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8/6/24

Enric Juliana: Doce años después de 2012, de cuando Artur Mas, las posiciones nominalmente independentistas dejan de tener mayoría absoluta en la cámara catalana. Se abre una nueva etapa... Hay números para un nuevo tripartito de izquierdas, pero ese gobierno no se dará... El batacazo de Esquerra Republicana es colosal y aún no conocemos sus consecuencias. Ni las conocen ellos mismos... Con estos números, el independentismo difícilmente puede acabar forzando una repetición de los comicios. Illa podría obtener un resultado arrollador en octubre... La elevada abstención (42%) ha castigado esta vez a los independentistas. Sólo Junts levanta cabeza después de su regreso a las fuentes de Convergència, de la mano de la patronal Foment y del propio Jordi Pujol... Hay cansancio. Hay un profundo cansancio. Ni siquiera Aliança Catalana, el experimento de extrema derecha impulsado desde Ripoll, ha conseguido transformar ese cansancio en un resultado sorpresa, como auguraban algunos sondeos... Más derecha y menos independentismo... La izquierda irradiada desde 2014 por el fenómeno Podemos baja. Es el signo de los tiempos. Es el signo de Europa... El PP obtiene un muy buen resultado y logra sobrepasar a Vox... Pero atención: Vox no baja y consolida sus once diputados. Vox y Aliança Catalana, la Liga Norte de Ripoll, suman más de trescientos mil votos... Respiro para Pedro Sánchez en uno de los momentos más difíciles de su carrera

 "Gana Salvador Illa y el independentismo no alcanza la mayoría absoluta en el Parlament de Catalunya por primera vez desde 2012, cuando Artur Mas, en plena crisis económica, adelantó las elecciones con la divisa del soberanismo. Moisés llamaba al pueblo catalán a un nuevo destino. (Mosaico era el gesto de Mas en los carteles de aquella campaña). Doce años después, las posiciones nominalmente independentistas dejan de tener mayoría absoluta en la cámara catalana. Se abre una nueva etapa.

Illa gana y muy teóricamente podría gobernar con el apoyo de Esquerra Republicana y los Comuns. Sería el tercer tripartito. La posibilidad aritmética de esa alianza estuvo bailando durante toda la noche y en el tramo final del escrutinio, el PSC recuperó un escaño por Lleida que facilita la suma de 68 diputados por parte de las izquierdas catalanas, a la espera del recuento definitivo.

Hay números para un nuevo tripartito de izquierdas, pero ese gobierno no se dará

Aunque los números existen, ese tercer tripartito no se va a formar. El batacazo de Esquerra Republicana es colosal y aún no conocemos sus consecuencias. Ni las conocen ellos mismos en estos momentos. Puede abrirse una crisis importante en el interior de ese partido, históricamente propenso a las divisiones internas. En su primera comparecencia pública, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, el hombre que ha conducido a su partido al desastre al adelantar temerariamente las elecciones, anunció que ERC pasará a la oposición.

En los próximos días y semanas se irá conociendo cuál es la posición de Esquerra ante la investidura. En su primera comparecencia pública, Carles Puigdemont dijo que no desea una repetición electoral. Es poco probable que ERC la desee. Los efectos de una repetición de las elecciones podrían ser catastróficas para los partidos que decidiesen bloquear la legislatura. El bloque independentista suma 61 diputados. Cincuenta y nueve escaños si excluimos a Aliança Catalana, con la que Junts, ERC y CUP dicen no querer pactar. Con estos números, el independentismo difícilmente puede acabar forzando una repetición de los comicios. Illa podría obtener un resultado arrollador en octubre.

El independentismo no suma mayoría en el Parlament, este es el dato clave de la jornada

La elevada abstención (42%) ha castigado esta vez a los independentistas. Sólo Junts levanta cabeza después de su regreso a las fuentes de Convergència, de la mano de la patronal Foment y del propio Jordi Pujol, que cerró la campaña con una significativa grabación en la que el histórico emblema de CDC aparecía en un ángulo de su despacho.

La repetición electoral no está en la agenda de la patronal Foment, entidad empresarial que diez días antes de iniciarse la campaña efectuó un gesto inequívoco al visitar a Puigdemont en el sur de Francia. Preside Foment, Josep Sánchez Llibre, ex diputado de CiU en el Congreso de los Diputados durante seis legislaturas, escuela democristiana. Sánchez Llibre no acudió sólo a la cita con el expresidente de la Generalitat en territorio francés, puesto que le acompañaba buena parte de la junta directiva de la principal organización patronal catalana. Un gesto inequívoco.

El batacazo de ERC es tan tremendo que puede cambiar todo el cuadro político

La consolidación de Junts en la pila bautismal de CDC y el enorme batazaco de ERC introducen otra novedad importante: la insomne pugna entre convergentes y republicanos, iniciada hace veinte años tras la retirada de Jordi Pujol, puede estar resolviéndose a favor de los primeros. Posiblemente se ha resuelto ya a favor de los primeros. Anoche Puigdemont se refirió a la necesidad de restablecer marcos unitarios del independentismo, esto es, colocar a la disminuida ERC bajo su órbita.

¿Vuelve Convergència? Vuelve el espíritu de Convergència sin renunciar a la retórica independentista. Esa retórica es hoy como la fruta confitada en la coca de Sant Joan. Da color y sabor.

Hay cansancio. Hay un profundo cansancio. Ni siquiera Aliança Catalana, el experimento de extrema derecha impulsado desde Ripoll, ha conseguido transformar ese cansancio en un resultado sorpresa, como auguraban algunos sondeos. La Liga Norte de Ripoll sólo consigue dos diputados, uno por Girona y otro por Lleida. Una repetición electoral les podría favorecer. Los resultados del grupo Alhora son inenarrables.

Más derecha y menos independentismo, escribe Josep Martí Blanch hoy en La Vanguardia. Tiene razón. El eje de la política catalana se desplaza a la derecha, encabezado por un PSC más pragmático que nunca. Bajan todas las formaciones situadas nominalmente a la izquierda de los socialistas. Los Comunes salvan el tipo: podía haber sido peor. La seriedad de Jessica Albiach, poco dada a la comedia, ha jugado a su favor. La izquierda irradiada desde 2014 por el fenómeno Podemos baja. Es el signo de los tiempos. Es el signo de Europa.

El PP obtiene un muy buen resultado y logra sobrepasar a Vox. Conquistar la cuarta posición era el objetivo de Alberto Núñez Feijóo. Alejandro Fernández no ha sido ajeno al buen resultado de los populares y fortifica su posición en el partido. Pero atención: Vox no baja y consolida sus once diputados. Vox y Aliança Catalana, la Liga Norte de Ripoll, suman más de trescientos mil votos.

Illa sudará para obtener la investidura, Sánchez sale reforzado

Si el Parlament de Catalunya se pudiese simplificar en el eje izquierda-derecha quedaría formado por 72 diputados de izquierda frente a 63 de derechas. No era esa la correlación de fuerzas en las anteriores legislaturas. El eje se ha movido a la derecha. El hilo musical de la sociedad catalana se ha modificado.

Cuadro español. Respiro para Pedro Sánchez en uno de los momentos más difíciles de su carrera. El activismo del líder del PSOE en la campaña no parece haber perjudicado a Illa. Los cinco días de abril de Sánchez no parecen haber pasado factura a los socialistas en el plano electoral.

Los resultados acreditan que los indultos y la ley de Amnistía han contribuido a destensar la sociedad catalana, generando un nuevo marco político.

Sin embargo, Salvador Illa aún no tiene la investidura en el bolsillo."                 (Enric Juliana, La Vanguardia, 13/05/24)

6/6/24

Debacle independentista en tres años: del récord de 2021 a su mínimo histórico el 12M... un capital dilapidado en tres años de peleas internas continuas, hasta sufrir una debacle que lo deja muy lejos de los guarismos de los años del 'procés'... por comparar, CiU de Pujol tenía 50 diputados en 2012, 62 en 2010 y hasta 72 en 1984. Los 35 diputados de Puigdemont dan risa

"En las elecciones catalanas de 2021, el independentismo consiguió un hito: mayoría absoluta de escaños (74) y, por primera vez, también de votos (52 %), un capital dilapidado en tres años de peleas internas continuas, hasta sufrir una debacle que lo deja muy lejos de los guarismos de los años del 'procés'.

Hace tres años, el PSC de Salvador Illa fue el partido más votado, pero empató a 33 escaños con ERC, seguido de JxCat con 32, mientras que la CUP ocupó la quinta plaza, con nueve diputados.

El récord de votos y escaños que entonces sumaron ERC, JxCat y la CUP se tradujo en un pacto de investidura que llevó a Pere Aragonès a la presidencia de la Generalitat, con un Govern de coalición entre Esquerra y Junts, sustentado desde fuera por la CUP.

Aragonès arrancó con el compromiso de trabajar para "culminar" el proceso de independencia, pero la alianza con sus dos socios duró poco y enseguida se vio que, aparcada la vía unilateral, el 'procés' entraba en una fase de letargo, más centrada en levantar las causas judiciales por el 1-O que en avanzar hacia el Estado independiente.

La CUP ni tan siquiera le aprobó los primeros presupuestos de la legislatura, mientras que la cohabitación entre ERC y JxCat topó con constantes desencuentros, cada vez menos disimulados, hasta que la situación se hizo irrespirable y JxCat, en octubre de 2022, decidió en una consulta interna abandonar el Govern y pasar a la oposición.

Todo ello ocurría en medio del desconcierto entre el electorado independentista, que empezó a dar señales de desmovilización, sobre todo en unas manifestaciones de la Diada del 11 de septiembre cada vez menos concurridas.

En las elecciones municipales y generales del año pasado, ERC perdió miles de votos, mientras que el PSC volvía a convertirse en pilar fundamental para mantener a flote el PSOE.

Los siete escaños obtenidos por ERC y también por JxCat en las generales valían su peso en oro, porque eran claves para permitir la investidura de Pedro Sánchez, pero los síntomas de desmovilización de su electorado se han acabado confirmando este domingo.

La suma de JxCat (35), ERC (20), la CUP (4) y Aliança Catalana (2) no pasa de los 61 escaños, con más del 98 % escrutado, lo que dista mucho del récord alcanzado en 2021, cuando las candidaturas partidarias de la independencia de Cataluña lograron por primera vez la mayoría absoluta en escaños (74) y en votos (52 %).

Cuatro años antes, en 2017, después de la fallida declaración unilateral de independencia y de la suspensión de la autonomía con el artículo 155 de la Constitución, JxCat (34), ERC (32) y la CUP (4) sumaron un total de 70 escaños.

En las elecciones anteriores, en 2015, Convergència y ERC se presentaron conjuntamente bajo la fórmula unitaria de Junts pel Sí, que obtuvo 62 diputados, que, sumados a los 10 de la CUP, también superaron la mayoría absoluta (72).

Las primeras elecciones del 'procés' pueden considerarse que son las de 2012, convocadas por el entonces president Artur Mas bajo el compromiso de convocar una consulta soberanista: CiU consiguió 50 escaños, ERC subió a 21, mientras que la CUP obtuvo tres."            (Roger Mateos, El Obrero, 13/05/24)
 
 
"(...) Algo se ha roto en 2024 en el nacionalismo: el % de voto nacionalista -estable desde 1999- empieza a bajar y se sitúa en niveles de 1980.
  • JxC (CiU) solo consigue 675.000 votos. Solo en 2021 había tenido menos (568.000). Está lejísimos de los 1.347.000 que logró en 1984, o los 1.320.000 de 1995, o incluso los 1.116.000 de 2012. Son niveles paupérrimos, la mitad de sus resultados habituales antes del prusés. El partido pujolista tenía 50 diputados en 2012, 62 en 2010 y hasta 72 en 1984. Sus 35 diputados actuales dan risa.
  • ERC s’ha quedat en 427.000 vots, un 13,7% dels vots i un 8% del censo. El 2017 venia de 936.000 vots. Se ha quedado en 20 diputados, lejísimos de los 33 que tenía.
  • La CUP, el partit burgeset catabatasú, obtiene 128.000 votos, apenas algo más que cuando apareció en 2012 i molt lluny dels 338.000 del 2015. Solo retiene 4 diputados, cuando había llegado a 10 en 2015 i a 9 el 2021.
  • Aliança Catalana, el partit que retorna a les arrels pures del nacionalisme, recull 118.000 vots i 2 escons. (...)"                       (Dolça Catalunya, 13/05/24)

4/6/24

Nadie llora por Pere Aragonès... En su favor hay que decir que seguramente es el jefe del Ejecutivo catalán que en una década más horas ha dedicado a trabajar en las cuestiones concretas de la vida de los catalanes. En comparación con Artur Mas, Carles Puigdemont y Quim Torra, el republicano tenía fama de conocer al dedillo todos los temas, de ser escrupuloso y aplicado... Pero todos los problemas le han estallado juntos, desde la falta de inversiones para hacer frente a la pertinaz sequía, pasando por la debacle de la educación, donde ya nadie se atreve a afirmar que la escola catalana sea un modelo de inclusión y excelencia, al retraso en la compleja carpeta de la transición energética, hasta el desaguisado de gestión que la consejera de Justica, Ubasart, ha organizado en prisiones, sin olvidarse de la lista de espera en sanidad, etcétera. Se ha instalado la sensación de que no había nadie competente para hacer frente a los problemas por resolver mil veces aplazados, y Aragonès ha suspendido en gestión (Joaquim Coll)

 "La soledad política envolvió su renuncia a tomar el acta de diputado y el anuncio del abandono de la primera línea, una noticia que tampoco fue una sorpresa absoluta porque el viernes era una posibilidad que ya circulaba en medios periodísticos.

Tras el tremendo batacazo Pere Aragonès no tenía más remedio, pues hubiera sido inaudito verlo en la oposición del Parlament pudiendo disfrutar de las prebendas vitalicias que tan generosamente los contribuyentes catalanes pagamos a quienes han ejercido un tiempo de supremos patriarcas.

Nadie llora desde el lunes su marcha ni dentro ni fuera del partido, y un número significativo de catalanes decía desconocer en las encuestas el nombre del president de la Generalitat.

Aragonès ha pasado por el Palau de la plaza Sant Jaume con más pena que gloria. En su favor hay que decir que seguramente es el jefe del Ejecutivo catalán que en una década más horas ha dedicado a trabajar en las cuestiones concretas de la vida de los catalanes. En comparación con Artur Mas, Carles Puigdemont y Quim Torra, el republicano tenía fama de conocer al dedillo todos los temas, de ser escrupuloso y aplicado.

Alcanzó muy joven los primeros puestos, a la sombra de Oriol Junqueras en la Consejería de Economía, y después como vicepresidente en el histriónico Govern presidido por el ultranacionalista Quim Torra, a quien relevó en funciones cuando fue inhabilitado. En 2021, con 38 años, alcanzó la presidencia tras ganar ERC el pulso electoral por la mínima a Junts, en una investidura que se salvó in extremis, y del que nació un nuevo Govern de coalición que duró poco más de un año.

Desde entonces, Aragonès ha ejercido la presidencia con bastante autonomía respecto a Junqueras, de quien se ha ido distanciado, en un proceso clásico en este tipo de relaciones en el que quien te pone pretende ejercer una tutela, y ha tomado en estos tres años dos decisiones que han marcado su suerte.

La primera fue formar un Gobierno en solitario tras la salida de Junts. Lo lógico, democráticamente, hubiera sido convocar nuevas elecciones, pues sostenerse solo con 33 diputados de 135 es una anomalía absoluta que solo puede pasar en Cataluña. Ni tan siquiera se sometió a una moción de confianza. En su lugar, hizo dos cosas bien. Primero, llevó a cabo una serie de fichajes de impacto para el nuevo Govern, a derecha e izquierda, para ocupar la centralidad, tirando del caladero de exdirigentes del PSC que rompieron con su formación cuando el procés (Joaquim Nadal y Joan Ignasi Elena), del exconvergente Carles Campuzano, o de la fundadora de Podemos en Cataluña, Gemma Ubasart. Un giro hacia la transversalidad y la moderación dentro del espacio soberanista, aunque a ese Govern le ha fallado todo, empezando por el sottogoverno. Y, segundo, logró aprobar los presupuestos de 2023 con el apoyo del PSC y los comunes.

Parecía que Aragonès ponía las bases para consolidar su figura volcándose en la gestión tras una década donde los sucesivos Gobiernos de la Generalitat han estado en otras cosas. Pero todos los problemas le han estallado juntos, desde la falta de inversiones para hacer frente a la pertinaz sequía, pasando por la debacle de la educación, donde ya nadie se atreve a afirmar que la escola catalana sea un modelo de inclusión y excelencia, al retraso en la compleja carpeta de la transición energética, hasta el desaguisado de gestión que la consejera de Justica, Ubasart, ha organizado en prisiones, sin olvidarse de la lista de espera en sanidad, etcétera.

Se ha instalado la sensación de que no había nadie competente para hacer frente a los problemas por resolver mil veces aplazados, y Aragonès ha suspendido en gestión. Seguramente, hoy la historia sería diferente si en 2022 hubiera adelantado las elecciones, tras el portazo de Junts por sus incontables líos internos, con Laura Borràs inhabilitada por corrupción, y con Carles Puigdemont desaparecido de la política catalana mucho antes de que la amnistía apareciese en el horizonte de lo posible. Sin duda habría obtenido un mejor resultado y tal vez hubiera podido seguir al frente de la Generalitat gobernando de la mano del PSC.

La segunda decisión fue adelantar las elecciones esta primavera tras el portazo de los comunes a los presupuestos para 2024, una apuesta de la que Junqueras discrepaba, pero con la que Aragonès quiso hacer un Sánchez, previendo que la erosión hasta el año siguiente sería peor para ERC. La jugada le ha salido muy mal, los 20 escaños obtenidos están por debajo de las peores expectativas, y la campaña acabó siendo una elección entre Illa o Puigdemont, con Aragonès invisibilizado. ¿Y ahora, qué? Hasta después de las elecciones europeas no se sabrá nada, las espadas se mantendrán en alto, pero la investidura del candidato socialista aparece como inevitable tras el hundimiento del independentismo, que volverá probablemente a sufrir un retroceso el 9 de junio.

Hoy todavía no sabemos cómo, pero la fórmula de una doble abstención, tanto de ERC como de Junts, una vez que Puigdemont compruebe por enésima vez que los republicanos no piensan votarle y que lo más inteligente es retirarse, me parece la solución más probable y la menos costosa para unos y otros. Si Junqueras pretende perpetuarse como mandamás de los republicanos, como así parece, lo que menos le conviene es una repetición electoral, pues si empeorase los resultados se vería obligado a seguir el camino de Aragonès."               (l , Crónica Globa, 15 mayo, 2024)

13/5/24

La baraka de Sánchez... ha vuelto a demostrar que es un gran táctico... por primera vez en unas autonómicas, el PSC gana en votos y escaños, y el independentismo no suma de ninguna forma posible... el avance de Junts no logra compensar el tremendo hundimiento de ERC y la pérdida de más de la mitad de la representación de la CUP... el conjunto de las formaciones que se declaran independentistas se quedan lejos de la mayoría absoluta. Este es un dato muy relevante que cierra definitivamente el libro del procés... Sánchez puede argumentar con hechos que la ley de amnistía ha servido para ello, aunque sabemos que la desmovilización separatista ya estaba en marcha desde hace tiempo... Lo más que ha logrado esa ley ha sido reforzar tanto al PP como a Vox, y resucitar un rato a Carles Puigdemont, en perjuicio sobre todo de ERC... El tripartito de izquierdas suma una raspada mayoría de 68 diputados. Para los republicanos la decisión de investir a Illa es muy complicada, aunque peor sería una repetición electoral. La presidencia del candidato socialista de una forma u otra parece inevitable, pues el crecimiento de Junts se queda lejos de las expectativas de los últimos días, con pocos alicientes para volver a las urnas... la victoria de Illa es clara, y refuerza a Sánchez y al PSOE de cara a las europeas. La legislatura podría estabilizarse porque ni Junts ni ERC tienen motivos para retirarle su apoyo... El escenario es el de un PSC hegemónico, al frente de los principales gobiernos locales, y con Illa de president, aunque su investidura no será coser y cantar (Joaquim Coll)

 "La holgada victoria de Salvador Illa supone también un triunfo incontestable para Pedro Sánchez. Por primera vez en unas autonómicas, el PSC gana en votos y escaños, y el independentismo no suma de ninguna forma posible desde 2012. El avance de Junts con Carles Puigdemont no logra compensar el tremendo hundimiento de ERC y la pérdida de más de la mitad de la representación de la CUP.

