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27/11/23

Consuelo Ordóñez: "Me preocupa cómo se ha extendido ese odio que yo he vivido toda la vida, que se haya exportado al resto de España, que odiar se haya puesto de moda. Un odio que solo conduce a la violencia, como estamos viendo con estas manifestaciones"... "¿Cómo no voy a saltar contra cualquier líder político que utilice el terrorismo que hemos vivido para frivolizar, banalizar y, sobre todo, para rentabilizarlo, tratando a las víctimas como si fuéramos mercancía política?"... Nosotros siempre hemos estado muy solos. Éramos como la peste, lo más incómodo que había en la sociedad en la que hemos nacido, crecido y vivido... La banalización del terrorismo ha estado instalada siempre en la sociedad vasca y navarra... Nosotras somos el mejor ejemplo que este país ha tenido frente al odio, el mejor ejemplo de convivencia democrática y pacífica. Pero parece que este país no ha aprendido nada de nosotras. Y eso también duele. Pero seguiremos trabajando porque somos más necesarios que nunca

 "Consuelo Ordóñez (Caracas, 1959) lleva veinticinco años luchando sin descanso por y para las víctimas del terrorismo a través de la asociación Covite. Pero no está acostumbrada a recibir premios. De hecho, hasta el momento, más allá de una medalla de Instituciones Penitenciarias, solo ha recibido dos. El primero se lo otorgó hace pocas semanas la Fundación Hay Derecho. Y el segundo se lo acaba de conceder infoLibre en la categoría de Compromiso Social. "Estamos empezando a recoger los frutos de tantos años de trabajo", dice con orgullo al otro lado del teléfono.

La hermana de Gregorio Ordóñez, concejal del PP de San Sebastián asesinado por la banda terrorista ETA en 1995, atiende a este diario el mismo día que ha fallecido el pintor y escultor Agustín Ibarrola. Con él, como quien dice, comenzó todo. Fue el primero que se acercó al colectivo cuando nadie quería tener nada que ver con él, cuando eran lo más incómodo que había, cuando les tenían como apestados. Y les diseñó el logo, la chiribita. "Nuestro querido referente, siempre vivirá con nosotros", apunta Ordoñez. 

¿Cómo recibe el premio al compromiso social otorgado por este diario?

Yo estoy acostumbrada a recibir hostias, no premios. De hecho, es el segundo que me otorgan en toda la vida. Por tanto, lo acojo con ilusión y agradecimiento, porque eso quiere decir que estamos recogiendo los frutos de tantos años de un trabajo que nos ha costado mucho visibilizar. Un trabajo muy duro y que, también, hemos tenido que hacer con mucha soledad. 

 Porque nunca hemos estado arropados por nadie. ¿Cuántos artistas, cuantas personas del mundo de la cultura, vascos, famosos, se solidarizaron con nosotros? ¿Cuántos empresarios nos han ayudado? ¿Cuánta gente de la calle? ¿Qué hacían cuando ETA nos mataba? Nosotros siempre hemos estado muy solos. Éramos como la peste, lo más incómodo que había en la sociedad en la que hemos nacido, crecido y vivido.

Pero también, a parte de la soledad, hemos sufrido la estigmatización de la mayor parte de la sociedad española. Primero, en el País Vasco, estigmatizados por el nacionalismo y la izquierda abertzale. Y luego la izquierda de este país, que siempre nos ha estigmatizado porque ha pensado que si eres víctima de ETA tienes que ser de derechas.

Usted lleva años trabajando por y para las víctimas del terrorismo. ¿Considera, a día de hoy, que algo tan grave como el terrorismo se está banalizando?

 La banalización del terrorismo ha estado instalada siempre en la sociedad vasca y navarra. La izquierda abertzale siempre ha banalizado y ha deshumanizado a las víctimas, nos ha tratado como cosas para poder justificar que para ellos el terrorismo era su herramienta política. Antes HB. Y hoy sus herederos políticos, que están en el Congreso de los Diputados y en las instituciones vascas, donde son segunda fuerza. Aún ni siquiera se han atrevido a decir que matar estuvo mal. Lo siguen justificando, lo siguen legitimando.

¿Y qué le parece la instrumentalización política que se hace de este asunto?

Si te refieres a la que hacen determinados líderes políticos y determinados partidos, es algo que llevamos denunciando muchos años, aunque ahora se visibiliza mucho más. De hecho, el artículo 2 de nuestros estatutos, que es donde está nuestra seña de identidad, dice lo siguiente: "Covite como colectivo es absolutamente independiente de cualquier partido político. Nuestros objetivos tienen que ver con la dignidad del ser humano y, en ese sentido, están muy por encima de cuestiones partidistas. Es independiente de cualquier partido político u organización similar, valor irrenunciable que nos otorga libertad plena de crítica y coherencia con nuestros fines".

 Lo que nosotros defendemos está relacionado sólo y estrictamente con la dignidad del ser humano. Estamos, por tanto, por encima de cuestiones partidistas, somos independientes. Lo que queremos es memoria, verdad, justicia y dignidad. Y esto último implica tratarnos con respeto, no banalizar o respetar la naturaleza intrínseca de las víctimas, que es la pluralidad ideológica. Porque antes que víctimas somos personas y somos reflejo social.

Por tanto, ¿cómo no voy a saltar ahora contra cualquier líder político de cualquier partido que utilice el terrorismo que hemos vivido para frivolizar, banalizar y, sobre todo, para rentabilizarlo, tratando a las víctimas como si fuéramos mercancía política? ¡Pues igual que me indigno todos los días con el discurso legitimador que, todavía hoy, tienen los líderes de la izquierda abertzale! Que se diga que ETA sigue existiendo o se utilice eso de "Que te vote Txapote" son cosas que duelen. Y yo voy a defender la dignidad de todas y cada una de las víctimas.

¿Ha fallado el Estado a la hora de dar respuesta a las víctimas del terrorismo?

Nosotros nacimos con una seña de identidad clara: la defensa del Estado de Derecho y las instituciones. Pero eso no quita que nos hayan defraudado. La justicia de este país ha fracasado rotundamente con las víctimas de ETA. Mira, a lo que más esfuerzo hemos dedicado es a documentar la justicia no impartida con las víctimas del terrorismo. Y el panorama es desolador. En 2018, cuando analizamos todas las sentencias que se habían dictado, nos dimos cuenta de que sólo 76 víctimas de 24 atentados tenían a todos los que participaron en los mismos juzgados y condenados.

 Y cuanto más sé, más me indigno y más me duele. Cuando me encuentro con una víctima que no ha tenido justicia, me doy cuenta en muchos casos de que el origen de esa impunidad es la falta de investigación de los órganos judiciales. Se archivaban causas sin investigar. Todo dependía de en qué juez y en qué fiscal recayera. Ahora, estamos con un proyecto de investigación de sumarios sin esclarecer para intentar saber qué ha pasado para que más de la mitad de las víctimas de ETA no hayan tenido justicia en este país. ¿Y sabes lo que nos hemos encontrado al descender al papel? Casos en los que el mismo día se dicta un auto incoando sumario y otro diciendo que ya se han hecho las diligencias de investigación y archivando. Eso es un juez corrupto.

Hay jueces, por tanto, que han actuado con la debida diligencia, con responsabilidad, cumpliendo con sus obligaciones. Y otros que han sido unos irresponsables, han cometido gravísimas negligencias y hasta han sido corruptos. Y no es uno, ni dos. Llevamos no tantos sumarios en papel investigados y en dos años me he encontrado ya cinco casos iguales. ¿Cómo se van a resolver los crímenes cuando no los investigas?

¿Y los distintos Gobiernos?

