"El Gobierno vasco ha puesto a disposición de los centros escolares los primeros doce testimonios de víctimas del terrorismo que podrán llevar a las aulas como pieza clave de la aplicación del Plan de Convivencia.
El Departamento de Educación presentó ayer la web www.eskolabakegune.euskadi.net, en la que se recogen textos, vídeos y audios, a través de los que diferentes damnificados relatan de primera mano el sufrimiento que la sinrazón de la violencia causó en sus vidas. (...)
La puesta en marcha de este portal permitirá cubrir una de las 'patas' del reformulado plan de paz, aquella que establece la presencia, en este caso indirecta, de las víctimas en las aulas como herramienta para fomentar «la deslegitimación de la violencia y la educación en valores democráticos», subrayó ayer Celaá.(...)
No obstante, será el Gobierno vasco el que decidirá si su relato se ajusta a los parámetros establecidos por la Dirección de Víctimas: haber superado la tragedia vivida y demostrar madurez suficiente como para rememorar su cruel experiencia en un contexto, cuanto menos, difícil de predecir, así como comprometerse a evitar los pronunciamientos partidistas.
El equipo de Maixabel Lasa ha seleccionado ya a más de una docena de personas que cumplen dichos requisitos y que estarían dispuestos a involucrarse en esta iniciativa pedagógica. (...)
PILAR ZUBIARRAIN, EDIL DEL PNV EN ALTZO Y VÍCTIMA DE PERSECUCIÓN. Quemaron su coche y el caserío
«He sido objeto de pintadas, pasquines, caravanas de coches, concentraciones, bombas caseras en el despacho de trabajo y falsas amenazas de bomba. Un día me han quemado el coche y otro el caserío familiar con mis padres y una tía incapacitada dentro. Todos ellos pudieron huir de las llamas (...), pero una parte de nosotros mismos fue destruida»
JOSÉ ANTONIO REKONDO, ALCALDE DE HERNANI DESDE 1995 HASTA 2007. Acoso e intimidación
«Las acciones más habituales del repertorio de los ejecutores de la 'socialización del sufrimiento' consisten, además de en todo tipo de amenazas y presión moral, en diversas modalidades de acoso y seguimiento en la vía pública, atentados repetidos contra los bienes, coacciones a domicilio con el objeto de intimidar al entorno familiar más cercano, agresiones reiteradas... La necesaria prevención obliga al perseguido a recortar su vida social».
JOSÉ MARÍA CALLEJA, PERIODISTA AMENAZADO POR EL ENTORNO DE ETA. Tuvo que abandonar el País Vasco
«No se elige ser víctima del terrorismo, pero una vez incluido en la lista de los siniestros apuntadores, resulta casi imposible dejar de serlo. Es éste un bombo grasiento en el que una vez que se entra resulta muy difícil salir (...) Ser víctima le cambia a uno la vida. Cambia la forma en que uno mira y cambian las miradas que uno recibe».
JORGE MOTA HERMANO DE ÁNGEL, FUNCIONARIO (MARTUTENE). Asesinado en 1990
«Afloraron en mí sentimientos de odio, rabia y repugnancia a esta maravillosa tierra. En esa época nos sentimos totalmente solos (...) Con el paso del tiempo, retomé los valores aprendidos en la niñez para educar a mis hijas sin odio. Posteriormente me alegré de ver cómo la sociedad y las instituciones fueron despertando de ese letargo y comenzaron a solidarizarse y ayudar a todas las víctimas».
FERNANDO GARRIDO, ETA MATÓ A SUS PADRES Y A UN HERMANO. Asesinados el 25-10-1986
«Mi padre era un militar atípico, abierto de mente, que estudiaba en euskera. Mi madre, la mejor mamá del mundo. Una de las cosas que más me duelen es que ETA dejó a mi hija sin abuelos. Aquel día salían de viaje hacia los Pirineos. Les despedí. Cuando subía las escaleras, oí el bombazo. Bajé y lo vi todo. Ahora, cuando nos reunimos en familia, nunca hablamos de sufrimientos, sólo de cosas bonitas».
