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19/4/23

Lo de la Virgen del Rocío no es un error: es una estrategia racista, clasista y supremacista. El mensaje es claro: si no eres de una determinada manera, eres inferior... Boadella tuvo que irse de Cataluña por sus sátiras. A los catalanes monolingües les molesta, incluso denuncian, que en un bar les hablen castellano. Nuestros símbolos, como la lengua, son sagrados; los del resto son vejables... El problema del gag de la Virgen del Rocío es que forma parte de una línea editorial mantenida desde hace años

"Joan López Alegre ha dit a RAC1000 Colines lo que tots els catalans de seny pensem (...)

«Boadella tuvo que irse de Cataluña por sus sátiras. A los catalanes monolingües les molesta, incluso denuncian, que en un bar les hablen castellano. Nuestros símbolos, como la lengua, son sagrados; los del resto son vejables. 
 
El problema del gag de la Virgen del Rocío es que forma parte de una línea editorial mantenida desde hace años. 
 
En el Polonia hace años que los personajes fachas, puteros o lamentables son los aspanyols o los de derechas. Insinuar que Albert Rivera es drogadicto, tratar a Elena Borbon de retrasada, hacer bromas del estilo «hablo en castellano porque así doy más miedo», realizar apología de la violencia contra la Guardia Civil, o decir que los socialistas son nazis… cuando pasa una y otra vez no es una idea de olla o un error; es una línea de trabajo que tiene por objetivo denigrar a los que no somos hijos del pensamiento único.
 
 Lo de la Virgen del Rocío no es un error: es una estrategia racista, clasista y supremacista. El mensaje es claro: si no eres de una determinada manera, eres inferior.

¡Viva la Blanca Paloma y la Reina de las Marismas!» (...)"        (Dolça Catalunya, 11/04/23)


13/4/23

Una amiga me pasó un video de un programa de TV3 donde se reían de la Semana Santa andaluza... ¿Desde qué sitio alguien puede imitar un acento asociándolo a algo atrasado y arcaico? ¿Desde qué mirada alguien puede poner a la virgen del Rocío con un muñeco en la mano, hablando en andaluz y aparentando que canta flamenco? A mí solo se me ocurre una respuesta: supremacía cultural... este tipo de burlas se inserta en una mirada etnocéntrica donde se considera que lo andaluz es algo bárbaro, arcaico e inculto

"(...) una amiga me pasó un video de un programa de TV3 donde se reían de la Semana Santa andaluza (así en general, como si Andalucía fuese todo lo mismo). En este espacio de entretenimiento aparecía una persona vestida de la virgen del Rocío, imitando el andaluz de una forma despectiva. ¿Desde qué lugar alguien que no entiende ni participa de estas expresiones culturales hace mofa de las mismas? ¿Desde qué sitio alguien pude imitar un acento asociándolo a algo atrasado y arcaico? ¿Desde qué mirada alguien puede poner a la virgen del Rocío con un muñeco en la mano, hablando en andaluz y aparentando que canta flamenco? A mí solo se me ocurre una respuesta: supremacía cultural.

Muchas personas dirán que es humor. Seguro habrá gente que sostenga que es lo mismo que los chistes de catalanes y de lo supuestamente “agarraos” que son. Sin embargo, no es lo mismo. Porque este tipo de burlas se inserta en una mirada etnocéntrica donde se considera que lo andaluz es algo bárbaro, arcaico e inculto. También se podrá apelar a la libertad de expresión y a la posibilidad de hacer bromas de todo. Y sí, podemos reírnos de la Semana Santa, podemos reírnos de lo que queramos y como queramos. Sin embargo, como dice Vasallo: “el humor, hacia dentro y hacia arriba, si no es opresión”, frase que ha usado Teresa Rodríguez para hacer su tweet al respecto. 

Por mi parte, soy la primera que hace crítica de la religión cristiana, de sus cúpulas y de las leyes eclesiásticas. Hay muchas cosas que son necesarias de revisar y reflexionar. Sin embargo, no me veo con la legitimidad de hacer mofa de algo que ni siquiera entiendo, que recae en estereotipos y que reduce la diversidad a una sola cosa. ¿Te imaginas que me disfrazo de la virgen de la Guadalupe y me pongo a imitar el acento mexicano cayendo en clichés manidos que reposan en un etnocentrismo supremacista? Pues eso. Hacer crítica de las estructuras eclesiásticas y de los poderes que ostentan, bien; reírse de un pueblo y sus formas de expresión, regular para atrás. Se permiten estas formas de hacer humor desde una supremacía cultural etnocéntrica porque existe una andaluzofobia interiorizada que genera formas de discriminación que impactan en las estructuras sociales y en las relaciones de poder norte-sur. 
Y no es solo algo simbólico, Estas formas de representar a los pueblos desde una mirada supremacista repercute en los cuerpos y las vidas de las personas. La discriminación simbólica impacta de manera directa en el mundo material. Tan así es que durante mi defensa de TFM, el tribunal ejerció una discriminación por andaluzofobia y una supremacía epistémica que casi me lleva a suspender. Esto solo por hablar del territorio andaluz desde una mirada propia y poner en tensión las dinámicas de expropiación Norte-Sur. Esto me llevó a creer que no era válida, que estaba loca y que mi trabajo no tenía sentido.

Todavía me sigue sorprendiendo la andaluzofobia existente y la falta de miramientos a la hora de analizar las opresiones estructurales dentro del territorio español. Pienso en toda la gente que dice me “voy al sur de vacaciones a disfrutar de las playas a comer rico porque es más barato” sin pensar en las razones por las que los precios son más bajos. Me sorprende que se siga viendo a Andalucía como parque temático para las vacaciones y objeto de chistes para el divertimento colectivo, sin pensar en las condiciones de violencia laboral en el sector de la hostelería o del campo andaluz. Me da coraje cuando esta falta de miramiento viene de las izquierdas que reproducen discursos andaluzofobos, olvidándose de cómo en Andalucía se está construyendo un lugar engullido por capitalismo neoliberal donde se observa un paraíso de sol para el consumo del Norte y una frontera para el sur desposeído y empobrecido. Quizá es más fácil mirar al sur para reírse y cuestionar las expresiones culturales que para señalar las dinámicas Norte-Sur. Quizá eso significaría mirarse a sí mismos, analizar sus miserias y la responsabilidad en todo esto.

Por eso, no voy a entrar en debates sobre que el humor es humor y la existencia de libertad de expresión. Ríanse de lo que quieran. Mientras se ríen están perpetuando un sistema de dominación supremacista, etnocéntrico, machista, capitalista, patriarcal, misógino, racista y colonial que impacta en la vida de las personas."                            ( Carmela Borrego Castellano, El Plural, 11 abr 2023)

7/6/21

Bea Talegón cree que “la mayoría” de españoles son incultos. Porque leen poco y no saben idiomas... se le ha olvidado decir que los gallegos son brutos y los andaluces vagos... y esta chica se dice de izquierdas... cuando es, simplemente, una racista

 "La colaboradora de TV3, Beatriz Talegón, ha dado a entender durante el programa Tot es Mou que presenta Helena García Melero -con una mesa de debate de mayoría independentista- que la mayoría de ciudadanos del resto de España son ignorantes porque sólo se informan de manera esporádica y además no quieren “saber idiomas”.

Talegón los ha contrapuesto a ella misma, que es “analista, periodista” y además ha “estudiado derecho”, lo que provoca que sea “imposible no tomar partido” por Carles Puigdemont. “¡Claro! ¡Claro!”, la ha apoyado García Melero.

La presentadora le ha preguntado si “¿se puede hablar de silencio informativo?” en España y ha puesto como ejemplo “el nulo eco de la inmunidad recuperada por Carles Puigdemont, Clara Ponsatí y Toni Comín”. Talegón ha recibido las palabras de Melero con una amplia sonrisa mientras asentía con la cabeza.

“La mayoría de la población española consume información de manera puntual. Además en España no es habitual consumir noticias internacionales entre otras cosas porqué está muy denostado el tema de saber idiomas. Eso permite a estos poderes hacer vivir a la gente en una burbuja, en una absoluta realidad paralela. Lo que no se cuenta, para ellos no sucede”, ha considerado Beatriz Talegón.

