Mostrando entradas con la etiqueta b. Historias nacionalistas: memoria historica: trasmision. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta b. Historias nacionalistas: memoria historica: trasmision. Mostrar todas las entradas

26/9/23

'No me llame Ternera' desvela el pavoroso recorrido de sangre sin arrepentimiento de Josu Ternera... repite varias veces en la entrevista que "matar no está bien"... lo que podría parecer parte de un proceso de arrepentimiento, pero no es así... En la casa cuartel de Vic murieron diez personas, cinco eran niños. ETA lanzó un coche bomba con 200 kilos de amonal por una rampa desde donde se veía a los pequeños jugando. "Una actitud equivocada", dice Ternera. También califica de "error político y humano" el secuestro y asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco... "no entiendo muy bien el objetivo de esa acción"... De ninguna de estas muertes se arrepiente en la entrevista... Francisco Ruiz, el agente urbano que fue gravísimamente herido en el atentado contra el alcalde de Galdácano, Víctor Legorburu, vive en Ciudad Real, "noté que había un rechazo hacia mi persona, aquello me dolió en el alma, tanto como el atentado. Tomamos la decisión de marcharnos de Euskadi, nos fuimos como apestados"... Este hombre, su familia y todas los familiares y amigos de las víctimas que murieron a manos de ETA, los que sufrieron el rechazo social –por convicción o por miedo– en Euskadi, los que tuvieron que salir de allí, abandonar sus vidas, se merecen poder ver esta película, como la ve ahora Francisco Ruiz al lado de Évole

 "Sobrecogedor y al mismo tiempo de un extraordinario interés, el documento periodístico que contiene la película documental No me llame Ternera, donde se recoge una larga entrevista con Josu Urrutikoetxea, conocido como Josu Ternera, exjefe de la banda terrorista ETA, deberá guardarse con cuidado en los archivos de la memoria reciente de este país. El retrato que este hombre se hace a sí mismo contestando a las preguntas de Jordi Évole es pavoroso, lo mismo que el que ofrece de la desaparecida ETA.

Si todos los que han pedido a gritos que no se proyecte en el 71 Festival de San Sebastián –la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y Dignidad y Justicia, colectivos policiales, intelectuales como Fernando Aramburu y Fernando Savater…– hubieran visto la película antes de proclamar a los cuatro vientos que era "humillante" y que se blanqueaba la figura de un asesino, no habrían abierto nunca la boca, no se hubieran apuntado a una vergonzosa lista, la de los censores del siglo XXI. Afortunadamente la Fiscalía no les ha secundado.

 Esta es una de las entrevistas más interesantes de los últimos años y, mucho más, es necesaria y esclarecedora, puro periodismo sin artificios, sin un solo resquicio para la sospecha o la duda, sin falsedades, y moralmente impecable por parte de Jordi Évole y el equipo de la película. Un equipo que pone la cámara antes este hombre y pregunta a pregunta desvela un recorrido escalofriante de sangre sin arrepentimiento.

 "Preciso que ETA ha desaparecido", sentencia en un momento Josu Ternera, en esta entrevista que Jordi Évole invita a ver a Francisco Ruiz, el agente urbano que fue gravísimamente herido en el atentado contra el alcalde de Galdácano, Víctor Legorburu, en 1976. Josu Ternera reconoce en la película que participó en la organización del atentado –él lo llama acción–, aunque no disparó. No fue procesado por este asesinato, se benefició de la Ley de Amnistía de 1977 impulsada por el gobierno de Adolfo Suárez.

Uno a uno, Évole conduce por distintos episodios sangrientos al exdirigente de ETA, que repite varias veces en la entrevista que "matar no está bien". "Ni usted ni nadie me habrá oído decir que matar está bien, nunca", dice. "Matar no es un placer para nadie. Eso es una mochila que un hombre o una mujer llevará hasta el final de sus días. Evidentemente que yo arrastro esa mochila". Podría parecer parte de un proceso de arrepentimiento, pero no es así.

 Josu Ternera reconoce "errores" en algunos atentados de ETA, pero para todos ellos tiene una siniestra coletilla. Hipercor, 19 de junio de 1987. Un coche bomba en el aparcamiento del establecimiento en un barrio popular de Barcelona terminó con la vida de 21 personas y dejó 46 heridos. "Un error de la organización", dice Josu Ternera, que inmediatamente añade: "Pero el Estado no protegió a sus ciudadanos después de dos avisos".