KORO ARRIETA, VIUDA DE JOSÉ MARTÍNEZ PARENS. Asesinado en mayo de 1985
«Me acuerdo que era una tarde radiante de primavera. Pepe había acabado su jornada en la empresa en la que trabajaba en Markina. Iba a tomar unos vinos con sus amigos cuando dos terroristas acabaron con su vida. Yo estaba a escasos 300 metros con una de mis dos hijas. Los momentos que viví fueron inenarrables. Monté en la ambulancia y salí hacia Bilbao. No se pudo hacer nada. Maldigo a los que acabaron con su vida».
MAITE PAGAZAURTUNDUA, HERMANA DE JOSEBA, POLICÍA EN ANDOAIN. Asesinado en 2003
«Recuerdo a un profesor que tuvimos, Antonio Beristain. Nos enseñó que no se puede estar ciego y mudo en la sociedad ante un monstruo como ETA. Con su esquizofrenia, actúa como el Doctor Jeckyll y Mr. Hyde. Pese a mostrarse a favor de la libertad, sus actuaciones volvían loca a la gente, que no sabía si la verdad era la que decía o lo que hacía. Beristain siempre rechazó esta crueldad». (Fundación para la Libertad, citando a EL CORREO, 18/11/2010 )
............................... las cosas de la clase media ..........................
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18/11/10
El Gobierno vasco aporta a los colegios los doce primeros testimonios de víctimas
13/6/10
La enseñanza del sufrimiento de las víctimas de ETA
"El Plan de Convivencia Democrática y Deslegitimación de la Violencia, aprobado el pasado martes por el Gobierno vasco, volverá a llevar a las aulas el testimonio de las víctimas. Pero esta vez introducirá una novedad: abrirá las puertas de los colegios a damnificados por todo tipo de terrorismo, sin excepciones, para que puedan explicar su experiencia de viva voz, y no sólo por escrito como hasta ahora.
Este paso permitirá transmitir cara a cara los sufrimientos ocasionados por la barbarie, una asignatura pendiente que constituye una «obligación moral» para la mayoría de los afectados. Tres de ellos comparten con EL CORREO la opinión que les merece esa experiencia.
Pedro Mari Baglietto Hermano de Ramón Baglietto, asesinado por ETA
«Al hablar de mi hermano hago menos inútil su muerte»
«Voy a empezar por contaros una historia que ocurrió hace muchos años y acabó con el asesinato de mi hermano». Con estas palabras arranca el testimonio de Pedro Mari Baglietto, hermano del concejal de UCD en el Ayuntamiento de Azkoitia Ramón Baglietto, asesinado por ETA el 12 de mayo de 1980. El calvario de su familia es de sobra conocido. Sobre todo, desde que Kandido Azpiazu, el etarra que mató a Ramón, abriera una cristalería junto al portal en el que vivía su víctima y aún lo hace su viuda, Pilar Elías. Pero su historia está repleta de amargas coincidencias. El destino quiso que el verdugo del edil fuera la misma persona a la que 18 años atrás había salvado la vida.
Pedro Mari habla de aquello como si hubiese ocurrido ayer. Es el único de los tres protagonistas de este reportaje que tiene una dilatada experiencia en llevar su testimonio a las aulas. Desde hace siete años imparte charlas a chavales que cursan bachiller en distintos institutos de Madrid, Toledo o Guadalajara, entre otras provincias, de la mano de la Fundación Víctimas del Terrorismo. Ninguna en Euskadi. Más de 20.000 alumnos han conocido de primera mano su relato.
Cada vez que abandona una clase y los alumnos continúan haciéndole preguntas por los pasillos, Baglietto es consciente de que «existe interés por parte de los jóvenes por conocer lo que ha ocurrido en este país». Por ello, considera «enormemente positivo» que se apueste por la presencia física de los afectados en los centros educativos vascos. «La memoria de las víctimas es también educación», señala.
Ahora bien, tiene muy claro que en una tarea tan delicada existen límites que nunca deben ser rebasados. «Los testimonios tienen que servir para hacer pedagogía positiva, sana, y nunca tener un sentido de victimismo o tratar de buscar una ventaja política. Eso sería peligroso», subraya. Las exposiciones de Baglietto se resumen en tres pilares: el rechazo a la violencia, la no venganza y la defensa del Estado de Derecho. Si algo tiene claro es que «la democracia no puede combatir el terrorismo con sus mismas armas».
