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11/3/22

Una descripción inmejorable de lo que significa el 'derecho de suelo', el de la ciudadanía (todos los que viven en Francia son franceses con iguales derechos), y el 'derecho de sangre' germánico, el del racismo, el del fascismo (sólo los hijos de madres alemanas son ciudadanos alemanes)... en la contestación de Zemmour a una francesa negra

  "La respuesta racista del candidato francés Éric Zemmour a una mujer negra en directo.

 Otra polémica más se cierne sobre el candidato a las elecciones presidenciales francesas, Éric Zemmour, después de que esta misma semana ocho mujeres le acusasen de acoso sexual. “Me tomó las manos, bloqueó la cabina del ascensor y me besó por la fuerza”, relata una de ellas.

En esta ocasión, el también periodista y analista político sorprendió a los espectadores galos el pasado lunes cuando, durante su intervención en un programa de la cadena LCI, respondía de forma racista a una mujer negra que se encontraba entre el público. Su respuesta no solo se ha viralizado sino que ha provocado una ola de críticas respecto al líder de Reconquista y su opinión respecto la inmigración y las cuestiones racializadas.(...)

 Sin embargo, ha sido durante su intervención televisiva en un programa de la televisión francesa LCI donde hemos podido ver al candidato francés confirmando que es una persona racista. Todo ocurrió cuando Zemmour se enfrentaba a las preguntas del público presente en el plató y una mujer negra le hizo la siguiente pregunta: “Señor Zemmour, si llega a ser presidente, ¿sería posible que una persona como yo viva en Francia para buscar una vida mejor?”.

 A lo que el candidato respondió con un frío “No” aunque manteniendo en todo momento la sonrisa. Ante la incomodidad de su respuesta racista, las presentadoras decidieron dar por finalizada la entrevista: “Gracias, Señor Zemmour por haber respondido a nuestras preguntas.

 Sin embargo, la contestación del político no ha quedado ahí, las redes han viralizado lo sucedido, denunciado la omisión que hizo la cadena respecto a la respuesta racista y dejando claro que se está produciendo una "normalización del fascismo en directo".              (Monica Paredes, La Vanguardia, 09/03/22)

9/7/21

La deriva fascista 'a la hungara' del nacionalismo catalán: 'El gran conflicto de los próximos tiempos será entre quienes son de un lugar, como Viktor Orbán, y los que no quieren ser de ninguna parte, como Justin Trudeau. Los catalanes. Los catalanes de toda la vida, que ya no son la mayoría y no pueden integrar a nadie- aspiran, como siempre tarde y mal, a una soberanía como la que Hungría se esfuerza por mantener

Roger “Four Freedoms” Senserrich @Egocrata

En el fondo, nada que no hubiera escrito Torra antes.
 
"Un fantasma vuelta por Europa, el fantasma del euroescepticismo. 
 
En las últimas elecciones al Parlamento de la UE, en 2019, se calcula que unos 240 escaños, de un total de 705, se pueden considerar ocupados por representantes de varios partidos que no comulgan con la dogmática de Bruselas. Nacionalpopulistes es el término más amable con la que los califican los medios alineados con la UE, que son la mayoría. TV3 ya ve una amenaza totalitaria. 
 
El Reino Unido se ha ido y no parece que se haya hundido como la Atlántida, a pesar de los vaticinios en contra; John Carlin llegó a decir que el Brexit era "la victoria de la ignorancia, el populismo y la estupidez total". Ahora son Polonia y Hungría que sienten invadida su soberanía por las intromisiones de la Europa comunitaria. Los temas más conflictivos son la política demográfica y la ideología de género. La idea clave la ha formulado el presidente semestral de la UE: "Sólo podemos estar juntos en esta unión si compartimos y defendemos los mismos valores." Parecía una unión basada en la defensa de los intereses comunes, pero ahora nos hablan de valores. 
 
 ¿Quién decide cuáles son estos valores ?, porque por sufragio universal no los han determinado. ¿Y quien cree que son tan buenos para imponerles, mediante chantaje económico, a los demás? La cuestión es, como siempre, el que manda.
 
 El sábado 26 de junio el gobierno de Hungría, presidido por Viktor Orbán, puso un anuncio de plana en el diario ABC para manifestar su desacuerdo con lo que llama "el imperio europeo". Hungría en el siglo XIX logró transformar el imperio austriaco en el imperio austrohúngaro, y al XX pasó casi medio siglo sometida al imperio soviético: una cierta sensibilidad por estas cuestiones bien debe tener. Rechazan el proceso de crear una "unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa", como establece el artículo primero del Tratado sobre la UE; creen que las decisiones las deben tomar dirigentes electos, no "ONG internacionales" que no responden ante nadie, y proponen "aumentar el papel de los parlamentos nacionales".
 
 Se adivina una visión de Europa confederal, contraria a la Europa federal unitaria que ahora se está imponiendo; en este modelo alternativo, cada estado tendría la última palabra en los asuntos que le conciernen y las soberanías se mantendrían como las hemos conocidas desde la Paz de Westfalia. Así, el gobierno húngaro actual -al menos hasta que las maniobras europeístas no consigan derribar-lo- tiene la idea de mantener una Hungría húngara, de no renunciar a una política demográfica propia, de rechazar la imposición de cuotas de inmigrantes, de declinar la apología del hermafroditismo y del transformismo sexual que está haciendo estragos esta temporada.
 
 Los catalanes -los de toda la vida, que ya no son la mayoría de los habitantes de Cataluña y no pueden integrar a nadie- aspiran, como siempre tarde y mal, a una soberanía como la que Hungría se esfuerza por mantener y que estados más importantes se han resignado a descuidar; por ejemplo, el Canadá tal como lo entiende su primer ministro Justin Trudeau: "No hay una identidad central, ni una corriente cultural dominante en Canadá. Hay valores compartidos: apertura, respeto, compasión ... Estas cualidades son las que nos hacen ser el primer estado posnacional. " Renunciar a la propia identidad a cambio de esta palabrería no parece un buen negocio.
 
 Pero en cambio los catalanes, quizá por pereza de pensar en ello, se tragan todas las novedades de la globalización y dan por buenas las consignas que llegan de la UE y de más cerca. Todo el mundo sabe que con una natalidad próxima a la extinción, sin poder recuperar la potencia industrial de otros tiempos, con unas cargas impositivas hiperbólicas, unos políticos que parecen complacerse a expulsar empresas y un orden público camino de Mad Max, no se llega ninguna parte; todo el mundo lo sabe pero prefiere no hablar de ello. Incluso está mal visto constatar que el catalán de los medios de comunicación se ha convertido casi un dialecto del castellano.
 
 El gran conflicto de los próximos tiempos será entre quienes son de un lugar, como Viktor Orbán, y los que no quieren ser de ninguna parte, como Justin Trudeau. La aspiración extenuante a un estado nacional y la aceptación de las imposiciones que llevan directamente a un horizonte posnacional es una contradicción manifiesta que explica por qué nadie espera que Cataluña tenga ningún papel en este conflicto."                (Manuel Castaño, El Punt Avui, 08/07/21)

6/7/21

7 veces campeona de España, 4 veces olímpica, más de 20 años en la selección, escolarizada desde parvulario en España, mis padres son españoles desde hace años... Pero para @Marca soy una ucraniana con pasaporte español. Tócate las narices... el derecho de suelo español te hace española... el derecho de sangre alemán (el de los bárbaros del norte, Puigdemont y el de Marca), nunca te lo permitiría

Ignasi Guardans @iguardans

 Esto es muchísimo más importante de lo que parece. En el @DiarioMarca_ deberán tener una conversación. Pero no es una anécdota. Es retrato de un grave problema cultural en este país, que afecta incluso a gente de buena fe, y no solo a la derecha xenófoba. España es otra cosa.