Mira, llevo trece años sufriendo el maltrato institucional. Nosotros, en 2010, cuando aún era un borrador, advertimos de que si sacaban la ley estatal de víctimas del terrorismo como estaba iban a cometer la mayor injusticia entre víctimas, porque lo que se dice es que la vida de aquellas que no han tenido justicia vale la mitad que la de los que sí la han tenido. No nos hicieron caso. Luego, llegó el PP, que supuestamente dice que es de los nuestros. Y tampoco. Siete años estuve peleando con ellos, y solo era necesaria voluntad política, quitar una tabla de la norma e igualar las indemnizaciones.

 Con este último gobierno tenía la esperanza de que me hicieran caso. Y estuvieron a punto. Pero no, no les ha dado la gana, tampoco les debemos importar. O al menos a la ministra María Jesús Montero, que es la que se negó a hacer nada por nosotros.

Nos sentimos, por lo tanto, maltratados por las instituciones. Pero, sin embargo, seguimos creyendo en ellas. Somos los que más motivos tenemos para estar defraudados, pero las defenderemos siempre.

¿Cómo percibe la situación política en nuestro país? ¿Le preocupa la crispación y polarización que estamos viviendo?

Me preocupa cómo se ha extendido ese odio que yo he vivido toda la vida, que se haya exportado al resto de España, que odiar se haya puesto de moda. Un odio que solo conduce a la violencia, como estamos viendo con estas manifestaciones. Un odio que siempre está basado, primero, en la mentira. Y que sirvió en su día para que ETA matara y atentara contra la vida de miles de personas en este país. A eso lleva el germen del odio.

Hasta yo, que soy la presidenta de Covite, lo estoy sufriendo en redes sociales. Nosotras somos el mejor ejemplo que este país ha tenido frente al odio, el mejor ejemplo de convivencia democrática y pacífica. Pero parece que este país no ha aprendido nada de nosotras. Y eso también duele. Pero seguiremos trabajando porque somos más necesarios que nunca."                         (Álvaro Sánchez Castrillo , InfoLibre, 20/11/2023)

5/10/21

Difícil escribir sobre Alfonso Sastre. Quería que me explicara el atentado de ETA en la Cafetería Rolando -12 muertos- en el que tanto él como su mujer, Eva Forest, colaboraron con los terroristas. “¿Me parece estar hablando con un policía?”. Ahí terminó el encuentro.

 "(...) Difícil escribir sobre Alfonso Sastre. Mi primera y última conversación no llegó a los postres. Quería que me explicara el atentado de ETA en la Cafetería Rolando -12 muertos- en el que tanto él como su mujer, Eva Forest, colaboraron con los terroristas.

 “¿Me parece estar hablando con un policía?”. Ahí terminó el encuentro. Luego se fue a Fuenterrabía y montó gracias a Herri Batasuna la editorial Hiru y se quedó con ellos hasta que la muerte los separó. 

Nunca aprecié la obra teatral de Sastre -ayudé en el montaje de “Guillermo Tell tiene los ojos tristes”, que me parece infumable-, menos aún sus ensayos político-literarios. Sé de la inquietud de Peter Weis, que nunca congenió con él.

Hombre oscuro y limitado, en la obra y en la vida, no así su mujer, la que bien merecería un relato pormenorizado, que trabajó de enfermera con psiquiatras tan contrapuestos como López Ibor y el escritor Martín Santos, pasando luego por las instituciones de la Cuba de Fidel hasta acabar en trágicas operaciones con Herri Batasuna y ETA. La feminista Lidia Falcón fue una de las víctimas de sus andanzas. (...)"                      (Gregorio Morán, Vox Populi, 25/09/21)

20/1/20

Los que cruzan una viga de hormigón en la vía son... escoria, o ¿terroristas?



Los que cruzan una viga de hormigón en la vía son escoria.


5:21 p. m. · 18 ene. 2020Twitter for iPhone


Prealerta #FERROCAT Col·lisió tren passatgers amb viga formigó a uns 2 km de l'estació de #Tordera direcció Maçanet. No hi ha ferits

R1 Rodalies
@rod1cat
·
Tren L'hospitalet 14:04 - Maçanet, 15: 57 aturat entre Blanes i Tordera per atropellament d'obstacle col·locat a la via.
4:31 p. m. · 18 ene. 2020Twitter for Android

3/1/20

Xavier Rius: Una de las cosas que más miedo me da del proceso es el blanqueo de ETA y de rebote de Terra Lliure... no sé si es para idealizar el pasado -como los etarras a los que comparaban con gudaris- o la tentación del futuro. Al fin y al cabo tenemos un presidente de la Generalitat tentado por la vía eslovena.

"Una de las cosas que más miedo me da del proceso es el blanqueo de ETA y de rebote de Terra Lliure. Terribas hablando de “independentismo combativo” en un programa de Catalunya Radio.

Xavier Graset presentando a Carles Sastre como un “gran reserva del independentismo” en otro de TV3. El actual jefe de informativos de la cadena pública, David Bassa, tiene un libro titulado “L’independentisme armat a la Catalunya recent” (2005). Ojo al detalle: No habla de terrorismo, habla de “independentismo armado”.


Y, por supuesto, Arnaldo Otegi tiene derecho a hacer una vida normal tras haber cumplido condena. Pero una cosa es hacer vida normal y otra recibirlo como un héroe en el Parlament o en TV3. Yo estaba el día que visitó la cámara catalana. ¡Parecía una estrella de rock! Hasta llegó en furgoneta. La presidenta Carme Forcadell recibiéndole en su despacho. Y el vicepresidente primero, Lluís Corominas, de Convergencia de toda la vida.

Quizá porque, por razones profesionales, me tocó cubrir algunos atentados y hablar con las familias.


Recuerdo, por ejemplo, a un coronel tiroteado a la puerta de su casa en la calle Tenor Massini de Barcelona. Su mujer me dijo que “lo han matado como a un conejo”. Tenía cinco hijos. O aquel otro, también en los años 90, que falleció en el atentado de ETA con lanzagranadas contra el Gobierno Militar de Barcelona. Vicente Beti Montesinos dejó dos hijas de 16 y 14 años de edad. Era oficinista. Trabajaba en una empresa transitaria cercana. Le pilló la onda expansiva.


Por eso, cuando me desplacé a Sevilla, quise rendir un homenaje personal al concejal del PP Alberto Jiménez Becerrill y a su esposa, Ascensión García Ortiz. Él tenía 37 años. Ella, 39. Por supuesto no los conocía. Pero cuando los mataron ya me impresionó su muerte.


Dejaron tres niños de ocho, siete y cuatro años de edad. Se conocieron en la facultad, estudiando derecho. Él se dedicó a la política desde bien joven. A los 25 ya era secretario general del PP de Sevilla. Ella se hizo procuradora de tribunales.


Días después del asesinato, el preso etarra Ignacio de Juana Chaos escribió en una carta interceptada por la Policía: “En la cárcel, sus lloros son nuestras sonrisas y terminábamos a carcajada limpia (…). Me estoy tragando todas las noticias de la ekintza (acción) de Sevilla”. (1)


La sentencia explica que el atentado fue ordenado por José Javier Arizcuren Ruiz (“Kantauri”), entonces jefe de los comandos ilegales de ETA. La estrategia de matar a políticos había empezado con el también concejal del PP Gregorio Ordóñez en San Sebastián. Pensaban que así negociaría el Estado. Kantauri instruyó a los miembros del comando Andalucía José Luis Barrios, Mikel Azurmendi y Maite Pedrosa.


El sábado 1 de enero de 1998, a la una y cuarto de la noche, cuando la pareja volvía de una cena con amigos en el bar Antigüedades. Barrios y Azurmendi se dieron cuenta de que estaban en el bar. Y, al salir los siguieron durante 245 metros. En un momento determinado, Jiménez Becerrill se dio cuenta de la presencia de dos inviduos y aceleraron el paso. Cuando se hallaban a entre 30 y 60 centímetros, el concejal se giró bruscamente y Azurmendi “disparó en la cabeza” según la sentencia. Ya desplomado en el suelo, mientras su mujer pedía auxilio “a gritos”, Maite Barrios “disparó a corta distancia a la base de la nuca”. “Sufrieron lesiones tan graves” que fallecieron en el acto.


