. La Iglesia era de fiar, para las reuniones nunca se piensa en un sitio civil, en un hotel; se van a Santa María de Mave, en Palencia; a Loiola…”. 

En todos los intentos de conversaciones con ETA siempre aparece un hombre de la Iglesia. Ontoso en su libro recorre numerosos casos desde 1976. En 1984, Felipe González lo hizo a través del jesuita José María Martín Patino. Y Aznar, tras la tregua del Pacto de Estella, en 1998, aceptó como mediador a monseñor Uriarte, propuesto por ETA. Fracasó, pero ganó prestigio y volvió a mediar en 2006. Y así hasta el final.

Ampliando el campo de visión se llega al Vaticano, otro cruce de relaciones que Ontoso disecciona a lo largo de los años. Desde los primeros e infructuosos intentos del PNV por ser recibidos en Roma —­solo lo consiguió Urkullu en 2017— hasta los contactos vascos en la Santa Sede: Laboa, Arrupe, el cardenal Etchegaray. Pero a Ontoso también le interesa el papel de los simples creyentes, y hay una historia muy desconocida, la del industrial Jesús Guibert, secuestrado por ETA en 1983

Al despedirse, propuso a sus captores que quedaran otro día para hablar, que tenían que abandonar las armas. Al final ETA le llamó para ser mediador de otro secuestro y un etarra llegó a contactarle en 1989 porque necesitaba dinero para huir de la banda y rehacer su vida: le dio ocho millones de pesetas. Luego fue mediador del Gobierno socialista en 1985 y 1986.

Este análisis destaca dos funciones positivas de la Iglesia que no se ven tanto. Una es el movimiento pacifista: Gesto por la Paz nació en ambientes cristianos de base. Tanto que en la primera manifestación, en 1983, improvisaron la pancarta con el reverso de una que tenían y en la que se leía: “Sí al celibato opcional”. Fue de estudiantes de la Universidad de Deusto, de los jesuitas.

 Otros sacerdotes llevaron escolta por participar en colectivos como Basta Ya, el Foro de Ermua y el Foro El Salvador. Y cinco curas se apuntaron en 2003 en las listas de PP y PSOE en Bizkaia como gesto de solidaridad, aunque ignorados por la jerarquía.

El segundo punto oculto son los curas que han trabajado en las cárceles, una labor silenciosa pero profunda. El libro descubre historias muy desconocidas, como la del claretiano Josu Zabaleta, que se hizo miles de kilómetros por cárceles hablando con etarras. La Iglesia también tiene un papel muy importante en la llamada Vía Nanclares de reinserción. Ha sido una forma de cerrar un círculo infernal. Históricos de ETA como Txelis o Carmen Guisasola entraron en ETA casi por compromiso cristiano y salieron por lo mismo. Con un cura al lado al entrar y al salir."                   (Íñigo Domínguez, El País, 01/07/19)

17/5/19

Mercè Solé, de Cristianos por el socialismo: esto del “Procés” puede interpretarse como la prueba del algodón de las relaciones. Cuando estas no son buenas, pones el “Procés” de por medio y se dinamitan. María Comín dice que el “Procés” una máquina de destrucción masiva de partidos políticos, pero de relaciones humanas también. Hay gente con la que evito tocar el tema, porque sé que vamos a acabar sacándonos los ojos. El 6 y 7 de septiembre de 2917 tuve una gran sensación de desamparo...

"Trabajadora social y sindicalista, estuvo en Cáritas e hizo incursiones en la política. Forma parte de diversas asociaciones, sobre todo culturales, porque ha llegado a la conclusión de que incidir en la opinión no es banal. Se identifica con la corriente “Cristianos por el Socialismo”.

Llama la atención el silencio que envuelve lo relacionado con el papel de la Iglesia Católica en el “Procés”…

 Entiendo que la Iglesia somos todos los cristianos, y es verdad que la voz que se suele oír es la de la jerarquía, y en este caso la jerarquía se mantiene visiblemente callada.  (...)

Todo el mundo va con pies de plomo, pero en cualquier caso no se puede identificar la nación con el evangelio. Algo que mucha gente piensa.

¿Por qué si en la comunidad católica hay pluralidad respecto al nacionalismo, no aflora ese debate? ¿Es que no le interesa a la opinión pública?

Algo de esto podría haber. Los estereotipos sociales respecto a la Iglesia hacen que, cuando se habla de ella, sea en relación con determinados temas y no de otros. Algunos hemos intentado promover un manifiesto diciendo que esto del “Procés” es muy poco democrático, que es un camino que no nos conduce a ningún sitio, pero no conseguimos que se nos escuche. 

No solo entre los cristianos, sino entre todo el mundo. Parece que la sociedad está dividida entre “procesistas” y “anti-procesistas”, pero hay mucha gente que no estamos ni en un sitio ni en el otro, y se tiende a silenciarnos o tacharnos de cobardes. También es verdad que yo misma estoy harta de pelearme con gente que a veces es muy poco respetuosa. No sé si es cobardía, pero además de haber hecho pocos intentos de que se nos vea, insisto, realmente es como si no existiéramos.