4:41 p. m. · 20 jun. 2021
8 Retweets 2 Tweets citados 53 Me gusta


Marquesa Indignada #AboliciónOBarbarie @marquesanonima
En respuesta a @iguardans y @DiarioMarca_

 Això és el que fan alguns indepes d'anomenar-nos "espanyols residents a Catalunya"

Galia Dvorak @galiadvorak

 7 veces campeona de España, 4 veces olímpica, más de 20 años en la selección, escolarizada desde parvulario en España, mis padres son españoles desde hace años... Pero para @Marca soy una ucraniana con pasaporte español. Tócate las narices.

6:46 p. m. · 19 jun. 2021
13,9 mil Retweets 493 Tweets citados 55,2 mil Me gusta

 Galia Dvorak @galiadvorak

 Bueno, pues como mi tuit de ma nacionalidad se ha viralizado voy a poner un hilillo para zanjar la polémica y pasar a la siguiente cosa ya que no me siento muy cómoda siendo viral por esto y no por lo que hago o por quién soy.

Ayer @marca publicó la noticia que resulta que es un comunicado de @EFEnoticias que luego otros medios como @sport han transcrito tal cual. A @marca le ha tocado pillar porque fueron los primeros...y porque no es la primera vez.

Ser hija de inmigrantes no es fácil ni tan siquiera en un país tan abierto como España y muchas veces te sientes desencajada (sí, es un guiño a @margayakovenko. Por mucho que hayas crecido aquí y tus primeras lenguas hayan sido el catalán y el castellano...

Para algunos siempre eres y serás una extranjera y te señalan por ello. Y duele porque por muy orgullosa que estés de tus raíces vas a Ucrania y allí si que eres una completa extranjera que por desgracia ni siquiera habla el idioma.

Y si eres deportista, duele por partida doble porque aunque hayas crecido en un país, te hayas formado deportivamente en él y lo representes en competiciones internacionales te siguen diciendo que no eres de aquí.

Mi cruz es haber nacido en Kiev pero por ejemplo @MXiaoPodium y @SXZhangPodium han nacido aquí pero se encuentran con el mismo problema porque hay gente a la que no les gusta que haya españoles con sus rasgos.

Yo entiendo que muchas veces estás noticias están hechas sin maldad y desde el desconocimiento, pero tenéis que entendernos a nosotras también, que con perdón, llevamos tragando mierda toda la vida.

Y victimismos cero, ya que en general me considero privilegiada pero si denunciando estas cosas públicamente logro que haya un poco más de consciencia sobre el tema pues mejor.

Y eso es todo. Para los que me habéis seguido por el tuit de denuncia siento defraudar: tuiteo muy poco y en general solo sobre pinpón.


Y no tengo nada que promocionar aparte de de mí misma así que si queréis seguirme en Instagram, allí también soy @galiadvorak (una de las grandes ventajas de tener unos orígenes diversos es que nadie se llama como tú) 

12:06 p. m. · 20 jun. 2021
437 Retweets 40 Tweets citados 1.928 Me gusta

28/8/20

La limpieza administrativa como legitimador estatal: el caso esloveno... 'Los borrados'. ¿El destino de los charnegos o los maketos?

 "Imagine el lector o la lectora de este artículo que ha nacido en Yugoslavia, un estado que dejó de existir en 1991. Imagine también que nació en Belgrado o en Banja Luka pero que por motivos diversos se debió trasladar a Ljubljana o a Kranj, hoy día Eslovenia, para poder desarrollar su vida. 

Continuando con el ejercicio de imaginación, suponga que lleva trabajando en su nuevo lugar de residencia ya varios años y aunque usted no tenga la nacionalidad eslovena, usted reside legalmente en ese área con todos los documentos en orden y al día porque, después de todo, Eslovenia forma parte de Yugoslavia. En un momento dado, Yugoslavia comienza a fragmentarse precisamente por el flanco en donde el lector o la lectora vive y finalmente, tras una breve guerra, el país alpino obtiene su independencia y funda la primera experiencia estatal de su historia. 

El lector experimenta incertidumbre, pero al observar que tras la tempestad todo ha vuelto a la normalidad y se puede continuar haciendo una vida en términos normales, considera que no existe ningún peligro y puede seguir residiendo en Eslovenia sin mayores dificultades. No obstante, seis meses después de la fecha de declaración de independencia, se lleva una desagradable sorpresa al enterarse de que sus documentos de residencia, seguridad social, permiso de trabajo, etc. ya no son válidos por pertenecer a un estado que ya no existe. Se pasa entonces a formar parte de un limbo legal. 

Oficialmente, no son residentes ilegales en Eslovenia y tampoco son refugiados de las Guerras de Yugoslavia, pero al mismo tiempo no están legalmente viviendo en Eslovenia, con todo lo que ello supone en términos de seguridad social, derechos sociales, laborales, económicos y políticos. En otras palabras, ni pueden abandonar Eslovenia porque sus pasaportes y otros documentos fueron emitidos por un estado que ya no existe, y por la misma razón tampoco pueden continuar sus vidas en términos normales en Eslovenia. No obstante, el lector no está solo en esta limpieza étnica administrativa, sino que se suma a otras 18.350 personas –según datos oficiales– que se han convertido en borrados o, como se dice en esloveno, en Izbrisani.   (...)

Los borrados como legitimadores del nuevo Estado esloveno

La cuestión de los borrados y la limpieza étnica administrativa llevada a cabo por el aparato estatal esloveno comienza a inicios de 1992, sin que nadie, ni tan siquiera los propios afectados, se dieran cuenta inmediatamente de lo que estaba sucediendo. Así, a diferencia de lo que sucedió en Croacia en 1991 o lo que comenzaría a suceder en Bosnia y Herzegovina a partir de 1992, no se observaron grandes y largas filas de personas errando sin rumbo tras haber sido expulsadas de las principales ciudades del país como Ljubljana, Maribor, Kranj o Koper. Incluso en un acto tan reprobable y despreciable como es el de la limpieza étnica, los eslovenos siempre supieron estar un paso por delante a sus antiguos compatriotas yugoslavos –serbios, croatas, musulmanes de nacionalidad y albaneses– y llevar a cabo la operación con gran sigilo y pulcritud administrativa, algo que el resto tan solo pudieron acometer a través del monopolio de las armas.

La historia de los borrados comienza justo el día después de la declaración de independencia de las autoridades eslovenas. Eslovenia pasaba a ser un estado independiente y como tal, todos aquellos que no tenían el permiso de residencia en regla por no ser nacionales eslovenos debían solicitar la nueva nacionalidad eslovena, siendo la fecha límite el 26 de diciembre de 1991, esto es, justo seis meses después la independencia. Según números oficiales, la medida afectó a 18.305 personas, aunque existen otras cifras que sitúan el número de afectados entre 25.000 y 40.000.

Más allá de las cifras, es relevante comprender que las personas que se vieron afectadas por esta limpieza administrativa procedían de alguna zona de la antigua Yugoslavia. La importancia de la nacionalidad radica en que para las minorías italianas y húngaras, las autoridades eslovenas bien se cuidaron de garantizarles derechos, especialmente en el terreno cultural, con el objetivo de poder recorrer el camino de ingreso a la Unión Europea sin sobresaltos o problemas añadidos. Italia era miembro fundador de la Unión Europea, mientras que Hungría había sido, junto con Polonia, uno de los dos países en comenzar a romper el monopolio comunista en Europa central y oriental, propiciando así el camino para la “reunificación europea” bajo la plataforma de la UE. 

Sin embargo, en lo referente a las minorías serbias, croatas o musulmanas de nacionalidad (bosniacos), que eran superiores numéricamente en 1991 a las minorías italianas y húngaras, las autoridades ejecutivas y legislativas de Eslovenia hicieron todo lo posible para borrar su presencia de suelo esloveno, aunque tuviese que ser a nivel administrativo. En otras palabras, Eslovenia llevó a cabo el proceso de limpieza étnica administrativa con el objetivo de fortalecer su recién obtenida soberanía nacional a costa de erosionar los derechos de ciertas minorías étnicas y así eliminar todo recuerdo de que Eslovenia había formado parte de la Federación de los Eslavos del sur.

 Si bien es cierto que el límite de los nuevos permisos y concesiones de la nacionalidad eslovena era a finales de diciembre, no fue hasta febrero de 1992 cuando la normativa comenzó a tener efecto. Un movimiento que tiene sentido porque en aquellos dos meses entre el fin del tiempo otorgado y el comienzo de la aplicación de la nueva normativa, Eslovenia se jugaba su integración en la comunidad internacional. Una vez que el objetivo de ser reconocido como un Estado de pleno derecho fue obtenido, las autoridades eslovenas no tuvieron ya ningún impedimento para poder llevar a cabo sus planes. Más aún, teniendo en consideración todo lo que estaba sucediendo al sur de sus fronteras, parecía improbable que los media o gobiernos occidentales reparasen en lo que ocurría con los borrados. Y en efecto así ocurrió. Eslovenia fue olvidada rápidamente ante el devenir de los sucesos en Croacia y especialmente en Bosnia-Herzegovina, permitiendo así a las autoridades eslovenas manejar el asunto tal y como lo deseasen.

 Se calcula que de los 200.000 residentes de otras repúblicas yugoslavas que vivían en Eslovenia en 1991, 170.000 fueron capaces de registrarse como nuevos ciudadanos en Eslovenia antes del fin del plazo de finalización, mientras que 18.305 personas fueron eliminadas de los registros a finales de febrero de 1992. Las razones que explican por qué las 18.305 personas eliminadas del registro no solicitaron la ciudadanía eslovena fueron las siguientes. Un porcentaje importantes de los afectados no se enteraron de la necesidad de solicitar la nueva ciudadanía eslovena, o bien simplemente consideraron que no era necesario solicitarla debido a que estaban viviendo en Eslovenia desde tiempo antes de la consecución de la independencia del país. A lo anterior, se debe añadir que hubo un cierto porcentaje de personas que solicitaron la ciudadanía y se les fue denegada, no pudiendo presentar las pertinentes alegaciones en el plazo indicado por las autoridades eslovenas y convirtiéndose así en apátridas debido a que las autoridades eslovenas requisaron también sus documentos nacionales que habían sido emitidos durante la época yugoslava. Además, también se debe considerar que la Ley de Ciudadanía eslovena demandaba a los extranjeros de las antiguas repúblicas yugoslavas a convertirse en ciudadanos eslovenos para así poder adquirir el permiso de residencia. No obstante, algunas personas no querían renunciar a su nacionalidad o a su pasaporte yugoslavo por diversas razones y por ello simplemente intentaron gestionar una petición de residencia y no de nacionalidad, cuestión que la ley no preveía.

En conclusión, las autoridades eslovenas reforzaron la soberanía nacional obligando a la mayoría de los antiguos ciudadanos yugoslavos a tomar la ciudadanía eslovena si querían vivir en el país alpino y borrando a aquellos que por diversas razones no pudieron completar los trámites en el plazo fijado. Para estos últimos, para los borrados, comenzaba un camino de sufrimiento que aún a día de hoy existe.

El estigma de ser un borrado

Todos aquellos que fueron eliminados del registro de residentes de Eslovenia se convirtieron en ciudadanos ilegales con todo lo que ello suponía. Sus derechos económicos, sociales, culturales y políticos fueron substraídos y tirados a la basura en un plan premeditado y bien ejecutado por las autoridades eslovenas y ante la indiferencia de las principales instituciones internacionales, especialmente la Unión Europea, que en ningún momento formuló comentario alguno sobre la situación de esas 18.350 personas.

Es cierto que desde bien temprano la situación sí llamo la atención de diversas ONG de Eslovenia, como por ejemplo Unione Forense per la Tutela dei Diritti Umani, que son dos de las principales organizaciones que han puesto en marcha el proyecto “The Erased. Information and Documents”, una excelente plataforma de información y de defensa de aquellos que fueron borrados. No obstante, esta pronta atención por parte de ciertos colectivos sociales tardo tiempo en surtir efecto. Así, no sería hasta 1999 cuando el Tribunal Constitucional de Eslovenia reconoció la ilegalidad y la discordancia de la Ley de Ciudadanía de 1991 con algunos artículos de la Constitución eslovena de 1990. Además, en el 2003, el mismo Tribunal Constitucional volvió a emitir una sentencia condenatoria que como novedad traía la obligación al Estado esloveno de reparar y enmendar los daños y perjuicios a los afectados por la limpieza étnica administrativa. También desde instituciones internacionales se fueron tomando la cuestión más seriamente. En un primer momento fue el Consejo de Europa quien emitió varios informes sobre la condición de los borrados y también sobre el trato xenófobo y de marginación que los borrados recibían por una parte mayoritaria de la sociedad eslovena. Por su parte, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Asamblea General de la ONU observaba a finales de 2005 que los derechos económicos, sociales y culturales, incluyendo el derecho al trabajo, a la seguridad social, a la sanidad y a la educación de los «borrados» habían sido violados.

Afortunadamente para los borrados y gracias a la presión ejercida por parte de la sociedad civil eslovena y organismos de defensa de los derechos humanos a nivel internacional, las autoridades eslovenas comenzaron a realizar un esfuerzo, aunque bien tímido y modesto, para poder reparar el daño que habían infligido a esas personas a comienzos de la década de 1990. No obstante, y aunque es cierto que para el año 2009, 10.943 personas ya habían regularizado su situación en Eslovenia, aún restaban 13.426 con una situación ilegal en el país. Por otro lado, en términos de compensaciones económicas por esta cuestión, 6.888 peticiones fueron realizadas, siendo 5.045 aprobadas, mientras que 1.433 peticiones fueron rechazadas.

Queda claro que detrás de la limpieza étnica administrativa hubo una intencionalidad política por parte de las élites y autoridades eslovenas, como bien han demostrado declaraciones de Boris Pahor, referencia intelectual para una parte de la sociedad eslovena, o Igor Bavčar, quien fuera ministro de interior esloveno en la época en la que el fenómeno de los borrados tuvo lugar. Ambos argumentan que aquellos que fueron borrados lo fueron, bien porque eran un peligro para la independencia eslovena –caso de Pahor–, o bien debido a que simplemente no quisieron ser ciudadanos eslovenos –caso de Bavčar. Además, a lo anterior se le debe sumar el deseo de las nuevas élites eslovenas por deshacerse rápidamente de todo lo que sugiriese una conexión con la antigua Yugoslavia para así poder poner la marcha directa hacia la Unión Europea. Y es que, después de todo, Eslovenia supo vender una imagen de democracia occidental que respetaba totalmente los derechos humanos de sus ciudadanos, aunque claro está que las 18.350 personas afectadas por la limpieza étnica administrativa no estarán de acuerdo con la afirmación anterior."                    (Marcos Ferreira  , El Orden Mundial,  28/01/16)

19/12/19

Nature: los catalanes que apoyaban la independencia coincidían más con la idea de que la identidad catalana es algo que no se puede adquirir pues piensan que está en la sangre... el racismo avanza... y si hace falta, recurriendo a la violencia...

"(...) Cómo hicimos nuestra investigación

Como investigadores académicos del consorcio Artis International, hemos estado estudiando la progresión del movimiento independentista catalán desde 2014. Con el apoyo de la Iniciativa de Investigación Minerva del gobierno de EE. UU., Realizamos docenas de entrevistas con activistas y líderes de la independencia y sus oponentes. También realizamos encuestas longitudinales, preguntando a las mismas personas sobre los mismos problemas a lo largo del tiempo, para evaluar los cambios en las actitudes catalanas.

En el otoño de 2019, realizamos una encuesta de este tipo en una muestra representativa de 1.070 residentes de Cataluña con YouGov España, rastreando las opiniones catalanas antes y después de la decisión judicial de octubre y las protestas masivas.  (...)

 Los catalanes están endureciendo sus puntos de vista sobre quién es catalán

Esto puede explicar el antagonismo hacia Europa, pero no explica completamente el "estrechamiento" de la identidad catalana. En 2014, los partidarios de la independencia señalarían a los inmigrantes en sus protestas como prueba de la identidad inclusiva de Cataluña. La mayoría dijo con orgullo que el 56 por ciento de los catalanes no tienen abuelos nacidos en Cataluña. "Cualquiera puede convertirse en catalán" fue una frase repetida con frecuencia.

Nuestra encuesta reciente descubrió que los catalanes que apoyaban la independencia coincidían más con la idea de que la identidad catalana es algo que no se puede adquirir;
en efectos ésta se encuentra en la sangre. 

De hecho, cuanto más se acercaba la posición de alguien hacia la independencia, más excluyente se volvía su noción de identidad catalana. Estos hallazgos sugieren que los partidarios de la independencia se volvieron más tribales, con un sentido de identidad mucho más estrecho.

 Los moderados en Cataluña se vuelven más polarizados

En los extremos de este debate están aquellos que quieren la independencia total frente a aquellos que quieren abolir la soberanía catalana a través de la integración total en España. Sin embargo, muchos en Cataluña están atrapados en el medio: pueden querer mantener el estado actual de Cataluña como una región autónoma, o presionar por una España completamente federada, en lugar de aceptar su actual sistema cuasi-federal.

Con el tiempo, nuestra encuesta mostró que las personas que ocupaban estos puestos intermedios inicialmente veían el catalán y el español como identidades superpuestas. Sin embargo, después del fallo judicial de octubre, descubrimos que estas mismas personas los veían como identidades completamente separadas: usted es catalán o español. Esto es similar a las opiniones de las personas en cualquier extremo de este debate. En otras palabras, a pesar de mantener posiciones más moderadas en términos de resultados preferidos, los moderados comienzan a parecerse a los extremos en términos de cómo se identifican.

 Los extremos son cada vez más extremos.

Descubrimos que la mayoría de los partidarios de la independencia rechazaron el uso de la violencia en las protestas antes del fallo de la corte, pero luego vimos un aumento del 20 por ciento a favor. 
 
Este resultado sugiere que la mayoría de los partidarios de la independencia ahora aceptan el uso de cierto grado de violencia contra la policía española en defensa de su búsqueda de la independencia. Algunos pueden argumentar que la violencia después del fallo surgió espontáneamente como respuesta a la agresión policial, pero nuestros resultados muestran un cambio definitivo del pacifismo de antemano a una mayor tendencia a apoyar la violencia política después de la sentencia del tribunal en octubre.

 El nacionalismo va en aumento en el resto de España.

Los resultados electorales también muestran un cambio en España hacia el ultranacionalismo: votantes que tienen tolerancia cero con los extranjeros o con la independencia catalana. Impulsados ​​por la indignación contra el movimiento de independencia, los votantes catapultaron al partido de extrema derecha Vox a grandes ganancias en las elecciones de noviembre. Vox es ahora el tercer partido más grande de España. Prometió aplastar el movimiento de independencia y luego centrarse en las feministas, la comunidad LGBT y los musulmanes.

 El gobierno español ha negado durante mucho tiempo las solicitudes de diálogo de los líderes de la independencia, con la esperanza de desgastar el movimiento. Nuestra investigación sugiere que esta estrategia no ha funcionado. 

Con los moderados de Cataluña cada vez más polarizados, los partidarios de la independencia se han vuelto cada vez más excluyentes en sus identidades y más dispuestos a aceptar la violencia política en su búsqueda de la independencia. Estas tendencias, junto con la creciente evidencia de una reacción nacionalista de derecha, podrían conducir a una fragmentación social a largo plazo tanto en España como en su relación más amplia con Europa."              

(, 'How Catalonia’s push for independence has scrambled Spanish politics', The Washington Post, en Revista de prensa, 13/12/19. Traducción: google)

3/12/19

El patriotismo constitucional: la idea de ciudadanía incluye la ciudadanía social... la nacionalidad o ciudadanía no se puede construir sobre lazos étnicos y culturales comunes sino en la práctica social y comunicativa de los propios ciudadanos... es la única forma de crear hoy un espacio de identificación común en Europa, el continente con la mayor diversidad étnica, cultural y lingüística del mundo...

"La idea del Patriotismo Constitucional (PC) nace en el contexto de la reunificación de Alemania hacia 1990: dos países con el mismo origen étnico y la misma lengua pero culturas políticas muy distintas entre sí. Intentaba definir un espacio común de encuentro identitario entre las dos Alemanias sin tener que recurrir a contenidos étnicos ni lingüísticos que podían generar una vuelta a la idea de nación de los años del nacionalsocialismo.

De hecho, el principio del derecho de sangre -la nacionalidad alemana se concedía en función de los ancestros- era aún el único vigente en este país hasta 1999 fecha en que se introdujo el derecho de suelo -ius soli- que concede la nacionalidad en función del lugar en el que se haya nacido tal y como sucede en Francia o los Estados Unidos desde hace ya mucho tiempo.

 La idea central del PC es que la nacionalidad o ciudadanía no se puede construir sobre lazos étnicos y culturales comunes sino en la práctica social y comunicativa de los propios ciudadanos, de un “plebiscito diario” como escribió Ernest Renan a finales del siglo XIX para -y esto es importante para entender el punto de vista de Renan- poder argumentar la pertenencia de Alsacia-Lorena a Francia, una región de origen étnico-cultural alemán incorporada a Alemania con la victoria militar del II Reich sobre Francia en la guerra de 1870/71.

Una idea central del PC es la necesidad de consensuar y respetar los procedimientos democráticos utilizados para llegar a posiciones y decisiones comunes. Esto es esencial pues sólo si se deciden previamente los procedimientos es posible conseguir que las decisiones tomadas en entornos pluralistas puedan llegar a ser respetadas por todos. Se puede decir, por tanto, que esta es una primera razón por la que los intentos de cambiar unilateralmente las reglas por parte de los protagonistas del procés es incompatible con la propuesta republicana del patriotismo constitucional. 

Esto no es poca cosa pues el PC probablemente sea la única forma de crear hoy un espacio de identificación común en Europa, el continente con la mayor diversidad étnica, cultural y lingüística del mundo. Cabe hacerse la pregunta si la fórmula sirve para abordar también el problema identitario y territorial de España. 

Yo creo que sí aunque su efectividad pasa por tener en cuenta lo siguiente: (a) por comprender el propio fenómeno identitario para llevarlo al terreno de la racionalidad y poderlo articular políticamente; (b) por comprender las premisas y el contexto histórico en el que Habermas hace su propuesta y (c) por no reducir el PC a una propuesta destinada a regular comportamientos individuales al margen de toda idea de colectividad o comunidad. 