El 30 de enero del año pasado la agencia Europa Press publicó un reportaje de ellos en conmemoración del 20 aniversario de su asesinato. Parecía una pareja de película. El Ministerio del Interior publicó un vídeo en el que todavía aparecen sonrientes. Me acerqué al lugar de los hechos: la calle Don Remondo, una de las callejuelas que va a parar a la Giralda. Es una calle triste. A pesar de su proximidad con la catedral de Sevilla pasan pocos turistas. Al inicio hay un hotel de cuatro estrellas, con excelentes vistas, y un poco más allá -antes de la placa que conmemorar el lugar en el que fueron asesinados- la delegación de Caritas.

 En Sevilla hay otros sitios donde se homenajea al edil. Pusieron una calle a su nombre -que divisé desde el autobús- y en Triana hay otra. No en vano era teniente de alcalde del popular barrio sevillano.

Por eso me da miedo el blanqueo de ETA. Lo que decía: no sé si es para idealizar el pasado -como los etarras a los que comparaban con gudaris- o la tentación del futuro.


Al fin y al cabo tenemos un presidente de la Generalitat tentado por la vía eslovena. “Los eslovenos decidieron tirar adelante con todas las consecuencias. Hagamos como ellos y estemos dispuestos a todo por vivir libres”, dijo en un acto en Bruselas para presentar el Consejo de la República.


Y recuerdo que, tras la polémica aparición de Carles Sastre en TV3, la sobrina de Josep María Bultó publicó un carta en El Periódico.


Decía así: “Bultó no murió de un ataque de corazón, ni de un cáncer, sino porque su entrevistado, Carles Sastre, entró en casa del señor Bultó mientras comía con su familia y, a punta de pistola, le adosó una bomba al pecho, bajo amenaza de hacerla estallar si José María Bultó no pagaba 500 millones de pesetas. Horas después, la bomba estallaba, despedazando en mil partes el cuerpo de Bultó”.

“Carles Sastre -añadió- fue condenado por este asesinato y por él no ha pagado ni la mitad de su condena”.


Sastre, por cierto, intervino en el mitin final tras la huelga general -aquí las llaman paro de país- del pasado 18 de octubre. Como una estrella."              (Xavier Rius, director de e-notícies, 02/01/20)


"Flirteos de alto riesgo- Puigdemont y sus amigos de Terra Lliure.

 Los recientes episodios de grave violencia protagonizados por sectores del independentismo en diversos puntos de Catalunya, en el marco de las protestas contra la sentencia del Tribunal Supremo por los hechos del otoño de 2017, demuestran, según fuentes de la oposición parlamentaria, los riesgos de la tolerancia con este tipo de actuaciones y con sus promotores.

Ests fuentes se refieren no sólo a los ánimos que el presidente Torra ha dado a grupos como los comités de defensa de la república (CDR) o el tsunami democrático, sino a las numerosas ocasiones en las que el ex presidente Puigdemont ha exhibido de manera pública una excelente relación -aparentemente- con antiguos miembros de la extinguida Terra Lliure.

Estas situaciones, dicen las mismas fuentes, no sólo son consideradas como un cierto aval por algunos sectores violentos, sino que además perjudican la imagen de Catalunya tanto en el conjunto del Estado español como en un nivel internacional. Es difícil sostener que el independentismo es un movimiento pacifista cuando uno de sus líderes más influyentes mantiene este tipo de relaciones."            (e-notícies, 03/01/20)

3/10/19

La ósmosis Batasuna-Torra

"Los indepes, al 99,99% son pacifistas y civilizados. Así, no deben pasar por alto que algunos de sus dirigentes, como los presidents Carles Puigdemont y Quim Torra, flirtean con activistas violentos. Y con exterroristas no arrepentidos. Lo hacen en entrevistas, tuits y declaraciones.

Esta ósmosis, creciente desde 2015 —cuando 24 exmiembros de la terrorista Terra Lliure firmaron un manifiesto pro investidura de Artur Mas—, supone una drástica ruptura del cordón sanitario militante contra los violentos mantenido hasta entonces por el nacionalismo. Esa ruptura ensombrece al movimiento separatista. Le enajena simpatías. Y procura un blanqueo retrospectivo de la violencia. La de baja intensidad, como los escraches de los CDR, a los que Torra anima a “apretar” (1/10/2018), quizá porque, solícito, “yo tengo a toda mi familia apuntada a los CDR” (12/5/2018).

O la (distinta) violencia mortífera. Como los asesinatos cometidos por el Exèrcit Popular Català/Terra Lliure contra el industrial José María Bultó o el exalcalde Joaquín Viola, en 1977, con bombas retardadas adheridas a sus cuerpos con esparadrapo. La prescripción por el paso del tiempo o el cumplimiento de penas de cárcel reintegra a los violentos sus derechos cívicos. Pero eso no implica un deber de jalearlos en los medios públicos, como han hecho TV-3 y Catalunya-Ràdio en 2015 con el hoy sindicalista indepe y ex Terra Lliure Carles Sastre (condenado a 30 años por asesinar a Bultó; cumplió 11). Le ensalzó Xavier Graset como “gran reserva del independentismo” y le recibió Mónica Terribas como a uno de “los históricos del independentismo combativo”, uno de “los compañeros de Terra Lliure”. Ni obliga a Torra a invitarle a la solemne presentación de la Casa de la República (30/10/2018).

Ni justifica ensalzarlos con “visitas de Estado” al Parlament, como hicieron Carme Forcadell y Puigdemont (18/5/2016) con Arnaldo Otegui (ex Herri Batasuna, líder de EH Bildu), o rendirle pleitesía en una visita de Torra a Euskadi (7/11/18), mientras despreciaba los consejos del lehendakari Íñigo Urkullu. O a recibirle —Puigdemont— con todos los honores en Waterloo (7/11/2018) o conspirar con él en Suiza. Ni tampoco a acoger, gozoso, en la Casa de la República, al también fundador de Terra Lliure, entrenado por ETA, Frederic Bentanachs (2/9/2019).

Ni el transcurso del tiempo, ni la redención carcelaria borran la memoria histórica democrática. Ni las fechorías del dictador. Ni los asesinatos de los terroristas y sus cómplices políticos.

Son malas compañías. Porque Sastre se opuso a la disolución de Terra Lliure. Y Otegui habrá reconducido a los etarras, pero aún debe condenar solemnemente sus crímenes. Y Bentanachs sigue apoyando la violencia, pero no la callejera: “La violencia la enmarca el pueblo y cuando la marca todo un pueblo ya no son disturbios, es un hecho revolucionario (…), si se tiene que ocupar el Parlament, se ocupa, pero no se entra a enganchar un adhesivo y salir por patas”, reivindica (10/12/2018).

A esta historia le falta un protagonista rutilante. El abogado de Puigdemont y Torra, Gonzalo Boye. Amerita más espacio."                      (Xavier Vidal-Folch, El País, 29/09/19)

28/5/18

No meteos conmigo porque soy de los vuestros. Los que conocimos lo de Euskadi afrontamos ahora algo muy diferente. Aquí no hay sicarios armados sino colaboradores autosatisfechos. Ahí está la diferencia entre una sociedad violenta y una sociedad mafiosa...

"Estamos alcanzando niveles dignos de la Edad Media y sus discusiones de altura. El nominalismo, por ejemplo. ¿Las cosas se limitan a ser nombres o hay algo más allá de cómo las bautizamos? ¿Qué es lo que define al terrorismo? ¿La violencia del Estado sobre los ciudadanos o el acoso con amenazas de muerte de un grupo de individuos sobre otros?

