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7/7/15

La política de dispersión de presos ha acabado con la mafia carcelaria etarra que obligaba a los presos a tener una sola voz. No sabemos cuántos muertos ha evitado esa política

"Podría valer como excusa la edad del candidato. Pero a los que hemos querido vivir de cerca la situación en Euskadi durante los últimos casi 50 años, no nos vale.  (...)

Pablo Iglesias ha arrojado una mirada compasiva sobre las familias de los etarras presos y dispersos por los distintos penales españoles. Y lo ha definido como un trágico problema. De forma inmerecida (porque él no ha defendido el terrorismo) una jauría presuntamente intelectual se ha echado sobre él llamándole cómplice de los terroristas. Y no lo es, pero es algo que también exigiría que en adelante se pensara lo que dice. (...)

A Pablo Iglesias no tendría que contársele a estas alturas que ningún familiar de las víctimas (quitando al sobreideologizado Ynestrillas) se ha tomado la justicia por su mano. Nadie ha vengado a los niños (sí, niños) de Hipercor o de Vic. Nadie ha vengado a José Luis López de Lacalle, ni a Gregorio Ordóñez, ni las campañas inmundas contra Mario Onaindía o Luciano Rincón.

Con el paréntesis desgraciado de los GAL, juzgado y penado, en España se ha combatido el terrorismo de una manera ejemplar. En esto tenemos mucho que enseñar a Reino Unido. En Irlanda han avanzado para acabar con el terrorismo en una especie de ten con ten y ni para ti ni para mí. Aquí ha prevalecido la ley, que es lo que asegura la libertad.

Dentro de la ley, con todas las garantías debidas, ha estado la aplicación de la política de dispersión de presos, que ha acabado con la mafia carcelaria que obligaba a los presos a tener una sola voz.

Esa política es lo que llama Iglesias trágico problema. No sabemos cuántos muertos ha evitado esa política."             (   ,  El País, 25 JUN 2015)

10/3/15

A los familiares de etarras

"NAGORE LÓPEZ de Luzuriaga, sobrina de dos terroristas de ETA, dijo en una radio pública vasca que sus tíos, dos terroristas de ETA, dos grandísimas personas, según ella, nunca buscaron el beneficio personal sino el colectivo, al margen de que cada uno pueda entender o no ciertos tipos de lucha (según este familiar, sus tíos son personas muy respetables, somos nosotros los que no entendemos ese tipo de lucha).  (...)

Pues no, señora mía, yo no entiendo, que alguien de la misma calaña que su tío, se atraviese España de punta a punta para pegarle un tiro al teniente alcalde de la ciudad de Sevilla y otro a su mujer, dejando huérfanos a tres niños de corta edad. Mira por donde ese hombre era mi hermano, Alberto Jiménez-Becerril y su mujer, mi cuñada, Ascensión García.  (...)

 Y es precisamente esa ausencia de responsabilidad por parte no solo de los terroristas sino de sus familiares la que hace imposible el diálogo. Si los familiares no fuesen parte del entramado de ETA,sino tuviesen los mismos fines que los presos de ETA, ayudarían, influyendo en sus hijos, padres o hermanos, para que se arrepintieran, colaborarán con la Justicia esclareciendo los más de 300 crímenes aun sin resolver y entregarán las armas.

Pero ellos comparten ideología y como hemos visto claro en las palabras de Nagore, la sobrina de los etarras, que acabo de citar, comparten también método, al que ella llama, lucha a secas y ETA suele denominar, lucha armada. Ese colectivo que ustedes representan es la voz de ETA, que precisamente no se alza para pedir perdón sino para reafirmar que la trayectoria de terror ha sido la correcta.

 ¿Cómo no se avergüenzan de venir aquí a hablar de Derechos Humanos sin condenar las matanzas de ETA, que ha sembrado durante décadas de muertos y heridos, un país democrático como España, obligando a exiliarse por miedo a la extorsión, al secuestro y al asesinato a miles de ciudadanos que no compartían las ideas totalitarias de la organización terrorista ETA?

Por tanto, si ustedes señores, que representan los intereses de los terroristas, no quieren hacer tantos kilómetros, convenzan a los suyos, para que empiecen a reconocer el daño causado y luego ya veremos. Quizás yo pueda ayudarles un poco. «Mientras se quejan de que tienen que estar varias horas en la carretera para poder ver a sus familiares, podrían pensar en lo que mi madre daría por poder atravesar el mundo entero para volver a abrazar a su hijo.

