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16/2/22

Nacionalistas catalanes que se declaran racistas y fascistas... a lo claro, a la francesa, a lo Zemmour... se agradece después de tanto fingimieto... Aliança Catalana afirma que en Cataluña "no cabe todo el mundo"... va a "combatir la ley islámica... y quiere que la lengua catalana no comparta "oficialidad, ni en las aulas ni en las instituciones, con ninguna lengua forastera"... o sea, la de los gallegos, andaluces o extremeños

 "La concejala del Ayuntamiento de Ripoll y ex militante del Frente Nacional, Sílvia Orriols, ha presentado su partido Aliança Catalana en Barcelona con un ideario similar al del candidato a las presidenciales francesas Eric Zemmour. Lo ha hecho acompañada del secretario de estudios y programas de AC, Jordi Aragonès, y el jefe de la junta de AC en la capital catalana, Enric Gregori, quien ha introducido el acto.

Aragonés ha constatado que Cataluña "no es eterna, mientras que el proceso procesista sí" y ha alentado a los catalanes a "revertir la minorización del catalán y subir los salarios frenando la inmigración ilegal" porque, según ha dicho, "en Cataluña no cabe todo el mundo".

Orriols, por su parte, ha señalado que Aliança Catalana ha nacido para "combatir la ley islámica y que no tolerará que se atente contra las mujeres, los homosexuales o los niños". La promotora de la formación ha propuesto "cerrar las mezquitas salafistas que predican contra Catalunya y contra los catalanes".

Por último, Sílvia Orriols ha señalado que otro punto de su partido es la defensa del catalán y ha defendido que la lengua catalana no comparta "oficialidad, ni en las aulas ni en las instituciones, con ninguna lengua forastera".                      (e-notícies, 15/02/22)

1/2/22

La alcaldesa de Vic niega la celebración de actos si éstos difieren de la opinión de la mayoría de la población. Esto no se le ocurrió ni al pobre Orwell... o sea, lo que piensen las minorías debe ser erradicado, que por algo son minorías... o sea, «Solo es legal lo que piensa la mayoría, y sólo la alcaldesa sabe lo que piensa la mayoría»... Todo ello casa a la perfección con el concepto de «mandato popular», ese invento gracias al cual uno puede saltarse la ley en nombre de una mayoría, da igual si real o imaginaria. Esto y amordazar a las minorías está inventado desde hace tiempo, la alcaldesa debe de haberse inspirado en Mussolini... Razón de más para nombrar a Vic capital de la republiqueta

 "Fue un grave error de Presidentorra proclamar a Girona capital de la Cataluña auténtica. No es que esta mi ciudad no sea suficientemente casposa, ridícula y pagada de sí misma para merecer tal honor, pero no cabe duda de que Vic, en la Catalunya profunda, simboliza aún mejor la republiqueta que un día nos quisieron endosar. 

Si ya hace un tiempo Vic fue noticia porque su megafonía callejera recordaba a los sufridos peatones -al más puro estilo orwelliano- la existencia de no sé qué presos políticos, ahora el ayuntamiento niega la celebración de actos si éstos difieren de la opinión de la mayoría de la población. Esto no se le ocurrió ni al pobre Orwell, que antes imaginó pensar a un cerdo que a Anna Erra, alcaldesa de Vic.

 Damos por bueno que la alcaldesa sepa perfectamente qué piensan sus súbditos sobre todos los temas, desde los políticos y sociales hasta los sexuales y dietéticos, al fin y al cabo, su amor por la distopía orwelliana, debe suponer espiar- en todo momento para conocerlo todo de ellos. Lo que es digno de reconocimiento va más allá, es éste prohibir cualquier manifestación pública que se aleje de la opinión mayoritaria. 

Lo que piensen las minorías debe ser erradicado, que por algo son minorías. O al menos estas minorías deben ser calladas hasta que llegue el momento en que puedan ser encarceladas, como el Winston Smith de 1984. Da igual que se trate de un acto pacífico, legal y democrático, lo esencial en Vic es que este acto sea ​​conforme con el pensamiento imperante. Lo cual, dicho sea de paso, es una buena forma de garantizar que este pensamiento siga siendo imperante. «Solo es legal lo que piensa la mayoría, y sólo la alcaldesa sabe lo que piensa la mayoría». 

