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27/2/24

La visita de un grupo de eurodiputados para analizar la inmersión lingüística escolar obligatoria y la posible vulneración de derechos fundamentales ha levantado una reacción de urticaria en el nacionalismo... El problema con la inmersión es que todo es mentira. La escuela catalana no es ningún de modelo éxito, sino de fracaso palmario, los datos son irrefutables, aunque evidentemente no solo por culpa del monolingüismo... La defensa y promoción del catalán no pasa por la exclusión del castellano como lengua vehicular... la salud del catalán es buena, y no necesita del monolingüismo forzado. La finalidad de la inmersión es solo política: extranjerizar al castellano... Es contradictorio reclamar el plurilingüismo en España y no aceptar el bilingüismo en Catalunya

 "La visita de un grupo de eurodiputados para analizar la inmersión lingüística escolar obligatoria y la posible vulneración de derechos fundamentales ha levantado una reacción de urticaria en el nacionalismo. Para esquivar el fondo del problema, la imposición de una escuela “solo en catalán”, con exclusión del castellano como lengua vehicular, los argumentos se centran en la adscripción política de los visitantes, que mayoritariamente son de derechas, y en la repetición de una serie de consignas.

 El artículo de las consejeras Simó y Serret es un ejemplo de ese discurso, según el cual, el cuestionamiento del monolingüismo es una ofensiva nada menos que “contra Catalunya”. Seguidamente se enumeran los mantras de siempre, “modelo de éxito”, “consenso social, político y pedagógico”, “garantía de cohesión”, etc. El problema con la inmersión es que todo es mentira. La escuela catalana no es ningún de modelo éxito, sino de fracaso palmario, los datos son irrefutables, aunque evidentemente no solo por culpa del monolingüismo. 

La inmersión es una aberración pedagógica y un contra sentido en una sociedad que quiere ser bilingüe. La defensa y promoción del catalán no pasa por la exclusión del castellano como lengua vehicular. La cerrazón de los nacionalistas al impedir un mínimo del 25%, tal como estableció el TSJC, lo que revela es una profunda hispanofobia. Es evidente que se están vulnerando derechos lingüísticos. Qué no diríamos con razón si fuera al revés. No se trata en ningún caso de separar a los alumnos por lengua materna, sino de que ambos idiomas se utilicen con normalidad. La exclusividad del catalán no le favorece, pues se convierte en una lengua antipática, de imposición.

 Afortunadamente, la salud del catalán es buena, y no necesita del monolingüismo forzado. La finalidad de la inmersión es solo política: extranjerizar al castellano, cuando es la otra lengua de los catalanes, al igual que el catalán es tan español como el castellano. Es contradictorio reclamar el plurilingüismo en España y no aceptar el bilingüismo en Catalunya, que también pasa por la escuela."                    (Joaquim Coll , El Periódico,  24/12/23)              

5/2/24

Según el informe PISA, el País Vasco es, junto a Navarra y Cataluña, la comunidad autónoma que más ha retrocedido en los últimos diez años tanto en Matemáticas como en Ciencias y en Lectura... Somos la comunidad que peores resultados llevamos obteniendo desde 2012, y ello a pesar de que somos de las regiones más ricas y la que más invierte en educación... por un lado, el euskera no avanza en su uso... por otro, hay razones diversas pero una de las cuestiones que lastra la educación de los jóvenes es que tengan que estudiar en una lengua que no es su lengua ni materna, ni familiar ni habitual, en lugar de hacerlo en la que habitualmente desarrollan su vida y el resto de sus actividades (Gorka Maneiro)

 "(...) El Informe PISA, por su parte, que analiza la capacidad de los jóvenes de 15 años para resolver problemas complejos, disponer de pensamiento crítico y comunicarse correctamente, acaba de arrojarnos unos guarismos lamentables: los alumnos españoles caen en todas las áreas y logran los peores resultados de la historia en Ciencias y en Matemáticas.

En nuestro particular mapa de los horrores autonómico, el País Vasco es, junto a Navarra y Cataluña, la comunidad autónoma que más ha retrocedido en los últimos diez años tanto en Matemáticas como en Ciencias y en Lectura. Somos la comunidad que peores resultados llevamos obteniendo desde 2012, y ello a pesar de que somos de las regiones más ricas y la que más invierte en educación, cosa que por cierto podemos hacer, entre otras cosas, porque somos tan progresistas y solidarios que nos aprovechamos de la sobrefinanciación que nos otorgan nuestros sacrosantos derechos históricos. 

El Informe PISA coincide con otras evaluaciones internacionales y autonómicas. Pueden ver los datos y deprimirse un rato entre turrón y turrón. Pero no es cuestión de ponerse dramáticos en Navidad: al menos sabemos euskera, aunque no lo usemos.

 Hay razones diversas pero una de las cuestiones que lastra la educación de los jóvenes es que tengan que estudiar en una lengua que no es su lengua ni materna, ni familiar ni habitual, en lugar de hacerlo en la que habitualmente desarrollan su vida y el resto de sus actividades. 

El nacionalismo vasco, con la aquiescencia de la mayor parte de la sociedad y los partidos políticos, ha convertido a nuestros jóvenes en instrumentos para el impulso y el fomento del euskera, como si las personas fueran para las lenguas y no las lenguas para las personas. Una cosa es que quienes manejen habitualmente el euskera y sea esta su lengua materna estudien en euskera, otra cosa es que lo tenga que hacer la totalidad de la población, perjudicándose a sí misma y lastrando de ese modo su presente y su futuro.

 Las autoridades obvian que los derechos son de las personas, no de las lenguas. Y los resultados terminan siendo los que son: por un lado, el euskera no avanza en su uso porque en el mundo globalizado de hoy no puede avanzar más por mucho que se insista; por otro lado, y esto es lo dramático, el aprendizaje en una lengua que no dominan perjudica la formación de nuestros jóvenes."                (Gorka Maneiro, Vox Populi, 26/12/23)

21/3/23

La izquierda catalana ante la cuestión lingüística... Al PSC le aterra verse expulsado del consenso lingüístico, ahora propiedad de los nacionalistas, y que se cuestione su condición de partido catalanista. Ello a pesar de que tanto sectores importantes de sus bases sociales como de sus intelectuales se muestren muy críticos con las políticas lingüísticas en vigor... Mientras tanto, queda pendiente la tarea de elaborar un modelo lingüístico alternativo al vigente que respete los derechos lingüísticos de los hablantes de las dos lenguas oficiales y que se adecue a la realidad sociolingüística de los centros docentes

 "Del Foro Babel a Federalistes d’Esquerres

La Jornada se celebró el pasado sábado 11 de marzo en Hospitalet de Llobregat. Se trata del segundo municipio por población de Catalunya que forma un continuum urbano con Barcelona y que está habitado por trabajadores de origen meridional de lengua castellana. La ciudad está gobernada por Núria Marín, una de las estrellas del firmamento socialista catalán, y presidenta, en coalición con Junts per Catalunya, de la poderosa Diputació de Barcelona.

El plato fuerte de Jornada fue la presentación del manifiesto Llamamiento federal por la entente lingüística, cuya presentación debía ir a cargo de Lluís Rabell que, en el último momento, excusó su presencia. Rabell es miembro de la Comisión de Lenguas de Federalistes d’Esquerres, expresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona, cabeza de lista y exdiputado de los Comunes y reciente fichaje de la candidatura del PSC Ayuntamiento de Barcelona, encabezada por Jaume Collboni.

El contenido del manifiesto federalista guarda notables semejanzas con los dos manifiestos del Foro Babel de los cuales se cumplen poco más de 25 años. En ambos se realiza una crítica de la política lingüística vigente en Catalunya, especialmente en el ámbito de la enseñanza pública, basada en el concepto de “lengua propia” e implementada con el modelo de inmersión lingüística obligatoria. Es decir, todas las asignaturas se imparten en catalán, salvo la dedicada a la enseñanza de la lengua castellana de dos horas semanales en primaria y tres en secundaria. Ello, independientemente el idioma materno del alumnado que, en casos como Hospitalet, es abrumadoramente el castellano. Una práctica contraria a los principios de la UNESCO y al sentido común pedagógico que insiste en la conveniencia de iniciar el aprendizaje de la lectura y escritura en la lengua materna o vehicular del alumno y posteriormente introducir la enseñanza de un segundo o tercer idioma.

Los contextos políticos y sociales de Babel y del actual manifiesto federalista son desde luego distintos. El Foro Babel surgió, desde la intelectualidad progresista del país, tras cinco años de la aplicación de los decretos de inmersión (1992) y en el contexto del debate parlamentario de la Ley de Política Lingüística. Una norma que venía legalizar los decretos de inmersión y a implantar un modelo monolingüe en catalán en todos los ámbitos de las relaciones de la administración autonómica con la ciudadanía; incluida la educación obligatoria, el tema más sensible del debate.

 Federalistes d’Esquerres se fundó hace una década y como reacción de sectores de la intelectualidad progresista ante el ascenso del movimiento independentista catalán y para combatir en el terreno ideológico, donde Antonio Gramsci decía que se gestan las hegemonías políticas, y proporcionar alternativas al secesionismo. En ambos casos, se trata de movimientos reactivos de la intelectualidad progresista catalana, que se siente desamparada por sus partidos de referencia. En un caso frente a la legislación monolingüe y contra el procés soberanista en el otro.

Foro Babel fue un fracaso político que no consiguió ni que PSC, ni ICV modificasen su posición en esta delicada materia, lo cual constituía uno de sus objetivos estratégicos. Quim Nadal, entonces alcalde socialista de Girona, y Rafael Ribó, entonces líder de los ecosocialistas, ambos ahora en las filas del independentismo, impusieron su criterio. Este fracaso político, al comprobar que con la izquierda catalana no había nada que hacer en este terreno, fue de los factores que condujo a la fundación de Ciudadanos (Cs), como ejemplifica la trayectoria de Francesc de Carreras, uno de los principales impulsores de Babel y fundador de Cs.

Por el contrario, FdE, surgido de ámbitos semejantes, ha tenido un mayor éxito político. En esta década se ha consolidado como uno de los principales foros de “rearme” ideológico de la izquierda catalana federalista y contraria a la secesión de Catalunya. El parlamento de Victòria Camps, impulsora de Babel y miembro de FdE, en la clausura del acto marcó un tenue hilo de continuidad entre ambos colectivos.

