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21/10/16

"Comparando el final de ETA con las FARC o el IRA, aquí ganamos por goleada"

 Florencio Domínguez, periodista y experto en terrorismo de ETA

"Hay una reflexión del sociólogo y profesor en la UPV Imanol Zubero que ya ha quedado para la historia tras el cese de la actividad de ETA: "la paz era esto".

La paz no es un modelo idílico, la paz es imperfecta, los procesos sociales lo son también. Y esa frase de Imanol, que es también el título de un libro que se ha presentado estos días, resume bien esa idea. Un proceso que ha generado tanto sufrimiento, el día que termina, se celebra pero deja a mucha gente con un dolor que no se supera por el hecho de que haya terminado el terrorismo. De todas maneras, se tiende a idealizar otros proceso de paz en otras partes del mundo.

ETA, en su último comunicado de septiembre pasado, se ha querido mirar en el espejo del proceso de paz en Colombia.

Pues si se compara cómo han trascurrido las cosas en el País Vasco con cualquier otro conflicto, ya sea cercano como el Ulster o lejano como el de Colombia, salimos ganando por goleada.

En el de Irlanda del Norte, que ha sido modelo durante muchos años para la pacificación, ha acabado el grueso del terrorismo, pero ha seguido habiendo atentados, la sociedad sigue igual de dividida que antes, no se ha producido un acercamiento entre comunidades, es verdad que matan poco porque los grupos disidentes no tienen fuerza, pero sigue habiendo violencia.

 En el País Vasco no ha ocurrido nada de eso: no hay terrorismo y la sociedad no está dividida -tampoco lo estaba antes-. Ahora se miran en el modelo de Colombia: ¡Vamos, anda! les dan a los colombianos terminar como aquí y aplauden con las orejas.

Sobre todo, visto lo que ha pasado con el triunfo del 'no' en el referéndum.

Dentro de que el final de cualquier proceso terrorista deja mucha insatisfacción, el caso del País Vasco lo envidiarían en cualquier otro sitio donde hubiera un conflicto de esta naturaleza.

Por eso le comentaba lo del comunicado de ETA y lo de colocar en la agenda vasca el caso de Colombia. Es como si lo que queda de ETA viviera en una especie de ficción de la que solo participan sus activistas y su mundo político.

Sobre todo ETA no tiene en cuenta una cosa: ETA ha sido derrotada y las FARC, no. Las FARC colombianas han sido acorraladas, han eliminado a muchos de sus líderes, el Estado ha tenido la iniciativa en los últimos 15 años en la lucha contra las FARC, pero no ha conseguido derrotarlas. 

Seguían representando una amenaza grave para el país y la población y, además, seguían teniendo un control del territorio en el que el Estado no tenía presencia. Nada que ver con el País Vasco. ETA podía haber hecho lo que hicieron los 'polimilis': negociar a tiempo y quitarse de en medio a cambio de algo (medidas de reinserción, generosidad penitenciaria, indultos). 

O podían aguantar hasta el final, echar el pulso al Estado, que es lo que han hecho. Y eso pulso lo han perdido. Eso es una diferencia sustancial. 

En estos cinco años han seguido pasando cosas: golpes contra la dirección en 2015, contra la logística, la última operación en Francia con el zulo. Y parece que la única que no se da por aludida ante esa derrota que usted describe es la propia ETA.

Es una ceguera voluntaria porque, salvo ellos, creo que todo el mundo es muy consciente de esa situación. En los buenos tiempos ETA reclamaba paz por autodeterminación, luego fue paz por presos y ahora ya solo queda paz por la RGI [Renta de Garantía de Ingresos]. 

Estamos llegando a eso. Las aspiraciones revolucionarias de los años 60 se han quedado reducidas a eso. El problema fundamental es qué hacemos con estos tipos que vuelven, que tienen 60 años, que no han cotizado ni un cuarto de hora a la Seguridad Social, que no tienen trabajo y no tienen forma de vida.

¿No hay una contradicción evidente en la decisión unilateral que adopta ETA de dejar las armas hace ahora cinco años, con la pista de aterrizaje de Aiete, y el planteamiento de seguir queriendo negociar con los gobiernos español y francés?

Claro. Ellos dijeron que lo habían dejado definitivamente, pues les creemos. Yo al menos les creo que es definitivo. ¿Después quieres negociar la entrega de tus armas a cambio de algo? Pues te quedas con tus armas. Si has dicho que no las vas a usar y yo te he creído, me da igual lo que hagas con ellas, como si se las vendes al trapero o las dejas enterradas para toda la vida.

Pero hablan también de negociar lo que denominan "las consecuencias del conflicto", sus presos, etc. Siguiendo con esa lógica, podría tener su interés de cara a la convivencia futura incluir en ese concepto a las víctimas del terrorismo y que ETA reconociera el daño injusto causado.

Ellos nunca han incluido a las víctimas dentro de ese epígrafe de "las consecuencias del conflicto".

¿Pero no cree que serviría para avanzar en la deslegitimación de la violencia como instrumento de acción política?

En las consecuencias solo incluyen a los presos, los huidos, las armas y la desmilitarización, la retirada de las FSE. Y todavía siguen condicionando la entrega de las armas a eso. Una organización exterrorista ya no tiene el instrumento básico de presionar que es cometer atentados, ese elemento de fuerza o de poder ha desaparecido. 

Su único instrumento de chantaje es tener armas y a eso se aferra, a negociar su entrega como contrapartida a los otros capítulos. Pues no os preocupéis por las armas que ya va a ir las policías y os las van a coger.

Al final se impone el principio de realidad: o te desarmas o te desarman.

En el último recuento realizado por la Policía francesa quedaban por recuperar unas 225 armas cortas robadas en Vauvert. La pasada semana les ha quitado 145. Pues vamos a restar y veremos que la capacidad de negociación de ETA se ha mermado en la mitad.

 Son ETA y su mundo los únicos que viven esa ficción de negociar la entrega de las armas por sus presos, huidos y la desmilitarización del País Vasco. Bueno ellos, y alguno de los mediadores que se mueven alrededor de esto y que todavía esperan tener algún papel.

No sé si se está refiriendo al Foro Social Permanente, que este sábado tiene un acto en el que va a anunciar su vocación de seguir trabajando. Como si Aiete, la pista de aterrizaje que uso ETA para su anuncio hace cinco años, siguiera viva.

La estrategia de Aiete fracasó en el mismo momento que el Gobierno noruego montó en el avión a los negociadores de ETA [Josu Ternera, Iratxe Sorzabal y David Pla] para echarlos del país. Exactamente el 18 de febrero de 2013. 

 Ahí se acabó esa estrategia. Hasta entonces tenían un respaldo internacional, un grupo de intermediarios que iba y venía, aunque solo eran reconocidos por una parte, y ETA tenía la experiencia del pasado de que los Gobierno siempre decían que no iban a hablar con ETA, pero al final sucumbían de una u otra manera y lo intentaban de nuevo. 

El día que los echan de Noruega eso se acaba y la estrategia de Aiete desaparece. Después, todo lo que ha hecho ETA es improvisar: intentar diferenciar entre el sellado y el desarme, involucrar desde hace tres años al Gobierno francés en un diálogo al margen del Gobierno español y meter así una cuña entre ambos... 

Todas esas vías han fracasado, el Gobierno francés no ha querido entrar. No tienen una salida, al menos la salida propagandística que ETA está buscando. Y cuando el Gobierno vasco les ha querido echar una mano con su propuesta de entrega de las armas, le han respondido con una bofetada. Pero eso es su problema.

Es evidente que en esto que llamamos el relato, ETA quiere salir de ese bucle melancólico que acaba de describir evitando esa lectura de vencedores y vencido que parece imponerse.

ETA es una olvidada social, la sociedad vasca se ha olvidado de que todavía ETA existe. No sabemos para qué, ni ellos tampoco probablemente. Pero los ciudadanos pasan olímpicamente y se desentienden. No es un problema social a estas alturas.

¿Cree que ETA, ahora mismo, básicamente son sus presos y poco más?
Sí, sí.

En estos dos años en el mundo de las cárceles ha habido novedades. La principal: el reconocimiento de que solo por la vía de la asunción de la legalidad penitenciaria va a ser posible desatascar el problema de los presos de ETA. Frente a medidas colectivas, solo caben medidas personales dentro de la asunción de la legalidad. ¿No debería el futuro gobierno flexibilizar la política penitenciaria: acercamientos, etc?

El reconocimiento de que no hay salidas fuera de la legalidad es una de las consecuencias del fracaso de todas las estrategias de ETA. Algo que ya empiezan a asumir cuando en 2014 el abogado Iñigo Iruin escribe un artículo clarificador en Berria con la tesis de "olvidémonos, no hay atajos para salir de esto" y el único camino es "aprovechar al máximo la legalidad". 

A partir de ese momento empiezan a producirse cosas nuevas: recurren contra la dispersión, y eso que están así desde 1988, ¿a sus abogados no se les había ocurrido antes? Aceptar mecanismos que siempre han rechazado, por ejemplo en el régimen carcelario: ahora piden destinos penitenciarios trabajos en la biblioteca, en el comedor, etc para favorecer la evolución de grado del preso y en el futuro un posible acercamiento.

