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12/5/24

Pedro Vallín: lo que va a ganar es el racismo, la xenofobia, porque las organizaciones que van a crecer más van a ser aquellas con un discurso sobre la inmigración bastante duro. Estoy pensando en el ascenso de Vox, estoy pensando en Aliança Catalana, estoy pensando en Junts y estoy pensando en el PP... Una de las cosas que Junts se esforzó en negociar con el Gobierno es que querían tener las competencias de inmigración en la Generalitat. Creo que tiene que ver con músicas que no proceden de aquí. Estamos bailando una música continental... Creo que hemos importado un tic continental europeo y que por alguna razón en Cataluña está teniendo particular suerte este argumento

 "Previsión electoral en Cataluña

“El galimatías que vamos a tener el lunes por la mañana va a ser notable, porque ni por el lado del independentismo ni por el lado del progresismo, que son los dos ejes que todo el mundo maneja en las posibilidades de formar gobierno, va a estar clara la cosa. En el independentismo, no está claro que Esquerra o la CUP estuvieran dispuestos a apoyar una mayoría donde estuviera Aliança Catalana y la suma de los progresistas no parece nada sencilla. Creo que en la realidad de los números que tenemos a día de hoy, si se confirma en las urnas, lo que va a ganar es el racismo, la xenofobia, porque las organizaciones que van a crecer más van a ser aquellas con un discurso sobre la inmigración bastante duro. Estoy pensando en el ascenso de Vox, estoy pensando en Aliança Catalana, estoy pensando en Junts y estoy pensando en el PP”. 

Repetición electoral

“Me parece de una frivolidad pasmosa que se hable en estos términos, porque la experiencia reciente en España es que cada vez que repites elecciones hay unos pequeños ajustes en los resultados. Se convoca la repetición electoral para que las sumas cambien, para que tú puedas pactar en otros términos y la experiencia que hemos vivido aquí es que las sumas son las mismas. Es decir, estás convocando al votante, devolviéndole su mandato expresado en las urnas para que lo vuelva a pensar y vuelva a expresarse. Y el votante te vuelve a expresar que las mayorías son las que había dicho, con lo cual una repetición electoral sería una falta de respeto hacia los ciudadanos. Es el votante, emite su mandato y ustedes se las tienen que arreglar con el mandato”. 

Xenofobia en campaña

“Una de las cosas que Junts se esforzó en negociar con el Gobierno es que querían tener las competencias de inmigración en la Generalitat. Creo que tiene que ver con músicas que no proceden de aquí. Estamos bailando una música continental que tiene mucho que ver con que hay elecciones europeas en las que el asunto inmigración es central, precisamente muy relacionado con la centralidad que tiene la ultraderecha. España es un país que no se puede poner muy flamenco con la recepción de inmigrantes, porque las familias de muchos españoles han hecho su fortuna en Centroeuropa o América a base de irse a picar piedra, en el sentido de trabajos que no querían los nacionales. Creo que hemos importado un tic continental europeo y que por alguna razón en Cataluña está teniendo particular suerte este argumento”.

El fenómeno de la inmigración en Europa

“Igual yo soy muy de desdramatizar, pero hay un elemento muy fariseo. Todas las potencias europeas que durante el colonialismo someten a la mitad del planeta para extraer recursos y, supuestamente, para civilizar desde la superioridad moral y política de Europa occidental, ahora se sorprenden de tener en sus fronteras un montón de gente procedente de países que fueron sus colonias. En términos históricos es un movimiento pendular de una justicia extraordinaria. No sé si tenemos mucho derecho a queja en Europa después de lo que hemos hecho en América, en Asia y en África durante los siglos del XVI al XX. Y aquí está muy marcada la aporofobia: no queremos que vengan menesterosos a intentar ganarse la vida, pero sí los grandes capitales de América Latina a quienes se facilitaba la nacionalidad”.

 (Pedro Vallín, InfoLibre, 11/05/24)

29/1/24

Un escritor indepe se cambia el apellido 'porque soy un charnego agradecido'... y porque “el mundo sería mejor con más catalanes y menos fanfarrones españoles”

 "Jordi Galves, que no Gálvez, es un escritor y opinador del ecosistema ‘indepe’ en redes sociales. De tanto en tanto, consigue algún viral manifestando sus posturas netamente nacionalistas. En el último, explica por qué firma como “Galves” y cómo esto tiene un efecto mundial positivo.

Enfant terrible: X y YouTube

A tenor de su perfil de Wikipedia, que sospechosamente solo existe en catalán, Jordi Galves puede ser considerado como un polímata. “Escritor, ensayista, filólogo, profesor universitario”, y, lo que es más, “enfant terrible de las letras catalanas”. El ejercicio de sus letras se ha desplegado fundamentalmente en prensa procesista.

Entre una cosa y otra, se ha quedado con su perfil de X, un canal de YouTube y la reivindicación de que es una figura molesta. Su ideario es, en fin, el de un nacionalismo de alta intensidad. Monolingüismo, reivindicación de la unidad cultural de Cataluña y cosas por el estilo.

Su texto ‘Cornellà no es como Cataluña’ - que le valió una denuncia desestimada de Inés Arrimadas - es una buena muestra al respecto. Sea como fuere, después de su momento álgido durante el procés, parece que ahora va por libre. Como tantos otros, ha pasado de procesista a independentista.

Suma cero de fanfarrones

La semana pasada consideró oportuno aclarar a sus seguidores el motivo por el cual firma como “Galves” y no “Gálvez”. Entre otras nacionalistas razones, la fundamental es que “es un charnego agradecido”:

Esta adaptación de su apellido al catalán, explica, “exhibe la voluntad inequívoca de ser catalán por encima de cualquier otra cosa”. Y, efectivamente, adaptar “Gálvez” a “Galves” puede considerarse un ejemplo de voluntad inequívoca de ser catalán por encima de cualquier cosa.

Finalmente, Galves le da una dimensión ecuménica a su actitud. Señala que “el mundo sería mejor con más catalanes y menos fanfarrones españoles”. En el caso de existir fanfarrones catalanes, el total de fanfarrones en circulación no habría variado."             (e-notícies, 29/01/24)

11/1/24

La emergencia de una extrema derecha catalana postprocés, con sus monstruos racistas... Cataluña se ha forjado sobre la imagen de motor económico, de una sociedad avanzada que no podía progresar más por culpa de ser una nación sometida por un actor “externo y anacrónico” (el Estado español)... como expresa Sílvia Orriols: "Cautivos de un Estado que no controla sus fronteras, que permite la entrada masiva de inmigrantes ilegales, que se rinde a las exigencias de las comisiones islámicas y que es indulgente con los delincuentes y malhechores. La independencia no es una opción, ¡es una necesidad!"... Esta vez, los pánicos demográficos se vuelven la excusa para pedir la independencia... El procés se convirtió en un experimento de sublimación de los malestares sociales de una clase media amenazada por la crisis, que fue instrumentalizado por unas élites políticas que trataban de sobrevivir a toda costa... Cuando se han evaporado las promesas incumplidas, Junts lleva el trumpismo a su máxima expresión, patada para adelante constante... La desafección puede ser una fuerza poderosa hacia la derechización... lo que los ultraderechistas usan en todo mundo: un enemigo a quien desviar el malestar, los migrantes o los otros... han resucitado los insultos racistas, charnegos, colonos y ñordos (grasientos)... es un signo de una población asustada donde crecen los ultras (Nuria Alabao)

 "Hace tiempo que se alerta de la adopción de lenguajes y temas de las extremas derechas por parte de algunos elementos del independentismo catalán. Periodistas como Guillem Martínez o académicos como Steven Forti llevan algunos años dando pistas de cómo y por qué está sucediendo esto y relacionándolo con el fracaso del procés y la desafección que ha dejado a su paso. Estos días ya resulta muy difícil negarlo. El clima se ha ido generando progresivamente y al calor de discursos racistas similares a los que impulsan las extremas derechas de toda Europa.

Primero nos sorprendió el patinazo de la Conselleria de Educación desviando la responsabilidad por los malos resultados del informe PISA en Cataluña a la “sobrerepresentación de migrantes en las muestras” –algo que por otra parte ya hacía Convergència hace diez años–. Ni los recortes que sufrió la educación con los sucesivos gobiernos de Convergència ni diez años de procés que han provocado la inactividad de los gobiernos catalanes tienen nada que ver: es más fácil echar la culpa de los de fuera. Por último, Junts ha entrado con toda la caballería a emprender una guerra contra los migrantes. Marta Madrenas, diputada de este partido, cuestionaba este mes el reparto de migrantes llegados a Canarias en pateras, es decir, se oponía al principio de solidaridad más básico en una situación de clara emergencia social donde solo se puede invocar a los derechos humanos. Mientras, se lamentaba de que en Cataluña hubiese más porcentaje de población migrante que en el resto del estado.

             Como remate, un grupo de alcaldes de Junts del Maresme llamaron a endurecer las políticas de migración con un discurso muy parecido al de Vox o al de la ultra Sílvia Orriols –la versión de extrema derecha independentista– que gobierna en Ripoll con Alianza Catalana y que tiene bastantes probabilidades de entrar en el Parlament en las próximas autonómicas: vincular la emigración a la inseguridad y al crimen. En el punto de mira, sobre todo los migrantes marroquís. “Si no han venido a integrarse y a trabajar como hace la mayoría de la población, no tienen cabida en nuestra casa”, dijo el alcalde de Calella, Marc Buch. Las metáforas hogareñas de la patria son comunes en estas expresiones -la casa, el lugar de la familia nacional y su paz amenazada por entes externos–. La plantilla no es tan diferente a la que usa Ignacio Garriga, ahora secretario general de Vox, que denuncia la creciente “islamización” de Catalunya, la inmigración ilegal siempre responsable de la delincuencia y la inseguridad ciudadana. Supremacismos españoles o catalanes tienen más en común de lo que les gusta reconocer. Por último, Carles Puigdemont ha llegado a reclamar competencias sobre esas cuestiones, un absurdo que contradice la máxima del pujolismo que solo aspiraba a gestionar las competencias “amables”.

