Teresa Forcades (Fernando Vicente)
"A veces, en Cataluña, personajes encarrilados en una forma de vida
pasablemente discreta saltan a la palestra política de un modo
estrambótico atraídos por las luces de candilejas y el oropel de las
representaciones. Viendo con qué audacia saltan de un escenario e
irrumpen en otro, me quedo boquiabierto. (...)
¿Y qué decir de esas monjas que están todo el santo día predicando la
secesión de Cataluña? Si salieran con sus hábitos haciendo en TVE
campaña por Mariano Rajoy y el PP, quizá a alguien le parecería mal,
pero en la Cataluña de CiU fenómenos así se ven como una simpática
muestra de espontaneidad, democracia e incluso feminismo, un poco friki
tal vez, pero muy nuestra.
¿No hubo curas trabucaires? ¿No convocaba
Rouco manifestaciones contra la reforma de la ley del aborto? ¿No ondea
la bandera estelada en los campanarios? La campaña “Volem bisbes
catalans”, promovida en los años sesenta por Jordi Pujol, y el legado de
mosén Xirinacs, que se suicidó en un bosque para no seguir siendo
“esclavo de España y Francia”, según su testamento, donde avisa de que
ese sacrificio no era estéril, sino el abono que germinaría (no se
reencarnaría, pues no es católico) en otros —“¡Yo soy en vosotros,
amigos!”—, culminan en estas “monjas del prusés” que de momento son solo
dos, a lo mejor se animan otras.
Así, en la campaña para los comicios municipales, Lucía Caram,
nativa de Tucumán (noroeste de Argentina), famosa por sus apariciones
televisivas gastronómicas —la repostería no tiene secretos para ella—,
sale del convento, blanco hábito al viento y toca bamboleante de
entusiasmo —declarando “soy una monja cojonera [sic]; una monja de
clausura, sí, pero mi claustro es el mundo”—, a hacer campaña por Xavier Trías.
Se declara enamorada de Artur Mas —que se sonríe al oírlo, con la
modestia característica del seductor involuntario—, ataca a Duran Lleida
por tibio con el prusés (“algunos políticos duran demasiado”), celebra
como un hincha los goles del Barça, declara que “el sexo es la expresión
más sublime del amor”, y como consecuencia de todo ello, de las obras
de caridad de su orden y de otras cosas, algunas un poco derrapadas, El Periódico de Catalunya y TV3 la distinguen como “catalán del año 2015”.
Si Lucía Caram es catalán del año, la benedictina Teresa Forcades
merecería serlo por lo menos de la década, pues su grosor intelectual
es superior, y su agenda, mucho más variada y completa e incluye el gran
escenario internacional. Esta médico y especialista en teología queer
(moderna rama de la teología que se ocupa de las relaciones de gais,
lesbianas, bisexuales y transexuales con la divinidad) obtuvo esta
semana permiso para exclaustrarse del convento de Sant Benet de
Montserrat durante un año, prorrogable a tres, para dedicarse a la política;
hoy preside en el colegio de los Padres Escolapios de Terrassa una
asamblea general de su partido, Procés Constituent, con el que abandera
la independencia de Cataluña y la unidad de los “países catalanes”; y
dentro de unos días zarpará rumbo a Gaza en la “Flotilla de la Libertad”, para romper el bloqueo de Israel.
Según Forcades, Jesús es de extrema izquierda, y la Monarquía, una
institución anacrónica (no así las órdenes de clausura: ha solicitado
volver los fines de semana al convento, para recargar pilas).
Opiniones
sin duda tan respetables como puedan serlo las contrarias, pero quizá su
reiterado, aunque cauto, aval al SMM (Miracle Mineral Solution,
peligroso veneno para la salud pública según la FDA) como remedio contra
terribles enfermedades y sus también medidas insinuaciones sobre la
perfidia de la industria farmacéutica le pasen factura en campaña.
Como fenómenos políticos, Cao, Caram y Forcades tienen un interés
cierto aunque relativo, reiterativo; pero si concitan el interés
público, o la curiosidad, ha de ser por algo que merece ser estudiado
desde una aproximación de otro tipo y que habla no solo de su psique,
sino también de las de los demás.
Se trata de casos de escisión de un
orden ideal anhelado que, como la vida monástica —no se puede estar más
cerca de Dios, que es la perfección—, seguramente acaba mostrando
imperfecciones y grietas, y entonces se tantean otros mundos
alternativos ideales, perfectos, redondos en sí mismos, aunque de una
realidad meramente mitológica.
(...) las monjas del prusés van contra la realidad y a favor de la
representación de mundos sencillos, perfectamente ordenados, abarcables,
en donde reine la justicia y se cumpla la perfección de la historia, y
en el fondo les da igual que ese mundo perfecto sea un convento de
clausura, (...) o la pueril
Ítaca de Artur Mas, paraíso “win-win”, como él lo define, en cuyo
incruento cumplimiento todos saldrán ganando y nadie perderá nada.
Es, una vez más, la Miracle Mineral Solution, producto alternativo,
natural, baratísimo, que nadie puede patentar, que lo mismo cura la
malaria que el ébola y el sida, y que solo tiene el defecto de su ser
fantasmal. Un día no lejano, el acelerado progreso de la realidad
virtual solucionará esta escisión inquietante.
Entonces estos casos tan
locales tendrán mucho más fácil alivio, pues la realidad virtual les va a
permitir construirse mundos ideales a la medida exacta de sus
limitaciones y su necesidad de épica. Mientras tanto, el problema del
mundo sigue siendo que no es épico, qué le vamos a hacer si persevera
tozudamente en ser real." (
Ignacio Vidal-Folch , El País,
12 JUN 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario