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23/7/24

POLITICO: Los guerreros independentistas de Escocia aplastados en las elecciones generales del Reino Unido... el SNP ahora tiene solo nueve escaños en el parlamento del Reino Unido, un impresionante cambio de fortuna en comparación con los 48 de los 59 escaños de Escocia que obtuvo la última vez que Gran Bretaña fue a las urnas en 2019... "Hasta cierto punto, la gente se ha desenamorado de nosotros y debemos preguntarnos por qué", dijo a la BBC Ian Blackford, ex líder del SNP

 "Los conservadores británicos no son los únicos grandes perdedores de las elecciones generales del Reino Unido.

Tras dominar la política escocesa durante años, el independentista Partido Nacional Escocés también tuvo una noche terrible.

Con el resultado final de las elecciones declaradas el sábado, el SNP ahora tiene solo nueve escaños en el parlamento del Reino Unido, un impresionante cambio de fortuna en comparación con los 48 de los 59 escaños de Escocia que obtuvo la última vez que Gran Bretaña fue a las urnas en 2019.

El resultado representa un desastre para el SNP, que afirmaba que ganar una mayoría de escaños en estas elecciones representaría un nuevo mandato para la independencia. El asediado líder del partido, John Swinney, dijo inmediatamente después que asumía la responsabilidad por el pobre resultado. Ahora se enfrentará a preguntas sobre lo que este revés significa para los sueños independentistas del partido.

"Es un resultado muy pobre para el Partido Nacional Escocés esta noche", dijo Swinney a la BBC. "Tendremos que hacer un examen de conciencia como partido".

En su intervención la noche de las elecciones, un candidato del SNP, al que se le concedió el anonimato para hablar con libertad, argumentó que el partido había "luchado por hacerse oír en el debate nacional", señalando el deseo de los votantes de deshacerse del gobierno conservador.

La mayoría de las enormes pérdidas del SNP fueron a manos de un rejuvenecido Partido Laborista Escocés, bajo su dinámico nuevo líder Anas Sarwar. (...)

El ascenso de los laboristas escoceses se produjo mientras caía la popularidad del SNP en Escocia. El SNP se ha enfrentado a una serie de escándalos, junto con la disminución de la fe en su gestión del gobierno escocés descentralizado. El partido también ha luchado por encontrar una figura de liderazgo con el mismo perfil nacional que Nicola Sturgeon, que dimitió bajo una nube en 2023.

"Hasta cierto punto, la gente se ha desenamorado de nosotros y debemos preguntarnos por qué", dijo a la BBC Ian Blackford, ex líder del SNP en Westminster. (...)"     

(Andrew McDonald  , POLITICO, 05/07/24, traducción DEEPL)

9/3/23

¿Están muertos los movimientos independentistas europeos? Tanto en el caso escocés como en el catalán, podemos ver que los partidos independentistas pueden seguir aprovechando las energías latentes de sus respectivos referendos para obtener éxito electoral, mientras que en realidad no proporcionan ningún impulso genuino hacia la independencia en sí... describimos esta política como "neo-autonomismo": "un marco nacionalista permanente... sin un movimiento correspondiente hacia la condición de Estado... El neoautonomismo ha sido la política dominante en Escocia y Cataluña tras los referendos, pero tiene sus límites. Uno de ellos es el fracaso de los gobiernos neoautonomistas descentralizados a la hora de hacer uso de los poderes que tienen para llevar a cabo transformaciones sociales y económicas. Tanto el SNP como ERC han sido en gran medida gestores ortodoxos del neoliberalismo a nivel descentralizado, y no han respondido a la crisis de la inflación con las medidas radicales necesarias para defender el nivel de vida de la clase trabajadora. Al final, crece el cinismo ante las promesas de cambio para mañana cuando se hace poco en el presente... Nacionalismo sin independencia. Existe un precedente: el Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV) ha dominado la política vasca sobre esta base casi sin interrupción durante más de 40 años. Sin embargo, a diferencia del SNP y ERC, EAJ-PNV tiene vínculos muy estrechos con la burguesía vasca, especialmente con el capital fósil

 "¿Han muerto los movimientos independentistas europeos? El periodista alemán Wolfgang Münchau cree que sí.

En un blog, sostiene que la dimisión de Nicola Sturgeon como Primera Ministra de Escocia es el golpe fatal para "el último de los grandes movimientos independentistas de Europa".

Más allá de Escocia, la fuerza independentista de extrema derecha Vlaams Belang ("Interés Flamenco") en Flandes y el movimiento independentista catalán hace tiempo que dejaron de ser amenazas serias para la unidad de sus respectivos Estados, argumenta.

Algunos de los razonamientos de Münchau son muy cuestionables. Por ejemplo, parece opinar que el partido nacionalista español de extrema derecha Vox está ganando votantes a los partidos independentistas catalanes. Desafío a Münchau a que vaya a Cataluña y encuentre un solo votante que haya cambiado en esta dirección. Sospecho que estará buscando durante bastante tiempo.

A pesar de la argumentación defectuosa, Münchau ha dado con algo sobre lo que merece la pena reflexionar: ¿por qué los movimientos independentistas europeos parecen ser significativamente menos amenazadores hoy que a mediados de la década de 2010? Y si están en declive, ¿se trata de una tregua temporal o de una disminución a más largo plazo?

Indicadores pasivos

Los partidos independentistas siguen teniendo éxito electoral. En Escocia, puede que el SNP haya sido vapuleado en los últimos meses, pero sigue siendo significativamente más popular que cualquier otro partido. En Cataluña, el apoyo a los partidos independentistas ha demostrado ser tenaz a pesar de la embestida estatal tras el referéndum "salvaje" de 2017. De hecho, en las últimas elecciones de 2021, los partidos independentistas obtuvieron por primera vez una clara mayoría parlamentaria. Las encuestas siguen bastante ajustadas a favor y en contra de la independencia tanto en Escocia como en Cataluña.

En otros lugares, los partidos independentistas parecen ir viento en popa. El Sinn Féin, que Munchaü no menciona, es ahora el partido más grande en el norte y el sur de Irlanda, mientras que EH Bildu en el País Vasco y el BNG en Galicia lograron sus mejores resultados en las elecciones parlamentarias de 2020, quedando ambos en segundo lugar. En Flandes, Vlaams Belang lidera actualmente las encuestas para las elecciones belgas de 2024. El apoyo independentista, registrado a través de los resultados electorales y las encuestas de opinión, parece más resistente que nunca en Europa.

Pero por debajo de estas tendencias principales, se ha producido un debilitamiento de la participación electoral, especialmente entre los votantes de clase trabajadora, una señal de que los movimientos independentistas ya no pueden actuar como recipientes para los alienados e ignorados por los partidos de ámbito estatal.

En Escocia, la participación en el referéndum de 2014, del 84,6%, fue histórica. El número de personas que se registraron para votar -el 97%, 330.000 personas por primera vez- fue igualmente impresionante. Según un estudio, las personas que "temían el desempleo", que se encontraban en el 25% de los ingresos más bajos y los inquilinos de viviendas sociales eran los más propensos a votar Sí.

En los años siguientes, la participación electoral ha disminuido. En las siguientes elecciones, las generales del Reino Unido de 2015, acudió a las urnas el 71,1% de los escoceses, un 7% más que en las anteriores elecciones generales de 2010. En las más recientes Elecciones Generales de 2019, en las que estaba en juego el 'Brexit', la participación escocesa fue del 68,1%. En las elecciones más recientes en Escocia, las locales de 2022, la participación cayó al 43%, desde el 47% de 2017. En Inverclyde, una de las circunscripciones de Westminster más pobres de Escocia, el 75,2% acudió a las urnas en 2015, porcentaje que cayó al 66,4% en 2017 y al 65,8% en 2019. Los votantes animados por 2014 no están volviendo a los partidos unionistas, simplemente están volviendo a la apatía.

En Cataluña, las dinámicas de clase son más complejas, pero ha habido una caída aún más marcada en el compromiso de los votantes después del referéndum de 2017. En las elecciones regionales de diciembre, inmediatamente después del 1-O, votó el 79,1%. Para las elecciones regionales de 2021, esa cifra había caído a solo el 51,3%. Casi un tercio del electorado abandonó en los cuatro años entre la insurgencia y el desánimo.

Indicadores activos

Sería un error analítico evaluar el grado de amenaza de los movimientos independentistas para sus respectivos Estados basándose únicamente en estos indicadores pasivos de participación. La dinámica de la política independentista depende tanto de lo que ocurre en las calles como de la intensidad del conflicto entre los partidos independentistas y el Estado. En estos indicadores activos, está muy claro que el dial ha bajado significativamente desde los máximos de 2014-2017, cuando tanto Escocia como Cataluña tenían movimientos insurgentes y parecían estar al borde de la independencia. 