Dos manifiestos

Una comparación entre los contenidos del Primer Manifiesto de Foro Babel, Documento sobre el uso de la lenguas oficiales de Catalunya (abril 1997) y el reciente manifiesto federalista puede resultar útil cara a reseguir la evolución de la intelectualidad progresista catalana respecto a la cuestión lingüística.

Foro Babel defendía el “bilingüismo” real en las comunicaciones de la Generalitat con la ciudadanía, en correspondencia con la composición sociolingüística del país. El bilingüismo constituía un principio clave que se extendía a la enseñanza. Por tanto, ambos idiomas oficiales habían de ser las “lenguas vehiculares en todos los ciclos de la enseñanza obligatoria”, en una proporción similar que podría variar según el “entorno lingüístico y cultural” de cada centro. Se excluía expresamente la separación de los alumnos en función de su lengua materna o vehicular.

El manifiesto federalista no utiliza el concepto de bilingüismo, término que ni siquiera se menciona. Se propugna una suerte de inmersión atemperada según el cual “la proporción de las materias impartidas en los distintos idiomas siga criterios pedagógicos, adaptándose a las necesidades del alumnado y al entorno sociolingüístico de cada centro. Tampoco parece discutible que, pese a la centralidad vehicular del catalán, el castellano no puede convertirse en algo marginal, ajeno a la adquisición viva de conocimientos”.

 El manifiesto federalista sobre la concordia lingüística se difunde tras el fracaso del procés soberanista y cuando se ha producido en el movimiento independentista una especie de agresivo repliegue identitario en torno a la lengua. Del énfasis por el ejercicio al derecho a la autodeterminación y a la independencia, se ha pasado a las campañas en favor del catalán, considerado un idioma amenazado de muerte sin una acción radical de las administraciones públicas, pero también sin el compromiso personal de sus hablantes.

En el cuarto de siglo entre ambos manifiestos se aprecian notables diferencias respecto a la percepción de la vitalidad del catalán. El manifiesto de Babel partía de la percepción que, después de más dos décadas de democracia y autogobierno, el futuro de la lengua catalana no corría peligro y había entrado en una “situación de plena normalidad después de un periodo de grave excepcionalidad”. No obstante, se propugnaban medidas de “discriminación positiva” en el terreno cultural derivadas de su condición de lengua minoritaria y largamente perseguida por las dictaduras de los generales Miguel Primo de Rivera y Francisco Franco.

El manifestó federalista comparte el criterio de “protección especial” del catalán y señala fenómenos nuevos como que “el catalán se ha convertido en antipático para un número creciente de alumnos. La lengua de Pompeu Fabra reina en las aulas… y el castellano es la lengua franca del patio y del grupo de amigos”. Asimismo, se indica que el impulso al conocimiento del catalán como un factor del “ascensor social” para los trabajadores castellanohablantes “ha dejado de funcionar”. Además, se muestra la preocupación por el aumento de la “segregación escolar”, no solo entre los alumnos de las lenguas oficiales, sino por la creciente presencia en las escuelas de niños y jóvenes procedentes de las “oleadas migratorias de la globalización” de otros ámbitos lingüísticos. También, se advierte del peligro que en el país se formen “comunidades etnolingüísticas separadas”. Un proceso favorecido por el procés, que ha llegado a calificar de “colonos” a los trabajadores españoles que emigraron a Catalunya a mediados del siglo pasado.

Batallas en los tribunales

Otro aspecto que separa a ambos manifiestos radica en la prolongada guerra judicial, a raíz de la sentencia del Tribunal Constitucional del 2010 sobre l’Estatut d’Autonomia del 2006 que cuestiona el carácter monolingüe de la legislación lingüística autonómica que vacía de contenido la cooficialidad de la lengua castellana en Catalunya.

Estas batallas en los tribunales llegaron a su punto de inflexión, tras años de sentencias, recursos, incumplimientos y estrategias dilatorias de la Generalitat con la ratificación por parte del Tribunal Supremo de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña según la cual todos los centros docentes estaban obligados a impartir como mínimo el 25% de las clases en castellano que, en la práctica, sería una asignatura en este idioma, a partir del curso escolar 2022-2023.

Justamente, para orillar este escollo, PSC, Comunes, ERC y Junts a regañadientes aprobaron por la vía de la máxima urgencia y a contrarreloj la reforma de la Ley de Política Lingüística, la misma que había sido criticada por Babel, para evitar el cumplimiento de esta sentencia que abría una fisura en la práctica de la inmersión. Así se distinguía entre lengua vehicular (catalán) y lengua curricular (castellano) sin precisar qué significa en la práctica esta diferenciación y se prohibía establecer porcentajes en el uso de las lenguas. Esto condujo a que el TSJC suspendiera cautelarmente la ejecución de la sentencia del 25% y la elevara al Tribunal Constitucional que aún no se ha pronunciado.

El alineamiento de PSC con los Comunes y los independentistas, ambos firmes defensores de la inmersión, para impedir el cumplimiento de la sentencia del 25% cayó con un jarro de agua fría en los colectivos que como, Asamblea por una Escuela Bilingüe, había impulsado la vía judicial.

Límites políticos

La alcaldesa Núria Marín, en su intervención de bienvenida e inauguración de la Jornada, fijó claramente su posición, la oficial del PSC, sobre las cuestiones a debate. Defendió la inmersión como un “modelo de éxito” y una garantía del “ascensor social”. En un municipio como Hospitalet, con la inmensa mayoría de niños y jóvenes de familias y barrios de lengua castellana, la escuela es el único lugar donde tienen contacto con la lengua catalana. Esto les proporciona una igualdad de oportunidades respecto a los alumnos de otras zonas geográficas y clases sociales. “El castellano ya lo aprenderán en la calle” –aseguró. No obstante, se mostró partidaria de una “inmersión asimétrica” mediante la cual los alumnos de las comarcas mayoritariamente catalanohablantes pudieran tener más horas en castellano.

Las exposiciones de algunos ponentes constituyeron una refutación de las tesis de la alcaldesa y fueron muy críticos con la inmersión. Silvia Carrasco y Ana Losada aportaron numerosos datos sobre el fracaso escolar que cuestionan la tesis de la inmersión como modelo de éxito. El abandono de los estudios obligatorios es de una media del 20%, un porcentaje que se dispara entre el alumnado de renta baja y castellanohablante de los barrios de la periferia del Área Metropolitana de Barcelona.  Joaquim Coll manifestó que la política lingüística de la Generalitat es “nacionalista”, pues busca la creación de una comunidad monolingüe y que abunda en argumentos hispanófobos. En consecuencia, apeló a la izquierda para que se desprenda de esa orientación ideológica y construya un modelo lingüístico federal basado en el bilingüismo y que libere a la lengua catalana de la patrimonialización que hacen de ella los nacionalistas/independentistas. Por su parte, Mireia Esteva, presidenta de FdE, apuntó a la necesidad de transformar las relaciones de competencia, cuando no de hostilidad, entre ambas lenguas por una relación de “fraternidad” entre ellas.

 La intervención de Marín y la ausencia de Rabell puede interpretarse como un indicio de hasta dónde está dispuesto a llegar el PSC en este tema. De hecho, en su último congreso se aprobó una moción para flexibilizar la inmersión en función del entorno sociolingüístico, en sintonía con las declaraciones de Josep Bargalló, entonces conseller de Enseñanza de ERC.

Tareas pendientes

La mera celebración de este debate indica que algo se está moviendo en los medios intelectuales del entorno del PSC. La inmersión lingüística se ha convertido en una posición ideológica fortificada la cual los nacionalistas/independentistas y los Comunes no abandonarán sin presentar batalla en todos los ámbitos de la vida pública. Ello a pesar de las crecientes evidencias que cuestionan que sea un “modelo de éxito”, así como los mantras ideológicos en los cuales se sustenta.

 Al PSC le aterra verse expulsado del consenso lingüístico, ahora propiedad de los nacionalistas, y que se cuestione su condición de partido catalanista. Ello a pesar de que tanto sectores importantes de sus bases sociales como de sus intelectuales se muestren muy críticos con las políticas lingüísticas en vigor. Por todo ello y ante el ciclo electoral en ciernes, no parece que quieran ir más allá de una suerte de atemperación, una flexibilización de la inmersión. A la espera de la resolución del Tribunal Constitucional sobre el tema que podría reabrir el debate y el conflicto político en torno a la lengua.

Mientras tanto, queda pendiente la tarea de elaborar un modelo lingüístico alternativo al vigente que respete los derechos lingüísticos de los hablantes de las dos lenguas oficiales y que se adecue a la realidad sociolingüística de los centros docentes. No es posible que habiendo dos idiomas oficiales y vehiculares en el país, la Generalitat solo emplee uno de ellos para dirigirse a la ciudadanía. Ello sin menoscabar el apoyo a la cultura catalana y la exigencia de su reconocimiento como idioma oficial en las instituciones del Estado español y de la Unión Europa."                     ( Antonio Santamaría , El Viejo Topo, 18/03/23)

27/6/22

La Generalitat de Cataluña pretende desplegar un sistema de vigilancia lingüística en las escuelas para reprimir el uso del castellano en los centros educativos... está instando a las escuelas a "constituir" una especie de comisariados lingüísticos formados por miembros de las direcciones y profesores de las escuelas para controlar en qué lengua dan sus clases los docentes, e incluso cuál utilizan al interactuar con los alumnos... Este sistema de control lingüístico ha empezado a aplicarse ya a modo de prueba en 20 escuelas de Cataluña este año, y la Generalitat pretende que en el próximo curso llegue ya a 1.000 escuelas más... el conseller de Educación Josep Gonzàlez-Cambray dijo que "si hay algún profesor que hace la clase en castellano y la tiene que hacer en catalán, tenemos que tener conocimiento"

 "La Generalitat recluta delatores lingüísticos en los colegios para controlar el uso del castellano. El Govern secesionista prevé tener estos 'comisarios' en un millar de escuelas el próximo curso y generalizar este sistema en 2023/2024, incluso en el patio y las extraescolares.

