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18/10/19

El “procés” es como una escalera en espiral en una torre sin fin.. los elementos emocionales han jugado un peso tan sustancial que han permitido a los líderes independentistas vender sus “faroles”, su demagogia y sus propuestas nebulosas como una estrategia bien pensada que conduciría a un país idílico...

"El “procés” es como una escalera en espiral en una torre sin fin. Es una serie en la que, en lo esencial, siempre ocurre lo mismo y sólo cambian los detalles secundarios. Pero estamos obligados a volver sobre ello porque afecta a nuestra “praxis” cotidiana, a la gente que nos rodea, al contexto político. Y de nuevo la coyuntura nos obliga a reflexionar sobre la cuestión.

En pocos días tendremos la sentencia del juicio a una parte de los líderes independentistas, lo que puede reactivar, especialmente en Catalunya, tensiones políticas que en los últimos meses se habían atenuado. La sentencia es esperada con fruición por todos aquellos que quieren sacar tajada de la tensión. Tanto en el campo independentista como en el bando españolista. (...)

El “procés” es, cómo todo fenómeno de amplio alcance, resultado de la concatenación de diversos elementos. Tratar de describir esta complejidad nos puede permitir entender no sólo su dinámica sino también los problemas de la izquierda en este embrollo.

Ciertamente siempre ha existido en Catalunya un amplio sector que no se ha sentido español y para el cual la independencia ha formado parte de su horizonte utópico. Es un sector dominante en buena parte del mundo extra-metropolitano no sólo rural. Un mundo muy articulado en torno a un tejido de entidades y actividades que generan “socialidad”, relaciones, visiones compartidas del mundo. 

No parece que haya un determinismo económico en todo ello: muchas de las plazas fuertes de esta cultura se corresponden con áreas económicamente prósperas. Se trata, más bien, de la capacidad de persistencia de una visión del mundo favorecida por el propio tejido social, por la diferenciación lingüística, por las pautas de comportamiento social dominantes en las poblaciones pequeñas y medias. 

Es, eso sí, un mundo desde siempre alimentado culturalmente por los medios de comunicación de la Generalitat, muy especialmente a través de los contenidos de los programas de entretenimiento, donde a menudo la ideología fluye de la forma más sibilina.

Aunque esta estructura social está menos presente en las zonas metropolitanas también se ha conservado en determinados sectores de éstas, como es el caso del núcleo antiguo de algunas de las poblaciones de la “banlieu” barcelonesa, o en los barrios de Barcelona que antiguamente eran poblaciones independientes (Gràcia, Sant Andreu, Sants…).

 A ello debe añadirse que en grandes capas de la sociedad catalana existe el sentimiento difuso de que somos una sociedad más moderna, europea y progresista que el resto del país. Un sentimiento que cosas tan triviales como los éxitos del FC Barcelona o las Olimpiadas no han hecho más que reforzar.

Pero esta base social, por sí sola, no explica la activación del proceso. Éste ha sido el resultado de una serie de iniciativas políticas que no sólo han activado a esa base sino que han conseguido atraer a sus filas a una población que no se planteaba la cuestión de la independencia. Por resumir los elementos más importantes:

- La búsqueda de un espacio propio de ERC, que en los primeros años de la transición fue una simple muleta de CiU, le condujo a adoptar el independentismo como su marca diferenciadora y a activar iniciativas para ganar audiencia. A ello se apuntó animosamente el mundo tradicional catalán en una continua campaña de consultas locales en favor de la independencia que generó organización y dotó de sentido político a lo que antes era solo un sentimiento. 

Y permitió reforzar el peso político del independentismo a la izquierda de CiU, el de ERC y el de la CUP. En toda esa campaña el argumento movilizador central fue, en diversas versiones, el “España nos roba”, la idea de que gozaríamos de mejores condiciones de vida sin tener que enviar parte de nuestros impuestos a Madrid.  (...)