Bajo el liderazgo de Sturgeon, el movimiento independentista escocés se ha ido vaciando lentamente de vida desde el referéndum de 2014. El primer golpe fue que Sturgeon diera prioridad a una "votación popular" en todo el Reino Unido sobre la UE frente a una votación independentista. En segundo lugar, la primera ministra acumuló mandatos a favor de un referéndum de independencia victoria electoral tras victoria electoral, pero no cumplió sus repetidas promesas de que esos mandatos serían suficientes por sí mismos (desalentó los movimientos de protesta) para celebrar ese referéndum.

Cuando la realidad -que Westminster no era tan susceptible a la presión democrática como Sturgeon pretendía- se hizo demasiado obvia para evitarla, Sturgeon presentó un recurso ante el Tribunal Supremo del Reino Unido que seguramente sabía que tenía casi cero posibilidades de éxito. Esa derrota legal la dejó pregonando un "referéndum de facto" en unas elecciones generales del Reino Unido en las que ni ella ni su partido tenían ninguna fe real, y se retiró antes de tener que defender esa posición en una conferencia especial del SNP el próximo mes.

En cuanto a Cataluña, tras el referéndum de 2017, las energías iniciales se dedicaron, comprensiblemente, a resistir la represión estatal contra los líderes del movimiento y cientos de activistas que se enfrentaban a penas de prisión, lo que colocó al movimiento en una posición defensiva. Desde que el gobierno de coalición de centro-izquierda de PSOE y Podemos llegó al poder en Madrid a principios de 2020, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha sido capaz de desplegar con éxito una estrategia de divide y vencerás hacia los dos principales partidos independentistas de Cataluña, cooptando al centro-izquierda ERC, que ha apoyado al gobierno en Madrid en votaciones cruciales, mientras que mantiene al centro-derecha Junts per Catalunya a distancia.

Sánchez presionó a los jueces españoles para que indultaran a los líderes independentistas catalanes en 2021, una medida que rebajó la tensión. Mientras tanto, un "diálogo" constitucional en curso pero totalmente infructuoso entre el Gobierno español y ERC ha alejado la política catalana de la ruptura y la ha acercado al Estado español. Cuando el Gobierno de coalición ERC-Junts se desmoronó en vísperas del quinto aniversario del referéndum de 2017, en septiembre de 2022, fue un potente símbolo del fracaso del movimiento a la hora de encontrar una nueva estrategia para hacer frente al duro "no" del Estado español a un referéndum.

El neoautonomismo y sus límites

Tanto en el caso escocés como en el catalán, podemos ver que los partidos independentistas pueden seguir aprovechando las energías latentes de sus respectivos referendos para obtener éxito electoral, mientras que en realidad no proporcionan ningún impulso genuino hacia la independencia en sí. En nuestro libro de 2022 "Scotland After Britain", James Foley, el difunto Neil Davidson y yo describimos esta política como "neo-autonomismo": "un marco nacionalista permanente... sin un movimiento correspondiente hacia la condición de Estado".

El neoautonomismo ha sido la política dominante en Escocia y Cataluña tras los referendos, pero tiene sus límites. Uno de ellos es el fracaso de los gobiernos neoautonomistas descentralizados a la hora de hacer uso de los poderes que tienen para llevar a cabo transformaciones sociales y económicas. Tanto el SNP como ERC han sido en gran medida gestores ortodoxos del neoliberalismo a nivel descentralizado, y no han respondido a la crisis de la inflación con las medidas radicales necesarias para defender el nivel de vida de la clase trabajadora. Al final, crece el cinismo ante las promesas de cambio para mañana cuando se hace poco en el presente.

Otro límite es que estos partidos dependen en última instancia de los activistas que conforman el movimiento social independentista para financiarse y hacer campaña electoral; si desmoralizan demasiado a estos activistas, la campaña electoral se resentirá. Tras haber visitado Barcelona con motivo del quinto aniversario de las protestas por el referéndum de 2017, el 1 de octubre, me quedó muy claro que la división entre ERC y el movimiento ya se ha convertido en un abismo. En Escocia, el SNP ha pasado de ser el mayor partido per cápita de Europa tras el referéndum de 2014 a tener una base partidaria reducida y vaciada. Como ha señalado David Jamieson, uno de los posibles desencadenantes de la dimisión de Sturgeon puede haber sido el creciente escándalo sobre si el partido utilizó fraudulentamente fondos recaudados del público específicamente para la campaña del Sí en actividades rudimentarias del partido. Ni ERC ni el SNP pueden confiar en las fuentes tradicionales de efectivo de los partidos de ámbito estatal -grandes empresas y sindicatos- para financiar sus operaciones.

Con el neoautonomismo cada vez más agotado, la trayectoria más probable es que ERC y el SNP deriven hacia convertirse en partidos más o menos satisfechos con tratar de acumular más competencias transferidas dentro del Estado hegemónico. Nacionalismo sin independencia. (Existe un precedente: el Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV) ha dominado la política vasca sobre esta base casi sin interrupción durante más de 40 años. Sin embargo, a diferencia del SNP y ERC, EAJ-PNV tiene vínculos muy estrechos con la burguesía vasca, especialmente con el capital fósil).

Una dirección más improbable es que los partidos independentistas empiecen a desaparecer como fuerzas políticas serias, con el público volviendo a los partidos de ámbito estatal que fueron dominantes en el siglo XX. Esto requeriría una transformación del Estado, de forma que pudiera realmente proporcionar un aumento sostenido del nivel de vida para la mayoría y pudiera actuar como un control efectivo del poder corporativo. En ninguna parte de Europa hay indicios de que sea probable un resurgimiento serio de la socialdemocracia.

Una tercera posibilidad es que las fuerzas de la independencia desde abajo encuentren un impulso renovado a través de una agenda más ambiciosa de ruptura constitucional acompañada de soluciones verdaderamente radicales a la crisis inflacionista. Esto requeriría encontrar formas creativas de apoyar al movimiento huelguístico emergente, especialmente cuando entra en conflicto directo con los gobiernos neo-autonomistas descentralizados. Esta combinación de políticas constitucionales y de clase podría reavivar el movimiento sobre una nueva base, presionando a partidos como ERC y el SNP para que entablen una relación de mayor confrontación con el Estado.

Münchau se equivoca al afirmar que los movimientos independentistas europeos están muertos, pero corren el riesgo de convertirse en irrelevantes para las grandes cuestiones de nuestro tiempo si la deriva neoautonomista continúa durante mucho más tiempo."  
                (Ben Wray, Brave new Europe, 04/03/23)

2/12/22

Qué opciones tiene Escocia tras el “no” del Tribunal Supremo al referéndum de independencia

 "Este miércoles empezó con una cuestión resuelta de forma inequívoca: no, el Parlamento escocés no tiene el poder de legislar para celebrar un segundo referéndum de independencia sin la aprobación del Gobierno británico. Pero terminó con un nueva lista de imponderables en torno a la cuestión constitucional, ninguno de los cuales es probable que se resuelva en un futuro próximo.

En su apresurada rueda de prensa, menos de dos horas después de que el Tribunal Supremo anunciara su dictamen sobre la legalidad del proyecto de ley de referéndum, Nicola Sturgeon dijo a los periodistas que no tenía detalles de su plan para plantear la cuestión de la independencia al electorado en las próximas elecciones generales porque hace falta tiempo para reflexionar y debatir en el partido.

Pero la conclusión ineludible es que este “referéndum de facto” —una apuesta que ella misma admite no querer hacer— presenta un atolladero de complicaciones políticas y procedimentales que difícilmente la acerquen a su objetivo final: la independencia de Escocia.

En cambio, Sturgeon hizo hincapié en el “insostenible” déficit democrático identificado por la sentencia, y dijo que el mandato y la mayoría parlamentaria para un referéndum son “sencillamente innegables”. También es cierto que los sondeos de opinión muestran un apoyo a la independencia que ronda el 50%, aunque el apetito por un cambio inmediato es más variable.

Hay interrogantes de orden práctico: ¿qué pregunta plantearía el Partido Nacional Escocés a los votantes? Sturgeon dijo que podía imaginarse “un manifiesto acompañado de un libro blanco”, lo que recuerda al formato de la anterior campaña por el sí de 2014. Asimismo, reconoció la necesidad de “una claridad meridiana respecto a lo que la gente está votando”.

¿Un segundo referéndum?

¿Cómo funcionaría la campaña? ¿Los candidatos del partido solo responderían a preguntas sobre la independencia? ¿Qué resultado constituiría una victoria? En anteriores ocasiones, Sturgeon había sugerido un resultado en el que más del 50% de los votos fueran para los partidos independentistas (que incluyen al Partido Nacional Escocés, los Verdes escoceses y el Alba, el partido separatista que fundó el ex primer ministro escocés Alex Salmond en 2021), aunque ahora no quiso pronunciarse al respecto. ¿Cómo espera que otros partidos participen de esta discusión de un solo tema? ¿Boicotearían ciertos votantes unas elecciones basadas en la independencia?

En un nivel fundamental, siempre ha asegurado que persigue el “estándar más alto” para la legitimidad y la legalidad en una segunda votación por la independencia. Antes se había mofado de rutas como la que ahora parece querer seguir.

El miércoles por la mañana, una optimista Sturgeon insistió en que no “iría a implorarle” al Gobierno de Reino Unido otra petición para que conceda una orden de la Sección 30, la que se utilizó antes del referéndum de 2014 para transferir los poderes necesarios al Gobierno escocés para convocar la votación.

Pero incluso si su plan de “referéndum de facto” tiene éxito en términos de votos, lo que le permitiría argumentar que cuenta con un mandato para negociar la separación con Westminster, ¿la colocará realmente en una posición diferente a la que ocupa ahora? Después de todo, Sturgeon ha ganado una serie de mandatos en anteriores elecciones en Escocia y en Reino Unido, con una plataforma que daba prioridad a un segundo referéndum y que el Gobierno del Reino Unido sistemáticamente se ha negado a reconocer.

Y es probable que este firme “no” permanezca así, independientemente de quién sea primer ministro, mientras los laboristas sigan esquivando cualquier sugerencia de entablar un diálogo sobre este asunto con los nacionalistas escoceses.

El espíritu independentista y la inflación

¿Y qué significa la sentencia para los independentistas que se reúnen en Escocia y en todo Reino Unido? Los organizadores de las concentraciones subrayaron la importancia de la visibilidad, más allá de lo desanimada que pueda sentirse la gente, y Sturgeon anticipó que, tanto en esas concentraciones como en los meses venideros, se verá “el verdadero espíritu del movimiento independentista”. 

Pero, ¿hasta qué punto puede sostenerse este impulso, otra vez sin una fecha a la que apuntar?

Los activistas veteranos sugieren que la decisión podría actuar como una herramienta de movilización que impulse a los partidarios a convertir los recientes documentos del Gobierno escocés sobre la independencia en un nuevo expediente que puede ser tratado pronto. Sturgeon ha apostado constantemente por la “negación de la democracia” de Westminster para impulsar el apoyo a la independencia.

Los jueces del Tribunal Supremo fueron inteligentes al reconocer que no tenía sentido postergar una decisión sobre la controvertida cuestión constitucional que volvería a presentarse un tiempo después bajo una fachada diferente y, al hacerlo, la trasladaron de la esfera jurídica a la política, a la que legítimamente pertenece.

Pero también existen asuntos más inmediatos que preocupan a los votantes. A medida que el invierno avanza y las temperaturas caen en picado en toda Escocia, muchos estarán más centrados en sus facturas de calefacción. Este jueves, casi todas las escuelas de Escocia han cerrado sus puertas debido a un conflicto salarial docente, mientras el ministro de Sanidad se esfuerza por encontrar una solución a la huelga de enfermeras anunciada. El Gobierno escocés está luchando con el devastador impacto causado por la inflación, el Brexit y el desastroso “mini presupuesto” de finanzas descentralizadas presentado por la administración de Liz Truss.

Este es el contexto en el que Sturgeon debe convencer a los votantes de que su Gobierno tiene la capacidad y la competencia para actuar en solitario, mientras además se enfrenta al reto de persuadir a los indecisos moderados en un momento en que las continuas crisis e incertidumbres inclinan a muchos a aferrarse al statu quo.

Como dijo la primera ministra a los periodistas hacia el final de su rueda de prensa: “La democracia siempre es un riesgo”.               (Libby Brooks, eldiario.es, Glasgow, eldiario.es, 24/11/22)

1/12/22

POLITICO: Escocia no podrá convocar un nuevo referéndum... El Supremo niega al Parlamento escocés la facultad para convocarlo... así que Sturgeon se pasa a su plan 'B', o sea, independencia unilateral a la escocesa: convertirá en un 'referéndum de facto' las próximas elecciones generales del Reino Unido (en el 2024)... si consigue una victoria de más del 50% de los votos en los escaños escoceses, lo considerará como un "Sí" en el referéndum

"El máximo tribunal del Reino Unido falla en contra de los planes de Nicola Sturgeon para un segundo referéndum de independencia.

El Tribunal Supremo confirma que el Parlamento escocés no puede organizar la votación sin el consentimiento de Westminster.
El Tribunal Supremo del Reino Unido ha dictaminado por unanimidad que el gobierno escocés no puede celebrar un referéndum de independencia sin el permiso de Westminster, lo que supone un golpe a los esfuerzos de la primera ministra Nicola Sturgeon por conseguir la soberanía que ansía su Partido Nacional Escocés.

Al leer la sentencia, ampliamente esperada, el miércoles por la mañana, Robert Reed, el presidente del tribunal, dijo que "el parlamento escocés no tiene poder para legislar un referéndum sobre la independencia de Escocia".

Como parte del último impulso de su gobierno escocés a la separación del Reino Unido, Sturgeon buscó un fallo del máximo tribunal del Reino Unido sobre si el parlamento escocés, con sede en Holyrood en Edimburgo, tiene el poder de organizar un segundo referéndum sin el consentimiento del gobierno del Reino Unido.

Su gobierno cree que tiene un mandato para una nueva votación después de que los partidos independentistas, incluido el SNP, ganaran la mayoría de los escaños en las elecciones escocesas de 2021.
El primer referéndum, que los independentistas perdieron por 55 a 45 en 2014, se produjo tras la decisión del entonces primer ministro David Cameron de ceder temporalmente a Holyrood la potestad de celebrar la votación.

Una sucesión de primeros ministros tories británicos, incluido el actual, Rishi Sunak, han dejado claro que esta vez no se repetirá, señalando el mensaje de altas figuras independentistas, incluida Sturgeon, en 2014 de que el referéndum sería un acontecimiento "único en una generación" o "una vez en la vida".

La sentencia del Tribunal Supremo -un resultado para el que ella y su equipo principal estaban preparados- frustra la estrategia de Sturgeon de intentar organizar una consulta de todos modos.

Pero cuando anunció en verano el plan de llevar la lucha por la independencia de Escocia a los tribunales, Sturgeon expuso su "plan B" en caso de que el tribunal fallara en contra del gobierno escocés.

Sturgeon dijo que si no es posible un "referéndum legal y constitucional", las próximas elecciones generales del Reino Unido -previstas para 2024- se convertirían en un "referéndum de facto" sobre la independencia. La expectativa es que el SNP haga campaña sobre el tema único de la independencia y trate una victoria de más del 50 por ciento de los votos en los escaños escoceses como si fuera un "Sí" en un referéndum.

El plan sigue sin desarrollarse y las figuras del gobierno escocés se han mostrado cautelosas sobre cómo funcionaría en la práctica. Algunos nacionalistas dudan de que la habitualmente cauta Sturgeon siga una estrategia arriesgada que requeriría el mejor resultado electoral de su partido.

Mientras tanto, el SNP espera utilizar el revés judicial para presionar al gobierno del Reino Unido e impulsar el apoyo a la independencia, que actualmente está empatado en las encuestas de opinión.
Sturgeon dijo que, aunque está "decepcionada" por el fallo, respeta la sentencia del tribunal.

"Una ley que no permite a Escocia elegir nuestro propio futuro sin el consentimiento de Westminster expone como un mito cualquier noción del Reino Unido como una asociación voluntaria y hace el caso de Indy", añadió en Twitter."  
            (Andrew McDonald POLITICO, 23/11/22)

18/10/22

Una Moneda escocesa para la independencia de Escocia

 "Un dinero escocés

El caos en el gobierno del Reino Unido es el telón de fondo en el que Nicola Sturgeon ha renovado su llamamiento a la independencia de Escocia. Esta vez, los planes incluyen un banco central independiente y una nueva moneda que se introduciría cuidadosamente de forma progresiva, como ella dice. En 2014, cuando Escocia celebró y perdió su referéndum sobre la independencia, todavía estaba abierta la cuestión de si Escocia debía mantener la libra o introducir una nueva moneda tras independizarse. Esta cuestión parece estar resuelta ahora.

Tras años de consultas, incluso con Bruselas, expuso sus planes sobre cómo funcionaría una Escocia independiente en tres documentos. El tercer documento esboza los planes para la independencia monetaria y fiscal, incluido el modo en que Escocia introduciría su propia moneda, banco central y agencia de deuda. Escocia también tendría que negociar con el gobierno del Reino Unido cómo dividir los activos y los pasivos.

Sturgeon se ha embarcado en una misión de largo recorrido para sacar a Escocia del Reino Unido y prepararla para entrar en la UE. Sus planes no convencieron en 2014, donde el 55% de los escoceses votaron por seguir formando parte del Reino Unido. ¿Serán diferentes las cifras hoy? La propuesta es mucho más seria esta vez. Los opositores siguen argumentando que aún no se conocen bien los costes económicos de esa transición. Todavía queda trabajo por hacer, pero creemos que es una propuesta más sustancial que la anterior. Luego está la cuestión del calendario.

El Brexit ha sido claramente un acelerador para el impulso hacia la independencia con su perspectiva de que Escocia se reincorpore a la UE una vez obtenida la independencia.