La entrada de la islamófoba Aliança Catalana no hubiera dado nunca una mayoría operativa al separatismo, pero es que el conjunto de las formaciones que se declaran independentistas se quedan lejos de la mayoría absoluta. Este es un dato muy relevante que cierra definitivamente el libro del procés. Para Sánchez es una excelente noticia, y le permite argumentar con hechos que la ley de amnistía ha servido para ello, aunque todos sabemos que la desmovilización separatista ya estaba en marcha desde hace tiempo, con o sin amnistía.

 Lo más que ha logrado esa ley ha sido reforzar tanto al PP como a Vox, y resucitar un rato a Carles Puigdemont, en perjuicio sobre todo de ERC, que sale muy tocada, tanto en su estrategia como en sus liderazgos. El tripartito de izquierdas suma una raspada mayoría de 68 diputados. Para los republicanos la decisión de investir a Illa es muy complicada, aunque peor sería una repetición electoral. La presidencia del candidato socialista de una forma u otra parece inevitable, pues el crecimiento de Junts se queda lejos de las expectativas de los últimos días, con pocos alicientes para volver a las urnas, y podría fortalecer a los sectores pragmáticos de la formación neoconvergente tras la jubilación de Puigdemont.

En clave de política nacional, estos resultados, donde la victoria de Illa es clara, refuerzan a Sánchez y al PSOE de cara a las europeas. La legislatura podría estabilizarse
porque ni Junts ni ERC tienen motivos para retirarle su apoyo. El líder socialista mantiene intacta su baraka y supera una prueba decisiva, pues Cataluña podía haber sido su tumba en caso de pinchazo. Políticamente, el debate sobre la amnistía queda superado. Al PP tampoco le ha ido nada mal, ha triplicado en diputados, certificando que la apuesta por Alejandro Fernández era la correcta, pese a que Vox aguanta muy bien y repite los 11 escaños de 2021.

La desaparición de Ciudadanos pone también simbólicamente fin a una etapa. La historia seguramente no ha sido justa con la formación naranja, pero sus errores han sido pertinaces desde que Albert Rivera se entregó en su estrategia de pactos al PP.

Sin duda se abre en Cataluña una nueva etapa, donde el interrogante es el rumbo que tomará ERC, que ayer noche anunció su pase a la oposición. El escenario es el de un PSC hegemónico, al frente de los principales gobiernos locales, y con Illa de president, aunque su investidura no será coser y cantar. Sánchez no ha podido tener mejor noticia desde que a las puertas de las elecciones catalanas dejó a España en vilo por si dimitía con el asunto de los bulos.

Ha vuelto a demostrar que es un gran táctico, sin importarle sacrificar convicciones o principios, haciendo de la política el arte de lo posible para sostenerse en el poder."          (Joaquim Coll, Crónica Global, 13/05/24)

12/5/24

Pedro Vallín: lo que va a ganar es el racismo, la xenofobia, porque las organizaciones que van a crecer más van a ser aquellas con un discurso sobre la inmigración bastante duro. Estoy pensando en el ascenso de Vox, estoy pensando en Aliança Catalana, estoy pensando en Junts y estoy pensando en el PP... Una de las cosas que Junts se esforzó en negociar con el Gobierno es que querían tener las competencias de inmigración en la Generalitat. Creo que tiene que ver con músicas que no proceden de aquí. Estamos bailando una música continental... Creo que hemos importado un tic continental europeo y que por alguna razón en Cataluña está teniendo particular suerte este argumento

 "Previsión electoral en Cataluña

“El galimatías que vamos a tener el lunes por la mañana va a ser notable, porque ni por el lado del independentismo ni por el lado del progresismo, que son los dos ejes que todo el mundo maneja en las posibilidades de formar gobierno, va a estar clara la cosa. En el independentismo, no está claro que Esquerra o la CUP estuvieran dispuestos a apoyar una mayoría donde estuviera Aliança Catalana y la suma de los progresistas no parece nada sencilla. Creo que en la realidad de los números que tenemos a día de hoy, si se confirma en las urnas, lo que va a ganar es el racismo, la xenofobia, porque las organizaciones que van a crecer más van a ser aquellas con un discurso sobre la inmigración bastante duro. Estoy pensando en el ascenso de Vox, estoy pensando en Aliança Catalana, estoy pensando en Junts y estoy pensando en el PP”. 

Repetición electoral

“Me parece de una frivolidad pasmosa que se hable en estos términos, porque la experiencia reciente en España es que cada vez que repites elecciones hay unos pequeños ajustes en los resultados. Se convoca la repetición electoral para que las sumas cambien, para que tú puedas pactar en otros términos y la experiencia que hemos vivido aquí es que las sumas son las mismas. Es decir, estás convocando al votante, devolviéndole su mandato expresado en las urnas para que lo vuelva a pensar y vuelva a expresarse. Y el votante te vuelve a expresar que las mayorías son las que había dicho, con lo cual una repetición electoral sería una falta de respeto hacia los ciudadanos. Es el votante, emite su mandato y ustedes se las tienen que arreglar con el mandato”. 

Xenofobia en campaña

“Una de las cosas que Junts se esforzó en negociar con el Gobierno es que querían tener las competencias de inmigración en la Generalitat. Creo que tiene que ver con músicas que no proceden de aquí. Estamos bailando una música continental que tiene mucho que ver con que hay elecciones europeas en las que el asunto inmigración es central, precisamente muy relacionado con la centralidad que tiene la ultraderecha. España es un país que no se puede poner muy flamenco con la recepción de inmigrantes, porque las familias de muchos españoles han hecho su fortuna en Centroeuropa o América a base de irse a picar piedra, en el sentido de trabajos que no querían los nacionales. Creo que hemos importado un tic continental europeo y que por alguna razón en Cataluña está teniendo particular suerte este argumento”.

El fenómeno de la inmigración en Europa

“Igual yo soy muy de desdramatizar, pero hay un elemento muy fariseo. Todas las potencias europeas que durante el colonialismo someten a la mitad del planeta para extraer recursos y, supuestamente, para civilizar desde la superioridad moral y política de Europa occidental, ahora se sorprenden de tener en sus fronteras un montón de gente procedente de países que fueron sus colonias. En términos históricos es un movimiento pendular de una justicia extraordinaria. No sé si tenemos mucho derecho a queja en Europa después de lo que hemos hecho en América, en Asia y en África durante los siglos del XVI al XX. Y aquí está muy marcada la aporofobia: no queremos que vengan menesterosos a intentar ganarse la vida, pero sí los grandes capitales de América Latina a quienes se facilitaba la nacionalidad”.

 (Pedro Vallín, InfoLibre, 11/05/24)

2/5/24

Puigdemont tuvo alusiones a la celebración de un referéndum de autodeterminación... Que, por lo que veo, también parece ser el llenapistas de ERC en su programa, a falta de obra de Gobierno tras tres años de Gobierno... Un referéndum en Catalunya –un lío/río diferente al escocés, por ejemplo– no es necesario, pues nunca ha habido una mayoría electoral indepe. Reclamar ese referéndum sin esa mayoría es, básicamente, un suicidio, su archivo, para la opción indepe... Lo que configura al procesismo como el único movimiento indepe no indepe del mundo... Con una mayoría social del 60%, por ejemplo, la indepe es imparable, sin referéndum alguno (Guillem Martínez)

 "(...) 6- Hubo alusiones a la celebración de un referéndum de autodeterminación. Que, por lo que veo, también parece ser el llenapistas de ERC en su programa, a falta de obra de Gobierno tras tres años de Gobierno. 

Lo que significa, tanto en Puigdemont como en ERC, la persistencia en el cultivo procesista del fake. Un referéndum en Catalunya –un lío/río diferente al escocés, por ejemplo– no es necesario, pues nunca ha habido una mayoría electoral indepe. Reclamar ese referéndum sin esa mayoría es, básicamente, un suicidio, su archivo, para la opción indepe. La indepe, por otra parte, es, tan solo, una mayoría social. 

Con una mayoría social del 60%, por ejemplo, la indepe es imparable, sin referéndum alguno. 

Esa vía –de los hechos, que no de las campañas electorales–, por cierto, nunca ha interesado al procesismo. Lo que configura al procesismo como el único movimiento indepe no indepe del mundo. (...)"             (Guillem Martínez , CTXT, 25/03/24)

24/4/24

Si un observador extranjero leyera sin más contexto los datos de las elecciones autonómicas catalanas de 2021 y de las vascas del pasado domingo, creería que ambas comunidades caminan con paso firme hacia la secesión. Y, sin embargo, nada más lejos de la realidad... en el País Vasco nunca antes las dos formaciones soberanistas habían recogido tanto apoyo como este pasado domingo, sobrepasan los 2/3 de la Cámara vasca, y una amplia mayoría absoluta en votos, pero el objetivo confeso tanto del PNV como de EH Bildu durante la campaña era pactar con el PSE-PSOE... el crecimiento del soberanismo no implica un incremento de la tensión secesionista. A veces, también en política, más es menos... En el próximo ciclo político catalán, es muy probable que asistamos a una lenta extinción u olvido de la exigencia del referéndum, al igual que ya ha sucedido en Quebec, Escocia y País Vasco (Joaquim Coll)

 "Si un observador extranjero leyera sin más contexto los datos de las elecciones autonómicas catalanas de 2021 y de las vascas del pasado domingo, creería que ambas comunidades caminan con paso firme hacia la secesión. Y, sin embargo, nada más lejos de la realidad.

Recordemos que, hace tres años, los titulares en prensa subrayaban que el independentismo, pese a la victoria en votos del PSC, había reforzado su mayoría absoluta en el Parlament, con 74 diputados, y que los votos que habían ido a opciones declaradamente secesionistas sumaban el 51,3% de los sufragios emitidos. Por primera vez, ¡victoria en votos!, exclamaron los medios soberanistas, escondiendo que lo habían logrado gracias a la participación más baja de la historia.

Durante las semanas siguientes, los sectores radicales como la ANC llamaron a ERC, Junts y CUP a implementar el "mandato del 1 de octubre", a proclamar nuevamente la república catalana, etcétera. Pero la investidura de Pere Aragonès salió adelante in extremis, casi a punto de la repetición electoral, y la unidad independentista duró muy poco.

ERC ha acabado la legislatura gobernando en solitario, con el apoyo en los presupuestos del PSC. La mayoría separatista no ha servido para nada y, mucho menos, su circunstancial victoria en votos. Para 12 de mayo, el sueño húmedo tanto de ERC como de Junts es ganar las elecciones, claro está, sobre todo ganarle al otro la primera plaza en el espacio soberanista, pero para formar Gobierno con el PSC y ser el interlocutor institucional con el Gobierno de Pedro Sánchez.

Otra cosa es que, si Salvador Illa queda primero, como todo parece indicar, a ambos les resulte complicadísimo por cuestiones estéticas investirlo de president. Quien lo hiciera recibiría el apelativo de "vendido" al sucursalismo. Junts está descartada, y en ERC, donde el sector junquerista no se opondría visceralmente a un pacto de gobierno con el PSC (¡vivir para ver!), existen numerosas dudas. Así pues, el sudoku poselectoral va a ser complicadísimo, pero el análisis de fondo no cambia.

En Euskadi, las circunstancias son muy diferentes, afortunadamente para los vascos (y "las vascas", la manía de doblar el género es otra de las cansinas aportaciones del nacionalismo al acervo común, aunque menos inocua que el derecho a decidir, que también tuvo su origen allí). Diferencias aparte entre Cataluña y el País Vasco, la dirección es la misma.

Nunca antes las dos formaciones soberanistas habían recogido tanto apoyo como este pasado domingo, sobrepasan los 2/3 de la Cámara vasca, y una amplia mayoría absoluta en votos, pero el objetivo confeso tanto del PNV como de EH Bildu durante la campaña era pactar con el PSE-PSOE. Con los resultados en la mano, que han sido buenos para las tres fuerzas principales, habrá Gobierno nuevamente de coalición entre gerifaltes y socialistas, sin que los abertzales, que no han logrado ganar las elecciones, pongan en cuestión su apoyo al Gobierno de Madrid.

Paradójicamente, el crecimiento del soberanismo no implica un incremento de la tensión secesionista. A veces, también en política, más es menos. En el País Vasco, más soberanismo parlamentario no equivale a más separatismo sociológico, sino a menos, a menos que nunca, según el euskobarómetro.

Y en Cataluña, aunque todas las formaciones independentistas sumaran mayoría absoluta el 12 de mayo, es improbable que volvieran a unirse para no ir a ningún sitio. Esta descripción no significa que no sigamos teniendo un problema territorial enorme, pero sí una invitación a no caer en el pesimismo, a creer que es solo cuestión de tiempo que el secesionismo consiga el objetivo del referéndum.

La prueba es que, en el País Vasco, con una mayoría soberanista más robusta que nunca, de este asunto no se ha hablado en campaña ni está en la agenda política. Y si en Cataluña la cuestión sigue viva es por el guerracivilismo entre ERC y Junts. En el próximo ciclo político catalán, sobre todo si Carles Puigdemont y Oriol Junqueras abandonan la primera línea, es muy probable que asistamos a una lenta extinción u olvido de la exigencia del referéndum, al igual que ya ha sucedido en Quebec, Escocia y País Vasco."                        (, Crónica Global, 24/04/24)

14/7/23

La última ocurrencia de Gabriel Rufián para epatar a los más cerriles ha sido afirmar que le da más miedo Yolanda Díaz que Santiago Abascal... Rufián no tiene miedo a Abascal porque le necesita como vicepresidente para volver a ser algo y porque es antifascista solo por folklore. El partido de Gabriel Rufián homenajea cada 28 de abril a los hermanos Josep i Miquel Badia. Todos los años sin que ni un solo miembro de ERC, ni por supuesto Gabriel Rufián, se haya posicionado en contra de que su partido homenajee a dos fascistas que se dedicaban a asesinar sindicalistas. Entre ser antifascistas e independentistas se quedan con lo segundo... Esquerra Republicana es un partido independentista y a veces, como el PNV, parece algo más progresista por la comparación con los partidos de la derecha nacionalista española. Pero no conviene llevarse a engaño... Para ERC, para Gabriel Rufián, por encima de la clase está la nación, por eso cuando tiene que elegir entre los intereses de la burguesía catalana y los de la clase trabajadora del resto del país elegirá siempre a Trías o Puigdemont. La izquierda española tiene que dejar a mirar a Gabriel Rufián con romanticismo y empezar a ver a ERC con pragmatismo, cuando sean necesarios y se los necesite habrá que acordar con ellos, pero siendo conscientes de que sus intereses están muy alejados de las preferencias progresistas (Antonio Maestre)

 "No hay persona de izquierdas en Cataluña que no se haya echado las manos en la cabeza al conocer la impresión que buena parte de la izquierda madrileña tiene de Gabriel Rufián. El portavoz de ERC en el Congreso basa su mensaje en la confrontación grotesca, demagógica y efectista con un discurso grandilocuente que no se corresponde con la actuación política de fondo de su partido que, sobre todo en Cataluña, es más socioliberal que la rama jacobina del PSOE. Su última ocurrencia para epatar a los más cerriles ha sido afirmar que le da más miedo Yolanda Díaz que Santiago Abascal. La boutade del diputado de ERC está enmarcada en la estrategia de quien considera que la única manera de reconstituir proyectos políticos agotados es la llegada de un gobierno ultra para revitalizarse. No es el único que ha llegado a semejante conclusión y que ha elegido a Yolanda Díaz como objetivo, pero no todos son tan torpes para manejar un discurso tan miserable sin que se note. Rufián no tiene miedo a Abascal porque le necesita como vicepresidente para volver a ser algo y porque es antifascista solo por folklore.

El partido de Gabriel Rufián homenajea cada 28 de abril a los hermanos Josep i Miquel Badia. Todos los años sin que ni un solo miembro de ERC, ni por supuesto Gabriel Rufián, se haya posicionado en contra de que su partido homenajee a dos fascistas que se dedicaban a asesinar sindicalistas. Entre ser antifascistas e independentistas se quedan con lo segundo, porque los hermanos Badia eran fascistas independentistas, porque ERC no es un partido antifascista, es un partido que al ser nacionalista basa su antagonismo en un nacionalismo opresor como el español. No hay ninguna exageración en la calificación de fascistas de los referentes de ERC. De hecho, se podría calificar a los hermanos Badia de estar al mando de una organización paramilitar como Desokupa. Miquel Badia fue el creador, junto a Josep Dencàs, de las de las juventudes de ERC, JEREC, una organización que presentaba más de una coincidencia con el fascismo. La organización de los Badia tenía una milicia a la que se le llamaba "Escamots". Miquel Badia dirigía las fuerzas del orden de la Generalitat entre 1933 y 1934 como comisario de Orden Público; al referente de las juventudes de ERC en la actualidad se le llamaba Capità Collons por la violencia con que se empleaba con sus adversarios. Su principal objetivo y enemigo fueron los anarquistas de la CNT y de la FAI, funcionando de facto como un pistolero de la patronal que era funcional a la patronal en la guerra que tenía con los sindicalistas. ERC ha sido funcional a los intereses de la burguesía catalana desde los años 20, en eso no han cambiado demasiado.

Los ejemplos de la virulencia de las milicias armadas de ERC contra sindicalistas fueron demasiado habituales. En abril de 1933 los guerrilleros de las JEREC comenzaron a usar la violencia contra los anarquistas en un tiroteo en el barrio de Sant Andreu contra sindicalistas de la FAI. El 18 de abril de 1933 el ramo de la construcción, a través de los sindicatos anarquistas, convocó una huelga secundada por más de 35 000 trabajadores en solidaridad con los mineros de Cardona. La huelga comenzó a ganar adeptos de diferentes sectores y fue entonces cuando los hombres de Dencàs y Badia, con el permiso del gobernador civil, Claudi Ametlla, hicieron de esquiroles sustituyendo a los trabajadores en huelga del sector del transporte. Las juventudes de ERC también fueron esquiroles, lo tenían todo. Rodolfo Pérez Escudero era militante de la CNT y pintor de profesión y el 16 de julio de 1933 se encontraba en su domicilio de Barcelona en el Raval cuando cuatro individuos, haciéndose pasar por policías, le instaron a acompañarles a la jefatura de policía. Los cuatro hombres llevaron al sindicalista a la sede de ERC que Estat Catalá tenía en la calle Viladomat 83. Allí, los miembros de los Escamots le instaron a dar los nombres del comité de huelga del Sindicato de la Construcción para reprimir al resto de compañeros. Al sindicalista le torturaron durante toda la madrugada y parte de la mañana, cuando el miembro de la CNT estuvo a punto de escapar. Sus gritos hicieron que varias personas acudieran a la sede de ERC para pedir la liberación del sindicalista, lo cual hizo la policía. Rodolfo Pérez, después de ser torturado, pudo reconocer a uno de sus torturadores. Se trataba de Josep Badia. El miembro de la CNT afirmó que uno de los hermanos Badia le dijo mientras le golpeaba con una porra: "De aquí al martes acaba yo solo con todos los de la FAI". El líder de ERC, Oriol Junqueras, llegó a participar en un homenaje a estos dos hermanos protagonizado por Quim Torra. ¿Cómo alguien de izquierdas puede participar en el homenaje de fascistas tan miserables como los hermanos Badia?