 - Las brutales campañas “anticatalanas” del Partido Popular, iniciadas ya antes de la victoria de Aznar como vía para socavar la alianza parlamentaria entre PSOE y CiU, relanzadas en el segundo mandato aznarista, cuando ya no era necesario el apoyo pujolista, y llevadas al paroxismo en el mandato de Zapatero. A lo que hay que sumar la campaña contra el Estatut (bloque del Tribunal Constitucional incluido).

-  Después vino la crisis, la aplicación de brutales políticas neoliberales por parte del gobierno de Mas (autodenominado sin arrobo el dels “millors”). La brutalidad legislativa de septiembre de 2017 tuvo un precedente en la llamada “ley ómnibus” del primer gobierno Mas, donde de un plumazo se cargaron toda la legislación progresiva aprobada por el gobierno del Tripartit y colaron numerosas medidas neoliberales. Se aplicaron con saña recortes en los gastos sociales y se abrieron numerosas vías de privatización en la ya muy privatizada sanidad catalana. 

La crisis generó algunas respuestas y movilizaciones, especialmente el 15-M, la PAH (que nació en Catalunya), y también cabreo en las comarcas, donde los recortes llegaron igualmente. Paulatinamente se puso en evidencia la corrupción pujolista que conocía la gente enterada pero que ignoraba la mayoría de la población. Artur Mas vió una tabla de salvación y una oportunidad (casi todo líder político tiene una faceta mesiánica) de ponerse en cabeza de la oleada independentista y de competir en el mismo terreno con su emergente rival ERC.

-  La combinación de una creciente activación del bando independentista, del cabreo generalizado con el PP y la alta judicatura española, y el giro estratégico de CiU se combinaron para dotar al movimiento de una dinámica poderosa. Bien engrasada por el eficaz aparato mediático del nacionalismo catalán (especialmente la pública CMA pero también muchos medios privados beneficiarios de las ayudas públicas de la generalitat). 

En las exitosas movilizaciones de las sucesiva diadas se deja ver la presencia de una bien pensada creación de actividad lúdico-política a la que sin duda contribuyeron muchos profesionales expertos en estos medios. Y no hay cosa que más anime a generar autoestima y pérdida de sentido crítico como el éxito de lo que se ha organizado. 

Los elementos emocionales han jugado un peso tan sustancial que han permitido a los líderes independentistas vender sus “faroles”, su demagogia y sus propuestas nebulosas como una estrategia bien pensada que conduciría a un país idílico. La propia dinámica del “procés” ha dado un protagonismo destacado al sector más radical y xenófobo del soberanismo, del que Torra es sin duda un ejemplo palmario. (...)"                    (Albert Recio Andreu, Mientras Tanto, 30/09/19)

10/5/18

El procés ha reafirmado el carácter “fragmentado” del movimiento nacionalista catalán. A pesar de su carácter de masas ha vuelto a mostrarse incapaz de integrar ni a amplios sectores de la alta burguesía, que ha mostrado su hostilidad con la fuga de empresas, ni a la clase obrera con su voto masivo a Ciudadanos

" (...) Hroch distingue tres fases en los procesos de transformación nacional. 

En la fase A, un pequeño grupo de intelectuales apasionados, que llama “patriotas”, manifiesta su interés por la cultura y tradiciones de la pequeña nación. 

En la fase B, los patriotas organizan una intensa agitación nacionalista en el marco de asociaciones y agrupaciones nacionales, en revistas y publicaciones. 

Durante la fase C, el movimiento nacional adquiere una dimensión de masas e integra a la clase obrera. Según los casos se reclama la autonomía política o la construcción de un Estado propio.  (...) 

Desde la perspectiva de las transformaciones económicas, a finales del siglo XVII y durante todo el XVIII, como ha explicado Pierre Vilar, se verificó un proceso mediante el cual la agricultura catalana empieza dejar de producir para el autoconsumo y hacerlo para el mercado, especialmente, en las comarcas costeras con la exportación de vinos y aguardientes. 