Le preguntaba más por lo que podía hacer el Gobierno central, viendo que la situación en cinco años ha cambiado radicalmente. Si Aznar acercó presos cuando la amenaza de la violencia no se había despejado definitivamente, ¿no debería hacer lo propio Rajoy?

Las últimas declaraciones del ministro del Interior dejan clara una cosa: si ETA desaparece no tiene sentido la dispersión. Si el preso individual se desmarca de la organización, que sigue existiendo, se le puede aplicar el acercamiento.  (...)

Es decir, a su juicio, el próximo Ejecutivo no tiene que mover ficha en materia penitenciaria.

Lo que está haciendo hasta ahora el Gobierno ha funcionado: primero para que ETA lo deje, para que se quede sin armas y para poner a ETA ante sus propias responsabilidades. Son ellos los que tienen que decidir, no es responsabilidad de terceros.

Estaba pensando en que para los familiares la dispersión supone de hecho una pena añadida evidente.

Son los más perjudicados, sin duda. Pero esa comunidad también tiene la opción de plantear a ETA que desaparezca de una vez para favorecer la causa de los presos.

¿Le ha sorprendido la falta de memoria de la juventud actual sobre el terrorismo de ETA? Algunos confunden a Miguel Ángel Blanco con Carrero Blanco o no saben quien fue Gregorio Ordóñez.

No. Es lógico. Mejor que no ocurra, claro: pero tiene su explicación biológica. No han tenido vivencias personales, los que están en la veintena, cuando ETA mataba tenían entre 10 y 14. No han tenido en la familia, salvo excepciones, esa transmisión de lo que ha ocurrido aquí con el terrorismo. De ahí la importancia del papel de las instituciones, educadores, etc para explicar lo que ocurrió.

Es como si hubiéramos pasado de aquella frase del coronel Kurtz en 'El Corazón de las Tinieblas' "oh, el horror, el horror" a esa otra de "oh, el relato, el relato".

Ahí estamos ahora, efectivamente. Es el trabajo que hay que hacer. Tenemos que paliar el desconocimiento de lo que pasó que arrastra esa generación de jóvenes. Igual que se sigue haciendo en Alemania, 80 años después, con lo que fue el Holocausto, las visitas a los campos de exterminio.  Allí también se sigue haciendo ese trabajo de pedagogía.  (...)

Comentaba lo de la memoria porque tampoco hay que irse cinco años atrás. Lo que ha pasado en Alsasua con la paliza a dos guardias civiles o las fotos de presos de ETA dentro de una escuela para homenajearlos, nos retrotrae a vivencias que pensábamos ya superadas.

Por eso es importante que no quede la idea de que ETA lo ha dejado porque el terrorismo ya no se lleva, sino que quede claro ante los ojos de la mayoría de la sociedad la ilegitimidad de todo el terrorismo padecido y de su actuación contra el Estado de derecho y las libertades. No había justificación de ningún tipo para hacer eso. 

No podemos conformarnos con que ETA ya no mata. Si no quedan unas brasas que algún día pudieran avivar el retorno del terrorismo. No ahora, ni dentro de un año o dos, pero no sabemos si dentro de una generación alguien ve esto solo como un mero paréntesis y vuelve otra vez a las armas. Para eso es necesario que quede una versión pública y aceptada de que el terrorismo fue ilegítimo.

¿Un paso de gigante para eso, más que la entrega de las armas, no sería el reconocimiento por parte de Sortu del daño injusto causado?

Sí, es una tarea importante que tiene Sortu. Sus declaraciones hasta ahora han sido evanescentes. Como cuando dijo aquello en el Kursaal de que pedían disculpas por si se había malinterpretado que habían sido indiferentes ante el sufrimiento de las víctimas. ¡Hombre, no, ustedes no fueron indiferentes!, ustedes aplaudieron cuando ETA mataba. 

Su responsabilidad no es haber mirado para otro lado, ¡ojalá hubiera sido eso!, ustedes tuvieron una responsabilidad compartida con lo que estaba ocurriendo. Y por eso tienen que hacer una revisión crítica de ese pasado. Hasta ahora no han sido capaces de hacerlo porque sería cuestionar su propia trayectoria."                (Entrevista a Florencio Domínguez, eldiario.es, 19/10/16)

21/4/16

Arnaldo Otegi en “Salvados”, observaciones

"(...) Arnaldo Otegi simboliza la máxima complicidad con los responsables de la gran pesadilla colectiva de la España de las últimas décadas y me apetece saber qué pasa en el cerebro de seres como él. Siempre me ha atraído hurgar en el absurdo del fanatismo, sobre todo de aquel que arropa la barbarie.

 No es preciso ser un genio para advertir que la intolerancia –la ideológica, la religiosa, la nacionalista, la del dinero- y los grandes psicópatas andan detrás de buena parte de las catástrofes de la humanidad; Francisco Franco y ETA, esa mafia, son un buen ejemplo.

 Jordi empleó el tono perfecto para que Otegi se sintiera, más o menos, cómodo y descubriera, sin complejos, sus miserias: la siniestra ambigüedad, el patético victimismo, la ridícula fragilidad intelectual, política y moral, la empatía impostada o la impermeabilidad, apenas camuflada, al dolor de los que, por no pensar como él, han sufrido lo insufrible.

Escalofriante cinismo, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro. Teatro, puro teatro. Me pareció un pobre diablo, un tipo con una mirada completamente retorcida sobre el mundo, alguien que, en algún instante de su vida, metió la pata hasta el fondo, ya no fue capaz de sacarla y nunca va a reparar del todo en su infinita torpeza."             (Luis Alegre, El País, 21/04/16)


"Rebelión [1] editó el pasado lunes una nota publicada por Público [2] sobre la entrevista a Otegi del pasado domingo en el programa que conduce Jordi Évole. (...)

1. No se entiende que no se le preguntara por el asesinato de Yoyes. ¿Fue o no fue un asesinato? ¿Se sigue justificando apelando a supuestas traiciones o a determinadas circunstancias político-históricas que “impedían” actuar de otro modo? 

2. Tampoco es fácil de entender que las negociaciones con los gobiernos de González y Aznar estuvieran también ausentes de la conversación. ¿Qué pasó con Argala por ejemplo? (...)

4. No condenó Otegi la violencia de ETA. Señaló para justificarlo que en el momento que se estaba produciendo no se hizo o no lo hizo. ¿Y? ¿Y qué importa que no se hiciera o no lo hiciera? ¿Cabe o no cabe condenar la violencia ejercida por ETA en muchas de sus acciones?
4.1. ¿Hay que poner en el mismo saco las acciones antifranquistas y lo realizado posteriormente?
5. ¿Por qué hablar de muertos y no de asesinatos si son asesinatos aquello que se nombra como muertos? ¿No fueron asesinados Lasa y Zabala (no fueron los únicos por supuesto)? ¿No fue asesinado Ernest Lluch por ejemplo?

6. ¿Denunciar las torturas que la guardia civil realizó contra él y tantos otros militantes independentistas no exige denunciar también las torturas (de otro orden si se quiere: largos secuestros por ejemplo) realizadas por ETA?

7. ¿No hay ya que señalar con claridad que ETA apostó por una vía armada que a partir de un cierto momento se convirtió más bien en una línea de barbarie injustificada, dejando aparte finalidades y tácticas y estrategias?

8. ¿No piensa Otegi, y con él la izquierda independentista vasca, con demasiada homogeneidad la sociedad española? ¿NO hay más Españas que la España que él parece pensar?

9. ¿No es el pueblo al que Otegi hace referencia un pueblo que excluye a amplios sectores del pueblo vasco? ¿Pueblo vasco es pueblo nacionalista e independentista? ¿Lo otro no es pueblo?

10. ¿No era la izquierda patriótica vasca una izquierda socialista revolucionaria? ¿Dónde quedaron los valores socialistas en la entrevista? (...)"                (Rosa Guevara Landa  , Rebelión, 19/04/16)

8/9/15

En la retina de muchos aún perdura esa imagen de gente pagando el chantaje terrorista en bares de Bayona o San Juan de Luz a plena luz del día

"Florencio Domínguez (Caparroso, 1956) es probablemente el periodista que más sepa de ETA en España. Estudioso del fenómeno terrorista, este doctor en Comunicación Pública por la Universidad de Navarra analiza en esta entrevista la situación actual de ETA y desgrana el estudio que está realizando, junto a otros expertos, historiadores y economistas, de la incidencia de la extorsión etarra.

– Ha muerto Charles Pascua. Con él al frente del Ministerio del Interior se inició el fin del ‘santuario francés’ de ETA. 

Llegó al ministerio en 1986 con el gobierno de cohabitación de Chirac. Eliminaron el santuario francés, la situación de comodidad que había en Francia en donde los miembros de ETA no estaban escondidos, y lo hicieron con detenciones y expulsiones masiva: entre 1986 y los primeros meses de 1988 expulsaron a 189 miembros de ETA. Y obligó a ETA a dispersar a su gente por toda Francia, enviarla a América y, sobre todo, a hacerse más clandestina.

- Algunas personas han vinculado esta reacción tardía del Gobierno francés con la actividad del terrorismo de los GAL en suelo francés. Hasta entonces ETA era un problema interno de España.