“Como bien señalas, Helena, en España siguen intentando tapar la realidad. Y esto va en contra de la sacrosanta Constitución española. Porque todos los ciudadanos española tienen el derecho a acceder a información veraz y contrastada. Y lo que se está haciendo es una manipulación deliberada del acceso a la información”, ha añadido.

“Para defender un relato ha valido tergiversar la ley, ha valido colarles sedición, ha valido ver violencia donde no la había, ha valido retorcer el Estado de derecho hasta límites inimaginables. Esto conlleva vivir en una realidad absolutamente delirante y paralela”, ha considerado.

Talegón ha lamentado que en España “los que sobramos somos los analistas, los periodistas, que hemos intentado durante estos tres años contar ni más ni menos lo que estaba pasando. Y en mi caso habiendo estudiado derecho pues era imposible no tomar partido”. “¡Claro! ¡Claro!”, ha exclamado entonces Melero.

El tertuliano Rafa López ha intervenido para decir que “yo no creo que España sean una panda de paletos que no saben idiomas ni se informan”. “Yo no he llamado paleto a nadie”, ha afirmado Talegón, ante lo que López ha apuntado que “cuando dices que en el resto de España eso de los idiomas no gusta parece que…”. “España no tiene una política bilingüe”, ha sentenciado la periodista. "      
       (e-notícies, 04/05/21)

2/6/21

Lo normal es calificar a quien sostiene tesis xenófobas como tales (Trump, Bolsonaro). Pero Cataluña es, efectivamente, diferente... El nacionalismo es, para el fanático, una obsesión vital. La obsesión de Pujol fué con los andaluces, de los que decía que vivían en un estado de miseria social y mental y pensaba que con que la llegada de tantos andaluces a Cataluña ésta quedaría destruida

 "(...) Por primera vez desde la recuperación de la democracia se ha investido a un presidente de ERC, un tipo que alcanzó su fama sosteniendo unos carteles con el lema “Espanya ens roba” cuando era portavoz de las juventudes del partido. Un lema de factoría ultraderechista, que emula el “Roma ladrona” de la también xenófoba Lega Nord italiana.

Cuando la Lega Nord accedió al gobierno de Italia, la opinión publicada manifestó de forma mayoritaria que una formación xenófoba y ultraderechista accedía al gobierno italiano. Y también se ha expresado en términos parecidos al referirse a personajes como Donald Trump en EEUU o Bolsonaro en Brasil. Lo normal es calificar a quien sostiene tesis xenófobas como tales. Pero Cataluña es, efectivamente, diferente. La norma, en la Generalitat, es tener al frente a alguien que sostenga cafradas ideológicas, con mayor o menor disimulo.

 Poco disimulado era, por ejemplo, aquel diputado de ERC en el Parlamento de Cataluña de la II República apellidado Rossell i Vilar, que en las sesiones parlamentarias afirmaba que “el fet diferencial és la raça”. Años antes, el Dr. Robert dio una conferencia sobre la raza catalana en la que manifestó el índice cefálico de los catalanes era superior al de los castellanos. Rossell i Vilar, por su lado, alertaba en las sesiones parlamentarias sobre los inconvenientes que tenía para la raza catalana mezclarse con murcianos. Recordarán también aquel “Manifest per la preservació de la raça catalana” firmado, entre otros, por Pompeu Fabra.

Todo el que tenga memoria sobre el pujolismo recordará que aquello del “fet diferencial” era una expresión empleada por Jordi Pujol para justificarse políticamente. Pujol fue un niño criado en un entorno claramente nacionalista. Era hijo de un militante de ERC, y fue educado en el colegio alemán durante la época nazi. El nacionalismo es, para el fanático, una obsesión vital. La obsesión que tuvo Rosell i Vilar con los murcianos la tuvo Pujol con los andaluces, de los que decía que vivían en un estado de miseria social y mental y pensaba que con que la llegada de tantos andaluces a Cataluña ésta quedaría destruida.

 El padre de Pujol fue militante de ERC. El de Pere Aragonés lo fue de CiU. Todo queda en la misma familia política. Porque todo nacionalista padece la misma obsesión: la preservación. El nacionalista se siente continuamente amenazado por el otro. Algo realmente duro en un mundo en que el intercambio y la mezcla es lo normal. Y por eso tratará de hacerle la vida imposible al que considera una amenaza; insultándole en los medios de comunicación públicos o subvencionados, mediante políticas excluyentes en el plano cultural y lingüístico, o negándoles la salud que ofrece una vacuna si hace falta. O mentirá. Diciendo que los inmigrantes nos quitan el trabajo o que España nos roba. Y es que la suya es una xenofobia brutal. La normal en la Generalitat."                      (Sergio Sanz, ElCatalán.es, 26/05/21)

18/6/19

Ignacio Varela: “El nacionalismo es la antesala de la xenofobia”

"(...)  El nacionalismo catalán suele apelar a un sentimiento que el resto de España “no puede comprender”. A su juicio, ¿qué papel deben de tener los sentimientos en la esfera política?

Los sentimientos forman parte de la condición humana, y la política la hacemos los humanos. Más que bueno o malo, ignorarlos es simplemente inútil. Otra cosa es instrumentalizarlos, exacerbarlos o manipularlos al servicio de un proyecto de poder. 

Hoy lo primero que se exige a un líder político es que ilusione a la gente. Forma parte de la infantilización colectiva, que es un signo de nuestro tiempo: no queremos dirigentes responsables, sino contadores de fábulas. Hay una gran demanda de cuentos en esta sociedad.

Torra ha llamado “bestias taradas” a los catalanes castellanoparlantes, Pujol se refirió al andaluz como un “hombre destruido” y Junqueras habló de diferencias genéticas entre catalanes y el resto de españoles. ¿Qué relación existe entre nacionalismo y xenofobia?

De alguna forma, los ejemplos que cita en la pregunta ya contienen la respuesta. El nacionalismo es la antesala de la xenofobia. La nacionalidad es un hecho; el nacionalismo, una ideología. Y por definición, es beligerante. Cuando el hecho de haber nacido en un lugar se convierte en el eje de tu visión del mundo y de tu posición política, es inevitable terminar enfrentando tu identidad nacional a las demás.

 El nacionalismo siempre necesita un enemigo, alguien contra el que afirmarse. Lo característico del nacionalismo catalán es que su xenofobia se expresa específicamente como hispanofobia. Aunque hay textos estremecedoramente racistas y supremacistas como los de Heribert Barrera, mentor político de Junqueras.

Según un estudio reciente, el 98,5% de los centros escolares catalanes veta el uso del castellano en pasillos, patio y comedor. ¿Qué opinión le merece el sistema de inmersión lingüística que se aplica en Cataluña?

Muestra el propósito sostenido de acabar, desde el poder político, con el hecho de que la sociedad catalana es histórica y culturalmente bilingüe. La propia expresión, “inmersión lingüística”, me parece terrible en su literalidad. 

En el fondo, es la versión invertida de lo que intentó hacer Franco. El lenguaje es una de las dos o tres cosas sustanciales que nos distinguen de otras especies zoológicas. Usarlo en un proyecto de homogeneización cultural me parece aberrante y peligroso.

Pero en esto también han tenido mucha responsabilidad los sucesivos gobiernos españoles. Como dijo Rubalcaba, España aceptó irse de Cataluña antes de que Cataluña se planteara seriamente irse de España. Ahora pagamos las consecuencias. (...)"                   (Óscar Benítez, El Catalán.es, 17/06/19)

2/5/19

En Coripe cada año queman a un 'judas'... así quemaron imágenes de Rato y de Urdangarín... y este año a Puigdemont. A todos los unía la misma condición, la que da sentido a los Judas: la sanción de un acto que se reprueba moralmente. En Cataluña no hay fiesta de pueblo en la que no se realice un acto equivalente con las figuras del Rey o del presidente de turno. Eso sí, no se les quema por delincuentes sino por españoles. No hay equiparación posible... ¡Judas no puede ser catalán!

"HACE unas semanas en Coripe, un pueblo de Sevilla, quemaron la figura de un muñeco, un Judas, con la imagen de Puigdemont. España entera salió a denunciar lo que consideraba un acto de anticatalanismo. Como catalán, España me ofendió. La denuncia solo tenía sentido bajo el supuesto de que todos los catalanes somos delincuentes.