Paralelamente, aparecen las manufacturas textiles, las llamadas indianas, que señalan el inicio del desarrollo capitalista. La máquina de hilar más sencilla, spinnig jenny, se introdujo en Catalunya en 1784 y a principios de la década de 1790 su uso ya se había generalizado en el Principado. En 1833 se instaló en Barcelona la primera fábrica moderna con máquina de vapor y surge la clase capitalista y su antagónica la clase obrera.

Según el esquema de Miroslav Hroch, si entonces hubiese aparecido un movimiento a favor de la construcción de la nación catalana, éste probablemente hubiera sido capaz de integrar a estas dos clases sociales. Sin embargo, ocurre que en este periodo las élites catalanas apuestan decididamente por protagonizar un papel hegemónico en la construcción de un Estado español moderno, en clave constitucional, e impulsar la modernización e industrialización de las atrasadas estructuras económicas del país. 

Por otro lado, la clase obrera catalana se organiza sindical y políticamente en el marco del conjunto del Estado, en clave internacionalista.

Así, pues, el nacimiento del movimiento nacional catalán, se produce tras el fracaso de las élites catalanas de comandar este proceso de modernización capitalista de España y cuando tanto la alta burguesía como el proletariado se encuadran en organizaciones políticas de ámbito estatal. 

De modo que serán las clases medias y algunos sectores minoritarios de la alta burguesía quienes conformen el movimiento nacional, lo cual impide culminar el proceso de construcción nacional.

El tránsito a la fase B, de agitación nacional, puede ubicarse en la década de 1880 tras el hundimiento de la Primera República que señala el fracaso del proyecto de la burguesía catalana de liderar la democratización, modernización e industrialización del Estado español. (...)

 La crisis de Estado provocada por la pérdida de los restos del imperio colonial español, en 1898, propició que sectores de la burguesía catalana que se habían mantenido en el marco de los partidos españoles de la Restauración, volviesen su mirada hacia los catalanistas y apoyasen a la Lliga Regionalista fundada en 1901. 

Sin embargo, aunque la Lliga consiguió implantarse entre sectores importantes de la burguesía catalana, no consiguió atraerse a la clase obrera que se encuadró en las filas del republicanismo radical de Alejandro Lerroux, ferozmente anticatalanista, tras el fracaso de la huelga general de 1902 impulsada por los anarquistas y posteriormente en la central anarcosindicalista, CNT. 

El carácter conservador, monárquico y confesional de la Lliga propició diversas escisiones de catalanistas republicanos, laicos y progresistas, la primera de ellas el Centre Republicà Nacionalista (1906) o más tarde Acció Catalana (1922), que lograron atraerse a sectores de la pequeña burguesía, pero que fue incapaz de integrar a la clase obrera. 

También fracasaron los intentos de crear un partido laborista catalanista con una base trabajadora como la Unió Socialista de Catalunya (1923). Aquí debemos mencionar la constitución del primer partido político claramente separatista e insurreccional Estat Catalá (1922), liderada por Francesc Macià. 

El movimiento catalanista, según el esquema de Hroch, no pudo realizar el tránsito a la fase C; es decir, si bien logró convertirse en un movimiento de masas no pudo conseguir la integración del movimiento obrero, pero tampoco de amplios sectores de la alta burguesía. 

En realidad, la formación del catalanismo político con una base de masas mesocrática, se produce cuando desde hacía décadas se había desarrollado la industrialización y la formación de una clase obrera organizada en clave internacionalista.

La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) propició la aproximación entre catalanistas, republicanos, anarquistas y socialistas. En los primeros compases de la Segunda República, se fundó ERC donde confluyen el separatismo de Estat Català y el Partit Republicà Català de Lluís Companys, federalista y catalanista, pero que a pesar de su perfil izquierdista tampoco conseguirá superar los límites de la pequeña burguesía radical ni logrará integrar a la clase obrera que continuará con su militancia anarcosindicalista y una parte de la cual, tras el estallido de la Guerra Civil, militará en las filas del PSUC. 

El proceso soberanista

Durante la dictadura franquista, el movimiento nacionalista catalán realiza una especie de recapitulación de las etapas que había cubierto con anterioridad. Así, durante las décadas 1940-1960 parece rememorar la fase A, de reivindicación de la cultura y lengua catalanas, en la década de 1960-1980 se sucede la agitación nacionalista, típica de la fase B. 