Pedro Mari habla a los estudiantes de un tal 'Basilio'. Es el nombre ficticio con el que ha 'bautizado' al verdugo de su familiar. «No tengo ninguna intención acusatoria», señala. Si, por una casualidad de la vida, el destino le llevara a cruzarse con el asesino tiene muy claro cuál sería su reacción. «Le agarraría del hombro y le diría: 'Soy el hermano de Ramón, pero tranquilo, no te voy a matar'. Eso es lo que nos diferencia. A la violencia sólo se la puede combatir con la ley, y esa batalla la estamos ganando», sentencia.
La experiencia que acumula a sus espaldas lleva a Baglietto a subrayar la importancia de «canalizar en positivo» la rebeldía de los jóvenes. Un objetivo en el que el papel que desempeña el sistema educativo, aunque no el único, resulta vital. «Cuando te relacionas con los chicos, te das cuenta de que hay quienes están a favor de la pena de muerte. Yo siempre les digo que, entonces, están a favor del asesinato de mi hermano porque a él, como a muchos otros, le condenaron en su día a muerte. Una comparación así hace que le den vueltas a las cosas y las vean desde otra perspectiva», apunta. Varias personas que han asistido a sus charlas aseguran que la empatía entre Pedro Mari y los alumnos es «enorme», hasta el punto de que éste reconoce haberse «emocionado» en más de una ocasión. (...)
María José Cardosa Hermana de José Antonio Cardosa, víctima de los GAL
«Es una buena forma de ponerse en la piel del otro»
María José Cardosa tenía 24 años cuando los GAL le arrebataron a su hermano. El 20 de septiembre de 1989, cuando la actividad de este grupo con vinclaciones policiales estaba casi extinguida, José Antonio salió de su casa en el municipio guipuzcoano de Rentería para dirigirse a su puesto de trabajo en Correos. Era cartero. Realizaba su ronda habitual cuando a las 14.25 horas un paquete que trataba de introducir en un buzón particular le estalló en las manos y acabó con su vida. El destinatario del envío era, al parecer, Ildefonso Salazar, entonces militante de Herri Batasuna, que había sido detenido cinco veces y había cumplido un año de prisión por colaboración con ETA. La víctima había cumplido tan sólo 22 años el día anterior.
María José sabe que la bomba no iba dirigida a su hermano, que no fue reconocido como víctima del terrorismo hasta una década después y tras «una dura lucha». A día de hoy sigue sin conocerse la autoría del crimen. El caso fue sobreseído en 2000. «Me gustaría saber quién dio la orden de colocar esa bomba, pero sé que es difícil», expresa. Han pasado dos décadas desde el atentado, aún recuerda cómo su madre supo desde que se escucharon las primeras noticias que la víctima había sido José Antonio -«instinto maternal», apunta- y se congratula al ver que «existe interés» por recuperar la memoria de todos los afectados por la sinrazón terrorista. «Hasta ahora siempre se hablaba de ETA y, por fin, se está empezando a hacer cosas también por los demás», destaca. (...)
«Es una buena forma de conseguir que los alumnos se pongan en la piel del otro», señala. No todas las víctimas reúnen las condiciones necesarias para involucrarse en una tarea de este calibre, que conlleva revivir el asesinato de un familiar en un contexto, el de las aulas vascas, imprevisible. La hermana de José Antonio reconoce no estar preparada para algo así. «Me encantaría, pero creo que me quedaría bloqueada», advierte. (...)
Iñaki García Arrizabalaga Hijo de Juan Manuel García Cordero, asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas
«Lo importante es huir de los mensajes partidistas»
En 2008, durante su intervención en el Kursaal de San Sebastián con motivo del homenaje anual a las víctimas del terrorismo organizado por el Gobierno vasco, Iñaki García Arrizabalaga advirtió de la existencia de personas que todavía piensan que la sociedad «no debe nada» a los damnificados y reclamó dos compromisos: la defensa de «políticas inequívocas» en favor de la deslegitimación social del terrorismo y la apuesta por mantener viva la memoria de las víctimas. Solicitó que éstas pudieran trasladar su experiencia de forma directa en las aulas vascas. (...)