Esquerra Republicana es un partido independentista y a veces, como el PNV, parece algo más progresista por la comparación con los partidos de la derecha nacionalista española. Pero no conviene llevarse a engaño porque no tiene nada que ver con Bildu, que siendo independentista siempre pone por delante los derechos de la clase trabajadora. Para Bildu, un fontanero o una limpiadora de Vallecas, Trujillo o Sevilla siempre estarán antes que un burgués de Neguri. Para ERC, no, para Gabriel Rufián por encima de la clase está la nación, por eso cuando tiene que elegir entre los intereses de la burguesía catalana y los de la clase trabajadora del resto del país elegirá siempre a Trías o Puigdemont. La izquierda española tiene que dejar a mirar a Gabriel Rufián con romanticismo y empezar a ver a ERC con pragmatismo, cuando sean necesarios y se los necesite habrá que acordar con ellos pero siendo conscientes de que sus intereses están muy alejados de las preferencias progresistas. No hay que romper puentes, todavía se puede aprovechar la caricatura en la que se ha convertido Rufián."                 (Antonio Maestre, blog, 05/07/23)

26/6/23

Dos familias de la Barcelona de toda la vida, un Trías y un Maragall, se repartían la pesca y no se hable más. Se acababa el oprobio de los aspirantes y la ciudad volvería a ser lo que nunca dejó de ser: una ventana al mar para contemplar desde los barrios altos. Sin interferencias foráneas que afectaran a la identidad y la lengua, por más que los salidos del arrabal habían hecho esfuerzos para que los herederos del sentimiento de pertenencia no se vieran afectados ni en el corazón ni en el patrimonio... A Junts (Trías) y a Esquerra Republicana (Maragall) se les ha ido la joya de la corona que ya tenían apalabrada. Era el símbolo de un poder declinante, pero potente aún, sumido en la recuperación del tiempo perdido... A Jordi Pujol debe Barcelona y el Principado entero, sin excluir Andorra por supuesto, el haber construido una supuesta sociedad civil sobre las vigas maestras de una sociedad subalterna, dependiente del Estado fallido de la Generalitat para robar y lucrarse (Gregorio Morán)

 "El pescado estaba vendido. Dos familias de la Barcelona de toda la vida, un Trías y un Maragall, se repartían la pesca y no se hable más. Se acababa el oprobio de los aspirantes y la ciudad volvería a ser lo que nunca dejó de ser: una ventana al mar para contemplar desde los barrios altos. Sin interferencias foráneas que afectaran a la identidad y la lengua, por más que los salidos del arrabal habían hecho esfuerzos para que los herederos del sentimiento de pertenencia no se vieran afectados ni en el corazón ni en el patrimonio. Lo querían todo, empezando por quitarle ese aire chabacano que el espíritu de Ada Colau impregnaba la ciudad. Pero no pudo ser.

La Barcelona de los señores había ganado las elecciones, Trías había sido el candidato más votado, pero ese hábito reciente de las urnas no cualificadas, donde los propietarios cuentan lo mismo que los precarios, se les torció en la última hora. Pasaban de las cinco de la tarde, ese momento crucial de la fiesta prohibida de los toros, y ante la perspectiva del descabello, los Comunes admitieron que puestos a matar mejor que sea el torero que no el morlaco. Los veladores de la corrida, desde la tribuna de honor, decidieron que entre votar con el PP o buscar trabajo, no había color. Todavía sonaba en el aire la arrebatada voz de Jordi Martí, el albacea de Ada Colau, perjurando en arameo que nunca, nunca, se sumarían a una iniciativa del PP. Pero la vida sin el sol de la plaza se convierte en tristura para quienes llevan años soleándose en la arena del albero.

 Cataluña es un país que ha dado pocos humoristas de fuste; no así cínicos sobrevenidos; tantos que incluso algunos crearon escuela. Se achaca al Mediterráneo, pero lo cierto es que aquí explicar las cosas no es costumbre, pero adecentar la incoherencia constituye un ejercicio intelectual muy valorado. Por eso no es frecuente la verdad desnuda, ni siquiera en las estatuas. El Partido Popular provocó el zafarrancho en la Plaza Sant Jaume. Algo tan insólito que ningún participante en la hazaña osa mencionarlo, menos aún describirlo. Estaba fuera de la norma establecida. El relato para uso de colegiales -se incluye desde el parvulario- establece que los “populares” no son un partido de Cataluña sino una excrecencia foránea que en las ocasiones que amenaza al cuerpo social de la catalanidad institucional debe ser omitido. (...)

 A Junts (Trías) y a Esquerra Republicana (Maragall) se les ha ido la joya de la corona que ya tenían apalabrada. Era el símbolo de un poder declinante, pero potente aún, sumido en la recuperación del tiempo perdido. La jactancia sobre la inmarcesible sociedad civil de Cataluña se reduce a una falacia construida, como tantas otras, sobre la pluma de empleados a sueldo; de ahí su inconsistencia. A Jordi Pujol debe Barcelona y el Principado entero, sin excluir Andorra por supuesto, el haber construido una supuesta sociedad civil sobre las vigas maestras de una sociedad subalterna, dependiente del Estado fallido de la Generalitat para robar y lucrarse. Lluis Prenafeta, el mediador, y el Palau de la Música, fueron como panales de rica miel que engolosinaron a esas empoderadas familias que constituían la corrupta sociedad incivil que pagaba sus mordidas del 3%. Aunque sea improbable, confío que Jordi Amat, conocedor de primera mano del paño y hoy portavoz del equilibrio mediático, nos desgranará un día su experiencia en ese territorio nada virgen pero aún por oxigenar."                 ( , Vox Populi, 24/06/23)

19/6/23

Antonio Maestre: Esta lección de izquierdas sobre cómo parar a la derecha y la extrema derecha alcanza una dimensión especial hoy. "La militancia de ERC avala el acuerdo con Xavier Trías para gobernar Barcelona", y Junts, a su vez da la alcaldía a la extrema derecha en Ripoll. Bien frenada, Rufián

AntonioMaestre@AntonioMaestre

Esta lección de izquierdas sobre cómo parar a la derecha y la extrema derecha alcanza una dimensión especial hoy. ERC acaba de dar la alcaldía a la derecha de Junts que a su vez da la alcaldía a la extrema derecha en Ripoll

Bien frenada, Gabriel.
Gabriel Rufián @gabrielrufian

Para frenar a una derecha y a una ultraderecha de verdad no sirve una izquierda de mentira.

9:58 p. m. · 15 jun. 2023 778,6 mil Reproducciones
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"La militancia de ERC avala el acuerdo con Xavier Trías para gobernar Barcelona" (El Periódico)

2:11 p. m. · 17 jun. 2023 265,4 mil Reproducciones
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13/6/23

Paisaje (‘lazi’) después de la batalla... La impresión que trasladan los partidos lazis es la de aquel viejo comentario irónico que rezaba: “La situación es desesperada, pero no preocupante”... De puertas afuera, eso sí, todos insisten en que siguen batallando por la independencia de Cataluña y por el cumplimiento del (supuesto) mandato del 1 de octubre. El principal problema de todos ellos es que ya no se los toman en serio ni sus propios votantes (Ramón de España)

 "Aunque intenten disimularlo, los partidos independentistas se han llevado una bofetada con la mano abierta en las últimas elecciones municipales (...)

Para hacer como que tomaba nota de los 300.000 votos perdidos en las recientes elecciones, Aragonès se ha sacado de la manga una remodelación de su gobiernillo, que es lo que suele llevarse a cabo cuando te resistes a mirar de frente a la realidad y crees que igual cuelan unos cambios apresurados y chapuceros. (...)

Si la reacción de ERC a las municipales ha sido como de no darse por enterados, la de Junts se ha revelado, directamente, cochambrosa, como corresponde a cualquier partido dirigido a distancia por un zumbado: la nueva presidenta del Parlamento catalán se ha consagrado como presidenta del Paripé Independentista, yéndose a Waterloo a hacerse unos selfis con el zumbado en cuestión y a prometerle que hará todo lo posible para su regreso a Cataluña en olor de multitudes; de Borràs a Erra, uno de esos viajes para los que no hacen falta alforjas y uno de esos cambios que no cambian nada, todo muy convergente; (...)

La impresión que trasladan los partidos lazis es la de aquel viejo comentario irónico que rezaba: “La situación es desesperada, pero no preocupante”. Se impone el business as usual. ERC sigue con su independentismo autonomista. Junts cambia a una talibana por otra y continúa obedeciendo al Zumbado de Waterloo, aunque los acabe llevando al hoyo a todos. La CUP opta por seguir chupando del bote español. De puertas afuera, eso sí, todos insisten en que siguen batallando por la independencia de Cataluña y por el cumplimiento del (supuesto) mandato del 1 de octubre. El principal problema de todos ellos es que ya no se los toman en serio ni sus propios votantes."                  (Ramón de España, Crónica Global, 12/06/23)

30/5/23

El separatismo catalán se hunde en las municipales al 23% del censo... Ni siquiera 1 de cada 4 catalanes ha votado por partidos nacionalistas

 "El separatismo nacionalista sigue perdiendo fuelle en las elecciones donde le va mejor: las municipales.

En Cataluña ERC ha bajado del 24% al 17% de los votos. JxC (el partit d’en Pujol i el Motxo) ha pujat del 16% al 18%, una birria. La CUP també ha baixat del 5% al 4%. En total el lazismo ha pasado de sumar el 45% de los votos al 42%.

Però ara miri el gràfic del cens electoral (% de votos respecto al total de los catalanes llamados a votar). Al cor del prusés el nacionalisme (ERC + CUP + CiU y relanzamientos) sumaba el 46% de los votos, apenas el 27% del censo. En 2019 bajó al 45%, un 29% del censo. Ayer se hundió, tocando el 42% dels vots: un miserable 23,3% del censo. Ni siquiera 1 de cada 4 catalanes ha votado por partidos esencialmente nacionalistas.

 Si no se lo cree, puede ver ud. mismo las cifras en la web del ministerio.

S’ha acabat el prusés, ara més que mai. Dejen de dar la turra lazi y acepten la realidad. Gracias, Sánchez.

Dolça i alliberada Catalunya…"              (Dolça Catalunya, 29/05/23)

24/5/23

En una encuesta de opinión publicada recientemente en un diario barcelonés se constataba el deshinche del tema procesista: el encaje de Cataluña en España solo preocupa al 6,5% de los barceloneses... la lengua ni siquiera aparece en la lista de preocupaciones, que encabezan la vivienda, la inseguridad y la suciedad en las calles... tanto Trias como Maragall han tomado nota, y ninguno de los dos, pero muy especialmente Trias, viniendo del partido que viene, ha optado por enarbolar la estelada

 "¿Quién ganará las próximas elecciones municipales en Barcelona? Los sondeos auguran una carrera muy reñida y una foto finish de infarto con hasta cuatro vencedores virtuales. Algunas obviedades son seguras: la cifra mágica de 21 concejales (léase mayoría absoluta) no está al alcance de ninguna candidatura, y la vara de alcalde o alcaldesa recaerá en quien tenga mayor habilidad para tejer pactos. Una vez superada definitivamente la política de bloques, entre los cuatro vencedores potenciales casi todo es posible: si ganan los comunes, podrían pactar con Esquerra y/o reeditar su pacto con el PSC, con el permiso de Jaume Collboni; si gana el PSC, podría pactar con Esquerra y/o con Junts, pero también reincidir con la formación de Ada Colau; si gana Junts, podría pactar con Esquerra y/o con el PSC; y si gana Esquerra, podría pactar con cualquiera de los otros tres partidos.