Durante este periodo, la alta burguesía, con fuertes vinculaciones políticas y económicas con el régimen franquista, no mostró demasiadas simpatías con el proyecto de reconstrucción del catalanismo político, liderado por Jordi Pujol. Por su parte, la clase trabajadora, de origen inmigrante, se organizó en un sindicato de ámbito estatal como CC.OO y en un partido, PSUC, vinculado al PCE.

 El giro soberanista del catalanismo conservador y los avatares del procés han reafirmado el carácter “desintegrado” o “fragmentado” del movimiento nacionalista catalán. A pesar de su carácter de masas ha vuelto a mostrarse incapaz de transitar hacia la fase C al no poder integrar ni a amplios sectores de la alta burguesía, que ha mostrado su hostilidad al proyecto secesionista con la fuga de empresas, ni de la clase obrera con su voto masivo a una fuerza contraria al nacionalismo como Ciudadanos.  (...)

Por lo tanto, la “pequeña nación” catalana no pudo completar su proceso de construcción. Estas contradicciones de fondo se han replanteado crudamente en el marco del proceso soberanista que, en el esquema de Hroch, podría considerarse como un intento fallido de alcanzar la fase C y conseguir el estatuto de “nación integrada”. 

El éxito de la nación se mide por la difusión de la conciencia nacional entre la población. El separatismo puede ser un obstáculo para la propagación del sentimiento nacional desde el momento en que la ciudadanía, por la razón que sea, permanece apegada a un Estado contra el que luchan los independentistas. 

 La difusión de la conciencia de la nación “pequeña” no conlleva obligatoriamente la destrucción de la nación “grande”. 

La nación integrada implica una lucha por un cierto grado de autonomía nacional, que no conduce necesariamente a la soberanía política y la secesión. Unas contradicciones de fondo que el proceso soberanista ha mostrado con toda su crudeza y magnitud."                              (Antonio Santamaría, Crónica Popular, 20/04/18)

10/11/08

El Athletic es nuestro

"El 24 de octubre Rajoy se fotografió en el antepalco de San Mamés sosteniendo en sus manos una camiseta del Athletic con las firmas de los jugadores, y ardió Troya: algunos de esos jugadores mostraron su enfado por lo que consideraron uso político de sus nombres, hubo cartas de protesta de socios y peñas en los periódicos acusando al presidente del club de haber roto la neutralidad y la directiva se vio obligada a emitir una nota en la que lamentaba la "utilización política" de un "acto privado" de atención a una personalidad. (...)

El mosqueo de jugadores y una parte de la afición estaba justificado, entre otras cosas, porque la visita de Rajoy a Bilbao se debía a la celebración, ese mismo día, de la proclamación como candidato a lehendakari del nuevo líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, que también aparece en la foto, al igual que el presidente del club.

Fue una torpeza de Macua, pero algunas de las reacciones estuvieron a la misma altura. El presidente del PNV vizcaíno, Andoni Ortuzar, manifestó: "Nosotros no necesitamos esa foto, porque somos de aquí". Como si Basagoiti no lo fuera por el hecho de no ser nacionalista. Y si está justificada la irritación por la utilización política de las instalaciones del club, también debió haberse manifestado cuando, el 29 de diciembre del año pasado, Carod Rovira, la consejera gallega Ánxela Bugallo y la vasca Azkarate protagonizaron el acto estrictamente nacionalista de la firma sobre el mismísimo césped de San Mamés de un manifiesto en favor del reconocimiento de las selecciones de sus nacionalidades.

La aparición de una corriente radical de oposición a Macua tiene su origen en la decisión del actual presidente de asumir, en marzo pasado, la propuesta de la Federación de mantener un minuto de silencio en todos los campos en memoria del ex concejal socialista Isaías Carrasco (que llevaba una bufanda del Athletic en la bandeja del coche en el que lo mataron).