 Por desgracia aún no existen carreteras que la lleven al cielo, les juro que si existieran mi madre ya la habría recorrido», no se trata de venganza, ni de ojo por ojo, se trata de ponerse en la piel de las víctimas, algo que ni los asesinos de ETA, ni sus familiares han hecho jamás.

 Todo lo contrario; si matas a un muchacho como mi hermano, a su mujer y dejas a tres niños huérfanos, eres recibido por familiares y vecinos como un héroe. Pones un coche bomba en una casa cuartel y matas a niños inocentes y brindan por ti en el pueblo donde naciste y se manifiestan para que salgas de la cárcel. (...)

Y hasta que ustedes, que no son culpables de los asesinatos cometidos por sus familiares y amigos etarras, pero sí lo son de no horrorizarse ante ellos y de no influir para que se arrepientan y entreguen las armas, renieguen de ETA, no están en condiciones de exigir nada y menos de denunciar con mentiras en el Parlamento Europeo o donde quiera que sea, al Estado español.

 Suena a broma pesada escuchar de sus bocas que en España se violan los Derechos Humanos, cuando los únicos que han violado el más sagrado de los Derechos, el de la vida, han sido sus hijos, padres, madres, hermanas, hermanos, con sus balas y bombas.

En su tejado está la pelota, la próxima vez que tengan la suerte de poder visitar a los suyos en la cárcel, conversen con ellos con la verdad, la razón y la piedad por delante. A ver si hay suerte y la próxima visita que hagan a este Parlamento sea para recocer la culpa, pedir perdón y comunicarnos que ETA ha entregado las armas y está colaborando con la Justicia."            (EL MUNDO 05/03/15,  TERESA JIMÉNEZ-BECERRIL, en Fundación para la Libertad)

2/4/09

Los que quedaron, los familiares...

"Sandra habló por primera vez de los últimos momentos de la vida de su padre, pero más sobrecogedor fue su testimonio acerca de su día a día en Mondragón. «Estaré muy mal, y lloro, pero con mi familia; nunca les voy a dar el gusto de que me vean llorar», sentenció. «Cuando me cruzo con ellos, con la alcaldesa [ de ANV] por la calle, le sonrío y me digo: 'Te jodes, que aquí estoy yo y no vais a poder conmigo'».

"La hija del militante del PSE asesinado en marzo del año pasado, que acudió al homenaje junto a su madre Marian, relató al detalle cómo tras despedir a su padre en casa, «oímos tres tiros» -que luego resultaron ser cinco- y se asomó por la ventana. «Vi a mi padre salir del coche, y enseguida me di cuenta de la sangre», narró. «Bajé y empecé a gritar a la gente que llamaran a una ambulancia. Nadie se acercó. Yo misma le tapé las heridas con la bata que llevaba puesta, aunque, una vez en el hospital, sabía que no iba a salir».

Le escucharon atentamente -a ella y a otras ocho víctimas- la presidenta de las Juntas, la portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, la presidenta del Parlamento autonómico, Izaskun Bilbao -que se saludó con su probable sustituta, Arantza Quiroga-, y hasta 60 afectados del terrorismo de ETA. Más duro fue el ostracismo social al que le condenaron muchos de sus amigos: «El día de San Juan llevaban pegatinas pidiendo la libertad de la alcaldesa y de los presos de ETA... ¿Y dónde está mi padre? El, que es la verdadera víctima, no aparece». (...)

Se refirió también a la vida en Mondragón, donde «las pancartas, las pintadas, las manifestaciones y la propia alcaldesa» le producen «muchísima rabia», aunque reconoció que es precisamente esa rabia la que le «hace fuerte». (...)

Y frente a ese recuerdo reciente, destacó el testimonio de Josu Elespe, más alejado en el tiempo del asesinato de su padre. Pese a que reconoció que, en un primer momento, como Sandra, sintió un «odio irracional hacia el mundo de ETA, Batasuna y su entorno, que ampara o justifica los asesinatos», aseguró que el tiempo le ha permitido situarse «por encima de ellos», «igual que el Josu de un minuto antes de recibir la llamada que anunció la muerte de mi padre».

