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4/3/21

La derrota de Cataluña es absoluta, total e irremisible... la mitad de la población no se sintió interpelada... la sociedad catalana vira hacia los extremos, tensionada por el imaginario “fascismo/ antifascismo”... ERC debe pactar un gobierno entre los que se estuvieron clavando cuchillos... y dependiendo de la CUP. Puede ser un gobierno Dragón Kant de lo más divertido... No será más de lo mismo, sino peor y viviremos bajo la amenaza de una declaración de independencia... Los socialistas ganan pero pierden, ganar, ha ganado Pedro Sánchez, tiene todos los ases: los indultos, la modificación del Código Penal, los fondos europeos, la mesa de negociación… Puede abrir o cerrar el grifo a su antojo. Todo lo demás es un espejismo

 "Tras la jornada electoral, la derrota de Cataluña es absoluta, total e irremisible. La participación ha registrado la cifra más baja en unas elecciones autonómicas en Cataluña y se sitúa en que la mitad de la población no se sentía interpelada. (...)

Han perdido todos partidos salvo la CUP y VOX que han doblado e irrumpido como cuarta fuerza, respectivamente en el Parlamento catalán. De forma que la sociedad catalana hoy vira mucho más hacia los extremos antagónicos y se encuentra más tensionada por el imaginario frentismo “fascismo/ antifascismo”. Los dos partidos independentistas, tras su encomiable gestión de la pandemia y de todo lo demás, se han quedado como estaban o un poco peor. El partido de Pugidemont no ha revalidado el triunfo y ha perdido dos escaños.

El señor Rufián tampoco podrá hacer pareados del “repelente niño Vicente” diciendo que “la historia le debe una victoria a ERC y este partido le debe una victoria a la historia”. Les arriendo la ganancia de pactar un gobierno entre los que hasta ayer mismo se estuvieron clavando cuchillos por la espalda, aunque ya se sabe que la política hace extraños compañeros de cama, con la gracia añadida de depender de la CUP cuya máxima representante no es de la CUP. Puede ser un gobierno Dragón Kant de lo más divertido. No será más de lo mismo, sino peor y viviremos bajo la amenaza permanente de una declaración de independencia exprés o diferida. 

Tienen además los perendengues de afirmar que el independentismo ha superado el 50% de los votos, contando los sufragios conseguidos por PDeCat, que no ha obtenido ni un solo escaño. Es un juego propio de trileros que amagan la bolita lejos del cubilete. ¿Por qué no cuentan entonces los votos de todas las demás formaciones sin representación parlamentaria?. El partido de Artur Mas, el legado de Jordi Pujol, el catalanismo político yace en la papelera de la historia. Ha acabado extinguiéndose como la UCD. Mientras que la sociedad catalana prosigue partida por la mitad monda y lironda. Un éxito sin precedentes.

Los socialistas han ganado, pero han perdido. El efecto Illa se ha diluido con el paso de los días de la campaña hasta acabar siendo al final una pálida sombra de lo que fue al principio. No tiene la fuerza necesaria ni por sí solo ni pactando con las huestes catalanas de Pablo Iglesias -que se han quedado tal como estaban- para plantearle una alternativa al independentismo. Solo les queda la remota esperanza de que ERC se canse un día de aguantar a la imputada Laura Borràs y plantee un plan B en forma de tripartito, de infausta memoria en Cataluña. Ha ganado el cuanto peor, mejor.

El mamporro de Ciudadanos no por previsible ha sido menos espectacular (...)

Ganar, lo que se dice ganar, ha ganado el tunante del presidente del gobierno español. (...)  Mientras que Pablo Iglesias ha salvado in extremis los muebles. 

El señor Pedro Sánchez tiene todos los ases para sacarse de la manga: los indultos, la modificación del Código Penal, los fondos europeos, la mesa de negociación… Puede abrir o cerrar el grifo a su antojo y los independistas van a hacer el lúcido papel de marionetas manejados por los hilos del denostado despachito de La Moncloa. Todo lo demás es un espejismo. (...)"                (Trallero, e-noticies, 15/02/21)

1/3/21

Los socialistas han ganado las eleccions pero no podrán gobernar. A Salvador Illa le ha pasado como a Pasqual Maragall en 1999... Aunque quizás lo más llamativo es la desaparición parlamentaria del PDECAT. Ahora sí que podemos hablar del fin del pujolismo. El catalanismo se ha disuelto como un terrón de azúcar...

 "Si cuarenta años después del “Llibertat, Amnistia, Estatut d’Autonomia” llegó a saber lo que pasaría mejor me quedo en casa.

La verdad es que a mí -que soy de la cosecha del 63- me pilló todavía joven. Pero era, en efecto, el lema preferido en los primeros años de la Transición.

¿Cómo hemos acabado ahora?

Pues ya lo ven. Los de Òmnium colgando pancartas con el lema “Amnistia. Fem-nos lliures”. Para eso nos ahorrábamos todo el lío y ahora no estaríamos pidiendo la amnistía. (...)