 Porque al muñeco lo quemaban por representar a un delincuente. Por eso, en años anteriores habían quemado imágenes de Rato y Urdangarin. A todos los unía la misma condición, la que da sentido a los Judas: la sanción de un acto que se reprueba moralmente.

 Quienes se escandalizaban ahora y no se escandalizaron antes nos estaban diciendo que aprobaban los actos del fugado de la justicia. No habrían condenado a un Judas que representara a un violador. Con Otegi, tengo mis dudas.

No desatiendan las asimetrías. En Cataluña no hay fiesta de pueblo en la que no se realice un acto equivalente con las figuras del Rey o del presidente de turno. Eso sí, no se les quema por delincuentes sino por españoles. Puigdemont, en Coripe, resulta intercambiable, lo ha sido en años anteriores, por cualquier otro delincuente. 

El Rey lo sería por cualquiera de nosotros. Los del «unos y otros son lo mismo» mienten. Se comprobó hace un par de meses, cuando Madrid, el supuesto epicentro del nacionalismo español, recibió con indiferencia a miles de nacionalistas con banderas y símbolos que condensaban dos mensajes: España es una dictadura y nuestro objetivo político es privaros de los derechos de ciudadanía en una parte de vuestro país. Ahora comparen con Rentería, la Autónoma o Vic.

No hay equiparación posible. Por supuesto, el constitucionalismo es moralmente superior. Lo hemos demostrado. Desde hace tiempo. Este país combatió el terrorismo nacionalista vasco sin acudir al Estado de excepción, sin una ETA del otro lado y llevando a los tribunales a la cúpula de Interior de un Gobierno socialista por guerra sucia. Lecciones, quien pueda darlas. No les estoy contado nada que no sepan; si acaso, el trasfondo moral de lo que saben.  (...)"                 (Félix Ovejero, El MUndo, 01/05/19)

29/4/19

Una estrella de TV3 asegura que el 99% de vecinos de un pueblo andaluz son analfabetos



"Jair Domínguez, copresentador de uno de los programas estrellas de TV3, el informativo satírico vespertino Està passant, llamó de manera directa analfabetos a los habitantes de un pueblo andaluz. A todos, menos a dos de ellos.

El humorista y actor Fermí Fernández comentó en twitter el fusilamiento y quema de un muñeco que simbolizaba a Carles Puigdemont en la localidad sevillana de Coripe, actividad en la que participa parte de este pueblo, no todos sus vecinos.

Aún así, Jair Domínguez decidió insultar a la casi totalidad de los habitantes de este pueblo andaluz.
La estrella de TV3 respondió a Fermí Fernández “que vergüenza cuando las dos personas de Coripe que saben leer vean esto mañana en el diario”.

En Coripe, según la wikipedia, viven 1.337 personas. Salvo los bebés, y dos a los que Domínguez les da la condición de “saber leer”, el resto son, para la estrella de TV3, analfabetos."             (El Catalán, 23/04/19)

9/4/19

Obsesión contra Andalucía. Doble moral de Aragonès con la corrupción

"El vicepresidente del Govern y consejero de Economía, Pere Aragonès, pidió hace días al Ejecutivo español del PSOE que "levante el control" sobre las finanzas de la Generalitat" porque "no se ajusta a la legalidad" y supone "una discriminación" con respecto al resto de comunidades. Y después, lanzó un torpedo contra el anterior Gobierno de la Junta de Andalucía.

Aragonès dijo que “el Gobierno del Estado se tendría que preocupar por controlar a otros gobiernos, como el andaluz, que están en los tribunales, y que lo están por haber cometido un fraude de miles de millones de euros con los recursos de los ERE”.

 Un consejero de la Generalitat de Catañimua, sin embargo, no parece la autoridad más adecuada para lanzar acusaciones de corrupción. Además, parece olvidar que el control financiero sobre la Generalitat se impuso porque el anterior Ejecutivo catalán cometió presuntamente un delito de malversación de recursos públicos, en el marco del intento de aplicar el proyecto independentista.

Y por otra parte, Aragonès prescinde de los numerosos casos de corrupción que afectan a anteriores administraciones de la Generalitat. Es decir, parece que no recuerda que, a partir del caso de Banca Catalana, y del caso Casinos, llegaron los escándalos de Jordi Pujol y su familia; el  saqueo del Palau de la Música; los numerosos procedimientos abiertos por el cobro de comisiones ilegalmente (el 3%); el caso Pallerols; el denominado caso Pretoria, con la implicación de históricos convergentes, como Macià Alavedra y Lluís Prenafeta; el caso de Innova en Reus; el caso de la empresa pública Adigsa; el caso Clotilde, que afectó al ex diputado Xavier Crespo, como alcalde de Lloret, por sus relaciones con la mafia rusa, o el caso de las ITV, entre otras cuestiones."              (e-notícies, 04/04/19)

5/12/18

Cuando Jordi Pujol llamaba “ocupantes” a los nacidos en el resto de España... racismo cultural en estado puro... como el de VOX

"La semana pasada, el presidente del Parlament, Roger Torrent, amonestó a un diputado de Ciudadanos durante el pleno por “insultar” al president Quim Torra. Lo sorprendente es que el parlamentario en cuestión, Nacho Martín Blanco, se había limitado a citar de forma literal algunos de los textos xenófobos de Torra—en concreto, aquellos en los que se refería a los españoles como “expoliadores” y “bestias con forma humana”—. No es extraño, pues, que el aviso de Torrent suscitase quejas de todos los grupos de la oposición.

Lo ocurrido evidencia hasta que punto el nacionalismo se siente incómodo cuando sus adversarios sacan a colación el supremacismo de la que han hecho gala algunos de sus líderes. Por desgracia para los secesionistas, dicho supremacismo no se reduce a una anécdota. Al margen de Torra, el caso paradigmático lo representa el que fue presidente de la Generalitat durante más de tres décadas, Jordi Pujol. 

En su libro Inmigración. Problema y esperanza de Cataluña (1976), éste afirmó que el hombre andaluz es un ser “destruido” y “falto de mentalidad” que constituye la “muestra de menor valor social y espiritual de España”.

Estos dicterios antiandaluces han sido reproducidos varias veces y se citan con frecuencia. Sin embargo, el expresident también es autor de un texto muy poco conocido pero igualmente xenófobo. Se trata del artículo “El ejercito de ocupación”, que apareció publicado en el volumen Construir Cataluña en 1966 —posteriormente, en la edición de 1979, fue suprimido—.

En aquella pieza, Pujol advertía de una situación que creía preocupante: “Es del todo necesario que 150 o 200.000 hombres que viven en Cataluña sean considerados como lo que son en realidad: como ejército de ocupación. En Cataluña existe un ejército de ocupación. En Cataluña hay ocupantes. Hay miles y miles de hombres que son ocupantes. Los unos lo son por mor de la función que tienen asignada [en referencia a la Guardia Civil]. Otros por mentalidad.”

A continuación, Pujol aseguraba que estos últimos —es decir, los ciudadanos procedentes de otras comunidades que se sentían españoles— representaban para Cataluña un peligro mayor que la propia policía. “Son hombres llegados de fuera con mentalidad de dominadores, hombres para los que Cataluña es un país extraño que es preciso colonizar.” Y remarcaba: “Estos hombres constituyen un verdadero ejército de ocupación.”

El exdirigente conservador criticaba entonces la impunidad con que estos “ocupantes” se desenvolvían en Cataluña: “Se sienten seguros, porque saben que la ley es suya. Pero también por otra cosa. Se sienten seguros, porque hace tantos años que tenemos a esta gente en casa que nos hemos llegado a  habituar a su presencia. 

Y muchos catalanes no tiene otra reacción frente a ellos que la de los clásicos y resignados ‘qué le vamos a hacer’ o ‘esta gente es así’. Pero no todo es debido al hábito. Está también que no se les ha clasificado con la suficiente claridad y energía”.

Así, según Pujol, estos ciudadanos se podían presentar honorablemente como maestros, médico o funcionarios para ocultar su condición de “ocupantes”. Sin embargo, los catalanes nacidos en Cataluña —a los que se refería simplemente como catalanes — no debían dejarse engañar:

“Nosotros tenemos que meternos entre ceja y ceja que además de todo esto, son ocupantes, son coloniales. Y no debemos ser tres o cuatro los que lo veamos: se ha de acuñar y hacer llegar a mucha gente la nueva expresión, la de ejército de ocupación. Se ha de crear un nuevo tipo, el del ocupante. 