 La Generalitat de Cataluña pretende desplegar un sistema de vigilancia lingüística en las escuelas para reprimir el uso del castellano en los centros educativos de la autonomía.

La Consejería de Educación del Govern secesionista está instando a las escuelas a "constituir" una especie de comisariados lingüísticos formados por miembros de las direcciones y profesores de las escuelas para controlar en qué lengua dan sus clases los docentes, e incluso cuál utilizan al interactuar con los alumnos.

En 1.000 colegios el próximo curso y generalización en 2023/2024

Según una circular a la que ha tenido acceso el diario El Mundo, los denominados "grupos impulsores sobre los usos lingüísticos en el ámbito educativo" tendrán entre sus cometidos "promover el compromiso y la colaboración de la comunidad educativa en la mejora del uso lingüístico del catalán en todos los contextos escolares", y actuarán coordinados con la inspección educativa de la Generalitat.

Este sistema de control lingüístico ha empezado a aplicarse ya a modo de prueba en 20 escuelas de Cataluña este año, y la Generalitat pretende que en el próximo curso llegue ya a 1.000 escuelas más, generalizándose por completo en el de 2023/2024.

 El énfasis del Govern en imponerlo es tal que realizará incluso sesiones formativas a sus comisarios lingüísticos en las que participará la inspección educativa de la Generalitat.

Entrada de los 'chivatos' en plena clase

El Mundo revela incluso que, desde la Consejería de Educación, la secretaria de Transformación Educativa de la Generalitat, Núria Mora, manifestó el pasado noviembre lo siguiente en una reunión telemática con los responsables de los centros: "Si sabéis que hay profesorado que hace su docencia en castellano, os facilitaremos las herramientas para que podáis entrar en las clases a hacer observaciones". Unas intromisiones que, según Mora, también prevén llevar a cabo en otros "puntos débiles" del uso del catalán, como el recreo o las actividades extraescolares.

Según dicho medio, el conseller de Educación Josep Gonzàlez-Cambray, presente en dicha reunión, añadió que "si hay algún profesor que hace la clase en castellano y la tiene que hacer en catalán, tenemos que tener conocimiento".    (Crónica global, 18/06/22)

23/6/22

La defensa de una parte de la izquierda del sistema de exclusión del castellano en la enseñanza en Cataluña sólo puede explicase como una disonancia cognitiva... Que los alumnos puedan estudiar unas horas en castellano debiera ser una causa inequívocamente de izquierdas... Un informe de la ONU señala que la enseñanza en la lengua de la minoría, combinada con el idioma oficial, “es más rentable a largo plazo, mejora los niveles de alfabetización y la fluidez tanto en el idioma materno como en el oficial o mayoritario"... No ocurre con el castellano, parece... Cataluña es la comunidad donde más alumnos hispanoamericanos no se sienten integrados en la escuela

 "La defensa de una parte de la izquierda del sistema de exclusión del castellano en la enseñanza en Cataluña forma parte del más bello espectáculo del mundo: la disonancia cognitiva. Que los alumnos puedan estudiar unas horas en castellano sería una causa inequívocamente de izquierdas si no se hubieran introducido elementos de confusión basados en falacias y posicionamiento sectario.

En los primeros años de la democracia se reivindicaba la presencia de lenguas cooficiales en la enseñanza porque eran la lengua materna de muchos alumnos. Un informe de la ONU señala que la enseñanza en la lengua de la minoría, combinada con el idioma oficial, “es más rentable a largo plazo, reduce las tasas de abandono escolar y repetición de curso, conlleva unos resultados académicos notablemente mejores, en particular entre las niñas; mejora los niveles de alfabetización y la fluidez tanto en el idioma materno como en el oficial o mayoritario; genera un aumento de la participación y el apoyo de la familia y la comunidad”. No ocurre con el castellano, parece.

  Olivas, Rama y Santana han mostrado que la mayoría de la población catalana se inclina por un modelo mixto con más de una lengua vehicular. No importa.

La exclusión tiene un componente de clase y lo refuerza. Aunque algunos hayan defendido el modelo pensando que potenciaría la integración, no ha cumplido ese objetivo. Se intuía hace tiempo: un estudio de la fundación Jaume Bofill de 2009 revelaba la disparidad de resultados entre los alumnos según la lengua hablada en casa. Calero y Choi han mostrado que el sistema perjudica sobre todo a los varones hispanoparlantes. También han señalado, a partir del Informe PISA 2015, que los hablantes de castellano obtenían peores resultados que los catalanoparlantes. 

Es la comunidad donde más alumnos hispanoamericanos no se sienten integrados en la escuela; la tasa triplica las de Madrid, Aragón o Navarra. Otro elemento de clase es que muchas familias castellanoparlantes no pueden permitirse una enseñanza privada para evitar el sistema, a diferencia de muchos defensores de este modelo.

 La disonancia cognitiva obliga a buscar fórmulas imaginativas: así, es un problema que no existe (algo que exige borrar a las familias que protestan) o que no deben resolver los tribunales (aunque la cuestión central es que no se respeta la legalidad). Quien pide que no se apliquen las normas democráticas acepta que impere la ley del más fuerte."                 

 (Daniel Gascón  , estudió Filología Inglesa y Filología Hispánica. Es editor responsable de Letras Libres España. El País, 16/06/22)

28/3/22

La Generalitat admite escuelas con bajo nivel de castellano

 "El secretario de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila, en declaraciones a RAC1, ha defendido que “es un buen acuerdo por la lengua catalana. Hace que todo el mundo salga beneficiado. No perjudica a nadie. Y favorece a la lengua más débil, el catalán”.

"Hay que aplicar instituto a instituto, escuela a escuela. Los centros en los que haya un conocimiento bajo del castellano se tendrán que plantear qué pasa. Y los centros en los que no se llega a un conocimiento del catalán equiparable al del castellano deberá modificarse lo que no funciona”, ha añadido. (...)"
           (e-notícies, 25/03/22)

17/2/22

Un profesor de la Autònoma se niega a repartir un examen en castellano. Alegó que "me pagan por enseñar y no por traducir", según una estudiante

 "Una estudiante andaluza, Fátima Pareja, ha denunciado que un profesor de la Universidad Autònoma de Barcelona le negó una copia del examen en castellano. Pareja, estudiante de primero de enfermería, relata en un vídeo publicado en Twitter que "éramos entre 80 y 90 personas en el examen".

La denunciante añade que el docente justificó su decisión diciendo que "me pagan por enseñar y no por traducir". "Lo único que propuso e hizo fue ponerle entre paréntesis sinónimos en castellano de las palabras en catalán que no entendía", critica la joven.

 La alumna andaluza deja claro en su vídeo que no ha tenido problemas con el resto de los profesores de la Autónoma porque lo único que se tiene que hacer es "enviar un correo avisando para que ellos tengan preparada una copia el día del examen".

En su explicación Fátima Pareja afirma que "el idioma de las clases de la carrera es del 50% en catalán y el 50% en castellano, si no no me hubiera matriculado. Esto no se cumple, a excepción de dos clases que se imparten en castellano, el resto se dan todas en catalán".                    (e-notícies, 25/11/21)

25/1/22

Desde Alianza de la Izquierda Republicana de España consideramos que la asunción por parte de las Comunidades Autónomas de amplísimas competencias ejecutivas y legislativas, por encima de los niveles de autogobierno de muchos estados federales como Alemania o Austria, ha llevado lamentablemente a la utilización partidista, victimista, supremacista y sectaria que del tema lingüístico están haciendo, desde hace muchos años, las administraciones públicas de algunas comunidades autónomas como Cataluña, y la interesada complicidad con la misma que han exhibido, por razones espurias, todos los sucesivos Gobiernos de España... las administraciones públicas catalanas (y, cada vez más, las de otras comunidades autónomas con más de una lengua oficial; comenzando, desde luego, por la Generalitat de Catalunya, pero también la práctica totalidad de los ayuntamientos catalanes y la gran mayoría de las Universidades y otros entes institucionales de ese territorio, dominados en sus órganos de gobierno por partidos imbuidos de ideología nacionalista), han estado practicando, y practican, desde hace años, una política de manifiesta marginación y muy poco disimulado intento erradicación de la lengua española de la vida pública, que se ha traducido en la mal llamada “inmersión” monolingüe en la escuela pública y concertada, la práctica exclusión (e incluso estigmatización) del Español de los medios de comunicación públicos de la Corporació Catalana de Radiotelevisió (y de los medios de comunicación privados políticamente afines generosísimamente subvencionados por el Govern), y la práctica exclusión de la lengua común española como medio de comunicación con la ciudadanía por parte de las citadas administraciones territoriales e institucionales catalanas (Generalitat, Ayuntamientos, Universidades)

 "Desde Alianza de la Izquierda Republicana de España (AIREs – La Izquierda) consideramos a la lengua catalana, y al resto de las lenguas cooficiales de nuestro país, como un gran patrimonio común de todas las gentes de España y una parte integrante fundamental de la gran cultura española.

 Por ello nos felicitamos de que la lengua catalana pase por el mejor momento de su historia, pues nunca como ahora ha habido tantas personas que la entiendan, la hablen, la escriban y la utilicen como vehículo habitual de comunicación y de creación cultural, y tanto en su vida privada como en todas las esferas de la vida pública.

 Situación de florecimiento que ha sido posible gracias al espíritu integrador, abierto y pluralista que en materia lingüística y cultural supieron demostrar las personas que elaboraron y aprobaron la Constitución Española actualmente vigente de 1978.

La Constitución Española de 1978, entre otras cosas, ha permitido el acceso de las diferentes Comunidades Autónomas españolas a su autogobierno, aplicando (en ésa, como en otras muchas cuestiones) una gran parte del espíritu de la que fue Constitución de la II República Española de 1931, que desde AIREs seguimos considerando un referente insustituible para las personas de izquierda en España.

Sin embargo, la asunción por parte de las Comunidades Autónomas de amplísimas competencias ejecutivas y legislativas, por encima de los niveles de autogobierno de muchos estados federales como Alemania o Austria, ha llevado lamentablemente a la utilización partidista, victimista, supremacista y sectaria que del tema lingüístico están haciendo, desde hace muchos años, las administraciones públicas de algunas comunidades autónomas como Cataluña, y la interesada complicidad con la misma que han exhibido, por razones espurias, todos los sucesivos Gobiernos de España.