 La sociedad catalana no está divida en dos. Como mínimo en tres y en muchas más. Es bastante más diversa de lo que aparenta. Tampoco la comunidad cristiana es homogénea, incluidos los monjes de Montserrat. Hay gente que está por la independencia. Yo no. Pero también compartimos otras cosas. Todo esto ahora no se ve. Estamos en el brochazo. Cuesta ver los matices.

Resulta también sorprendente que en iglesias de Cataluña ondeen banderas o cuelgan pancartas ¿No entra esto en contradicción con el espíritu del catolicismo, que se reclama de todos?

En mi parroquia pasó algo de esto. Pusieron una bandera de la ANC, creo que con motivo del pseudo-referéndum del 9 de noviembre. Escribí una larga carta explicando pidiendo que la quitaran y la quitaron. No puede ser. Esta es una cuestión estrictamente política. 

Se puede ser cristiano y estar a favor de la independencia o en contra, pero una iglesia, un espacio que es reconocible como el lugar donde se reúnen los cristianos, tiene que dar acogida a todo el mundo, piense lo que piense. En este caso, con el agravante de que tal cosa se produce en Viladecans, que seguramente es la población de Cataluña que más vota a Ciudadanos. 

Estoy acostumbrada a la transversalidad, a estar con gente muy diversa, y en consecuencia me esfuerzo que resaltar lo que nos une y no lo que nos separa. Si me topo con lo que nos separa, me entra una mala leche que no puedo. Estuve dos meses sin pisar la Iglesia, pero lo resolvimos. Tanto que, por Navidad, me encargaron precisamente a mí hacer una felicitación navideña, tratando de encontrar los puntos en que podemos converger todos.

Por muchas razones, la Iglesia parecería ser una institución especialmente llamada a tender puentes entre los catalanes para evitar la polarización ¿Por qué no juega este papel, al menos con la convicción que la situación reclama?

Estoy convencida que la presión sobre los obispos y sobre un sitio como Montserrat, por ejemplo, por parte de los independentistas, es brutal. Pero hay que decir, que en Montserrat evitan poner el lazo. 

Alli no hay ningún signo visible que alinee el Monasterio con el “Procés”. Otra cosa son los monjes, que como ciudadanos tienen sus derechos y se expresan. Quizá, aunque a regañadientes, algunos obispos intentan hacer esto, y no faltan quienes han hecho aportaciones positivas. 

Yo pertenezco al obispado de Sant Feliú de Llobregat y nuestro obispo, que procede de Valencia, durante todo el conflicto ha ido hablando sobre el diálogo, y cuestiones que a mí me han parecido serias. Esto del “Procés” puede interpretarse como la prueba del algodón de las relaciones. Cuando estas no son buenas, pones el “Procés” de por medio y se dinamitan. 

María Comín dice que el “Procés” una máquina de destrucción masiva de partidos políticos, pero de relaciones humanas también. Hay gente con la que evito tocar el tema, porque sé que vamos a acabar sacándonos los ojos. Se nos está secuestrando la democracia. Al fin y al cabo, los métodos utilizados para el referéndum de octubre tuvieron muy poco de democrático.

¿La democracia no tiene mucho más que ver con el estar que con el ser? Aquéllo de que por sus obras los conoceréis…

La democracia es, sobre todo, el cómo se hacen las cosas. Si ahora un partido xenófobo empieza a decir u hay que hacer un referéndum para echar a todos los extranjeros, y que esto es lo democrático, porque lo democrático es hacer un referéndum. Y se pone a buscar un censo por su cuenta, y dice “no te preocupes, porque el control lo haremos nosotros, con nuestros voluntarios” ¿Qué credibilidad tiene todo esto? Esto no lo aceptaría nadie. 

El 6 y 7 de septiembre de 2917 tuve una gran sensación de desamparo. Yo había hecho objeción fiscal, en contra del armamento, por ejemplo. Y cuando se hace esto lo que se quiere es que cambie la ley, no que hagan una excepción contigo. La desobediencia civil no es que a mí con no me apliquen la ley, que es para todos, sino conseguir cambiar esa ley.

Forman parte de la Iglesia catalana, una galaxia de congregaciones, órdenes, asociaciones, fundaciones… ¿Actúan cada una de ellas en función de querencias propias? ¿Son, por ejemplo, más nacionalistas los benedictinos que los jesuitas?

Claro. Hay órdenes religiosas que son más nacionalistas que otras. Cada uno es hijo de su padre y de su madre. Me hace gracia cuando se dice “Queremos un obispo catalán”. Pere Casaldáliga, que es un magnífico obispo, no es brasileño. A la hora de recoger adhesiones, el nacionalismo iba poniendo a la gente entre la espada y la pared porque, por ejemplo, decía “vamos a firmar entre varias entidades un papel reclamando el derecho de autodeterminación y, por tanto, un referéndum”. 