Si no sale en 1984 en boca de la Policía del Pensamiento, debería salir. Todo ello casa a la perfección con el concepto de «mandato popular», ese invento gracias al cual uno puede saltarse la ley en nombre de una mayoría, da igual si real o imaginaria. Esto y amordazar a las minorías está inventado desde hace tiempo, pero como la alcaldesa no parece ser muy leída, más que inspirarse en Orwell -que le debe sonar a atleta inglés de medio fondo, de los años ochenta- lo habrá hecho en Mussolini. Razón de más para nombrar a Vic capital de la republiqueta."                 (Albert Soler, Diari de Girona, 01/02/22)

30/11/21

El miserable fascismo de Vox ('Almudena, con odio has vivido'), y el miserable fascismo del nacionalismo catalán ('Almudena, ñorda catalanófoba') el mismo miserable fascismo es...

 "Insultos de indepes a Junqueras por el pésame por Almudena Grandes.

 El presidente de ERC, Oriol Junqueras, ha recibido insultos por parte de muchos independentistas indignados en respuesta a un tuit de pésame por la muerte de la escritora Almudena Grandes, a quien consideran "catalanófoba" y le desean “el infierno”.

“Escritora luchadora, combativa y comprometida para dar voz a los vencidos. Descansa en paz, Almudena Grandes”, fue el escrito que dejó ayer Junqueras en las redes sociales.

“Venga chico, ve a mamarla”; “imbécil”; "Siempre comiendo el culo a los enemigos de Cataluña"; “mermado”; “payaso”; “cura”; “lameculos”; “das vergüenza ajena”; “zopenco”; "botifler" o “sinvergüenza” son algunos de los descalificativos que le dedican al líder de ERC.

También “ciérrate en casa con tus hijos y no salgas”; "eres escoria"; "amigo de los fascistas"; “tonto; "deja las drogas"; "cínico"; “tú también irás al infierno, desgraciado”; “asqueroso”; "bandarra"; "mala persona"; "cobarde"; "monstruo de mierda"; "burro", "inmundicia humana", "babosa", "gilipollas"; “dass asco” o “gusano viscoso”.

La fallecida Almudena Grandes también recibe insultos como “malnacida”, “mujer mala”, “fascista de manual”; "que le den por el culo en el infierno con un pie de cerdo"; "nazi"; "miserable”, “racista", "mala persona"; "nyorda catalanófoba"; "española de mierda" o "ella descansa, yo más"."           (e-notícies, 29/11/21)

 "El indignante tuit de Vox sobre la muerte de Almudena Grandes: "Con odio has muerto".

(...)   El partido político Vox ha sido centro de una polémica en medio del luto por Almudena a causa de un tweet publicado por la cuenta oficial de la formación de ultraderecha en Vicálvaro. 

"Con odio has vivido y con odio has muerto", escribieron desde la formación. Este comentario levantó críticas y respuestas negativas de varios usuarios en Twitter que se indignaron con el mensaje. Finalmente, el tweet fue borrado pero no consiguió calmar el enfado provocado. (...)"           (SER, 28/11/21)

9/7/21

La deriva fascista 'a la hungara' del nacionalismo catalán: 'El gran conflicto de los próximos tiempos será entre quienes son de un lugar, como Viktor Orbán, y los que no quieren ser de ninguna parte, como Justin Trudeau. Los catalanes. Los catalanes de toda la vida, que ya no son la mayoría y no pueden integrar a nadie- aspiran, como siempre tarde y mal, a una soberanía como la que Hungría se esfuerza por mantener

Roger “Four Freedoms” Senserrich @Egocrata

En el fondo, nada que no hubiera escrito Torra antes.
 
"Un fantasma vuelta por Europa, el fantasma del euroescepticismo. 
 
En las últimas elecciones al Parlamento de la UE, en 2019, se calcula que unos 240 escaños, de un total de 705, se pueden considerar ocupados por representantes de varios partidos que no comulgan con la dogmática de Bruselas. Nacionalpopulistes es el término más amable con la que los califican los medios alineados con la UE, que son la mayoría. TV3 ya ve una amenaza totalitaria. 
 
El Reino Unido se ha ido y no parece que se haya hundido como la Atlántida, a pesar de los vaticinios en contra; John Carlin llegó a decir que el Brexit era "la victoria de la ignorancia, el populismo y la estupidez total". Ahora son Polonia y Hungría que sienten invadida su soberanía por las intromisiones de la Europa comunitaria. Los temas más conflictivos son la política demográfica y la ideología de género. La idea clave la ha formulado el presidente semestral de la UE: "Sólo podemos estar juntos en esta unión si compartimos y defendemos los mismos valores." Parecía una unión basada en la defensa de los intereses comunes, pero ahora nos hablan de valores. 
 
 ¿Quién decide cuáles son estos valores ?, porque por sufragio universal no los han determinado. ¿Y quien cree que son tan buenos para imponerles, mediante chantaje económico, a los demás? La cuestión es, como siempre, el que manda.
 
 El sábado 26 de junio el gobierno de Hungría, presidido por Viktor Orbán, puso un anuncio de plana en el diario ABC para manifestar su desacuerdo con lo que llama "el imperio europeo". Hungría en el siglo XIX logró transformar el imperio austriaco en el imperio austrohúngaro, y al XX pasó casi medio siglo sometida al imperio soviético: una cierta sensibilidad por estas cuestiones bien debe tener. Rechazan el proceso de crear una "unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa", como establece el artículo primero del Tratado sobre la UE; creen que las decisiones las deben tomar dirigentes electos, no "ONG internacionales" que no responden ante nadie, y proponen "aumentar el papel de los parlamentos nacionales".
 
 Se adivina una visión de Europa confederal, contraria a la Europa federal unitaria que ahora se está imponiendo; en este modelo alternativo, cada estado tendría la última palabra en los asuntos que le conciernen y las soberanías se mantendrían como las hemos conocidas desde la Paz de Westfalia. Así, el gobierno húngaro actual -al menos hasta que las maniobras europeístas no consigan derribar-lo- tiene la idea de mantener una Hungría húngara, de no renunciar a una política demográfica propia, de rechazar la imposición de cuotas de inmigrantes, de declinar la apología del hermafroditismo y del transformismo sexual que está haciendo estragos esta temporada.
 
 Los catalanes -los de toda la vida, que ya no son la mayoría de los habitantes de Cataluña y no pueden integrar a nadie- aspiran, como siempre tarde y mal, a una soberanía como la que Hungría se esfuerza por mantener y que estados más importantes se han resignado a descuidar; por ejemplo, el Canadá tal como lo entiende su primer ministro Justin Trudeau: "No hay una identidad central, ni una corriente cultural dominante en Canadá. Hay valores compartidos: apertura, respeto, compasión ... Estas cualidades son las que nos hacen ser el primer estado posnacional. " Renunciar a la propia identidad a cambio de esta palabrería no parece un buen negocio.
 
 Pero en cambio los catalanes, quizá por pereza de pensar en ello, se tragan todas las novedades de la globalización y dan por buenas las consignas que llegan de la UE y de más cerca. Todo el mundo sabe que con una natalidad próxima a la extinción, sin poder recuperar la potencia industrial de otros tiempos, con unas cargas impositivas hiperbólicas, unos políticos que parecen complacerse a expulsar empresas y un orden público camino de Mad Max, no se llega ninguna parte; todo el mundo lo sabe pero prefiere no hablar de ello. Incluso está mal visto constatar que el catalán de los medios de comunicación se ha convertido casi un dialecto del castellano.
 
 El gran conflicto de los próximos tiempos será entre quienes son de un lugar, como Viktor Orbán, y los que no quieren ser de ninguna parte, como Justin Trudeau. La aspiración extenuante a un estado nacional y la aceptación de las imposiciones que llevan directamente a un horizonte posnacional es una contradicción manifiesta que explica por qué nadie espera que Cataluña tenga ningún papel en este conflicto."                (Manuel Castaño, El Punt Avui, 08/07/21)

17/5/21

Rufián equipara a JxCat con Vox... "La ultraderecha española a veces coincide con la derecha independentista"... algo evidente para todos... acaba de caer del burro

 "El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ha equiparado a Junts per Catalunyna con Vox y PP durante la sesión de control al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en el Congreso. "La ultraderecha y la derecha española a veces coinciden en sus acusaciones con la derecha independentista", ha sentenciado.

Rufián ha criticado que ni la "ultraderecha española" ni el "independentismo catalán de derechas" sepan entender la relación que los republicanos catalanes mantienen con el Gobierno español. "Nosotros no es que queramos dialogar y hacer política con ustedes porque seamos lo mismo, sino porque somos lo contrario a ustedes", ha remarcado.

El líder de ERC en Madrid ha defendido que "nosotros no creemos en ustedes, creemos en el momento histórico que nos ha tocado vivir a todos". No creo en su voluntad, creo en su necesidad", ha remachado el portavoz de Esquerra.