El caos actual en el Gobierno británico y su incapacidad para convertir el Brexit en una estrategia de crecimiento podría ayudar a Sturgeon a movilizarse. Pero también hay un contrafuerte. El Brexit podría llegar a revertirse bajo un nuevo gobierno laborista. El Brexit y la independencia de Escocia son altamente interactivos. ¿Seguirían los escoceses votando por la independencia si el Brexit estuviera a punto de revertirse, aunque fuera parcialmente? ¿Persistirían los laboristas en su promesa de no reabrir el Brexit si las encuestas sugieren una mayoría a favor de la independencia de Escocia en caso contrario? Sturgeon argumentó que el Reino Unido ya no ofrece fuerza económica, estabilidad o seguridad financiera. ¿Estaría Escocia en condiciones de construir una alternativa creíble? Una cosa son los planes y otra la ejecución. La credibilidad se construye con ambas cosas: una buena planificación y una buena implementación. Esto es especialmente cierto en tiempos como estos, en los que la gente experimenta cómo la imprevisibilidad afecta a la vida.

Sturgeon quiere que se celebre un nuevo referéndum en octubre de 2023, pero el gobierno del Reino Unido ha dicho que no ha pasado suficiente tiempo. Sturgeon recurrió al Tribunal Supremo del Reino Unido para determinar si la administración de Edimburgo tiene autoridad legal para celebrar un referéndum sin el consentimiento de Westminster. Si el tribunal falla en su contra, prometió utilizar las elecciones británicas de 2024 como plebiscito."            
         (Wolfgang Münchau , Eurointelligence, 18/10/22)

29/6/22

El debate sobre la independencia de Escocia se reinicia... La semana pasada, la primera ministra Nicola Sturgeon lanzó oficialmente la campaña de independencia del SNP... Pero, ¿podrá cumplir sus promesas? Tendrá que llegar a un acuerdo con el Gobierno del Reino Unido de una manera u otra. Esta es una realidad que no se puede discutir

 "Ha pasado más de un año desde las elecciones parlamentarias escocesas del pasado mayo. Aunque el gobernante Partido Nacional Escocés (SNP) no consiguió la mayoría de los escaños (le faltó un escaño), formó un acuerdo de cooperación con el Partido Verde Escocés. Ambos partidos apoyan la independencia de Escocia y, al igual que antes de las elecciones, el Parlamento escocés cuenta con una mayoría global a favor de la celebración de un nuevo referéndum de independencia y de que Escocia se convierta en un Estado independiente. Sin embargo, desde esas elecciones, el Gobierno escocés ha tratado hasta ahora la cuestión de la independencia como algo prácticamente inactivo.

La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, prometió que se celebraría un referéndum, si era posible, dentro de la primera mitad de la legislatura de cinco años, a finales de 2023. Sin embargo, más allá de eso, el gobierno hizo poco públicamente para avanzar en su visión de la independencia, tan arraigada desde hace tiempo. En su lugar, la prioridad era hacer frente a la pandemia y que no se viera que se centraba en la Constitución a expensas de la salud pública. Ahora, los tiempos han cambiado y también el enfoque.

El 14 de junio de 2022, con un acto de presentación en Edimburgo, Nicola Sturgeon intentó reiniciar el debate sobre la independencia de Escocia. Junto a su colega de los Verdes escoceses, Sturgeon declaró que "es hora" de volver a discutir la cuestión de la independencia. Paralelamente, el Gobierno escocés publicó un informe en el que se comparan los resultados económicos y sociales del Reino Unido con los de otros países europeos, tratando de demostrar que Escocia estaría mejor como Estado independiente. En lo que respecta al SNP, su autodeclarada moratoria para defender la independencia ha terminado sin lugar a dudas.

Renovación de la campaña independentista

El debate sobre la independencia de Escocia ha constado durante mucho tiempo de dos discusiones paralelas: una de procedimiento sobre si debe celebrarse un referéndum, y otra de fondo sobre si Escocia debe ser independiente. La mayor parte de la atención en los últimos años se ha centrado en el debate de procedimiento. De hecho, el Gobierno escocés lleva desde 2017 enfrascado en una disputa política con el Gobierno del Reino Unido sobre la perspectiva de un nuevo referéndum. Actualmente no existe consenso, ni entre los partidos del Parlamento escocés ni entre los gobiernos de Edimburgo y Londres, sobre si debe celebrarse un nuevo referéndum o cuándo.

Es de destacar, por tanto, que el SNP haya optado deliberadamente por centrar la renovada campaña independentista del Gobierno escocés en el debate de fondo. El informe de la semana pasada se ha presentado como el primero de una serie de documentos, denominados "Construyendo una nueva Escocia", que el gobierno pretende publicar por etapas en los próximos meses. Según Sturgeon, los próximos documentos abordarán los temas de la economía y las finanzas, la moneda, el bienestar y las pensiones, la pertenencia a la UE, el comercio, la defensa y la seguridad. En conjunto, deberían constituir el argumento del Gobierno escocés a favor de la independencia, de cara al referéndum que aspira a celebrar a finales del próximo año.

Dos aspectos de esta nueva campaña destacan. En primer lugar, la estrategia de los múltiples documentos de la Nueva Escocia supone un cambio respecto al enfoque del SNP antes del referéndum de independencia de 2014. En aquel entonces, el Gobierno escocés publicó un único informe de 650 páginas, titulado Scotland's Future, como su prospecto de firma para la estadidad. A pesar de su longitud, ese informe se recuerda hoy en día sobre todo por su vaguedad y precipitación. Con su serie "Nueva Escocia", el SNP espera sin duda evitar críticas similares esta vez, abordando los temas centrales del debate de fondo de forma específica y planificada.

En segundo lugar, el Gobierno escocés ha intentado, por ahora, evitar el debate de procedimiento. La serie "Nueva Escocia" se centra en presentar argumentos a favor de la independencia y en convencer a los votantes de que respalden esa opción. No está diseñada para abordar la cuestión no resuelta de cómo celebrar un referéndum cuando el Gobierno del Reino Unido se opone a esa premisa. De hecho, puede parecer bastante extraño haber lanzado una nueva campaña de referéndum de independencia cuando el propio referéndum aún no ha sido acordado entre Edimburgo y Londres. Sin embargo, la justificación para hacerlo habla de las presiones contrapuestas que pesan sobre el SNP y los Verdes escoceses en su búsqueda tanto de un referéndum de verdad como de un futuro Estado.

El cálculo del referéndum escocés

Desde que planteó por primera vez la posibilidad de un nuevo referéndum de independencia en respuesta al Brexit, el Gobierno escocés ha sido consistente en pedir que sea "legal" y "constitucional". En otras palabras, su objetivo es proporcionar una ruta genuina hacia la independencia, si los votantes eligen ese camino. En última instancia, ese objetivo sólo puede alcanzarse mediante la cooperación con el Gobierno del Reino Unido. Sin embargo, el primer ministro británico, Boris Johnson, ha dejado claro en varias ocasiones, incluso después de las elecciones al Parlamento escocés del año pasado, que no quiere discutir la cuestión. En este sentido, el SNP intenta ahora aplazar las cuestiones de procedimiento y concentrarse en sus argumentos de campaña, ya que éstos no dependen de una negociación externa. Esos argumentos pueden ser formulados y ofrecidos a los votantes directamente, con el imprimatur del Gobierno escocés, en su propio calendario.

Además, la búsqueda por parte del movimiento independentista de su mayoría popular, expresada finalmente en un referéndum, se considera cíclica. Un resultado de un referéndum favorable a la independencia puede dar lugar a la creación de un Estado, y la opinión pública favorable a la independencia puede dar lugar al referéndum. En los últimos meses, los sondeos indican que los votantes están divididos de forma bastante equitativa sobre la cuestión constitucional, con una ligera ventaja para los partidarios del Reino Unido. Sintiéndose lo suficientemente seguro como para reanudar sus esfuerzos de campaña, el SNP, junto con los Verdes, intentará ahora reforzar el apoyo a la causa. Su atención se centrará, en particular, en los votantes que se oponen al Brexit pero que no apoyan la independencia, es decir, aquellos que podrían ser persuadidos de apoyarla con un prospecto suficientemente convincente y sólido. Ese es, sin duda, el público principal de la serie Nueva Escocia.

Más cerca de casa, la dirección del SNP ha estado sometida a una presión constante por parte de los miembros del partido y del movimiento independentista en general para que haga progresos tangibles en la misión de la estadidad. Después de haber pedido durante años un nuevo referéndum, y de haberse comprometido a celebrarlo a finales del próximo año, el SNP tiene el imperativo de cumplir su promesa. Si el partido se presenta a las próximas elecciones parlamentarias escocesas, previstas para mayo de 2026, sin haber celebrado un referéndum, la reacción de los partidarios tradicionales podría ser muy negativa. Por lo tanto, la campaña de independencia del nuevo gobierno está vinculada a la longevidad del partido y de su liderazgo.

Con el lanzamiento de la semana pasada, el SNP activó oficialmente su campaña general de independencia. En la práctica, la atención se centrará probablemente en la publicación de cada uno de los documentos de Nueva Escocia y en los argumentos contrapuestos asociados a los temas centrales del debate. No obstante, el partido no puede obviar el hecho de que, desde el punto de vista del procedimiento, sus relaciones con el Gobierno del Reino Unido sobre un referéndum siguen en un punto muerto. El Gobierno escocés puede presentar sus argumentos a favor de la independencia, independientemente de ese impasse, y tiene motivaciones para hacerlo. Sin embargo, para asegurar un referéndum con un camino viable hacia la condición de Estado, tendrá que llegar a un acuerdo con el Gobierno del Reino Unido de una manera u otra. Esta es una realidad que no se puede discutir."

(Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator)

7/6/22

La UE cierra la puerta a la autodeterminación y a incorporar el catalán como lengua oficial

 "La Conferencia sobre el Futuro de Europa, Cofoe, ha cerrado la puerta a incluir la oficialidad del catalán y el derecho de autodeterminación entre las propuestas recibidas respecto al porvenir de la Unión Europea. Estas dos peticiones fueron de las más votadas por los catalanes que participaron en la votación, pero no ha sido suficiente para que el plenario encargado de adoptar las propuestas finales las incluyera en su hoja de ruta.

Este portazo a dos de las mayores aspiraciones del nacionalismo catalán significa un varapalo tanto para el Govern como para Carles Puigdemont, quien era uno de los 10 eurodiputados que formaban parte de la delegación española. No obstante, ha sido la consejera de Acción Exterior, Victòria Alsina, y una de las dirigentes que más había mostrado su entusiasmo en la iniciativa comunitaria, quien ha tenido que asumir el fracaso.

«Desafortunadamente, algunas de las propuestas más votadas globalmente en la plataforma de la Cofoe, entre ellas el reconocimiento del catalán como lengua oficial de la Unión o la previsión de un mecanismo de claridad que permita la autodeterminación de una región de Europa han sido excluidas», informó durante la celebración del Día de Europa. 

 La también dirigente de Junts per Catalunya mandó un mensaje velado a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, al afirmar que «en política no hay nada más contraproducente que generar expectativas y después no satisfacerlas».

Sus palabra hacían referencia a un discurso pronunciado por la jefe del Ejecutivo comunitario un año antes cuando se dio a conocer el lanzamiento de esta ‘ágora’ comunitaria que busca recoger aportaciones de entidades sociales, económicas y particulares sobre los retos que debe afrontar la Unión Europea. 

49 propuestas

La Cofoe ha cerrado con 49 propuestas entre las que se incluye una apertura de los tratados de la UE o avanzar hacia la descarbonización de la economía para tener una Europa más verde. También ha servido para reivindicar la democracia representativa pese a la necesidad de ahondar en mecanismos de participación directa a través de las nuevas tecnologías.

En la ceremonia de clausura, celebrada en en la sede de la Eurocámara en Estrasburgo, han participado los presidentes de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; de la Eurocámara, Roberta Metsola y Emmanuel Macron, en representación de la presidencia rotatoria del Consejo, que ahora recae en Francia. 

 Partidos como Vox no quisieron participar al creer que el futuro de Europa para por «naciones más fuertes». En cambio, otros partidos críticos con Europa, como es Junts per Catalunya, se sumaron desde el inicio a la iniciativa con el fin de que la UE realizara un cambio de rumbo respeto a cuestiones como la autodeterminación.

Campaña ‘Escucha Europa’

El Ejecutivo catalán había movilizado todos sus resortes para lograr en Europa otra ‘victoria’ contra el Estado. El Departamento de Acción Exterior puso en marcha la campaña ‘Escolta Europa’ (Escucha Europa, en castellano) para «que se tenga en cuenta la voz de Cataluña en las instituciones europeas».

En la presentación de la campaña, Alsina atribuyó a «la falta de voluntad política del Gobierno del Estado» el hecho de que el catalán no fuera una lengua oficial en Bruselas. Aunque, como informó THE OBJECTIVE, fuentes europeas descartaban cualquier posibilidad de que la propuesta de Alsina y Puigdemont sobre la lengua catalana y el derecho de autodeterminación pudieran prosperar.

En un escenario en el que ERC había logrado el apoyo del Gobierno a incluir una cuota de este idioma en las plataformas de streaming como Netflix, la ofensiva de Junts se interpretó como una iniciativa de consumo interno en la particular pugna con los de Oriol Junqueras.

Según los cálculos de Alsina, la lengua catalana es la tercera más hablada de la Unión Europea. Sin embargo, en el horizonte político comunitario no se vislumbra que pueda gozar del mismo estatus que el inglés o el francés. (...)"                  (Laura Fàbregas , The Objective, 11/05/22)

17/1/22

David Armitage: "la secesión por regla general lleva a la guerra civil"

 "El entonces consejero de Exteriores, Raül Romeva, colgó un tuit delante de la estatua de Lincoln en Wahsginton el 15 de Septiembre del 2016 con este mensaje: “La mejor manera de predecir el futuro es crearlo”.

En pleno auge del proceso se entendió todo, Romeva se inspiraba así en el presidente más famoso de Estados Unidos. El que liberó a los negros del esclavismo.

Además, el viaje era secreto. A pesar de que era también el titular de Transparencia, Romeva mantenía su agenda secreta para no dar pistas a las embajadas españoles en el extranjero.

Pero siempre me sorprendió que se inspirara en el presidente de los Estados Unidos que declaró una guera civil para impedir precisamente el derecho a decidir de los estados del Sur.

 No sólo eso, el profesor de Historia del Pensamiento Político e Historia Mundial en la Universidad de Harvard, David Armitage (1965), pone de manifiesto también que Abraham Lincoln defendió tres cosas a la vez: “la unidad de la nación, la inviolabilidad de la Constitución y la ilegitimidad de la secesión unilateral.”

Y también advierte que “la secesión —intento de crear un Estado nuevo— lleva por tanto a la guerra civil; esto es, a un conflicto armado en el seno de un Estado establecido.”

“Desde la Revolución Holandesa de los años ochenta del siglo XVI hasta la Revolución Norteamericana, y desde los Estados Unidos de 1861 hasta la Yugoslavia de 1991, la secesión condujo por regla general a la guerra civil.”, insiste.

“Una de las pocas regularidades observables en la historia mundial a partir de 1776 es que cualquier Estado que haya declarado su independencia se opondrá a los intentos de cualquier sector de su población o de su territorio a declararse a su vez independiente”, añade.

Armitage ha sintetizado en su “Civil Wars. A history in ideas” (2017) -hay traducción en castellano de Alianza Editorial: “Las guerras civiles. Una historia en ideas”- todo el pensamiento occidental sobre las guerras civiles.

¿Quién inventó las guerras civiles? Bueno, aparentemente los romanos, pero antes los griegos porque la Guerra del Peloponeso -tan bien explicada por Tucídides- ya es de hecho una guerra civil

Y antes Caín ya mató a su hermano Abel. o Rómulo a Remo. Es decir, las guerras civiles son tan antiguas como la guerra a pesar de que los estados, y los expertos, se ha resistito a admitirlo.

Como dice el autor: “Una guerra civil era una lucha entre enemigos íntimos, en realidad, entre quines jamás debieron haberse considerado enemigos”.

Hay que agradecer, en todo caso, a David Armitage que haya sistematizado el la historia de las ideas sobre las guerras civiles como Hannah Arendt lo hizo Sobre la revolución y Clausewitz lo hiciea sobre la guerra.

No en vano la historia está llena de conflictos civiles: la Guerra Civil anglesa (1642-1649), que en realidad fueron tres; la Nord-americana (1861-1865), la Rusa (1918-1922), la Española (1936-1939) o la Libanesa (1975-1990)."                   (Xavier Rius, e-notícies, 16/01/22)

12/1/22

Un estudio de la Universidad de Virginia revelaba que el 52% de los simpatizantes de Trump y el 41% de los votantes de Biden "están de acuerdo en que es hora de dividir el país, favoreciendo que los estados azules (demócratas) y los rojos (republicanos) se separen de la Unión"... cuando Obama llegó al poder se disparó el secesionismo en Texas y cuando llegó Trump, los independentistas se multiplicaron en California

 "Un estudio del Centro de Políticas de la Universidad de Virginia (Center for Politics) (https://bit.ly/3vuRjSA), publicado el pasado 30 de septiembre, revelaba que el 52% de los simpatizantes de Trump y el 41% de los votantes de Joe Biden "están de acuerdo en que es hora de dividir el país, favoreciendo que los estados azules (demócratas) y los rojos (republicanos) se separen de la Unión"

 Es decir, un gran porcentaje de votantes de cada partido desean que el Estado en el que gobiernan los suyos se salga de Estados Unidos. Esto lo basan en el convencimiento de que los suyos seguirán gobernando en su estado y no tendrán que soportar un gobierno del otro signo político para todo el país.

Este análisis ya lo mostró hace años Guillermo Fesser en 2017 (https://bit.ly/3C9lwcI). En una entrevista a la televisión española LaSexta, el profesor Jason Sorens, experto en secesionismo en el Dartmouth College, señaló que observaron que cuando Obama llegó al poder se disparó el secesionismo en Texas y cuando llegó Trump, los independentistas se multiplicaron en California.