Ha de llegar un momento en el que cuando un hombre de éstos ponga de manifiesto a través de cualquier detalle insignificante la antipatía profunda y la malevolencia que siente hacia nosotros, los catalanes hemos de pensar maquinalmente: ‘Es un ocupante’. Tiene que llegar también el momento en el que estos hombres han de saber que Cataluña los tiene por lo que son”.

Para concluir, Pujol recomendaba no abandonar nunca la terminología militar. “Es importante porque un ocupante nunca es un hombre honorable. El término ‘ocupante’ siempre es despreciativo”. De esta forma, aseguraba, “el ejercito de ocupación habrá perdido la mitad de su peligrosidad”.

A juicio de Antonio Robles, portavoz de Centro Izquierda de España (dCIDE) y autor de Historia de la resistencia al nacionalismo en Cataluña, el artículo de Pujol reviste una enorme gravedad. “Sus consejos responden a un patrón que recuerdan poderosamente al empleado por los peores totalitarismos. 

Se trata de deshumanizar al discrepante, provocar su aislamiento y, finalmente, expulsarlo de la comunidad”. En este aspecto, opina que el relato pujolista no difiere, por ejemplo, del de Franco: “Ambos quisieron imponer a todos su lengua e ideología. El que no se sometía a su imperio, no tenía cabida”.

Por otra parte, Robles considera que en este pieza de juventud ya se encuentra condensado todo el proyecto secesionista. “Su discurso, que no es otra cosa que racismo cultural en estado puro”, asevera, “ es el detritus ideológico del que se ha alimentado el nacionalismo todos estos años. Jordi Pujol diseñó un entramado que ha acabado explotando en el presente”.            (Óscar Benítez, El Catalán, 30/11/18)

28/11/18

Toca cambiar la identidad... del andaluz vago, del charnego bruto... a... Andalucía, uno de los mayores exportadores del mundo en el sector aeroespacial y líder europeo en tecnología de drones. Igual que en Texas hay una industria petrolera, los andaluces deben concentrarse en desarrollar una industria solar...

"(...) En 1975 uno de cada dos andaluces estaba sin escolarizar, uno de cada cuatro era analfabeto, únicamente el 5% tenía estudios universitarios y solo el 15% había terminado la secundaria. Hoy el 25% de los andaluces tienen estudios universitarios y uno de cada dos jóvenes va a la universidad. En 1980 trabajaban 1,6 millones de andaluces, 400.000 en la agricultura. En 2018 han superado los tres millones de afiliados a la Seguridad Social y el empleo crece el 3% anual.

Un crecimiento del empleo desde 1980 que supera al promedio de España en 25 puntos porcentuales y dobla el crecimiento del empleo en la Unión Europea. Si lo comparamos con Grecia, Portugal o el sur de Italia el crecimiento es aún más espectacular. Y las exportaciones han pasado de 1.000 millones de euros a 31.000 millones en 2017 superando a Madrid y situándose como segunda comunidad autónoma más exportadora solo superada por Cataluña. 

La pregunta que surge es ¿por qué Andalucía tiene una tasa de paro tan elevada? La población ha crecido un 30% desde 1980 mientras en Castilla y León ha caído un 7% y en Galicia tienen la misma. (...)

Los andaluces deberían poner su mirada en 2030 como ha hecho Naciones Unidas en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y esa debe ser su prioridad un crecimiento más sostenible social y ambientalmente.

 El reto del cambio climático ha provocado una revolución energética y el sol es el petróleo del siglo XXI. Andalucía tiene el doble de horas de sol que nuestros socios europeos. Igual que en Texas hay una industria petrolera, los andaluces deben concentrar a sus mejores empresarios, ingenieros e investigadores para desarrollar una industria solar.

El 70% del comercio mundial pasa por el estrecho de Gibraltar. Los puertos andaluces deben conseguir que esos barcos paren para producir parte de su cadena de valor y crear empleos de calidad y no solo para cambiar de barco o cargarlos en un camión. África está despertando y Algeciras debe aspirar a ser el principal puerto europeo en 2030. Para ello es necesario modernizar el corredor central para conectarlo con Francia y el corredor Mediterráneo.

Andalucía es uno de los mayores exportadores del mundo en el sector aeroespacial y según la Comisión Europea es líder europeo en tecnología de drones. Inteligencia artificial, análisis de datos, ciberseguridad, blockchain, fintech, agricultura biorgánica, innovación social, atraer nómadas digitales, etcétera.

Como decía el filósofo el pasado es incierto y el futuro es ilusionante. Si los andaluces dejan de mirar al retrovisor y ponen las largas descubrirán su potencial para dar otro salto de saltamontes en las próximas décadas. Si no lo hacen ellos, otros ocuparán su lugar en la era de la tecnología global."      (José Carlos díez, El País, 23/11/18)

26/11/18

Lidia Falcón, presidenta del Partido Feminista: aunque en la actualidad, al menos los dirigentes del movimiento independentista catalán, han abandonado el discurso de las pérdidas económicas y el latrocinio que sufren para beneficiar a vagos y maleantes del resto de las regiones españolas, en el fondo subyace esa convicción... Argumentos semejantes son los que utilizan los supremacistas blancos, los racistas y xenófobos de todos los países...

"Un buen y antiguo amigo, abogado, experto jurista y juez durante más de 20 años, me explicó el otro día que el independentismo catalán se basaba en preservar la esencia de Cataluña. Así, nada más. Ante mi sorpresa y la necesidad de que me explicara en qué consiste esa esencia acabó balbuceando que es en el espíritu de trabajo de los catalanes.

Al parecer, no solamente el resto de los españoles no sabe o no quiere o no puede trabajar con la formalidad y la puntualidad de los catalanes sino que esa cualidad constituye una esencia que hay que defender.

 Defender de los ataques del Estado español y de la contaminación que supone la convivencia con los charnegos y emigrantes que no la poseen, para lo cual no hay más solución que la separación con el resto de España. De esa manera se gobernarán por sí solos, sin injerencias del gobierno central ni imposiciones de solidaridad con las otras regiones españoles. (...)

Interrogado sobre qué consideraba esencia, si se refería a la definición aristotélica o a la de Santo Tomás o a la de la Academia de la Lengua que se limita a decir que “la esencia es aquello invariable y permanente que constituye la naturaleza de las cosas”, con lo cual los catalanes serían por su propia naturaleza -ya sabemos que algunos se ha referido al ADN- trabajadores irreprochables y creadores de riqueza, mientras el resto de los españoles tendrían en su esencia la pereza y la falta de preparación y atención, se limitó a permanecer callado, mirándome con gesto de reproche.

Con este relato, como se denomina ahora tanto a la ideología como al análisis político o sociológico -y no olvidemos que el relato es un cuento- al parecer se agita el espíritu revolucionario de las masas catalanas que, con manifestaciones multitudinarias y en acciones de rechazo que rozan la violencia, reclaman el reconocimiento de su esencia por parte de los enemigos: el Estado español, los españolistas, los unionistas, los federalistas y todos aquellos que no compartan la emoción que supone sentirse poseedores de una esencia de la que no pueden presumir el resto de los españoles.

Olvidada ya la máxima de que España nos roba, que tanto éxito tuvo hace unos años para exaltar el ánimo independentista de los que se sentían víctimas de tal expolio, sobre todo porque sus inventores percibieron la imagen avarienta y tacaña que estaban difundiendo, y en consecuencia el rechazo y el rencor que causaban en los trabajadores del resto de España, ahora se trata de defender la esencia de ser catalán. (...)

El personaje que conmigo dialogaba había militado en el PSUC y se creía marxista. Aduciendo la esencia de ser catalán, quería decir que, independientemente de la revolución industrial en la que Cataluña tuvo un papel fundamental con su industria textil, la química, la pequeña metalurgia, la farmacéutica y el impulso de las transacciones mercantiles que le dio el Decreto de Nueva Planta del odiado Felipe V, aboliendo las trabas que se habían pactado entre Fernando e Isabel sobre el comercio a las colonias, el catalán posee una esencia indivisible, inalienable y transmitida generación tras generación, que siempre lo hará el mejor de los trabajadores.