 ¿Lo de Alsasua se reduce a una pelea de bar entre borrachos o es el ataque premeditado de un grupo de simpatizantes de una ETA ya disuelta pero sin desaparecer del todo?


Como aseguran que vivimos en tiempos líquidos, el último estímulo teórico para nominalistas del siglo XXI, hay que conformarse con acercarnos a las cosas pero nunca decirlas de manera concreta.

 ¿Cuántas hostias y patadas y agresiones han de recibir dos guardias civiles fuera de servicio y mientras se toman unos vinos con sus novias, para que la violencia alcance la categoría de terrorismo? El agudo jurista de turno que sería capaz de pedir la máxima pena y sin atenuantes que conduzcan a la represión, el mismo que en su plácida vida de toga y café con leche no dudaría si le afectara a él, a su patrimonio o a su familia directa, considera imprescindible que en los casos de terrorismo no sea tan importante la violencia como la organización.

 Una panda de fanáticos, borrachos o no, entre pincho de tortilla y chistorra, le pueden abrir la cabeza, incluso matarle como hacen los hooligans futboleros semana tras semana, pero no forman una red terrorista. Les falta organización e intención de cambiar las estructuras del Estado. De momento se conforman con echarte del pueblo en el que gozan de propiedad e impunidad.

De un tiempo a esta parte, el terrorismo se limita al fanatismo islámico; cualquier otro similar debe ser tratado de altercado, falta por lesiones, o alguna de esas palabrejas con las que se designan los delitos de menor cuantía. Luego la ley es susceptible de la interpretación que le pete al señor juez, siempre respetuoso con la letra de la legislación y menos considerado respecto a sus contenidos. 

 Un par de ancianos acaban de ser atracados en su casa. Los jóvenes asaltantes no se han parado en barras a la hora de apalearlos con ensañamiento. Aprovechando la oportunidad, el viejo en vez de regalarles sus miserables ahorros agarra un revólver y dispara a uno de sus verdugos. Le da en la cara y le mata, pero según el juez o la jueza eso constituye un exceso. Cabían otros procedimientos. 

Por supuesto que cabría que hubiera obligado a los violentos asaltantes a leer en voz alta unas páginas de Santa Teresa, o unos versos de Fray Luis, y luego cada uno a su casa. Es una suerte gremial el que los chorizos no tengan inclinación por los domicilios de los magistrados.

 Casi se puede decir que están exentos de tomar decisiones que afecten a sus vidas, como qué se hace con un atracador violento o la agresión sañuda a sus familiares más queridos. Son como espíritus puros que sólo interpretan la ley. Los demás tenemos también que interpretar nuestros peligros, actos y decisiones.


A mí hay un gesto de un vecino del juez Llarena en Das que me provocó arcadas y que, siguiendo la costumbre, no fue registrado con los pelos y señales que merecería el caso. Cuando un grupo de amigos de la butifarra y la señera, asimilados a la CUP, le pintaron amenazas e insultos en la casa, se equivocaron y dejaron su cagarruta política en el chalet del vecino. 

Hasta aquí todo normal como la vida misma en la Cataluña de las Sonrisas. Lo llamativo, al menos para mí, fue que el vecino se aprestó a anunciar incluso en el mismo lugar del ataque, que se habían equivocado de casa y que él no tenía nada que ver con el juez Llarena. Es decir, no meteos conmigo porque soy de los vuestros o al menos me siento más cercano a vosotros que al temerario magistrado del Supremo. 

Esta era una práctica corriente en el mundo de la Alemania nazi​ o durante la atufante dictadura estaliniana. Convenía decirlo para evitar problemas futuros y presentes. Yo no me meto en líos y soy un probo ciudadano. El que algunos añadamos que además es un cobarde y un cómplice pasivo de la violencia se limita a una apreciación que cuenta con muy pocos partidarios.


¿Qué dosis de violencia y de odio se necesitan para ser un cómplice del terrorismo? Los que conocimos lo de Euskadi afrontamos ahora algo muy diferente. Aquí no hay sicarios armados sino colaboradores autosatisfechos. Ahí está la diferencia entre una sociedad violenta y una sociedad mafiosa."               (Gregorio Morán, Crónica Global, 21/04/18)

14/7/16

Loquillo: ¿Cuántas veces me había cruzado con cualquiera de las víctimas que ahora eran evacuadas en ambulancias rodeadas de humo? Gente del barrio, héroes de clase obrera, inútilmente asesinada por unos indeseables puestos hasta arriba de furor patriótico

"Era 19 de junio de 1987, 'Mis problemas con las mujeres' apuntaba maneras, el éxito nos esperaba a la vuelta de la esquina. Cuando llegamos al hotel, la cocina estaba cerrada. No eran tiempos de 'room service'. Entramos en un bar cercano y al traspasar el umbral la televisión nos escupía sin pudor la cara del horror.

En la frontera entre el final de la inocencia y el gran 'business', el atentado de Hipercor nos quitó a muchos la venda de los ojos. La nueva España de la que éramos representantes no estaba tan alejada del tardofranquismo, presente en la sociedad española como un zombi que se niega a reconocer que está muerto.

Recuerdo el instante como si fuera ayer, quién no. La rabia, la impotencia, el 'flashback' de un apartamento a cien metros del establecimiento que vio pasar el final de mi adolescencia. ¿Cuántas veces me había cruzado con cualquiera de las víctimas que ahora eran evacuadas en ambulancias rodeadas de humo? Gente del barrio, héroes de clase obrera, inútilmente asesinada por unos indeseables puestos hasta arriba de furor patriótico.

Han pasado 29 años de aquel horror. Los 21 muertos que dejó la tragedia siguen muertos, los 45 heridos, estigmatizados, porque hay heridas que no cicatrizan jamás. Y las víctimas. ¿A quién le importan? «Hay que pasar pagina», dicen. No hay que remover el pasado.

Y así, el ciudadano recibe los golpes de la intransigencia, del odio ancestral o del reparto de poder y siendo totalmente prescindible, está obligado a pasar página. ¿Conocen aquello de que el mayor invento del diablo ha sido hacer creer que no existe?

Veintinueve años después del atentado de ETA, las familias y amigos de los afectados por la masacre de Hipercor siguen levantándose por la mañana, sacando sus vidas adelante y llorando a sus muertos que solo han conocido una paz, la de los cementerios."                 (Loquillo, El Periódico, 13-06-16)

23/2/16

PNV: “con ETA se podían establecer cuáles eran los colectivos con más riesgo”... mientras que “los yihadistas están atacando no sólo a los que no piensan como ellos sino a la población en general”. Trabajo fino el de ETA, según el viceconsejero

"Hace unos días el viceconsejero de Interior del Gobierno Vasco, Josu Zubiaga, defendió durante su asistencia en París al homenaje a las víctimas del último atentado terrorista: “Todo es terrorismo, pero ETA trataba, entre comillas, de respetar el entorno general; pero esta gente no. 

Les da igual todo el que se encuentre delante y consideran su enemigo a todo el que no piense como ellos”. Unos días después, para arreglarlo, dijo que a lo que se refería en realidad era a que “con ETA se podían establecer cuáles eran los colectivos con más riesgo”, mientras que “los yihadistas están atacando no sólo a los que no piensan como ellos sino a la población en general”. Trabajo fino el de ETA, según el viceconsejero.

Esta misma semana el metro de Bilbao lucía en los carteles de las estaciones un lazo negro con la bandera nacional francesa como solidaridad con las víctimas del atentado terrorista. Adivinen cuántos lazos de ese color y ese tamaño se colocaron en esas mismas estaciones mientras ETA asesinaba a tiros en las calles del entorno del suburbano bilbaíno.
 