Iñaki no ha olvidado cómo en la década de los 80, los 'años de plomo', aquéllos que se manifestaban por la paz eran recibidos a pedradas por los radicales. Hoy es el día en que sonríe al afirmar que los tiempos han cambiado. «Algo así es impensable», se congratula. Para él, la educación es una «herramienta transformadora» y valora «no sólo como positivo, sino como algo necesario» que todas las víctimas sin excepciones puedan llevar sus experiencias a las aulas.
«Hablamos de valores universales que pertenecen al terreno de lo humano. Lo importante es huir de partidismos» (...)
«No se puede aparecer en un centro educativo como un paracaidista», remarca. Iñaki insiste en la necesidad de instruir a los jóvenes en la máxima de que «nadie se merece que le maten por sus ideas». Además, si algo tiene muy claro es que, para una víctima del terrorismo, «llevar su testimonio a los colegios es más una obligación moral que un reconforte personal». (Fundación para la Libertad, citando a EL CORREO, 13/6/2010 )
Este paso permitirá transmitir cara a cara los sufrimientos ocasionados por la barbarie, una asignatura pendiente que constituye una «obligación moral» para la mayoría de los afectados. Tres de ellos comparten con EL CORREO la opinión que les merece esa experiencia.
Pedro Mari Baglietto Hermano de Ramón Baglietto, asesinado por ETA
«Al hablar de mi hermano hago menos inútil su muerte»
«Voy a empezar por contaros una historia que ocurrió hace muchos años y acabó con el asesinato de mi hermano». Con estas palabras arranca el testimonio de Pedro Mari Baglietto, hermano del concejal de UCD en el Ayuntamiento de Azkoitia Ramón Baglietto, asesinado por ETA el 12 de mayo de 1980. El calvario de su familia es de sobra conocido. Sobre todo, desde que Kandido Azpiazu, el etarra que mató a Ramón, abriera una cristalería junto al portal en el que vivía su víctima y aún lo hace su viuda, Pilar Elías. Pero su historia está repleta de amargas coincidencias. El destino quiso que el verdugo del edil fuera la misma persona a la que 18 años atrás había salvado la vida.
Pedro Mari habla de aquello como si hubiese ocurrido ayer. Es el único de los tres protagonistas de este reportaje que tiene una dilatada experiencia en llevar su testimonio a las aulas. Desde hace siete años imparte charlas a chavales que cursan bachiller en distintos institutos de Madrid, Toledo o Guadalajara, entre otras provincias, de la mano de la Fundación Víctimas del Terrorismo. Ninguna en Euskadi. Más de 20.000 alumnos han conocido de primera mano su relato.
Cada vez que abandona una clase y los alumnos continúan haciéndole preguntas por los pasillos, Baglietto es consciente de que «existe interés por parte de los jóvenes por conocer lo que ha ocurrido en este país». Por ello, considera «enormemente positivo» que se apueste por la presencia física de los afectados en los centros educativos vascos. «La memoria de las víctimas es también educación», señala.
Ahora bien, tiene muy claro que en una tarea tan delicada existen límites que nunca deben ser rebasados. «Los testimonios tienen que servir para hacer pedagogía positiva, sana, y nunca tener un sentido de victimismo o tratar de buscar una ventaja política. Eso sería peligroso», subraya. Las exposiciones de Baglietto se resumen en tres pilares: el rechazo a la violencia, la no venganza y la defensa del Estado de Derecho. Si algo tiene claro es que «la democracia no puede combatir el terrorismo con sus mismas armas».
Pedro Mari habla a los estudiantes de un tal 'Basilio'. Es el nombre ficticio con el que ha 'bautizado' al verdugo de su familiar. «No tengo ninguna intención acusatoria», señala. Si, por una casualidad de la vida, el destino le llevara a cruzarse con el asesino tiene muy claro cuál sería su reacción. «Le agarraría del hombro y le diría: 'Soy el hermano de Ramón, pero tranquilo, no te voy a matar'. Eso es lo que nos diferencia. A la violencia sólo se la puede combatir con la ley, y esa batalla la estamos ganando», sentencia.