Los socialistas han ganado las eleccions pero no podrán gobernar. A Salvador Illa le ha pasado como a Pasqual Maragall en 1999.

Pere Aragonès será previsiblemente el futuro presidente de la Generalitat.  Yo no me acabo de acostumbrar aunque se haya dejado barba, use gafas de metal e incluso vista corbata.  Quizá porque lo he seguido desde que era líder de las JERC y aparecía con el cartel de “Espanya ens roba”. La foto que ilustra este artículo. Además no me gustaría estar en su piel. Sentirá el aliento de JxCat en el cogote.

Aunque la culpa también es de Esquerra. Acuérdense de cuando sacaban pecho. Serán ahora víctimas del propio globo indepe que han ayudado a crear. Las 155 monedas de plata de Rufián o la hermana de Dolors Bassa proclamando que les importaba un comino "la gobernabilidad de España” un año antes de pactar los Presupuestos.

Por no hablar de la CUP, que se mueren de ganas de entrar en el gobierno. ¡Hasta piden Interior!

Pero los indepes deben haber tenido un disgusto porque el PSC y el resto de partidos de lo que denominaban despectivamente el “bloque del 155” ha obtenido más de un millón de votos.

Al fin y al cabo, recuerdo hasta a Albert Batet, entonces presidente del grupo parlamentario de JxCat, llamando hasta “carceleros” a los socialistas. Catalunya está llena de “ñordos”, “colonos” y “botilfers”.

La irrupción de Vox y el éxito de la CUP -con Dolors Sabater de cabeza de lista parece un milagro- auguran una legislatura complicada. Que no acabemos como aquellos parlamentos exóticos que acaban a tortazos. El último de la República Democrática del Congo. Si la tensión en el ambiente se palpaba entre la CUP y el PP, separados sólo por un pasillo, no quiere ni pensar entre la CUP y Vox.

Sin olvidar tampoco el 47% de abstención. Que, tras el miedo que nos puso el Govern en el cuerpo con la pandemia, demuestra que a casi la mitad del pueblo de Catalunya le da igual el autogobierno.

Això va de democracia, decían.

Aunque quizás lo más llamativo es la desaparición parlamentaria del PDECAT. Ahora sí que podemos hablar del fin del pujolismo.  Un partido que, con el nombre de Convergencia, gobernó Catalunya durante 23 años. Sin olvidar las prolongaciones de Mas, Torra y Puigdemont.  Hace apenas diez años gobernaban en la Generalitat, en el Ayuntamiento de Barcelona, en las cuatro diputaciones y tenían 17 diputados en Madrid. Nunca un partido había atesorado tanto poder en Catalunya.  El partido de Artur Mas ha sido engullido por el agujero negro del proceso. Definitivamente, este hombre es gafe. Todo lo que ha tocado lo ha roto.

 Se confirma aquella teoría de que la revolución devora a sus hijos. Incluso a sus padres. El catalanismo se ha disuelto como un terrón de azúcar.

Ramon Espadaler permanece agazapado en las listas del PSC, iba tercero. ¡Y hasta había catalanistas en el PPC!. Pero no tiene la fuerza ni la cohesión para presentar siquiera una candidatura propia.

Y que no vayamos a segundas elecciones

Si vamos, Vox saca ya entre 15 y 17."               (Xavier Rius, e-notícies, 15/02/21)

22/2/21

El proceso vuelve a empezar... a pesar de que ya no son dos millones. ¿Se puede repetir la DUI con sólo 1,3 millones de votos de un censo electoral de 5,6? Es que han perdido700.000 votos en cuatro años... y el pulso entre Puigdemont y Junqueras sigue sin resolverse

 "El proceso vuelve a empezar. Cuatro años más de reivindicaciones.

 El resultado electoral del 14-F demuestra que Cataluña tiene difícil arreglo.

Los socialistas han ganado por primera vez unas elecciones autonómicas desde el 2003 y recuperan la primera plaza pero difícilmente podrá conformar una alternativa de gobierno con ERC y los Comunes (8). Los republicanos han dejado claro desde el principio su negativa a reeditar un tripartito.

Los independentistas, por su parte, han visto un cambio de hegemonía de JxCat a Esquerra -aunque sólo por un escaño- pero dependerán de la CUP para gobernar, que previsiblemente les pondrá difícil la tarea. Además, está por ver si con sólo 1,3 millón de votos de un censo electoral de 5,6 vuelven a intentar una DUI u optan por una vía posibilista que permita la salida de los presos.

La irrupción de Vox supone, por otra parte, el tercer factor importante porque ha casi barrido a Ciudadanos y PP y ha pasado de golpe a cuarta fuerza política. Vox hará además una oposición muy dura. El clima en el Parlament -con Vox y la CUP- separados sólo por un pasillo alcanzará probablemente cotas jamás vistas hasta ahora."             (e-notícies, 15/02/21)

"Ya no son dos millones. ¿Se puede repetir la DUI con sólo 1,3 millones de votos?.

