"(...) Con todo ello quiero decir que no juzguemos a los terroristas que
llevan a cabo atentados en nombre de la religión musulmana, de Mahoma y
del Corán, como algo tan extraño al modo de pensar y de vivir
occidental: nosotros también hemos tenido nuestros terroristas, que han
actuado en nombre del comunismo, del nacionalismo y de la religión.
Pero
España ha sido especial porque es donde más ha durado el terrorismo, de
hecho, hasta nuestros días: ETA aún no se ha disuelto. Quizás muchos de
los que piden dureza contra los terroristas islámicos en nombre de la
libertad de expresión y de la democracia fueron complacientes con ETA
porque tenían connivencia con sus ideas aunque difirieran de sus
métodos.
Ahora, como se trata de musulmanes, su condena es absoluta;
antes, como se trataba de nacionalistas, se miraba hacia otro lado y se
evitaba la condena.
Recuerdo un caso que me impresionó. A principios de los años noventa
yo formaba parte de la junta directiva de una antigua ONG radicada en
Barcelona. Cada año se entregaba un premio a personas o entidades que se
distinguían por su defensa de los derechos humanos reconocidos por la
ONU.
El jurado estaba compuesto por los miembros de la directiva y era
costumbre que el premio se otorgara por unanimidad. Cada año, todos los
miembros del jurado, menos uno, queríamos premiar a Gesto por la Paz,
quizás la primera organización vasca que se atrevía a condenar el
terrorismo. Año tras año, este solitario compañero de junta ponía el
veto.
Hasta que falleció no se la pudo premiar. No era hombre violento,
era cordial en el trato, razonable en todo menos en una cosa:
consideraba que para defender a la patria (a lo que él llamaba patria,
claro) todo estaba justificado, incluso matar. Lo decía así de claro y
no creía que Gesto por la Paz defendiera los derechos humanos porque
anteponía su idea de nación a la idea de libertad. Y precisamente ahí
está la clave para comprender la naturaleza del terrorismo en las
sociedades libres. (...)
El terrorismo es, por naturaleza, totalitario y los terroristas, sean
de la ideología que sean, son antidemócratas: lo que pretenden es
imponer sus ideas por la fuerza mediante el miedo. Esto es lo que ha
ocurrido, y todavía ocurre, en el País Vasco: miedo a decir lo que se
piensa, miedo a expresar en público lo que se dice en privado y aún,
muchas veces, ni se atreven a decirlo en privado, en el más estrecho
círculo de familiares y amigos.
Esto es lo que se pretende con el
terrorismo. En los años de plomo del País Vasco, cuando desde Cataluña
comparabas a ETA con el más duro fascismo, siempre había alguien que te
llamaba exagerado o cosas peores, incluso te decía que el fascista eras
tú. No era así, ni mucho menos, al contrario, quien no comprendía la
auténtica naturaleza del terrorismo, sus verdaderos objetivos, era él,
cómplice sin saberlo de un sistema totalitario. Este fue el caso, entre
tantos otros, del amigo que vetaba el premio a Gesto por la Paz.
El terrorismo islámico actual es uno más en la historia, distinto de
los otros por su carácter global, fruto de la emigración. Pero su
principal causa, como los demás, está en dar primacía al fanatismo sobre
la tolerancia, al absolutismo de una única verdad por encima de la duda
sistemática." (
Francesc de Carreras , El País,
14 ENE 2015)
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