Había quienes estando más o menos de acuerdo con ello, firmaban y así se veían cada vez más involucradas en una dinámica que les desbordaba. Es como pensar que como tienes derecho a casarte, esperas que el Ayuntamiento te ponga la pareja. Cuando alertábamos de que esto podía llevarnos a ver a nuestro vecino como un enemigo, se nos respondía “que va; somos la revolución de las sonrisas…”. Y así estamos donde estamos.

La “gent bona”, el “sentiment”, “el pare y la mare“, el nostre”… ¿Así, se teje una red terminológica, que va asociando afectos a la nación?

Creo que tengo una especie de daltonismo nacionalista. No siento en absoluto los colores. Somos amigos y conozco muchos curas más bien progresistas. Pero es curioso, en cuanto se les toca la fibra nacionalista se olvidan. El primer documento que salió a la luz en relación con el tema fue de manual. 

“Todos los curas y diáconos a favor del “Proces”; un grupo grande; 400 y pico. Perdona, ¿No decíais que la Iglesia es el pueblo de Dios” ¿Cómo entonces una cosa corporativa de curas y diáconos? 

Luego, salieron los abades, y después las abadesas… Volvemos a antes del Concilio Vaticano II. Más tarde, hicieron otro manifiesto dirigido a la Iglesia de España. No estaba mal, pero seguía siendo de curas y, al final, acababa con una proclama soberanista ¿Porque no un manifiesto unitario? Cuesta mucho. Las alturas están auto-amordazadas y las bases desatadas. No hay debate.

¿Cómo se transmite el relato nacionalista en la Iglesia? ¿En los púlpitos?

A veces. Algún monje de Montserrat lo ha hecho. Pero se transmite como se hace todo: a través de las redes sociales."                          (Entrevista a Mercè Solé, El Triangle, 20/04/19)

4/6/18

La religión al servicio del procés... Franco se estará riendo...



"En Arbucias, a las faldas de Montseny, es famosa su procesión de Corpus Christi y las alfombras de flores que elaboran los vecinos.

(...) este año las alfombras se han dedicado a propaganda política. Otra tradición traicionada y profanada."             (Somatemps, 28/05/18)

10/3/17

En el bajo clero catalán siempre ha habido una connivencia con el nacionalismo. Conchabados con el carlismo en el XIX,.. hay, Xavier Novell, obispo de Solsona, ha dado permiso (literal) a los católicos para que sean independentistas

"El estatuto vasco que se aprobó por las Cortes surgidas del triunfo del Frente Popular, en febrero de 1936, había sido precedido en 1931 por un proyecto conocido como el “Estatuto de Estella”, fruto de un pasteleo entre el PNV y el carlismo.

 Que se fraguara en Estella, capital de la sedición tradicionalista, ya dice bastante de lo que representaba. Una de las propuestas que contenía aquel proyecto, era que el gobierno de la autonomía vasco-navarra tuviera la posibilidad de concordar directamente con el Vaticano. La iniciativa se debía a que el carácter laico de la constitución de la II República, anulaba los privilegios de que gozaba la Santa Sede. 

En pocas palabras, concordar con ella significaba, y significa, que un estado (España en ese caso) reconoce la tutela de otro, el Vaticano, sobre aquellos de sus ciudadanos de confesión católica. Ni hay que decir que el franquismo restableció la relación concordataria y la constitución de 1978 no la modificó. 

La propuesta de peneuvistas y carlistas irritó sobremanera a Indalecio Prieto, diputado socialista por Vizcaya que, en sede parlamentaria, denunció que su aceptación suponía crear “un Gibraltar del Vaticano”.

Indirectamente Prieto ponía el dedo en la llaga de algo más que evidente, a saber, el tufillo clerical que siempre ha acompañado al nacionalismo vasco o catalán. Desde el “Catalunya serà cristiana o no serà” de Torras i Baiges, hasta el hecho de que el “Aberri Eguna” se celebre en la Pascua de Resurrección. En este último caso el mensaje es más que claro: la nación de Aitor resucitará como Jesús. 

Y, más allá de nuestras fronteras, habría que preguntarse por qué el nacionalismo irlandés escogió en 1916 la misma pascua para alzarse en armas. En diversos países europeos, además de Irlanda (Polonia, Eslovaquia, Lituania, Croacia…), la alianza entre nacionalismo e Iglesia Católica, ha sido más que patente. 

Curiosamente, al menos en Cataluña, ha sido un lugar común la denuncia del nacionalcatolicismo franquista (denuncia que comparto) pero, por aquello de “la paja en el ojo ajeno”, se olvida que el primer tinglado que intentó montar Jordi Pujol se llamaba CC. Es cierto que eran los tiempos en que Claudia Cardinale causaba furor, pero dicen los entendidos que la repetición consonántica obedecía a una referencia más mística: “Crist, Catalunya”.