Por supuesto, ni siquiera respondió a mi alegación de que el 50% de los trabajadores en Cataluña, son, desde hace más de un siglo, de origen andaluz, extremeño, gallego y murciano. Y que han sido ellos los que han hecho grande la industria, el comercio y los servicios, y de los que la burguesía ha extraído su mayor plus valía.

 De la misma manera que nuestros mayores y nuestros niños han sido cuidados, lavados y mantenidos en buena salud por las mujeres de todas esas regiones que constituyen la mayoría del sector de empleadas de hogar. 

Por tanto, me quedé sin saber si esos trabajadores, a su entender, han retardado el progreso que los catalanes podrían haber llevado a cabo -y esa explicación también me ha sido ofrecida por algún obseso independentista- o si en contacto con los catalanes e instruidos por ellos cambiaron su esencia de vagos, incapaces e impuntuales.

Pero teniendo en cuenta que la esencia es lo que se mantiene intacto a pesar de los cambios superficiales que pueda sufrir la persona. De tal modo, en la esencia y no en el alma –no pronunció este término porque se reclama ateo- se poseen cualidades inamovibles que definen a los seres humanos.

Y ése es el problema, que los catalanes están definidos por su esencia y, por tanto, no hay posibilidad de cambio ni de adaptación. La única manera, al parecer, de que puedan desarrollar esa esencia con total libertad, sin ser coartados ni parasitados por los demás españoles, es la de separar su territorio del resto de España.

Argumentos semejantes son los que utilizan los supremacistas blancos, los racistas y xenófobos de todos los países. Y, aunque en la actualidad, al menos los dirigentes del movimiento independentista catalán, han abandonado el discurso de las pérdidas económicas y el latrocinio que sufren para beneficiar a vagos y maleantes del resto de las regiones españolas, en el fondo subyace esa convicción. 

De otro modo, no tiene sentido explicar que los catalanes poseen una esencia trabajadora que los distingue del resto de los despreciables españoles.

Es conocida la acusación de que los trabajadores pobres y emigrantes llegan a los países prósperos a vivir a costa del trabajo de los naturales, que han construido una sociedad próspera y avanzada con un enorme esfuerzo personal. 

Esa explicación la repiten desde el Frente Nacional de Francia a los gobiernos de Hungría y de Italia, y fue la que se impuso en los años 30 del siglo pasado y en la guerra de Yugoeslavia para excitar los sentimientos nacionales y el rencor de las masas ignorantes hasta conducir a Europa al fascismo y a la guerra.

Ciertamente, no estamos en aquella época, y aunque las masas siguen siendo ignorantes no padecen la miseria que asolaba entonces al continente, por lo que no es probable que se lanzaran a la temeraria aventura de provocar otra guerra. Pero el discurso xenófobo y esencialista está siendo utilizado por todos aquellos cabecillas y pretendientes a dictadores en Europa y América.

Aunque creo que España, como Portugal, está vacunada de aventuras fascistas, resulta enormemente triste que incluso aquellos intelectuales que fueron en su tiempo comunistas defiendan hoy semejante ideología. Aunque no hay que olvidar que Mussolini militó primero en el Partido Socialista italiano.

Madrid, 11 noviembre 2018."                    (Lidia Falcón, Crónica Popular, 17/11/18)

26/1/18

Cuando los charnegos eran de izquierdas... Durante aquellos años del desarrollismo franquista las relaciones entre andaluces y catalanes dieron lugar a uno de los fenómenos más originales y fecundos de la cultura política de la izquierda española

"El libro de titula ‘El oficio de resistir’ y lleva como subtítulo ‘Miradas de la izquierda en Andalucía durante los años sesenta’. 

Su objeto de análisis no es, pues, Cataluña, pero dedica dos lúcidos y bien documentados capítulos al impacto que tuvo la emigración andaluza en Cataluña y en la propia Andalucía, al tiempo que examina el fracaso de las propuestas políticas de un Jordi Solé Tura o un Alfonso Carlos Comín, en las que se propugnaba una síntesis “de las identidades andaluzas (y de otras regiones) de la inmigración con la catalana oriunda en un proyecto social, político y cultural integrador y de una ‘nueva Cataluña’.

 Eso, en cierto modo –continúa Aristu– se consiguió a finales de los años 60 y primeros 70 y supuso el gran proyecto alternativo al de la burguesía catalanista”.

Los colores del cinturón

Las últimas elecciones autonómicas catalanas han confirmado una tendencia que venía apuntándose desde hace más de un lustro: el cinturón rojo de la Barcelona metropolitana ha cambiado de bando. O casi. Cornellà, Santa Coloma, Hospitalet, El Prat, Viladecans, Sant Feliu… ya no votan mayoritariamente izquierda.

Las grandes ciudades de aluvión forjadas por las oleadas de inmigrantes sobre todo andaluces de los años 60 y 70 votan ahora a Ciudadanos, un partido vagamente centrista-derechista pero en todo caso férreamente españolista. El mapa históricamente rojo es ahora un mapa naranja.

El independentismo ha logrado imponer su agenda política, en el sentido de que le ha arrebatado al eje ideológico izquierda/derecha el papel estelar en la escena electoral catalana para sustituirlo por el eje identitario separatismo/unionismo, que siempre existió pero nunca fue hegemónico al norte del Ebro.  (...)

Aristu lo explica así: “Durante aquellos años del desarrollismo franquista las relaciones entre andaluces y catalanes dieron lugar a uno de los fenómenos más originales y fecundos de la cultura política de la izquierda española. Creo que alguno de nuestros mayores déficits como andaluces y como personas de izquierda es haber perdido después la conexión peculiar con las ramblas culturales y políticas catalanas.

 Y lo mismo digo a la inversa: la política de Cataluña desaprovecha mucha energía cuando trata de aislarse de ese elemento constituyente que es lo andaluz, sea el integrado en su propia sociedad catalana sea el que habita y se desarrolla al sur de Despeñaperros”.


‘El oficio de resistir’, que acaba de publicarse bajo el doble sello del Centro de Estudios Andaluces y la editorial Comares, rastrea las huellas de esa ‘doble nacionalidad’ de cuyo honroso mestizaje parece haber abjurado no ya el independentismo de matriz burguesa, sino la propia izquierda catalana en sus diferentes –y por supuesto enfrentadas– variantes.

La huella más profunda y duradera de la teoría del mestizaje pertenece al llorado Alfonso Carlos Comín, quien, primero desde Cristianos por el Socialismo y luego desde el PSUC, promovería un proyecto diferenciado del ‘catalanismo de toda la vida’, distinto –escribe Aristu– al “de un Prat de la Riba o un Cambó pero inserto en aquel hilo que desde 1903 había dado sentido a la burguesía catalana, una vez más –pasado ya el franquismo con el que una parte de ella había colaborado gratis et amore– catalanista y nacionalista. Todavía no independentista, pero eso ya llegaría”.  (...)

Al recordar los desdeñosos juicios, de ayer mismo como quien dice, de dirigentes nacionalistas de postín como Pujol o Duran i Lleida sobre los andaluces, cabría concluir que el discurso de Comín no llegó a calar entre las élites del ‘catalanismo de toda la vida’. Pero no solo en ellas. 

Su tesis, original pero seriamente documentada, de los andaluces como ejército de reserva con el que las regiones industriales pudieron contar ilimitadamente a precio de saldo y sin el cual “no hubieran podido alcanzar el actual nivel de desarrollo”, esa tesis que en los 70 y aun en los 80 inspiraba las posiciones de la izquierda catalana, hoy casi ha desaparecido del discurso público del Principado. O al menos ha dejado de tener una traducción electoral efectiva.

El caso Portabella

Ciertamente, la izquierda perdió la batalla catalana mucho antes de 2017. E incluso mucho antes de 2012. Aristu recuerda que una “razón bastante clara” fue que en 1980 ERC dio su apoyo a Jordi Pujol en vez de al socialista Joan Raventós. Aun así y más allá de aquel hecho puntual, el PSC-PSOE no supo conservar en las elecciones autonómicas los 850.000 votos (700.000 de ellos solo en la provincia de Barcelona) que logró en las generales.