 El mismo razonamiento siniestro tiene para el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza, el 11 de diciembre de 1987. Hubo 11 muertos, cinco de ellos niñas, y 88 heridos, la mayoría civiles. La excusa de Josu Ternera, aterradora, es que no hubieran muerto civiles si hubiera hecho caso al comunicado de ETA diciendo que desalojasen a las familias de las casas.

En la casa cuartel de Vic, el 29 de mayo de 1991, murieron diez personas, cinco eran niños. ETA lanzó un coche bomba con 200 kilos de amonal por una rampa desde donde se veía a los pequeños jugando. "Una actitud equivocada", dice Josu Ternera. También califica de "error político y humano" el secuestro y asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco –"no entiendo muy bien el objetivo de esa acción"– en julio de 1997. De ninguna de estas muertes se arrepiente en la entrevista.

Preguntado por el atentado por parte del Batallón Vasco Español contra él mismo y su familia en 1975 resulta una respuesta inquietante, "la espiral de violencia de los dos lados devino en una insensibilidad al sufrimiento de los demás, nos pasó a todos". Si en algunos momentos de la entrevista miente o no, en otros, sin duda, se equivoca, los ciudadanos españoles no fueron insensibles ante el sufrimiento de miles de personas.

 Hoy, gracias a esta entrevista, no lo serán los jóvenes españoles que descubran el pasado sangriento de nuestra historia reciente y ello será gracias a esta película, codirigida por Jordi Évole y Márius Sánchez, que demuestran todo lo que puede aportar el buen periodismo, aunque éste se intente silenciar. ¡Bien por el Festival de San Sebastián!

Josu Ternera –17 años fugado, llegó a ser diputado en el Gobierno vasco, pasó 12 años en la cárcel, más de 20 de clandestinidad– participó en las negociaciones para poner fin al conflicto y, según su testimonio, después abandonó ETA. Pero después, en 2018, el 4 de mayo, fue el hombre que leyó el comunicado de la disolución de la banda terrorista. "ETA surgió de este pueblo y ahora se disuelve en él".

Hoy Josu Ternera vive en Francia, en régimen domiciliario, a la espera de extradición a España, donde debe responder, entre otros delitos, por el atentado en contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. La Fiscalía pide 2.354 años de prisión.

Hoy Francisco Ruiz vive en Ciudad Real, donde se instaló tras el atentado en Galdácano en 1976. Allí llegó con seis años y después de cinco meses en el hospital luchando por su vida tras recibir doce disparos, "noté que había un rechazo hacia mi persona, aquello me dolió en el alma, tanto como el atentado. Tomamos la decisión de marcharnos de Euskadi, nos fuimos como apestados".

Este hombre, su familia y todas los familiares y amigos de las víctimas que murieron a manos de ETA, los que sufrieron el rechazo social –por convicción o por miedo– en Euskadi, los que tuvieron que salir de allí, abandonar sus vidas, se merecen poder ver esta película, como la ve ahora Francisco Ruiz al lado de Évole, y saber que existe ya para la memoria de nuestro país un documento grabado del larguísimo horror que instauró ETA."            (Begoña Piña , Público, 22/09/23)

26/11/18

Historiadores contra el relato escolar sobre ETA... Tras ver las casi dos horas del documental didáctico puede dar la impresión de que el contexto acaba por camuflar lo que ocurrió fundamentalmente durante décadas: una historia de víctimas y verdugos con más de 800 víctimas mortales a manos de una banda terrorista...

"Alumnos vascos de entre 15 y 18 años —de 4º de la ESO y 2º de Bachillerato— estudiarán en el último trimestre de este curso la historia reciente de Euskadi (1960-2018) y los efectos del terrorismo de ETA. 

El Gobierno vasco ha elaborado la unidad didáctica Herenegun (Anteayer) con la finalidad de que el alumnado llegue a la conclusión de que “matar fue una barbaridad y que violar los derechos humanos nunca está justificado”, afirma Jonan Fernández, secretario de Derechos Humanos del Gobierno vasco. Nadie había discutido la iniciativa pedagógica de este proyecto piloto hasta que se ha conocido su contenido.

Una veintena de asociaciones de víctimas del terrorismo han exigido su retirada inmediata, y el PP y los socialistas, socios del PNV en el Ejecutivo autonómico, echan en falta una deslegitimación de la banda armada.(...)

 Expertos historiadores e investigadores consultados por este diario coinciden en que el resultado final no es acertado. “Hay una ausencia crucial: ¿Por qué mataron los terroristas de ETA? ¿Por qué tardamos tanto en llamarles asesinos?”, opina el filósofo y doctor en Ciencias Políticas Martín Alonso Zarza.