 Bajo la coartada de lo que algunos entienden por una supuesta “normalización” lingüística, las administraciones públicas catalanas (y, cada vez más, las de otras comunidades autónomas con más de una lengua oficial; comenzando, desde luego, por la Generalitat de Catalunya, pero también la práctica totalidad de los ayuntamientos catalanes y la gran mayoría de las Universidades y otros entes institucionales de ese territorio, dominados en sus órganos de gobierno por partidos imbuidos de ideología nacionalista), han estado practicando, y practican, desde hace años, una política de manifiesta marginación y muy poco disimulado intento erradicación de la lengua española de la vida pública, que se ha traducido en la mal llamada “inmersión” monolingüe en la escuela pública y concertada, la práctica exclusión (e incluso estigmatización) del Español de los medios de comunicación públicos de la Corporació Catalana de Radiotelevisió (y de los medios de comunicación privados políticamente afines, generosísimamente subvencionados por el Govern), y la práctica exclusión de la lengua común española como medio de comunicación con la ciudadanía por parte de las citadas administraciones territoriales e institucionales catalanas (Generalitat, Ayuntamientos, Universidades).

No contentos con esa marginación del Castellano de la vida pública, en los últimos años también han proliferado las iniciativas (públicas, o privadas pero subvencionadas), como las de la llamada Plataforma per la Llengua, o las tituladas como Per un país de tots, l’escola en Català, para tratar de arrinconar o erradicar a la lengua común de la ciudadanía española (lengua que, además, compartimos con centenares de millones de personas de todo el mundo) de los ámbitos privados o semipúblicos en los que aún tiene una cierta presencia social relevante, como las aulas de las Universidades o los patios de las escuelas, con la apertura de webs para denunciar públicamente a profesores que utilicen el castellano en clase, o la difusión de anticonstitucionales encuestas sobre los hábitos lingüísticos del alumnado de la enseñanza no universitaria.

En ese contexto, nos parece una muestra de extraordinario cinismo (e incluso de autojustificación de quien se sabe culpable) el anuncio del Govern de destinar 345.000 euros a un nuevo Pacte Nacional per la Llengua justificado por la “compleja y delicada situación actual” en la que supuestamente se hallaría, según los firmantes del mismo, la lengua catalana, y la subsiguiente “necesidad de revertir” dicha delicada situación, cuando son en realidad los derechos de la población hispanohablante (mayoritaria en Cataluña, y especialmente mayoritaria entre las clases populares y trabajadoras) los que se ven con harta frecuencia ignorados y ninguneados por las administraciones públicas catalanas. 

Y nos parece especialmente descorazonador que dicho despropósito sea respaldado no tan sólo por los partidos del bloque nacionalsecesionista (ERC, JXC y CUP), y sus habituales palmeros de Catalunya en Comú – Podem, sino también por el siempre decepcionante PSC, que aúna su ya conocido complejo de inferioridad frente al nacionalismo –marca de nacimiento del partido– con las actuales hipotecas del Gobierno Sánchez hacia el nacionalsecesionismo.

Desde Alianza de la Izquierda Republicana de España (AIREs – La Izquierda) insistimos en la necesidad de reconocer y amparar el bilingüismo real de la sociedad catalana en todos los ámbitos públicos y privados, especialmente en la Enseñanza y en la relación de la ciudadanía con las administraciones públicas, y de superar el resbaladizo concepto de “lengua propia” que el Estatuto de Autonomía de Cataluña reserva al Catalán, y que de facto relega al Castellano (lengua materna de más de la mitad de la población catalana) a la condición espuria de “lengua impropia”, “lengua impuesta” o “lengua foránea”, en la que se escuda el nacionalismo gobernante para ignorar o menospreciar los derechos lingüísticos de una gran parte de la población catalana.

Con ese motivo, desde AIREs reclamamos la recuperación por parte del Estado de competencias fundamentales en materia de Educación (totalmente transferidas a la Generalitat de Catalunya desde los pactos del Majestic entre Jordi Pujol y José María Aznar, en 1996), y damos pleno apoyo a la iniciativa de la plataforma Escuela de Todos, en solicitud del cumplimiento de la sentencia del TSJ de Cataluña y posterior resolución de Tribunal Supremo, estableciendo la obligatoriedad de que sea impartido al menos un 25% de clases en Castellano, con inclusión de al menos una asignatura troncal, en todas las escuelas públicas y concertadas de Cataluña.

Barcelona, enero de 2022.

Grupo Promotor de Alianza de la Izquierda Republicana de España (AIREs – La Izquierda)"    (AIRES- La Izquierda)

20/1/22

Frankfurter Allgemeine: El lenguaje de los estúpidos... Se trata de un caso singular en Europa: los separatistas catalanes han impuesto la hegemonía de su lengua y han expulsado el español de los planes de estudio.

 "Se trata de un caso singular en Europa: los separatistas catalanes han impuesto la hegemonía de su lengua y han expulsado el español de los programas escolares.

Al concluir el proceso judicial en Madrid contra los presuntos responsables del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, el conflicto social entre los dos grupos de catalanes -los que quieren un Estado catalán independiente y los que se sienten españoles y catalanes al mismo tiempo- está más vivo que nunca. Es que ya no es noticia, sino que sigue siendo noticia.

 Y es endiabladamente difícil de entender en sus líneas argumentales, porque cada detalle de la gran narrativa de las aspiraciones independentistas catalanas está cargado ideológicamente. Esto también se aplica a la lengua en la que se enseña a los jóvenes catalanes. Sin embargo, como la escuela y la universidad no son el centro de atención, la guerra de represión y desgaste contra el español se ha desarrollado en gran medida en silencio. (...)"                     (Paul Ingendaay Frankfurter Allgemeine, 13/06/19)

19/1/22

Dejemos la lengua en paz... Ha sido el empecinamiento ideológico de la Generalitat –no reconocer también el carácter vehicular del castellano que, de facto, ya se practicaba en las aulas– el factor que ha provocado una cadena de resoluciones judiciales que culminaron con el auto del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya que establecía la cuota del 25% de las horas lectivas en castellano... Cada escuela, en función del contexto sociolingüístico, debería poder determinar el nivel de vehicularidad de cada lengua para alcanzar el objetivo del trilingüismo

 "El círculo vicioso del ‘posprocés’ sigue activo. Ahora la dialéctica acción-reacción entre los dos nacionalismos en escena –el catalán y el español– ha tomado como rehén la lengua.  

La subasta identitaria se adentra así en un terreno sensible que amenaza la convivencia. Lo advertí en mi artículo ‘La lengua de los otros’ (11 de noviembre de 2021): el bilingüismo no es un déficit de la sociedad catalana, sino un superávit. Aprendemos desde pequeños que el nombre de las cosas no se confunde con las cosas –una ‘taula’ es una ‘mesa’– y, a la vez que aprendemos a leer y a escribir, aprendemos también a tener una visión plural de la realidad.

No debemos caer en la tentación –constataba– de ligar el futuro del catalán a la suerte de una determinada apuesta política ni acotar su destino a los límites de un determinado techo institucional. La sociedad catalana es bilingüe, y la política de normalización debe integrar esta realidad. También el Gobierno de España debe respetar el mandato constitucional y promover el catalán como lengua española, a partir de un doble principio: hay lenguas que se ‘aprenden’, como el catalán en Catalunya, y lenguas que se ‘comprenden’: el catalán y su cultura, al igual que las demás lenguas y culturas españolas, en el conjunto de España.

Este es el círculo virtuoso que nos permitiría salir de la actual situación de riesgo, no solo para las lenguas de Catalunya sino para la convivencia. Siempre es mejor un mal pacto que un buen pleito. Si hemos llegado hasta aquí, con los tribunales fijando un porcentaje fijo para el castellano, es porque la política no ha hecho su trabajo. En su día, el Tribunal Constitucional validó la ley de normalización lingüística, con el catalán como “centro de gravedad” del sistema para corregir el desequilibrio histórico que padeció, pero pidió también que el castellano fuera lengua docente, en un grado o en otro. ¿En qué proporción? La que fijase la autoridad académica, es decir, el Departament d’Educació.

 Ha sido el empecinamiento ideológico de la Generalitat –no reconocer también el carácter vehicular del castellano que, de facto, ya se practicaba en las aulas– el factor que ha provocado una cadena de resoluciones judiciales que culminaron con el auto del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya que establecía la cuota del 25% de las horas lectivas en castellano, y su posterior ratificación por el Tribunal Supremo. La inacción de la Generalitat y la sobreactuación de la justicia han acabado por trasladar la patata caliente a una escuela de Canet de Mar.

 La responsabilidad política, sin embargo, es de la Generalitat, en concreto, de su 'conseller' d’Educació. Desde esta perspectiva, como escribía el profesor Albert Branchadell (28 de noviembre de 2021), solo hay tres salidas posibles: obedecer e implantar una cuota que no responde a ningún criterio objetivo, desobedecer y prolongar un conflicto con el Estado que alimenta las posiciones extremas de cada parte o abandonar el inmovilismo que practican las autoridades catalanas y pactar un ‘modus vivendi’ que preserve el catalán como centro de gravedad del sistema y no excluya el castellano como lengua vehicular.

 Albert Branchadell, en un dossier sobre las lenguas de Catalunya que publicó la revista ‘Política&prosa’ (enero de 2019), concretaba aún más una posible tercera vía para salir del actual ‘impasse’: relajar la llamada inmersión lingüística para asegurar el trilingüismo (catalán, castellano e inglés). Cada escuela, en función de su contexto sociolingüístico, debería poder determinar el nivel de vehicularidad de cada lengua para alcanzar el objetico final –este sí, ampliamente compartido– del trilingüismo. Mientras tanto, dejemos la lengua en paz."                          ( Rafael Jorba, El periódico, 13/12/21)

13/1/22

Miguel Poveda: Era buen estudiante, pero era vago. A partir de los 10 años empecé a suspender todo y dejé de prestar atención. Le perdí el respeto. Nos ocurrió a muchos. Pasamos de dar una asignatura en catalán a darlo todo en catalán, menos una clase de castellano. No quiero echarle la culpa a eso, pero dejé de tener interés en las clases... lo mismo le pasaba a los niños gallegos de la aldea en la escuela franquista totalmente en castellano

 "(...) ¿Por qué le costaba ir a la escuela?