Esta es la actitud, esta es la postura y estas son las pistas para entender qué se piensa por aquí arriba, norte de España, tras “el cese definitivo de la actividad armada de ETA”. Cuando se nos pregunta: “¿Qué tal se vive por allí, ahora?”, habríamos de responder que unos han pasado del temor a la tranquilidad y otros de la cobardía a la hipocresía. Conceptos estos últimos absolutamente compatibles en tiempo, lugar y persona.

Aflora la hipocresía como el dinero negro cuando se cambió de moneda.

Efectivamente, quedó atrás el vivir obsesionados con que alguien fuera asesinado en cualquier momento a la salida del portal de su casa. Lo que queda por delante tiene más de raro y de confusión que de esperanza en tiempos mejores.

 Aparte de la cuestión de la seguridad, la diferencia es escasa en cuanto a quién manda y seguirá mandando por aquí. No hay peligro democrático de que el nacionalismo (“democrático”) sea apeado del poder, por eso es de prever que con ello se mantengan, se consoliden, de forma más robusta sus principios culturales. 

Gusten o no, sean propios o inventados, nos parezcan impuestos o tolerados, están para quedarse. Lo políticamente correcto es lo nacionalista y se acabó.

En esa corrección política, a la que ya resulta tan natural y fácil aferrarse por estas tierras, está la de no hablar mucho del pasado de ETA o no hablar nunca jamás de ello. Esa es tarea delegada en exclusiva a Jonan Fernández y la ETB. 

Ellos van a impartir en dosis adecuadas, pero continuadas, el argumentario necesario y más que suficiente para entender lo que ha pasado y como mucho plantear una autocrítica de perfil bajo (todos hemos sido culpables) que no quite el sueño a nadie (no ha sido para tanto) pero proponga a algunos (sólo a unos pocos) abrazarse (siempre públicamente) con los que tuvieron “otras sensibilidades” respecto a la violencia. Es largo de explicar con detalle todo esto, pero resumámoslo: lo pasado, pasado, salvo que haya que hablar de la Guerra Civil.

Un dirigente abertzale se preguntaba hace poco: “¿Quién construirá el relato?”; se contestaba él mismo: “El que convenza”. Y poder de convicción no les falta ante una ciudadanía dispuesta a recibir con la ya clásica sumisión la innovadora lección magistral sobre su propio y reciente pasado.   (...)

Es urgente un relato perdurable que se sumerja con valentía en todos y cada uno de los rincones entre los que se escondió la amenaza, en los recovecos entre los que se nos introdujo el miedo en el cuerpo, en los abismos que creó el dolor injusto. Es urgente hablar de quién nos hizo temer, por qué y a quiénes.

En realidad, la versión de que hubo razones históricas para el asesinato sistemático y la persecución sólo la sostienen los que estuvieron en ello o fueron cómplices. Digamos que es la prueba del algodón para saber quién tuvo simpatías, conveniencias o complicidades con el ejercicio del terror.

Pero el negacionismo se puede intentar y hasta puede triunfar a nada que nos descuidemos.  (...)"              (EL CONFIDENCIAL 17/12/15, IÑAKI ARTETA, en Fundación para la Libertad)

2/2/16

El terrorismo... el catalán

"José María Bultó Marqués, presidente de la química S.A. Cros, era un enérgico viudo de 77 años, el mayor de los seis hermanos Bultó. El 9 de mayo de 1977, mientras comía en casa de su hermano en la calle Muntaner, seis personas entraron en la casa haciéndose pasar por empleados del gas. 

Eran terroristas del Exèrcit Popular Català (EPOCA), comandados por Carles Sastre Benlliure.

Los terroristas le adosaron fuertemente, con esparadrapo y bajo la axila izquierda, una bomba del tamaño de una tableta de chocolate. Funcionaba con un mecanismo antidepresor, accionándose al aliviar la presión. Le exigieron al empresario 500 millones de pesetas (3 millones de euros) y le entregaron una hoja con instrucciones sobre cómo realizar el pago y desactivar la bomba. 

Bultó se negó a pagar desde el primer momento. Pidió a sus familiares que no dijeran nada y marchó a su casa en Pedralbes, desde donde tenía intención de acudir a la comisaría.

Pero no llegó a tiempo. La bomba hizo explosión y destrozó su cuerpo. Así lo narró Alfredo Semprún:

“Las paredes desfiguradas por la sangre y los trozos de vísceras que tan violentamente habían sido incrustadas en ella por la explosión del artefacto; el paquete intestinal sobre el suelo a pocos metros de la parte inferior del cuerpo, los brazos mutilados junto a la cabeza trágicamente traumatizada, era todo lo que quedaba del que fuera sostén y corazón de una de las más importantes industrias españolas”

Carles Sastre fue detenido por este crimen dos meses más tarde, en julio, y “amnistiado” (¿?) en septiembre.

El 25 de enero del año siguiente- habían pasado 8 meses desde lo de Bultó-, cuatro personas irrumpieron armadas en el domicilio, en el Paseo de Gracia, de Joaquín Viola Sauret, 64 años, exalcalde de Barcelona. Se encerarron en una habitación con Viola y su esposa, le adosaron una bomba al pecho, le exigieron dinero y le proporcionaron un folio con instrucciones. 

El mecanismo de la bomba falló y estalló en ese momento, decapitando a Viola y destrozando su cuerpo y el de su esposa Montserrat. Los cuatro criminales huyeron a escape. Uno de los hijos del matrimonio, Joaquín, presente en el domicilio, identificó más tarde a Carles Sastre y a Montserrat Tarragó Domènech como dos de las personas que asaltaron su casa.

Carles Sastre fue detenido en 1985 y condenado por la Audiencia Nacional como coautor del asesinato de Bultó a 30 años de prisión. A pesar del testimonio del hijo de Viola, se le absolvió “por falta de pruebas” del asesinato del exalcalde. 

En 1987 Sastre fue condenado a otros 18 años de prisión por pertenencia a la banda armada terrorista Terra Lliure. De los 48 años de condena, solamente cumplió 11 y salió en libertad en 1996.

Carles Sastre es hoy responsable de acción sindical de la intersindical CSC y fue como número 15 en la lista de la CUP por Lérida en 2012. El pasado 16 de diciembre, Carles Sastre fue invitado a un programa de la cadena pública TV3. 

El responsable, un tal Xavier Graset, lo presentó como parte de la “direcció executiva” de Terra Lliure, como “pres polític” y “gran reserva de l´independentisme”. 


“Cuando Xavier Grasset habla de la muerte de José María Bultó olvida maliciosamente decir que José María Bultó no murió de un ataque de corazón, ni de un cáncer, sino porque su entrevistado, Carles Sastre, entró en casa del señor Bultó mientras comía con su familia y, a punta de pistola, le adosó una bomba al pecho, bajo amenaza de hacerla estallar si José María Bultó no pagaba 500 millones de pesetas. Horas después, la bomba estallaba, despedazando en mil partes el cuerpo de Bultó.

Carles Sastre fue condenado por este asesinato y por él no ha pagado ni la mitad de su condena.

Señor Grasset, informese bien, por favor y si ya lo está, defínase como defensor del terrorismo en su estado puro”.  (...)

Carles Sastre no se ha arrepentido ni ha pedido perdón por sus crímenes. (...)"          (Dolça Catalunya, 24/12/15)

26/5/15

Relatos de plomo. Documental sobre navarros asesinados por ETA




"11 víctimas de la banda terrorista ETA en Navarra protagonizan la primera película que aborda las consecuencias humanas y sociales que ha producido la violencia en la Comunidad foral en los últimos 50 años. (...)

 se recoge el relato de los más de 400 atentados de ETA en la Comunidad foral, que han causado 42 muertos y cientos de heridos."         (Somatemps, 12/05/2015)

16/3/15

Borja Cobeaga: “Los nacionalismos solo se basan en una cosa: yo soy mejor que tú”

"Jesús Egiguren, presidente del PSE, y Francisco Javier López Peña, alias ‘Thierry’, mantuvieron entre 2005 y 2006 una serie de encuentros –en los que también participó Josu Ternera- que no llegaron a buen puerto.  