Hay una interpretación del que fue embajador francés en España Pierre Guidoni, que dice justo lo contrario. Sostenía que a finales de 1983 ya había un acuerdo entre los gobiernos español y francés para poner en marcha medidas policiales contra ETA. Y que la aparición de los GAL lo dificultó. 

Hubo además otro factor en esta política de mano dura de Pascua ajeno por completo al terrorismo de ETA: una campaña de atentados en París de un grupo libanés que creó una gran inquietud en la opinión pública francesa. El Gobierno no conseguía contener esa oleada terrorista y transmitió firmeza contra el terrorismo golpeando a otro cuyos miembros estaban a la vista en Francia.

– En la retina de muchos aún perdura esa imagen de gente pagando el chantaje terrorista en bares de Bayona o San Juan de Luz a plena luz del día.

Es que lo del ‘santuario francés’ no era solo una imagen periodística, era una situación real que daba grandes facilidades a un grupo terrorista que en España estaba en la clandestinidad, pero al otro lado sus dirigentes operaban a la luz del día: se sabía dónde vivían, estaban registrados en las oficinas de empleo, cobraban ayudas sociales del gobierno, tenían trabajo. Organizaban cursillos de adiestramiento a los que iban hasta 30 personas simultáneamente a un caserío hasta 15 días.

– Hoy en día parece impensable.

¡30 personas allí metidas! Les permitía dirigir los comandos, etc. Y sobre todo para la extorsión: no hacía falta más que cruzar la frontera e ir a determinados bares o domicilios para pagar.

– La reacción social ante el terrorismo etarra fue muy tardía, a pesar de que ETA ha matado sobre todo en democracia. ¿En el caso de la extorsión, ocurrió igual?

También muy tardíamente. La extorsión era una cosa que se llevaba en la intimidad, tanto si el extorsionado decidía pagar, como si decidía lo contrario. En las entrevistas que hemos hecho en el estudio se ve que muchos de ellos ocultan a su familia que han recibido la carta. No tenía trascendencia pública. Solo mucho después comienza la movilización desde las organizaciones empresariales.

– ¿Cuándo se produce ese cambio? En el caso de la movilización social contra ETA el nacimiento de Gesto fue un factor importante para activar esa reacción.

En el caso de la extorsión había un hándicap para arropar a los extorsionados que era la existencia de una mentalidad poco solidaria con los patronos que decía aquello de “son empresarios, serán ricos y además son unos explotadores”. En los años 90 en el Goierri hay algunas plataformas que se mueven y activan y hacen declaraciones públicas en contra de la extorsión. Pero estamos hablando de la década de los 90.

 - ¿Qué parte del presupuesto de ETA, que llegó a ser de hasta seis millones de euros en los 80, llegaba de la extorsión y de los secuestros?

A valor actual, de los secuestros realizados entre 1973 y 1997 ETA recaudó entre 101 y 104 millones de euros. Pero hacer una estimación de lo que ha supuesto la extorsión es imposible.

– Usted ha afirmado que cuando ETA dispuso de menos dinero su capacidad terrorista quedaba mermada. ¿Qué tipo de reproche, moral, político, penal…, se les puede hacer a los que cedieron al chantaje?

Es complejo. No todas las situaciones fueron las mismas: no es lo mismo un empresario que puede irse, que uno que tiene un pequeño negocio y no se lo puede llevar y vive en un ambiente social muy presionado por el mundo del terrorismo; no es lo mismo tener un negocio en el Goierri que en Bilbao. 

Probablemente la mayoría de los extorsionados no ha pagado, aunque es verdad que han pagado los suficientes para que se mantuviera y financiara el aparato terrorista. En similares condiciones ha habido muchos que no han cedido. ¿No tenían más remedio que pagar? Algunos habrán pensado que pagando se quitaban el problema.

– Algunas organizaciones como el Grupo Mondragón no cedieron al chantaje, ¿por qué le parece destacable?

Porque es un grupo simbólico en la economía y sociedad vascas. Tiene un valor ejemplar que no dudaran. Muchas veces se le ha criticado por su afinidad con el nacionalismo, incluso con la izquierda abertzale, y ha sido objeto de campañas. Cuando les llega la extorsión no dudan, en el minuto uno la rechazan sin vacilar.

– Dibuja usted a una organización muy metódica con el dinero, que obligaba a los terroristas a apuntar el gasto de un bocadillo.

No les pasaban una. Si había un desfase de dinero, la dirección pedía explicaciones. Los gastos eran al euro. Si comían un bocadillo, si fumaban, cada uno lo tenía que registrar. La obsesión burocratizadora con Soledad Iparragirre, ‘Amboto’, llegar a ser tremenda: hace unas tablas para controlar los gastos día a día por conceptos como comida, casa, material, ropa, transporte…

– En lo que sí han tenido éxito fue en el tema del lenguaje: por ejemplo al colocar el concepto del ‘impuesto revolucionario’.

Sí, es evidente. Lo del impuesto revolucionario viene de la influencia de los Tupamaros, que desarrollaron las ideas de un Estado paralelo: ellos tienen prisiones, nosotros ‘cárceles del pueblo’, ellos cobran el IRPF con su Hacienda, nosotros cobramos el ‘impuesto revolucionario’. El término con el que han tenido más éxito es el de zulo, incorporado por la Real Academia.

– ¿Dónde estamos ahora en este proceso unilateral de fin del terror que inició ETA en octubre de 2011?

No hay que olvidar que ETA ha sido llevada del ronzal hasta esa decisión. Pero su objetivo sigue siendo tratar de negociar el desarme con los gobiernos. Diferencia dos escenarios: el sellado de las armas y el desarme. Para el sellado está dispuesta a hacer cosas, con acompañamiento y teatro internacional. 

Pero manteniendo el control de las armas, sin un control exterior. Pero el desarme, la destrucción de las armas los siguen condicionando a la negociación con los gobiernos; a esa parte no han renunciado. Están haciendo tiempo a que acabe la legislatura de Rajoy.

– ¿Cree que ETA ha podido vender parte de su arsenal?

La guerrilla salvadoreña ocultó parte de sus arsenales a las brigadas de desarme de la ONU, y se descubrieron en 1993 cuando se produjo una explosión en Managua en un taller en Santa Rosa que precisamente estaba gestionada por ETA, en concreto por Eusebio Arzallus, ‘Paticorto’. Cuando el IRA negocia sus acuerdos de paz, una parte de sus armas las vende. Y lo sabemos porque una parte se la vende a ETA. 

Después de firmados los acuerdos, vende material. Es una práctica que se ha producido, luego no se puede descartar -porque ETA necesita dinero- que, al final, recurra al mismo sistema.

8/6/15

El ‘proceso de paz’ tiene como auténtico objetivo diluir a los agredidos y los agresores en una nube inconcreta de ‘dolor’ generalizado y mucho ‘problema vasco’

"(...) El buzón que los familiares y amigos de Joseba Pagaza colgamos de un árbol en la plaza de Andoain no pretendía morder a nadie. Solo aspiraba a ofrecer la oportunidad a quien quisiera usarlo de aliviar su conciencia y decir lo que hasta entonces había callado por miedo o vergüenza.

 En Andoain fue asesinado Joseba, como José Luis López de la Calle y otros: allí había sufrido amenazas, agresiones, allí alguien había informado de sus hábitos a los asesinos, allí muchos vecinos cerraron sus ventanas el día de la manifestación que clamaba contra su asesinato, solidarizándose así con el criminal y no con la víctima.

 Allí hubo y sigue habiendo muchos cómplices activos o pasivos de esa atrocidad y de las demás. Nosotros creemos que ya ha pasado la hora de los lamentos y de reunirse dócilmente para recordar a los difuntos. 

Por eso ofrecimos ese buzón para que, aunque fuese anónimamente, hicieran un acto de contrición quienes realmente tienen motivos para ello, los que saben que por miedo en el mejor de los casos o por odio en el peor se comportaron de manera indigna ante sus vecinos hostigados y ejecutados. Es la mínima reparación humana que pueden exigir los familiares de Joseba de quienes formaron parte de la jauría o se vieron arrastrados por ella. 

En el poco más de un mes que ha permanecido el buzón en el árbol de Andoain, se han recibido bastantes mensajes, a veces conmovedores por su sencillez y sinceridad. Pero ahora el Ayuntamiento del municipio, sin dar ninguna explicación justificativa, ha decidido que el buzón debe ser retirado, sea por quienes lo pusieron o por la guardia municipal –los compañeros del propio Joseba– pero con los costes a cargo de los que lo colgaron. 

Esa retirada forzosa no va a acabar con los mensajes contritos o solidarios de quienes quieran enviarlos, porque sigue abierto un ‘buzón de Joseba’ virtual al que pueden remitirse, pero es sin duda un síntoma. 

Al Ayuntamiento de Bildu le molesta que se les recuerde que el arrepentimiento sigue pendiente y no como fórmula general y colectiva sino como declaración personal de cada uno de los que se refugiaron en la brutalidad anónima del ‘pueblo’ para abdicar de su condición de ciudadanos. El buzón en el árbol era una llamada a la conciencia, molesta naturalmente para aquellos que la tienen bien pringada o muy anestesiada. De modo que ¡fuera con él!