Todo lo dicho estaba almacenado en algún rincón recóndito de mi cerebro, hasta que una reciente entrevista en La Vanguardia (11/02/17) al monje de Montserrat Hilari Raguer, me condujo a la correspondiente asociación de ideas.

Raguer se autodefine como historiador. Entendámonos, lo debe ser en el contexto de la historiografía romántica catalana, caracterizada por la mucha imaginación y las pocas fuentes: Rovira i Virgili, Ferran Soldevila... tutti quanti. Vicens Vives se fue tempranamente al otro mundo creyendo que había puesto remedio a la cosa.

 Descanse en paz. Se libró de leer a Culla i Clarà o Agustí Colominas. Atención, Raguer no es de los que dicen que Colón o Teresa de Jesús (¿quizá también Iván el Terrible?) fuesen catalanes, pero nos ha bombardeado durante años con una visión, digamos, sesgada de la historia catalana. Últimamente había estado silencioso (al parecer por razones de salud), pero en la aludida entrevista se despacha a gusto. Sin entrar en detalles, vale la pena recuperar algunas “perlas”. 

Por ejemplo, a propósito de los farolillos de Vic: “No deben (los niños) estar al margen (de los actos independentistas), pero tampoco participar de la misma manera que un adulto”. Ergo , farolillos. “Montserrat siempre ha estado al lado del pueblo”. ¿Rajoy?, “No creo que lo pusiéramos en la lista de visitantes ilustres”. En la que sí debe estar Francisco Franco, recibido bajo palio, y cuyas oídos debieron quedar muy halagados por el entonces abad Marcet con sus referencias a “la espada victoriosa” del Caudillo.

 ¿Y Himmler lo está? Cuentan las crónicas que si el citado Marcet, y su segundo Escarré, no quisieron recibir a Himmler, no fue por una condena global al régimen nazi, sino porque al parecer los benedictinos tenían problemas en el Reich. Puro gremialismo, vamos.

 ¿Ganaría el sí, en un referéndum?, “ Espero que sí, aunque se deberá preparar mucho el referéndum. Hay una parte importante procedente de las inmigraciones que no tiene las razones históricas, sentimentales y culturales como las que pueda tener yo, por ejemplo”. O sea, ojo con los charnegos. 

En el bajo clero catalán siempre ha habido una connivencia con el nacionalismo. Conchabados con el carlismo en el XIX, vivieron la esquizofrenia que significó el franquismo, en la medida que nunca habían gozado de tantos privilegios. En cuanto a la jerarquía… pues depende. Cuando soplan vientos al parecer favorables, ¿por qué no soñar con un Gibraltar, aunque sea sin monos? 

En el momento actual, entre los que calzan de ese pie en la citada jerarquía, destaca Xavier Novell, obispo de Solsona, que ha dado permiso (literal) a los católicos para que sean independentistas. Joven y guaperas, las malas lenguas (que acostumbran a ser las buenas) hablan de sus vínculos con el Opus Dei. 

Solsona, uno de los núcleos “chouan” de Cataluña, siempre ha propiciado la posición nacionalista de su figura episcopal. Un antecesor reciente de Novell, Antoni Deig, que pasó unos cuantos años como obispo de Menorca muy calladito, fue soberanista, antes de que eso estuviera de moda, en el momento que pisó su nueva diócesis. Se permitió incluso una carta pastoral en la que tranquilizaba a sus fieles sobre la naturaleza no pecaminosa del nacionalismo. Solo falta ya la indulgencia plenaria para los que votaron sí-sí el 9-N. 

Por su parte el núcleo político independentista hace mangas y capirotes para demostrar su fidelidad a la Santa Madre Iglesia. Nunca se sabe. Puigdemont, aunque ironice a propósito del Espíritu Santo, se casó no una, sino dos veces, canónicamente (ritos católico y ortodoxo); como muchos años antes había hecho Juan Carlos de Borbón. Para que después digan que somos diferentes a los “españoles”. La otrora laica ERC tiene un líder, Oriol Junqueras, de misa dominguera y procesión en Jueves Santo. Artur Mas tampoco le va a la zaga en fervor dominical. ¿Para qué seguir? (...)"           (Pasqual Esbrí

16/6/15

Las monjas del 'prusés'... en busca de un mundo perfecto... después de la independencia

 Teresa Forcades  (Fernando Vicente)

"A veces, en Cataluña, personajes encarrilados en una forma de vida pasablemente discreta saltan a la palestra política de un modo estrambótico atraídos por las luces de candilejas y el oropel de las representaciones. Viendo con qué audacia saltan de un escenario e irrumpen en otro, me quedo boquiabierto. (...)  