“El relato del pasado no consiste solo en lo que se cuenta, sino también en lo que se omite. Llama especialmente la atención la ausencia de referencias a los amenazados y extorsionados, los desterrados o los escoltas. 

Toman la palabra las víctimas más cercanas a la postura del Gobierno vasco y se obvia a las más combativas”, afirma María Jiménez, investigadora y profesora de Periodismo de la Universidad de Navarra. Herenegun consta de cinco vídeos que fueron estudiados y corregidos por un equipo de “asesores editoriales” formado por el reputado historiador Juan Pablo Fusi; la filóloga Mari Carmen Garmendia, exconsejera de Cultura con Ardanza e Ibarretxe; y el periodista Mariano Ferrer.

 Fueron emitidos en la televisión pública vasca, recuerda Fernández, sin recibir “ninguna crítica, pega u objeción”. Profesores y alumnos manejarán, además, unos cuadernos en las seis sesiones de que constará el programa educativo, que hace una síntesis histórica del periodo que va desde el nacimiento de ETA hasta su disolución.

“La lectura de las unidades genera dos impresiones inmediatas”, comenta el doctor en Historia y profesor en la UPV Antonio Rivera. “Por un lado, una difuminación de lo principal, una sensación de que no se explica lo ocurrido; y por otro, produce frialdad y falta de empatía”.  (...)

“En Herenegun, ETA es la protagonista, seguida a distancia por el resto del nacionalismo vasco, mientras que el mundo no nacionalista apenas existe, ni tampoco las víctimas de ETA”, sostiene José Luis de la Granja, catedrático de Historia de la UPV.

 “No se pone el énfasis en una cuestión fundamental”, según el historiador José Antonio Pérez, autor de un macroestudio sobre el terrorismo en Euskadi: “ETA otorgó a sus víctimas un contenido político. No solo vulneró sus derechos, sino que lo hizo porque impedían que la banda impusiera su proyecto político de corte totalitario”.

Los historiadores son críticos con la teoría sobre el origen de ETA que se defiende en el material educativo. De la Granja constata que “se mantiene la tesis de que ETA nació contra Franco, cuando gran parte de la historiografía actual sostiene que en realidad nació contra España. Así se explica que el 95% de sus 853 asesinatos los cometiese después de la muerte de Franco, la mayoría de ellos contra la democracia española y la autonomía vasca”. 

A esto añade Pérez que "las últimas investigaciones sobre ETA han corroborado que su voluntad de matar fue una decisión libre de sus militantes, no la consecuencia inevitable de la represión que sufrió el pueblo vasco”.  (...)

En los vídeos son entrevistadas seis víctimas de ETA (ninguna de Covite o la AVT) y otros tantos exmiembros de ETA, cuatro damnificados por abusos policiales y una víctima de los GAL. Tienen voz ocho políticos nacionalistas (cinco del PNV y tres de la izquierda abertzale), tres socialistas y dos del PP.  (...)

¿Tiene que escribir el Estado, sus gobernantes, la historia?, se pregunta Rivera de la UPV. Y contesta: “No. Si de lo que se trataba era de hacer una cronología, un relato historiográfico al uso, podíamos haber esperado un tiempo a que los historiadores, en un proceso habitual, hiciesen su trabajo por natural actuación”.

 Martín Alonso sitúa como "autor", "protagonista" y "responsable" de la unidad didáctica a Jonan Fernández, a quien atribuye el empleo de “un repertorio de sintagmas" que la sociedad vasca terminó asumiendo, como la idea del “empate infinito", la “defensa incondicional" del diálogo, la crítica a las medidas judiciales y policiales, y la fórmula del "final ordenado sin vencedores ni vencidos".  (...)

La factura de los vídeos es cinematográficamente impecable, cuidada en todos los aspectos, desde la música hasta los escenarios o los encuadres. Se basan sobre todo en testimonios que tratan de recoger todos los puntos de vista, desde las víctimas hasta antiguos etarras o políticos vascos de todo el espectro.

 Esa es a la vez su virtud y su problema, porque muchas de las cosas más terribles que ocurrieron en Euskadi durante los años de amenazas y crímenes de ETA no se pueden contar con palabras. 

Transcurrieron en el silencio del miedo y el terror, en la opresión que se vivía en los pueblos pequeños —que tan bien describe Fernando Aramburu en Patria—. Muchos de los reproches de colectivos de víctimas o intelectuales están relacionados con lo que no aparece —apenas reciben espacio los que protagonizaron la resistencia cívica contra ETA, jugándose la vida a diario—, pero también con ligar los orígenes de ETA a la resistencia antifranquista y la lucha contra la dictadura, o con el espacio que reciben las torturas y los crímenes de Estado como si pudiese haber algún tipo de equivalencia.