La retirada del buzón es una ducha de realismo para los que de verdad se creen los exorcismos del ‘proceso de paz’, cuyo único auténtico objetivo es diluir a los agredidos y los agresores en una nube inconcreta de ‘dolor’ generalizado y mucho ‘problema vasco’. 

Las almas bienintencionadas insisten en que hay que establecer un relato verídico de la memoria sobre lo que pasó, de modo que quede claro quienes asesinaron, extorsionaron e hicieron la vida imposible a los que no pensaban como ellos, expulsándoles de sus puestos de trabajo, de sus casas, de su vida normal como ciudadanos normales de España, que es lo que eran. 

Ese propósito está muy bien, claro, pero aún más urgente es repetir el relato de lo que está pasando ahora mismo: o sea, cuál es la situación actual en la universidad, la televisión, la empresa, el mundo laboral y el mundo político, todo ese universo del que tuvieron que irse a la fuerza los que estorbaban los planes de los más desaprensivos del lugar. (...) 

Hablemos de hoy, no de ayer, porque hoy como ayer sigue siendo aquí muy difícil ejercer como ciudadano español, que es lo que somos hasta nueva orden.

A quienes siguen dándole vueltas y proponiendo nuevos requisitos al ‘plan de paz’, cuyo único objetivo real es sacar a los condenados de las cárceles cuanto antes y sin contrapartidas, les aconsejo que si van a Roma no metan la mano en la Bocca della Veritá: seguro que a ellos sí les muerde."                (EL CORREO – 26/04/15 – FERNANDO SAVATER, en Fundación para la Libertad)

8/12/14

La reconciliación entre asesino etarra y víctima exige del primero que pida perdón y de la víctima que esté dispuesta (no está obligada, obviamente) a aceptar su demanda de perdón

"¿Cómo abordar en Euskadi, la situación que se ha generado tras tanto horror y dolor, desde la existencia de ETA particularmente, en los últimos cuarenta años? ¿Cómo abordar la memoria justa, la memoria obligada de lo sucedido, para no caer ni en el olvido ni en la repetitiva rememoración paralizante del dolor padecido? (...)

Esta preocupación, este tema, me ha llevado a escribir un libro: “Tras la losa de ETA. Por una sociedad vasca justa y reconciliada” (Ed. PPC-SM, 2014, 312 páginas), ya en librerías (15 €) o en ebook a mitad de precio

(...) La violencia de ETA, el terrorismo de ETA, no es la consecuencia inevitable del conflicto vasco, sino la constatación, por parte de ETA y quienes la apoyan, de que no lograrían sus objetivos por medios pacíficos y democráticos. Su violencia es originaria y consecuencia de ser un movimiento totalitario de signo nacional-revolucionario, el MLNV. No estamos ante una violencia secundaria.
 
- La violencia de ETA no es la única violencia injusta que hemos padecido en el País Vasco, los últimos 40 años: el GAL, el Batallón Vasco Español, sin olvidar las innumerables torturas y malos tratos de algunos miembros de Fuerzas de Seguridad. 

Pero la violencia de ETA es la más grave, la más prologada, la que más víctimas mortales ha causado. La violencia de ETA no es subsumible, diluible, en el magma de la violencia existente en el País Vasco. Tiene su originalidad propia. (...)

Hay diferentes etapas y niveles en el “vivir con”: la coexistencia, la convivencia incompleta con zonas de sombra (no se habla del pasado, del tema de la violencia), la convivencia plena (asumiendo cada uno su historia personal).

 No otra cosa es el ejercicio o la apuesta de la reconciliación, poniendo en común diferentes historias y relatos del pasado, para compartir el dolor de los otros, sin recrearse ni retenerse en ese dolor, y así dar paso a la convivencia plena y auténtica. (...)

Hay una memoria individual, como tal intransferible, una memoria colectiva que muchas veces corresponde a la memoria de una parte de la población y, por último, la memoria histórica, la que construyen con el tiempo los historiadores, aunque rara vez llegan a un mismo relato. 

Por eso en Euskadi es imposible pensar en un único relato, pero sí en un relato compartido, en el sentido de que hemos sido capaces de escuchar el relato de los que piensan de forma diferente a la mía, a la de los “míos”.
 
-Hay que buscar la memoria justa, el deber de memoria por la deuda contraída con los que más han sufrido, particularmente las víctimas de violencia injustas. Hay que superar tanto la “memoria impedida”, la memoria que nos impide ver lo que hemos mal hecho o han mal hecho los “míos” tratando de ocultárnosla en la recámara de nuestra memoria para que no salga a flote, como la “memoria manipulada”, la memoria con la que se pretende construir una identidad, por lo que magnificaremos lo que los “nuestros” han hecho de positivo y ocultaremos lo negativo.

- Para algunos la reconciliación es imposible; para otros es cosa de personas individuales; algunos la consideran una infidelidad a las víctimas que se pierden en el olvido; muchos piensan que es un sinsentido en el caso vasco donde nunca ha habido dos bandos sino uno que ha agredido y el otro que se ha defendido. Algunas víctimas sienten la reconciliación como una imposición humillante y que equivale a impunidad.

- En mi libro tras razonar sobre esas cuestiones, sostengo que la reconciliación (término del que no hago un cassus belli, sino una etapa para llegar a la convivencia plena, asumiendo el pasado) exige aceptar la totalidad de los hechos violentos, aunque no todos tienen la misma significación y gravedad; no solamente reconocer el daño injusto causado sino la afirmación de que nunca más se volverá a utilizar la violencia terrorista o la injusta violencia antiterrorista. 

La reconciliación exige una promesa de futuro. No se puede asesinar ni torturar en nombre de una idea. La reconciliación exige, como condición “sine qua non”, la superación de la dialéctica “nosotros” y los “otros”. La reconciliación supone reconocer, reparar y ayudar a las víctimas. La reconciliación presupone una justicia justa. En fin, la reconciliación entre victimario y víctima exige del primero que pida perdón y de la víctima que esté dispuesta (no está obligada, obviamente) a aceptar su demanda de perdón

Para lograr la reconciliación a nivel social, hay que tener presente y superar el riesgo de la intolerancia. Me limito a dos citas:

-  Antony Beevor. (“El País” 26/06/ 2006) “Después de que Franco muriese en 1975, el mundo entero admiró el paso de España a una monarquía constitucional y a la democracia. Pero el proceso requirió que se llegase a lo que después se llamaría el pacto de olvido. Ningún general o torturador fue sometido a juicio. Ninguna comisión de la verdad analizó el pasado de España. (…..) 

Lo que España necesita ahora es un pacto de recuerdo, no de olvido, pero debe enfocar la memoria de un modo que evite los fantasmas propagandísticos del pasado que se alimentan a sí mismos; que reconozca libremente las peligrosas consecuencias de negarse a transigir. 

Los españoles tienen muchas y grandes virtudes, especialmente la generosidad, la imaginación, el sentido del humor, el valor, el orgullo y la determinación. Pero no suelen distinguirse por intentar comprender el punto de vista del adversario. Es un vicio infravalorado. La tragedia de la Guerra Civil es sin duda el recordatorio más fuerte del peligro de despreciarlo”.

- Más cercano en el tiempo. Javier Cercas (“El País” Babelia 15/11/14). “Yo creo que, desde hace siglos, el mayor problema de este país (piensa en Catalunya y en España) es la intolerancia: nuestra incapacidad para mantener un diálogo civilizado sobre las cosas para aceptar la discrepancia….la catástrofe de nuestro país (consiste en que) si tu no piensas lo mismo que yo, cojo un garrote y te lo parto en la cabeza”

Hago mías las palabras de Beevor y de Cercas y las aplico, “mutatis mutandis” a Euskadi. Mi libro es un esfuerzo para, en Euskadi, superar la intolerancia y propugnar la escucha del adversario. Sin menoscabo de la justicia, simplemente justa. Por supuesto."        (Javier Elzo , Ssociólogos, 01/12/2014) 

24/6/14

Pablo... España negoció con ETA, Inglaterra con el IRA, y El Salvador con la 'mara' Salvatrucha, por incapacidad para acabar con sus atentados

"El político revelación de esta temporada, Pablo Iglesias Turrión, líder de Podemos, se estrenó ayer en una intervención pública opinando sobre el terrorismo de ETA en la que hacía unas valoraciones bastante simples.

 En respuesta a una pregunta dijo que si tenía ocasión de hablar de ETA en el Parlamento Europeo diría «que ha producido un enorme dolor pero también diría que tiene explicaciones políticas».

Es posible que más de un compañero de la eurocámara le respondiera diciendo ¿y qué que tenga explicaciones políticas? Los parlamentarios italianos podrían contarle que también su terrorismo, tanto el de extrema derecha de Ordine Nouvo como el de extrema izquierda de las Brigadas Rojas, tenía explicaciones políticas.

Los noruegos podrían hablarle durante horas de la inspiración política de Anders Breivik, el terrorista responsable de la matanza de 77 personas; los franceses también podrían darle una charla sobre el antisemitismo que llevó a un compatriota a ametrallar recientemente un museo judío en Bruselas.