Bueno, algunos me llamaban “moñas”, porque era un poco amanerado y jugaba con las niñas. Pero yo también me porté mal. Como dice Alejandro Sanz en una canción, a veces me hacía el malo para que no me dieran palos.

¿Por eso cree que perdió el tiempo en el colegio?

No, lo perdí porque no estaba centrado. Era buen estudiante, pero era vago. A partir de los 10 años empecé a suspender todo y dejé de prestar atención. Le perdí el respeto. Nos ocurrió a muchos. Pasamos de dar una asignatura en catalán a darlo todo en catalán, menos una clase de castellano. No quiero echarle la culpa a eso, pero dejé de tener interés en las clases. Y luego me arrepentí. Es de lo que más me he arrepentido en mi vida.

¿Cuándo empezó a sentir ese arrepentimiento?

Cuando, a los 20 años, gano el festival de cante de La Unión y me llama Bigas Luna para hacer una película, La teta y la luna. Estaba recién llegado de la mili. Recuerdo una cena con Bigas y otras personas y pensé, Dios mío, no sé ni de lo que están hablando. Me sentí tan ridículo, tan cateto, que dije, esto no me va a volver a pasar, tengo que leer, tengo que ver cómo habla la gente, tengo que cultivarme. A partir de ahí abrí los ojos al mundo y fui una máquina de aprender, de fijarme en todo, de meterme en todos los berenjenales. Pasé de vivir de Badalona, en mi micromundo de emigrantes, a Barcelona y ahí empecé a cambiar y cambiar mi vida. (...)

 En ‘Diverso’ hay una canción en catalán. ¿Le ha perdido el rechazo que le cogió en la escuela?

Me he enamorado del catalán cuando me he sentido libre. No es que lo rechazara. Lo hablaba y lo entendía, pero las cosas que se hacen por imposición tienen mucha menos carga de amor. Cuando llegas a ellas desde tu libertad y tu curiosidad, surge el flechazo.(...) "            (Entrevista a Miguel Poveda, Luz Sánchez-Mellado, El País, 09/01/22)

La realidad de la inmersión lingüística es que les viene de perillas a los nacionalistas para generar división social... Al nacionalismo español le molesta cualquier otro idioma que no sea el español y el nacionalismo catalán, hace exactamente lo mismo: nos quiere a todos homogéneos, pero en un territorio más pequeñito... el movimiento independentista ha hecho aflorar y acentuado posibles brechas emocionales en cuanto al sentido de pertinencia se refiere, lo que dificulta aún más la cohesión social... A lo que menos se parece esta situación es al deseo sincero de que la escuela sea un lugar de crecimiento de nuestros jóvenes y que sirva para disminuir las desigualdades sociales... Paralelamente a esta disfunción, reconocidos dirigentes políticos catalanes lleven a sus hijos a escuelas bilingües o trilingües, de pago. Todo parece indicar que la dicha inmersión lingüística no es más que una excusa para los “hijos de inmigrantes”, pero no para sus propios hijos... Proteger la lengua no significa utilizarla como medio de dominación de unos sobre otros ni para clasificar por niveles de calidad a los ciudadanos catalanes, ni para acosar a los que expresan una opinión diferente a la oficial

 "Como catalanohablante que soy, me congratulo de pertenecer a un país donde mi lengua, a pesar de ser minoritaria y de tener que coexistir con uno de los idiomas más hablados del mundo, se ha podido conservar, junto con otras lenguas, también habladas en España. 

Esto es gracias a que, a diferencia de la mayoría de los países de nuestro entorno, nuestras lenguas están protegidas en la Constitución; los gobiernos autonómicos han tenido competencias y voluntad para desarrollar políticas para protegerlas con total libertad y los ciudadanos han hecho el esfuerzo de aprenderlas y de hablarlas.

Cuando vivíamos bajo la dictadura franquista, revindicábamos la “normalización” de las lenguas hispanas, ya que a estas se les ponían todo tipo de trabas para desarrollarse. Por normalización entendíamos que pudiéramos hablarla con libertad en cualquiera de los ámbitos de la vida cotidiana, que se pudiera promover la cultura en esa lengua y que todos los ciudadanos de una comunidad tuvieran garantizado su aprendizaje en la escuela

 También que existieran instituciones que pudieran protegerlas en su evolución, modernizándolas y adecuándolas a la evolución de la propia sociedad. Todo eso, en Cataluña se da con creces desde hace más de cuarenta años. Sin embargo, aunque sea verdad que el catalán se habla en Cataluña y su uso está actualmente normalizado, ha convivido con el castellano desde hace siglos y la mayor parte de los ciudadanos son bilingües. Cosa que nos abre multitud de puertas para nuestro desarrollo personal y colectivo.

Actualmente, nuestras lenguas reciben múltiples influencias, debido al desarrollo del turismo, el intercambio cultural y la inmigración, lo mismo que las reciben otras lenguas en el mundo. Esto es así porque las lenguas sirven para comunicarse y se mueven con la gente que las habla y a veces, evolucionan desarrollando nuevas lenguas o simplemente desaparecen del ámbito público (por ejemplo, el latín). Solo el aislamiento social y cultural y la tiranización de la sociedad pueden evitar que las lenguas no se influyan entre sí y que no evolucionen al ritmo de los tiempos.

 Cataluña ha estado imbricada social y económicamente con el resto de España durante siglos y, especialmente durante el siglo XX, ha sido polo de atracción de inmigración del resto de España, lo mismo que lo ha sido Madrid. Por eso, durante el proceso de democratización de España, para normalizar el catalán en Cataluña, se tuvo que hacer frente a una realidad social compleja: la evidencia de que los ciudadanos de padres nacidos fuera de Cataluña eran más propensos a sufrir situaciones de adversidad económica y laboral, siendo el idioma uno de los factores que facilitaban esta situación de desventaja social.

 Ante esta situación, a propuesta del PSC, se consensuó la ley de inmersión lingüística, para facilitar que los alumnos que viven en familias y barrios con predominio del idioma castellano tengan las mismas oportunidades de aprender correctamente el catalán que los hijos de familias catalanas. Porque, cuando se grita en la calle que queremos ser “un sol poble” (un solo pueblo), algunos pensamos que queremos igualdad de oportunidades para todos. 

Aunque para otros, signifique que no se reconocen en la diversidad de los ciudadanos de Cataluña y querrían homogeneizarnos, bajo un patrón predefinido. Cosa imposible si no nos aislamos del resto del mundo o nos movemos con una vara de castigo cada vez que alguien se le ocurra salirse de la raya.

 La realidad de la inmersión lingüística es que les viene de perillas a los nacionalistas para generar división social, porque han pervertido el sentido de su propia existencia. El nacionalismo español, centralista, le molesta cualquier otro idioma que no sea el español y al nacionalismo catalán, hace exactamente lo mismo: nos quiere a todos homogéneos, pero en un territorio más pequeñito.

 Hoy en día, el movimiento independentista ha hecho aflorar y acentuado posibles brechas emocionales en cuanto al sentido de pertinencia se refiere, lo que dificulta aún más la cohesión social. Nacionalistas de uno u otro palo se esfuerzan por exagerar la situación y utilizan la lengua para darse de tortazos. Hay quien se atreve a decir que en Cataluña los niños no pueden ir al retrete si no se expresan en catalán y otros dicen que, si los niños hacen una asignatura en castellano además de la de lengua, se persigue al catalán. Unos recurren a los tribunales para que diriman lo que deberían haber dirimido los otros aplicando el sentido común en la política. 

Así, los últimos afirman sin sonrojarse que el catalán está perseguido si los niños deben estudiar un poquito más de castellano que de inglés, dando alas a los fanáticos para acosar a los que no comparten sus ideas. A lo que menos se parece esta situación es al deseo sincero de que la escuela sea un lugar de crecimiento de nuestros jóvenes y que sirva para disminuir las desigualdades sociales.

 Paralelamente a esta disfunción que significa convertir un idioma en un arma arrojadiza, tenemos la flagrante contradicción de que reconocidos dirigentes políticos catalanes que defienden la inmersión lingüística (tal y como se ha hecho hasta ahora) y se niegan a cumplir sentencias, lleven a sus hijos a escuelas bilingües o trilingües, de pago. Todo parece indicar que la dicha inmersión lingüística no es más que una excusa para mantener a la parroquia o les parece la mejor opción para los “hijos de inmigrantes”, pero no para sus propios hijos. Lo siento, pero esto tiene mala prensa para la mitad de los ciudadanos catalanes y, aunque tengan que existir políticas compensatorias, estas no deben confundirse con la imposición para hablar determinada lengua. Si existe algún peligro de que el catalán desaparezca será en la medida que no se pueda aprender y usar sin imposiciones, con una amplia oferta cultural.

Como cualquier política pública en la que se invierten recursos públicos, la política de inmersión lingüística en la escuela no puede seguir siendo un tótem sobre el que no se puede ni hablar. Requiere ser evaluada y, si hace falta, mejorada con consensos, como ya demanda una gran parte de los ciudadanos catalanes. Necesitamos confirmar que lo estamos haciendo bien, porque si no la evaluamos, simplemente, no lo sabemos. Aprovechemos la riqueza idiomática de nuestra realidad y hagamos una escuela “para todos”: una escuela que disminuya, de verdad, las desigualdades sociales y que los ricos, los empresarios y políticos catalanes se la crean y deseen que sus hijos se eduquen en ella.