Pero ¿qué es la identidad y cómo se construye? Es verdad: estamos saturados de tanto discurso identitario y los que estamos aquí abrazando los ideales de la izquierda hemos tenido que asistir durante años a cómo el discurso de solidaridad y justicia social viene sucumbiendo en nuestras propias filas frente al discurso identitario. Pero esto no quiere decir que la identidad no sea importante o que resulte imposible definirla racionalmente, pues no es sino la forma que tiene cada individuo, y por extensión un grupo de individuos, de verse a sí mismo en relación con el resto de la sociedad. 

Es imposible que esta identificación obedezca sólo a principios racionales pues tiene que ver con un sinnúmero de aspectos, muchos de contenido emocional y afectivo. Pero esto no deja fuera la posibilidad de definir el fenómeno identitario de forma racional pues la visión que tiene cada individuo de sí mismo en relación con el resto no es nunca del todo arbitraria pues depende de las características objetivas de esa sociedad y también de las experiencias vitales del individuo: un desencuentro profesional o familiar profundo puede cambiar la naturaleza de esta relación pero también los cambios políticos y culturales que se viven en en el resto de la sociedad. 

Las formas por medio de las cuales se crean y se transmiten las identidades dependen del tipo de sociedad de la que estemos hablando. En la sociedades tradicionales estas se traspasan de unas generaciones a otras a través de la familia y de la comunidad en un proceso espontáneo de transmisión cultural y lingüístico. Sus contenidos no son causales y tienen que ver con las formas de vida propias de estas sociedades: la agricultura tradicional, los espacios rurales, el pequeño comercio urbano, las pequeñas industrias familiares diseminadas por las comarcas, la familia estable y dotada de valores tradicionales, etc  

Las personas que nacen y viven en un entorno de este tipo sólo cambian muy lentamente, su identificación con el mundo que les rodea también porque dicho mundo cambia también sólo poco a poco. La identidad se percibe aquí como algo casi tan natural, eterno, certero y “objetivo” como las propias montañas, lo cual explica que a los gobiernos les resultara relativamente fácil convencer a las clases campesinas para que defiendan su “patria” con su vida y sin pedir nada a cambio. 

El radicalismo identitario de personajes como Torra o Puigdemont, que proceden de los espacios ideológicos más tradicionalistas de Cataluña. hacen alarde de esta fe casi ciega en la “objetividad” de su forma de sentir y de pensar lo que ellos entienden por Cataluña. 

Sin embargo, en los estados modernos, particularmente después de la segunda guerra mundial, la producción y reproducción identitaria sucede de forma muy distinta. Ahora son los gobiernos y no las tradiciones heredadas, los que construyen las identidades de forma planificada y sistemática a lo largo de varias generaciones, y haciendo uso del sistema educativo y de los medios de comunicación. 

Hay un acuerdo, una decisión política que lleva a inventar, literalmente, identidades políticas nuevas,  a plasmarlas en los libros escolares y a difundirlas. Se trata de un proceso enteramente político muy distinto del que se produce espontáneamente en los espacios tradicionales. Los gobiernos bucean en las tradiciones del país pero las reinventan haciendo, ademas, una lectura de la historia que sólo puede ser selectiva y en función de los valores que quieren resaltar para incorporarlos a las nuevas comunidades políticas. 

Ninguna de las dos formas de producción y reproducción identitaria se salvan de ser construcciones históricas, de ser cosas que han sido creadas en un momento pero que se pueden volver a construir en función de los cambios del presente. Esto se refiere tanto a la identidad “española” como a la “catalana” o a cualquier otra. Pero muchas personas argumentan como si sus planteamientos identitarios no fueran productos históricos e incluso creaciones políticas, tienen una visión naturalista de su identidad, como si esta estuviera escrita en sus genes. 

El resultado es un choque identitario permanente alimentado, en este caso, por los inspiradores del procés dirigidos por los espacios identitarios más tradicionalistas apoyados por los grupos sociales con alto capital cultural vinculados, preferentemente, a la Generalitat. No tiene sentido sentido alguno responder a esta situación con otra identidad igual de cerrada e históricamente acabada por incapaz de incorporar a sectores amplios de la población catalana, vasca etc La salida está en abordar la construcción política de una nueva identidad compartida por todos que deje detrás lo que nos a llevado a la situación actual. 

¿En qué medida nos podemos valer del PC para abordar los problemas del presente? 
La propuesta de PC de Habermas tiene que ser insertada en su contexto histórico. Cuando habla de ella tiene en mente la situación creada en Europa después de la segunda guerra mundial, una situación que incluía la firma de una serie de pactos sociales y políticos en los que, por primera vez, también tenían cabida a las clases menos favorecidas. Estos pactos, que se tradujeron en procesos redistributivos y en la protección del trabajo frente al capital, sirvieron de base para la construcción política de una identidad basada esa vez no en la superioridad étnica y cultural de una nación frente a otra, sino en la idea según la cual todos son ciudadanos iguales independientemente de su sexo, religión o su adscripción étnica. Pero no sólo. 

Además son iguales independientemente de su clase social, que es lo verdaderamente nueva, la idea de ciudadanía incluye la ciudadanía social. Este aspecto venía siendo una reinvindicación de las izquierdas occidentales desde mediados del siglo XIX, pero sólo se consiguió imponer políticamente tras los dos desastres bélicos de la primera mitad del siglo XX.

La propuesta de Habermas es un intento de solución global del problema político-identitario pero se apoya en la idea de ciudadanía social. Su argumento  es de calado: esta forma de ciudadanía es la única con capacidad de afrontar la creciente diversidad cultural, la progresiva individualización de las relaciones sociales o, incluso, el problema de los recursos -naturales, territoriales o energéticos- que son cada vez más escasos en el mundo, un problema que sólo puede solucionarse aplicando un criterio de ciudadanía válido para todas las personas que pueblan el planeta y no sólo para un grupo privilegiado de ellas pues, para que cada uno pueda ser autónomo y diferente, tiene que ser “igual” que el resto, tener asignado el mismo estatus en el mundo y en la sociedad, lo cual pasa por disponer de un mínimo de seguridad material, sanitaria y educativa.  

Por tanto sería sería un grave error ignorar las condiciones -económicas y sociales- requeridas para asegurar que el PC se siga asentando entre las poblaciones europeas como lo hizo durante tres o cuatro décadas, para que no sufra una erosión política como la que está sufriendo ahora. 

De hecho, la idea del PC no ha permitido evitar el auge de la ultraderecha en Alemania nacido de la ira y la frustración de la población alemana provocada por el desmontaje del su sistema de bienestar a partir de finales de 1990 (el programa “Harz IV”), y por la indignación provocada por el uso del dinero de los contribuyentes para rescatar a los bancos, un dinero que aparentemente no existía para ayudar a las víctimas de la crisis de 2008 que, a diferencia de estos últimos, no tenían ninguna culpa de la misma.   
    
Existe, por tanto, efectivamente el peligro, de que el PC pierda apoyos si un tercio de la población no tiene un empleo mínimamente digno, cuando los estados redistributivos encargados de hacer realidad sus premisas materiales se siguen viendo debilitados por la desregulacion financiera y otros factores, o cuando, en definitiva, el riesgo y la inseguridad siguen instalados en las vidas de cada vez más personas. Existe, por tanto, el peligro de hacer una lectura del PC que, si bien se apoya en la idea de la  igualdad política, se muestre insensible a los recursos necesarios para conseguir que esa se haga una realidad palpable para la mayoría de la población. 