Macua rompía ese día con la inercia de directivas anteriores de negarse a secundar iniciativas de ese tipo con el argumento de que no había que dividir a la masa social con asuntos políticos (por ejemplo, el 30 de enero de 1998, tras el asesinato del concejal del PP Jiménez Becerril y su esposa).

Argumento que no había impedido otras manifestaciones de solidaridad cuando las víctimas eran del campo nacionalista (asesinatos de Argala en 1978 y de Santi Brouard en 1984), y tampoco que los jugadores del Athletic y la Real saltasen al campo con una gran ikurriña el 3 de abril de 1999 para celebrar el Aberri Eguna." (PATXO UNZUETA: Rajoy visita la Catedral. El País, ed. Galicia, Opinión, 07/11/2008, p. 21)

"Se es vasco hai moitas posibilidades de que sexas do Athletic. Se es de Bilbao non podes ser doutra cousa. O Athletic é unha relixión, é un sentimento, unha identidade; é posible que non gostes do fútbol pero que sexas do Athletic. Falamos do único fenómeno social capaz de congregar ricos e pobres, esquerdas ou dereitas, só vascos ou vascoespañois, nenos e vellos, catedráticos ou peóns. Non hai nada que unifique o pobo coma este equipo. Quizais pode resultar difícil de comprender a súa filosofía de xogar só con vascos de nación e xogadores formados en Lezama, pero esa é a súa identidade e a especificade que fai este equipo único no mundo." (Dani Alvarez: O Athletic. Vieiros, 06/03/2009)

#1 hai 2 dias Raimundo

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Pois os vellos inmigrantes galegos de Bilbao, cóntanme que antes era o equipo dos vascos. Eles non entraban. Os ¿inmigrantes? non eran vascos.


Chámase racismo. A base desa tradición.

Non sei por que me teño que alegrar, cos éxitos dos señoritos...

Dos siareiros da Catedral, que non son quen de facer un minuto se silencia cando os asesiños feixistas matan a un galego demócrata (ou a un extremeño... ou a un vasco... traidor.

Esta tradición tan respetada inda na Catedral chámase bandolerismo feixista...

Non sei de que me teño que alegrar...

#2 hai 2 dias KRULL

Raimundo ninguén dixo que te teñas que alegrar, meu rei.

Eu por suposto alégrome moito, pois o Athletic é un dos equipos que gaña simpatías mesmo entre os que coma min non vibramos co fútbol.
... orgullo, esforzo, tradición, afición ...
Unha envexa.

E que conste que, coma Raimundo, non me alegro para nada dos éxitos dos señoritos. Mesmo, aínda que sexan galegos... eh!! Raimundo.

#7 hai 2 dias Raimundo [Valora este comentario Positivo -3 Negativo]

#2, krull, pois non, tasmpouco alegránme os éxitos dos señoritos galegos, por exemplo, nestas eleccións galegas (ou antes, no franquismo, innegábeis no asesinato).

"orgullo, esforzo, tradición, afición ...", ¿quén o nega? E tamén racismo... e feixismo (tamén innegabelmente criminal)... e aplaudido na Catedral.

Que se alegren eles... Non voume alegrar cos que se alegran das mortes dos demócratas, como se alegran os señoritos vascos (e antes, os galegos).

#8 hai 2 dias zigor_strogoff

Son fillo de emigrantes en Bilbao. Ningún señorito, ningún demagogo. Todos do Athletic. E sobre todo: todos colocamos ben o pronome, como mínimo, despois de negación.
Canta mala baba!!!

#9 hai 2 dias Raimundo [Valora este comentario Positivo -2 Negativo]

#8, zigor_strogoff, no castrapo ferrolán pos o pronome donde che peta.

E, así que todos amiguiños, todos mixturados, ricos e pobres, os de eiquí, e os de fora ¡o interclasismo nacionalista! ¡Que bonito! Eso parece...

Eu teño amigos en Bilbao. Coma todolos galegos. Algún tivo que aguantar que lle dixesen en perfecto castelán, "y tú, vete a tu tierra, que aquí no te queremos". Por decir que era unha barbaridade poñer coches-bombana rúas.