«Que te quiten a tu padre con un tiro en la nuca es algo tan duro y cruel como absurdo». Josu Elespe repitió ayer las mismas palabras que escribió hace ocho años al poco tiempo de que ETA matara en Lasarte-Oria a su padre Froilán. Desde aquel momento, Josu cambió, «odiaba a todo ese mundo de forma irracional», se refugió en su familia y amigos y «sólo encontraba consuelo cuando huía de aquí». «De volver ilusionado de Inglaterra, ETA me convirtió en un amargado e inmaduro chaval de 25 años». Pero el tiempo, «una larga travesía sin agua ni brújula por el desierto», le ha llevado a «serenarse» y a dejar de odiar «a los asesinos de mi padre y a quienes les protegen o entienden». «Es mi gran victoria», asegura. «Mi particular reconciliación».

Josu, que reconoce que «los fantasmas del pasado» siguen al acecho, intenta volver a ser el mismo de «antes de la llamada de móvil» que le comunicó el asesinato de su padre. Se reconoce como víctima, pero asegura no hacer de ello «el motor» de su vida, ni «una profesión». Denuncia la asimilación como víctimas de los familiares de presos, al tiempo que afirma que de serlo serían «también víctimas de ETA».


Elespe se refirió también a los familiares de presos, de quienes dijo que no son víctimas «del conflicto, como a ellos les gusta decir, sino de la propia organización terrorista». Josu dijo «comprender el sufrimiento de una madre que tiene que hacer 12 horas de autobús para ir a ver a su hijo, pero no a las que se muestran orgullosas de sus acciones».

PILAR ZUBIARRAIN, CONCEJAL DEL PNV EN ALTZO
«No son abertzales, son asesinos»

«Recordar me hace daño», reconoce Pilar Zubiarrain, concejal del PNV en Altzo, donde anteriormente fue alcaldesa. Pero ayer decidió 'sufrir' durante unos minutos para narrar «la violencia de persecución» a la que le han sometido. «Pintadas, seguimientos, bombas caseras, ataques contra su casa o la quema del caserío familiar con mis padres y mi tía dentro», enumera, además de «los rumores y el aislamiento en un entorno rural». «A veces pensaba 'que me maten ya' porque el gota a gota es ir muriendo en vida poco a poco», reconoce, «pero te das cuenta de que mientras tienes vida tienes una oportunidad y aprendes de lo que te pasa».

Zubiarrain lamenta que la «reacción de los partidos ante el terror se agote en la condena» y reclama que «no sólo acompañen a las víctimas cuando haya periodistas».

Además, exige a la sociedad «memoria» de lo sucedido durante tantos años porque, según dice, «el error es tratar» a ETA y a los que amenazan «como abertzales cuando son asesinos».
(Fundación para la Libertad, citando a EL MUNDO, 2/4/2009 y Fundación para la Libertad, citando a EL DIARIO VASCO, 2/4/2009)

19/1/09

¡No me traiciones... no me traiciones!

"ETA ha dado órdenes a los sectores más duros de su entorno para que comience a utilizar medidas de presión entre los familiares de los presos y ponga fin a las disidencias que se están produciendo cada vez con más frecuencia en los sectores más moderados. Un informe policial sobre la situación de las prisiones describe un aumento de la tensión entre la cúpula de la banda y una parte de los reclusos -que contaría con el apoyo de sus allegados-. Todo a raíz de que se comenzasen a conceder beneficios penitenciarios a los etarras encarcelados que han rechazado de manera expresa la violencia y que, en algunos casos, han firmado textos en los que piden perdón a las víctimas.

Como ejemplo de esta fractura aluden a un episodio reciente. Una asamblea de familiares de presos decidió mantener las fotos de sus allegados de la herriko taberna de su localidad, pese a que los internos se habían acogido a beneficios penitenciarios, práctica prohibida en ETA durante décadas. Días más tarde, un joven radical se presentó en el local de la izquierda abertzale y las retiró, tras afirmar que los retratos «los había pagado Gestoras y pertenecían al colectivo y no a las familias».

Las discrepancias han llegado a tal punto, según explican diferentes fuentes, que en algunas reuniones se han lanzado acusaciones de traición y mostrado actitudes de rechazo y aislamiento hacia los allegados de reclusos que no suscriben la línea oficial. Las presiones han pasado, incluso, de las palabras a los hechos. A algunos familiares se les ha impedido subirse a los autobuses que contratan los colectivos de apoyo a los presos para viajar y visitar a los internos y también se han realizado pintadas amenazantes en los pueblos de origen de los disidentes. Según las fuentes consultadas, la banda tiene como objetivo silenciar cualquier voz que cuestione su línea de actuación y evitar así gestos de indisciplina que pudieran extenderse dentro de los centros penitenciarios." (
EL CORREO, 19/1/200. Citado por Fundación para la Libertad)