No sin un punto de melancolía, el autor cierra este capítulo del libro titulado ‘Horizontes de grandeza. Andaluces en Cataluña’ glosando la masiva manifestación, más independentista que propiamente soberanista, del 11 de septiembre de 2016, cuyo manifiesto fue leído por Pere Portabella, “un destacado e histórico activista antifranquista –recuerda Aristu–, senador en la lista del PSUC y luego diputado autonómico en la de Iniciativa per Catalunya”.

La pregunta

Esbozada la figura de Portabella, se pregunta a continuación nuestro autor: “¿Qué había ocurrido en esos últimos años para que una parte de la izquierda catalana se hubiera convertido si no en independentista sí al menos en soberanista?”.

Lástima que no tengamos a mano un Alfonso Carlos Comín, prematuramente desaparecido en 1980, para contestar debidamente a esta pregunta crucial. Para contestarla sin prisas ni sectarismos, más allá de los tópicos pero más allá también de la injuria. 

Para contestarla como intentó Comín contestar en su libro ‘Noticia de Andalucía’, publicado en 1970, la pregunta sobre los andaluces de Andalucía y de Cataluña: “a través de una metodología –rememora Aristu– que combinaba la sociología, la economía, la filosofía, la observación de los hechos, el periodismo etnográfico y la encuesta directa”."              (Antonio Avendaño, El Plural, 21/01/18)

26/7/17

Isabel Coixet: me resulta extremadamente difícil dirimir cuáles son las diferencias reales entre un partido centralista de derechas y otro catalanista y nacionalista. Ambos se han ocupado de crear la corrupción institucionalizada... y un referéndum convocado unilateralmente sin censo y sin ningún control, con el argumento de que basta la mitad más uno para declarar la independencia, no, gracias

"(...) La situación que vivimos en Cataluña en estos últimos tiempos posee particularidades que a mí, y sospecho que a mucha más gente, me parecen especialmente dañinas. Aquí enumero algunas; siéntanse libres de tachar las que quieran y añadir las suyas.

Desde hace mucho tiempo se promueve y fomenta continuamente el desprecio hacia los otros territorios del Estado español. Esto es una especie de cansina vuelta al patio del colegio: ese es tonto; el de más allá, un vagazo. Como persona viajada que soy puedo dar fe de que la tontería y la pereza no son patrimonio exclusivo de ningún pueblo del mundo. Si así fuera, ya me tendrían pidiendo asilo en la tierra de los perezosos. La pereza está muy infravalorada.

Se anteponen, antes que cualquier debate sobre qué hacer para mejorar la vida de los ciudadanos, las ventajas de una mítica tierra de promisión que pasa indefectiblemente por la “desconexión” de España, que, según sus partidarios, es algo con lo que soñamos desde la más tierna infancia los ocho millones de catalanes, ya que vivimos esclavizados, amordazados y sojuzgados por el perverso Gobierno central.

Inciso: vamos a ver, el Gobierno central que tenemos se las trae y no voy a ser yo la que diga lo contrario. La torpeza que siguen demostrando hacia la situación en que estamos es solo comparable a la actitud de las avestruces ante los avances de una manada de pumas. Pero de ahí a hablar de esclavitud y sojuzgamiento hay un trecho. Y en un mundo donde tanta gente es esclavizada y sojuzgada de verdad, que desde el Govern se hable en esos términos es sonrojante.

Que existe en muchos sectores de la población un sentimiento genuinamente nacionalista es innegable y merece el máximo respeto. Personas como Puigdemont o Junqueras han confesado —y les creo— la enorme ilusión que les hace la existencia de un Estado independiente. Es cuando imponen sus aspiraciones, asumiendo que todos las compartimos, cuando empiezan los problemas. No se han molestado en averiguar qué pensamos y por qué los que no compartimos esa ilusión.

A mí me resulta extremadamente difícil dirimir cuáles son las diferencias reales entre un partido centralista de derechas y otro catalanista y nacionalista. Ambos, con diferentes acentos y talantes, se han ocupado de crear el nefasto campo de cultivo de la corrupción institucionalizada. Que Ignacio González y uno de los Pujol junior compartan cárcel tiene algo de justicia poética, pero ahora necesitamos justicia de la más prosaica para salir de este callejón sin salida que amenaza con enquistarse para los restos.

El debate sobre las esencias patrias ha engullido el debate sobre qué clase de sociedad queremos. Con la independencia, esto va a ser una mezcla de Shangri-La, Legoland y Ganímedes. Todavía estoy esperando que alguien me cuente cómo va a ser la nueva república independiente catalana. Si alguien tiene pistas, por favor que las comparta. A mí Legoland me gusta mucho, pero no quiero vivir en ella, debe de ser incomodísimo.

El baile de cifras de las balanzas comerciales e impuestos que se baraja para convencer al votante de las bondades de la absoluta necesidad de la independencia porque “España nos roba”. Este concepto ha calado en un gran sector de la población que se siente genuinamente nacionalista y que quiere y necesita encontrar alguna explicación para la crisis económica y que, por razones que se me escapan, está convencida de que ser catalán es mucho mejor que ser español. 

Ante esto, déjenme que les dé una noticia en exclusiva: ninguna de las dos cosas es una bicoca, pero hay cosas bastante peores. Se me ocurren bastantes. Llegado este punto, honestamente yo ya no sé si España me roba más que Amazon, Zalando o el operario que me ha soplado 400 euros por arreglarme en cinco minutos el aire acondicionado. Yo, sinceramente, me he perdido en este debate de cifras y competencias. (...)

Los que no pensamos que la independencia sea la mejor de las ideas inmediatamente somos descalificados como fascistas, vendidos al Gobierno central y un sinfín de lindezas. O, en el mejor de los casos, somos invisibles y se nos barre del ágora pública.

 Otro notición: no ser independentista no significa ser fascista ni de Ciudadanos ni del PP. Significa simplemente que pensamos que ser catalán y ser español no son conceptos antagónicos. Respecto a la consulta, si los partidos políticos lo acuerdan, si se cambia la Constitución —que se puede cambiar— y se establece un marco legal, ¿por qué no?

Pero un referéndum convocado unilateralmente sin censo y sin ningún control, con el argumento de que basta la mitad más uno para declarar la independencia, no, gracias. Quiero recordar aquí que cuando se convocó el referéndum en Quebec, los porcentajes requeridos para una decisión de ese calibre fueron establecidos por la Corte Suprema con la premisa de que a partir de una clara y rotunda mayoría (no la mitad más uno) habría una obligación por parte del resto del país a renegociar el encaje de Quebec en Canadá. (...)

Y ahora viene la coletilla definitivamente naíf (o buenista o ingenua o boba) de este texto, lo digo por si quieren abandonar ahora: este no es el momento de crear más fronteras, ni muros ni barreras. Este, quizás más que nunca en la historia, es el momento de tender puentes, de centrarnos en las cosas que tenemos en común, de solventar las diferencias y las injusticias con auténtica y genuina voluntad de diálogo, de enfrentarnos juntos, todos los europeos en un marco federal, sin distinciones de pasaportes, a los desafíos de un mundo descabezado, convulso, ardiente, complejo y terrible.

Es el momento de dejar de estar absortos en nuestro ombligo y de elevar la vista más allá de los límites de lo que consideramos nuestro, más allá de nuestras banderas —por mucho que las amemos—, nuestros agravios —por muchos que tengamos—, nuestro pasado. Yo no poseo demasiadas certezas, pero he vivido lo bastante para saber que construir, sumar y amar siempre es infinitamente mejor que destruir, restar y odiar."                      ( , directora de cine, El País,  19/07/17)

24/1/17

El único modo de evitar la extinción de la raza catalana era su cruce con los emigrantes llegados de otras zonas de España, a pesar de la posibilidad de la constitución de un tipo de hombre de cualidades raciales inferiores


"(...) tras el inicial desprecio hacia los demás españoles, especialmente los meridionales, con el que arrancó un catalanismo que se reivindicaba modernamente germánico frente al semítico atraso español, en tiempos posteriores llegaría el proyecto de nacionalistizar a los recién llegados para así aumentar el peso social y electoral del separatismo.