 Todos los terrorismos que en el mundo han sido han invocado «explicaciones políticas» y ETA no iba a ser una excepción. Eso no reduce la responsabilidad de los terroristas en sus crímenes, ni añade nada a la explicación del fenómeno. Es sólo una obviedad.

Lo importante no es la motivación política que se esconda detrás del crimen, sino las consecuencias que se quieran sacar de ella. Iglesias Turrión atribuyó a esa condición política de ETA el hecho de que los gobiernos de España hubieran tratado de negociar con la banda terrorista.

Ahí se equivoca radicalmente. Si fueron a hablar con ETA no era por su condición de grupo político, sino por la de terrorista, ya que lo que buscaban era que acabaran con sus crímenes.

El mejor ejemplo de los motivos que llevan a un gobierno a una negociación con asesinos se puede ver en El Salvador. En marzo de 2002, el Gobierno presidido entonces por Mauricio Funes, candidato del FMLN, la antigua guerrilla, comenzó una negociación con los dos principales grupos de delincuentes del país, la Mara Salvatrucha y la Barrio 18, una negociación que condujo a una tregua de los mareros y a una reducción radical del número de asesinatos.

 Hasta Pablo Iglesias Turrión tendrá que reconocer que aquella negociación, amparada luego por organismos de Naciones Unidas, no se debía a motivación política alguna de las maras, sino a la incapacidad del Estado para frenar sus delitos.

 En el país centroamericano lo tenían muy claro. El diario digital Elfaro.net, que reveló la existencia de las negociaciones y que ha seguido detalladamente todo el proceso, publicó el 4 de febrero de 2003 un artículo titulado «lecciones de las negociaciones con pandillas en América y España».

La pandilla de España a la que se referían, era, lógicamente, ETA: «La historia demuestra que numerosos Estados han negociado con organizaciones que recurren a la violencia en aras de que éstas dejen de poner en peligro a la sociedad», señalaban justo antes de mencionar los episodios negociadores del gobierno español con ETA o los británicos con el IRA.

La inspiración política de la pandilla es lo de menos, lo que determina si hay negociación o no es la capacidad del Estado para controlar al grupo terrorista. Y en España se ha logrado controlarlo con los recursos del Estado."              (EL CORREO 24/06/14,
FLORENCIO DOMÍNGUEZ, en Fundación para la Libertad)

15/4/14

La continuidad del terrorismo en Irlanda del Norte cuestiona la legitimación de ETA

"Hace unos días la policía norirlandesa desactivó una bomba lapa junto a una comisaría. Horas antes, una patrulla de la policía fue atacada con un artefacto explosivo. En noviembre un oficial norirlandés descubrió otra bomba lapa debajo de su coche cuando se disponía a llevar a su hija al colegio.  (...)

En primer lugar, la continuidad del terrorismo en Irlanda del Norte cuestiona una de las premisas del británico con la que ya justificó la legitimación de ETA que la declaración de Aiete supuso: no es el terrorismo de ETA la «última confrontación armada de Europa», como engañosamente subraya Powell. 

En segundo lugar, la pervivencia del terrorismo de los grupos escindidos del IRA evidencia que el proceso que Powell presenta como modélico no lo es en absoluto. Ello no le inhibe a la hora de vender sin base alguna sus fórmulas para el País Vasco como una garantía para evitar escisiones en ETA. 

Precisamente la metodología propugnada por Powell en Irlanda del Norte es la responsable de que el desarme del IRA fuera enormemente limitado e incapaz de generar la confianza entre las víctimas que perseguía una verdadera entrega de armas.

 En cambio, la escenificación de un falso desarme se convirtió en una oportunidad propagandística que el brazo político del IRA, el Sinn Fein, rentabilizó. El propio Martin McGuinness llegó a reconocer la falta de transparencia que impidió que los gestos del IRA fueran convincentes.  (...)

En esa línea el IRA recurrió a la complicidad de un religioso protestante y otro católico para concluir sus cuatro actos a través de los cuales dijo haber puesto armas fuera de uso. Con esa hábil escenificación el IRA logró distorsionar su imagen real: la de un grupo terrorista que se negó a desarmarse realmente y a esclarecer asesinatos cometidos con armas que jamás fueron sometidas a análisis forenses. 

Este es un escenario atractivo para ETA, pues la pomposamente denominada Comisión Internacional Independiente para el Decomiso dejó claro que deseaba ahorrarle al IRA una imagen de «derrota» o «culpa».  (...)

La farsa del desarme adquirió credibilidad en no pocos círculos internacionales gracias al aval de los gobiernos británico e irlandés. En esa espiral de concesiones que tanto legitimó a los representantes políticos del IRA fortaleciéndoles electoralmente, el grupo terrorista obtuvo además la promesa de que los activistas con causas pendientes en busca y captura podrían regresar a sus hogares con total impunidad. (...)

Esa es la lógica que Powell desea aplicar en España y para la que cuenta con el apoyo del Gobierno vasco, interesado en evitar una derrota de la ideología nacionalista sobre la que descansa el terrorismo etarra.   (...)

Ese modelo no ha logrado que la violencia en Irlanda del Norte desaparezca, pero sí algo que ya se vislumbra en Euskadi: una considerable impunidad política, moral e histórica de quienes justifican el terrorismo."             (EL CORREO 10/04/14, ROGELIO ALONSO, en Fundación para la Libertad)

10/3/14

Un etarra pide perdón

"Después de pasar veinte años en la cárcel por asesinar a tres personas en Santander, en febrero de 1992, Iñaki Rekarte fue expulsado de la banda ETA por renegar de la violencia.

 Este exetarra se entrevistó en prisión con la viuda de una víctima del terrorismo y le pidió perdón. En aquella conversación, cuenta ahora Rekarte, aprendió la inmensa bondad de una mujer que no tenía odio. Él no se cree capaz de tener una actitud semejante.

Después de pasar veinte años en la cárcel, Rekarte llega a la conclusión de que si haces el mal, la vida te lo devuelve. Ahora no quiere saber nada de la banda terrorista en la que asesinó y que le acabó expulsando. Una prueba más del carácter mafioso de esa secta, en la que se entra de uno en uno pero de la que, hasta hace poco, solo se podía salir en manada.

Dice Rekarte, en una entrevista en la Ser, que la banda, «a ritmo de caracol», acabará disolviéndose y entregando las armas, porque no tienen otra y les falta la cobertura política que en su día tuvieron.

Es relevante el testimonio de un etarra que, como tantos de su generación, entró de joven en la banda, asesinó porque esa era su forma de vida, pasó años en la cárcel y esta reclusión le sirvió para llegar a conclusiones respecto de sus crímenes que le alejó de esa forma de estar en la vida que consiste en arrebatársela al prójimo.

Rekarte pide perdón a las víctimas y se reúne con una mujer a cuyo marido asesinó la banda terrorista ETA. Pero este gesto no puede diluir lo más importante: ha habido una organización terrorista que ha asesinado de manera planificada, sistemática, sostenida en el tiempo, para conseguir unos determinados objetivos. Hay unas víctimas que son la consecuencia del terror creado por una banda para lograr sus fines totalitarios.

Este es el problema. Una organización que se constituye sobre el asesinato y el miedo para lograr el poder e instaurar su dictadura. Unas víctimas que no lo han sido porque sí, que han muerto porque una banda ha decidido asesinarlas de manera calculada. Aquí no ha habido un problema privado entre el que mataba y el asesinado, aquí ha habido víctimas del terrorismo porque una organización totalitaria las ha asesinado para conseguir sus fines.

Bien, la banda terrorista ETA ha sido derrotada por la democracia española. Mientras esa derrota se iba fraguando, ha habido etarras –unos pocos, demasiados pocos–, que han sentido la necesidad vital de pedir perdón a sus víctimas.

 Ha habido víctimas, pocas, que han concedido ese perdón. Ese ejercicio puede ser necesario para el que deja el terror y aceptado por el que lo ha sufrido, pero no puede tapar el problema estructural de una banda que asesinó para ganar y que ha sido derrotada."              (JOSÉ MARÍA CALLEJA, EL CORREO 07/03/14, en Fundación para la Libertad)

13/2/14

A todos los que de mil maneras han padecido la persecución totalitaria de estos aldeanos embrutecidos alrededor del crimen y de la sangre.

"Shalom, Fernando: hoy hace dieciocho años fuiste asesinado por ETA en San Sebastián. Te acecharon desde un portal, salieron a la acera tras tu paso y te dispararon a su manera: por la espalda.

Días después hicieron pintadas en la casa familiar, escupieron a tu viuda por la calle y a tus tres hijos nos pusieron escolta policial. Algunos llaman a eso conflicto, y los más pretenciosos hablan de conflicto irresuelto, o algo así de hueco. No fuiste el primero ni el último: muchos fueron asesinados antes, y muchos después.

 Dispongo de pocas líneas, y sólo puedo mencionar a los heridos, a los amenazados, a los extorsionados, a los silenciados, a los que hubieron de marcharse y a todos los que de mil maneras han padecido la persecución totalitaria de estos aldeanos embrutecidos alrededor del crimen y de la sangre.

 Más de uno querrá partirme la cara por escribir así en San Sebastián, ahora que la mugre política y la manoseada corrección imponen el idioma de la paz, la convivencia, la normalización, la reconciliación, e incluso las pomposas sensibilidades; como si los pistoleros tuvieran alguna.

Trampas del lenguaje de cartón-piedra, empleado con fingida solemnidad por los que desviaban su mirada ante los cadáveres; los que nunca tuvieron que mirar a sus espaldas o los bajos de su coche, ni callar, ni bajar la voz, ni buscar compañías discretas a las que confiar sus opiniones.

Nunca nadie les ofendió, ni lo temieron, e incluso de algún crimen tuvieron noticia en la sidrería o al volver de la playa. En su indolencia sugieren que las víctimas del terrorismo somos un obstáculo para eso que llaman paz: paz por aquí, paz por allá, paz a todas horas, paz hasta en la sopa, paz vestida de fiesta con procesos, ponencias y foros. Ponen la guinda unos telepredicadores que suelen visitarnos desde lugares remotos, con amplias sonrisas y mayores bolsillos.

Para qué querrán tanta paz, me pregunto, si los muertos os limitabais a aguardar el turno de vuestro asesinato, ordenadamente y sin protestar; cada uno a su tiempo, cada uno en su lugar.

Los tuyos seguimos como hace dieciocho años: ni olvidamos ni perdonamos. Expresión de un pasado que no añoramos, que lanzamos al futuro para que la memoria permita siempre identificar y señalar a los criminales. Y desde la acera en que fuiste derribado, frente a los profetas de una paz de neón."          (RUBÉN MÚGICA, EL CORREO 06/02/14, en Fundación para la Libertad)

7/2/14

De modo que nada de exigir que se esclarezcan los cientos de crímenes aún sin resolver, de ETA. Lo mismo que pasó con los crímenes franquistas

"(...) Y ahora llega la mala noticia, porque es verdad que ETA ha sido derrotada… pero no es toda la verdad. El terrorismo de ETA tenía como propósito imposibilitar el funcionamiento de la democracia constitucional en el País Vasco y blindar la hegemonía nacionalista a sangre y fuego, aplicando a sus enemigos la teoría de los tres tercios del fascista croata Ante Pavelic: un tercio muertos, un tercio expulsados y el otro, sometidos. 

En ese empeño los etarras sacudieron el árbol, dando la cara brutal, extorsionadora y asesina. Pero otros recogían las nueces, como muy bien aclara Andoni Unzalu Garaigordibil: “Cientos de profesores de universidad, miles de funcionarios de la Administración pública que se sabían blindados e impunes, han utilizado el terror en beneficio propio.

 Para ir creando ámbitos de poder político, para acceder en desigualdad a esos puestos públicos, para tomar el control de EITB… Terroristas de salón que nunca han querido cruzar la frontera del riesgo, pero que han sido la voz pública del terrorismo en Euskadi. Y lo han hecho en beneficio propio” (Terroristas de salón, enero de 2014, El Diario Vasco). 

Son los ahora empeñados, junto a personas de mejor voluntad y peor información, en el torticeramente llamado proceso de paz. Consiste en diluir la responsabilidad específicamente antidemocrática del terrorismo en la mermelada semántica del conflicto y las violaciones generales de derechos humanos, con el propósito de no renunciar al ventajismo político que consolidaron gracias a él. 

Y para ello cuentan con el apoyo de los partidos nacionalistas, la ambivalencia culpable de los socialistas y ocasionales debilidades de los populares vascos, que no quieren verse aislados y tener a todos contra ellos. La doctrina de fondo es que como ETA ya no es peligrosa, ahora la amenaza consiste en la intransigencia de Rajoy, de Madrid, de España. 

Ahora sí, ya sin mala conciencia, prietas las filas: ¡Sabino y cierra Euskadi! Esto se lo callan los que abogan por hacer pedagogía, como si fuese pedagógico el ocultamiento sectario de la realidad.

De modo que nada de exigir que se esclarezcan los cientos de crímenes aún sin resolver, ni la financiación del terrorismo (antes sabremos de dónde sacó el dinero Bárcenas que ETA).

 Los presos deben ser acercados a Euskadi y después excarcelados porque, como ha dicho el exconsejero de Justicia Joseba Azkárraga, cuando desaparezca ETA ya no debe haber etarras en prisión, por mucho que hayan matado. Por lo visto los asesinatos le parecen actos de guerra que deben quedar cancelados al acabar la contienda…

Frente a esta dejación solo se invoca el respeto a las víctimas, como si hubiera que tener carnet de víctima para deplorar que quienes practicaron o dieron cobertura al terrorismo sean los usufructuarios de su cese. 

Las víctimas reclaman como es de justicia el castigo del daño cometido, pero todos los ciudadanos debemos implicarnos en impedir el daño presente y futuro que acarrea aceptar la exculpación de ETA y la culpabilización del Estado y de quienes colaboraron con él contra la banda. (...)"             (FERNANDO SAVATER, EL PAIS 04/02/14, en Fundación para la Libertad)

6/2/14

Y eso es lo que ocurre a diario en Euskadi: la escena tiene tanto de sexo como esta paz de democracia

"(...) Repasemos groso modo la secuencia, en fin: unos tipos que llevan 40 años poniendo bombas, matando por centenas a inocentes, acosando al que no piensa como ellos y extorsionando al respetable deja de matar, probablemente porque cada vez le era más difícil y, en ese instante, ocurre lo siguiente: sus partidos de referencia (por lo general vasos comunicantes reconocidos) son legalizados, los vascos les votan en masa sin ningún pudor, los partidos que ponían los muertos son castigados y, finalmente, hasta los propios terroristas empiezan a ser excarcelados, pese a tener condenas por miles de años, en cumplimiento de un fallo del Tribunal ¡de Derechos Humanos! (...)

Es la falta de tacto, comprensión y determinación política para entender la diferencia entre ganar una batalla y lograr una victoria lo que hace especialmente trágico el panorama, lo que humilla a las víctimas, lo que extiende la sensación de agravio y lo que hace prosperar liderazgos periodísticos o mediáticos  tan sutiles como un bocadillo de judías pintas con oreja de cerdo: la adopción de un éxito parcial como un triunfo total y la concesión absoluta de todos los privilegios legales que sólo tendrían sentido de haberse sumado al cese de las armas su entrega, la desaparición de sus siglas, la petición de perdón y la condena colectiva de la sociedad vasca; obliga a las víctimas y a quienes las quieren a clamar por la justicia (...)

Todo lo que se ha hecho, desde legalizar Sortu hasta acatar Estrasburgo, es jurídicamente irreprochable. Pero también lo hubiera sido lo contrario: mantener en cuarentena a Batasuna (en media Europa del Este el comunismo de raíz estallinista estuvo prohibido y aún en Alemania es delito proclamarse nazi), suscribir desde Estrasburgo la visión del Constitucional, del Supremo y de la Abogacía del Estado y mantener en prisión a terroristas con 24 cadáveres a sus espaldas hubiese sido igual de legal y sin duda más decente; que ya está bien que los paladines del Tribunal europeo den por supuesto que sus detractores no tenemos los mismos argumentos jurídicos que ellos, al menos la misma buena intención y, creo yo, un poco más de corazón al menos en esto. (...)

Al día siguiente del fallo de Estrasburgo, los amigos de los etarras se abrazaban felices en la portada del Gara. Y las familias de los muertos lloraban en el resto de periódicos. Ese contraste ya es suficiente para detectar el inmenso problema de fondo y la necesidad de de recalcar, las veces que sea menester, que por mucho que queramos la paz, no la queremos a cualquier precio. La resistencia de las víctimas no es una vendetta, sino un recordatorio de que no es lo mismo conseguir que te perdonen la vida que garantizar que no puedan quitártela. (...)

Y eso es lo que ocurre a diario en Euskadi: la escena tiene tanto de sexo como esta paz de democracia."                  (ANTONIO NARANJO, 05/02/14, en Fundación para la Libertad)

14/1/14

De paz por presos, a paz por nada. ETA se rinde sin lograr uno solo de los objetivos por los que empezó a asesinar

"Hubo un tiempo, primeros noventa, en el que los presos de ETA reivindicaban su derecho a cumplir íntegras sus condenas. Un tiempo de grasiento dominio de lo colectivo, en el que las soluciones individuales eran traición. Un tiempo de calor de establo, cuando creían aún en la victoria, y los presos de la banda soñaban con una amnistía triunfal y para todos a la vez.

Los abogados de la banda decían a los presos que se negaran a acogerse a las vías individuales de redención de penas, que les hubieran puesto en la calle sin agotar la condena. El miedo que ETA sembraba en toda España a base de asesinatos, también paralizaba a los presos disidentes, que no se atrevían a salir del rebaño por temor a que la banda les asesinara —como le ocurrió a Yoyes— o por miedo a sufrir rechazo social al volver al pueblo, unidad de medida de pureza revolucionaria.

Si en los años noventa un miembro de la banda hubiera dicho que los presos de ETA tenían que reconocer el daño causado, asumir la ley penitenciaria de un Estado calificado por ellos como opresor, romper el colectivo de presos y recorrer una vía individual pequeño-burguesa para acogerse a los beneficios penitenciarios y salir a la calle, los mismos que hoy han reconocido todo lo anterior, le hubieran asesinado.

La historia de la banda terrorista ETA es la historia de una organización que se ha pasado la vida matando y llegando tarde. Matando también a los miembros de la propia banda (asesinato de Pertur) que llegaron con antelación a las conclusiones en las que hoy están los que han hecho durante años del asesinato una forma de vida.

Kepa Pikabea —24 asesinatos, dos secuestros, 30 años de cárcel en su currículum, expulsado de la banda—, reconoce que la estrategia de asesinar ha sido "inhumana y cruel" y que "hemos cometido muchos actos contra la dignidad humana". (La luz al final del túnel, documental de Eterio Ortega). Al final, cuarenta años de crímenes, secuestros, extorsiones, siembra de odio y miedo, no han servido para nada, decimos cada vez más.

Es duro el balance político y el balance personal. Después de asesinar a diez, quince, veinte personas, después de pasar más de media vida en la cárcel, se llega a la conclusión de que todo eso no ha servido para nada, de que Euskadi podría estar en el mismo nivel político que tiene hoy sin haber apilado casi mil cadáveres.

La reciente declaración del colectivo de presos etarras supone un certificado explícito de la derrota de la banda. (...)

ETA ha pasado, en pocos años, de negarse a aceptar paz por presos, porque exigía la independencia y creía que la lograría doblegando al Estado, a la paz sin libertad para los presos. Medio millar de miembros de ETA siguen en la cárcel sin que ETA haya logrado ni uno solo de sus objetivos. Ni uno.

En unos años hemos pasado del Amnistia Osoa (Amnistía total), al "sálvese quien pueda" de las medidas individuales, a una reinserción que se promueve y que ya no se califica de traición.  (...)

Estamos a un rato de que ETA entregue sus armas, un gesto que tendrá un efecto simbólico y supondrá otro reconocimiento de la liquidación por cese del negocio de matar. Será otro certificado más que acreditará, como lo ha hecho el comunicado de los presos, que ETA se rinde sin conseguir ni uno solo de los objetivos por los que hace más de cuarenta años empezó a asesinar.

 Será otro gesto que acreditará el final de la violencia, un paso más en una banda que, después de cuatro décadas de asesinatos, solo ha conseguido muerte, terror y sufrimiento."                 ( , El País, 31 DIC 2013)

13/1/14

La foto...

Los terroristas liberados tras el fin de la aplicación retroactiva de la 'doctrina Parot' posan el pasado sábado en Durango. / claudio álvarez


"Al principio parece que esa foto podría perjudicar la imagen de paz que la peña que se ha reunido pretende ofrecer a la ciudadanía.

Pero no. Todo está calculado, si se atiende al gesto severo y amenazador con el que nos la echan a la nuca. Entre todos suman más de 300 muertos. Y el gesto está ahí, para que no se nos olvide quiénes son y a qué se dedicaban.

Ahora se dedican a la paz. Pero que nadie se confunda, porque paz no quiere decir perdón ni quiere decir piedad. Lo que se hizo se hizo, porque había que hacerlo. Por la patria y, ahora, por el derecho a decidir. (...)

Yo no me siento amenazado por los jueces, ni por las leyes. Pero sí por esas miradas que nos quieren clavar a todos en la nuca. No están arrepentidos. Están en paz consigo mismos, que siempre lo han estado, y con los demás, porque han cumplido sus condenas.

 Y ahora se han empeñado en la hermosa tarea de traernos la paz a todos. Franco perpetraba la paz con un gesto parecido, aunque se hacía acompañar por curas vestidos de gala. Algunos de estos iban para curas, pero les gusta más disfrazarse de leñadores y cortarse el pelo a mordiscos.

El portavoz fue Kubati, ya saben, el de Yoyes. Mató a su colega porque había decidido ir a la paz por libre. ¿Influirá en su gesto la preocupación por que haya alguien que, como él entonces, considere que pide la paz a destiempo?

Vamos a arreglarlo con un truco fácil, de fotógrafa de grupo japonesa que quiere sonrisas.
Fotógrafa: “A ver, chicos, todos a la vez: nu-ca, nu-ca”.               ( , El País,  9 ENE 2014 )
 

"Hacia finales de los ochenta o por ahí se habló mucho en el País Vasco de “la foto”, en referencia a la que se harían los miembros más conocidos de ETA tras anunciar su disolución (y quitarse las capuchas, puño en alto). 

Sería su último gesto triunfal, consentido por la democracia. La foto del pasado sábado en Durango no tiene nada de triunfal: es la de unos derrotados con aspecto entre patibulario y triste que seguramente sienten que han perdido media vida y cuyas justificaciones, que antes encontraban irrefutables, ya no les convencen ni a ellos mismos. (...)

Desde hace más de 30 años la idea de triunfo ha estado asociada en el mundo de ETA a la de negociación. En su anterior declaración, en junio pasado, el colectivo de presos aún la reclamaba a los Gobiernos de España y Francia: negociación de las consecuencias del conflicto que abriera paso a otra entre partidos sobre sus causas.

 Lo importante no era el contenido sino la negociación misma: que dos Estados de la UE aceptaran negociar con ellos su retirada significaba un reconocimiento de que había habido motivos para la violencia. La batalla por la memoria que quede de ETA se libra en torno a la negociación. 

Pero la referencia a ella ha desaparecido de los comunicados recientes de presos y excarcelados. Al aceptar someterse a la legalidad para acceder a beneficios penitenciarios, se está reconociendo que la vía de la negociación está cegada.(...)

 No habrá foto triunfal, pero la disolución definitiva e incondicional crearía las condiciones para que la opinión pública considere que ni siquiera los asesinos de ETA merecen pasarse el resto de sus vidas en la cárcel. 

Y sin que se abra paso ese sentimiento en la población, ningún Gobierno cambiará la política penitenciaria, ni, en particular, las condiciones de acceso a procesos individuales de reinserción."           (PATXO UNZUETA, EL PAIS 11/01/14, en Fundacion para la Libertad)

18/11/13

La impunidad y la injusticia, esa doble victimización de las personas asesinadas por el terrorismo



"... durante bastante tiempo padecí el error de considerar que el final de ETA pm fue modélico, pero no siempre y no es cierto que no quiera hablar de ello.

 Entre mis defectos no está el de empecinarme en los errores contra la evidencia, ni el de negarme a rectificar. En este que señala Fernando Altuna recuerdo perfectamente el momento en que me caí del guindo: fue un domingo de julio de 2006.

Una de las veces que reconocí esto en público fue ante su madre, Ángela Urcelay y su hermano, Angel Altuna. El 23 de mayo de 2010 presenté el acto de entrega del premio de Covite de ese año a Florencio Domínguez, Rogelio Alonso y Marcos García Rey, por su libro ‘Vidas rotas’, al que asistieron su madre y su hermano.

 La primera, Ángela Urcelay, iba a entregar el premio a Marcos García Rey. Yo le di paso con estas palabras, en las que contaba el preciso momento en que yo me caí del caballo, gracias, precisamente, al hermano de Fernando, Angel Altuna :
“En primer lugar ruego que se adelante Ángela Urcelay, viuda del policía nacional Basilio Altuna, asesinado por ETA en Erentxun, el 6 de septiembre de 1980.
En el mes de julio de 2006, me llamó Jorge Martínez Reverte. Había recibido el encargo de la Fundación de Víctimas del Terrorismo de hacer un documental sobre las víctimas y me convocaba, con otras personas, para una tormenta de ideas, una discusión abierta sobre la cuestión, para sentar las bases del documental
Una de aquellas personas era un joven psicólogo llamado Ángel Altuna Urcelay. Me impresionó mucho por su serenidad, su equilibrio y por la sencillez con la que contó una circunstancia fundamental del  asesinato de su padre.
“Cuando lo mataron”, dijo, con una simplicidad extraordinaria, “el Gobierno de UCD había empezado a negociar con Euskadiko Ezkerra la disolución de los polimilis. El asesinato de mi padre no fue investigado y sus asesinos siguen impunes.”
El relato era turbador para mí, porque yo había considerado en su día que la disolución de ETA Político-Militar había sido un proceso modélico. Lo era, desde luego, si lo comparamos con el proceso de Lizarza, pero había tenido un coste en términos de impunidad que hoy las víctimas no soportarían.
Ángela Urcelay va a entregar el premio a Marcos García Rey.”
Seré ahora más explícito. Aquel proceso estuvo lleno  de trampas, de prevaricaciones judiciales y de periodistas que nos callamos para favorecer aquel proceso. Conocí un caso clamoroso cosas que deberíamos haber contado.

 Uno de los polimilis que se reinsertaron después contó que al volver del exilio y comparecer ante la Audiencia Nacional, el juez le preguntó (las palabras del juez son aproximadas, pero el sentido de las mismas, no):
-Diga si es cierto que usted, en compañía otros secuestró la noche de tal día al director del Banco Herrero en Oviedo , para que les abriera la sucursal, donde de hicieron con cien millones de pesetas.
-Sí, es cierto.
Entonces, el juez se volvió hacia el secretario y dijo: “Aquí, evidentemente, ha querido decir que no”.