Negociador, la nueva película de Borja Cobeaga, es la crónica de aquel fracaso, y es también la necesidad personal del cineasta de contar una historia “que se merecía ser contada”.  (...)

¿La película se puede interpretar como una denuncia de los nacionalismos?

Los nacionalismos se basan en una cosa: yo soy mejor que tú. Y da igual si son nacionalismos de independencia o de Estado. Nos hacen creer que la sociedad debe estar en un lado o en otro y, en realidad, la mayoría de la gente pasa de estas cosas. Aunque ahora está un poco de moda eso de ‘conmigo o contra mí’.

Usted intenta ir siempre hacia el territorio de la comedia, ¿la risa es el último recurso?

La risa es una venganza contra esta realidad bestial que hemos creado en el País Vasco. Es una herramienta maravillosa y yo la uso en ese sentido. Este es un entorno un poco reprimido, aquí no se podía hablar a las claras y eso es materia prima buenísima para la comedia. De todos modos, a mí me gustaría a veces verme fuera de la comedia, pero hago una tragedia y la gente se ríe también. (...)"         (Público, 12/03/2015)

13/3/15

Euskadi no fue víctima de un conflicto con el Estado sino de un intento de imposición de un proyecto totalitario por parte de ETA

"Los historiadores se han hecho cargo de la memoria sobre el terrorismo en el País Vasco (1968-2010), tras la proliferación de aportaciones y testimonios de políticos y periodistas

Un informe encargado hace un año por el Gobierno vasco a reconocidos historiadores profesionales, vinculados a la Universidad del País Vasco y pertenecientes al Instituto Valentín de Foronda, acaba de ver la luz y arroja una conclusión: Euskadi no fue víctima de un conflicto con el Estado sino de un intento de imposición de un proyecto totalitario por parte de ETA.

Esta tesis central se desprende de la extensa información aportada por los historiadores Raúl López Romo, Luis Castells, Antonio Ribera y José Antonio Pérez, sostenida por abundante bibliografía, fondos audiovisuales, una amplia base de datos y un informe de más de un centenar de páginas.

Aunque los historiadores han primado con creces la información sobre la opinión, su informe defiende esa tesis, de gran calado político, que irrumpe, además, en pleno debate en la sociedad vasca de exigencia a la izquierda abertzale de que admita el daño injusto causado por ETA y no se atrinchere en la tesis del “conflicto” para eludir su responsabilidad en el pasado.

Coincide con la declaración institucional del Gobierno vasco en el 15º aniversario del asesinato del exconsejero Fernando Buesa, en la que exigió a la izquierda abertzale esa autocrítica y reconoció que el Gobierno de Juan José Ibarretxe no estuvo a la altura. “No se puede pasar página con el argumento de que hay que mirar para adelante. Antes de olvidar hay que aclarar el porqué del terrorismo y su pretensión totalitaria, pensando en las futuras generaciones”, dice Castells.

Un primer dato relevante avala la tesis del proyecto totalitario de ETA sobre la del conflicto. Durante la dictadura (1968-1975), la etapa de carencia de todo tipo de libertades, el terrorismo asesinó tan solo al 5% de las víctimas mortales de toda su historia (1968-2010). 

El grueso de la actividad terrorista se concentró en la Transición (1976-1981), con 336 personas asesinadas (37%), y en la etapa de consolidación democrática (1982-1994), 435 personas asesinadas (46%). En la etapa final (1995-2010) descendió al 11% y a 98 personas asesinadas.

Fue en el breve periodo de la Transición en el que se concentró el mayor porcentaje de muertes por año (56%), seguido de la etapa de consolidación democrática (33%) y a mucha distancia de la etapa final (6%) y la dictadura (5,6%). El año con mayor número de muertos fue 1980, con 118, 96 de ellos por ETA y organizaciones afines (y 22 de grupos parapoliciales). Ese año se constituyó el Parlamento vasco.

 Y el segundo año más cruento fue 1979, con 80 asesinatos de ETA. Ese año se refrendó el Estatuto de Gernika. Lo que demuestra que ETA concentró su principal esfuerzo en tratar de desestabilizar la democracia en España y la autonomía vasca.

Los historiadores precisan que de las 914 víctimas del terrorismo en el periodo estudiado (1968-2010, que coincide con el primer y último atentado de ETA), 845 personas, el 92% lo fueron por esta banda. 

Otras 62 personas (7%), fueron asesinadas por grupos parapoliciales o de extrema derecha (BVE y GAL, principalmente) y 7 (1%) tienen un origen desconocido. López Romo precisa: “Tras el final de la dictadura, el principal responsable del terrorismo es ETA, cuya actuación ha configurado el marco del proceso histórico del terrorismo en Euskadi. ETA marcó el principio y el final del terrorismo”.  (...)

Aclara, también, que, a diferencia de Irlanda del Norte, “en el País Vasco no hubo dos bandas terroristas enfrentadas, con un apoyo social similar. Aquí solo hubo una, ETA, que contó con un importante apoyo en la calle. Los grupos parapoliciales no tenían apoyo social y su actividad, igual de rechazable, fue mucho menor y efímera”. 

Lo avala el que el 76% de los asesinatos de ETA durante la Transición (1976-1981) y el 82% durante la etapa de consolidación democrática (1982-1995) no generaron movilización social de apoyo, lo que sí sucedía cuando los muertos eran etarras.

 Los historiadores constatan cómo la situación cambió radicalmente a partir del asesinato del edil del PP Miguel Ángel Blanco, en 1997, con la multitudinaria respuesta a la “estrategia del sufrimiento” de ETA. No obstante, con el Pacto de Ajuria Enea de 1988 y la irrupción de Gesto por la Paz dos años antes se inició una respuesta social sistemática y el rechazo a la tesis etarra del “conflicto”.

 El Euskobarómetro, subraya el informe, marcó esta evolución. En la izquierda abertzale el apoyo total a ETA pasó de un 20%, en 1995, a un 3% en 2007.  (...)"              (   , El País,  11 MAR 2015)

20/1/15

Consideraba que para defender a la patria vasca todo estaba justificado, incluso matar

"(...) Con todo ello quiero decir que no juzguemos a los terroristas que llevan a cabo atentados en nombre de la religión musulmana, de Mahoma y del Corán, como algo tan extraño al modo de pensar y de vivir occidental: nosotros también hemos tenido nuestros terroristas, que han actuado en nombre del comunismo, del nacionalismo y de la religión. 

Pero España ha sido especial porque es donde más ha durado el terrorismo, de hecho, hasta nuestros días: ETA aún no se ha disuelto. Quizás muchos de los que piden dureza contra los terroristas islámicos en nombre de la libertad de expresión y de la democracia fueron complacientes con ETA porque tenían connivencia con sus ideas aunque difirieran de sus métodos.

 Ahora, como se trata de musulmanes, su condena es absoluta; antes, como se trataba de nacionalistas, se miraba hacia otro lado y se evitaba la condena.

Recuerdo un caso que me impresionó. A principios de los años noventa yo formaba parte de la junta directiva de una antigua ONG radicada en Barcelona. Cada año se entregaba un premio a personas o entidades que se distinguían por su defensa de los derechos humanos reconocidos por la ONU. 

El jurado estaba compuesto por los miembros de la directiva y era costumbre que el premio se otorgara por unanimidad. Cada año, todos los miembros del jurado, menos uno, queríamos premiar a Gesto por la Paz, quizás la primera organización vasca que se atrevía a condenar el terrorismo. Año tras año, este solitario compañero de junta ponía el veto. 