Tan o más interesantes que los resultados que auguran los sondeos preelectorales son las preocupaciones de los ciudadanos llamados a pronunciarse en las urnas. En una encuesta de opinión publicada recientemente en un diario barcelonés se constataba el deshinche del tema procesista: el encaje de Cataluña en España solo preocupa al 6,5% de los barceloneses. Peor para el procesismo fueron los resultados de la segunda oleada del barómetro municipal publicados el pasado mes de diciembre: en aquel entonces solo el 0,4% de los entrevistados consideró que ese encaje sea el problema más grave que tienen la ciudad de Barcelona en estos momentos. Al parecer, tanto Trias como Maragall han tomado nota, y ninguno de los dos –pero muy especialmente Trias, viniendo del partido que viene– ha optado por enarbolar la estelada.

La bandera que sí han izado los partidos en esta legislatura es la de la lengua, y buena prueba de ello es el precipitado paquete de 68 medidas en favor del catalán aprobado por el Ayuntamiento de Barcelona el pasado mes de febrero. En este caso, la adhesión de ciertos partidos al discurso de la “emergencia lingüística” no coincide precisamente con las inquietudes de los ciudadanos. En la encuesta del diario barcelonés citada, la lengua ni siquiera aparece en la lista de preocupaciones, que encabezan la vivienda, la inseguridad y la suciedad en las calles; en el barómetro de diciembre, ni una sola de las 800 persones entrevistadas se refirió a la lengua como el problema más grave de Barcelona. (En ese barómetro, la inseguridad, la limpieza y la vivienda también se repartían el podio.)

Donde sí hay problemas graves con la lengua es en los municipios franceses que han visto negada la mera posibilidad de utilizar oralmente el catalán en los plenos. Por más que intelectuales catalanes tan insignes como Salvador Cardús sigan hablando de una “mal disimulada voluntad de genocidio lingüístico” por parte de España (“El retorn d’una vella, coneguda olor”, Ara, 1/5/2023), en lo que se refiere a la protección de las llamadas lenguas regionales o minoritarias el contraste entre el estado de las autonomías español y la República Francesa es sideral."                   (Albert Branchadell , El País, 08/05/23)

7/10/21

El espejismo de la mayoría independentista no pasa de ser una fantasía... muestra una precariedad notable para la enormidad del objetivo de crear un nuevo Estado sobre la base de una sociedad partida por la mitad

 "El independentismo esgrime el resultado del 14-F para reivindicar su hoja de ruta hacia la amnistía y la autodeterminación. Los últimos comicios autonómicos dejaron el espacio independentista por encima del 50% de los sufragios emitidos, una correlación que no se producía desde hace décadas. 

De hecho, ni en los momentos más dulces del procés (“el vot de la teva vida” del 2015), ni en los más tensos y amargos (los comicios del artículo 155 en el 2017), los partidos independentistas lograron imponerse a las fuerzas contrarias a la ruptura con España. En ambas citas, el secesionismo se quedó por debajo del 48% de los sufragios, frente a casi el 51% que cosecharon sus antagonistas.

Ahora bien, en los comicios del pasado febrero, el independentismo más unilateral tampoco alcanzó el 50% de los sufragios. Se quedó por debajo del 48,5%, resultado de sumar el voto de ERC, Junts, la CUP y los ultracatalanistas del microscópico Front Nacional, que sedujo a 5.000 electores. Y para llegar al 51,3% que algunos líderes secesionistas exhiben como el aval que convierte la consulta unilateral del 1-O del 2017 en el punto de partida irrenunciable hacia la independencia, hay que añadir las papeletas de dos formaciones escindidas de Junts y que apuestan por un mayor gradualismo: el PDECat (con menos del 3% de los votos) y el PNC (con el 0,16%).

 Sin duda, la supuesta mayoría independentista muestra una precariedad notable para la enormidad del objetivo de crear un nuevo Estado sobre la base de una sociedad partida por la mitad. Sin embargo, esa fragilidad se aprecia en toda su dimensión si se mide el apoyo al independentismo en voto sobre censo (es decir, sobre el conjunto del electorado y no únicamente sobre quienes acudieron a las urnas en la última convocatoria). Esa medida es el verdadero termómetro de la musculatura electoral de una opción política.

En realidad, el 51,3% de votantes independentistas en los comicios del 14-F supone únicamente un 27% del censo electoral (compuesto por algo más de cinco millones y medio de catalanes). Esa tasa refleja, además, un retroceso de diez puntos con respecto al resultado del 2017, que parece dibujar el techo del voto secesionista. Y no solo eso. Ese porcentaje es el tercer peor registro del voto nacionalista desde 1980. En las primeras autonómicas, el sufragio de ese signo representó algo menos del 25% del censo, una tasa similar a la de los comicios del 2006.

 El problema del independentismo es que el voto de signo contrario (que el 14-F supuso el 26,5% de los electores, en lo que implicó su segundo peor resultado histórico) ha llegado a rozar o incluso superar la barrera del 40% del censo. Es lo que ocurrió en comicios como los del 2015 o el 2017, cuando la relación con España se convirtió en un dilema dramático.

A partir de ahí, la supuesta mayoría independentista no pasa de ser una fantasía. Sobre todo si se recuerda que la abstención batió récords el 14-F (participó poco más de la mitad del censo) y los partidos independentistas extraviaron 600.000 votos con respecto al 2017. Esas son las verdaderas cifras de la cruda realidad."                   (Carles Castro, La Vanguardia, 12/09/21)

6/4/21

No hi ha Govern, ni Parlament, ni programa... mientras los contagios siguen al ritmo de casi 1.900 nuevos al día. Pero no hay ningún programa, entre otras cosas porque el programa de ERC es por los neoconvergentes, pues para los herederos de Pujol es absurda la idea de que la Generalitat no pueda hacer negocios con ninguna empresa del Ibex 35

 "Lo único importante de los comicios del pasado 14 de febrero era saber qué mayoría iba a gobernar la Generalitat de Cataluña y en torno a qué programa. Han pasado casi 50 días y la candidatura a la presidencia de la Generalitat de Pere Aragonès, de ERC, ha sido rechazada en dos ocasiones por su socio preferente, los neoconvergentes de Puigdemont, JxC.

 No hay Govern, no hay programa, no funciona la actividad legislativa del Parlament, y los dos partidos independentistas pretenden seguir “negociando” otros dos meses, antes de que suene la campana que obliga a convocar nuevas elecciones, el 26 de mayo.

 El desencuentro entre ERC y JxC gira en torno a algo asombroso. Carles Puigdemont quiere, primera condición, someter las instituciones democráticas catalanas (Generalitat, con su president a la cabeza, y Parlament) a un ente privado que se llama Consell per la República, creado según el derecho belga, radicado fuera de Cataluña y que, por supuesto, preside él mismo. Y segunda, controlar el grupo de ERC en el Congreso de los Diputados, de manera que cualquier negociación con el Gobierno que preside Pedro Sánchez pase por su propia inspección. Una propuesta extraña dado que ERC tiene 13 diputados y grupo propio y JxC cuenta con 8 y está integrado en un grupo que se denomina Plural (con otras seis siglas).

La única conclusión que se pudo extraer del resultado de las elecciones del pasado 14 de febrero fue que los tres grupos que más se identifican con la voluntad de alcanzar la independencia podían reunir 74 de los 135 escaños del Parlament y que aun así sería posible formar dos mayorías diferentes: la integrada por esas tres fuerzas independentistas mencionadas (ERC, JxC y CUP) o la formada por los socialistas catalanes (que quedaron primeros en voto), ERC y los Comunes, con un número idéntico de parlamentarios. Es decir, se podían extraer las conclusiones que se quisiera sobre los posibles modelos de gobierno en la Generalitat. Lo que no se podía era extraerlas sobre la evolución de la fractura política y social en Cataluña, porque la enorme abstención que se registró en esta convocatoria no permitía un único análisis.

Es evidente que la pandemia y el cansancio fueron un factor decisivo, pero la pérdida de voto fue tan formidable en todos los grupos, salvo los socialistas, que ganaron un poco, y en menor medida la CUP, que perdió muy poco apoyo, que no basta con esa única explicación. En el caso de Ciudadanos, era imposible atribuir un descalabro semejante a algo que no fuera una decepción política abrumadora. (...)

Es cierto que la legitimidad para formar Gobierno la da exclusivamente la mayoría parlamentaria que se logre reunir, pero para hablar en nombre de toda una sociedad se necesita algo más que los 1,1 millones de votos que alcanzaron en febrero sobre un censo total de 5,3 millones de electores. Esa cifra (1,1) es la que obtuvo por sí solo Ciudadanos en 2017."                   (Soledad Gallego-Díaz, El País, 04/04/21)

4/3/21

La derrota de Cataluña es absoluta, total e irremisible... la mitad de la población no se sintió interpelada... la sociedad catalana vira hacia los extremos, tensionada por el imaginario “fascismo/ antifascismo”... ERC debe pactar un gobierno entre los que se estuvieron clavando cuchillos... y dependiendo de la CUP. Puede ser un gobierno Dragón Kant de lo más divertido... No será más de lo mismo, sino peor y viviremos bajo la amenaza de una declaración de independencia... Los socialistas ganan pero pierden, ganar, ha ganado Pedro Sánchez, tiene todos los ases: los indultos, la modificación del Código Penal, los fondos europeos, la mesa de negociación… Puede abrir o cerrar el grifo a su antojo. Todo lo demás es un espejismo

 "Tras la jornada electoral, la derrota de Cataluña es absoluta, total e irremisible. La participación ha registrado la cifra más baja en unas elecciones autonómicas en Cataluña y se sitúa en que la mitad de la población no se sentía interpelada. (...)

Han perdido todos partidos salvo la CUP y VOX que han doblado e irrumpido como cuarta fuerza, respectivamente en el Parlamento catalán. De forma que la sociedad catalana hoy vira mucho más hacia los extremos antagónicos y se encuentra más tensionada por el imaginario frentismo “fascismo/ antifascismo”. Los dos partidos independentistas, tras su encomiable gestión de la pandemia y de todo lo demás, se han quedado como estaban o un poco peor. El partido de Pugidemont no ha revalidado el triunfo y ha perdido dos escaños.