Por mucho que uno se posiciones frente a los llamados “populismos”: cuando esta insensibilidad persiste se favorece el avance de los mecanismos identitarios de base tradicional pues muchos encuentran en ellos un refugio para preservarse de un sistema económico que no les tiene en cuenta. Esto no quiere decir que las cosas vayan a cambiar realmente, pero la imaginación de comunidades y lazos sociales que no van a volver nunca proporcionan un anhelo de seguridad y de certeza que puede llegar a ser muy intenso en momentos de crisis alimentando procesos tan irracionales, antidemocráticos e imposibles como el procés. 

Otro error sería interpretar el PC como una especie de construcción teórica abstracta que no tiene en cuenta los sentimientos de las personas, reducir, en definitiva, el problema identitario a un problema de distribución racional de recursos en una sociedad entendida como la mera suma ordenada y civilizada de individuos aislados siguiendo la tradición de John Locke. Desde luego esta no es la concepción de ciudadanía de Habermas, aún cuando algunos lo interpretan así. 

Lo que propone es un proyecto de convivencia en la que los individuos se conciben a sí mismos como parte de un conjunto del que no sólo participan pagando sus impuestos civilizadamente a cambio de servicios públicos, sino de un conjunto que además resulta constitutivo de su propia identidad individual, de la forma que tienen de verse a sí mismas las personas en relación con el resto. Para Habermas los ciudadanos deben participar plena y democráticamente no sólo para poder vivir sin conflictos nacidos de opiniones discordantes, sino además porque entienden que su participación en la esfera de lo público es la condición, incluso la esencia de su propia libertad: lo de todos no es ajeno y exterior, sino que forma parte de lo de cada uno. 

 Esto quiere decir que para que se cumplan las premisas del PC, el individualismo debe dar paso a la reciprocidad. “Nadie”  escribe Habermas “puede reivindicar la autonomía política para sí mismo para alcanzar sus intereses particulares sin tener en cuenta que esta autonomía sólo se puede llegar a realizar de forma colectiva a través de la práctica intersubjetiva. La posición jurídica del individuo se conforma así a través de una red de relaciones igualitarias basadas en el reconocimiento recíproco. Le exige a cada uno que adopte la perspectiva de la primera persona del plural -nosotros- antes que la perspectiva de un observador externo que sólo pretende alcanzar su propio éxito individual”. 

En definitiva: el PC pasa por la construcción de una comunidad, de un “nosotros” y no por la mera organización racional de una suma de individuos iguales pero aislados los unos de los otros, y que consideran “lo de todos” como un algo ajeno a sí mismos, un algo con lo que se relacionan de forma comparable a lo que sucede en las transacciones mercantiles, un algo, incluso, susceptible de ser apropiado individualmente en beneficio propio. 

Mi argumento es que tenemos que construir en España un nuevo “nosotros” que deje atrás los diferentes “nosotros” actualmente nos separan. Sus piezas no pueden incluir las tradiciones antidemocráticas, la violencia ejercida contra los inocentes, el autoritarismo en todas sus variantes o el sexismo, sino otras tales como la solidaridad entre clases y territorios, una suerte de plurilingüismo en todo el territorio que le permita acceder a todos los ciudadanos desde niños al menos a dos de las tres culturas lingüísticas de la “periferia”, una visión preservadora de los recursos naturales, culturales y artísticos que se han ido acumulando a lo largo de los siglos, etc. 

No tenemos que empezar desde cero pues la Constitución de 1978 es una referencia democrática fundamental en la historia de este país de países pero debemos completar la reforma del Título VIII con el diseño colectivo de un relato común de país, y que parta de las experiencias democráticas compartidas a lo largo de la historia, de la tradición regeneracionista y republicana que colocó a España a la cabeza de la cultura de la paz, de la democracia, de la ciencia y de las artes europeas, de la experiencia de tolerancia religiosa en la Edad Media hispana en medio de una Europa vandalizada, o también del acerbo civilizatorio acumulado por la cultura mediterránea que sugiere un espacio de diversidad cultural y encuentro único en el mundo etc, En ningún caso se trata aquí de combinar o encajar de otra forma “naciones” y “nacionalidades” ya existentes y consideradas acabadas históricamente, como sostienen tanto los nacionalistas al norte y al sur del Ebro, como los que apuestan por una especie de confederación. 

Por el contrario, se trata de construir política y culturalmente algo nuevo que sea algo más que una mera suma de lo que ya existe por separado. Los gobiernos de la España constitucional de 1978 no abordaron esta tarea, bien porque pensaban que la globalización la hacía obsoleta, bien porque no había posibilidad de consenso que fuera más allá de un “borrón y cuenta nueva” impuesto por el hecho, de que muchos le atribuían aún el régimen de Franco una elevada dosis legitimidad. 

Hoy esos son ya muy pocos, lo cual abre una oportunidad histórica para la construcción de un nuevo relato de país de países consensuable basado en experiencias de democracia, de libertad y de justicia comunes. 

El enfrentamiento identitario al que el procés ha colocado a toda la sociedad puede ser una oportunidad pues ha hecho evidente, en toda su crudeza, la naturaleza insostenible que lo que se ha venido fraguando desde 1978 en términos identitarios en España. El trauma producido puede llevar a muchos a dar el primer paso para romper con las lealtades identitarias que han venido funcionando hasta ahora con el fin de crear espacios para un nuevo espacio que mire al futuro y al mundo del siglo XXI. 

En realidad, se trata de una tarea que no sólo tienen que abordar los ciudadanos españoles sino los del conjunto de la Unión Europea pues, si se quiere seguir apostando por la UE hay que construir un relato europeo común basado en la parte humanista, democrática y tolerante de sus tradiciones, así como en el rechazo activo de todas aquellas que apunten en el sentido contrario: solo así se podrá evitar una reedición de las experiencias de entreguerras."

[Publicado originalmente en:  Tey, M. et al (coords): La democracia constitucional en el siglo XXI. Ed. Almuzara, Córdoba 2019]
 
Armando Fernández Steinko. Estudió Sociología, Economía e Historia en varias Universidades de Europa y Canadá y ha sido investigador visitante en varios centros de investigación europeos. En la actualidad es profesor titular de Sociología, acreditado para catedrático, en la Universidad Complutense, y participa en distintas líneas de investigación sobre blanqueo de capitales y dinero ilícito.  Pasos a la izquierda, 11/11/19)

19/11/19

“No creemos en absoluto en los derechos individuales”, dice una dirigente de los CDRs



"Núria Martí és la portaveu d’Arran, (...). El sábado salió en el programa más visto de TV3 diciendo esto:

 “Nosotros en lo que no creemos en absoluto es en los derechos individuales. Nosotros creemos que solo son legítimos los derechos colectivos. 
Entonces que una persona no pueda entrar en una facultad o que no pueda llegar a la hora a su puesto de trabajo a nivel individual cuando miles y miles de personas se están jugando su libertad para conseguir derechos fundamentales pero también objetivos a larga duración me parecería como una visión muy egoísta
Además las cosas se consiguen luchando en las calles, es la única forma que tenemos de conseguir nuestros objetivos. Para nosotros nuestro límite no son nunca ni los derechos individuales ni la ley impuesta. Nuestro límite es la razón, porque la tenemos”.

 O sigui que la pijeta d’Arran no creu en els drets individuals. Que son cosas como el derecho a la vida, a la integridad física, a la libre creencia, a la libertad, al honor, a la libre circulación, a la enseñanza… Y como no le gustan, se los quita a los demás. (...)"          (Dolça Catalunya, 18/11/19)

10/6/19

No tiene sentido querer construir una identidad europea. Te sientes europeo o no. Esta identidad europea no debe ser "construida" si construir significa que queremos que exista una identidad europea que no existía previamente. Pero si construir significa "vivir y actuar juntos" como nacionales dentro de una misma Unión, fomentando proyectos comunes, subrayando elementos que hacen de Europa un continente de cultura, entonces tiene un significado

10) ¿Cree que existe una identidad europea? Por el bien de Europa, ¿debería existir una identidad como base de un proyecto futuro?