 El periodista Miquel Ramos ha contado que siempre ha existido una extrema derecha catalanista,  aunque hasta ahora había sido marginal. De hecho, aunque lo identitario siempre existió en el nacionalismo catalán dominante, la última década se había presentado como lo contrario del nacionalismo excluyente, como agente integrador y culturalmente de izquierdas, e incluso modernizante. Cataluña se ha forjado sobre la imagen de motor económico, de una sociedad avanzada que no podía progresar más por culpa de ser una nación sometida por un actor “externo y anacrónico” (el Estado español). Sobre esta imagen, el mito de un pueblo industrioso y avanzado –una Cataluña capitalista, liberal, civilizada –véase por ejemplo las tesis del historiador Vicens Vives–, el “oasis catalán” frente al atraso carpetovetónico español. Se creaba así la imagen de un nacionalismo progresista y benevolente enfrentado a uno atrasado y “facha” –y racista–. El “volem acollir” de las manifestaciones del 2017 era una manera de reforzar la identidad propia, el sentimiento de superioridad moral frente a la España racista, pero hoy el clima parece haber cambiado de signo y enseña su cara menos amable. Esta vez, los pánicos demográficos se vuelven la excusa para pedir la independencia, como expresa Sílvia Orriols: "Cautivos de un Estado que no controla sus fronteras, que permite la entrada masiva de inmigrantes ilegales, que se rinde a las exigencias de las comisiones islámicas y que es indulgente con los delincuentes y malhechores. La independencia no es una opción, ¡es una necesidad!".

A partir de 2007-2008, la crisis económica en Cataluña se desarrolló como una crisis política en sentido amplio. La secuencia se estableció como un baile de posiciones, en el que el pujolismo se reinventó en procesismo y en el que el catalanismo conservador trató de cabalgar la crisis. Esta supuso el colapso de los efectos patrimoniales del floreciente ciclo 1995-2007 y se llevó por delante a unas clases medias ya muy tocadas por la precarización general, la pérdida neta de trabajos garantizados, la progresiva erosión de los servicios públicos sometidos a un modelo neoliberal-corrupto predador. El procés, que en realidad arrancó con un soberanismo “desde abajo”, acabó convertido en un experimento de sublimación de los malestares sociales de esta clase media amenazada por la crisis que fue instrumentalizado por unas élites políticas que trataban de sobrevivir a toda costa.

 El procés ha sido muchas cosas, para muchos una esperanza de refundación, de que las cosas podrían ser de otra manera, una herramienta de lucha contra lo establecido, pero también un buen puñado de promesas hechas y rotas por estas élites desvergonzadas que no han tenido ningún problema en mentir para manejar tiempos electorales y desviar malestares sociales. Cuando se han evaporado las promesas incumplidas, ¿que proyectos políticos o de sociedad se han hecho presentes? Junts, como siempre nos recuerda Guillem Martínez, ha sido maestro en guerras culturales, en el uso de los entretelones de la política-fake. Si toda política hoy tiene mucho de espectáculo, el trumpismo de Junts lo lleva a su máxima expresión. El último intercambio de espejitos: los pactos de investidura, y mientras, patada para adelante constante. Porque no es solo la educación. La sanidad está descomponiéndose, Cataluña es la comunidad que más gasta en conciertos privados, casi el doble que Madrid, mientras las listas de espera son ya un problema en un sistema sanitario que ha presenciado varias huelgas de médicos y de enfermeras este año, la más reciente este mismo diciembre. La región se encuentra además enfrentada a una sequía persistente y escasamente preparada para enfrentarla, ya que en esos últimos diez años donde el foco estaba en otra parte, no se ha invertido en ninguna infraestructura que poder activar en casos graves de restricción de agua como el presente. Si la nación independiente que siempre estaba a la vuelta de la esquina iba a solucionar todos los problemas sociales de forma cuasi mágica, cuando la ilusión se difumina, estos todavía permanecen y las soluciones parecen lejanas. ¿Quiénes son los culpables?

 La desafección puede ser una fuerza poderosa hacia la derechización. Después de todas las promesas incumplidas, cuando no se puede seguir desplazando los problemas a un ilusorio futuro, lo que queda es la receta que los ultraderechistas usan en todo mundo: un enemigo a quien desviar el malestar, los migrantes o los otros. Es por tanto, una consecuencia de la frustración, pero también lo que queda después de una década de hablar, de pensar, de insistir en la identidad siempre amenazada. El sentimiento de que existe una suerte de derecho al cierre –fronteras, recursos para “los nacionales”– emerge como la consecuencia lógica de la idea de que lo propio corre peligro: una lengua o nación frágil que necesita protegerse. La independencia se presentaba también como una manera de tener instrumentos de autoprotección.

Detrás queda también una fractura social que no se pretendía pero que ha resultado casi inevitable. Los catalanes que provienen de otros lugares de España, o sus hijos o incluso sus nietos han recibido insultos racistas de todo tipo: por un lado se ha resucitado el charnego –que ya tiene más de un siglo pero que el consenso social había vuelto vergonzante–, por otro, se les ha llamado colonos –que vinieron a invadir Cataluña empujados por Franco–, pero también “nyordos” –grasientos–, pueblerinos… Evidentemente esta ha sido solo una parte del independentismo, y probablemente muy pequeña, pero las vejaciones y la polarización circulan a gran velocidad por las venas de las redes sociales engrasadas precisamente para eso. Si al calor del procés, Junts llegó a pedir el cierre de los Cíes, sumando demandas sociales progresistas para intentar integrar distintos proyectos en una propuesta nacional totalizadora, hoy emerge más bien su rostro ultraconservador. Y es un signo de una población asustada donde crecen los ultras. El sueño de nacionalismo catalán extraordinario en Europa por su carácter modernizante aparece cada vez más agrietado al tiempo que la población catalana se torna progresivamente más plural por sus orígenes diversos."                   (Nuria Alabao, CTXT, 05/01/24)

17/12/23

Uno de los prejuicios que más se nos ha arrojado a la cara a los que “venimos de fuera” es el de bajar el nivel educativo general... estamos acostumbrados a que los racistas nos tengan por tontos de nacimiento, pero ahora el odio nos viene ni más ni menos que de un alto cargo de la Generalitat. Los catalanes, ya saben, son una raza superior donde las haya, así que la única explicación posible a los nefastos resultados del informe PISA es la sobrerrepresentación de nouvinguts. Ni los recortes de Convergència ni 10 años de procés explican el desastre. No, tiene que ser culpa de los inmigrantes, moros y sudacas que llevan la falta de inteligencia en los genes y contaminan así a los “nativos” nostrats. Pues nada, que les hagan las prueba solamente a los catalanets auténticos, a ver cuántos encuentran y si de verdad son todos unos einsteins que recitan Verdaguer de memoria (Najat El Hachmi)

 "¿Qué es un niño inmigrante? Yo no lo sé porque, exceptuando los menores no acompañados, ningún chaval toma por sí solo la decisión de trasladarse a otro país. Los hijos de los inmigrantes somos parte del equipaje de nuestros padres, nos vamos a vivir donde van ellos del mismo modo que nacemos donde está nuestra madre. 

Cuando resulta que aterrizas o naces en Cataluña, cuando eres catalán de tota la vida porque no has vivido en ningún otro sitio, ¿también eres un nouvingut? ¿Cuándo caduca la condición de made in el extranjero? ¿Cuándo termina el tránsito consecuencia de un acto, el de emigrar, que nadie quiere hacer dos veces en la vida? No, no somos inmigrantes ni quienes vinimos de pequeños ni quienes nacieron aquí, porque el lugar en el que pasas la mayor parte del tiempo, donde creces y te educas y estableces vínculos es tu sitio en el mundo y no ese origen remoto que a veces no conoces más que de oídas. En todo caso, los alumnos de los centros educativos deberían ser considerados iguales por el simple hecho de ser niños cuyos derechos hay que garantizar y proteger, sea cual sea su origen o situación administrativa.

 Uno de los prejuicios que más se nos ha arrojado a la cara a los que “venimos de fuera” es el de bajar el nivel educativo general. Da igual que saques las mejores notas, que seas brillante, que hables más lenguas que tus compañeros, que seas “espabilada” porque tu realidad es más dura y nadie te va a ayudar a hacer los deberes, si acaso eres tú la que tienes que aprender a rellenar formularios desde pequeña porque tus padres no pueden hacerlo. 

Aun así, estamos acostumbrados a que los racistas nos tengan por tontos de nacimiento, pero ahora el odio nos viene ni más ni menos que de un alto cargo de la Generalitat. Los catalanes, ya saben, son una raza superior donde las haya, así que la única explicación posible a los nefastos resultados del informe PISA es la sobrerrepresentación de nouvinguts. Ni los recortes de Convergència ni 10 años de procés explican el desastre. No, tiene que ser culpa de los inmigrantes, moros y sudacas que llevan la falta de inteligencia en los genes y contaminan así a los “nativos” nostrats. Pues nada, que les hagan las prueba solamente a los catalanets auténticos, a ver cuántos encuentran y si de verdad son todos unos einsteins que recitan Verdaguer de memoria."                           ( Najat El Hachmi , El País, 15/12/23)

17/9/23

Joan Fuster dibuja un escenario etnicista, una división tajante entre valencianos de verdad y valencianos asimilados... marcaba y separaba a unos valencianos de otros valencianos... en el fondo lo que trasluce es algo muy parecido a las tesis que se leían en los años 30 en el nacionalismo catalán, el miedo a la asimilación por parte de unas 'hordas' que vienen, castellanoparlantes, que se van a comer mi cultura... tenemos una izquierda que por oposición al franquismo se alió con el carlismo, con los elementos más reaccionarios e identitarios de toda España, porque consideraba que como el franquismo era el nacionalismo español todo lo que se opone al nacionalismo español era antifranquista. Ha habido una alianza con todos los nacionalismos y creo es uno de los callejones en los que se ha metido la izquierda porque cómo defiendes un proyecto de igualdad mientras estás aliándote con alguien que defiende un proyecto de desigualdad absoluta, de castas y de cristiandades viejas, y esto es una de las grandes esquizofrenias que ha tenido una parte de la izquierda

 "(...) – En otro de tus libros de ensayo, 'Lugares fuera de sitio', al hablar del Rincón de Ademuz y poner en antecedentes al lector sobre su integración en Valencia se detiene en Joan Fuster, del que llega a afirmar que es «etnicista y segregador y bebe de los pozos más racistas de la doctrina» (página 262).

– Habla él mismo porque reproduzco un par de páginas. Es un producto de la época y si Joan Fuster escribiera ahora no plantearía eso. Ha habido una lectura de Fuster muy contemporizadora, siempre, intentando pasar de puntillas sobre cuestiones que a mi me parecen muy espinosas de su pensamiento y que tenían que ver con el trazo grueso con que marcaba y separaba a unos valencianos de otros valencianos... esa forma de concebir el etnicismo, ya en los años 60 si España hubiera sido un país democrático no se hubiera planteado así, pero está hablando de la agresión castellanista durante el franquismo, de cómo el franquismo está llevando a cabo una política de supresión de toda la cultura valenciana, y se entiende así, en ese sentido.

Pero en el fondo lo que trasluce es algo muy parecido a las tesis que se leían en los años 30 en el nacionalismo catalán, el miedo a la asimilación por parte de unas 'hordas' que vienen, castellanoparlantes, que se van a comer mi cultura. 

Visto desde hoy, los fragmentos que reproduzco, dan un poco de repelús. Casa mal con la perspectiva democrática de Fuster la división tajante entre valencianos de verdad y valencianos asimilados. Dibuja un escenario etnicista que me parece peligroso, y sorprende que lo dibujara en los 60, y lo hemos pasado por alto porque lo vimos como un alegato antifranquismo, pero si lo vemos como es ningún demócrata hoy puede sostener esas tesis, esos dos o tres capítulos de 'Nosaltres els valencians', ningún valencianista democrático hoy puede sostenerlos, es defender una visión trasnochada, caricaturesca y pseudorracista.

– ¿Y no le sorprende que la izquierda valenciana asuma tan alegremente las tesis fusterianas?

– Pero eso no es un problema sólo de la izquierda valenciana, es de la izquierda de toda España. Por oposición al franquismo la izquierda española se volvió foralista, ha habido una esquizofrenia...

– Han caído en una contradicción absoluta.

– Claro, pero no tenemos una izquierda jacobina, tenemos una izquierda que por oposición al franquismo se alió con el carlismo, con los elementos más reaccionarios e identitarios de toda España, porque consideraba que como el franquismo era el nacionalismo español todo lo que se opone al nacionalismo español era antifranquista. Ha habido una alianza con todos los nacionalismos y creo es uno de los callejones en los que se ha metido la izquierda porque cómo defiendes un proyecto de igualdad mientras estás aliándote con alguien que defiende un proyecto de desigualdad absoluta, de castas y de cristiandades viejas, y esto es una de las grandes esquizofrenias que ha tenido una parte de la izquierda. (...)

– ¿Ve al Gobierno ante una oportunidad histórica en el asunto catalán?

– No, no lo veo. Estamos viendo un equilibrio cogido con alfileres y las tensiones van a venir una semana detrás de otra. Lo que estalló en Cataluña en el momento en que se rompió la baraja es un problema al que nos vamos a enfrentar al menos una generación, ni este Gobierno, ni el siguiente ni el siguiente van a encontrar un punto de acomodo. Ya hay una huida hacia adelante, una parte de la política catalana que necesita ese conflicto permanente, porque vive de él, y lo va a fomentar, y hay una ruptura enorme, institucional y social, que va a costar mucho volver a soldar. Vamos a tener que acostumbrarnos a vivir en esta inestabilidad y en este tira y afloja constantes.

– La conllevanza orteguiana...

– Sí, pero esa conllevanza terminó con una guerra civil..."                 

(Entrevista a Sergio del Molino, Pablo Salazar, Las Provincias, 10/02/20)

5/9/23

Xavier Rius: La hispanofobia cansa... esa hispanofobia latente que nos aqueja. Un poco en plan, todos los españoles son iguales: unos bárbaros sexuales... Las críticas a España son pura frustración... “Hay una mezcla de complejo de inferioridad y de superioridad. Por una parte, nos consideran inferiores, nos llaman ñordos, colonos, etc. y, por la otra, se preguntan: ¿Cómo es posible que estos ñordos nos tengan colonizados?”

 "El último en apuntarse a la hispanofobia ha sido el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, que tras la detención de cuatro independentistas por querer boicotear la Vuelta afirmó en Twitter: “La policía española contra las libertades fundamentales”. Hasta Twitter le dio un toque: “La policía no ataca la libertad de nadie”.

 Como se sabe, los detenidos están acusados de tener dos bidones de 400 litros de aceite para “arrojar en la calzada al paso del pelotón”, según la Policía. Aunque, bien mirado, no sé si esto de Junqueras es hispanofobia o una patología peor.

 El antecedente fue el de la expresidenta del Parlament, Laura Borràs. Lo hizo muy sutilmente. A raíz del ‘caso Rubiales’ hizo un tuit que calificaba de “vergonzoso” el episodio. 

“Un machista orgulloso de ser machista mientras justifica lo injustificable”, añadía. Pero lo bueno iba final: “España 2023”. ¿Lo pillan, no? Todos los españoles son iguales: unos machistas. 

Lo de “España 2023” me ha recordado el caso de la Manada. ¿Se acuerdan? Fue el detonante de la Ley solo sí es sí. (...)

 En pleno proceso -los hechos acaecieron en el 2016 y la sentencia fue en el 2019- yo creo floreció, en Cataluña, esa hispanofobia latente que nos aqueja. Un poco en plan, todos los españoles son iguales: unos bárbaros sexuales.

 Luego aparecieron otras y me sorprendió el tratamiento de la prensa: hubo una en Molins de Rei (Barcelona) -luego les cayeron 60 años- y en El Punt-Avui titularon en primera página por la reacción de los vecinos, no por los hechos: “Molins clama contra una presunta ‘Manada’ local” (26 de junio del 2018).

Más tarde aparecieron otras como la de Castelledefels, que sospecho se les podía atribuir la condición de “ñordos”. (...)

Este verano ha habido más casos de hispanofobia latente, como el famoso viaje a Etiopía de unos catalanes. La verdad es que, en materia de vacaciones, yo soy casi partidario, no ya de Benidorm, pero cuanto más cerca mejor. Excepto alguna escapada, pero nunca a países en guerra.

En este caso también se quejaron de la embajada española, que parece ser que no hizo nada. No seré yo el que salga en defensa del embajador. Pero la culpa siempre acaba siendo de España. 

Los afectados -o la afectada que se quejó a TV3 y a Rac1- obviaba que el Ministerio de Asuntos Exteriores desaconsejaba el viaje. Y, ya puestos, tampoco oí al Gobierno catalán -que presume de red de embajadas- levantar la voz o decir que ellos se encargaban de la repatriación de los compatriotas. Al contrario, se pusieron con las autoridades españolas.

 O aquel Talgo que descarrillo en Sitges. También salieron pasajeros afectados por TV3 quejándose de que “esto es una vergüenza, esto solo pasa aquí”, que estamos abandonados “de la mano de Dios” o que era “una tomadura de pelo”.

Tienen también toda la razón por que el convoy averiado impidió el servicio normal durante casi dos días en plena temporada turístico. Pero, a veces, los trenes se averían. O incluso algo peor: descarrilan. En este caso, por suerte, sin víctimas

 Pero por las mismas fechas hubo el incendio de un camión que obligó a cortar la autopista entre Castellet y la Gornal y dejó “atrapados”, en definición de TV3, numerosos conductores. Pues lo mismo: estas cosas pasan.

La mejor definición de hispanofobia se la oí yo a Alejandro Fernández, que parece que ahora está en horas bajas en su partido, en un acto en el Colegio de Abogados organizado el 7 de septiembre del 2022 por Sociedad Civil Catalana para conmemorar -más bien recordar- los “plenos de la vergüenza”.

Decía así don Alejandro: “Hay una mezcla de complejo de inferioridad y de superioridad. Por una parte, nos consideran inferiores, nos llaman ñordos, colonos, etc. y, por la otra, se preguntan: ¿Cómo es posible que estos ñordos nos tengan colonizados?”.

 Pues eso. Lo que pasa es que aprovechan la mínima para quejarse o culpar a España. Es pura frustración. Saben que la independencia está difícil. Incluso aunque tengan a Pedro Sánchez cogido por un sitio."            (Xavier Rius, director de e-notícies, 01/09/23)

4/9/23

El independentismo atribuye el caso Rubiales al ‘ADN español’... la teoría sobre la “españolización” de los abusos sexuales queda desmontada por la tibieza del Barça en su condena a Rubiales, así como el apoyo de la Federación Catalana de Fútbol, o el machismo de Salvadó o Laporta... esa teoría de que el acoso sexual es “cosa de españoles” también la desmiente el comportamiento de Francesc de Dalmases, multado por el Parlament por intimidar a una periodista... una pena

 "El independentismo más recalcitrante ha puesto un foco identitario en el beso robado de Luis Rubiales a Jenni Hermoso. Atribuyen este comportamiento, que ha recibido críticas inlcuso a nivel internacional, a una especie de ADN español, obviando que dirigentes secesionistas como Lluís Salvadó, o que el propio presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, fueron objeto de duros reproches por sus declaraciones sexistas en el pasado.