Finalmente, ha recordado a Pedro Sánchez que "en Madrid les ganó la izquierda a su izquierda y espero que tome nota, tanto usted como sus rapsodas de Moncloa". "Lo que no hagan ahora no lo va a hacer con un Gobierno de PP y Vox", ha advertido."                (e-notícies, 12/05/21)

9/12/20

Cataluña ya tiene ultraderecha indepe

 

Escamots en Torregrossa, en el 83º aniversario del asesinato de los hermanos Badia

 "El presidente del grupo parlamentario de ERC, Sergi Sabrià, ha criticado en una entrevista en el programa Planta Baja TV3 que el vicepresidente del Parlament, Josep Costa, de Junts por Catalunya, se haya reunido de forma telemática con grupos de "extrema derecha, que son xenófobos" y ha mencionado a el Front Nacional y Força Catalunya.

Sabrià ha dicho que "en Cataluña también hay ultraderecha, también hay grupos xenófobos, también hay fascismo y los tenemos que excluir". "Quizás son independentistas, pero no están a nuestro equipo", y ha remarcado que "todo el mundo sabe quién es el Front Nacional y quien es Força Catalunya".

El dirigente republicano ha reprochado que Costa mantuviera una reunión "con grupos de ultraderecha catalanes" y ha añadido que "ha cometido un error, se ha reunido y ha hecho propuestas durante dos horas a grupos que son xenófobos, este señor debe dimitir .

Sergi Sabrià ha dicho que "para nosotros es una línea roja clarísima" y, en este sentido, ha apuntado que "si tenemos que hacer un cordón sanitario, debe ser clarísimo. Y estos errores no los podemos cometer". "Tenemos que poner una línea roja clarísima de lo que no queremos, de quien no nos representa y no forma parte de este proyecto independentista transversal", ha remachado.

Finalmente, el portavoz de ERC ha remarcado que "en este país nos conocemos todos con todos". "A los cinco minutos marchas. Si te quedas, estás dando cobertura a una ultraderecha que nosotros no queremos en nuestra casa. No hay lugar para reuniones como ésta en ningún caso", ha sentenciado."                   (e-notícies, 07/12/20)

 

"La ultraderecha siempre estuvo ahí.

 El asunto de la asistencia de Josep Costa a la reunión convocada por un grupito denominado Donec Perficiam y sus contactos con grupúsculos explícitamente de ultraderecha responde al guion habitual del separatismo: se hace algo fuertemente criticado o censurable y después se ofrecen las excusas y explicaciones de carácter más o menos infantil y hasta irresponsable para justificarse. Lo cierto es que esa asistencia, y su permanencia en la reunión, acredita, una vez más, que algunos de los postulados del ultraderechismo están normalizados entre el separatismo. Nada nuevo. Pongamos algo más de detalle sobre el asunto, del que una primera aproximación podéis leer en esta noticia de ElMon. El objetivo de la reunión, según leemos, era: «Representants de vuit forces polítiques independentistes es van reunir ahir telemàticament per estudiar la possibilitat de concórrer plegades a les eleccions al Parlament Catalunya del 14 de febrer vinent«.

Primera excusa: no conocía quién más asistiría. Demos por «buena» -no tenemos otros datos- la versión de que Costa no sabía quiénes asistirían a la reunión. Darla por «buena» no es incompatible con ser escéptico: un grupito sin representación de ningún tipo te convoca a una reunión para definir puntos comunes de acción entre partidos políticos y estudiar la posibilidad de «concurrir juntos a las elecciones«… ¿y no te interesas por conocer más detalles, como quién irá? ¿Te dejas convocar así como así por quien carece de relevancia política? ¿Asistes a la reunión sin estar interesado en sus objetivos? La ausencia de ERC o la CUP señala, en parte al menos, alguna de las respuestas lógicas a mis escépticas preguntas.

Segunda excusa. No se enteró de quién más estaba. Pongamos que es cierta la primera. Dice que se conectó tarde y no llegó a saber quién asistía; en algún sitio también he leído que «no estaba muy atento». Nos lo podríamos medio creer (nada más aburrido que una reunión telemática), si no fuera porque consta que uno de los asistentes manifestó haber expuesto claramente sus reservas por la ideología de algunos de los partidos asistentes. ¿De eso tampoco se enteró Costa? Sí que estaba poco atento. Por cierto: si alguien manifiesta su incomodidad por compartir reunión con ultraderechistas, parece que lo más normal sería abandonarla, ¿no? Más todavía si el objetivo es definir «unidad de acción». Se ve claro qué es lo que prima entre el separatismo.