¿Y qué decir de esas monjas que están todo el santo día predicando la secesión de Cataluña? Si salieran con sus hábitos haciendo en TVE campaña por Mariano Rajoy y el PP, quizá a alguien le parecería mal, pero en la Cataluña de CiU fenómenos así se ven como una simpática muestra de espontaneidad, democracia e incluso feminismo, un poco friki tal vez, pero muy nuestra. 

¿No hubo curas trabucaires? ¿No convocaba Rouco manifestaciones contra la reforma de la ley del aborto? ¿No ondea la bandera estelada en los campanarios? La campaña “Volem bisbes catalans”, promovida en los años sesenta por Jordi Pujol, y el legado de mosén Xirinacs, que se suicidó en un bosque para no seguir siendo “esclavo de España y Francia”, según su testamento, donde avisa de que ese sacrificio no era estéril, sino el abono que germinaría (no se reencarnaría, pues no es católico) en otros —“¡Yo soy en vosotros, amigos!”—, culminan en estas “monjas del prusés” que de momento son solo dos, a lo mejor se animan otras.

 Así, en la campaña para los comicios municipales, Lucía Caram, nativa de Tucumán (noroeste de Argentina), famosa por sus apariciones televisivas gastronómicas —la repostería no tiene secretos para ella—, sale del convento, blanco hábito al viento y toca bamboleante de entusiasmo —declarando “soy una monja cojonera [sic]; una monja de clausura, sí, pero mi claustro es el mundo”—, a hacer campaña por Xavier Trías

Se declara enamorada de Artur Mas —que se sonríe al oírlo, con la modestia característica del seductor involuntario—, ataca a Duran Lleida por tibio con el prusés (“algunos políticos duran demasiado”), celebra como un hincha los goles del Barça, declara que “el sexo es la expresión más sublime del amor”, y como consecuencia de todo ello, de las obras de caridad de su orden y de otras cosas, algunas un poco derrapadas, El Periódico de Catalunya y TV3 la distinguen como “catalán del año 2015”.

Si Lucía Caram es catalán del año, la benedictina Teresa Forcades merecería serlo por lo menos de la década, pues su grosor intelectual es superior, y su agenda, mucho más variada y completa e incluye el gran escenario internacional. Esta médico y especialista en teología queer (moderna rama de la teología que se ocupa de las relaciones de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales con la divinidad) obtuvo esta semana permiso para exclaustrarse del convento de Sant Benet de Montserrat durante un año, prorrogable a tres, para dedicarse a la política; hoy preside en el colegio de los Padres Escolapios de Terrassa una asamblea general de su partido, Procés Constituent, con el que abandera la independencia de Cataluña y la unidad de los “países catalanes”; y dentro de unos días zarpará rumbo a Gaza en la “Flotilla de la Libertad”, para romper el bloqueo de Israel.

Según Forcades, Jesús es de extrema izquierda, y la Monarquía, una institución anacrónica (no así las órdenes de clausura: ha solicitado volver los fines de semana al convento, para recargar pilas). 

Opiniones sin duda tan respetables como puedan serlo las contrarias, pero quizá su reiterado, aunque cauto, aval al SMM (Miracle Mineral Solution, peligroso veneno para la salud pública según la FDA) como remedio contra terribles enfermedades y sus también medidas insinuaciones sobre la perfidia de la industria farmacéutica le pasen factura en campaña.

Como fenómenos políticos, Cao, Caram y Forcades tienen un interés cierto aunque relativo, reiterativo; pero si concitan el interés público, o la curiosidad, ha de ser por algo que merece ser estudiado desde una aproximación de otro tipo y que habla no solo de su psique, sino también de las de los demás. 

Se trata de casos de escisión de un orden ideal anhelado que, como la vida monástica —no se puede estar más cerca de Dios, que es la perfección—, seguramente acaba mostrando imperfecciones y grietas, y entonces se tantean otros mundos alternativos ideales, perfectos, redondos en sí mismos, aunque de una realidad meramente mitológica.

(...) las monjas del prusés van contra la realidad y a favor de la representación de mundos sencillos, perfectamente ordenados, abarcables, en donde reine la justicia y se cumpla la perfección de la historia, y en el fondo les da igual que ese mundo perfecto sea un convento de clausura, (...) o la pueril Ítaca de Artur Mas, paraíso “win-win”, como él lo define, en cuyo incruento cumplimiento todos saldrán ganando y nadie perderá nada.

Es, una vez más, la Miracle Mineral Solution, producto alternativo, natural, baratísimo, que nadie puede patentar, que lo mismo cura la malaria que el ébola y el sida, y que solo tiene el defecto de su ser fantasmal. Un día no lejano, el acelerado progreso de la realidad virtual solucionará esta escisión inquietante. 

Entonces estos casos tan locales tendrán mucho más fácil alivio, pues la realidad virtual les va a permitir construirse mundos ideales a la medida exacta de sus limitaciones y su necesidad de épica. Mientras tanto, el problema del mundo sigue siendo que no es épico, qué le vamos a hacer si persevera tozudamente en ser real."        (   , El País 12 JUN 2015)

10/6/14

¿Sabes cómo eres, Nacionalismo? Eres como la religión medieval

"(...) Caplan es profesor de economía de la Universidad George Mason en Estados Unidos y autor de un libro célebre, perfectamente adecuado a la situación catalana: El mito del votante racional: La democracia de los borregos, que en 2007 fue elegido por el Times como el mejor libro político del año.


Hemos crecido juntos. En cierto sentido, tú y yo hemos estado juntos toda la vida. En un sentido más profundo, sin embargo, nunca hemos estado juntos. He intentado decepcionarte unas cien veces. Pero la sutileza no funciona para ti, Nacionalismo. 

No quiero hacerte daño. Pero Nacionalismo, tú me haces daño constantemente. La única manera de autoprotegerme, me temo, es decirte cómo me siento, alto y claro.

Sé que nací dentro de tus fronteras nacionales. Pero no te quiero, Nacionalismo. Ni siquiera me gustas. No quiero "solidaridad patriótica" contigo. Quiero que me dejes en paz. Deja de actuar como si yo fuera tuyo. Deja de llamarme. No quiero estar contigo. El mero hecho de que no haya huido del país no convierte mi "No" en un "Sí".

¿Sabes cómo eres, Nacionalismo? Eres como la religión medieval. En los malos viejos tiempos, las autoridades asignaban a la gente una religión, y efectivamente se les prohibía abandonarla. A veces dejarla era un crimen. En otros casos, la Religión expulsó a sus antiguos cofrades del país. Lo de siempre: la religión no aceptaba un no por respuesta.

En retrospectiva, el pasado abusivo de la Religión es evidente. Pero tú no eres mejor, Nacionalismo. La Violación es una forma de vida para ti. Estás tan poco dispuesto a aceptar un no por respuesta como la Religión intolerante de antaño.

Nacionalismo, sé que tienes ganas de darme lecciones sobre que eres mejor que todos los demás nacionalismos que hay allá fuera. Esto puede ser cierto, pero no justifica la forma en que me tratas. Deja de hablar como si la casa en que vivo, el aire que respiro y yo mismo te perteneciéramos. No te pertenecen. Nunca fue así. Francamente, Nacionalismo, me pones la piel de gallina.

¿Soy cruel? No más cruel de lo que tengo que ser para que conozcas mis deseos. Hay un montón de peces en el mar, Nacionalismo. Muchos de ellos ya te quieren. Ve y ejerce tu solidaridad patriótica con ellos. Sólo déjame a mí fuera de ella.
Adiós.»           (Bryan Caplan, en Arcadi Espada, blog, El Mundo, 01/06/2014)

18/12/13

La que faltaba, la iglesia nacionalista: «El año que viene seremos consultados sobre nuestra identidad como pueblo de Dios». Jesucristo, ojoplático

"Domingo, en la misa de una de la Abadía de Montserrat, la que recibió con honores al nazi Himmler y al franquista Franco, el capellán Salvador Plans pronunció la frase definitiva sobre el proceso separatista catalán: «El año que viene seremos consultados sobre nuestra identidad como pueblo de Dios».

 La frase es una buena síntesis de la actitud ante el proceso de la Iglesia en Cataluña. Ciertamente no ha elegido la fraternidad evangélica. Aún es hora de que se le haya oído una frase sola en defensa de la trama de afectos que vincula a los ciudadanos españoles, rareza moral pero también práctica, si se piensa que la Iglesia en Cataluña, tan escasamente recaudatoria, vive de la caridad cristiana del resto de España.

 Aún es hora de que uno cualquiera de sus capellanes haya levantado la voz (o al menos un susurro de confesionario y sacristía) para contener las voces desdeñosas, xenófobas y racistas que se han vertido en Cataluña contra ciudadanos de otras partes de España. 

Aún es hora de que la Iglesia en Cataluña haya reaccionado contra la violencia nacionalista y los ataques que sufren las personas y las organizaciones desafectas. La Iglesia en Cataluña ha optado, frente a la posibilidad fraterna, por el mandato místico. La identificación que el capellán montserratino hacía el domingo entre el pueblo de Dios y el pueblo catalán no supone mayor novedad teológica ni política: el pueblo de Dios es el que se levanta contra la opresión pagana como el pueblo catalán lo hace frente a la opresión española. 

La Iglesia en Cataluña adopta esta actitud sin que, por supuesto, haya mediado por la parte española persecución ninguna. La Iglesia en Cataluña se ha puesto del otro lado de la fraternidad y de la ley por una decisión que nada tiene que ver con la propagación evangélica, sino con la pura decisión política. 