 Sucedió también en Italia, los de la Liga Norte son más activos o menos en su independentismo y sus apoyos ciudadanos, según el gobierno central. Por eso no gritaron tanta independencia con Berlusconi de primer ministro.

En Bolivia los habitantes de la rica región de Santa Cruz nunca quisieron independizarse hasta que tuvieron de presidente a Evo Morales.

Y España no podía ser diferente, con el PP en el gobierno central más catalanes de izquierda decidieron que se querían ir de España. Creían que así lograban evitar un gobierno de derechas, del mismo modo que los de republicanos estadounidenses y los adinerados de Santa Cruz apostaron por irse de su país para librarse de un gobierno de Obama o de Evo Morales.

Se trata de un planteamiento absolutamente infantil, si no gobiernan los tuyos en la administración central, dices que te vas y, además, más gente se te une. Cada tropelía que hace el indeseable gobierno central más argumentos crees que tienes para decir que tú no eres así, que no te representa y que lo más acertado es irse.

Es una salida tan primaria que ni siquiera piensan que mañana podría ser al contrario, que su gobierno autonómico cambie y que, entonces, sea el gobierno central el que más se acerque a sus postulados. Ver más viable irse de un sitio, y que se apañen los que queden, que intentar cambiarlo es el planteamiento más individualista que, además, intentan presentar como rebelde y subversivo.

Pero el compromiso político del ciudadano no debería consistir en eso, sino en enfrentar los gobiernos malos e intentar cambiarlos. Es evidente que hay muchas posibilidades de que no te sientas representado por tu gobierno, sobre todo en unos tiempos en los que los ciudadanos ni siquiera se sienten representados por algún partido político. Pero la historia de la humanidad, y especialmente de los pueblos, ha avanzado gracias a grupos que se enfrentaban a gobiernos que no les representaban, no gracias a quienes se iban yendo y creando fronteras cada vez que un gobierno les defraudaba."    
       (Pascual Serrano, Mundo Obrero, 08/11/21)

17/5/21

Escocia: fortalezas y debilidades de la aspiración independentista. Hay una mayoría política que quiere a Escocia fuera del Reino Unido. Y dentro de la Unión Europea

 "Las elecciones regionales en Escocia del pasado 6 de mayo han reforzado la aspiración nacionalista de lograr un nuevo referéndum de independencia. El Partido Nacionalista escocés (SNP) ha aumentado en un escaño su presencia en el Parlamento de Holyrood y se ha quedado a uno solo de la mayoría absoluta. Sus socios en la aspiración independentista, los verdes, han obtenido dos más y ya suman ocho. Hay, por tanto, una mayoría política que quiere a Escocia fuera del Reino Unido. Y dentro de la Unión Europea.

La posición de los nacionalistas se ha reforzado electoralmente, mientras el bando opuesto presenta un balance desigual. Los conservadores parecen exitosos tras su abrumador triunfo en las generales de diciembre de 2018, mientras los laboristas continúan con su calvario electoral, confirmado en los comicios parciales recientes. En las últimas dos décadas, la decadencia laborista en su otrora feudo escocés ha transcurrido en paralelo al auge independentista, como refleja el siguiente gráfico. Es claro el trasvase de votos, favorecido por la evolución del nacionalismo hacia posiciones clásicas de la socialdemocracia europea.

 Los liberal-demócratas tampoco levantan cabeza. Su creciente irrelevancia en Escocia se ha producido en beneficio de los conservadores, que se presentan como portavoces más convincentes de la población unionista.

 El primer ministro tory, Boris Johnson, parece haber superado el desgaste de la pandemia con una eficaz campaña de vacunación, liberada de las rigideces burocráticas que han lastrado a la UE. Pero ante el “problema escocés”, esta aparente fortaleza es muy discutible y tendrá que ser más hábil que contundente.

Nicola Sturgeon es ya, sin lugar a dudas, la segunda figura política del Reino (todavía) Unido. El reciente triunfo electoral parece enterrar la marejada que sacudió al SNP por el enfrentamiento con Alex Salmond, su antecesor.

Así las cosas, la independencia escocesa y el procedimiento para alcanzarla será objeto de una feroz disputa y de un intrincado debate social, mediático y político. He aquí un repaso a las fortalezas y debilidades de una aspiración que puede tener enormes consecuencias en todo el continente. Los argumentos favorables y desfavorables se presentan por bloques temáticos.

1. LA CUESTIÓN LEGAL O DE PROCEDIMIENTO

Debilidades

Los nacionalistas no pueden convocar el referéndum. Tiene que hacerlo Westminster. Los conservadores, con mayoría absoluta en el Parlamento de Londres, se oponen radicalmente, igual que laboristas y liberales.

Fortalezas

La mayoría independentista no plantea un desafío al Estado ni pretende seguir una vía unilateral, contrariamente a lo ocurrido en Cataluña. Quiere que el proceso se ajuste a las exigencias legales.

2. LAS BAZAS POLÍTICAS

Debilidades

Johnson ha descartado el “permiso” para la celebración de un nuevo referéndum, ateniéndose al principio no escrito (es decir, político, no legal) de que tal iniciativa sólo puede producirse una vez por generación. Cameron ofreció más competencias a Escocia en 2014 y eso resultó decisivo para que el resultado del referéndum fuera favorable a la permanencia en el Reino Unido. Johnson, en cambio, no se ha mostrado muy conciliador, hasta la fecha, aunque, conociendo su carácter, no es descartable un viraje. En todo caso, no será fácil convencer a la base tory, que ya fue reticente con la postura flexible de Cameron. Según una encuesta de YouGov, la mitad de los británicos son  indiferentes o incluso favorables a la independencia escocesa, pero los electores conservadores son claramente contrarios.

Fortalezas

Sturgeon replica que han cambiado notablemente las condiciones políticas con respecto a 2014. Entonces, Gran Bretaña estaba en la UE. Ahora, Escocia se ha visto expulsada del proyecto europeo, a pesar de que, en el referéndum del Brexit, los escoceses votaron claramente a favor de la permanencia en la UE (62% frente al 38%).

La popularidad de Sturgeon se ha reforzado con una más que aceptable actuación ante la pandemia en sus ámbitos de competencia, y un balance positivo en su gestión global, aunque haya algunos elementos negativos.

La escisión protagonizada por Alex Salmond, el anterior líder nacionalista y en su día mentor de Sturgeon, tras un escándalo relacionado con presuntos abusos sexuales, se ha diluido. ALBA, el partido creado por Salmond tras la ruptura, no ha obtenido ni un solo escaño en las recientes elecciones.

3. LA VIABILIDAD ECONÓMICA

Debilidades

Las cifras indican un desequilibrio fiscal de Escocia. En la actualidad, este territorio recauda menos y gasta más por habitante que el Reino Unido en su conjunto. El déficit público escoces sería el 8,6% del PIB frente a, 2,6% del Reino Unido. THE ECONOMIST señala, además, que el rédito fiscal del petróleo y el gas, el principal recurso de Escocia, es volátil: ha pasado de 10 mil millones de libras en 2008 a 650 millones el año pasado. Eso sin tener en cuenta que, en caso de separación, Gran Bretaña reclamará una parte de esos recursos naturales, además del sostenimiento compartido de la deuda estatal actual, que supera los 2 billones de libras y supone casi el 100% del PIB.

Por último, se resalta el impacto sobre el comercio. Escocia vende al Reino Unido el 60% de los productos que exporta. En el nuevo escenario, habrá una merma.

Fortalezas

Los nacionalistas argumentan que Escocia dispone de una situación socio-económica favorable para afrontar estos retos, por cuanto que, según los datos disponibles más recientes, el PIB per cápita es casi de 30.000 libras, sólo dos mil menos que el del Reino Unido.

Asimismo, los independentistas arguyen que, según la mayoría de los análisis, los perjuicios económicos del Brexit van a ser mayores que los de Scotxit, y eso no impidió el empeño de los tories (y de la mayoría de los laboristas) en separarse de la UE.

Otro argumento menos fáctico remite a experiencias similares de otros países europeos, cuya prosperidad mejoró muy claramente después de acceder a la independencia. Son los casos de Noruega (después de separarse de Suecia) y de Islandia (tras segregarse de Dinamarca).

Con respecto al dossier mercantil, Escocia espera compensar la pérdida con la protección del acuerdo entre la UE y Gran Bretaña.

 4. LAS RELACIONES CON LA UE

Debilidades

Por muy entusiasta que sea con el proyecto europeo, Escocia tendrá que afrontar un periodo de adaptación y de cumplimiento de requisitos tan estrictos como cualquier otro aspirante a la adhesión. Los tories suelen afirmar que la eurofilia escocesa es muy reciente y recuerdan que en los años setenta se opusieron al ingreso del Reino Unido.