Despois de vinte anos traballando, escoitar eso...

¿Falas de mala baba?

#19 hai 4 horas e 32 minutos Pirucha

Imaxinade o Celta ou Deportivo só com jogadores galegos, portugueses, brasileiros, angolanos... sería grande.

pepmico #20 hai 28 minutos pepmico

Eu son vasco, e gosto moito do Athetic, mais coido que esqueciches que non son , ni foran vascos, todo-los jogadores. Hoje en dia tamén joga algun que outro logronhés,e no pasado algun burgalés - benvidos sejan uns e outros- e que eu saiba nin Logronho nin Burgos non son da Euskal Herria

Raimundo #21 hai 1 minuto Raimundo

#19, Pirucha, ¿e por que non con xogadores arxentinos, mexicanos, venezolanos, franceses...?

Moitos poderían ser fillos dos emigrantes galegos deses países.

¿E porque non con xogadores romaneses, ecuatorianos, peruanos, rusos, chinos...?

Moitos poderían ser emigrantes dos que viven no noso país. Coma antes os emigrantes galegos no País Vasco.

Sería mellor porque habería menos racismo ideolóxico, e menos racismo contra o inmigrante... que foi a base da discriminación do Athletic.

Era só pra xogadores vascos. Cando os emigrantes galegos non tiñan esa consideración. Hoxe a cousa xa non ten aristas, pero as tiña...

Caes na mesma trampa, Pirucha. Un xogador chinés no Celta e boa cousa. E mala cousa que non se colla a un xogador romanés (inda que sexa de Madrid), por pensare que non é galego. Discriminar polo orixen, ou pola lingua, no deporte, e en todo...

E racismo... doce, pero racismo... Era o do Athletic, é o do nacionalismo vasco...

#22 hai 1 hora e 10 minutos bertus

Aí está, equipo e seareiros. Un exemplo nun deporte cheo de mafiosos, racismo, sexismo e xenofobia. O Atheltic. Traballando desde as bases e non con golpes de talonario coma outros: http://www.elcorreodigital.com... . Velaí como tiran polos xogadores vascos -home non!- e pola canteira. Sexan negros fillos de angolanos ou sexan de orixe galega, coma o xogador do actual primeiro equipo, ARMANDO RIVEIRO.

Así que: racismo é o teu, Raimundo, que vas moito de guai e non chegas nin a chachi. Cárgaslle a culpa de toda a túa frustración e impotencia, que domina a túa mente de provinciano (del Ferrol) e colonizado, de modo inxustificado e non argumentado, ou sinxelamente mentindo, a quen non a ten. Amosando un odio irracional cara todo o que sexa vasco e catalán, e así é como chegas a dicir por estes lares que o de Guernika só foron “uns tiriños”.

Coa mesma falsa dialéctica de rico-pobre que ti utilizas actuaba a ideoloxía nazi no pobo alemán contra os xudeus: estes eran ricos (en realidade, coma os catalás e os vascos, non o eran a gran maioría) e mantiñan as súas tradicións vivas de avós a netos. Moito do pobo alemán que apoiaba o exterminio xudeu era, sen embargo, pobre.

Raimundo #23 hai 4 minutos Raimundo

#22, bertus, tómate unha tila, porque non te sigo... partes do Athletic de bilbao, pasas polo bombardeo de Guernica (Almeria foi bombardeada pola marina nazi, postos a contar bombardeos), polo colonizados do provincianismo que temos en Ferrol, polo que dís... chegas a dialectica ricos/pobres... e acabas no sufrimento dos xudeus...

¡Mi madriña! ¡Menudo lío, lioso! Júroche que me perdín, cando o do meu racismo...

Eu o que quería decirlle a Pirucha, e a Dani Alvarez, e a todolos comentaristas, e que as tradicións identitarias sonche bonitas dabondo, pro, moitas teñen raíces na exclusión, no feixismo... Coma as tivo a do Athletic, cando non querían inmigrantes.