El señor Rufián tampoco podrá hacer pareados del “repelente niño Vicente” diciendo que “la historia le debe una victoria a ERC y este partido le debe una victoria a la historia”. Les arriendo la ganancia de pactar un gobierno entre los que hasta ayer mismo se estuvieron clavando cuchillos por la espalda, aunque ya se sabe que la política hace extraños compañeros de cama, con la gracia añadida de depender de la CUP cuya máxima representante no es de la CUP. Puede ser un gobierno Dragón Kant de lo más divertido. No será más de lo mismo, sino peor y viviremos bajo la amenaza permanente de una declaración de independencia exprés o diferida. 

Tienen además los perendengues de afirmar que el independentismo ha superado el 50% de los votos, contando los sufragios conseguidos por PDeCat, que no ha obtenido ni un solo escaño. Es un juego propio de trileros que amagan la bolita lejos del cubilete. ¿Por qué no cuentan entonces los votos de todas las demás formaciones sin representación parlamentaria?. El partido de Artur Mas, el legado de Jordi Pujol, el catalanismo político yace en la papelera de la historia. Ha acabado extinguiéndose como la UCD. Mientras que la sociedad catalana prosigue partida por la mitad monda y lironda. Un éxito sin precedentes.

Los socialistas han ganado, pero han perdido. El efecto Illa se ha diluido con el paso de los días de la campaña hasta acabar siendo al final una pálida sombra de lo que fue al principio. No tiene la fuerza necesaria ni por sí solo ni pactando con las huestes catalanas de Pablo Iglesias -que se han quedado tal como estaban- para plantearle una alternativa al independentismo. Solo les queda la remota esperanza de que ERC se canse un día de aguantar a la imputada Laura Borràs y plantee un plan B en forma de tripartito, de infausta memoria en Cataluña. Ha ganado el cuanto peor, mejor.

El mamporro de Ciudadanos no por previsible ha sido menos espectacular (...)

Ganar, lo que se dice ganar, ha ganado el tunante del presidente del gobierno español. (...)  Mientras que Pablo Iglesias ha salvado in extremis los muebles. 

El señor Pedro Sánchez tiene todos los ases para sacarse de la manga: los indultos, la modificación del Código Penal, los fondos europeos, la mesa de negociación… Puede abrir o cerrar el grifo a su antojo y los independistas van a hacer el lúcido papel de marionetas manejados por los hilos del denostado despachito de La Moncloa. Todo lo demás es un espejismo. (...)"                (Trallero, e-noticies, 15/02/21)

1/3/21

Los socialistas han ganado las eleccions pero no podrán gobernar. A Salvador Illa le ha pasado como a Pasqual Maragall en 1999... Aunque quizás lo más llamativo es la desaparición parlamentaria del PDECAT. Ahora sí que podemos hablar del fin del pujolismo. El catalanismo se ha disuelto como un terrón de azúcar...

 "Si cuarenta años después del “Llibertat, Amnistia, Estatut d’Autonomia” llegó a saber lo que pasaría mejor me quedo en casa.

La verdad es que a mí -que soy de la cosecha del 63- me pilló todavía joven. Pero era, en efecto, el lema preferido en los primeros años de la Transición.

¿Cómo hemos acabado ahora?

Pues ya lo ven. Los de Òmnium colgando pancartas con el lema “Amnistia. Fem-nos lliures”. Para eso nos ahorrábamos todo el lío y ahora no estaríamos pidiendo la amnistía. (...)

Los socialistas han ganado las eleccions pero no podrán gobernar. A Salvador Illa le ha pasado como a Pasqual Maragall en 1999.

Pere Aragonès será previsiblemente el futuro presidente de la Generalitat.  Yo no me acabo de acostumbrar aunque se haya dejado barba, use gafas de metal e incluso vista corbata.  Quizá porque lo he seguido desde que era líder de las JERC y aparecía con el cartel de “Espanya ens roba”. La foto que ilustra este artículo. Además no me gustaría estar en su piel. Sentirá el aliento de JxCat en el cogote.

Aunque la culpa también es de Esquerra. Acuérdense de cuando sacaban pecho. Serán ahora víctimas del propio globo indepe que han ayudado a crear. Las 155 monedas de plata de Rufián o la hermana de Dolors Bassa proclamando que les importaba un comino "la gobernabilidad de España” un año antes de pactar los Presupuestos.

Por no hablar de la CUP, que se mueren de ganas de entrar en el gobierno. ¡Hasta piden Interior!

Pero los indepes deben haber tenido un disgusto porque el PSC y el resto de partidos de lo que denominaban despectivamente el “bloque del 155” ha obtenido más de un millón de votos.

Al fin y al cabo, recuerdo hasta a Albert Batet, entonces presidente del grupo parlamentario de JxCat, llamando hasta “carceleros” a los socialistas. Catalunya está llena de “ñordos”, “colonos” y “botilfers”.

La irrupción de Vox y el éxito de la CUP -con Dolors Sabater de cabeza de lista parece un milagro- auguran una legislatura complicada. Que no acabemos como aquellos parlamentos exóticos que acaban a tortazos. El último de la República Democrática del Congo. Si la tensión en el ambiente se palpaba entre la CUP y el PP, separados sólo por un pasillo, no quiere ni pensar entre la CUP y Vox.

Sin olvidar tampoco el 47% de abstención. Que, tras el miedo que nos puso el Govern en el cuerpo con la pandemia, demuestra que a casi la mitad del pueblo de Catalunya le da igual el autogobierno.

Això va de democracia, decían.

Aunque quizás lo más llamativo es la desaparición parlamentaria del PDECAT. Ahora sí que podemos hablar del fin del pujolismo.  Un partido que, con el nombre de Convergencia, gobernó Catalunya durante 23 años. Sin olvidar las prolongaciones de Mas, Torra y Puigdemont.  Hace apenas diez años gobernaban en la Generalitat, en el Ayuntamiento de Barcelona, en las cuatro diputaciones y tenían 17 diputados en Madrid. Nunca un partido había atesorado tanto poder en Catalunya.  El partido de Artur Mas ha sido engullido por el agujero negro del proceso. Definitivamente, este hombre es gafe. Todo lo que ha tocado lo ha roto.

 Se confirma aquella teoría de que la revolución devora a sus hijos. Incluso a sus padres. El catalanismo se ha disuelto como un terrón de azúcar.

Ramon Espadaler permanece agazapado en las listas del PSC, iba tercero. ¡Y hasta había catalanistas en el PPC!. Pero no tiene la fuerza ni la cohesión para presentar siquiera una candidatura propia.

Y que no vayamos a segundas elecciones

Si vamos, Vox saca ya entre 15 y 17."               (Xavier Rius, e-notícies, 15/02/21)

25/2/21

El protagonismo del tema territorial y nacional ha servido para dividir a las izquierdas y también ocultar la enorme crisis social y sus responsables: las derechas en España, y las derechas independentistas en Catalunya... Podem Catalunya ha perdido apoyos entre las clases populares y, muy en especial, entre la clase trabajadora no nacida en Catalunya, entre la cual está creciendo una gran animosidad al independentismo, que canalizó el PSC y VOX

 "(...) el bloque independentista, hegemonizado por JxCat que está promocionando la imagen de que la mayoría de la población catalana es independentista. Esta realidad queda ocultada bajo su supuesta defensa de la "patria" catalana, adoptando una postura extrema (casi carlista) y radical en el caso de JxCat en su intento de mantener una amplia movilización, siendo su base electoral, primordialmente, la burguesía, pequeña burguesía, la clase media alta y la población rural

Las políticas públicas de recortes del gasto público social y las reformas laborales regresivas y punitivas a la clase trabajadora catalana son, en gran parte, las responsables de la enorme crisis social de Catalunya (las rentas del trabajo, como porcentaje de todas las rentas, son de las más bajas en España y en la Europa occidental, y las rentas de capital son de las más altas).

Lo que debe subrayarse es que Convergencia Democrática y JxCat no hubieran podido gobernar durante tanto tiempo sin el apoyo de ERC y la CUP. ERC tiene su base electoral (además de en zonas poco pobladas, algunas de ellas de ámbito rural junto con JxCat), en las clases medias catalanas como las que viven en barrios como la Sagrada Familia, algunas de antigua vocación independentista y otras con una vocación más reciente. Venció también en barrios trabajadores, primordialmente de clase trabajadora, como Poblenou, la Barceloneta, Sants, el Clot y Guinardó.

Las consecuencias del procés independentista: la división de Catalunya

Este bloque independentista, en su compromiso por alcanzar rápidamente la secesión (independencia exprés), ha creado como respuesta un voto hostil que han ido canalizando varias formaciones políticas en distintos momentos. En 2017, Ciudadanos, bien conocido por su hostilidad hacia el independentismo, canalizó este enfado y ganó las elecciones en Catalunya. 

Ahora, en 2021, lo ha hecho el PSC, cuyo candidato, además de ser identificado con una causa popular –el control de la pandemia y la vacunación-, situó como punto central de su campaña el hartazgo con el independentismo. Su BASTA YA tuvo un punto movilizador, con un mensaje orientado sobre todo a movilizar el voto trabajador que había perdido. Fue el candidato de izquierdas que constantemente habló en catalán y en castellano. Recuperó los votos que había perdido y ganó en la gran mayoría de barrios obreros de las zonas más pobladas, consiguiendo un total de 652.858 votos.

Vox, el otro vencedor de las elecciones (ganó 217.883 votos), representa el voto de ultraderecha nacionalista españolista, también hostil ante el secesionismo, presentándose con una imagen de protesta ("que se vayan todos"), acusando a todos los demás partidos de olvidar el daño que los inmigrantes están haciendo al pueblo español.

 No han escondido tampoco su añoranza y afinidad hacia el régimen autoritario anterior, promocionando "la ley y el orden", mensaje que atrajo a las clases pudientes, por un lado, y a sectores de la clase trabajadora no cualificada en barrios con un gran porcentaje de población migrante, por el otro.

 Entre las primeras, los barrios pudientes como Pedralbes, Sarrià o Sant Gervasi; y, entre las segundas, los barrios obreros del "cinturón rojo" de Barcelona. Poco apoyo obtuvo, sin embargo, entre las clases medias, excepto entre las comunidades religiosas de orientación españolista. También obtuvo gran apoyo en los barrios donde viven las fuerzas armadas, reafirmando la relación más que preocupante que existe en España entre estas y Vox.