Tercera excusa. Costa asistió «a título personal» y no en representación de JxCat o Laura Borràs, aunque por lo menos de esto último diversas fuentes afirman que hizo constar que estaba informada de su asistencia. Costa es vicepresidente primero del Parlamento de Cataluña. No es poca cosa. También uno de los personajes más visibles de JxCat en los planteamientos radicales. Tampoco es poca cosa. Y afirma asistir «a título personal» a una reunión para estudiar la concurrencia conjunta a elecciones. Pues menuda pérdida de tiempo: para él y para los demás. O sea, que esto ya no me lo creo. Como elemento periférico para no creérselo, Santiago Espot en Twitter. Ya digo que es periférico, porque menudo personaje para tomar como fuente: «Es más, en todo momento dejaste la puerta abierta para que los presentes se integrasen en una marca electoral con posibilidades de tener mayoría como sería Junts per Catalunya», como reproduce el enlace que en la anterior entrada ha puesto Cristóbal.

La cuarta excusa. «No nos vamos a hacer daño». Surge la polémica por la asistencia de Costa. ¿Solución? Los organizadores varían la versión de sus comunicados. Así lo explica Nació Digital: «En un comunicat, Donec Perficiam ha criticat ERC i la CUP, que han demanat la dimissió i explicacions a Costa, per dir que no van voler ser a una reunió «amb l’extrema dreta» quan no sabien qui hi hauria. La convocatòria que van rebre els partits era «a les forces polítiques» però no deia quines. També han donat per bona, contràriament al que feien divendres els seus portaveus i diversos dels assistents, la versió de Costa segons la qual hi era a «títol individual». Divendres explicaven que el vicepresident del Parlament hi era «en nom de Laura Borràs». La reunió de dijous està gravada, però no l’han volguda fer pública.«.

CONCLUSIÓN. El nexo general y común en el separatismo es la identidad, a partir de la que no se distingue concepción alguna del mundo. Igual da lo que se sostenga mientras la identidad se halle presente. Y eso es lo que movió a Costa para asistir y lo que, si fueran ciertas las tristes excusas presentadas, lo hubieran movido de la reunión para abandonarla. No la abandonó, claro."            (Cita Falsa, 06/12/20)

7/1/20

Hace algunos años, el secesionismo de la Liga Norte en Italia no fue un fenómeno folclórico sino una amenaza a nuestro orden constitucional italiano

"(...) La extrema peligrosidad, para el futuro de nuestras democracias, de tantos conflictos identitarios promovidos con éxito creciente por formaciones de extrema derecha cohesionadas por reivindicaciones de tipo nacionalista y a veces racista. 

Y por una concepción de la democracia informada por la lógica schmittiana del amigo-enemigo: America first, primero los italianos, no a las invasiones de emigrantes, no a la UE y a sus prescripciones y, en España, sobre todo, el secesionismo catalán y el resurgir de los nacionalismos. 

En Italia —pero algo similar ha sucedido en EE UU, en Hungría, en Polonia y existe el riesgo de que se produzca también en Alemania— estas pulsiones y estas políticas identitarias están continuamente buscando enemigos: la casta de los políticos, Europa, los migrantes, los desviados, los extranjeros. 

A causa de las campañas demagógicas que se apoyan en el miedo a los diferentes, están retornando los nacionalismos y los aldeanismos agresivos y obtusos, que ponen en riesgo el proyecto europeo y pueden envenenar nuestras democracias. Hace algunos años, el secesionismo de la Liga Norte en Italia no fue un fenómeno folclórico sino una amenaza a nuestro orden constitucional. 

Dio vida, primero, el 15 de septiembre de 1996, a una “declaración de independencia de la Padania” (entidad regional totalmente inventada) y, después, el 25 de mayo de 1997, a un referéndum, hoy del todo olvidado, por la independencia y la soberanía de la Padania, en el que votaron 4.883.863 personas y cuyo resultado fue de un 97% de consensos (naturalmente votaron solo los liguistas, ya que nadie, y menos el Gobierno y la magistratura, lo tomó en consideración o, mejor, quiso considerarlo una cosa seria). 