R: Ésta es una pregunta que se plantea muy a menudo y así fue especialmente durante el referéndum sobre la Constitución Europea. Para algunos, Europa debe definirse por su cultura cristiana; para otros, Europa no es sólo cristiana, hay muchas otras religiones, y hay ateos. Se ha alcanzado un compromiso por el que Europa se define por su tradición humanista.

Todas estas respuestas tienen su pizca de verdad. El problema no radica tanto en la corrección o falsedad de estas respuestas sino en el concepto mismo de identidad, que presupone que nos distinguimos de otros individuos, ya sea que reivindiquemos o no nuestra pertenencia a uno o más grupos o comunidades humanas, a nivel nacional, regional, internacional o incluso de especie, o si consideramos que las otras especies son diferentes del ser humano.

Si en las sociedades arcaicas o tradicionales las identidades del individuo o de grupo son más o menos estables, en cambio en las sociedades modernas se experimentan necesariamente múltiples identidades.

Esto a veces complica el debate y lo oscurece. El hecho de que te identifiques con Andalucía no significa que no seas español, o que seas español no significa que no puedas sentirte europeo en determinadas circunstancias, o que no puedas sentirte parte del mundo cristiano o musulmán. Todo depende del polo con el que te identifiques.

Básicamente esto es lo que Montesquieu expresó de esta manera: "Si supiera algo útil para mi nación que fuera ruinoso para otra, no se lo propondría a mi príncipe, porque soy un hombre antes de ser francés (o bien) porque soy necesariamente un hombre y sólo soy francés por casualidad. Si supiera algo que me fuera útil, y que fuera perjudicial para mi familia, lo expulsaría de mi mente.

Si supiera algo útil para mi familia que no fuera útil para mi país, trataría de olvidarlo. Si supiera algo útil para mi patria y que fuera perjudicial para Europa, o que fuera útil para Europa y perjudicial para el género humano, lo consideraría un crimen" (Mis pensamientos: 10 y 11).

En esta cita aparecen lo que yo llamo los polos en torno a los cuales se estructura la identidad, aquellos en los que las identidades encajan como muñecas rusas. Precisamente en las sociedades arcaicas, donde la identidad se vivía en términos concretos, esto no suponía problema alguno. Uno vivía su diferencia sin hacer de ello un drama.

Hoy, cuando el mundo se está achicando y no podemos vivir con una sola identidad o con una sola diferencia sin hacer el ridículo y mentirnos a nosotros mismos, estamos haciendo de ello un discurso. El discurso "tribal" y "separatista" nunca ha alimentado tanto la política.

Es un terreno propicio para todos los separatismos, para todos los discursos de los orígenes, del territorio, del « Blut und Boden », [ Blut und Boden: expresión alemana que significa “sangre y tierra”, se refiere a una ideología que se centra en el origen étnico, basado en dos factores: la ascendencia (sangre de un pueblo) y la tierra, a veces sólo de orígenes míticos e inventados].

El error que cometemos a menudo es querer esencializar la identidad, congelarla, sustancializarla. Al igual que los polos de identificación, los procesos de identificación son numerosos en una sociedad moderna y casi por completo abierta a los cambios y a todo tipo de intereses; además, estos procesos duran toda la vida.

En este sentido, no tiene sentido querer construir una identidad europea. Te sientes europeo o no. Esta identidad europea no debe ser "construida" si construir significa que queremos que exista una identidad europea que no existía previamente. Pero si construir significa "vivir y actuar juntos" como nacionales dentro de una misma Unión, fomentando proyectos comunes, subrayando elementos que hacen de Europa un continente de cultura, entonces tiene un significado, incluso un significado saludable. Desde este punto de vista, los programas de intercambio interuniversitario o los programas de formación en general a escala europea en determinados ámbitos son muy bienvenidos.

Lo que me parece muy interesante en Europa es que incluso los partidos euroescépticos utilizan las mismas estrategias de "aunar" a nivel europeo, para defender sus ideas y sus programas. Con la excepción de una muy pequeña minoría de discursos políticos, también esto es una forma --distinta a la que preconiza la UE-- de hacer Europa, que es un viejo proyecto que data de finales del Imperio Romano.

Europa es un proyecto que puede adoptar muchas formas, pero está ahí para perdurar en la medida en que ningún Estado ya puede ir por su cuenta, incluso en interés propio. Los euroescépticos necesitan a Europa o su plataforma, aunque les repatee.

Ningún continente ha dejado más huella en el mundo que Europa. Más allá de las críticas al colonialismo y a la dominación de los pueblos de otros continentes (críticas que se hacen en abundancia y con razón), en mi opinión no se piensa mucho en lo que esto significa para el continente en su conjunto.

Me sorprende que sólo unos pocos se hayan preguntado por qué un pequeño continente como Europa se haya impuesto al mundo. Es una cuestión para reflexionar este aspecto de la historia mundial, y que se está reduciendo demasiado deprisa a una superioridad técnico-militar, algo que China ya poseía en cierto momento.

Me gustaría que los académicos e investigadores de todas las categorías de las humanidades y las ciencias sociales reflexionaran sobre esta "racionalidad" que pudo imponerse sobre todas las demás. ¿Fue un puro accidente o hay algo inscrito en esta racionalidad europea que hace -para bien y/o para mal- que haya prevalecido en el mundo? (...)" (Entrevista a Lukas K. Sosoe, Entrevista y traducción de: JM Lacruz)

8/11/18

Trump planea abolir el derecho a la nacionalidad por nacer en Estados Unidos... o sea, cambiar el 'derecho de suelo' por el 'derecho de sangre'... el mismo que el PNV quiere incluir en el nuevo Estaturo vasco... el mismo fascismo, aquí y allá...

"La Constitución estadounidense reconoce desde hace 150 años el derecho a la ciudadanía por el hecho de nacer en suelo estadounidense. Negar ese derecho a los hijos de padres que no residen legalmente en el país es una idea que Trump ya había formulado con anterioridad en su carrera política. 

Pero, debido a que chocaría con el enunciado de la 14ª enmienda, sería difícil llevar a cabo la medida unilateralmente, e intentarlo desencadenaría, cuando menos, un intenso debate constitucional.
“Somos el único país del mundo donde una persona viene y tiene un bebé, y ese bebé es esencialmente ciudadano de los Estados Unidos durante 85 años, con todos los beneficios. Es ridículo. Es ridículo. Y tiene que acabar”, ha dicho el presidente, según extractos adelantados de la entrevista. 

El anuncio de Trump ha llegado acompañado de la ración habitual de tergiversación de la realidad: no es cierto que sea "el único país". Lo cierto es que más de 30 países reconocen el ius soli, según un informe del Centro para Estudios de Inmigración, un organismo, a menudo citado por el entorno de Trump, que defiende el control de las fronteras. Entre los países que reconocen ese derecho están Canadá y México. Ninguno de los países de la UE, en cambio, contempla ese derecho de manera automática.  (...)"               (El País, Pedro Guimón, 30/10/18)


"Los nacionalistas vascos diferencian en el nuevo Estatuto entre ciudadanos y nacionalizados.

 El nuevo estatuto vasco ya tiene preámbulo y un título preliminar. De momento no es más que una propuesta, pero si el pasado miércoles el PNV y EH Bildu impusieron al resto su concepto del derecho a decidir, con un voto particular de Elkarrekin Podemos, que no se sumó al acuerdo, este miércoles han dado un paso más al diferenciar entre los ciudadanos vascos que vivan en Euskadi, y los que tengan la nacionalidad.