Evaluar la ley de inmersión lingüística en Cataluña no es más que: analizar, valorar, juzgar y corregir una intervención pública educativa de forma sistemática y científica (de su diseño, puesta en práctica y resultados) para mejorar su calidad, promover la transparencia, la rendición de cuentas, en aras de contribuir a la mejora de la calidad democrática. Porque debemos seguir conservando y protegiendo nuestra lengua, sin menoscabar el derecho que tiene cada uno de los ciudadanos para hablar en el idioma que considere oportuno para relacionarse con los demás, tal y como le ampara nuestra propia ley. Proteger la lengua no significa utilizarla como medio de dominación de unos sobre otros ni para clasificar por niveles de calidad a los ciudadanos catalanes, ni para acosar a los que expresan una opinión diferente a la oficial."              (Mireia Esteva, Crónica Global, 12/01/22)

11/1/22

Xavier Sardá: Breve historia de la inmersión... el responsable de la obligatoriedad de la enseñanza pública y concertada mayoritariamente catalán no es Marta Mata sino Pujol. Pero el ‘expresident’ se alegra más que nadie cuando el PSC dice hoy que Marta Mata fue la inspiradora de la inmersión. No hay mayor triunfo que cuando el rival político hace suyas las tesis del contrario

 "En los años 80, CiU y ERC propusieron la escuela separada: en catalán o castellano según la elección de los padres. Pero Marta Mata, del PSC, uno de los extraordinarios personajes que consiguen cambiar la historia de su sociedad, consiguió que el Parlament legislara la escuela única que ella imaginaba y quería bilingüe

Pero, a partir de ahí, Jordi Pujol encadenó victorias en Catalunya y apoyos clave en Madrid. Su intención fue clara. Joaquim Arenas, el encargado de llevar a cabo la inmersión en la Generalitat, ha declarado que su misión era "descastellanizar" la escuela. Hoy es firmante del 'manifiesto Koiné', donde se dice que la inmigración fue un "instrumento involuntario de colonización lingüística". 

Seguramente hablando en un catalán íntimo, José María Aznar llamó personalmente al entonces Defensor del Pueblo para decirle que no llevara al Tribunal Constitucional la ley de política linguística de 1998. 

Pujol consiguió lo que otros no han logrado. En Quebec, los nacionalistas legislaron ya de entrada que los hijos de quebequeses anglófonos tuvieran, si lo querían, educación en inglés y no inmersión en francés. Y más tarde, el Tribunal Supremo canadiense extendió ese derecho a todas las familias anglófonas venidas de otras partes de Canadá.  

Así pues, el responsable de la obligatoriedad de la enseñanza pública y concertada mayoritariamente catalán no es Marta Mata sino Pujol. Pero el ‘expresident’ se alegra más que nadie cuando el PSC dice hoy que Marta Mata fue la inspiradora de la inmersión. No hay mayor triunfo que cuando el rival político hace suyas las tesis del contrario

Por último, la Unión Europea nunca ha avalado la inmersión. En el párrafo 218 de su informe de 2008 dijo claramente que la Carta Europea de Lenguas Regionales "no prevé la enseñanza obligatoria en catalán para todos los alumnos, sino, únicamente, que todos los alumnos reciban educación en catalán si sus padres así lo desean".                 (Xavier Sardá, El Periódico, 27/11/21)

10/1/22

La hipocresía de los políticos nacionalistas respecto a la inmersión lingüística en catalán no tiene parangón... las élites en Cataluña, desde Artur Mas hasta Oriol Junqueras, pasando por José Montilla o el actual consejero de Educación, Josep González-Cambray, llevan a sus hijos a escuelas donde la inmersión no la hacen en catalán, sino en inglés, francés, italiano o alemán, o por sistema trilingüe... mientras propagan la mentira de que la inmersión en catalán es un modelo de éxito cuando el fracaso escolar en Cataluña es particularmente alto, sobre todo entre los castellanohablantes... lo inaudito es que los sindicatos aplaudan esas consignas nacionalistas. Merecen por ello el calificativo de izquierda reaccionaria

 "La cuestión lingüística en Cataluña ya está demasiado tensionada y no es conveniente exagerar con el uso de paralelismos que siempre resultan odiosos. Mezclar la inmersión con el "apartheid" o hablar de "régimen nazi" no es acertado y permite a los defensores del monolingüismo reducir el asunto a una ofensiva de las derechas "españolistas" contra el catalán. 

Afortunadamente, la defensa de los derechos lingüísticos la está liderando la Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB) junto a otras entidades como Societat Civil Catalana con un discurso centrado en una propuesta de escuela para todos en la que el castellano no sea excluido como lengua vehicular. Porque pedir que se imparta alguna asignatura troncal en castellano, no va en contra del catalán. De forma valiente y serena, la AEB está derrumbando el tótem de la inmersión construido sobre la hipocresía de las élites nacionalistas y una hispanofobia disfrazada de cohesión social.

 La hipocresía de los políticos nacionalistas no tiene parangón. El propio consejero de Educación, Josep González-Cambray, lleva a sus hijos a una escuela privada donde la enseñanza es plurilingüe y, evidentemente, se utiliza el castellano. Y, sin embargo, lo que quiere para sus hijos lo niega –y denigra– para la niña de 5 años de Canet de Mar de la que tanto se ha hablado estas semanas, o para todas aquellas familias a las que el modelo de solo en catalán no les parece ni justo ni bueno. Pero el de González-Cambray no es un caso aislado.

 Las élites en Cataluña desde Artur Mas hasta Oriol Junqueras, pasando por José Montilla, han optado por escuelas para su prole donde la inmersión no la hacen en catalán, sino en inglés, francés, italiano o alemán, o por sistema trilingüe. Lo lamentable es que partidos supuestamente de izquierdas como Podemos y Comunes, así como los sindicatos CCOO y UGT, asistan a manifestaciones a favor de marginar al castellano. Detrás de esa obsesión por transmitir que es una lengua extranjera en Cataluña lo que subyace es hispanofobia.

 Cuando Pere Aragonès afirma que la cohesión, la convivencia y la integración social pasan por el uso exclusivo del catalán, en lugar de por una educación de calidad, bilingüe y una auténtica igualdad de oportunidades, lo inaudito es que los sindicatos aplaudan esas consignas nacionalistas. Merecen por ello el calificativo de izquierda reaccionaria.

  Propagan la mentira de que es un modelo de éxito cuando el fracaso escolar en Cataluña es particularmente alto, sobre todo entre los castellanohablantes. Pero tras los pronunciamientos de la Justicia y casos tan mediáticos como el de Canet, el clima social está cambiando. Las familias van perdiendo el miedo y se multiplican las demandas de bilingüismo. "                    (Joaquim Coll, 20Minutos, 20/12/21)

3/1/22

Hay un intento del nacionalismo catalán de transmitir a través de la escuela, la idea de que el castellano es una lengua hostil, extranjera, indebida, y que, por tanto, los castellanohablantes son sospechosos o ciudadanos de segunda... No se sabe muy bien si son catalanes, o si son colonos, o si son castellanos que viven en Cataluña... Y esa jerarquía lingüística apunta a una jerarquía social en la que los catalanohablantes merecen una preponderancia social, que están más en su país que los otros. Y eso me parece profundamente injusto, y hasta supremacista o xenófobo

 "(...) De una entrevista reciente a la escritora Laura Freixas (Barcelona, 1958):
Se le pregunta: “Es inevitable preguntarle, usted que es trilingüe, porque también domina el francés, qué opina sobre el debate sobre la inmersión, la resistencia al bilingüismo.”  

LF: Me parece sintomático de algo que pasando también en otros temas, que es una pérdida de democracia.. CaEn cuanto al tema de la lengua en la escuela, se están mezclando dos cuestiones, por un lado formar al alumnado para que salga de la escuela dominando perfectamente el catalán y el castellano. Yo creo que eso no se está consiguiendo. 

Pero por otro lado, hay un intento del nacionalismo catalán de transmitir a través de la escuela la idea de que el castellano es una lengua hostil, extranjera, indebida, y que, por tanto, los castellanohablantes son sospechosos o ciudadanos de segunda.

 No se sabe muy bien si son catalanes, o si son colonos, o si son castellanos que viven en Cataluña. Y esa jerarquía lingüística apunta a una jerarquía social en la que los catalanohablantes merecen una preponderancia social, que están más en su país que los otros. Y eso me parece profundamente injusto, y hasta supremacista o xenófobo

 La escuela debe transmitir el amor al catalán y al castellano. Y la certeza de que catalanohablantes y castellanohablantes estamos en nuestro país.da vez cuesta más debatir con datos y argumentos sobre determinadas cuestiones, y cada vez se recurre más a acusar al discrepante de odio, de fobia.

Comenta en el libro que en Cataluña hay mucho de “nosotros y los otros”. ¿Haber vivido fuera da distancia para apreciar determinadas cosas?

LF: Yo he vivido un par de años en Francia, otro par de años en Inglaterra. Y desde 1991 vivo básicamente en Madrid. Quiero mucho a Cataluña, tengo muchas amistades y vínculos. Viviendo en Madrid soy consciente de lo bonita que es Barcelona, de su historia y su personalidad, que echo de menos, pero también soy consciente de que es una ciudad donde siguen viviendo 300 o 400 familias que manejan el país y están muy relacionadas entre sí. 

Siempre hago la broma de que cuando conozco a una persona catalana, a los cinco minutos nos estamos preguntando a qué colegio hemos ido y donde veranea nuestra familia. Y con eso ya nos hemos situado. 

Eso no pasa en Madrid, y no digamos en París, eso no pasa. Son ciudades mucho más anónimas, lo cual quizá sea una pena, pero tiene la ventaja de que lo que cuenta es tu aportación, tu trabajo, tus ideas, tu currículum, y no si has ido al Liceo Francés o tu familia veranea en Cadaqués.” (...)"                   (Salvadro López Arnal, blog, 23/12/21)

En 1970, en la dictadura franquista, todas las clases eran en lengua castellana/lengua española. En clase éramos más de 40 y, más ó menos, la mitad éramos catalanoparlantes y la mitad castellanoparlantes. Yo no me tuve que inmersionar en otra lengua, las clases eran en mi lengua, pero la mitad de mis compañeros sí se tenían que inmersionar. La tan democrática immersió lingüística es una copia conceptual del monolingüismo franquista. ¿Un modelo de éxito? Vaya, el mismo éxito que la escuela franquista de los años 70. Lo que es para ascensor social no servía aquella y no sirve para nada la actual

 "(...) En 1970 [PF nació en 1966], en la dictadura franquista, todas las clases eran en lengua castellana/lengua española. En clase éramos más de 40 y, más ó menos, la mitad éramos catalanoparlantes y la mitad castellanoparlantes. Yo no me tuve que inmersionar en otra lengua, las clases eran en mi lengua, pero la mitad de mis compañeros sí se tenían que inmersionar. La tan democrática immersió lingüística es una copia conceptual del monolingüismo franquista. ¿Un modelo de éxito?  