Tras ver las casi dos horas del documental didáctico puede dar la impresión de que el contexto acaba por camuflar lo que ocurrió fundamentalmente durante décadas: una historia de víctimas y verdugos con más de 800 víctimas mortales a manos de una banda terrorista."            ( , El País, 05/11/18)

13/11/18

Lo que no cabe duda es que la primera manifestación contra un asesinato cometido por ETA fue convocada por el Partido Comunista de Euskadi el 28 de junio de 1978 tras la muerte por la banda del periodista Portell y lo fue en Portugalete, localidad donde residía el asesinado. Fue una manifestación que reunió a unas 200 personas que fueron increpadas por jóvenes con gritos de apoyo a ETA... y el PNV convocó otra, cuyo contenido aclaraba Anasagasti: «la gente que se quiere aprovechar de esta manifestación para ir en contra de ETA se ha confundido de manifestación»... la del PNV no era 'contra', sino 'a favor' de ETA...

"Suelo ser renuente a que los poderes públicos intervengan en temas históricos (...) Hay excepciones a lo que debiera ser esta regla como pueden ser temas de especial relevancia social de los que es necesario extraer alguna lección moral y que han sido o son usados para alentar lecturas falsas y sesgadas del pasado. El negacionismo del holocausto judío puede ser un ejemplo, y quizá también el terrorismo de ETA que atraviesa nuestra historia reciente.

 Lo expuesto viene a cuento de una información publicada en DV el día 2 en la que se contraponía la versión de dos unidades didácticas acerca de quien promovió la primera manifestación contra el terrorismo: por un lado está la auspiciada desde la Secretaría de Derechos Humanos del Gobierno Vasco que en su proyecto Herenegun atribuye al PNV la condición de pionero en una convocatoria «por la paz», en octubre de 1978, en tanto que la editada por el Centro Memorial, entre otras entidades, señala que fue el Partido Comunista a quien corresponde la iniciativa de convocar la primera manifestación contra ETA. 

Llamativamente, si vamos a la historia y nos atenemos a los hechos, las dos formulaciones son ciertas, aunque la primera de ellas, la que tiene como autora a la Secretaría de Derechos Humanos, es tendenciosa y es una media verdad para encubrir un engaño.  (...)

Lo que no cabe duda es que la primera manifestación contra un asesinato cometido por ETA fue convocada por el Partido Comunista de Euskadi el 28 de junio de 1978 tras la muerte por la banda del periodista Portell y lo fue en Portugalete, localidad donde residía el asesinado. Fue una manifestación que reunió a unas 200 personas que fueron increpadas por jóvenes con gritos de apoyo a ETA y que protagonistas de la época nos contaban que en su organización había tenido un papel destacado Octavio Cruz, un sindicalista y comunista curtido en la lucha contra el franquismo. 

No fue una iniciativa aislada del PC pues a esta le siguieron otras convocatorias de repulsa de ETA, con la particularidad de que se produjeron ante asesinatos de integrantes de las Fuerzas de Seguridad del Estado. 

Fue así este partido el que convocó primero en Elgoibar (el 9-10-1978) y luego en Algorta (el 22-10-1978), manifestaciones tras el asesinato de guardias civiles, y lo mismo sucedió unos días después tanto en Zumarraga como en Errenteria (11-11-1978) tras atentados sufridos por miembros de este cuerpo.

 No era habitual entonces manifestar la solidaridad hacia los asesinados pertenecientes a las fuerzas de seguridad, estigmatizadas y deshumanizadas por el mundo de ETA tras los apelativos de ‘txakurras’ y otros, y cuyos funerales se producían en un clamoroso vacío social. 

Entonces ¿cómo situamos la manifestación del 28 de octubre del 78 debida al PNV, la «primera» según la Secretaría? Pues tiene su propia historia, ya muy conocida, a pesar de que algunos la sigan omitiendo, aunque ya vemos que antes hubo otras. 

En su origen, la propuesta del PNV dirigida a las fuerzas democráticas era convocar una manifestación con el lema ‘Contra el terrorismo’ y aunque no se mencionaba a ETA, estaba en el ánimo general que se focalizaba en ella. 

Sin embargo, hubo una reacción interna de los militantes del PNV no conformes con los términos de la convocatoria, lo que llevó a que paulatinamente esta fuese variando y se fuese poniendo el foco en el Estado como causante también de la violencia. Así se decía en un comunicado del EBB de unos días antes de la manifestación: «En Euskadi desgraciadamente se han venido produciendo expresiones de terror y violencia cuyo origen está centrado en la opresión sufrida por nuestro pueblo y ejercida desde hace 140 años por el poder central y las instituciones derivadas del mismo». 