No es, ¡claro!, la iglesia guerracivilista que elegía entre matar y morir; ni la del pobre padre polaco Popiełuszko enfrentado al ateísmo de Estado.Se trata de una Iglesia cómodamente instalada en el mundo, que en vez de la neutralidad y el apaciguamiento ha elegido la confrontación. 

Una Iglesia nacionalista es razón automática para dejar de ser católico y nacionalista. Pero lo interesante de su caso es hasta qué punto demuestra cómo dios obedece cabizbajo los mandatos de los hombres."        (ARCADI ESPADA, EL MUNDO 17/12/13, en Fundación para la Libertad)

17/10/13

ERC presentará una querella contra España por el fusilamiento de Companys, el que entregó Barceona sin combatir. Mientras Artur Mas asiste a la beatificación de los mártires franquistas de la Cruzada. Franco se estará riendo

 
 De izquierda a derecha, el presidente del Congreso, Jesús Posada; el presidente de la Generalitat, Artur Mas; su esposa, Helena Rakisnik; el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, durante la beatificación de 522 religiosos asesinados durante la Guerra Civil, el pasado domingo, en Tarragona. / Jaume Sellart (Efe)

El Gobierno y Mas avalan la beatificación masiva de mártires de la Guerra Civil.

 En primera fila, escuchando el mensaje, estaban el presidente de la Generalitat, Artur Mas (CiU), su esposa, Helena Rakosnik, el presidente del Congreso, Jesús Posada (PP), el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el inspector del Ejército, Ricardo Álvarez-Espejo.

 “Las autoridades civiles, militares y académicas han puesto de manifiesto con su presencia la armonía que ha de existir entre todos los ámbitos de nuestra sociedad”, aseguró el cardenal Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), al acabar el acto. (...)

Jaume Collboni, portavoz del PSC, resaltó que los socialistas respetaban la beatificación, aunque solicitaban a la Iglesia que confesara su “apoyo” al franquismo y pidiera perdón por ello. 

“A partir del reconocimiento [del apoyo a la dictadura], la Iglesia tendría toda la legitimidad para recordar a sus mártires”, precisó Collboni. Oriol Amorós, de Esquerra, también dijo respetar la beatificación, pero añadió que la Iglesia tendría que avergonzarse de su papel en aquellos años."             (El País, 14/10/2013)


" El diputado de ERC en el Congreso Joan Tardà presentará este martes en Buenos Aires ante la justicia argentina una querella contra España por los asesinatos del expresidente de la Generalitat republicana, Lluís Companys, y otros 47 cargos electos republicanos. (...)

ERC quiere aprovechar la causa abierta en Argentina contra el Franquismo para personarse en ella, y considera que los tribunales argentinos pueden ejercer su jurisdicción conforme al derecho penal internacional sobre "el plan de exterminio a los cargos electos" de ERC que fueron asesinados. (...)"        (Mediterráneo Digital

14/10/13

El 'clericalismo' eterno del PNV



"La mayor parte de la gente cree que Lincoln fue un presidente demócrata* y que el lehendakari es una figura ancestral de la democracia vasca, elegido probablemente en la baja Edad Media por una asamblea de ancianos sentados a la sombra de un roble milenario. No es cierto. El primer lehendakari de la historia vasca, José Antonio Aguirre, fue elegido el 7 de octubre de 1936. 

En el 77 aniversario de tan señalada fecha, El Correo abría ayer su portada con el titular ‘Cinco lehendakaris unidos por el legado de Aguirre’, titular que se repetía en páginas interiores. Lean el pie de foto: , donde se dice que la hija de Aguirre “recibió la insignia de parlamentario de su padre”.

En el cuerpo de la información se matiza el asunto con palabras de la presidenta Tejeria, tratadas por el periódico. La insignia reconoce a Aguirre a título póstumo, como parlamentario, pese a a que “en aquellos momentos realmente duros y difíciles”, la guerra impidió constituir la Cámara y que fuera elegido por ella.

Empiezas confundiendo los honores y reconocimientos (que sí se pueden conceder a título póstumo) y los cargos representativos, que no. El primer Parlamento vasco de la historia se constituyó en 1980. No fue  la guerra lo que impidió su constitución. No se habían celebrado elecciones autonómicas ni estaban previstas.

 El Estatuto de Autonomía no  lo aprobó un Parlamento vasco, sino las Cortes Republicanas el 1 de octubre de 1936. En consecuencia, a Aguirre no lo eligió, ni podía elegirlo un parlamento, sino una asamblea de concejales vascos reunida en Guernica el 7 de octubre de 1936.

La página se completa con otro asunto notable: La información de que, con motivo de este homenaje crónico, la Fundación Sabino Arana ha cedido al Parlamento vasco el juramento manuscrito que pronunció ante los concejales José A. Aguirre.

 ¿Es posible que un documento de esa naturaleza sea propiedad de una fundación particular, propiedad de un apartado político, y no de una institución (la Presidencia del Gobierno vasco, el Parlamento)? En Euskadi, sí.