Dicen los defensores de la exclusividad del catalán como lengua vehicular en la educación que la immersió es un modelo de éxito. ¿En qué consiste ese éxito? Parece ser que consiste en que los chavales juegan juntos en el patio, que no se dividen por lenguas maternas. Vaya, el mismo éxito que la escuela franquista de los años 70. Lo que es para ascensor social no servía aquella y no sirve para nada la actual. El fracaso escolar catalán está en la media española y por encima del 10% que la UE fija como tope máximo a no superar. Nadie en su sano juicio, con estos lamentables datos, hablaría de éxito.

 La immersió no es toca, dicen, como si fuera una verdad revelada. Se llenan la boca con que la Constitución está vieja y obsoleta pero para algo como la immersió, que solo es 5 años posterior, se niegan a que haya una evaluación de sus logros y consecuencias, solo saben repetir como loros que es un éxito que no requiere ni análisis ni demostración. 

Tan amigos que son de los referéndums y para este tema niegan hasta el debate. Ni un pas enrera es su slogan favorito. La democracia es constante reflexión y desplazamientos en una dirección u otra. Ni un pas enrera es, por esencia, un slogan antidemocrático y negador del diálogo.” (...)"             (Salvadro López Arnal, blog, 23/12/21)

30/12/21

Silvia Carrasco, antropóloga y presidenta de Feministes de Catalunya: "la estratificación étnica" en los centros docentes catalanes funciona así: los centros cuentan con tres lenguas: catalana, castellana y extranjera. Pero el mensaje que se envía es jerárquico... el de que hay unas lenguas mejores que otras, con mayor prestigio social, que tienen realmente su lugar dentro de la escuela y otras que no... Hay un implícito en el que tiene más prestigio tener unos orígenes que otros

 "(...) Usted se ha mostrado muy crítica con el nacionalismo catalán y con el proceso independentista. Ha criticado en particular lo que llama "la estratificación étnica" en los centros docentes. ¿Podría explicarnos el significado de ese concepto?

 Voy a poner el ejemplo de la lengua, que ya sé que es muy polémico, pero también más fácil de entender. Yo soy catalanohablante, hablando de una lengua minoritaria y en riesgo, que sí creo que está en riesgo, sobre todo porque se la protege muy mal, de forma errónea. Los centros docentes cuentan con tres lenguas: catalana, castellana y extranjera. 

Pero el mensaje que se envía es jerárquico. Es que hay unas lenguas mejores que otras, con mayor prestigio social, que tienen realmente su lugar dentro de la escuela y otras que no. Claro, esto forma parte del currículum oculto. Esto no puede transmitirse a las escuelas. Esto hace mucho tiempo que es así. Mis hijos tienen más de 30 años, pero cuando estaban en primaria ya veíamos que esta presentación jerárquica de la pertenencia y del origen de fuera de Cataluña o de otros lugares del Estado ya estaba allí. 

Había un implícito en el que tenía más prestigio tener unos orígenes que otros. Las escuelas no hacían nada para resolver esto y revertirlo de forma activa. Cuando llega el alumnado extranjero de todo el mundo, en Cataluña y España realmente la inmigración es diversa e internacional, en estas jerarquías se mantienen y agudizan. Esto no puede ser, en modo alguno. 

Necesitamos las bases de una ciudadanía plural y democrática. Las escuelas no pueden estar priorizando unos orígenes sobre otros si pretenden que el alumnado se identifique con la institución escolar, con la sociedad receptora, y sienta que pertenece con el mismo derecho que pertenecen todos los demás. A esto le digo estratificación étnica, de hecho ya está ahí si no hacemos nada. (...)"

 (Entrevista a Sílvia Carrasco, antropòloga social, Antonio Santamaria , iSabadell, 28/11/21)

29/12/21

Inmersión lingüística, ¿todo por el pueblo, pero sin el pueblo?... La criticada sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña sobre el porcentaje de horas lectivas en español se acerca bastante a la preferencia del catalán medio... la gran mayoría de catalanes, al ser preguntados, expresa su inclinación por un modelo mixto... los encuestados, lejos de avalar que el catalán sea la única lengua vehicular en la escuela, manifiestan que preferirían que el 48% de las horas lectivas se impartiesen en catalán, 26% en español, 19% en inglés, y 7% en otras lenguas... los electores del PP, Vox y Ciudadanos prefieren una enseñanza con cierta prioridad para el español (entre el 37% y el 40% de las horas). Es destacable que en absoluto abogan por un sistema educativo sin presencia del catalán... la predilección por el modelo lingüístico de inmersión en Cataluña aparece ligada con actitudes de narcisismo colectivo

 "El pasado 23 de noviembre el Tribunal Supremo terminó por dar la razón al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que ya había instado a cuantificar el porcentaje de horas lectivas en español, visto que, de manera efectiva, su uso en las aulas estaba siendo marginal. 

Con ello, las escuelas catalanas tendrán que adaptar sus planes de inmersión lingüística, y el Gobierno de la Generalitat sufre un nuevo revés, al ver truncadas sus esperanzas de perpetuar un modelo lingüístico con una sola lengua vehicular.

Una gran cantidad de políticos, analistas e instituciones han reaccionado enérgicamente equiparando este dictamen a un ataque contra el modelo educativo, y afirmando que el fallo urge un gran consenso social y pedagógico. Además, la decisión de una familia de Canet de Mar de exigir al colegio de su hija de cinco años que se respete el mínimo de 25% de horas lectivas en español ha suscitado una campaña de acoso en redes por parte de organizaciones independentistas, que no ha sido desautorizada por la Generalitat.

 Sin embargo, para poder evaluar lo acertado de estas quejas hay que hacer un esfuerzo por comprender qué opinan los ciudadanos de Cataluña y si realmente la sentencia del TSJC choca con sus preferencias. Entre el 5 y el 25 de octubre pasado, dentro del marco de un proyecto de investigación sobre populismo hemos entrevistado a 1.500 catalanes y preguntado sobre sus preferencias, hallando unos resultados que contradicen los discursos hasta ahora dominantes.

  Globalmente, los encuestados, lejos de avalar que el catalán sea la única lengua vehicular en la escuela, manifiestan que preferirían que el 48% de las horas lectivas se impartiesen en catalán, 26% en español, 19% en inglés, y 7% en otras lenguas.

 Aunque la gran mayoría de catalanes, al ser preguntados, expresa su inclinación por un modelo mixto, las distribuciones de estas preferencias lingüísticas entre los electores de los distintos partidos son bien distintas. Los votantes de los partidos independentistas o favorables a un referéndum de autodeterminación (CUP, Esquerra Republicana de Catalunya, Junts per Catalunya y En Comú Podem) desean que entre un 19% y un 23% de la enseñanza se realice en español. Además, los votantes de estos partidos desean que el catalán se emplee solo algo más de la mitad del tiempo, entre un 50% y un 57% de las horas, y que el resto se divida (por este orden) entre enseñanza en español, inglés y otras lenguas.

Por su parte, los electores del PP, Vox y Ciudadanos prefieren una enseñanza con cierta prioridad para el español (entre el 37% y el 40% de las horas). Es destacable que en absoluto abogan por un sistema educativo sin presencia del catalán (al que confieren entre un 29% y un 31% de las horas). Por último, los votantes del PSOE-PSC proponen un 40% de catalán y 31% de español. Los votantes de este partido son los que, en esta cuestión, expresan unas actitudes más cercanas al votante medio.

Buscando explicar las preferencias de los ciudadanos sobre la cantidad de horas que deben impartirse en español en las aulas encontramos que ni el género del entrevistado, ni la edad ni el nivel educativo importan a la hora de entender estas preferencias. Como era de esperar, quienes tienen como lengua materna el catalán prefieren un menor porcentaje de educación en español (entre cinco y seis puntos porcentuales menos). 

La ideología también parece importar, cuanto más a la derecha se ubican los encuestados, mayor porcentaje de horas prefieren que se impartan en español (cada punto más a la derecha, se prefiere un punto porcentual más de uso del español, con lo que pasar del extremo izquierdo al extremo derecho de la escala supone un aumento de 11 puntos porcentuales).

 Resulta interesante también que la predilección por el modelo lingüístico en Cataluña aparece ligada con actitudes de narcisismo colectivo, tal y como se definen en la escala desarrollada por la profesora de Psicología Agnieszka Golec de Zavala, incluidas en nuestro cuestionario. Encontramos que cada punto más de narcisismo colectivo reduce en casi tres puntos porcentuales las horas de español ambicionadas, con lo que pasar del nivel de menor narcisismo al mayor reduce las horas de español deseadas en casi 12 puntos porcentuales.

En definitiva, nuestro análisis muestra que, aunque hay significativas disparidades en cómo se distribuirían idealmente las horas lectivas en la educación pública en Cataluña, la gran mayoría de los encuestados se inclina por un modelo mixto con más de una lengua vehicular. Paradójicamente, la criticada sentencia del TSJC parece acercarse bastante más a la preferencia del catalán medio, que la postura adoptada por el Govern de la Generalitat y muchas organizaciones catalanistas que han expresado su malestar estos días. Este aparente desconocimiento sobre la realidad social puede ser atribuible a la ausencia de preguntas sobre preferencia lingüísticas en los grandes estudios sociales como los del CIS y del Centre d’Estudis d’Opinió, así como a las inercias adquiridas por ciertas interpretaciones casi hegemónicas de la realidad sociopolítica catalana. 

No es nuestro objetivo emitir ningún juicio de valor sobre el sistema educativo de inmersión, ya para eso sería necesario una evaluación sosegada de indicadores tales como el fracaso escolar y desigualdades en resultados académicos entre alumnos de distinta lengua materna. Sin embargo, sí que pretendemos hacer una llamada de atención sobre la necesidad de fundamentar los debates sobre políticas públicas, tan importantes como este, en evidencia empírica y evaluaciones desapasionadas.