Además, se evoca el problema político que originaría la adhesión tras una secesión nacional; y en particular se apunta a un posible veto de España, para no alimentar las aspiraciones de Cataluña. Se ignora qué posición mantendrán Alemania y Francia, dos ejemplos contrarios de federalismo y centralismo en sus ámbitos internos.

En el aspecto técnico, también se señalan problemas. Para cumplir con los criterios de la UE, Escocia tendría que afrontar un serio ajuste, algo muy perjudicial para su proyecto de expansión de sus servicios públicos.

El gran obstáculo será el monetario. Escocia no desearía adoptar el euro, pero como no tiene moneda propia, tendría que acogerse a la libra como instrumento transitorio. Los tratados europeos no contemplan de forma explícita esta solución, lo cual plantea un complicado proceso de negociación.

Fortalezas

Los nacionalistas acreditan un fuerte compromiso con el proyecto europeo. En el referéndum del Brexit, se pronunciaron claramente por la permanencia en la UE, con un 62% de votos favorables, más que cualquier otra parte del Reino Unido.

El europeísmo escocés no tan reciente como dicen los unionistas. Hace tiempo que los nacionalistas mantienen un discurso de adhesión al proyecto de integración europea frente a las reticencias de conservadores y de un sector de los laboristas.

En cuanto a los requisitos, los políticos y sociales están más que acreditados y los económicos no son insalvables. Se citan opiniones autorizadas, que sostienen que la candidatura escocesa tendrá preminencia sobre la de aspirantes balcánicos como Albania y Montenegro.

En el controvertido asunto del euro, el planteamiento inicial de Escocia es conservar su autonomía monetaria. Aspiran, sin decirlo expresamente, a seguir el modelo sueco, es decir, comprometerse con el euro, pero sin prisas, a largo plazo, hasta calibrar lo que resulte más conveniente para sus intereses económicos y, si procede, crear su propia moneda.

5. EL COMPROMISO CON LA SEGURIDAD ALIADA

Debilidades

El principal escollo es el futuro de los submarinos de propulsión nuclear Trident, cuya base se encuentra a 65 kilómetros de Glasgow. Los nacionalistas han sido desde hace tiempo partidarios de la retirada de este armamento. La mitad del electorado escocés se manifiesta claramente a favor de la retirada de los submarinos y de una Escocia desnuclearizada. Una eventual tensión con la OTAN puede ser una complicación adicional y una baza para los unionistas de Londres.  

Fortalezas

Escocia desea permanecer anclada en la OTAN y su pertenencia a esta organización será muy bien recibida por los aliados. El nuevo país aseguraría el refuerzo de la vigilancia activa del norte marítimo europeo, de importancia estratégica evidente, además de contar con el respaldo de los países bálticos, por la permanente sensación de la supuesta amenaza rusa.

La flexibilidad en el asunto de los submarinos se da por descontada, aunque no sea explícita. De hecho, Sturgeon hace tiempo que ha dejado de reivindicar la retirada de este armamento. 

REFERENCIAS

“Brexit has reinvigorated Scottish nationalism. It has also shown up some of the difficulties of secession. THE ECONOMIST, 17 de abril.
“Scottish activists want a quiet, safe, progressive independence. The new country would scurry to join NATO and the EU”. LINDSEY KENNEDY y NATHAM PAUL SOUTHERN. FOREIGN POLICY, 31 de marzo.
SNP election win: Johnson set up meeting as Sturgeon pledges second referendum. GUARDIAN, 8 de mayo.
“Enthusiasm for the SNP does not reflect its record in government”.
THE ECONOMIST, 1 de mayo."               (Juan Antonio Sacaluga, Nueva Tribuna, 12/05/21)

10/5/21

Categorías de las Secesiones... no deja de ser curioso que casos muy presentes a nivel internacional como Escocia o Cataluña obtengan los resultados más bajos, mientras que los resultados más altos se dan en contextos cronificados como Palestina o el Sahara Occidental

 "Hay más de 70 movimientos secesionistas en el mundo a día de hoy. Todos ellos dan argumentos de por qué deberían ser independientes del país en el que están incluidos y por qué deberían ser o tener un estado propio.

 Así, en Papúa Occidental, un grupo nacionalista sostiene que ha sufrido abusos y violaciones de derechos humanos por parte del gobierno de Indonesia. Los líderes de la República de Somalilandia contraponen sus instituciones a las de Somalia. En Nueva Caledonia, los Kanak apuestan por la independencia (de Francia) basándose en el principio de descolonización. Sin necesidad de irnos tan lejos, en España hay dos movimientos secesionistas, el catalán y el vasco. Un punto en común de todos los movimientos secesionistas es que fundamentan su aspiración, ser independiente, en algún tipo de injusticia.

Cuando los movimientos secesionistas promueven sus declaraciones de independencia las fundamentan en estas injusticias, aunque no todas las partes comparten que existan. Por ejemplo, el Estado que niega la independencia suele también negar dichas injusticias. Algunas de las que se utilizan para justificar el movimiento independentista pueden estar basadas en hechos objetivos, pero no siempre es así y también se utilizan de forma estratégica.

¿Qué tipo de injusticias utilizan los movimientos independentistas para justificar su razón de ser? ¿Son todas las injusticias iguales? ¿Son todos los movimientos independentistas iguales? A mi entender, estas preguntas no son fáciles de responder. La primera implica una sistematización de las razones que proporcionan los movimientos independentistas. La segunda y tercera son más complejas porque, con algunas injusticias, entramos en cuestiones valorativas, como mostraré más abajo. Y sin embargo, los investigadores Ryan Griffiths y Angely Martínez se han atrevido a categorizarlas en un reciente artículo.

Los autores comienzan su estudio diciendo que su análisis "no debe entenderse como apoyo para ningún grupo en particular. Todo esfuerzo secesionista es complejo y suelen haber argumentos válidos por las dos partes. Nuestro enfoque es objetivo, transparente y diseñado para minimizar sesgos." Griffiths y Martínez definen un movimiento independentista como una “nación auto-identificada dentro de un Estado soberano que busca separarse y formar un nuevo (y reconocido) Estado”. Para que forme parte de su muestra el movimiento debe durar como mínimo una semana, incluir por lo menos 100 personas, reclamar un territorio de como mínimo 100 kilómetros cuadrados, tener una bandera, declarar la independencia y que el territorio sea contiguo al del Estado al que se pertenece.

Respondiendo a los tipos de injusticia presentes, Griffiths y Martínez diferencian cinco tipos.

 En primer lugar están las ‘restaurativas’ que, como indica el nombre, repondrían la situación previa de una nación concreta. Esto se relaciona, por ejemplo, con el principio subyacente de la descolonización: rectificar los errores del colonialismo y así devolver la independencia a un pueblo de un área concreta. Este tipo de argumentos se proporcionan en el caso de grupos indígenas y las sociedades que se instauran en esos lugares, como podría ser Hawaii en Estados Unidos, o algunos de los más de 200 grupos aborígenes presentes en Australia (asunto que en absoluto está cerrado).

El segundo tipo son los ‘remediales’ y aquí se proponen los argumentos de por qué se debería otorgar la independencia como un remedio a los abusos de los derechos humanos por parte del Estado. La independencia de Sudán del Sur o el caso de Papúa Occidental con Indonesia mencionado arriba se ajustan a este tipo de argumento.

El tercero se centra en el derecho de elección y, en este caso, la elección de independencia y de un estatus diferenciado. La idea es que una nación debería tener el derecho a elegir su destino político vía plebiscito, referéndum o similar. Para una parte importante del independentismo catalán este es el argumento.

La cuarta categoría se sustenta en agravios relacionados con una historia de violencia con el Estado. Por ejemplo, ¿se ha producido una guerra civil entre la nación que el movimiento independentista representa y el Estado? La lógica de esta categoría parte de la premisa de que cualquier conflicto violento con el Estado, particularmente cuando es recurrente, es fuente de queja continua e inestabilidad.

Finalmente, Griffiths y Martínez nos hablan de la funcionalidad. En contraposición con lo ‘restaurativo’, que se basa en el retorno de la situación perdida, el argumento funcional se basa en lo que ha conseguido el movimiento secesionista en comparación con el país del que se marcha. Dicho de otra forma, se justificaría porque gobiernan mejor que el país en el que están. Volviendo a Somalilandia, el argumento que utilizan sus promotores es que Somalia es un estado fallido y, en cambio, en Somalilandia las instituciones funcionan.

Como se entiende, estas categorías nos proporcionan un panorama completo de los argumentos que son utilizados por los movimientos independentistas. De igual forma, estas categorías no son excluyentes y se pueden observar movimientos que utilizan una o varias a la vez. Por ejemplo, en el caso catalán, la tercera, derecho de elección, sería la mayoritaria, pero algunos han presentado argumentos sustentando la primera y la quinta categoría -que ya discutí aquí y aquí- y que, a mi juicio, no tienen el mismo valor.