La tibieza del Barça en su condena a Rubiales, así como el apoyo de la Federación Catalana de Fútbol han desmontado esa teoría sobre la “españolización” de los abusos sexuales. Ambas posturas han sido criticadas por el gobierno catalán.

 Uno de los dirigentes que se ha sumado a esa politización ha sido el líder de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Ernest Maragall, quien ha escrito en sus redes sociales que “el caso Rubiales es la expresión clara de lo que hoy está en juego en España: machismo, corrupción y poder personal contra feminismo, honestidad y democracia. Su destitución debe ser solo el primer paso en la profunda transformación del deporte profesional. También en Cataluña”.

"La que tiene las tetas más grandes"

Las redes sociales se han encargado de recordarle que su compañero de filas, Lluís Salvadó, actual presidente del Puerto de Barcelona, es el autor de la frase: “Coges a la que tiene las tetas más grandes y ya está”. Salvadó se disculpó por esos comentarios, pero el independentismo corrió un tupido velo al respecto.

 Joan Laporta, cuyo club ha emitido un comunicado poco beligerante con Rubiales, desató una tormenta mediática cuando espetó a una joven aficionada: “Cuando tengas 18 años, me llamas”.

 También ha hecho uso de esa teoría de que el acoso sexual es “cosa de españoles” el hombre de confianza de Carles Puigdemont. El jefe de la oficina del expresidente, Josep Lluís Alay, considera que el acoso sufrido por Hermoso es "el precio por jugar con la camiseta española" y ha reprochado a su compañera en la selección, Alexia Putellas, que exprese sus quejas en castellano.

El exdiputado de Junts per Catalunya y expresidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Joan Canadell, considera que el caso Rubiales “demuestra que en la sociedad catalana todavía hay mucha mentalidad ‘españolizada’ franquista. Tenemos que limpiar y no se me ocurre una opción mejor q un proceso constituyente”. Asimismo, ha asegurado que “Spain is different” y que “en casos así se va entendiendo”, tras conocer que la Federació Internacional de Fútbol (FIFA) ha suspendido a Rubiales como presidente de la Real Federación Española de Fútbol.

El caso Dalmases

Josep Costa, exvicepresidente del Parlament y exdiputado de Junts, también ha analizado el caso bajo el prisma procesista. “Es curioso que en un país donde son capaces de fulminar a un diputado o un presidente sin ningún miramiento tenga que intervenir una instancia internacional para apartar de su cargo a un sátrapa que lleva una semana avergüenza a medio mundo”.

Ni Canadell ni Costa se pronunciaron sobre el comportamiento que tuvo su compañero del partido, Francesc de Dalmases, multado por el Parlament por intimidar a una periodista."                (

1/9/23

La propuesta de Urkullu me parece el punto final de la diversidad y el mestizaje, porque plurinacional no se refiere aquí a un estado que refleje una nación plural, sino a un estado que contiene varias naciones homogéneas en sus territorios (Óscar Guardingo)

Óscar Guardingo @oguardingo

La propuesta de Urkullu me parece el punto final de la diversidad y el mestizaje, porque plurinacional no se refiere aquí a un estado que refleje una nación plural, sino a un estado que contiene varias naciones homogéneas en sus territorios.

12:19 p. m. · 1 sept. 2023 513 Reproducciones
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"Urkullu propone. El lehendakari lanza un plan para reinterpretar la Constitución y construir un futuro plurinacional.

 El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha lanzado una propuesta para reformar el modelo territorial de España sin necesidad de tocar la Constitución. Su plan, que supuestamente se negociaría de manera bilateral entre los gobiernos central y vasco a través de una llamada “convención constitucional”, permitiría ampliar las competencias de las comunidades históricas —cita expresamente a Galicia, País Vasco, Navarra y Cataluña— y reconocer en todas ellas la “capacidad de decidir pactada”, eufemismo del derecho de autodeterminación. Esa condición es una de las líneas rojas que los dos partidos que han gobernado España los últimos 41 años, PSOE y PP, no están dispuestos a cruzar.

La propuesta de Urkullu, expuesta en un artículo publicado en este diario, no detalla ni las nuevas competencias que asumirían esas comunidades para ampliar su autogobierno ni aclara si el objetivo final de reconocer “la capacidad de decidir pactada” es celebrar una consulta para la independencia. Algunos presidentes autonómicos han apoyado la reivindicación de mayor autogobierno pero recuerdan que esa mejora debería extenderse a todos los territorios, no solo a los citados por Urkullu. A estas alturas del desarrollo autonómico es difícil concebir una negociación indolora de una reforma territorial que mejorase solo el autogobierno de una parte de las comunidades. El escrito del lehendakari no incluye las palabras “independencia” ni “derecho de autodeterminación”, lo que podría evitar de partida el recelo de PP y PSOE a abrir un diálogo sobre este plan. Urkullu habla solo de reinterpretación de la Constitución para alcanzar esos objetivos políticos y ahuyenta así el fantasma de una reforma de la Ley Fundamental a sabiendas de que sería inviable porque no existe ahora mayoría suficiente para culminar con éxito esa tarea nunca antes emprendida en la etapa democrática, salvo para asuntos muy puntuales.

La propuesta está formulada como un intento de construir un futuro plurinacional sin la tensión territorial que sufre España desde hace años; “un planteamiento novedoso y viable desde el punto de vista de su constitucionalidad”. Salvando las distancias y reconociendo las diferencias, las ideas del lehendakari para un cambio del modelo territorial que amplíe el autogobierno de cuatro comunidades tiene un trasfondo parecido a la propuesta de reforma del Estatuto Político de Euskadi, el llamado plan Ibarretxe, que PSOE y PP tumbaron en el Congreso hace 18 años.

Los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy usaron entonces argumentos para oponerse a esa iniciativa que encajarían hoy en un manual de oposición al plan Urkullu: “Creo, con tanto fervor como cualquiera, que la voluntad popular hay que llevarla a cabo con todas sus consecuencias, y afirmo que la relación del País Vasco con el resto de España la decidirán todos los vascos, no la mitad, y todos los españoles”, dijo Zapatero. “Nuestra unión como país no es un tributo a la historia; nuestra unión como país no es un apego a una bandera; nuestra unión se sustenta en la fuerza más poderosa que ha conocido nuestro devenir y el de todos los pueblos: los valores de la razón, la libertad, la ciudadanía de iguales, el pluralismo, la supremacía del Derecho, de las garantías, el pacto colectivo, la limitación del poder”, añadía. Y defendía “la integridad territorial de España” como marco en el que disfrutar “de una libertad integral, de un pluralismo real”. Es un buen comienzo para iniciar el debate sobre el plan de Urkullu. Sería bueno que hubiera en España un diálogo realista y sincero sobre la realidad territorial 45 años después de aprobarse la Constitución."           (Editorial El País, 01/09/23)

30/8/23

He leído estos días argumentos la mar de curiosos en defensa de los vigilantes que impidieron el acceso a una piscina de dos niños y una madre, porque esta llevaba velo. Hay quien sostiene que la pobre mujer no puede usar velo porque debe “adaptarse” a las costumbres de su país de acogida, al parecer ya no basta con respetar esas costumbres, ahora hay que seguirlas... O sea que si vamos a Inglaterra deberemos beber cerveza tibia y en Estados Unidos llevar un arma en la guantera (Albert Soler

 "He leído estos días argumentos la mar de curiosos en defensa de los vigilantes que impidieron el acceso a una piscina de dos niños y una madre, porque esta llevaba velo. Hay quien sostiene que la pobre mujer no puede usar velo porque debe “adaptarse” a las costumbres de su país de acogida, al parecer ya no basta con respetar esas costumbres, ahora hay que seguirlas. O sea que si vamos a Inglaterra deberemos beber cerveza tibia y en Estados Unidos llevar un arma en la guantera. Lo de las costumbres “de aquí” es algo que me tiene intrigado, y eso que soy de aquí. Hasta donde sé, aquí hay quien tiene por costumbre desayunar un cruasán, quien gusta de tener sexo de pago y quien se echa la siesta cada tarde, entre otras muchas costumbres de todo tipo, casi tantas como culos. ¿Cuál es la costumbre “de aquí”? ¿Todas ellas, y todas han de seguirlas los extranjeros de bien? No lo van a tener fácil para adaptarse, no.

Mi argumento favorito, sin embargo, es el de quienes consideran que estuvo bien impedirle entrar con velo porque este “es un signo de sumisión” (a los hombres o a la religión, en eso no hay consenso). O sea, que fue por su bien. Da igual que la buena mujer creyera llevar el velo por sus costumbres o sus creencias, los vigilantes, siempre alerta, detectaron rápidamente que era una pobre oprimida y salieron en su ayuda.

 -Aquí con velo no puedes entrar, que eso es un signo de sumisión, burra. Venga, vete para casa, a ver si así aprendes a no ser tan sumisa.

La muy desagradecida encima denunció a los guardias, que no hacían más que ayudarla a liberarse del yugo opresor. Esos amables vigilantes no son una excepción, últimamente veo a muchos “de aquí” preocupados por la situación de las mujeres árabes, por eso pretenden impedirles que usen el velo. Por su bien, naturalmente, a ver si así aprenden a no ser sumisas, que hay que ver lo que les cuesta entender que viven oprimidas, las muy jodidas.