 Aclaración: Esta encuesta en Cataluña es parte del proyecto 'Democracia y actitudes populistas en Andalucía: un análisis comparado multidisciplinar' (PRY025/19), financiado por el Centro de Estudios Andaluces, y coordinado por Manuel Arias Maldonado (Universidad de Málaga) y José Javier Olivas Osuna (UNED y LSE). Las encuestas fueron realizadas por el Área de Estudios Estadísticos de COTESA, en catalán y español, dependiendo de la preferencia del encuestado. Se realizaron a la vez unas encuestas en Andalucía. Los miembros del proyecto están usando los resultados de estas en una serie de artículos académicos. Esta es la primera vez que se comparten con el público resultados de esta ambiciosa encuesta."

(Andrés Santana y José Rama son profesores en la Universidad Autónoma de Madrid y José Javier Olivas Osuna es investigador en la Universidad Nacional de Educación a Distancia y London School of Economics and Political Science (LSE), El País, 16/12/21)

28/12/21

Salvador López Arnal: Avergüenza recordar que los fanáticos partidarios sin matices de la inmersión nada dicen de su ausencia en “colegios privados de punta” como Aula Escola Europea (allí se formaron Artur Mas y sus hijos) o en otros colegios privados (donde asisten, por ejemplo, los hijos de Piqué y Shakira). ¿Por qué no convocan manifestaciones a las puertas de esos colegios? ¿Por qué no insultan o desprestigian a las familias que llevan allí sus hijos?

 "(...) Avergüenza recordar que los fanáticos partidarios sin matices de la inmersión nada dicen de su ausencia en “colegios privados de punta” como Aula Escola Europea (allí se formaron Artur Mas y sus hijos) o en otros colegios privados (donde asisten, por ejemplo, los hijos de Piqué y Shakira). ¿Por qué no convocan manifestaciones a las puertas de esos colegios? ¿Por qué no insultan o desprestigian a las familias que llevan allí sus hijos?


Avergüenza que escuelas, institutos y guarderías públicas (también se “aconseja” en muchas de ellas el uso exclusivo del catalán en el trato con los bebés) donde, más allá de la norma, por sabiduría, prudencia, racionalidad, condiciones sociales del entorno y porque “lo real” suele imponerse, se imparten clases en castellano en porcentajes superiores al 25 % sin que ello vaya en detrimento del catalán, no se atrevan a decir nada para evitar focos y no verse condenadas al infierno nacionalista. (...)

Avergüenza confesar que a estas alturas de nuestras vidas nos emocione leer comentarios como este de Rosa Cullell: “La lengua materna del 52,7% de la población de Cataluña es el castellano; el 31,5% es catalanoparlante y un 2,8% se declara bilingüe. Me cuento entre estos últimos y no quiero perder ninguna de las lenguas de mi infancia. El español lo aprendí en la escuela y de un padre castellano, con apellido muy gerundense, nacido en una familia que emigró a la Mancha, en el siglo XIX. 

El catalán me lo enseñaron mi madre y los abuelos barceloneses, que ni un día durante el franquismo dejaron de conversar en esa lengua. El idioma materno es lo que nos queda de nuestra familia, de nuestra cultura. Sus palabras, en las que soñamos y pensamos, no nos abandonan. Y tenemos derecho a exigir que nuestros hijos y nietos aprendan correctamente el castellano, al igual que el catalán, en el colegio.”"                   (Salvador López Arnal, blog, 17/12/21)

 

27/12/21

Para la élite política catalana es demasiado goloso disponer de una lengua minoritaria que despierta simpatías como para no emplearla en su beneficio. El catalán tiene la desgracia de servirles como elemento principal alrededor del cual articular una identidad nacional que les mantenga en el poder... Es en ese sentido que debe entenderse la defensa a ultranza de la inmersión lingüística en la escuela catalana... Nada nuevo, típico de las derechas. Menos mal que no disponen también de una religión... En Cataluña se ha creado una jerarquía lingüística en la que el catalán representa el idioma bueno, prestigioso y hasta integrador. Y el español, en cambio, representa el malo, el idioma de las barriadas, de la gente pobre, de la inmigración que vino a la maravillosa Cataluña porque no tenía dónde caerse muerta

 "Son muchos y variados los símbolos que el nacionalismo catalán ha establecido como identificativos de Cataluña y la catalanidad. La figura del hereu y la pubilla, la sardana, la barretina, el Barça, los castellers, el caganer del pesebre, una especie endémica de burro, un gorila blanco, una virgen negra… Todo este repertorio simbólico descansa sobre la piedra angular de la identidad catalana, que no es otra que la lengua catalana (...)

Cataluña y el catalán no son una excepción. Para la élite política catalana es demasiado goloso disponer de una lengua minoritaria que despierta simpatías como para no emplearla en su beneficio. El catalán tiene la desgracia de servirles como elemento principal alrededor del cual articular una identidad nacional  que les mantenga en el poder. Es en ese sentido que debe entenderse la defensa a ultranza de la inmersión lingüística en la escuela catalana, que recientemente ha vuelto a suscitar el debate. Nada nuevo, típico de las derechas. Menos mal que no disponen también de una religión.

 La lengua más hablada en Cataluña, región de España, es el castellano o español. Sin embargo, desde hace décadas la Generalitat catalana ha impuesto la enseñanza casi exclusivamente en catalán, en detrimento de los derechos lingüísticos de la mayor parte de alumnado catalán, cuya lengua materna es el castellano. El objetivo de estas políticas lingüísticas en Educación es la creación entre la infancia y la juventud de un sentimiento de pertenencia a Cataluña en contraposición al resto de España. Para la derecha catalana, la escuela es la pieza fundamental de formación del espíritu nacional catalán.

 Esta imposición es aceptada y alentada incluso por quienes deberían representar la izquierda y por los sindicatos, desarmados ante el clásico discurso victimista del nacionalismo: como el catalán es una lengua minoritaria y en peligro, pueden suspenderse los derechos lingüísticos del alumnado castellanohablante. Total, su lengua es de las más habladas en el mundo. Que se aguanten. Según ese discurso, es mucho más importante que dentro de trescientos años se siga hablando catalán que los derechos del alumnado catalán de hoy. Y todo esto con el beneplácito de los distintos gobiernos de España, a quienes les importan bien poco los derechos lingüísticos de los hijos e hijas de la clase trabajadora castellanohablante en Cataluña. Porque sus acuerdos de gobierno y sus negocios no los tienen con ningún alumnado, sino con las élites políticas  y económicas catalanas, esto es, con la derecha catalana.

En Cataluña se ha creado una jerarquía lingüística en la que el catalán representa el idioma bueno, prestigioso y hasta integrador. Y el español, en cambio, representa el malo, el idioma de las barriadas, de la gente pobre, de la inmigración que vino a la maravillosa Cataluña porque no tenía dónde caerse muerta. El catalanismo exige que le den las gracias a Cataluña por ello, igual que un empresario exige que los trabajadores a los que explota le estén agradecidos por haberles dado trabajo. Esa exigencia pasa por el aprendizaje del catalán, el idioma bueno, y por la connivencia con el nacionalismo catalán.

Cataluña ha necesitado y necesita inmigración para ocupar los puestos de trabajo más precarizados y mal pagados, principalmente del sector servicios ahora mismo. La población catalanohablante ocupa puestos de trabajo más profesionalizados y mejor pagados, y cuando va a tomar un café, acude al ambulatorio o compra en un comercio, quiere que la camarera, la enfermera o la dependienta inmigrante le sirva o atienda en catalán. Pero no hay suficiente población catalanohablante para eso, por lo que es necesaria la inmigración. Así que el nacionalismo catalán enfrenta aquí una curiosa paradoja, porque Cataluña requiere inmigración para su sistema socio-productivo, pero al mismo tiempo esa inmigración supone una amenaza para la catalanidad. Por eso había pancartas llamando que rezaban “fuera colonos” en la manifestación a favor de la inmersión lingüística en pasado día 19 de diciembre.

Aquí es cuando el catalanismo enseña su rostro xenófobo y clasista detrás de la máscara de la falsa cohesión social, cuando se pone en cuestión la inmersión lingüística. El nacionalismo siempre teme que su identidad nacional sea diluida por la llegada de inmigración, como han puesto de manifiesto muchas declaraciones de políticos nacionalistas, desde el abiertamente racista Heribert Barrera hasta Quim Torra. Y no es que sea un miedo infundado, porque ninguna sociedad es, ni se puede mantener, “pura”, tampoco en cuanto a la lengua. Eso no existe. Cuando intentan llevar a cabo su proyecto político basado en la pureza etno-lingüística, entonces estamos inequívocamente delante de la extrema derecha.

 Los derechos de más de la mitad de la población catalana que se expresa en español llevan décadas siendo sistemáticamente conculcados por parte del nacionalismo catalanista, cuyas bases ideológicas son las del romanticismo alemán, que define la nación en base a tres elementos simbólicos: la lengua, la tierra y la sangre. Nada bueno puede salir de ahí. Como catalana y catalanohablante, lamento profundamente el uso que el gobierno de la Generalitat ha hecho a mi lengua materna, convirtiéndola en arma contra la propia sociedad catalana, haciendo de ella una lengua insignia de un movimiento claramente clasista y con claros tintes supremacista.

Lo que le faltaba a una lengua que hablan menos de 8 millones de personas en el mundo es que la mayor parte de sus hablantes y representantes políticos se las den de superiores. Ocurre que el verdadero objetivo del poder político en Cataluña no es salvar el catalán. Por eso es habitual que llevan a su prole a escuelas internacionales, donde no hay inmersión lingüística. Pero la imponen en la educación pública con el objetivo político que hemos descrito, la generación de una identidad, un sentimiento de pertenencia a Cataluña al que apelar para seguir en el poder. Ni más ni menos.

Un idioma minoritario puede tener usos reprobables o despreciables, más allá de los discursos bienintencionados sobre la conservación de la diversidad lingüística, que son fáciles y agradables de suscribir. Lo cierto es que la realidad es mucho más intrincada y mucho menos complaciente. En cualquier caso, nunca las personas y sus derechos deben estar por detrás de la intención de conservar una lengua. Y en Cataluña, el alumnado castellanohablante es rehén de las políticas lingüísticas de la derecha nacionalista. Y algún día esto debe acabar, también por el bien del catalán."                  

(Marina Pibernat Vila, es antropóloga e historiadora. Como comunista y feminista, ha militado en partidos y organizaciones de izquierdas, ElPapel, 25/12/21)