 Aunque el llamado proceso de paz de Zapatero ha sido peor, porque ni siquiera ha conseguido la disolución de la banda terrorista, hubo prevaricación y jueces que mancharon las togas con el polvo del camino y periodistas que callamos como putas, ignorantes de que nuestra contribución a las buenas causas está en el cumplimiento del deber que nos impone nuestro oficio: contar la verdad.

 El resultado es siempre la impunidad y la injusticia, esa doble victimización de las personas asesinadas por el terrorismo y relegadas después al olvido: Ángela Urcelay y sus hijos no sabrán nunca quién mató a Basilio Altuna, al igual que los familiares de otras 325 víctimas mortales de ETA, el 38% del total."               (El blog de Santiago González, 11/11/2013)

11/11/13

Durante muchos años legitimamos o permitimos la violencia. Y si fue legítimo antes ¿no podrá serlo después?

"Hace hoy 22 años, un tal Iglesias Chouza colocó una bomba bajo el asiento del copiloto del coche de Antonio, padre de tres hijos. Cuando el artefacto explotó estaban en el interior dos niños de apenas dos años, y el padre. Este pudo extraer con vida a uno de los gemelos, a Alex. Pero a Fabio le dio de lleno la bomba y Antonio solo pudo abrazar unos trozos desgajados e inertes de su hijo recién asesinado.

 La muerte de un hijo, dolor infinito y eterno; se lleva prendido muy dentro. Ese dolor nunca desaparece, se queda ahí dentro, para siempre. La ausencia forzada e impuesta es irreparable, no tiene repuesto, no hay posibilidad de comprarlo, como si fuera un objeto. Te han quitado a tu hijo, lo han matado. Injusticia en grado absoluto.

Hace hoy 12 años, dos chavales de veintitantos años entraron temprano en el garaje de José Mari y lo asesinaron a tiros, delante de Marisa, su mujer, y de Íñigo, su hijo. Unos meses más tarde, esos mismos chicos estaban manipulando un artefacto y les explotó en las manos; se acabaron sus vidas, si podemos llamar vida a merodear tanto con la muerte.

Estas dos tremendas historias son reales, las hemos vivido aquí, con mayor o menor distancia. Las hemos sufrido con mayor o menor intensidad. Pero han sido realidad, inolvidable, inasumible, indignante. Como estos dolores que acabamos de leer ha habido cientos en esta tierra, en estos tiempos. (...)

¿Cómo no vamos a entender que a quien le han asesinado a su ser más querido albergue el deseo de venganza, el de la justicia punitiva, el del ojo por ojo, el de ahí se pudran entre barrotes? Es comprensible querer espantar del modo que sea el dolor infligido. (...)

No obstante, cada individuo violentado, atacado, victimizado… ha de ejercer su derecho a enfrentarse con la reconstrucción personal del modo que estime mejor. Y la sociedad tiene que permitirle ese espacio de reedificación íntima, con atento respeto a sus tiempos, formas y expresiones, y disponer de ayuda para el avance, para que la víctima no eche raíces en ese pasado dolido y, por fin, pueda superar ese trance injusto y dañino. 

Hay que levar ese ancla del lodazal que la violencia quiso establecer. Contar lo que ha sucedido, ser fieles a lo que hemos vivido, relatar los episodios de violencia y las justificaciones que muchas personas y colectivos han manejado para dar peso, justificación y poder a una violencia ejercida contra la sociedad vasca en su conjunto y contra miembros de ella en particular. 

Leer con rotundidad las frases que nos insultaban en muchos muros, del tipo «herriak ez du barkatuko», «ETA mátalos», «Caña al zipaio». Y después de leerlas, comentarlas. Comentar que, en efecto, ETA venía por detrás y pegaba tiros y ponía bombas. Y perseguía, amenazaba y atemorizaba a gran parte de la sociedad, esa que no comulgaba con su totalitaria ideología. (...)

En fin, nuestra historia cercana, vivida y, ahora, necesariamente repasada, como un libro abierto, imprescindible, escrito por muchos, a todo color, a todo dolor, con un objetivo ineludible: ser honesto en el relato y ser conscientes de que nuestros hijos deben aprender en carne casi propia la lección de que por el erróneo camino de la violencia, nada respetable podrán conseguir.

 Por último, eso que está tan en boga: miremos al futuro y dejémonos de monsergas de remover el pasado. Es superchulo decir esto, cualquiera se puede apuntar y queda como un estupendo demócrata, qué hay de malo en ello, el futuro lo merece.   (...)

Hubo muchos errores, especialmente porque, durante muchos años legitimamos o permitimos la violencia. Y si fue legítimo antes ¿no podrá serlo después? Y, además, están las personas, las víctimas, las ofensas, el poso que la violencia ha dejado aquí. 

Para analizarla y curarla hagamos una labor de honestidad histórica y rigor ético: matar es matar. Condenarlo es ineludible y no hay dos violencias, dos bandos, dos enemigos… no. (...)

El domingo conmemoramos la memoria, esa molesta nube que nos indica que aquello nunca más ha de repetirse y, a la vez, nos ayuda a elaborar un suelo ético por el que movernos en adelante. Un abrazo muy fuerte para Arantxa, Antonio, Marisa, Jordi e Íñigo."           (FABIÁN LAESPADA / Profesor de la Universidad de Deusto, EL CORREO 07/11/13, en Fundación para la Libertad)

27/10/13

España es el único país de la Unión Europea, con Portugal, que no tiene cadena perpetua, revisable o no. De ahí la doctrina Parot

"Después del llanto y crujir de dientes producido por el fallo del Tribunal de Estrasburgo, bastante justificados, conviene recuperar la compostura y recordar unas cuantas cosas que ayuden a superar la tendencia patriótica a la autoflagelación (y de paso cuestionen el júbilo de los proetarras y asimilados, a los cuales podíamos hacerles la misma pregunta que a la hiena necrófaga: “¿De qué coño se ríen?”) . 

La llamada doctrina Parot no ha sido tumbada ni desautorizada y sigue siendo tan razonable como siempre. Es una respuesta lógica a la necesidad de adecuar proporcionalmente la pena al delito cometido. No tendría ningún sentido condenar a un asesino a miles de años de cárcel si la remisión de su condena a todos los efectos solo pudiera operar sobre los 30 años —ahora 40— de cumplimiento máximo de la pena.

 Ya sabemos que nadie va a estar mil años encarcelado, pero esa enorme condena no pude tener otro objetivo que garantizar que los beneficios penitenciarios que puedan corresponder al reo no abreviarán su estancia en prisión como si sus delitos fueran de menor cuantía. (...)

A fin de cuentas, podemos enorgullecernos de que España no ha sido castigada por tener una legislación atroz, sino, al contrario, por no haber aceptado la legislación más dura vigente en otros lugares. Junto con Portugal, España es prácticamente el único país de la Unión Europea que no tiene cadena perpetua, sea revisable o no. 

Muchos nos alegramos de ello y queremos que siga siendo así, pero en casos como el que nos ocupa comprendemos la comodidad que ofrece a los jueces esa condena a perpetuidad. Nadie puede creer que un criminal que hubiese causado decenas de víctimas en las fuerzas de seguridad de Inglaterra o Francia iba a salir en libertad tras 20 años de cárcel, ni tras 40 ni probablemente nunca.

 Es cierto que esas condenas son revisables y que se tiene en cuenta el arrepentimiento del recluso, pero tal arrepentimiento nada tiene que ver con un pesar de corazón por las fechorías cometidas, sino que exige demostrarse colaborando activamente con la policía para detener a los cómplices o esclarecer otros delitos. 

 Los pentiti de la Mafia italiana no se limitan a llorar sus pecados, sino que denuncian y dan testimonio contra los capos: así se salvan a veces de la cadena perpetua. 

Por eso no hace mucho 18 condenados a reclusión de por vida en Francia pidieron que para ellos se reimplantase la pena de muerte: porque sus delitos atroces no eran del tipo que permite delatar a jefes o cómplices y por tanto no les cabía esperar razonablemente abreviamiento de su prisión. 

En nuestro país las cosas están establecidas de otro modo, hemos intentado compensarlo con medidas suplementarias y nos han pitado fuera de área jueces representantes de los países que no se andan con tantas contemplaciones.  (...)

Y ahora volvamos a una cuestión más de fondo. Es evidente que España, el último país de Europa que ha padecido un largo y sanguinario terrorismo que ha amenazado seriamente el desarrollo de su democracia, podía esperar una comprensión distinta de los países europeos que durante décadas permanecieron ajenos a nuestra tribulación, miraron para otro lado o hasta mostraron mayor tolerancia social para los criminales que para sus víctimas. Algo no hemos debido explicar bien, no solo en Europa sino en América (...)

Supongo que de nada servirá recomendarles a ellos y a otros —incluyendo españoles, desde luego, cuya buena voluntad en casos como este ya es más difícil suponer— un repaso de lo que ha sucedido en el País Vasco y de lo que pasa ahora como el que lleva a cabo Teo Uriarte en su reciente libro Tiempo de canallas. La democracia ante el fin de ETA (editorial Ikusager). Recuérdalo tú y recuérdaselo a otros, como se ha dicho en ocasiones semejantes…"                    (Fernando Savater, El País, 25/10/2013, Kairoi)