 El descenso popular de En Comú Podem (ECP)

ECP obtuvo su apoyo mayoritariamente en distritos y barrios de clase trabajadora (como Nou Barris y el Raval) y de las clases medias identificadas históricamente con las izquierdas. No ganó prácticamente en ningún distrito, pero tuvo apoyo (alrededor del 9% del voto) en los barrios citados anteriormente (y en algunos, como el Raval, incluso alcanzó el 14%). Su base electoral continúa siendo el sector leal de la izquierda tradicional y una parte del voto variable (que es un sector muy extenso) que en esta ocasión se desplazó en gran parte al PSC y en menor medida a Vox.(...)

 Esta coalición de partidos de Catalunya en Comú y Podem Catalunya, ha perdido apoyos entre las clases populares y, muy en especial, entre la clase trabajadora no nacida en Catalunya (que simpatizó con el 15-M, origen de este espacio), entre la cual está creciendo una gran animosidad al independentismo que canalizó el PSC y VOX, pero no el ECP. Éste perdió 131.734 votos desde el 2017, en parte debido a que en un panorama muy polarizado sobre el debate nacional el ECP tiene dificultades en una Catalunya mas dividida que nunca, en donde la mayoría de los medios de información y persuasión, se centran en el conflicto nacional, ignorando el social. (...)

El protagonismo del tema territorial y nacional ha servido para dividir a las izquierdas y también ocultar la enorme crisis social y sus responsables: las derechas españolistas en el estado español y las derechas independentistas en Catalunya. Los partidos de izquierda independentistas, al poner su deseo por la independencia por encima de todas las otras consideraciones, tienen una enorme responsabilidad por la crisis actual.

 El argumento independentista de que la secesión de Catalunya de España conllevaría una mayor riqueza para Catalunya (argumento central de su discurso) y, por lo tanto, un mayor bienestar de las clases populares ignora la realidad (conocida ampliamente entre los expertos en temas de bienestar y calidad de vida) de que el bienestar de la mayoría de la población -las clases populares- no depende de la riqueza del país (el PIB per cápita), sino de la distribución de esa riqueza. Estados Unidos es el país más rico del mundo y, sin embargo, tiene los peores indicadores de bienestar y calidad de vida (como mortalidad infantil o esperanza de vida) entre los países a los dos lados del Atlántico Norte.

 Y la causa de ello es que desde la época del presidente Roosevelt nunca ha sido gobernado por una coalición o partidos de izquierdas. Y lo mismo ocurrido en Catalunya (excepto durante el tripartito) y podría ocurrir en una hipotética Catalunya independiente. El hecho de que Catalunya haya estado casi siempre gobernada por las derechas podría repetirse en esa eventual Catalunya independiente, puesto que las fuerzas que liderarían la transición pertenecerían, de mantenerse la correlación de fuerzas actuales, a las derechas de siempre, gobernando una Catalunya muy polarizada, con la mayoría de las clases populares y trabajadoras en contra.

Por último, es importante resaltar que el independentismo ha polarizado no solo Catalunya, sino también España, de manera tal que ha sido Catalunya la más perjudicada en esta polarización. El muy marcado declive y pérdida de protagonismo económico en España son consecuencia de ello. Ello exigiría un cambio notable de la correlación de fuerzas en Catalunya que, aunque es muy necesaria, es poco probable que ocurra en un futuro próximo.

 Mientras, la radicalidad del bloque independentista explica, en gran parte, el surgimiento del ultranacionalismo jacobino autoritario y antidemocrático españolista, heredero del régimen dictatorial fascista anterior, que está influenciando a todas las derechas en España, acentuando una polarización política a lo largo del territorio español que está teniendo consecuencias muy negativas par el país, dificultando el crecimiento de una España plural, poliédrica, y plurinacional con sensibilidad social que permita desarrollar una España alternativa, justa, y más democrática. (...)"                               (Vicenç Navarro , Público, 22/01/21)

24/2/21

Los datos muestran el gran declive del bloque independentista: JxCat perdió 380.231 votos, ERC 332.254 y la CUP 6.159... el voto independentista, en su totalidad, ha bajado espectacularmente, pasando del 39,03% del censo electoral en 2017 al 27,07% en 2021... solo 1 de cada 4 catalanes ha votado independentista

 "(...) Los datos muestran el gran declive del bloque independentista

La segunda característica de la abstención es que, a pesar de que aumentó en mayor medida entre los no independentistas que entre los independentistas, el hecho es que estos últimos perdieron también un gran número de votos, representando uno de los mayores retrocesos de este espacio político y, muy en particular, entre el sector heredero del pujolismo. 

 He explicado en un artículo reciente en qué consiste el pujolismo: es un movimiento político profundamente conservador, con una ideología nacionalista supremacista excluyente, que se considera como la "auténtica Catalunya", menospreciando a las clases trabajadoras no nacidas en Catalunya (ver mi último artículo, El urgente y necesario cambio en Catalunya y en el resto de España, Público, 09.02.21), a las que definen peyorativamente como "charnegos". 

Lejos de haber desaparecido, el pujolismo es la ideología dominante en las derechas catalanas, cuyas luchas internas entre distintos sectores del aparato del partido han originado divisiones internas con la aparición de dos versiones principales del pujolismo: una, la visión más moderada del "procés" (el PDeCAT), liderada por Artur Mas, y otra, la rama más radical (JxCat), dirigida por Puigdemont y Torra. 

Pero ambas formaciones políticas son en política económica muy liberales, siendo JxCat la que tiene más economistas trumpistas en su lista. El Sr. Canadell, número 3 de la lista de JxCat (presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona), ha alabado explícitamente algunas de las políticas centrales del trumpismo (como ha hecho también Vox)

Puede parecer paradójico que dos partidos a priori tan opuestos en el abanico nacional (JxCat y Vox), compartan propuestas políticas semejantes que perjudicarían a la clase trabajadora catalana. JxCat y el PDxCAT derivan de Convergencia Democrática, que fue, en su día, miembro de la familia liberal europea, junto con Ciudadanos, aunque este último presionó para que se la expulsara de tal grupo, acusándola de partido corrupto, lo cual parece probado por una larga historia de clientelismo a través del cual ejerce una gran influencia en los medios de comunicación de Catalunya, no solo públicos (TV3 y Catalunya Radio) -a los cuales instrumentaliza de manera abusiva-, sino también a los privados a los que ayuda con subsidios importantes.

De hecho, JxCat y el PDeCAT son sucesores del partido pujolista -Convergencia Democrática- que fue el principal aliado del PP cuando gobernaba para aplicar su política fiscal, empresarial, financiera y económica. 

Sus recortes del gasto público social han sido los más severos en España, perjudicando los servicios públicos del Estado del Bienestar catalán como sanidad, servicios sociales, educación, servicios de dependencia domiciliarios y residenciales, vivienda, entre otros, aumentando el enorme déficit de gasto público que tienen estos servicios y que ha aparecido con toda claridad durante la pandemia.

 El fin de la versión moderada del pujolismo

Esta pérdida significativa de votos refleja un declive muy marcado del pujolismo, que significó su fin, en su versión moderada, el PDeCAT, permaneciendo ahora su versión radical, JxCat. Por lo demás, el largo periodo de gobierno de Convergencia Democrática se debe al apoyo que le dio la democracia cristiana catalana -Unió Democrática-, hoy prácticamente desaparecida, y más recientemente ERC (un partido de centroizquierda) y la CUP (un partido de izquierda), que han antepuesto su objetivo de alcanzar la secesión Catalunya del resto de España  sobre todo lo demás, siendo eso causa de su pérdida de voto, más ERC que la CUP (JxCat perdió 380.231 votos,  ERC 332.254 y la CUP 6.159). Esta gran pérdida del apoyo popular contrasta con el mensaje mediático triunfalista de que los independentistas han ganado las elecciones y son ahora -por fin- los representantes de la mayoría de la población (al haber obtenido el 51% de votos)

En realidad, el primer posicionamiento que dio a conocer el gobierno independentista de la Generalitat tras las elecciones del domingo pasado fue que el independentismo había ganado las elecciones por primera vez por mayoría del voto popular y, por lo tanto, tenía pleno derecho a exigir la independencia en nombre de la mayoría de la población catalana. Lo que no se dice es que, en realidad, el voto independentista, en su totalidad, ha bajado espectacularmente, pasando de representar el 39,03% del censo electoral en 2017 al 27,07% en 2021. Así pues, solo uno de cada cuatro catalanes ha votado a un partido independentista

Es más, la ley electoral catalana es, como la española, profundamente sesgada para favorecer a las fuerzas conservadoras, pudiéndose haber hecho una ley electoral propia, Catalunya es la única comunidad autónoma al día de hoy sin una ley electoral propia (por que no ha interesado al pujolismo), de manera tal que si el sistema electoral catalán fuera proporcional (es decir que el número de escaños parlamentarios de los partidos fuese proporcional al numero de votos recibidos), el bloque independentista no habría alcanzado la mayoría parlamentaria que tenia y ahora tendrá.  

En el sistema electoral actual (diseñado por el gobierno Pujol), donde el bloque independentista (ERC recibió el 21,30 % del voto, JxCat el 20,04% y la CUP el 6,67%, sumando 48% del voto) no alcanzó la mayoría, se le asignarán a ERC 33 escaños, a JxCat 32 y a la CUP 9, sumando 74 escaños, proveyendo una gran mayoría parlamentaria, 6 escaños más de los necesarios para tener mayoría, aunque los tres partidos que tienen representación parlamentaria no tienen la mayoría del voto popular.  

Si el sistema fuera proporcional, la asignación sería diferente y los escaños serían ERC 29, JxCat 27 y CUP 9, sumando 65 escaños (que no llega a la mayoría de 68). En cambio, en casos de establecerse un tripartito de izquierdas (PSC, ERC y ECP), éste, que ya con el sistema actual tendría una mayoría de escaños (PSC 33, ERC 33 y ECP 8, sumando un total de 74 escaños), continuaría teniendo la mayoría en un sistema proporcional (PSC 31, ERC 29 y ECP 9, sumando 69 escaños), al revés del bloque independentista que no lo conseguiría

Ni que decir tiene que el sistema proporcional es más representativo y democrático, pero no es el que se utiliza en la mayoría de los países del sur de Europa, donde las derechas han sido siempre más poderosas que las izquierdas, al revés de lo que ocurre en el norte de Europa donde la democracia está más desarrollada y el Estado de Bienestar está más financiado. (...)"           (Vicenç Navarro , Público, 22/01/21)