 A pesar del éxito en votos y escaños de los partidos independentistas (ERC, JxCat y la CUP), el número de votantes ha caído hasta 1,3 millones de personas con una participación del 53%. El independentismo siempre presumía que eran más de dos millones de personas.

En las elecciones del 2017, después de la aplicación del 155, sumaron más de dos millones con un 47,5% de los votos y en las del 2017 alrededor de 1,9 millones (47,8%). Las elecciones del 14-F han supuesto también paradójicamente la desaparición del partido impulsor del proceso, el PDECAT -heredero de la antigua Convergència- que no ha pasado de los 77.000 votos."         (E-notícies, 15/02/21)

"La CUP tiene la llave. Pese a la mala campaña de Dolors Sabater.

 Los ‘cupaires’ han obtenido nueve escaños -ahora tenían cuatro- y se acercan a su récord de diez diputados a pesar de que son sexta fuerza política, con el 6,7% de los votos, y los han pasado Vox y los Comunes.

El éxito de la CUP se produce, además, a pesar de la mala campaña de su cabeza de lista, Dolors Sabater -que ni siquiera es de la CUP. El partido tuvo que enmendarla en al menos dos ocasiones y suspendió según todos los analistas en el debate de TV3.

De hecho, la CUP envió a Carles Riera a la entrevista en TV3 y la exalcaldesa de Badalona ni siquiera participó en el debate en La Sexta. La CUP, por otra parte, ha dejado claro que ahora sí que participaría en un gobierno independentista."               (e-noticíes, 15/02/21)

"Los que habíamos confiado en la posibilidad de salir del bucle tras estas elecciones nos sentimos defraudados. 

Pese a la clara victoria en votos del PSC, el independentismo vuelve a sumar mayoría absoluta y avanza en diputados gracias al fuerte crecimiento de la CUP y al hundimiento de la derecha constitucionalista. (...)

Que la derecha constitucionalista se haya estrellado y que su relevo en la oposición sea la ultraderecha populista, tendrá consecuencias en la política nacional, y no precisamente buenas.

En cuanto a la gobernabilidad, la nueva victoria independentista tampoco esclarece las cosas. Los republicanos han ganado está vez a Junts y podrán exigir la presidencia de la Generalitat para Pere Aragonès, pero el escenario sigue siendo de empate entre ambos. Les separa poco más de un 1% y un solo diputado.  

A Laura Borràs la presidencia se le ha escapado por la escisión electoral del PDECat, que no ha logrado representación. Si en la pasada legislatura Junts y ERC no se entendieron, cuesta creer que ahora vaya a ser diferente, pues el pulso entre Carles Puigdemont y Oriol Junqueras sigue sin resolverse. Finalmente, la viabilidad del próximo Govern estará de nuevo en manos de la CUP, que ha pasado de cuatro a nueve diputados, lo cual complica la estrategia de los republicanos.

 ¿Exigirán estar en el Ejecutivo como pedían en campaña? Hay pocas dudas que de una forma u otra ese trío independentista acabará entendiéndose, pero también que el cuadro general tras el 14F es, cuanto menos, un poco peor."                  (Joaquim Coll, Crónica global, 15/02/21)

 "El independentismo pierde 700.000 votos. De unos dos millones de votos a 1,3 en cuatro años.

 ERC y Junts per Catalunya han valorado positivamente sus resultados electorales. Desde ERC se ha destacado el haber logrado el primer lugar entre los partidos independentistas y han dejado claro que el próximo presidente de la Generalitat sería de su partido.

Por su parte, JxCat también ha celebrado haber logrado 32 diputados -sólo uno menos que los republicanos- así como que el independentismo, por primera vez, haya superado el 50% de los votos. El partido de Puigdemont ve ahora cerca la independencia.

Sin embargo, ambos partidos han perdido muchos votos en estos comicios respeto a 2017, cuando entre ambas formaciones sumaron cerca de dos millones de votos. Esta vez, sin embargo, se han quedado en algo más del millón de votos entre ambas formaciones, pese a que la participación ha sido más baja.

De este modo, los republicanos han visto como casi un tercio de su electorado ha dejado de votarles. Si en 2017 ERC tuvo 935.861 votos, esta vez se ha quedado con 603.607, lo que supone 332.000 votos menos.

Superior ha sido incluso la caída en votos de JxCat, que en 2017 obtuvo 948.233 votos. Sin embargo ahora se ha quedado en 568.002, lo que supone más de 380.000 votos menos que en los anteriores comicios. En total, entre ambas formaciones han perdido 712.231 votos.

La CUP, a pesar de obtener un buen resultado y pasar de 4 a 9 escaños, también ha perdido votos respecto al 2017. Los 'cupaires' pasan de 195.246 votos a 189.087 de la actualidad."         (e-notícies, 15/02/21)

16/2/21

Elecciones e independentismo: ha perdido el 30% (casi 1 de cada 3) de los votos de los que obtuvo en 2017... Los partidos nacionalistas con representación parlamentaria se quedan en el 48,1% de los votos. Sólo llegan al 51,5% contando con los 5 frikis extraparlamentarios de PedeCat, FNC, PNC, MPIC y PCPC

 "(...) L´independentisme ha guanyat i toca fer un referèndum“. ¿Le suena? Es mentira. La trola ha nacido en Barcelona pero galopa ya por toda España, incontestada, recibida con carantoñas por quienes se disponen a vender, un cop més, a los catalanes libres de nacionalismo.