La experiencia que acumula a sus espaldas lleva a Baglietto a subrayar la importancia de «canalizar en positivo» la rebeldía de los jóvenes. Un objetivo en el que el papel que desempeña el sistema educativo, aunque no el único, resulta vital. «Cuando te relacionas con los chicos, te das cuenta de que hay quienes están a favor de la pena de muerte. Yo siempre les digo que, entonces, están a favor del asesinato de mi hermano porque a él, como a muchos otros, le condenaron en su día a muerte. Una comparación así hace que le den vueltas a las cosas y las vean desde otra perspectiva», apunta. Varias personas que han asistido a sus charlas aseguran que la empatía entre Pedro Mari y los alumnos es «enorme», hasta el punto de que éste reconoce haberse «emocionado» en más de una ocasión. (...)
María José Cardosa Hermana de José Antonio Cardosa, víctima de los GAL
«Es una buena forma de ponerse en la piel del otro»
María José Cardosa tenía 24 años cuando los GAL le arrebataron a su hermano. El 20 de septiembre de 1989, cuando la actividad de este grupo con vinclaciones policiales estaba casi extinguida, José Antonio salió de su casa en el municipio guipuzcoano de Rentería para dirigirse a su puesto de trabajo en Correos. Era cartero. Realizaba su ronda habitual cuando a las 14.25 horas un paquete que trataba de introducir en un buzón particular le estalló en las manos y acabó con su vida. El destinatario del envío era, al parecer, Ildefonso Salazar, entonces militante de Herri Batasuna, que había sido detenido cinco veces y había cumplido un año de prisión por colaboración con ETA. La víctima había cumplido tan sólo 22 años el día anterior.
María José sabe que la bomba no iba dirigida a su hermano, que no fue reconocido como víctima del terrorismo hasta una década después y tras «una dura lucha». A día de hoy sigue sin conocerse la autoría del crimen. El caso fue sobreseído en 2000. «Me gustaría saber quién dio la orden de colocar esa bomba, pero sé que es difícil», expresa. Han pasado dos décadas desde el atentado, aún recuerda cómo su madre supo desde que se escucharon las primeras noticias que la víctima había sido José Antonio -«instinto maternal», apunta- y se congratula al ver que «existe interés» por recuperar la memoria de todos los afectados por la sinrazón terrorista. «Hasta ahora siempre se hablaba de ETA y, por fin, se está empezando a hacer cosas también por los demás», destaca. (...)
«Es una buena forma de conseguir que los alumnos se pongan en la piel del otro», señala. No todas las víctimas reúnen las condiciones necesarias para involucrarse en una tarea de este calibre, que conlleva revivir el asesinato de un familiar en un contexto, el de las aulas vascas, imprevisible. La hermana de José Antonio reconoce no estar preparada para algo así. «Me encantaría, pero creo que me quedaría bloqueada», advierte. (...)
Iñaki García Arrizabalaga Hijo de Juan Manuel García Cordero, asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas
«Lo importante es huir de los mensajes partidistas»
En 2008, durante su intervención en el Kursaal de San Sebastián con motivo del homenaje anual a las víctimas del terrorismo organizado por el Gobierno vasco, Iñaki García Arrizabalaga advirtió de la existencia de personas que todavía piensan que la sociedad «no debe nada» a los damnificados y reclamó dos compromisos: la defensa de «políticas inequívocas» en favor de la deslegitimación social del terrorismo y la apuesta por mantener viva la memoria de las víctimas. Solicitó que éstas pudieran trasladar su experiencia de forma directa en las aulas vascas. (...)
Iñaki no ha olvidado cómo en la década de los 80, los 'años de plomo', aquéllos que se manifestaban por la paz eran recibidos a pedradas por los radicales. Hoy es el día en que sonríe al afirmar que los tiempos han cambiado. «Algo así es impensable», se congratula. Para él, la educación es una «herramienta transformadora» y valora «no sólo como positivo, sino como algo necesario» que todas las víctimas sin excepciones puedan llevar sus experiencias a las aulas.