Una de las obsesiones de los catalanistas de hace un siglo fue la constatación de que la natalidad de los catalanes de pura cepa era insuficiente para garantizar el relevo generacional. Ello se debía, según Hermenegild Puig i Sais, a la excesiva afición de los catalanes a hacerse pajas. 

Por eso Companys promovió la publicación en 1934 del manifiesto Per la preservació de la raça catalana, avalado por firmas como la del antionanista Puig i Sais y el nacional-lingüista Pompeu Fabra.

 En él declaraban el interés por no estar desprevenidos ante las posibles consecuencias de la inmigración forastera. Y para “colaborar en esta tarea humanitaria y patriótica” los firmantes proponían la creación de una Societat Catalana d’Eugènica, cuyo secretario general fue el principal redactor de dicho manifiesto, Josep Antoni Vandellós.

Un año más tarde Vandellós publicaría Catalunya, poble decadent, uno de los textos esenciales del catalanismo demográfico. En él sostuvo que el único modo de evitar la extinción de la raza catalana era, lamentablemente, su cruce con los emigrantes llegados de otras zonas de España para trabajar en la industria local, aun a pesar de la posibilidad de la constitución de
un tipo de hombre de cualidades raciales inferiores a causa de la asimilación de los elementos de la inmigración.
Pero hasta para la coyunda hay clases, pues aunque consideraba a los aragoneses un poco brutos,
lo que se pueda perder en agilidad mental se gana en tenacidad. El verdadero problema lo constituyen los sur-levantinos.
Efectivamente, los murcianos emigrados a Cataluña en los años 30 fueron los principales destinatarios del odio de los catalanistas de aquella generación. El joven periodista Carles Sentís, posteriormente llamado a altos destinos en el régimen franquista, publicó en 1932, en el periódico Mirador del diputado esquerrista Amadeu Hurtado, una serie de artículos titulada Múrcia, exportadora d’homes.

 En ellos relató el viaje en los autobuses transmiserianos, desde las localidades más pobres de aquella provincia hasta la próspera Barcelona, de riadas de murcianos portadores de miseria, enfermedades (en concreto, tracoma), comunismo y terrorismo. (...)

Otros periódicos catalanistas se hicieron eco de los artículos de Sentís, como El Be Negre, que encabezó su número del 17 de enero de 1933 con un recuadro que rezaba: “ESPAÑA, PARA LOS ESPAÑOLES. CATALUÑA, PARA LOS MURCIANOS”

Y junto a una viñeta mostrando turbas de murcianos deformes descendiendo de los autobuses transmiserianos, se comentaba que murcianos y andaluces, procedentes de “la zona de África”, llegaban a Cataluña para implantar en ella el comunismo libertario y hacerla desaparecer:
La que se nos prepara. Por confidencias que nos cuidaremos mucho de traicionar, han llegado a nuestras manos todos los detalles de la próxima revolución que se prepara, la buena, la de verdad. Se trata, pura y simplemente, de quitar el nombre de Cataluña del mapa y enganchar a nuestro país, mediante una especie de corredor moral, con la próspera región murciana, cuyo nombre llevará de aquí en adelante. Los primeros actos de la revolución triunfante serán proclamar el comunismo libertario y exigir el tracoma obligatorio a todos los ciudadanos del país liberado. (...)"            (Jesús Lainz, Libertad Digital, en Fundación para la Libertad)

23/11/16

Jordi Pujol: El hombre andaluz constituye la muestra de menor valor social y espiritual de España. Trump: El mexicano es un violador, que nos quiere destruir

"Dicen que el expresidente Pujol se ha disculpado por este párrafo:

«El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido [...], es generalmente un hombre poco hecho, un hombre que hace cientos de años que pasa hambre y que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual. Es un hombre desarraigado, incapaz de tener un sentido un poco amplio de comunidad. 

A menudo da pruebas de una excelente madera humana, pero de entrada constituye la muestra de menor valor social y espiritual de España. Ya lo he dicho antes: es un hombre destruido y anárquico. 

Si por la fuerza del número llegase a dominar, sin haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña. Introduciría en ella su mentalidad anárquica y pobrísima, es decir su falta de mentalidad.»

Veamos su disculpa, según el diario La Vanguardia:

«"Creía que esa gente no se saldría con la suya, porque había llegado a un grado de decaimiento muy importante, desde el punto de vista de la moral y de sus ganas de tirar hacia adelante", añadió. Pujol ha celebrado, sin embargo, "la política que hemos hecho, a nivel catalán, español y evidentemente en Andalucía y Extremadura".

 En este sentido, el expresident constató que Catalunya está "llena de gente que vino de Andalucía y Extremadura y que, afortunadamente, están muy integrados»

Es decir. Menos mal que Cataluña actuó y a pesar de sí mismos los integró.

Las disculpas de Pujol suelen ser peores que sus insultos. Sólo hay que leer lo que publicó en 1977, unos meses después de que reapareciera el libro (hoy muy difícil de encontrar) con la frase de marras.

La prensa local insiste en que Ciudadanos rescata una frase de 1958, cuando su primera publicación en libro. Pero no. Ciudadanos rescata una frase de 1976, que es cuando Pujol volvió a colocarla en un libro, sin mayor resquemor ni problema. 

Algo que no hizo, por cierto con un artículo llamado El ejército de ocupación, donde incluía (en el ejército) a capellanes y monjas.

No. Pujol no se disculpa. No puede. Es ontológicamente imposible que se disculpe."            (Arcadi Espada, El Mundo, 03/11/12)

21/11/16

Los andaluces, y los gallegos, robamos a Madrid, robamos a Cataluña... y al País Vasco. Y junto a los griegos, arruinamos a los alemanes. Merecemos un premio... o algo

"Cifuentes: «Los madrileños están pagando la sanidad y educación en Andalucía»

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha asegurado que los madrileños "están pagando" la sanidad y la educación de los andaluces, al tiempo que ha defendido la política fiscal de su Gobierno y ha criticado el sistema de financiación "injusto" que "impuso a los madrileños" el presidente socialista del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

"Con nuestra política fiscal hemos recaudado casi 3.000 millones de euros que nos están sirviendo para financiar los servicios básicos en aquellas comunidades donde ustedes gobiernan, como en Andalucía. Los madrileños están pagando 3.000 millones de euros para que los andaluces tengan sanidad, educación y demás", ha manifestado Cifuentes dirigiéndose al portavoz del Grupo Socialista, Ángel Gabilondo. (...)"          (Sur, 17/11/16)


Ya decía Botín que sus trabajadores gallegos y andaluces nunca paraban de pedir más sueldo. Que,  también lo iban a arruinar. 

No lo hacemos por maldad, simplemente queremos vivir por encima de nuestras posibilidades, como todo el mundo. Gallegos y andaluces 'robamos' por la igualdad... la socialdemócrata... por lo menos. 

15/11/16

Trump la emprende contra los mexicanos... y los nacionalistas catalanes contra los andaluces

"«El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido es, generalmente, un hombre poco hecho, un hombre que hace cientos de años que pasa hambre y que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual.

 Es un hombre desarraigado, incapaz de tener un sentido un poco amplio de comunidad. A menudo da pruebas de una excelente madera humana, pero de entrada constituye la muestra de menor valor social y espiritual de España. […] Si por la fuerza del número llegase a dominar, sin haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña. E introduciría su mentalidad anárquica y pobrísima, es decir, su falta de mentalidad».

Esta es, literalmente transcrita, la opinión que Jordi Pujol dejó escrita en un libro sobre los andaluces, propio, sin necesidad de que nadie le preguntara. 

Cuarenta años después sigue viva entre el independentismo de estos días esa simiente xenófoba y faltona sembrada por el gran padre del movimiento separatista, el gurú que marcó el designio de la fuerza catalanista mientras iba y venía a los bancos de Andorra. 

No hay sino escuchar a la consejera de Asuntos Sociales de la Generalitat, Dolors Bassa, acusando esta semana a Andalucía de llenar Cataluña de jóvenes drogadictos, esos niños del pegamento que al parecer ensombrecen la rectitud y probidad de los catalanes de pura cepa y ensucian la Rambla de las Flores.

Del «España nos roba» hemos pasado al «España no droga», en el tirabuzón más ofensivo que se ha escuchado últimamente a orillas del Llobregat. Y mira que el catálogo es amplio y afrentoso. Recuerden a Durán Lleida clamando desde su balcón cinco estrellas del hotel Palace contra «los andaluces que cobran del PER por pasarse el día en la barra del bar».