-Oiga, es que yo uso velo porque en mi cultura nos tapamos el cabello. Y además soy creyente.

 -Tú no sabes nada, mora, tú eres una oprimida y ahora mismo te quitas el velo porque lo digo yo, que procuro por tu liberación.

Es que entre nuestras costumbres está también la de procurar siempre por el bienestar de los inmigrantes."                 (Albert Soler, El Periódico, 15/08/23)

17/7/23

¿Cómo puede ser? ¿Nosotros también somos racistas y de ultraderecha? ¡Y ahora! ¡Pero si somos tierra de acogida! El discurso de la nueva alcaldesa de Ripoll no es ninguna novedad, sólo hace falta repasar la hemeroteca para encontrar ideas muy parecidas en CiU y sus herederos... Durante la primera década del milenio los discursos sobre la inmigración eran calcados en los de Aliança Catalana. Recordamos los carteles de Duran y Lleida proclamando que "Aquí no cabemos todos"... Luego llegó el Proceso y pareció que la inmigración y los discursos excluyentes se habían esfumado, pero de hecho se transformaron e integraron en la retórica de que aquí ya no sólo no cabían los inmigrantes, sino que también se expulsaba a los “unionistas” aunque tuvieran todos los apellidos catalanes... Junqueras salió a defender a los recién llegados por motivos utilitaristas, para ensanchar el voto... Pudimos ver la buena sintonía de los de ERC con imanes salafistas, o mítines en mezquitas con el público separado por sexos... Así que sí, que en este país ha habido y hay racismo. La particularidad que nos hace diferentes es que aquí tenemos para elegir y remover: podemos optar por el esencialismo español de Vox, el supremacismo independentista catalán frustrado por el descalabro del Proceso, o la instrumentalización utilitarista que reconoce identidad y religiones mientras se olvida de la exclusión material

 "Hace muchos años, cuando intentaba encontrar mi sitio como “escritora catalana de origen marroquí” y recién publicada mi primer libro, me vi de repente participando en una actividad que no sabía muy bien de qué iba: los parlamentos previos al Once de Septiembre en el Fossar de les Moreres.  

Asistí al acto con mi lista de requisitos imprescindibles para garantizar una buena “integración” en esta sociedad: trabajo, educación y sanidad. Confieso que me cohibieron un poco las antorchas encendidas, pero dije lo que creía que debía decir: que las personas somos de donde podemos tener una vida digna. 

El público me miró exactamente como si hablara una lengua extranjera, y cuando terminé mi parlamento se me acercó una señora, me cogió por lado y, con el rostro cargado de indignación, me soltó una retahíla acusaciones que nada tenían que ver conmigo: que habíamos venido a conquistar Catalunya, que lo que queríamos era islamizarla y que no parábamos de tener hijos. Aturdida por el fuego que ardía y por las palabras enfurecidas de aquella mujer, huí como pude de aquella escena esperpéntica.

 Por experiencias como aquella, la avalancha de incrédulos desconcertados que han venido expresando sus opiniones desde que Sílvia Orriols fue la lista más votada en las últimas municipales me resulta ciertamente sorprendente y, según cómo, un punto ridícula.  

¿Cómo puede ser? ¿Nosotros también somos racistas y de ultraderecha? ¡Y ahora! ¡Pero si somos tierra de acogida! El pecado original del catalanismo es el concepto tan elevado que tenemos de nosotros mismos, y por eso, contradiciendo todos los indicadores objetivos, pensábamos que estábamos inmunizados ante la ola xenófoba que se ha extendido por todos los países desarrollados en las últimas décadas. 

El discurso de la nueva alcaldesa de Ripoll no es ninguna novedad, sólo hace falta repasar la hemeroteca para encontrar ideas muy parecidas en CiU y sus herederos (no hace mucho que Laura Borràs y Quim Torra participaban en un homenaje a Heribert Barrera). Los atentados del 2017 aceleraron el proceso en la localidad donde se habían criado a los terroristas, pero la xenofobia ya existía antes de ese terrible mes de agosto. 

Durante la primera década del milenio los discursos sobre la inmigración eran calcados en los de Aliança Catalana. Recordamos los carteles de Duran y Lleida proclamando que "Aquí no cabemos todos". Y eso que eran unos años en los que los inmigrantes llegaban un viernes con una oferta de trabajo en origen y el lunes siguiente ya estaban en obra cargando sobre las espaldas el crecimiento de la burbuja inmobiliaria.  

El racismo más terrible que ha vivido la población extranjera en este país no es de discurso, sino de hechos concretos, de políticas que se llevaron a cabo para expulsar del país a miles de familias que hacía años que se habían instalado. Cuando con la recesión económica se acabó el trabajo, el mensaje que se difundió fue claro: los últimos en llegar debían ser los primeros que iban a marcharse y se inició una campaña de auténtico acoso contra un sector de la población que, además, estaba sufriendo la crisis de forma mucho más feroz que el resto de ciudadanos.  

El acoso alcanzó unos niveles de violencia insoportables cuando empezaron los recortes de Artur Mas; el ensañamiento con las familias recién llegadas fue despiadado: recuerdo un verano en el que se bloqueó el ingreso del PIRMI (la renta garantizada de entonces) a todos los que eran beneficiarios para pillar se les habían ido al país de origen. Nunca olvidaré las lágrimas de una tía mía que quería ir a ver a la madre a punto de morir pero temía perder la ayuda con la que vivían ella, el marido y cuatro hijos.) El resultado de ese racismo institucional y sistematizado es que a día de hoy encontramos muchas familias catalanomarroquinas esparcidas por toda Europa.

 Luego llegó el Proceso y pareció que la inmigración y los discursos excluyentes se habían esfumado, pero de hecho se transformaron e integraron en una retórica que pasó a considerarse indispensable para condicionar a la catalanidad ser independentista. Aquí ya no sólo no cabían los inmigrantes, sino que también se expulsaba a los “unionistas” aunque tuvieran todos los apellidos catalanes. 

ERC volvió a una dinámica comunitarista reavivando la figura del charnego bien integrado con la creación de Súmate, haciendo distinciones entre catalanohablantes y castellanohablantes. Junqueras salió a defender a los recién llegados por motivos utilitaristas: así tendríamos catalanes que dominan el chino, el árabe, etc.  

Los republicanos se propusieron captar el nuevo voto de los inmigrantes para ensanchar la base, y para ello les ofrecieron reconocimientos simbólicos que ellos no habían pedido en vez de hacerles propuestas programáticas, en lo que es una clara actitud de populismo dirigido sólo en este sector de la ciudadanía. 

Pudimos ver la buena sintonía de los de ERC con imanes salafistas, o mítines en mezquitas con el público separado por sexos. Lo más grave de esta deriva, sin embargo, es haber asimilado a la población musulmana a los fundamentalistas presentes en todo el territorio, un posicionamiento que comparten con la CUP. En esto no se equivoca Silvia Orriols: el islamismo lleva tiempo aquí y tiene objetivos políticos claros explicitados en congresos y publicaciones. Que las izquierdas hayan decidido ignorar el fenómeno o incluso ser cómplices demuestra que no se han tomado la molestia de conocer a fondo a los “musulmanes catalanes” y siguen confundiendo a los simples creyentes con las organizaciones que quieren capitalizar su presencia en Europa. 

Proclamar que no somos islamófobos mientras damos protagonismo mediático y político a imanes y autoproclamados portavoces de la comunidad, algunos con oscuras relaciones con el gobierno de Marruecos o con los egipcios Hermanos Musulmanes, es una contradicción que sólo se explica por ignorancia o por cinismo. Por no hablar de los derechos de las mujeres musulmanas, sacrificados sin miramientos en este entendimiento entre las izquierdas y el fundamentalismo. 

  Los derechos de las musulmanas se han sacrificado en este entendimiento entre las izquierdas y el fundamentalismo. Así que sí, que en este país ha habido y hay racismo. La particularidad que nos hace diferentes es que aquí tenemos para elegir y remover: podemos optar por el esencialismo español de Vox, el supremacismo independentista catalán frustrado por el descalabro del Proceso, o la instrumentalización utilitarista que reconoce identidad y religiones mientras se olvida de la exclusión material."                  (Najat El Hachmi , El País, 07/07/23; traducción google)

16/6/23

El auténtico independentismo ha salido a la luz en Ripoll, dónde si no, la cuna de Catalunya. Ya estaba bien de disimular, Aliança Catalana no oculta su xenofobia ni su ideología ultra. Como debe ser... No quiero decir con ello que el Vivales no tenga también una ideología excluyente y ultra... Claro que la tiene, no vamos a quitarle méritos, pero ha cometido el error de disimularla de puertas afuera. A los lacistas que todavía quedan se les gana desde la honradez, manifestando sin tapujos nuestro odio a los no catalanes y a los inmigrantes que han venido a colonizarnos y blablablá. El Vivales pertenece a una generación anterior, olvidada ya. Hoy lo que se lleva es Aliança Catalana... En Catalunya ha vuelto a amanecer (Albert Soler)

 "El auténtico independentismo ha salido a la luz en Ripoll, dónde si no, la cuna de Catalunya. Ya estaba bien de disimular, ya estaba bien de paños calientes, de sí pero no, de revoluciones de sonrisas y de vamos a separarnos como un matrimonio civilizado. Aliança Catalana no oculta su xenofobia ni su ideología ultra. Como debe ser. El Vivales estuvo bien para pasar el rato mientras llegaban los de verdad, pero ahora que ya ni en Girona pinta nada JuntsxDesaparecer (o como se llamen hoy), asoma la nariz en Ripoll Sílvia Orriols. Las cartas boca arriba. Y brazos arriba también.