Pues a ver si nos enteramos:

1-El nacionalismo ha sacado sus peores resultados desde 1980. Sólo el 27,6% del censo. En 2017 alcanzó el 37,6%. Batacazo. Con esos números no se independiza uno ni en su escalera.

2-El separatismo ha perdido el 30% (casi 1 de cada 3) de los votos de los que obtuvo en 2017: de 2.079.000 a 1.456.000, més de 623.000 catalans han dit adéu al prusés, la secesión ya no les ilusiona, no ven necesario movilizarse por ella.

 3-Los partidos nacionalistas con representación parlamentaria se quedan en el 48,1% de los votos. Sólo llegan al 51,5% contando con los 5 frikis extraparlamentarios de PedeCat, FNC, PNC, MPIC y PCPC. I per cert, ja havia passat abans: 1984, 1988, 1992, 1995 y 2010. Con esas cifras no se cambia ni una bombilla en una comunidad de vecinos.

4-El partido más votado en Cataluña no es separatista (PSC). En las últimas elecciones tampoco lo fue (Cs). Chorprecha. Y eso que Salvador McFly Illa no es Churchill.

5- El nacionalismo explícito tiene 74 escaños. Pues como en 2012, escolti. No son los 76 de 2010, o los 81 de 1992. Això sí: un diputado de JxC vale un 48% menos que uno de Cs. Para sacar un diputado, JxC necesita 17.750 votos,; ERC 18.291; VOX 19.807 y Cs 26.317. El sistema favorece al separatismo, lo de “un hombre un voto” no es cierto. En una democràcia de debò el resultat en escons seria molt diferent. (...)

7- El “independentismo moderado” no existe. El separatismo se ha radicalizado. En 2010 CiU tuvo 62 diputados; hoy el JxC del Motxo tiene 32 y el PdeCat cero. Els fanàtics d’ERC han perdut un lleu % de vots però han augmentat 1 diputat. La CUP ha pasado de 4 a 9 diputados (a pesar de perder 6.000 votos). Este radicalismo va a seguir perjudicando mucho a Cataluña.

8- Los catalanes libres (ens agrada més que “constitucionalistes“) se han abstenido más que los lazis, porque la percepción de peligro de ruptura es mucho menor que en 2017.  Los 750.000 votos que se han quedado en casa (sin contar los podemitas) saldrán si el separatismo se empeña en volver a tensionar a la sociedad."                   (Dolça Catalunya, 15/02/21)

Difícil superar el grado de polarización alcanzado hasta ahora, ayer mismo... El mapa del voto es explícito. No se votan programas, sino identidades, que en el caso catalán se convierten en identidades lingüísticas, territoriales y familiares, homogéneamente distribuidas. La polarización más insidiosa y persistente es la que consigue convertir las identidades distintas en ideologías incompatibles...

 "Difícil superar el grado de polarización alcanzado hasta ahora, ayer mismo. Lo demuestran los buenos resultados de la CUP y de Vox. Es el característico ascenso de los extremos, con su correlato en la división en bloques estancos y sin pasarelas que imponen las líneas rojas. Las tendencias de fondo que impiden los pactos quedan confirmadas.

Apenas nada se mueve en cada uno de los dos segmentos enfrentados durante los últimos ocho años en el sistema de partidos. Pero todo se mueve en el interior de cada segmento. En el bloque independentista culmina un cambio que viene de lejos. Al fin Esquerra es el primer partido independentista en votos y en escaños. Obtiene así la Ítaca del mayorazgo frente a la tozuda resistencia de Junts, la formación del legitimismo nacionalista.

Enfrente, en el otro bloque, no son movimientos; es un terremoto. El PSC, con casi el doble de escaños, resurge con ímpetu de las cenizas. Vox destituye a las dos ramas de la derecha en competencia en el fracaso. Los 30 escaños perdidos por Ciudadanos es una cantidad insoportable, pero para el PP, que pierde uno solo pero queda el último de la fila, es la descalificación de toda su política en Cataluña y para Cataluña y un serio interrogante a la capacidad de Pablo Casado para persistir como alternativa a Pedro Sánchez.  (...)

Sin la presidencia de la Generalitat, Puigdemont se queda sin el grial. Superados por Vox, ni Ciudadanos ni PP tendrán voz y autoridad para oponerse al horizonte de diálogo y a los indultos.

No es fácil aplanar la curva una vez se ha alcanzado el pico. No es fácil con la pandemia y tampoco lo será con la polarización. El mapa del voto es explícito. No se votan programas, sino identidades, que en el caso catalán se convierten en identidades lingüísticas, territoriales y familiares, homogéneamente distribuidas. La polarización más insidiosa y persistente es la que consigue convertir las identidades distintas en ideologías incompatibles.