 O a Francesc Homs (no confundir con el nacionalista homónimo al que apodaban «Homs, el listo») afirmando sobre Andalucía que «mientras Cataluña hacía la revolución industrial, otros pastoreaban cabras».

O a Artur Mas diciendo que «a los niños andaluces no se les entiende cuando hablan». Como vemos, son legión los políticos nacionalistas que han ido vertiendo insultos a Andalucía a lo largo de los años.

 Según los «cruzados», ahora esa España «cleptómana» e «inculta» les manda yonkis, como antes «Franco llenaba trenes de gente a ver si nos diluía», en palabras recordadas por Montserrat Carulla, candidata de la lista separatista en las últimas autonómicas.

Un desprecio tan ofensivo como aquella campaña de las Juventudes de Convergencia promoviendo aquel infame «Apadrina a un niño extremeño» o como aquel Joan Puigdercós que, siendo líder del ERC, afirmó que «en Andalucía no paga impuestos ni Dios».

 Visto el tremendo ademán xenófobo y clasista de la facción separatista se entiende a la perfección que desde su aburrida cesantía política Artur Más haya recibido, con el mismo entusiasmo que la ultra Marine Le Pen, la victoria de Donald Trump en las Presidenciales de Estados Unidos. 

Unos la emprenden contra los mexicanos y otros contra los andaluces, metáfora en carne y hueso de esa «malvada España». Como a este batallón le dé por adoptar miserables no va a dar abasto."             (ÁLVARO MARTÍNEZ – ABC – 13/11/16, en Fundación para la Libertad)

20/3/15

"El 'España nos roba' me da asco"

"El presidente de Sociedad Civil Catalana, Josep Ramon Bosch, denuncia que cuando ve en la entrada de un pueblo un mástil con una bandera estelada da la sensación de que "Cataluña es independiente, que el Estado ya no existe; eso es lo que pienso".

En una entrevista publicada en el libro 'Me gusta Catalunya, me gusta España', del periodista Sergio Fidalgo, Bosch confiesa que el lema "España nos roba", utilizado habitualmente por el nacionalismo catalán, le produce un "profundo asco". 

Y pone como ejemplo que "CDC hizo unos carteles que decían 'La España subsidiada vive a costa de la Cataluña productiva'", lo que considera que "se trata de un mensaje mucho más perverso" porque "da a entender que andaluces y extremeños son unos vagos; eso sí, enunciado de manera muy sibilina".

Y remata: "Ya lo dijo Jordi Pujol en su momento, cuando habló de los andaluces como de una 'raza inferior'. Este es el concepto que tienen los nacionalistas y separatistas. Y esto es lo que hay que denunciar y contra lo que hemos de luchar". (...)"          (Crónica Global, 20/03/2015)

12/1/15

Media Markt se burla de los andaluces en su Twitter en Barcelona: 'Buenos días... a las cinco de la tarde


"La multinacional Media Markt la ha vuelto a liar en Twitter. Desde su cuenta oficial, cuya sede está en Barcelona, no ha dudado en burlarse de los andaluces, enviando un mensaje cerca de las 17:00 horas dándoles los buenos días. Situada en El Prat de Llobregat (Barcelona), Media Markt ha mostrado de nuevo un peculiar sentido del humor (...)

No es la primera vez que Media Markt tiene que pedir perdón por alguno de sus comentarios en Twitter o por posicionarse políticamente a favor de la separación catalana o, al menos, de no molestar a los nacionalistas. 

Algo que se vio reflejado en una de sus campañas de publicidad, cuando censuraron la bandera española, sustituyéndola por una roja, en contraste con el uso normal que hace la multinacional de las enseñas de otros países.

 Tampoco dudaron en burlarse de la Fiesta Nacional y del 12-O en Barcelona o en colar un nacionalista gallego en sus promociones. Incluso, llegaron a hacer bromas con el reciente ataque a la sede del PP y a enfrentarse con otros usuarios, empresas y hasta con el Twitter de la Policía Nacional."             (La Voz Libre, 29/12/2014)

4/2/14

Los gallegos brutos, los andaluces vagos, los madrileños chulos... los catalanes guapos y trabajadores, como los alemanes

"(...) En realidad, lejos de enriquecer el debate con reflexiones que “no se quieren oír y, mucho menos, escuchar”, Molinas se limita a repetir tópicos que han sido oídos ad nauseam.

 Porque explicar el fenómeno del nacionalismo moderno a partir de la existencia de esencias nacionales, de rasgos que han caracterizado a las comunidades humanas desde tiempos remotos —en general, desde la Edad Media— y que se han perpetuado a lo largo de los siglos, es lo que han hecho una y otra vez, desde que la nación se convirtió en el mito legitimador de la soberanía, intelectuales de las más diversas tendencias. 

Muchos de ellos, sin duda, respetables e influyentes; pero empapados del clima nacionalista de su época. Esos rasgos podían radicar en la lengua, la religión, la mentalidad o las costumbres, según conviniera, pero lo decisivo era que revelaban una especie de espíritu o alma nacional, o al menos un carácter colectivo, tan indiscutible como firme y duradero. 

Un planteamiento alimentado por los nacionalismos, que, a partir de estos elementos culturales y del llamado principio de las nacionalidades (a cada nación corresponde un Estado), justificaron su reivindicación de un marco político propio.

Estas interpretaciones, de raíz romántica, han sido ampliamente rebatidas desde la Historia y desde otras ciencias sociales en los últimos 30 o 40 años. Hoy concebimos las naciones como artefactos culturales modernos, construidos por los nacionalistas —en particular, por diversas élites políticas e intelectuales, de dirigentes de partidos a escritores y artistas— sobre la base, eso sí, de elementos culturales preexistentes. (...)

 Pero es que todavía siguen estando en boga ciertas ideas, comunes en el siglo XIX y en la primera mitad del XX, pero muy anticuadas hoy, como las que desarrollaron Modesto Lafuente o Ramón Menéndez Pidal: que ya desde la época prerromana, los habitantes de la Península eran individualistas, sobrios, sencillos, religiosos, idealistas…; es decir, que existe un “carácter español” desde hace milenios. Establecido, en definitiva, por la divina providencia. (...)

En cuanto a lo que hoy podríamos llamar el “hecho diferencial” catalán, es algo sobre lo que se ha discutido desde la Renaixença de mediados del XIX. Los nacionalistas catalanes, poco más tarde, quisieron dejar bien claras las peculiaridades que les distinguían de los demás ciudadanos españoles, a partir de su lengua y sus tradiciones, incluyendo con frecuencia un toque de desprecio hacia los otros pueblos peninsulares. 

Más de uno llegó incluso a adoptar expresiones racistas, como Narcís Verdaguer, para quien los catalanes eran arios y los castellanos “africanos” (“bereberes”, concretaría Enric Prat de la Riba), o el lunático Pompeu Gener, quien afirmaba que el escaso amor al trabajo de los castellanos se explicaba por su sangre semita. (...)

El feudalismo carolingio y la “mentalidad” menestral no explican, en resumen, nada o —seamos generosos— casi nada de los problemas actuales. Dentro de España no hay pueblos más europeos que otros, ni podemos hablar de norteños y sureños ni de caracteres permanentes que, en caso de condicionar las pugnas políticas en curso, las convertirían en insolubles.

 Lo que hay es una sociedad compleja, muy dividida en torno a su ubicación en la estructura territorial del Estado español, y un sector radicalizado de las élites políticas barcelonesas decidido a acabar con su dependencia de Madrid. 

Lo cual es legítimo. No lo es tanto, ni nos aproxima en absoluto a una posible salida dialogada y democrática del contencioso, invocar la historia de manera distorsionada, manipulándola para reivindicar una arcadia que nunca existió o una heroica lucha de siglos contra la opresión nacional, y tampoco para exhibir un pedigrí europeísta frente a los parvenus del sur del Ebro o una división esencial y poco menos que eterna entre los tímidos menestrales de un lado y los ambiciosos hidalgos del otro."              (EL PAÍS 28/01/14,
JOSÉ ÁLVAREZ JUNCO/JAVIER MORENO LUZÓN,en Fundación para la Libertad)