Hasta que falleció no se la pudo premiar. No era hombre violento, era cordial en el trato, razonable en todo menos en una cosa: consideraba que para defender a la patria (a lo que él llamaba patria, claro) todo estaba justificado, incluso matar. Lo decía así de claro y no creía que Gesto por la Paz defendiera los derechos humanos porque anteponía su idea de nación a la idea de libertad. Y precisamente ahí está la clave para comprender la naturaleza del terrorismo en las sociedades libres.  (...)

El terrorismo es, por naturaleza, totalitario y los terroristas, sean de la ideología que sean, son antidemócratas: lo que pretenden es imponer sus ideas por la fuerza mediante el miedo. Esto es lo que ha ocurrido, y todavía ocurre, en el País Vasco: miedo a decir lo que se piensa, miedo a expresar en público lo que se dice en privado y aún, muchas veces, ni se atreven a decirlo en privado, en el más estrecho círculo de familiares y amigos. 

Esto es lo que se pretende con el terrorismo. En los años de plomo del País Vasco, cuando desde Cataluña comparabas a ETA con el más duro fascismo, siempre había alguien que te llamaba exagerado o cosas peores, incluso te decía que el fascista eras tú. No era así, ni mucho menos, al contrario, quien no comprendía la auténtica naturaleza del terrorismo, sus verdaderos objetivos, era él, cómplice sin saberlo de un sistema totalitario. Este fue el caso, entre tantos otros, del amigo que vetaba el premio a Gesto por la Paz.

El terrorismo islámico actual es uno más en la historia, distinto de los otros por su carácter global, fruto de la emigración. Pero su principal causa, como los demás, está en dar primacía al fanatismo sobre la tolerancia, al absolutismo de una única verdad por encima de la duda sistemática."                 (   ,  El País,  14 ENE 2015)

18/11/14

La abrumadora mayoría de ciudadanos del País Vasco no solo tuvieron miedo, es que no tuvieron piedad

"La última película de Arteta. 1980. Un muerto cada tres días. Un estrago diario. Una soledad inacabable. ¿Civil o militar? yo le preguntaba canallescamente a mi madre cuando me daba la noticia de un atentado, ella que me las daba todas. Arteta trabaja con la eficacia de siempre. 

Y esta vez trae el bonus track del obispo Setién, que aún vive. El obispo reúne lo peor del mundo, que es ser un cura nacionalista, y tal vez basta con su presencia para exhibir qué idea asesina fue la responsable de la hecatombe vasca.

 A pesar de todo no habría estado mal que Arteta hubiera insistido un poco más en la idea. Quiero decir que la idea que mataba ayer en el País Vasco es la misma que hoy gobierna el País Vasco. Eta ha sido vencida, pero el nacionalismo no.

La película tiene un gran protagonista. No lo son esta vez ni las víctimas ni los asesinos, sino todos los que estuvieron en medio. ¡El mainstream! Esa gente que iba a sus cosas, es decir la abrumadora mayoría de ciudadanos del País Vasco. No solo tuvieron miedo. Es que no tuvieron piedad. 

El otro día me instruyó Savater con una máxima (más bien mínima) de vida que un día se escribió: «Coraje para vivir, generosidad para convivir y prudencia para sobrevivir». Me hacía ver, con el cariño de un hermano mayor, que sin la última las dos primeras no podían ejercerse. De acuerdo. Pero sin las dos primeras para qué."           (Arcadi Espada, 13/11/2014)

12/5/14

Una parte de nuestra ciudadanía, y de nuestra clase política, sigue debatiendo sobre si es más tolerante el agredido que el agresor

"Vuestros muertos son nuestra alegría. ETA le metió dos tiros en la chola, que se joda, púdrete. Gora ETA, muerte al PP. Lástima que no esté ETA para que seas la nueva Irene Villa…" 

Estas frases, unidas a la repercusión mediática (de dudosa conveniencia en términos de futura eficacia policial) que ha tenido la denominada ‘operación araña’, no hacen sino poner de manifiesto algo que algunos docentes hemos denunciado durante demasiado tiempo: ETA ya no asesina, cierto, pero el odio inoculado durante décadas permanece latente en demasiados ciudadanos vascos, no necesariamente jóvenes, que han crecido banalizando el horror.

Las alarmas encendidas por los informes del Ararteko, los observatorios de la convivencia o los planes de paz y deslegitimación del terrorismo nunca podrán cambiar la percepción de ese número de personas que han sido en culturizadas en la heterofobía y que han conformado un ‘corpus social’ reconocible que, si bien ya no colabora activamente con el terrorismo, se muestra visceralmente hostil ante la diversidad identitaria e ideológica.(...)

 No es de extrañar, por lo tanto, que ese odio inoculado durante años sea eyaculado ahora adaptado a los tiempos, es decir de acuerdo con las nuevas fórmulas de la comunicación. Así la agresión, el hostigamiento, el insulto o la vejación, que antes eran directas y se plasmaban en una diana o en una pintada (¡Ordóñez jódete!), ahora, en esta sociedad de las postmodernidad líquida, se reproducen en las redes sociales  (...)

En otro orden de cosas, ha sido interesante también comprobar cómo una vez más, y a pesar de los ‘nuevos tiempos’, han surgido las viejas coartadas (desde los medios afines al nacionalismo democrático hasta la izquierda abertzale en boca de Pernando Barrena) que reivindican la libertad de expresión, confundiendo así un derecho con la conculcación del mismo, en un intento de banalizar de forma implícita la profunda maldad que encierran estas nuevas formas de ciberacoso o de ciberviolencia de baja intensidad de las que se sirven el sexismo, el racismo, el fascismo y toda forma de pensamiento totalitario.

Ante el insulto racista al jugador azulgrana Dani Alves, toda la comunidad deportiva internacional se ha solidarizado con él ridiculizando al imbécil que lanzó la banana.(...)

 Todo parece indicar que no estamos por la tolerancia cero contra los comportamientos violentos, sean estos directos o virtuales, si se ejecutan sobre nuestros contrarios, sobre los ‘otros’.

 Como antes, una parte de nuestra ciudadanía, y lo que es peor una parte de nuestra clase política, sigue debatiendo sobre si realmente es más tolerante el agredido que el agresor (si éste agrede con el mástil de nuestra bandera), justificando así sin saberlo a veces, la infamia y la ignominia.

 Entre tanto despiste ha sido gratificante escuchar las palabras de la directora de Atención a las Víctimas, Mónica Hernando, que ha hablado claro y ha dicho de forma contundente que estas acciones no son sino formas de comportamiento repugnantes. (...)"               (JESÚS PRIETO MENDAZA , EL CORREO 02/05/14, en Fundación por la Libertad)

28/3/14

Trudeau envió el ejército a Quebec y decretó el estado de excepción para combatir el terrorismo independentista. Como lo oyes

"(...) Trudeau tiene muchos momentos, pero hay uno que sé que hará tus delicias. Y perdóname el resto si ya lo conoces. Es el "just watch me", una expresión tan fácil de entender como difícil de traducir. Algo así como "os vais a enterar" o "miradme y veréis". La fecha, el 13 de octubre de 1970.

 La llamada "Crisis de octubre". Operaba entonces en Canadá un grupo terrorista, el Frente de Liberación de Quebec. Una semana antes el FLQ había secuestrado al cónsul británico y a un ministro provincial, que acabaría siendo asesinado. La "Crisis de octubre" tiene un desarrollo complejo que puedes leer aquí. 

Pero lo fundamental es la decisión de Trudeau de enviar el ejército a Quebec y decretar el estado de excepción. Como lo oyes. Entonces se produce ese momento impresionante del que te hablo. En medio de la enorme polémica generada, Trudeau está entrando a pie en un edificio del gobierno. Un periodista y su cámara le interceptan.