 Algún día bajará la curva. Habrá más votantes indecisos entre los dos bloques, no dentro de cada bloque como hasta ahora. Desaparecerá el sistema bloqueador de las líneas rojas. Las diferencias lingüísticas, territoriales e identitarias estarán razonablemente representadas en el interior de cada uno de los grandes partidos, como sucedía antes de todo esto.

Es un horizonte lejano. La inercia trabaja por la continuidad del pacto de gobierno independentista, que es la persistencia en la gresca entre Esquerra y Junts y en la incapacidad para gobernar la autonomía. Pero el cambio está disponible. Solo hace falta que Esquerra alargue el brazo, lo tome y se convierta en su protagonista."                (Lluís Bassets, El País, 15/02/21)

7/6/19

Lluís Rabell (ex-diputado de Catalunya Sí Que Es Pot): "El único gobierno de izquierdas viable es entre los comuns y el PSC, y eso implica aceptar los votos de Manuel Valls para la investidura"... los miedos de algunos a aceptar los votos de Valls es por la presión del marco mental del independentismo. Han generado la idea de que todo lo que tiene que ver con la independencia es legítimo... Y todo lo que no esté dentro de este marco es sospechoso casi de protofascismo, o de no democrático...

"(...) Como activista y líder vecinal --fue presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona-- vio emerger la figura de Ada Colau al frente de la PAH. Federalista convencido, no quiere que Ernest Maragall ni ERC dirijan el Ayuntamiento, y recomienda a la todavía alcaldesa que acepte los votos de Manuel Valls para seguir al frente del consistorio barcelonés. Y que se aleje del independentismo porque, asegura, no es una idea progresista.

-¿El procés ha pasado factura a Ada Colau?

- Sí, a todo el mundo. Al PSC ya le pasó y ahora le pasa a los comunes, que han tenido una dificultad de definir su proyecto estratégico. Su ambivalencia con el procés lo hace difícilmente identificable. Los votos que han determinado que Ada Colau no ganara la alcaldía son los que ahora han vuelto al PSC en los barrios populares de Barcelona. 

No por inversión social, ni por castigo a la gestión municipal, sino por crítica o desconfianza a su ambigüedad en el tema nacional. El discurso del PSC era más claro en esto: no quería de ninguna manera que Barcelona estuviera gobernada por un líder independentista. Se han perdido muchos votos en esos barrios, que además son los más difíciles de movilizar. 

Uno de los desafíos de los comunes en esta nueva etapa, si la sentencia del Supremo lleva aparejada la convocatoria de unas elecciones autonómicas, es definir un posicionamiento claro en la cuestión nacional. 

Por eso es determinante, y espero que lo hagan, que los comunes opten por un gobierno Colau-Collboni, porque es enviar un mensaje claro: no habrá connivencia con la aventura procesista. El único gobierno de izquierdas viable es entre los comuns y el PSC, y eso implica aceptar los votos de Manuel Valls para la investidura.  (...)

-¿Qué cree que hará Colau? Manuel Valls le ofrece sus votos para la investidura a cambio de nada...

-Supongo que lo está sopesando. Tiene mucho instinto político. Esperemos que acierte y su entorno también. El debate que se ha instalado es lógico, todo tiene sus costes. Pero aceptar los votos de Valls es pura democracia política. No son menos progresistas o menos legítimos sus votos que los de ERC. Están ahí porque una parte de la ciudadanía los ha votado. Y no es un pacto de gobierno. Valls está haciendo una jugada muy inteligente. Haga lo que haga Ada, él queda como un señor. No es inocente. 
Ha entendido que no puede jugar la carta de ser un muñeco de Ciudadanos. Ha sabido leer que su mal resultado es porque Cs fue a la manifestación de la plaza de Colón de Madrid. Ha sido primer ministro y la República francesa enseña mucho a hacer política. No tiene que haber ninguna reticencia a aceptarlo y saber que forma parte del juego de la política. Lo otro es entender que la política es una especie de cosa purista. Es como decir: "no queremos estos votos porque no nos gustan". 
Lo que nos ha de gustar o no es el destino de la ciudad, si está en manos de unos u otros. La gente que vota socialista o comuns se pregunta: "¿A qué estáis esperando, qué manías tenéis?". Porque intuyen que lo que hay en juego es eso, y no una parafernalia como de patio de escuela, prepolítica, de "este me gusta o este no, o me da miedo"...

-¿Y por qué parecen tan reticentes a aceptar esos votos de Valls?

-En el fondo, este miedo y estas reticencias de algunos a aceptar los votos de Valls es la presión del marco mental del independentismo. Han generado la idea de que todo lo que tiene que ver con la independencia es legítimo. Ellos pueden hacerlo todo. Y todo lo que no esté dentro de este marco es sospechoso casi de protofascismo, o de no democrático. Ellos pueden investir a un carlista como presidente de la Generalitat con votos de izquierda y la supuesta extrema izquierda y no pasa nada. 