 Podemos, el PSE y el PP lo consideran una postura "maximalista" que aleja un eventual acuerdo en el seno de la Ponencia de Autogobierno, y acusan a los nacionalistas de buscar un texto en el que se prima la identidad sobre los derechos. El PNV y EH Bildu han vuelto a unir sus fuerzas, (46 de los 75 escaños del Parlamento vasco) para sacar adelante esos dos documentos base (...)

Según el título preliminar, el proceso de nacionalizaciones se pondría en marcha una vez constituida la nación vasca, pero ni el PNV ni EH Bildu concretan si quienes sean solo ciudadanos mantendrán el DNI español y los nacionalizados vascos otro con su nueva nacionalidad. Dejan las concreciones para un desarrollo legislativo posterior.  Tampoco aclaran en el documento base si unos y otros tendrán derechos y deberes diferentes, aunque sí especifican que quienes no se nacionalicen no perderán sus derechos.

El portavoz de Elkarrekin Podemos, Lander Martínez, ha asegurado tras los cuarenta minutos que ha durado la reunión que "el apartado 2.8 en el que se diferencia ciudadanía y nacionalidad vasca, rescatando casi literalmente el texto de Ibarretxe de 2004, es la más clara constatación de la deriva excluyente que está tomando la entente entre PNV y EH Bildu, y su nula voluntad de sumar a ninguna fuerza política que no sea nacionalista".  (...)

 Los socialistas también critican que el documento establece categorías ciudadanas inaceptables, porque aunque pretende reconocer igualdad de derechos civiles y políticos para quienes tienen “vecindad administrativa” en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, "prevé una distinción expresa por razón de nacionalidad vasca. La pluralidad no se puede garantizar sobre una línea de reconocimiento, sino en el desarrollo legal de los derechos", asegura el PSE.  (...)"                   (El País, Pedro Gorospe, 31/05/18)

7/6/18

Los nacionalistas vascos diferencian en el nuevo Estatuto entre ciudadanos y nacionalizados. El proceso de nacionalizaciones se pondría en marcha una vez constituida la nación vasca, pero no se sabe quiénes accederán a la nueva ciudadanía vasca, y quiénes se quedarán de vascos de tercera división, con el DNI español

"El estatuto vasco ya tiene preámbulo y un título preliminar. De momento no es más que una propuesta, pero si el pasado miércoles el PNV y EH Bildu impusieron al resto su concepto del derecho a decidir, con un voto particular de Elkarrekin Podemos, que no se sumó al acuerdo, este miércoles han dado un paso más al diferenciar entre los ciudadanos vascos que vivan en Euskadi, y los que tengan la nacionalidad.

 Podemos, el PSE y el PP lo consideran una postura "maximalista" que aleja un eventual acuerdo en el seno de la Ponencia de Autogobierno, y acusan a los nacionalistas de buscar un texto en el que se prima la identidad sobre los derechos. (...)

Según el título preliminar, el proceso de nacionalizaciones se pondría en marcha una vez constituida la nación vasca, pero ni el PNV ni EH Bildu concretan si quienes sean solo ciudadanos mantendrán el DNI español y los nacionalizados vascos otro con su nueva nacionalidad. Dejan las concreciones para un desarrollo legislativo posterior.  

Tampoco aclaran en el documento base si unos y otros tendrán derechos y deberes diferentes, aunque sí especifican que quienes no se nacionalicen no perderán sus derechos.

El portavoz de Elkarrekin Podemos, Lander Martínez, ha asegurado tras los cuarenta minutos que ha durado la reunión que "el apartado 2.8 en el que se diferencia ciudadanía y nacionalidad vasca, rescatando casi literalmente el texto de Ibarretxe de 2004, es la más clara constatación de la deriva excluyente que está tomando la entente entre PNV y EH Bildu, y su nula voluntad de sumar a ninguna fuerza política que no sea nacionalista".

El documento especifica: "El reconocimiento de la ciudadanía vasca y la utilización de la vecindad administrativa como punto de conexión, posibilita el acceso a los servicios públicos a las personas que vivan en el Sujeto Político, con independencia de cual sea su procedencia o nacionalidad", pero a renglón seguido especifica que "habida cuenta del carácter plurinacional del Estado Español y las características del nuevo modelo de relación con el Estado contenido en el Nuevo Estatus Político, se reconocerá la nacionalidad vasca a la ciudadanía vasca en los términos regulados por Ley, aprobado en el Parlamento Vasco.

Se establecerá también que nadie será discriminado por razón de su nacionalidad ni será privado arbitrariamente de ella", explicita el título preliminar.

 Los socialistas también critican que el documento establece categorías ciudadanas inaceptables, porque aunque pretende reconocer igualdad de derechos civiles y políticos para quienes tienen “vecindad administrativa” en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, "prevé una distinción expresa por razón de nacionalidad vasca.

 La pluralidad no se puede garantizar sobre una línea de reconocimiento, sino en el desarrollo legal de los derechos", asegura el PSE.  (...)"          (Pedro Gorospe, El País, 31/05/18)

14/5/18

Primero: repartir pasaportes catalanes". Los unionistas no tienen ningún derecho a votar. Sois colonos- vete a tu pueblo"

"El ex presidente del Centre de Estudis Colombins -vinculado a Òmnium-, Miquel Manubens, en twitter, ha afirmado que "los españoles nacidos o no en Cataluña no tienen ningún derecho a votar nuestra autodeterminación. Así lo establecen las normas de la ONU en la materia. Primero: repartir pasaportes catalanes".

 "En resumen: más vale un forastero integrado que un catalán renegado. Colono es quien se comporta como tal", ha agregado Manubens, que es también editor y publicista, e impulsa la web "Patriotas por la Devolución", que tiene como objetivo "la liberación de nuestra Nación para que vuelva a ser soberana".

 "Hay gente a la que le parece normal que quien quiere seguir siendo ruso vote en un referéndum sobre la independencia de Lituania? A mí no. Pero lo más curioso es que a ellos tampoco y por eso no fueron a votar. Pero si se lo dices, se cabrean. Gente extraña estos rusos", ha añadido posteriormente.

 "Les puede decir de todo: fachas, nazis, etc, es igual, para ellos es un orgullo. Pero si les decís 'colonos' salta toda la tabarniada. El colono no nace, el colono se hace. Sois colonos- vete a tu pueblo", indica.

 El Centre d'Estudis Colombins (CEC) es una asociación dedicada al estudio de los lazos históricos entre Cristóbal Colón y el descubrimiento de América y el mundo catalán, particularmente, en la posible catalanidad de Cristóbal Colón. El Centro nació en 1989 a raíz de un ciclo de conferencias organizado por Òmnium Cultural en Barcelona.

Els espanyols nascuts o no a Catalunya no tenen cap dret a votar la nostra autodeterminació. Així ho estableixen les normes de l'ONU en la matèria.
PRIMER: REPARTIR PASSAPORTS CATALANS.

Hi ha gent a qui li sembla normal que qui vol seguir sent rus voti en un referèndum sobre la independència de Lituania? A mi no.
Però el més curios és que a ells tampoc i per això no van anar a votar.
Però si els ho dius, s'emprenyen. Gent extranya aquests russos.

Els hi podeu dir de tot :fatxes, nazis, etc és igual, per a ells és un orgull.
Però si els hi dieu COLONOS salta tota la tabarniada
EL COLONO NO NACE, EL COLONO SE HACE
SOIS COLONOS - VETE A TU PUEBLO