No es, con todo, el único juramento que hizo Aguirre aquel 7 de octubre. En mi libro, Palabra de vasco, di noticia del otro, que me había sido facilitado por el historiador Manuel Montero:

“El día 7 de octubre de 1.936, José Antonio de Aguirre Lecube fue elegido lehendakari y acudió a oir misa a la Basílica de Begoña en compañía de una representación del Partido. El fraile nacionalista, Pedro de Errasti, había traído un copón lleno de hostias consagradas de la iglesia madrileña de los Trinitarios, con el fin de que no fueran profanadas por el populacho de Madrid en guerra. 

Y allí, ante el Partido como la más fiel representación del pueblo vasco y ante aquellas hostias madrileñas, el primer lehendakari de nuestra historia juró por primera vez su cargo con las siguientes palabras:
Juro ante la Hostia Santa fidelidad a la fe católica que profeso, siguiendo y cumpliendo la enseñanza de la Santa Iglesia Católica, apostólica, romana; juro fidelidad a mi patria Euzkadi y en su servicio queda ofrecida mi vida, de la que dispondrá en la medida, el momento o las circunstancias que señalen las únicas autoridades legítimas del PNV o Euzkadi Buru Batzar. Así lo juro desde el fondo de mi alma ante mi Dios en la Hostia Consagrada.”
El hecho debió de ser tan relevante que, a partir de entonces, sucesivas generaciones de jeltzales, con la capacidad para la polisemia que les distingue desde tiempos inmemoriales, empezaron a considerar que las hostias siempre vienen de Madrid.

Horas más tarde, el antiguo jugador del Athletic y exalcalde de Guecho, juraría por segunda vez en el mismo día su cargo en la Casa de Juntas de Guernica. Para hacerlo, emplea lo que se ha dado en llamar la fórmula tradicional, aunque en aquella ocasión era fórmula novísima puesto que era la primera vez que se usaba por el primer lehendakari de la historia del País Vasco:
Ante Dios humillado, en pie sobre la tierra vasca, en recuerdo de los antepasados, bajo el árbol de Guernica, ante vosotros, representantes del pueblo, juro desempeñar fielmente mi cargo”.”              (SANTIAGO GONZÁLEZ 10/10/13, en Fundación para la Libertad)

21/12/12

Laicismo lingüístico

"El precursor de la inmersión lingüística fue Franco, quien impuso el castellano en exclusividad y desterró a todas las demás lenguas españolas del sistema educativo para no dividir a la comunidad. Es decir, lo que hoy se argumenta en Cataluña. (...)

En Cataluña los nacionalistas se han acostumbrado a asegurar cosas catastróficas e inverosímiles respecto a su relación con el Gobierno de España: por lo visto, a pesar del tamaño de los embustes no les va mal del todo así. 

De modo que tras denunciar el expolio económico a que les somete el Estado, ahora toca proclamar que la lengua catalana padece el más atroz ataque que han visto los siglos. De inmediato, nacionalistas de otras latitudes se han solidarizado con las víctimas de tan injusto acoso. 

No deja de ser revelador respecto a los orígenes clericales de la ideología nacionalista las similitudes de estas protestas con las tradicionales de la Iglesia católica contra el laicismo. En cuanto la doctrina católica pierde la exclusiva de sus privilegios y debe verse en el mismo plano que otras creencias o que la ausencia de ellas, considera que está sometida a una terrible persecución. 

Sus eminencias siempre consideran que es de justicia gozar de un trato de favor y que carecer de él es una ofensa y una agresión. De igual modo, los nacionalistas de ayer y de hoy se dan por atacados no cuando a su lengua se le quita algo sino cuando se concede lo mismo a otra, que para colmo es la que se habla en todo el país y por tanto les vincula con él. El único derecho de que se les priva es el de prohibir pero eso ya les parece una herejía intolerable…

Los nacionalistas creen que son las lenguas mismas las que tienen derechos, no sus hablantes. Por tanto, les encanta repetir como un argumento incontrovertible que al final de la enseñanza obligatoria los alumnos, aunque no hayan estudiado en castellano, acabarán manejando esa lengua omnipresente con tanta competencia como los educados en ella. 

No es seguro que sea así, pero concedámoslo: por muy independiente que sea Irlanda, el gaélico nunca hará ininteligible el inglés para los irlandeses. Lo que se debate sin embargo no es eso, sino el derecho de quienes estudian en Cataluña, el País Vasco o cualquier otra región de España a educarse en castellano, la lengua común, si así lo desean: no se cuestiona su conocimiento de ese idioma al final de los estudios, sino que se defiende su derecho a adquirir conocimientos por medio de él. 

Es una forma de laicismo lingüístico, que como otros laicismos choca con los intransigentes que no se conforman con gozar de un derecho sino que pretenden convertirlo en deber para todos los demás."            (EL CORREO 15/12/12, FERNANDO SAVATER)