Y eso que en Girona, mi ciudad, la candidata de JuntsxFolclore (o como se llamen hoy), Gemma Geis, lanzó propuestas tan golosas como recuperar los Pastorets por Navidad y mandar una carta a cada recién nacido explicándole qué es el Tarlà (un monigote pinchado en un palo, ya se lo digo yo, ahórrense buscar en internet). Eso, en materia de cultura y para envidia de urbes punteras como París, Londres y Nueva York, que ni siquiera tienen un pesebre viviente. Por lo que respecta a la política en sí, a las cosas serias de verdad, a lo que preocupa a los ciudadanos, su propuesta estrella fue que Girona continuara siendo la “capital emocional del independentismo”. Emocional. Como lo oyen. Tan a pecho se han tomado los votantes esta audaz idea que la han votado emocionalmente, es decir, solo de pensamiento. El batacazo se veía venir pero, para asegurarlo, Geis se cuidó de que en su campaña participase en vídeo el Vivales, a estas alturas de la película un apestado del que huye cualquiera que pretenda tener futuro político. Miren a Trias en Barcelona, a quien no le ha faltado más que escupir sobre un lacito amarillo para acabar de escenificar su desvinculación de JuntsxDisimulando, o como se llamen hoy.

Ripoll sí que es la capital emocional de la republiqueta. No quiero decir con ello que el Vivales no tenga también una ideología excluyente y ultra. Claro que la tiene, no vamos a quitarle méritos, pero ha cometido el error de disimularla de puertas afuera. A los lacistas que todavía quedan se les gana desde la honradez, manifestando sin tapujos nuestro odio a los no catalanes y a los inmigrantes que han venido a colonizarnos y blablablá. El Vivales pertenece a una generación anterior, olvidada ya. Hoy lo que se lleva es Aliança Catalana que, aunque tenga nombre de compañía de seguros, ha de darnos muchas alegrías. Muchas risas, me refiero."                 (Albert Soler, El Periódico, 30/05/23)

14/6/23

Siempre ha existido una extrema derecha catalanista... La extranjerización del fascismo que se ha hecho en Catalunya, atribuía a España y a los españoles su exclusiva en Catalunya. El fascismo viene de fuera, decían... en Catalunya existe una parte de la sociedad que no tiene ninguna identificación política más allá del independentismo, como si esta fuese ya de por si una ideología. Esta carcasa supuestamente vacía de ideología ha sido el contenedor en el que se ha colado esta extrema derecha

 "Catalunya, año 2011. Dos mujeres jóvenes saltan a la comba en una plaza de un pueblo al ritmo de una canción tradicional catalana. De repente, las protagonistas se transforman y aparecen cubiertas por un burka, saltando igual que las anteriores, pero con una música árabe de fondo. Esta sería la Catalunya de 2025, según este anuncio electoral de la ultraderechista Plataforma per Catalunya (PxC), liderada por Josep Anglada. Esta formación logró aquel año 67 concejales y estuvo a punto de entrar al Parlament de Catalunya, con una campaña que se resumía en dos frases: ‘primero los de casa y ‘no al islam’. Aunque Anglada era un viejo fascista españolista, ex miembro de la Fuerza Nueva de Blas Piñar, en su pueblo, en Vic, ya había cosechado cierto éxito entre sus vecinos con sus discursos contra las personas migrantes y bajo otra marca, la Plataforma Vigatana, con la que ya había sido concejal.

Anglada supo no entrar en conflicto sobre a qué casa se refería. No metió en la ecuación hasta pasados unos años el nombre de España, y supo así ganarse a una parte del electorado de Vic y de otras ciudades catalanas, con un prejuicio transversal que comparten ámbitos tanto catalanistas como españolistas, algunas izquierdas y no pocas derechas: el racismo y la islamofobia, que son hoy el nuevo antisemitismo, como decía el historiador italiano Enzo Traverso. Esta fórmula había sido probada ya con éxito en otros países años atrás, y el propio Anglada gozaba de muy buenas conexiones internacionales en Europa, con pesos pesados de la ultraderecha como el Frente Nacional francés o el FPÖ austríaco, además de con un multimillonario sueco que financiaba a gran parte de estos partidos, Patrick Brinkmann. Anglada obtuvo el mejor resultado electoral que había obtenido nunca un partido de extrema derecha en España desde la marcha de Blas Piñar a mediados de los años 80.

La historia del ascenso y la caída posterior de PxC podría ser material de una serie cinematográfica. El partido acabaría despeñándose los años sucesivos a su mayor éxito debido a múltiples escándalos, deserciones y hasta supuestos intentos de asesinato de algunos miembros del partido contra su líder. El activismo antifascista hizo también una gran labor pedagógica pueblo por pueblo, y los periodistas hicieron su trabajo, retratando constantemente las falsedades de sus discursos y la verdadera cara de sus candidatos, algunos de ellos abiertamente neonazis. Aunque el caso de PxC fue anecdótico e inédito en el conjunto del Estado español antes de la entrada de Vox años después, el aviso era evidente: había una parte de la sociedad que estaba dispuesta a comprar el discurso del odio de la extrema derecha.

Las últimas elecciones municipales han permitido a la ultraderecha española de Vox asentarse todavía más en España, y también en Catalunya, donde ha pasado de tres a ciento veinticuatro concejales. El voto españolista y de extrema derecha en Catalunya siempre ha existido, pero también el racismo, la xenofobia y la islamofobia. Siempre ha existido una extrema derecha catalanista, pero hasta ahora había sido muy marginal, hasta el punto en el que se la ha echado en no pocas ocasiones de los actos y las conmemoraciones más importantes de Catalunya por parte de otros grupos independentistas. Hasta ahora. (...)

Es el caso de los dos partidos ultraderechistas que acaban de irrumpir en varios municipios catalanes, y que se han convertido en objeto de polémica estos días: Aliança Catalana (AC) en Ripoll y en otras dos localidades y el Front Nacional de Catalunya (FNC) en Manresa y en La Masó. Especialmente la primera, con un lema idéntico al que usó PxC en 2011, ‘primer, els ripollesos’, y sin mencionar en ningún momento el marco nacional: ninguna alusión ni a Catalunya ni a España. Ni siquiera a la independencia. La de esta formación lideresa lleva tiempo popularizándose en redes sociales con discursos calcados al resto de extremas derechas contra migrantes y musulmanes, y con el especial ingrediente del desencanto tras el procés, que se ha convertido en una cantera de la antipolítica y en un caladero para mesías, salvapatrias y chamanes varios, sirviendo, además, de ariete contra la izquierda y contra el independentismo existente.

Desde las pasadas elecciones, Silvia Orriols, la candidata de AC por Ripoll, que ha ganado las elecciones con seis concejales de diecisiete, ha conseguido ser el foco del debate. Ha recibido el apoyo de otros independentistas popularizados por su histrionismo tras el procés y que comparten sus fobias contra determinadas comunidades, ha sido entrevistada por Pilar Rahola en 8TV, acompañada por otros políticos y periodistas, y legitimada por líderes como la ex presidenta del Parlament, Laura Borràs, que sugirió en Twitter que se la dejara gobernar y matizó posteriormente tras un alud de críticas.

 La normalidad con la que ha entrado este nuevo actor político en Catalunya viene en parte al haber extendido el mantra de que no puede ser de extrema derecha si se llama independentista, como si esto fuese una especie de vacuna. Como si los países que también sufrieron el fascismo, como Francia, Italia o Alemania, no hubiesen sufrido igual el ascenso y la normalización de aquellas viejas ideas que nunca se fueron. La extranjerización del fascismo que se ha hecho en Catalunya, atribuía a España y a los españoles su exclusiva en Catalunya. El fascismo viene de fuera, decían. Como si los habitantes de una nación sin estado no pudiesen ser racistas, o como si no pudiesen decir exactamente lo mismo que la ultraderecha española sobre el feminismo, los derechos LGTBI, las personas migrantes, los judíos, los gitanos o los musulmanes, y enarbolar, como ya hacen abiertamente, teorías de la conspiración sobre un supuesto plan para reemplazar a la población autóctona por migrantes y poco a poco islamizar Occidente. Las extremas derechas españolas y catalanas comparten enemigos comunes (...)

Hay que tener en cuenta que en Catalunya existe una parte de la sociedad que no tiene ninguna identificación política más allá del independentismo, como si esta fuese ya de por si una ideología. Esta carcasa supuestamente vacía de ideología ha sido el contenedor en el que se ha colado esta extrema derecha, que ha sabido navegar en aguas turbulentas en un momento clave: la normalización de las ideas de extrema derecha en todo el mundo y el contexto catalán de desafección política. A todos los ingredientes clásicos de la ultraderecha contra determinados colectivos, a los que pretende quitar derechos, hay que sumar el discurso antipolítico, la supuesta traición de los partidos y líderes del procés, y toda la épica y el mesianismo propio del populismo identitario que dice representar al pueblo y que promete hacer lo que los demás no han hecho, envolviéndose en banderas e himnos y arrogándose la representatividad del auténtico patriotismo.

Estos días han sido principalmente otros independentistas quienes han denunciado la banalización de esta extrema derecha por parte de personas del mismo entorno, alertando de que nada, excepto el idioma y el marco nacional, la diferencia del resto de ultraderechas. Marc Ferrer, un bombero catalán, hizo un excelente hilo en Twitter mostrando las coincidencias de esta extrema derecha catalana con el resto de extremas derechas, adjuntando capturas de las declaraciones calcadas de los diferentes líderes, de cuyo mensaje tan solo se diferencia el idioma. También periodistas que llevan años siguiendo a la extrema derecha por toda Europa, como Jordi Borràs o Alba Sidera, han puesto en bandeja numerosas evidencias para quienes todavía hoy niegan que esto encaje en la extrema derecha, o sencillamente lo acepten como otra opción política respetable. La respuesta ha sido en muchos casos el insulto, la descalificación, la etiqueta de traidores y hasta la amenaza.