Pero que tú formes tu propio programa y un gobierno de izquierdas y te vote un partido de centroderecha parece que sea un pecado mortal. Ese ha sido el gran triunfo del procesismo. Come la moral. Quien instala su relato dominante, gana. Si Ada toma, como esperamos muchos, la decisión de decir: "formo un gobierno con Collboni y salimos adelante", es enfrentarse a ese relato.

-¿Qué pasaría si Colau rechazara los votos de Valls y dejara la alcaldía a Maragall?

-El problema no es hacer alianzas con Maragall o no, sino conservar el poder o cederlo. La gente lo leerá así. Si no haces todo lo que puedes y está en tus manos, la gente no entendería este abandono del gobierno municipal más que como una cesión, o como una connivencia con el procés. Se leería así, por parte de la gente que ya ha hecho una advertencia seria en las municipales con este desplazamiento de votos por este motivo. 

Y sería dramático para el futuro del proyecto político de los comuns. Nos jugamos mucho con esta decisión. Espero que se imponga el seny, y que pese a todas las presiones y temblores de piernas, acabe apostándose por la salida más razonable y la que corresponde más al sentimiento mayoritario de la sociedad. (...)

-¿No ve viable entonces un gobierno municipal conjunto de Maragall y Colau?

-No se les puede arrastrar a la izquierda. ERC tiene una fuerza organizada y un objetivo claro. Nuestro espacio está en una situación de debilidad frente a ellos. En regidores, en territorio, en presencia mediática, en la Generalitat… la correlación de fuerzas es desigual. No puedes conducirlos a hacer otra política. 

Al contrario, sería el abrazo del oso. Y el discurso de Maragall después de las elecciones fue que quiere convertir Barcelona en centro de agitación procesista. Aparte de que Maragall representa unas prácticas muy liberales: fue de los consejeros más derechistas del Tripartito. Su ley de Educación generó cuatro huelgas generales. El objetivo de ERC está subordinado al procés y a la lucha por la hegemonía. ERC ha tenido un resultado impresionante en las municipales, pero en las europeas ha ganado Puigdemont

 Su lucha por la hegemonía no está resuelta. Y ese es un motor de desestabilización en Cataluña y España. Un gobierno de ERC en Barcelona estaría constantemente condicionado por esto. Las políticas de ciudad y la gestión serían secundarias para ellos.

-¿Ve a Maragall como próximo alcalde?

-Espero que no. Sería un problema grave, porque situaría Barcelona, con todo su potencial y su proyección internacional, como una plataforma para una próxima embestida secesionista, una nueva aventura para nuevos episodios de tensión institucional. Es algo objetivo, no demonizo. No quiero decir que no se puedan llegar a acuerdos con ERC. Sino, políticamente, el papel que jugaría una alcaldía de ERC en estos momentos y en este contexto político.

-¿Cuál es la salida en los próximos días?

-La decisión está en manos de los dirigentes de los comuns. Espero que sopesen los pros y los contras. Cualquier opción tiene sus costes. Un gobierno Colau-Collboni, aceptando los votos de Valls, tiene el coste que todos se imaginan. Al minuto siguiente de aceptar esta perspectiva, la división mediática Ítaca se lanzará por tierra, mar y aire, y tendremos a TV3, Catalunya Ràdio y los otros diarios subvencionados hablando de “traición nacional”, “botiflers” y todo lo que puedas imaginar. Gabriel Rufián repartirá sus monedas de plata en Twitter… si hubiera una república, lo nombrarían gobernador del banco de Cataluña. 

La responsabilidad democrática de las izquierdas pide tener la capacidad de aguantar esta embestida y apostar por una reconducción del conflicto. (...)"           

5/10/18

¿Qué ha pasado en este país para que un personaje como éste tenga posibilidades de ser alcalde de Barcelona? Torra es mas facha que él. El president del Parlament, el chalado de Bruselas y todo el rebaño de profesores de instituto y amateurs que dirigen la República imaginaria, parecen una colla de payasos al lado de este tipo... lo que ha pasado es que se ha quebrado el consenso interno que sostenía la convivencia en Catalunya... en Barcelona se ha abierto una gran oportunidad y Valls, que es un oportunista profesional, la ha visto... después de que la izquierda regalara buena parte de su base electoral a Ciudadanos...

"Los medios de comunicación del procés, la prensa del movimiento de este país, han puesto el grito en el cielo. Sus voluntariosos comisarios y bien pagados plumíferos parecen estar literalmente cagados por la candidatura de Manuel Valls. (...)

No se trata de que sea un fracasado en su país de acogida. A un tipo que a su edad ha sido alcalde, diputado ministro y primer ministro en Francia, esa etiqueta no le va. No es su talla como político lo que hay que debatir, a menos que queramos compararla con la de sus competidores a la alcaldía o con las figuras que hoy presiden la Generalitat, el Parlament, los partidos políticos catalanes, etc. En esa foto, Valls no es, precisamente, el más bajito. Tampoco el más facha.