«Hablamos de valores universales que pertenecen al terreno de lo humano. Lo importante es huir de partidismos» (...)
«No se puede aparecer en un centro educativo como un paracaidista», remarca. Iñaki insiste en la necesidad de instruir a los jóvenes en la máxima de que «nadie se merece que le maten por sus ideas». Además, si algo tiene muy claro es que, para una víctima del terrorismo, «llevar su testimonio a los colegios es más una obligación moral que un reconforte personal». (Fundación para la Libertad, citando a EL CORREO, 13/6/2010 )
7/11/09
Las víctimas del terrorismo etarra... en la escuela... para enseñar el sufrimiento
"Ezenarro propone que la educación se haga cargo de una visión global del sufrimiento. Pero ello sólo debe intentarse mediando una decisiva distinción entre el sufrimiento injusto (el que hace víctimas en sentido moral –del terrorismo, de género, etcétera–) y el que responde a penas acordes con los derechos humanos por haber provocado sufrimientos injustos. (...)
Para empezar, veo positivo que los diversos responsables políticos se esfuercen por pronunciarse sobre el tema de la presencia educativa de las víctimas en general, y de las víctimas del terrorismo en particular, situándose en el nivel prepartidario, el nivel en el que se asientan los principios básicos de justicia y libertad, inspirados en los derechos humanos, que todos debemos compartir. (...)
Señalada de este modo la perspectiva, paso a consideraciones más precisas. En primer lugar, de la constatación de que se han dado frutos positivos en una experiencia educativa como la de 'Bakerako urratsak-Dando pasos hacia la paz', en la que se optó por que la presencia de las víctimas no fuera física y directa, no se puede concluir que se han cumplido todos los objetivos planteables y en sus intensidades suficientes. Conozco bien la experiencia. Y junto a los avances y logros ciertos, que celebro, he señalado, con otros colegas y con ánimo de que sea mejorada en el futuro, sus deficiencias significativas en el propio diseño y sus insuficiencias en el horizonte que contempla. Entre estas insuficiencias está, ciertamente, la de no aceptar la presencia directa de las víctimas. Dicho todo esto de otro modo: partiendo de donde partíamos -de la práctica ausencia, en cualquiera de sus expresiones, de las víctimas del terrorismo en la educación-, se ha dado ciertamente un avance, pero se trata de un avance incipiente, tímido y totalmente insuficiente. (...)
Centrándome ya en esta última cuestión, conviene resaltar que, si bien es cierto que hay que dar razones a favor de esta presencia directa, también hay que hurgar en las razones por las que se enfatiza la necesidad de su exclusiva presencia indirecta. Hay una argumentación, o mejor una motivación, que debe rechazarse por espuria, tanto si se concluye en una opción como en otra: la de pensar -sin declararlo- que la opción elegida es la que más conviene a nuestros intereses estrictamente partidarios. Hay además una segunda motivación, que es igualmente indebida y que afecta a la opción de rechazar la presencia directa: la de rehuir los conflictos que podría generar en las aulas.
Comento con algún detalle esto último. Que, en concreto, las víctimas del terrorismo ligado al País Vasco se hagan directamente presentes en la educación, aquí, es una cuestión delicada, debido a que en nuestras aulas se refleja un clima social en el que, desgraciadamente, está aún relevantemente presente la indiferencia e incluso el menosprecio hacia estas víctimas. Ante este hecho, no podemos reclamar la inhibición de su presencia en general, ni tampoco de ciertas formas de presencia que serían 'provocadoras', porque es claudicación moral. Lo que hay que hacer es trabajar decididamente contra ese clima para ir haciendo posible toda forma de presencia que se justifique pedagógicamente. En este sentido, toca preguntarse con honestidad si las razones pedagógicas que se aducen para la inhibición de ciertas presencias son auténticas o son una excusa que nos evita confrontarnos con estas expresiones sociales de intolerancia y de falta de empatía hacia las víctimas, reflejadas en las aulas. (...)