 Trudeau se detiene y no duda en debatir con el periodista, a cuerpo, de manera improvisada. El tenso diálogo de siete minutos que sigue engrandece a ambos. Por fortuna está grabado. 

Este enlace conduce a la transcripción entera.

Este es el vídeo.

Aquí lo sustancial del intercambio traducido al español:

Tim Ralfe: ... de lo que usted me habla es de elecciones, y mi elección es vivir en una sociedad libre y democrática, lo que significa no tener a gente con armas de fuego corriendo por la calle.

Pierre Trudeau : Correcto.

Ralfe: Y una de las cosas a las que esa elección me obliga es asumir el riesgo de que personas [relevantes] como usted puedan ser secuestradas.

Trudeau: Claro, pero esa no es mi elección, obviamente. Mire, yo creo que es más importante deshacerse de aquellos que usan la violencia contra toda la sociedad y tratan de suplantar al gobierno a través de un poder paralelo, fundando su autoridad en el secuestro y la extorsión. 

Y creo que es nuestro deber como Gobierno proteger a los funcionarios de la administración y a la gente importante en nuestra sociedad, para evitar que sean utilizados como herramientas en este chantaje. 

Bien, usted no está de acuerdo con esto, pero estoy seguro de que, de nuevo, visto en retrospectiva, probablemente usted hubiera considerado preferible que los señores Cross y Laporte hubiesen sido protegidos de los secuestros; desde luego no se los secuestró en razón de las medidas que ahora estamos tomando. Pero visto en retrospectiva, no veo cómo se puede negar eso.

Ralfe: No se trata de eso; insisto, se trata de la elección que usted tiene que hacer sobre el tipo de sociedad en que vivimos.

Trudeau: Sí , ya sé que hay un montón de almas bellas por aquí que simplemente sufren al ver a gente con cascos y armas. A ellos sólo les puedo decir que sigan sufriendo. Para mí es más importante mantener la ley y el orden en esta sociedad que preocuparme por gente pusilánime que no soporta la visión del casco de un soldado.

Ralfe: ¿A cualquier precio? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar? ¿Hasta dónde extender esa idea?

Trudeau: Míreme y compruébelo*.

Ralfe: ¿Está dispuesto a recortar las libertades civiles? ¿Estaría dispuesto a adoptar esa medida?

Trudeau: ¿Qué medida?

Ralfe: Bueno, si, llevado por su lógica, dice, vale, hagamos algo para protegerlos, ¿incluye eso las escuchas telefónicas, la vulneración de otras libertades civiles de alguna manera?

Trudeau: Sí, creo que la sociedad debe recurrir a todos los medios a su alcance para defenderse del surgimiento de un poder paralelo que desafía el poder elegido en este país, y creo que eso incluye cualquier medida. Mientras exista un poder que desafíe al representante electo del pueblo, creo que ese poder deber ser detenido y creo que únicamente, repito, almas bellas y pusilánimes pueden oponerse a esas medidas.

*Una de las varias traducciones posibles. Otra podría ser: "Ya me está viendo".

Querido Arcadi: Honor a Ralfe y honor a Trudeau. Cada uno sabe hacer las observaciones pertinentes. Cada uno sabe cual es su papel. Ninguno de los dos se amilana. Un periodista valiente que da el alto y un político no menos valiente que se detiene. He visto ese vídeo veinte veces, frotándome los ojos. Siete minutos. Siete. Y ahora compara con este tiempo de ruedas de prensa sin preguntas, entrevistas pactadas y storytelling de mierda.

Y piensa qué habría hecho Trudeau con ETA o qué estaría diciendo de la ANC, esos poderes paralelos.

Un abrazo,

Pickwick"           (Arcadi Espada, 25/03/2014)

27/10/13

España es el único país de la Unión Europea, con Portugal, que no tiene cadena perpetua, revisable o no. De ahí la doctrina Parot

"Después del llanto y crujir de dientes producido por el fallo del Tribunal de Estrasburgo, bastante justificados, conviene recuperar la compostura y recordar unas cuantas cosas que ayuden a superar la tendencia patriótica a la autoflagelación (y de paso cuestionen el júbilo de los proetarras y asimilados, a los cuales podíamos hacerles la misma pregunta que a la hiena necrófaga: “¿De qué coño se ríen?”) . 

La llamada doctrina Parot no ha sido tumbada ni desautorizada y sigue siendo tan razonable como siempre. Es una respuesta lógica a la necesidad de adecuar proporcionalmente la pena al delito cometido. No tendría ningún sentido condenar a un asesino a miles de años de cárcel si la remisión de su condena a todos los efectos solo pudiera operar sobre los 30 años —ahora 40— de cumplimiento máximo de la pena.

 Ya sabemos que nadie va a estar mil años encarcelado, pero esa enorme condena no pude tener otro objetivo que garantizar que los beneficios penitenciarios que puedan corresponder al reo no abreviarán su estancia en prisión como si sus delitos fueran de menor cuantía. (...)

A fin de cuentas, podemos enorgullecernos de que España no ha sido castigada por tener una legislación atroz, sino, al contrario, por no haber aceptado la legislación más dura vigente en otros lugares. Junto con Portugal, España es prácticamente el único país de la Unión Europea que no tiene cadena perpetua, sea revisable o no. 

Muchos nos alegramos de ello y queremos que siga siendo así, pero en casos como el que nos ocupa comprendemos la comodidad que ofrece a los jueces esa condena a perpetuidad. Nadie puede creer que un criminal que hubiese causado decenas de víctimas en las fuerzas de seguridad de Inglaterra o Francia iba a salir en libertad tras 20 años de cárcel, ni tras 40 ni probablemente nunca.

 Es cierto que esas condenas son revisables y que se tiene en cuenta el arrepentimiento del recluso, pero tal arrepentimiento nada tiene que ver con un pesar de corazón por las fechorías cometidas, sino que exige demostrarse colaborando activamente con la policía para detener a los cómplices o esclarecer otros delitos. 

 Los pentiti de la Mafia italiana no se limitan a llorar sus pecados, sino que denuncian y dan testimonio contra los capos: así se salvan a veces de la cadena perpetua. 

Por eso no hace mucho 18 condenados a reclusión de por vida en Francia pidieron que para ellos se reimplantase la pena de muerte: porque sus delitos atroces no eran del tipo que permite delatar a jefes o cómplices y por tanto no les cabía esperar razonablemente abreviamiento de su prisión. 

En nuestro país las cosas están establecidas de otro modo, hemos intentado compensarlo con medidas suplementarias y nos han pitado fuera de área jueces representantes de los países que no se andan con tantas contemplaciones.  (...)

Y ahora volvamos a una cuestión más de fondo. Es evidente que España, el último país de Europa que ha padecido un largo y sanguinario terrorismo que ha amenazado seriamente el desarrollo de su democracia, podía esperar una comprensión distinta de los países europeos que durante décadas permanecieron ajenos a nuestra tribulación, miraron para otro lado o hasta mostraron mayor tolerancia social para los criminales que para sus víctimas. Algo no hemos debido explicar bien, no solo en Europa sino en América (...)

Supongo que de nada servirá recomendarles a ellos y a otros —incluyendo españoles, desde luego, cuya buena voluntad en casos como este ya es más difícil suponer— un repaso de lo que ha sucedido en el País Vasco y de lo que pasa ahora como el que lleva a cabo Teo Uriarte en su reciente libro Tiempo de canallas. La democracia ante el fin de ETA (editorial Ikusager). Recuérdalo tú y recuérdaselo a otros, como se ha dicho en ocasiones semejantes…"                    (Fernando Savater, El País, 25/10/2013, Kairoi)