La Presidentorra (el concepto es homenaje a Albert Soler del Diari de Girona, el último periodista cuerdo que queda en Catalunya) es bastante más facha que él: el discurso de Torra sobre los españoles (que en la prensa del movimiento apenas ha sido tema) sitúa a Valls bien a la izquierda del actual honorable.

El president del Parlament, el chalado de Bruselas y todo el rebaño de profesores de instituto y amateurs que dirigen la República imaginaria, parecen una colla de payasos al lado de este tipo, formado en la escuela republicana (esta de verdad) francesa. Valls tiene los pies en el suelo, sabe sumar y restar. Sabe lo que es un estado, lo que es Europa, lo que es y no es un referéndum. En resumen, al lado de los de aquí es un profesional.

Claro que es un oportunista, claro que es de derechas, pero me remito a la pregunta del inicio: ¿qué ha pasado en este país para que un tipo como él tenga posibilidades de hacerse con la alcaldía? Pues lo que ha pasado es que se ha quebrado el consenso interno que sostenía la convivencia en Catalunya.

 Aquí unos eran nacionalistas, y otros no. Unos lo eran al 90%, otros al 50%, otros al 10% y otros no lo eran en absoluto, pero todos se respetaban y se soportaban los unos a los otros. Hoy sospecho que la mayoría de los catalanes apoyarían a quien fuera capaz de coser ese divorcio y acercarnos al matrimonio anterior.

 En Barcelona ese deseo es tan fuerte que el cinturón periférico de la ciudad que siempre votó a la izquierda catalanista, hoy vota a un partido de derechas cuya bandera es el antinacionalismo, lo que mucha gente ve como una especie de procés al revés. Es decir, en Barcelona se ha abierto una gran oportunidad y Valls, que es un oportunista profesional (no confundir con uno amateur e ignorante), la ha visto.

Después de que la izquierda regalara buena parte de su base electoral a Ciudadanos, de que el nacionalismo lo dividiera todo con la ilusión de su Ínsula barataria y que revitalizara con sus banderas a la derecha corrupta, tanto en Madrid como en Barcelona, ¿de qué podemos quejarnos?

Este pueblo grande en el que se ha convertido Barcelona tendrá al Valls que se merece. La escuela política francesa es superior a la española. No es un juicio de valor, es una cuestión de años de libertad y en eso nos llevan bastante ventaja.  (...)

 Lean el artículo que Valls publicó hace unos días en El País. Era un producto perfecto. Quiere arramblar con todo; con los antinacionalistas, con los castellanoparlantes, con los asustados por el procés, con los desencantados con todas las demás opciones, y hasta con un buen sector del catalanismo. Pujol, Maragall, Coby, els castellers, el tío Perico y la virgen de Montserrat, si hace falta. No se rían: este tipo puede ganar. Y hay que preguntarse por qué."           (Rafael Poch, CTXT)

27/5/15

La movilización de los distritos de izquierda hunde a Trias

"Dieron durante tres décadas la alcaldía al PSC, durmieron en 2011 y ayer catapultaron a Ada Colau. Los seis distritos históricamente vinculados a la izquierda han proporcionado a la activista una histórica victoria en la capital catalana gracias a un aumento de la movilización que superó en varios de ellos los ocho puntos respecto a 2011. 

Nou Barris, por encima de todos, fue el más determinante para inclinar la balanza en favor de Colau, que barrió con el 34% de los votos y más de 16.000 papeletas de ventaja respecto a Xavier Trias. El convergente quedó aquí como quinta fuerza y apenas logró el apoyo de una décima parte de los 67.000 votantes.

Aunque mucho menor en tamaño —con apenas 25.000 votantes—, fue sin embargo en Ciutat Vella donde más apoyo en porcentaje obtuvo Colau: un 35,3%, 20 puntos más que CiU. Sant Andreu, Sant Martí, Sants Montjuïc y Horta-Guinardó fueron los otros cuatro distritos que llevaron a CiU a la derrota. La candidata de Barcelona en Comú logró en ellos cerca del 28% de los votos y una decena de puntos de ventaja respecto al alcalde saliente.

A Trias no le sirvió el apoyo logrado en los feudos más favorables, especialmente Sarrià-Sant Gervasi. El 41,5% de vecinos de este distrito votaron a CiU, mientras apenas el 10,5% lo hicieron por Colau. Les Corts —32,5% para Trias y 14,9% para Colau— y Eixample —29,7% y 21,3%— fueron los otros dos distritos que más se movilizaron en favor de Trias, mientras en Gràcia la cosa estuvo mucho más disputada: CiU ganó con un 26,6% de los votos, tres puntos más que Colau.

Ciutadans obtuvo ayer un notable éxito al ser la tercera fuerza más votada por los barceloneses, un resultado que en parte se fraguó en Sarrià-Sant Gervasi donde logró una sorprendente segunda plaza sacando más de 2.000 votos al PP. Nou Barris fue, en cambio, el distrito al que menos sedujo la candidata Carina Mejías, que quedó aquí relegada a la séptima plaza. 