Pedagógicamente, lo más correcto es una articulación adecuada de las dos formas de presencia. Cada una de ellas tiene sus ventajas y sus limitaciones, y por eso la riqueza educativa, y el reconocimiento debido a las víctimas, se logran plenamente cuando se imbrican en una afinada programación. (...)
La razón justificadora fundamental de presencia de las víctimas, aquélla en la que deben encajarse otras también significativas como la de expresar el reconocimiento debido a éstas, es que con ella es como se logra el objetivo educativo irrenunciable de motivar hacia las convicciones y actitudes comportamentales hacia las víctimas que emanan de los derechos humanos. Es aquí donde hay que situar la pregunta directa que se nos lanza: la presencia directa, ¿aporta algo decisivo o es contraproducente? (...)
Arranco mi respuesta destacando que aporta algo decisivo: todo lo implicado en la relación del cara a cara. En concreto: superación, por evidencia, de todo acercamiento abstracto (la víctima, en su contundencia física, está ahí); fuerza de interpelación (la víctima es un sujeto presente que directamente me habla a mí); capacidad de interacción vital (puedo hacerme eco, podemos entrar en un diálogo sustentado en mi empatía lúcida, podemos abrirnos a la sorpresa). Hay ya experiencias educativas de presencia directa de víctimas de diverso tipo, incluidas las víctimas del terrorismo (desgraciadamente, fuera de Euskadi), que muestran su fecundidad. (...)
Si, por tanto, la presencia directa de las víctimas no es 'per se' contraproducente, sino al contrario, enriquecedora, es cierto que, por exigencia pedagógica, tiene que acompañarse de ciertas condiciones, por el bien de la víctima y del acto educativo. Para empezar, hay que garantizar a la víctima un clima en el aula que no va a ser de rechazo revictimizador, aunque quepan grados diversos de aceptación. En segundo lugar, es muy importante que la víctima que interviene en el acto educativo haya realizado en un grado razonable su proceso de duelo, para que suponga un avance de éste y no un retroceso. En tercer lugar, la víctima debe asumir que está ahí como testigo moral de la violencia sufrida, lo que le pide que sitúe su intervención en el nivel prepartidario. Por último, a la víctima, como a todo agente educativo, hay que pedirle dotes pedagógico-comunicativas adecuadas para la actividad que realice, a fin de que no se produzcan consecuencias negativas. Esta relación escueta puede sugerir que el listón se pone muy alto. Sé por mi parte que hay un número significativo de víctimas del terrorismo con disposición y capacidad para embarcarse en esta tarea y con estos parámetros." (Fundación para la Libertad, citando a Xabier Etxeberrria, EL DIARIO VASCO, 6/11/2009)
Para empezar, veo positivo que los diversos responsables políticos se esfuercen por pronunciarse sobre el tema de la presencia educativa de las víctimas en general, y de las víctimas del terrorismo en particular, situándose en el nivel prepartidario, el nivel en el que se asientan los principios básicos de justicia y libertad, inspirados en los derechos humanos, que todos debemos compartir. (...)
Señalada de este modo la perspectiva, paso a consideraciones más precisas. En primer lugar, de la constatación de que se han dado frutos positivos en una experiencia educativa como la de 'Bakerako urratsak-Dando pasos hacia la paz', en la que se optó por que la presencia de las víctimas no fuera física y directa, no se puede concluir que se han cumplido todos los objetivos planteables y en sus intensidades suficientes. Conozco bien la experiencia. Y junto a los avances y logros ciertos, que celebro, he señalado, con otros colegas y con ánimo de que sea mejorada en el futuro, sus deficiencias significativas en el propio diseño y sus insuficiencias en el horizonte que contempla. Entre estas insuficiencias está, ciertamente, la de no aceptar la presencia directa de las víctimas. Dicho todo esto de otro modo: partiendo de donde partíamos -de la práctica ausencia, en cualquiera de sus expresiones, de las víctimas del terrorismo en la educación-, se ha dado ciertamente un avance, pero se trata de un avance incipiente, tímido y totalmente insuficiente. (...)