Coma nunca a tivo o Racing de Ferrol, sempre con xogadores negros, que agora traballan pola provinciana Ferrolterra... de vellos... casados con mozas da terra (provincianas, polo que dís, pero guapas, coma tódalas mulleres ferrolás).

Sen discriminacións sociais (as dos vascos daquela).

Era o que eu quería decir... e tí ¿que dixeches?

14/7/08

Indigenismo ¿democratismo? o sólo... buenismo

“P. En Europa hay una cierta fascinación con la causa indigenista. ¿Bolivia es un país tan indio como se dice?

R. Europa tiene que romper el problema de su mala conciencia y su visión roussoniana de Evo Morales, que es terriblemente perniciosa, y juzgarlo por si es buen o mal presidente, independientemente de su color. Bolivia es un país con una gran presencia indígena. Desde un punto de vista étnico y racial, si usamos el término, podemos pensar que el 45% de los bolivianos son indígenas. Pero ésa es una lectura inaceptable. Juzgar las características de un país por su origen étnico lleva al peligro de suponer que tienes que hacer una Constitución para los indígenas y entonces hacer lo que se intenta combatir: una Constitución con un plus indígena y no en la búsqueda de la igualdad. El principio básico de un ciudadano, un voto, la libertad individual y el criterio de la conciencia individual como algo fundamental, creo que es un aporte occidental del cual no se debe renegar.” (CARLOS MESA: "Evo Morales tiene al país preso de sus prejuicios". El País, ed. Galicia, Internacional, 09/07/2008, p. 6)

24/7/07

Durante 30 años ha mirado para otro lado, o sea, franquismo puro y duro, durante 30 años.

“Durante 30 años, en Hernani todos han mirado hacia otro lado. Ante la violencia y la exclusión. Unos por miedo, otros por convicción. "No, a los niños no se les ha adoctrinado en las ikastolas; todo ha sido más sencillo. En la clase de tus hijos había compañeros que tenían a sus padres y hermanos y primos en la cárcel y les enviaban cartas y pulseritas que compartían con todos los chavales y les tocaba a todos. Ninguno se quedaba fuera. Por pena y solidaridad, los chavales se iban metiendo en ese mundo. Los profesores no les animaban a militar en Jarrai (las juventudes de HB), pero tampoco condenaron nunca los atentados en clase. Ha sido un silencio cómplice. Cuando moría un etarra, había huelga; nunca cuando moría un guardia civil. En las ikastolas se ha llegado al punto de defender los derechos humanos y las causas solidarias en todo el mundo; la ecología, la igualdad de sexos, la integración de los inmigrantes y el matrimonio homosexual, y no condenar nunca la violencia de ETA; si el que asesinaba un vasco no era lo mismo que si el que asesinaba era un moro".

Continúa otra madre de Hernani: "Era una secta. Les decían a los chicos que si sus padres no estaban en la onda del MLNV (Movimiento de Liberación Nacional Vasco), no les contaran nada de sus actividades. Les decían los periódicos que debían leer y las radios que debían escuchar. Luego, llegaba la iniciación. Mandaban a los chavales a comprar los botellines de Radical Fruit para hacer los cócteles, luego la gasolina... y ya estaban dentro. Y muchos padres eran los primeros que daban dinero a sus hijos para que se fueran a las manifestaciones en San Sebastián que terminaban con la quema de autobuses. Todos sabíamos quiénes eran los violentos; iban con la cara tapada con el pañuelo palestino, pero les conocías por las playeras; eran los amigos de tus hijos. Y no decías nada".

Un ertzaina destinado en Hernani recuerda aquellos años de fuego: "Todos sabíamos quiénes eran; los mismos, un día y otro. Siempre muy jóvenes, siempre los más jóvenes, con menos de 20 años. Pero cuando ibas a por ellos, te las tenías que ver con los padres y la gente mayor del pueblo. Y de pronto tenías 200 personas a por ti. Y no los ibas a pegar un tiro... Salías por patas de allí". (JESÚS RODRÍGUEZ: El silencio de Hernán; El País, El País Semanal, 22-07-07, pp. 42)