No hay que obviar en estos análisis las características propias de las localidades donde ha anidado y han tenido éxito estas formaciones, y buscar también en qué han fallado las políticas públicas para que haya germinado la semilla del odio. Qué problemas existen en el municipio, qué respuestas institucionales se les ha dado y qué se podría hacer mejor. Qué ha hecho la izquierda y el resto de la sociedad ante los problemas y ante la proliferación de los discursos de odio. Y qué ha fallado en el independentismo para que haya dejado de ilusionar a una parte de la ciudadanía, que se ha lanzado en brazos del trumpismo catalán. Aunque este fracaso no pueda ser excusa para aceptar las consignas y las fórmulas mágicas que promete siempre la ultraderecha para solucionar problemas complejos, ni tampoco para que, ante el éxito de estos discursos, el resto de los partidos copien o avalen estos discursos.

Es lo que ha pasado con la normalización de Vox en España, y lo que está pasando ahora en Catalunya cuando líderes de otros partidos y medios de comunicación dan la bienvenida a esta otra ultraderecha. Y es que no hay que desligar lo que sucede en Catalunya hoy con lo que viene sucediendo en el resto de países de Europa desde hace años, y es por ello que, aunque busquemos respuestas locales a este fenómeno, no hay que obviar que la ola reaccionaria es global, y que existen múltiples canales por donde estas ideas van calando en una parte de la población. (...)

Esta infección es quizás el mayor éxito de quienes siempre han tratado de vincular este movimiento con el supremacismo, y les va como anillo al dedo para presentarlo como racista y excluyente. (...)"                 (MIquel Ramos, Público, 13/06/23)

21/4/23

El Gobierno de Meloni invoca la teoría conspirativa de la “sustitución étnica”... aquí lo que Pujol llama “minorització dels catalans”, sin que nadie se ría

Guillemmartnez@sociale.network @Guillemmartnez

El Gobierno de Meloni invoca la teoría conspirativa de la “sustitución étnica”, aka lo que Pujol llama “minorització dels catalans”, sin que nadie se ría.

"El Gobierno de Meloni invoca la teoría conspirativa de la “sustitución étnica” para criticar la inmigración" (Daniel Verdú, El País, 19/04/23)

3:19 p. m. · 19 abr. 2023 3.346 Reproducciones

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 "El Gobierno de Meloni invoca la teoría conspirativa de la “sustitución étnica” para criticar la inmigración.
 
El ministro de Agricultura y cuñado de la primera ministra, Francesco Lollobrigida, alerta de que si los italianos no tienen hijos, serán sustituidos por migrantes. La líder de la oposición tacha sus palabras de “repugnantes”.

El escenario, el Salón del Mueble de Milán, parecía de lo menos propicio para un incendio político de ese tipo. Pero como si hubiera sido una acción coordinada, la primera ministra, Giorgia Meloni, y el ministro de Agricultura (y cuñado de Meloni), Francesco Lollobrigida, decidieron usar términos reprobables para hablar de inmigración y demografía, uno de los temas candentes en las últimas semanas en Italia. El segundo se refirió primero a que el aumento de la natalidad es necesario para evitar “la sustitución étnica”, un término de clara connotación supremacista que utilizó sin ningún matiz. Meloni, en ese acto, remató luego el tema diciendo que no se necesitan más migrantes para paliar la mano de obra, sino que las mujeres trabajen.

La idea de sustitución étnica alude directamente a la teoría del Gran Reemplazo, de origen francés y según la cual los blancos católicos y la población cristiana europea está paulatinamente siendo sustituida por personas de origen no europeo. Concretamente por árabes y africanos. La idea, una teoría de la conspiración defendida por políticos de extrema derecha como Éric Zemmour, que obtuvo casi 2,5 millones de votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas del año pasado, es el caballo de batalla de los supremacistas blancos y uno de los sustentos intelectuales de muchos de los atentados que se han producido en los últimos años. Como el de la isla de Utoya (Noruega) en 2011, en el que Anders Breivik asesinó a 77 personas, o el de Buffalo (Nueva York) en mayo de 2022, donde murieron 10 afroamericanos.

Lollobrigida, compañero de Meloni en los años de activismo posfascista, explicó así el término que remite a la teoría del Gran Reemplazo. Hay que “construir un bienestar que permita a la gente trabajar y tener una familia, apoyar a las parejas jóvenes para que encuentren empleo. No podemos ceder a la idea de la sustitución étnica: los italianos tienen menos hijos, así que los sustituimos por otros. Ese no es el camino”, dijo el ministro.

Las palabras de ambos hay que situarlas en el momento de crisis migratoria que vive Italia y la falta de respuestas efectivas aportadas por el Ejecutivo. Durante años, Hermanos de Italia se dedicó a gritar en el Parlamento y en las redes sociales contra la gestión de los flujos migratorios de los anteriores gobiernos. Luego, en campaña electoral, se encomendaron a grandes soluciones como un bloqueo naval de las pateras que llegan a Italia. Hoy, seis meses después de comenzar a gobernar, afrontan los peores datos de la última década. Solo desde el mes de enero, han desembarcado en Italia 34.124 migrantes, casi cuatro veces más que en el mismo periodo del año pasado. Una situación que hace pensar en que se batirá el récord de llegadas de 2017, cifrado en 181.000 personas.

La oposición que lidera Elly Schlein, al frente del progresista Partido Demócrata (PD), se mostró escandalizada. “Sus palabras son repugnantes e inaceptables por parte de alguien en su cargo. Nos retrotraen a los años treinta, son palabras que tienen el sabor del supremacismo blanco”, dijo Schlein durante una manifestación en Roma contra el último decreto del Gobierno en materia de inmigración y que se apresta a aprobar el Parlamento. “Espero que Giorgia Meloni y el Gobierno se distancien de estas declaraciones, realizadas el día en que el presidente de la República, Sergio Mattarella, visita (el campo de exterminio nazi de) Auschwitz”, dijo en referencia a la visita que el jefe del Estado italiano realizaba en ese momento a Polonia.

Nadie en el Gobierno italiano ha pedido disculpas hasta el momento por usar esa terminología, que ya había sido empleada por Meloni en el pasado. “¿Pero de qué habla Lollobrigida? Hemos llegado a niveles brutales”, criticó también el ex primer ministro Romano Prodi.

Las declaraciones de Lollobrigida coinciden con algunas medidas radicales que el Ejecutivo se dispone a tomar contra la migración irregular en Italia, como la declaración del estado de emergencia y la eliminación de la figura de la protección especial para los migrantes a través del llamado Decreto Cutro [por el municipio calabrés donde se produjo hace dos meses el naufragio que terminó con la vida de 91 migrantes]. Se trata de una medida muy discutida, pero sobre todo discutible: los expertos creen que solo creará más problemas sociales. El presidente Mattarella, que desde Polonia llamó a Europa a reformar las reglas de inmigración y asilo “prehistóricas”, no ve con buenos ojos que se elimine esta figura."                               (Daniel Verdú, El País, 19/04/23)

19/4/23

Lo de la Virgen del Rocío no es un error: es una estrategia racista, clasista y supremacista. El mensaje es claro: si no eres de una determinada manera, eres inferior... Boadella tuvo que irse de Cataluña por sus sátiras. A los catalanes monolingües les molesta, incluso denuncian, que en un bar les hablen castellano. Nuestros símbolos, como la lengua, son sagrados; los del resto son vejables... El problema del gag de la Virgen del Rocío es que forma parte de una línea editorial mantenida desde hace años

"Joan López Alegre ha dit a RAC1000 Colines lo que tots els catalans de seny pensem (...)

«Boadella tuvo que irse de Cataluña por sus sátiras. A los catalanes monolingües les molesta, incluso denuncian, que en un bar les hablen castellano. Nuestros símbolos, como la lengua, son sagrados; los del resto son vejables. 
 
El problema del gag de la Virgen del Rocío es que forma parte de una línea editorial mantenida desde hace años. 
 
En el Polonia hace años que los personajes fachas, puteros o lamentables son los aspanyols o los de derechas. Insinuar que Albert Rivera es drogadicto, tratar a Elena Borbon de retrasada, hacer bromas del estilo «hablo en castellano porque así doy más miedo», realizar apología de la violencia contra la Guardia Civil, o decir que los socialistas son nazis… cuando pasa una y otra vez no es una idea de olla o un error; es una línea de trabajo que tiene por objetivo denigrar a los que no somos hijos del pensamiento único.
 
 Lo de la Virgen del Rocío no es un error: es una estrategia racista, clasista y supremacista. El mensaje es claro: si no eres de una determinada manera, eres inferior.