Centrándome ya en esta última cuestión, conviene resaltar que, si bien es cierto que hay que dar razones a favor de esta presencia directa, también hay que hurgar en las razones por las que se enfatiza la necesidad de su exclusiva presencia indirecta. Hay una argumentación, o mejor una motivación, que debe rechazarse por espuria, tanto si se concluye en una opción como en otra: la de pensar -sin declararlo- que la opción elegida es la que más conviene a nuestros intereses estrictamente partidarios. Hay además una segunda motivación, que es igualmente indebida y que afecta a la opción de rechazar la presencia directa: la de rehuir los conflictos que podría generar en las aulas.
Comento con algún detalle esto último. Que, en concreto, las víctimas del terrorismo ligado al País Vasco se hagan directamente presentes en la educación, aquí, es una cuestión delicada, debido a que en nuestras aulas se refleja un clima social en el que, desgraciadamente, está aún relevantemente presente la indiferencia e incluso el menosprecio hacia estas víctimas. Ante este hecho, no podemos reclamar la inhibición de su presencia en general, ni tampoco de ciertas formas de presencia que serían 'provocadoras', porque es claudicación moral. Lo que hay que hacer es trabajar decididamente contra ese clima para ir haciendo posible toda forma de presencia que se justifique pedagógicamente. En este sentido, toca preguntarse con honestidad si las razones pedagógicas que se aducen para la inhibición de ciertas presencias son auténticas o son una excusa que nos evita confrontarnos con estas expresiones sociales de intolerancia y de falta de empatía hacia las víctimas, reflejadas en las aulas. (...)
Pedagógicamente, lo más correcto es una articulación adecuada de las dos formas de presencia. Cada una de ellas tiene sus ventajas y sus limitaciones, y por eso la riqueza educativa, y el reconocimiento debido a las víctimas, se logran plenamente cuando se imbrican en una afinada programación. (...)
La razón justificadora fundamental de presencia de las víctimas, aquélla en la que deben encajarse otras también significativas como la de expresar el reconocimiento debido a éstas, es que con ella es como se logra el objetivo educativo irrenunciable de motivar hacia las convicciones y actitudes comportamentales hacia las víctimas que emanan de los derechos humanos. Es aquí donde hay que situar la pregunta directa que se nos lanza: la presencia directa, ¿aporta algo decisivo o es contraproducente? (...)
Arranco mi respuesta destacando que aporta algo decisivo: todo lo implicado en la relación del cara a cara. En concreto: superación, por evidencia, de todo acercamiento abstracto (la víctima, en su contundencia física, está ahí); fuerza de interpelación (la víctima es un sujeto presente que directamente me habla a mí); capacidad de interacción vital (puedo hacerme eco, podemos entrar en un diálogo sustentado en mi empatía lúcida, podemos abrirnos a la sorpresa). Hay ya experiencias educativas de presencia directa de víctimas de diverso tipo, incluidas las víctimas del terrorismo (desgraciadamente, fuera de Euskadi), que muestran su fecundidad. (...)
Si, por tanto, la presencia directa de las víctimas no es 'per se' contraproducente, sino al contrario, enriquecedora, es cierto que, por exigencia pedagógica, tiene que acompañarse de ciertas condiciones, por el bien de la víctima y del acto educativo. Para empezar, hay que garantizar a la víctima un clima en el aula que no va a ser de rechazo revictimizador, aunque quepan grados diversos de aceptación. En segundo lugar, es muy importante que la víctima que interviene en el acto educativo haya realizado en un grado razonable su proceso de duelo, para que suponga un avance de éste y no un retroceso. En tercer lugar, la víctima debe asumir que está ahí como testigo moral de la violencia sufrida, lo que le pide que sitúe su intervención en el nivel prepartidario. Por último, a la víctima, como a todo agente educativo, hay que pedirle dotes pedagógico-comunicativas adecuadas para la actividad que realice, a fin de que no se produzcan consecuencias negativas. Esta relación escueta puede sugerir que el listón se pone muy alto. Sé por mi parte que hay un número significativo de víctimas del terrorismo con disposición y capacidad para embarcarse en esta tarea y con estos parámetros." (Fundación para la Libertad, citando a Xabier Etxeberrria, EL DIARIO VASCO, 6/11/2009)
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