ERC obtuvo un apoyo uniforme en Barcelona, donde quedó tercera o cuarta fuerza en ocho de los 10 distritos de la capital. Curiosamente, su apoyo se hunde en los dos situados en los extremos ideológicos y económicos. En Sarrià-Sant Gervasi, ERC quedó en quinto lugar, mientras en Nou Barris quedó como sexto.

El PSC, que bajó hasta el quinto lugar en Barcelona, tuvo un comportamiento desigual según los distritos. Así, mientras mantuvo un apoyo significativo en Nou Barris (16,2%) y Sant Andreu, Sant Martí, Ciutat Vella y Horta-Guinardó (alrededor del 11%), prácticamente desaparecieron en Sarrià (4% ) y Gràcia (6%).

La CUP, por su parte, logró su entrada al Ayuntamiento con un moderado aunque bien repartido apoyo por todos los distritos."             (   , El País, Barcelona 25 MAY 2015)

5/12/12

‘El ‘pecado’ de Ciudadanos es haber cruzado una de las líneas rojas de la política catalana. [...] Todas las fuerzas políticas catalanas, incluido el PPC, entienden una Cataluña catalana y en catalán. Ciudadanos postula una Cataluña española y bilingüe’

"Rafa Martínez, catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Barcelona, en un artículo publicado este lunes en El Periódico:

‘[...] Dos sambenitos comienzan a difundirse entre la ciudadanía con una cierta prodigalidad: Ciudadanos es un partido ultraconservador y Ciudadanos es un partido hipercentralista. Y lo tildo de difamación porque el partido se autodefinió congresualmente de centroizquierda, y su propio electorado, según el CEO -dudo si se le puede seguir citando como fuente de autoridad-, se autoubica en el centro ideológico.

 Incluso un simple repaso de sus votaciones durante la anterior legislatura [autonómica] nos muestra que, en defensa del Estado del bienestar, votó de manera casi sistemática junto con ICV-EUiA, PSC y ERC.

 Igualmente, su programa político explicita que frente al independentismo de Mas el Breve y el toda la Constitución y nada más que la Constitución del PP de Rajoy el Inmóvil, Ciudadanos opta por un camino que, partiendo del federalismo que ya rezuma la Constitución de 1978, ahonde en este diseño y aborde las reformas necesarias -incluidas las económico financieras- para culminar un modelo inacabado durante la Transición.

 En ninguno de los dos temas parece postular ese modelo rancio fascistoide que se le imputa. Pero desde el pulso social que me ofrece el contacto con la juventud en la universidad, ambas mortajas han cuajado. Sin embargo, ha tenido 275.000 votos, luego parece que una parte del electorado sí lo tiene en cuenta y no da crédito a los bulos. ¿Cómo se explica esta paradoja? ¿O es que en Cataluña hay más de un cuarto de millón de fascistas?

Una posible explicación sería el inconfesado objetivo de expulsarlo del teatro político.(...)

 No hay duda de que la persistente difamación a la que se ha visto sometida esta fuerza política ha cuajado en el imaginario colectivo; pero parece que no en buena parte del electorado.

Sin embargo, creo que el pecado de Ciudadanos es haber cruzado una de las líneas rojas de la política catalana. Haberse adentrado no en un terreno incómodo, sino en un suelo sagrado. Lo que Jaime Balmes llamaría la Constitución interna de un país. Lo que permanece inalterable por generaciones y que no es susceptible de ser mutado en proceso constituyente alguno.

 El resultado de la agregación de siglos de historia y tradición común que forjan un pueblo. Aquellos elementos por todos compartidos y que adquieren por ello dimensión inmutable. Todas las fuerzas políticas catalanas, incluido el PPC, entienden una Cataluña catalana y en catalán. Ciudadanos postula una Cataluña española y bilingüe. Eso, para el resto de las fuerzas políticas, es jugar fuera de los lindes del sistema de partidos del Principado.

[...] A la tradicional dimensión ideológica (derecha-izquierda) se une [en Cataluña] la nacional (españolismo-catalanismo), generándose cuatro espacios diferentes (derecha españolista, derecha catalanista, izquierda españolista e izquierda catalanista) que nos permiten vislumbrar terrenos de competencia electoral en el interior de cada sector y en las fronteras entre ellos. 

Sin embargo, salvo el PP todo el arco parlamentario catalán elude la dimensión española. Esto ha facilitado el todos contra el PP y la identificación de la dimensión española como únicamente conservadora -más aún, totalitaria y jacobina-.

No resulta extraño, en esa configuración del sistema político catalán, que Ciudadanos sea percibido como un cuerpo extraño y que se generen anticuerpos para eliminarlo. Sin embargo, todo apunta a que el virus ha mutado y se ha hecho más fuerte y que en ese páramo de la izquierda no catalanista hay electores. ¡Unos cuantos!‘."           (lavozdebarcelona.com, 04/12/2012)