¡Viva la Blanca Paloma y la Reina de las Marismas!» (...)"        (Dolça Catalunya, 11/04/23)


18/4/23

¿Racismo? Solo con los de dentro... el acuerdo de partidos e instituciones para desterrar el racismo de la campaña electoral de las elecciones municipales es razonable, justo y necesario... Hacer comentarios despectivos sobre los magrebíes es, para nuestros políticos (y para cualquier persona decente), algo intolerable... pero a los que no son exactamente de aquí, pero llevan tanto tiempo que es como si lo fueran, se les puede seguir haciendo la vida imposible y someterlos a todo tipo de burlas... chotearse de los castellanoparlantes es un ejemplo admirable de la libertad de expresión... Aparentar que combates el racismo mientras no haces nada para evitar que sigan vigentes términos tan despectivos como charnegos o panchitos es hipocresía pura, sobre todo en el caso de los partidos independentistas, firmes partidarios del racismo interior y del desprecio hacia los catalanes impuros, aunque sean la mayoría de la población (Ramón de España)

 "El racismo es un sentimiento muy feo que debe combatirse con energía y decisión. Hasta ahí, (casi) todos coincidimos. Por eso, en principio, el acuerdo alcanzado por ERC, PSC, Junts x Cat, la CUP y los comunes (con el respaldo del Colegio de Periodistas, el Sindicato de Periodistas de Cataluña y el Grup Ramon Barnils, vaya tres patas pa un banco, por cierto) para desterrar el racismo de la campaña electoral de las inminentes elecciones municipales sería razonable, justo y necesario. El problema es que las preocupaciones antirracistas de los conjurados se limitan a los ciudadanos venidos de allende nuestras fronteras; a los que no son exactamente de aquí, pero llevan tanto tiempo que es como si lo fueran, se les puede seguir haciendo la vida imposible y someterlos a todo tipo de burlas, desprecios y humillaciones (véase el caso de la señora gallega que lleva toda la vida vendiendo chuches y a la que ahora insultan los indepes porque aún no ha aprendido catalán; o el de los descendientes de emigrantes andaluces o murcianos, carne de chiste malo para los siniestros humoristas de TV3, como pudo comprobarse con el gag de la Virgen del Rocío a cargo de Toni Soler y Jair Domínguez, que no era una broma sobre la religión católica, sino una muestra de odio a los andaluces en particular y a los españoles en general).

 El racismo es un sentimiento muy feo que debe combatirse con energía y decisión. Hasta ahí, (casi) todos coincidimos. Por eso, en principio, el acuerdo alcanzado por ERC, PSC, Junts x Cat, la CUP y los comunes (con el respaldo del Colegio de Periodistas, el Sindicato de Periodistas de Cataluña y el Grup Ramon Barnils, vaya tres patas pa un banco, por cierto) para desterrar el racismo de la campaña electoral de las inminentes elecciones municipales sería razonable, justo y necesario. El problema es que las preocupaciones antirracistas de los conjurados se limitan a los ciudadanos venidos de allende nuestras fronteras; a los que no son exactamente de aquí, pero llevan tanto tiempo que es como si lo fueran, se les puede seguir haciendo la vida imposible y someterlos a todo tipo de burlas, desprecios y humillaciones (véase el caso de la señora gallega que lleva toda la vida vendiendo chuches y a la que ahora insultan los indepes porque aún no ha aprendido catalán; o el de los descendientes de emigrantes andaluces o murcianos, carne de chiste malo para los siniestros humoristas de TV3, como pudo comprobarse con el gag de la Virgen del Rocío a cargo de Toni Soler y Jair Domínguez, que no era una broma sobre la religión católica, sino una muestra de odio a los andaluces en particular y a los españoles en general).

Hacer comentarios despectivos sobre los magrebíes es, para nuestros políticos (y para cualquier persona decente), algo intolerable, pero chotearse de los castellanoparlantes es un ejemplo admirable de la libertad de expresión y del legendario sentido del humor que nos distingue a los catalanes desde la prehistoria (por no hablar de nuestra encomiable simpatía). Para nuestros políticos biempensantes hay, pues, dos varas de medir a la hora de abordar el racismo: los menas son sagrados, pero a los devotos de la Virgen del Rocío o a las yayas gallegas que venden caramelos en castellano se les puede hacer la vida imposible sin sentirse en absoluto culpable ni darse cuenta de que es una muestra de racismo local deplorable (intuyo que los de la Plataforma per la Llengua que espían a los niños en el patio del colegio para ver en qué idioma se comunican no tienen ningún problema al escuchar palabras en árabe, pero se les ponen los pelos como escarpias si oyen demasiadas en castellano).

El pacto de nuestros políticos antirracistas, pues, es pura hipocresía y simple gesticulación de cara a la galería. Y es, también, una muestra de cinismo tirando a repugnante. (...)

Aparentar que combates el racismo mientras no haces nada para evitar que sigan vigentes términos tan despectivos como charnegos o panchitos es hipocresía pura, sobre todo en el caso de los partidos independentistas, firmes partidarios del racismo interior y del desprecio hacia los catalanes impuros (aunque sean la mayoría de la población). Es triste ver que el PSC ha vuelto a meter la pata en este asunto, pero tampoco constituye ninguna sorpresa, dada su tendencia gallega a no dejar nunca claro si suben la escalera o la bajan. Ya sé que es difícil resistirse a la tentación de sentirse mejor persona de lo que se es a costa de la extrema derecha, pero el acuerdo habría tenido mucha más lógica sin el PSC y los comunes: yo creo que con los fachas catalanes de ERC, Junts y la CUP la cosa iba que chutaba."             (Ramón de España, Crónica Global, 18/04/23)

13/4/23

Una amiga me pasó un video de un programa de TV3 donde se reían de la Semana Santa andaluza... ¿Desde qué sitio alguien puede imitar un acento asociándolo a algo atrasado y arcaico? ¿Desde qué mirada alguien puede poner a la virgen del Rocío con un muñeco en la mano, hablando en andaluz y aparentando que canta flamenco? A mí solo se me ocurre una respuesta: supremacía cultural... este tipo de burlas se inserta en una mirada etnocéntrica donde se considera que lo andaluz es algo bárbaro, arcaico e inculto

"(...) una amiga me pasó un video de un programa de TV3 donde se reían de la Semana Santa andaluza (así en general, como si Andalucía fuese todo lo mismo). En este espacio de entretenimiento aparecía una persona vestida de la virgen del Rocío, imitando el andaluz de una forma despectiva. ¿Desde qué lugar alguien que no entiende ni participa de estas expresiones culturales hace mofa de las mismas? ¿Desde qué sitio alguien pude imitar un acento asociándolo a algo atrasado y arcaico? ¿Desde qué mirada alguien puede poner a la virgen del Rocío con un muñeco en la mano, hablando en andaluz y aparentando que canta flamenco? A mí solo se me ocurre una respuesta: supremacía cultural.

Muchas personas dirán que es humor. Seguro habrá gente que sostenga que es lo mismo que los chistes de catalanes y de lo supuestamente “agarraos” que son. Sin embargo, no es lo mismo. Porque este tipo de burlas se inserta en una mirada etnocéntrica donde se considera que lo andaluz es algo bárbaro, arcaico e inculto. También se podrá apelar a la libertad de expresión y a la posibilidad de hacer bromas de todo. Y sí, podemos reírnos de la Semana Santa, podemos reírnos de lo que queramos y como queramos. Sin embargo, como dice Vasallo: “el humor, hacia dentro y hacia arriba, si no es opresión”, frase que ha usado Teresa Rodríguez para hacer su tweet al respecto. 

Por mi parte, soy la primera que hace crítica de la religión cristiana, de sus cúpulas y de las leyes eclesiásticas. Hay muchas cosas que son necesarias de revisar y reflexionar. Sin embargo, no me veo con la legitimidad de hacer mofa de algo que ni siquiera entiendo, que recae en estereotipos y que reduce la diversidad a una sola cosa. ¿Te imaginas que me disfrazo de la virgen de la Guadalupe y me pongo a imitar el acento mexicano cayendo en clichés manidos que reposan en un etnocentrismo supremacista? Pues eso. Hacer crítica de las estructuras eclesiásticas y de los poderes que ostentan, bien; reírse de un pueblo y sus formas de expresión, regular para atrás. Se permiten estas formas de hacer humor desde una supremacía cultural etnocéntrica porque existe una andaluzofobia interiorizada que genera formas de discriminación que impactan en las estructuras sociales y en las relaciones de poder norte-sur. 
Y no es solo algo simbólico, Estas formas de representar a los pueblos desde una mirada supremacista repercute en los cuerpos y las vidas de las personas. La discriminación simbólica impacta de manera directa en el mundo material. Tan así es que durante mi defensa de TFM, el tribunal ejerció una discriminación por andaluzofobia y una supremacía epistémica que casi me lleva a suspender. Esto solo por hablar del territorio andaluz desde una mirada propia y poner en tensión las dinámicas de expropiación Norte-Sur. Esto me llevó a creer que no era válida, que estaba loca y que mi trabajo no tenía sentido.

Todavía me sigue sorprendiendo la andaluzofobia existente y la falta de miramientos a la hora de analizar las opresiones estructurales dentro del territorio español. Pienso en toda la gente que dice me “voy al sur de vacaciones a disfrutar de las playas a comer rico porque es más barato” sin pensar en las razones por las que los precios son más bajos. Me sorprende que se siga viendo a Andalucía como parque temático para las vacaciones y objeto de chistes para el divertimento colectivo, sin pensar en las condiciones de violencia laboral en el sector de la hostelería o del campo andaluz. Me da coraje cuando esta falta de miramiento viene de las izquierdas que reproducen discursos andaluzofobos, olvidándose de cómo en Andalucía se está construyendo un lugar engullido por capitalismo neoliberal donde se observa un paraíso de sol para el consumo del Norte y una frontera para el sur desposeído y empobrecido. Quizá es más fácil mirar al sur para reírse y cuestionar las expresiones culturales que para señalar las dinámicas Norte-Sur. Quizá eso significaría mirarse a sí mismos, analizar sus miserias y la responsabilidad en todo esto.

Por eso, no voy a entrar en debates sobre que el humor es humor y la existencia de libertad de expresión. Ríanse de lo que quieran. Mientras se ríen están perpetuando un sistema de dominación supremacista, etnocéntrico, machista, capitalista, patriarcal, misógino, racista y colonial que impacta en la vida de las personas."                            ( Carmela Borrego Castellano, El Plural, 11 abr 2023)