El siguiente paso es ver si son todas las injusticias iguales y, por ende, si son iguales todos los movimientos independentistas. Para ello, Griffiths y Martínez operacionalizan estas cinco categorías con distintos indicadores a los que asignan unos valores, de forma clara y transparente. Por ejemplo, para conseguir la máxima puntuación en la categoría restaurativa, el movimiento independentista debería estar en la lista de descolonización y haber sido un Estado. Ninguno de los 72 movimientos cumple con estos dos requisitos aunque las puntuaciones más altas las obtienen los Saharauis, los Kanak (de Nueva Caledonia) y los Cameruneses del Sur. Tal vez se pueda discutir la falta de algún indicador para medir algunas de sus categorías pero no sobra ninguna de las que se incluyen.

Después de seguir el procedimiento con cada indicador los autores presentan los resultados de las naciones con más y menos agravios. Entre las naciones que más puntúan en los agravios destacan Saharauis, Palestinos, Tamiles de Sri Lanka, Kachin de Myanmar, y los Cabinda de Angola. Las naciones que puntúan más bajo son Escocia, Islas Feroe, Guadalcanal en las Islas Salomon, Flandes y Cataluña. Como es esperable los grupos que más alto puntúan lo hacen porque tienen obtienen puntos en casi todas las categorías mencionadas. Por ejemplo, saharauis, palestinos y tamiles puntúan alto en las cinco dimensiones, mientras que quebequeses, escoceses y catalanes no lo hacen.

Como dicen Griffiths y Martínez, no deja de ser curioso que casos muy presentes a nivel internacional como Escocia o Cataluña obtengan los resultados más bajos, mientras que los resultados más altos se dan en contextos cronificados como Palestina o el Sahara Occidental.

Obviamente, cada movimiento secesionista es un mundo y no se consigue la independencia porque se merezca más o menos. De hecho, es más que probable que algunos movimientos independentistas con puntuaciones más bajas consigan sus objetivos antes que aquellos que, siguiendo estos criterios, lo merecen más. Pero, a mi juicio, esta investigación ayuda a poner en perspectiva los debates que tenemos sobre estas cuestiones."                    (Ferran Martínez i Coma  , eldiario.es, 22 de marzo de 2021)

4/2/21

Salir del Reino Unido "sería dos o tres veces más costoso" para Escocia que los efectos del Brexit, según un informe de la London School of Economics... porque el comercio de Escocia con el resto del Reino Unido es aproximadamente cuatro veces mayor que el de la UE

 "Salir del Reino Unido "sería dos o tres veces más costoso" para Escocia que los efectos del Brexit, según un informe publicado el miércoles. El análisis del Centro de Desempeño Económico de la London School of Economics (LSE) encontró que el comercio de Escocia con el resto del Reino Unido es aproximadamente cuatro veces mayor que el de la UE. 

La creación de una frontera entre Escocia y el resto del Reino Unido aumentaría los costos en un 15 por ciento en un "escenario optimista" y un 30 por ciento en uno "pesimista", según la LSE. La LSE estimó que el impacto de la independencia, además del Brexit, reduciría los ingresos per cápita de Escocia entre un 6,5 y un 8,7 por ciento a largo plazo. 

El estudio se produce cuando el Partido Nacional Escocés ha renovado su impulso para otro referéndum de independencia después del Brexit. La LSE concluyó que los beneficios comerciales de reincorporarse a la UE no serían suficientes para justificar el costo de salir del Reino Unido, “dado que los beneficios de reducir las barreras comerciales con la UE al reincorporarse se compensan aproximadamente con los costos de poner la frontera exterior de la UE entre Escocia y el resto del Reino Unido " 

El estudio señaló que volver a unirse al bloque sería más beneficioso que permanecer en el Reino Unido "solo si la independencia destruye suficientemente el comercio para que el resto del Reino Unido se convierta en un socio comercial menos importante para Escocia que la UE".                (William Adkins   , POLITICO, 03/02/21; traducción google)

20/1/21

La Eurocámara rechaza la autodeterminación como derecho en la UE

 "La independencia catalana ha recibido un nuevo portazo en el Parlamento Europeo este jueves, cuando una amplia mayoría del pleno ha rechazado que la autodeterminación tenga encaje en la Unión Europea.

La votación, sobre una enmienda presentada en ese sentido por la eurodiputada de ERC Diana Riba, se ha decantado por 487 votos en contra, 170 votos a favor y 37 abstenciones contra un texto que afirmaba que “todos los pueblos de la Unión tienen el derecho de libre determinación, en virtud del cual pueden establecer libremente su condición política y proveer libremente a su desarrollo económico, social y cultural”.

Los representantes de Podemos, uno de los partidos que gobiernan España, han votado a favor, como los de ERC, EH Bildu, el PNV y JxCat. La enmienda sobre la autodeterminación, que se enmarcaba en la votación del informe anual sobre la situación de los derechos fundamentales en la UE, instaba a las instituciones comunitarias a respetar y defender “los derechos de los pueblos a la libre determinación” y “las culturas, identidades, lenguas y todas las ambiciones democráticas y pacíficas de los pueblos europeos”.

ERC tampoco ha logrado incluir en el informe sobre los derechos fundamentales una solicitud para que su líder, Oriol Junqueras, recupere el escaño en el Parlamento Europeo. Su asiento quedó vacante en enero de este año cuando el presidente de la cámara, David Sassoli, aplicó las decisiones de la Junta Electoral Central y del Tribunal Supremo español, que afirmaron que Junqueras ya no era eurodiputado, aunque había sido elegido, porque había sido condenado en firme por la justicia. En este caso, la votación se ha decantado por 495 votos a 131, y 67 abstenciones."                    (El Triangle, 26/11/20)

24/11/20

El "odio" a Boris Johnson impulsa el aumento del apoyo a la independencia de Escocia... el que el 79 por ciento de los votantes indecisos estuvo de acuerdo en que "Boris Johnson no es el líder que quiero tener para mi país"... a Boris, simplemente, lo odian

 "La encuesta exclusiva de JL Partners encontró una ventaja de 12 puntos para un voto a favor en cualquier referéndum futuro de independencia de Escocia.

 El liderazgo de Boris Johnson es el factor más importante que impulsa a los votantes indecisos en Escocia a respaldar la independencia, según un nuevo análisis extenso de la opinión pública sobre un nuevo referéndum.

Brexit, el manejo del gobierno del Reino Unido de la pandemia de coronavirus y el deseo de resolver la cuestión de una vez por todas fueron algunos de los argumentos más persuasivos a favor de la independencia entre los votantes indecisos 

(...) ninguno resultó tan persuasivo como el argumento: "Boris Johnson no es el líder que quiero tener para mi país", un sentimiento con el que el 79 por ciento de los votantes indecisos estuvo de acuerdo.

La encuesta de 1.016 votantes escoceses, realizada en septiembre y compartida exclusivamente con POLITICO, dio a la independencia una ventaja de 56 a 44 por ciento, excluyendo a aquellos que dijeron no saber. La ventaja de 12 puntos está en línea con otras encuestas recientes que muestran una ventaja creciente para un voto a favor en cualquier referéndum futuro. La última Encuesta de Encuestas de POLITICO sitúa la ventaja de Sí en 50 a 42, con un 8 por ciento de indecisos. El cincuenta y cinco por ciento de los votantes respaldaron el "no" en el primer referéndum de independencia de Escocia en 2014. (...)

“Es difícil no mirar estas cifras y asumir que la Unión está condenada al fracaso. Sin duda, es la situación más grave en la que se ha encontrado la causa unionista en la historia reciente ”, dijo James Johnson.

El sentimiento independentista ya había aumentado en Escocia desde que el Reino Unido votó a favor de abandonar la UE en 2016, cuando los votantes escoceses respaldaron a Remain en un 62 por ciento contra 38.

 (...) la pandemia, y específicamente las percepciones de lo bien lo hayabn hecho tanto Johnson como Sturgeon, parece haber galvanizado el apoyo del SNP, y la encuesta encontró que el 84 por ciento de los votantes indecisos cree que el gobierno del Reino Unido manejó mal la situación, en comparación con el 74 por ciento que dice que el gobierno escocés la manejó bien.

 En caso de que se celebre un segundo referéndum, la elección de los portavoces de la campaña unionista será crucial, sugiere la encuesta. El papel del partido laborista de oposición, que es pro-sindical, será clave, ya que más de uno de cada cinco votantes escoceses que apoyaron al partido en las elecciones generales de 2019 dicen que votarían por la independencia. Las figuras laboristas como el líder del partido Keir Starmer, el ex primer ministro Gordon Brown y el ex canciller Alistair Darling (los dos últimos ambos escoceses) son vistos de manera particularmente positiva entre los votantes indecisos. (...)

"En los grupos focales [Boris Johnson] no solo es criticado de la forma en que lo fueron David Cameron y Theresa May", agrega James Johnson, "sino que lo odian".

Es probable que los argumentos sobre la incertidumbre económica sean los más persuasivos en la causa unionista.
La encuesta encontró que el argumento más persuasivo para permanecer en el Reino Unido entre los votantes indecisos, con el que el 69 por ciento estaba de acuerdo, era "una Escocia independiente es un paso hacia lo desconocido".              (Charlie Cooper, POLITICO, 30/10/20)