El PNV acabó señalara al partido en el gobierno, a UCD, como corresponsable de la violencia que se vivía en Euskadi, y que le ‘invitara’ a no acudir. La manifestación se produjo bajo el doble mensaje de ‘Por una Euskadi libre y en paz’, con lo que de forma metafórica se aludía tanto a ETA (por la ‘paz’) como a UCD o al poder central (con lo de ‘libre’).

 Si cabía alguna duda sobre el contenido doble o ambiguo de la manifestación, el jeltzale Anasagasti lo aclaraba aquellos días en Egin: «la gente que se quiere aprovechar de esta manifestación para ir en contra de ETA se ha confundido de manifestación». 

Las reticencias a manifestarse abiertamente contra ETA estaban muy arraigadas en el mundo nacionalistas pues pervivía -y con fuerza- la idea de que al fin y al cabo pertenecían a la misma comunidad. Así un grupo de intelectuales, entre los que se encontraban Oteiza y Néstor Basterrechea, llamaron a su desconvocatoria porque implicaba fomentar «la lucha entre hermanos». Era una comunidad afectiva que tardará en fracturarse.

 La manifestación se celebró, con una concurrencia notable, a la par que HB convocó otra simultáneamente con la consigna «Ayer y hoy por nuestros gudaris». ETA siguió con su estrategia deliberada -y exitosa- de la ‘limpieza’ política del centro derecha español, asesinando, entre otros muchos, a cinco militantes de UCD en los dos años siguientes."                      

(LUIS CASTELLS ARTECHE, Catedrático de Historia Contemporánea de la Upv-Ehu, El Diario Vasco, 08/11/18)

16/6/10

La memoria histórica y las víctimas del terrorismo

"Galo Bilbao, doctor en Teología y profesor de Ética en la Universidad de Deusto, considera en esta entrevista que la presencia de víctimas en las aulas concreta los derechos de verdad, justicia y memoria

-¿Qué están reivindicando las víctimas cuando piden verdad, justicia y memoria?

-A grandes rasgos la verdad remite al pasado, a aclarar los elementos que están sin esclarecer; la justicia significa reconocerlas, y la memoria, que tengan la oportunidad de incorporar a la realidad colectiva el relato de su experiencia.

-Entiendo que esta reivindicación va más allá de que ETA tome una decisión u otra.

-Hay que profundizar en la verdad sobre el pasado, la justicia actual y la memoria respecto al futuro sin estar pendiente a ningún momento final. La mera situación de conflicto de violencia que generan las víctimas demanda estas tres obligaciones sociales. Luego, si hacemos bien las cosas, habremos avanzado en una dirección en la que el escenario en el que nos encontremos en ese día después resulte más manejable, más adecuado y con menos riesgos a cometer. Es lo que deseo. El shock, espero que positivo, que pueda suponer en la sociedad vasca el anuncio definitivo del abandono de las armas o su desaparición nos puede hacer ir demasiado rápido sin haber cubierto las etapas previas. En ese 'ir demasiado rápido' corremos el riesgo de ocultar la verdad, de no hacer suficiente justicia o de seleccionar memorias que nos puedan resultar más o menos interesantes. No vale el pasar página.

-Pero el ritmo social no es el mismo que el de las víctimas.

-Lo mismo que el ritmo de las víctimas no es el mismo que el de los victimarios. Va a ser muy difícil que los propios victimarios lleguen a reconocer el daño causado y lo moralmente inadecuado de su decisión. En cualquier caso hará falta tiempo para que se produzca esa situación.

-¿En qué medida ayuda el hecho de que las víctimas relaten su experiencia en las aulas?

-Cubre algunos de los elementos de verdad, justicia y memoria. En la medida en la que la víctima tiene capacidad de contar las cosas como las ha vivido aporta una perspectiva que no teníamos. El que las víctimas estén en las aulas no es el acto que culmina la justicia pero sí es una manera de justicia. En la medida en que un referente básico de la sociedad, el del terreno educativo, hace un reconocimiento a ése que tiene la oportunidad de contar y narrar su propia realidad, a alguien que de alguna forma recupera su identidad, eso es un acto de justicia. La presencia de víctimas no agota pero complementa y concreta esos derechos de verdad, justicia y memoria o esas obligaciones respecto de las víctimas." (Fundación para la Libertad, citnado a
EL DIARIO VASCO, 16/6/2010 )