"(...) Difícil escribir sobre Alfonso Sastre. Mi primera y última conversación no llegó a los postres. Quería que me explicara el atentado de ETA en la Cafetería Rolando -12 muertos- en el que tanto él como su mujer, Eva Forest, colaboraron con los terroristas.
“¿Me parece estar hablando con un policía?”. Ahí terminó el encuentro. Luego se fue a Fuenterrabía y montó gracias a Herri Batasuna la editorial Hiru y se quedó con ellos hasta que la muerte los separó.
Nunca aprecié la obra teatral de Sastre -ayudé en el montaje de “Guillermo Tell tiene los ojos tristes”, que me parece infumable-, menos aún sus ensayos político-literarios. Sé de la inquietud de Peter Weis, que nunca congenió con él.
Hombre oscuro y limitado, en la obra y en la vida, no así su mujer, la que bien merecería un relato pormenorizado, que trabajó de enfermera con psiquiatras tan contrapuestos como López Ibor y el escritor Martín Santos, pasando luego por las instituciones de la Cuba de Fidel hasta acabar en trágicas operaciones con Herri Batasuna y ETA. La feminista Lidia Falcón fue una de las víctimas de sus andanzas. (...)" (Gregorio Morán, Vox Populi, 25/09/21)