Hoy el Brexit es, de nuevo, el resultado de un nacionalismo inglés reaccionario bajo la enseña de una imposible restauración de la pasada identidad imperial, en conflicto, además, con los opuestos nacionalismos escocés e irlandés. 

Y sentimientos nacionalistas de aversión recíproca —italianos contra alemanes, y viceversa, holandeses y alemanes contra griegos, polacos y húngaros contra la Unión Europea— están desarrollándose en todos los países del continente. (...)"            (Luigi Ferrajoli, El País, 29/12/19)

19/12/19

Nature: los catalanes que apoyaban la independencia coincidían más con la idea de que la identidad catalana es algo que no se puede adquirir pues piensan que está en la sangre... el racismo avanza... y si hace falta, recurriendo a la violencia...

"(...) Cómo hicimos nuestra investigación

Como investigadores académicos del consorcio Artis International, hemos estado estudiando la progresión del movimiento independentista catalán desde 2014. Con el apoyo de la Iniciativa de Investigación Minerva del gobierno de EE. UU., Realizamos docenas de entrevistas con activistas y líderes de la independencia y sus oponentes. También realizamos encuestas longitudinales, preguntando a las mismas personas sobre los mismos problemas a lo largo del tiempo, para evaluar los cambios en las actitudes catalanas.

En el otoño de 2019, realizamos una encuesta de este tipo en una muestra representativa de 1.070 residentes de Cataluña con YouGov España, rastreando las opiniones catalanas antes y después de la decisión judicial de octubre y las protestas masivas.  (...)

 Los catalanes están endureciendo sus puntos de vista sobre quién es catalán

Esto puede explicar el antagonismo hacia Europa, pero no explica completamente el "estrechamiento" de la identidad catalana. En 2014, los partidarios de la independencia señalarían a los inmigrantes en sus protestas como prueba de la identidad inclusiva de Cataluña. La mayoría dijo con orgullo que el 56 por ciento de los catalanes no tienen abuelos nacidos en Cataluña. "Cualquiera puede convertirse en catalán" fue una frase repetida con frecuencia.

Nuestra encuesta reciente descubrió que los catalanes que apoyaban la independencia coincidían más con la idea de que la identidad catalana es algo que no se puede adquirir;
en efectos ésta se encuentra en la sangre. 

De hecho, cuanto más se acercaba la posición de alguien hacia la independencia, más excluyente se volvía su noción de identidad catalana. Estos hallazgos sugieren que los partidarios de la independencia se volvieron más tribales, con un sentido de identidad mucho más estrecho.

 Los moderados en Cataluña se vuelven más polarizados

En los extremos de este debate están aquellos que quieren la independencia total frente a aquellos que quieren abolir la soberanía catalana a través de la integración total en España. Sin embargo, muchos en Cataluña están atrapados en el medio: pueden querer mantener el estado actual de Cataluña como una región autónoma, o presionar por una España completamente federada, en lugar de aceptar su actual sistema cuasi-federal.

Con el tiempo, nuestra encuesta mostró que las personas que ocupaban estos puestos intermedios inicialmente veían el catalán y el español como identidades superpuestas. Sin embargo, después del fallo judicial de octubre, descubrimos que estas mismas personas los veían como identidades completamente separadas: usted es catalán o español. Esto es similar a las opiniones de las personas en cualquier extremo de este debate. En otras palabras, a pesar de mantener posiciones más moderadas en términos de resultados preferidos, los moderados comienzan a parecerse a los extremos en términos de cómo se identifican.

 Los extremos son cada vez más extremos.

Descubrimos que la mayoría de los partidarios de la independencia rechazaron el uso de la violencia en las protestas antes del fallo de la corte, pero luego vimos un aumento del 20 por ciento a favor. 
 
Este resultado sugiere que la mayoría de los partidarios de la independencia ahora aceptan el uso de cierto grado de violencia contra la policía española en defensa de su búsqueda de la independencia. Algunos pueden argumentar que la violencia después del fallo surgió espontáneamente como respuesta a la agresión policial, pero nuestros resultados muestran un cambio definitivo del pacifismo de antemano a una mayor tendencia a apoyar la violencia política después de la sentencia del tribunal en octubre.

 El nacionalismo va en aumento en el resto de España.

Los resultados electorales también muestran un cambio en España hacia el ultranacionalismo: votantes que tienen tolerancia cero con los extranjeros o con la independencia catalana. Impulsados ​​por la indignación contra el movimiento de independencia, los votantes catapultaron al partido de extrema derecha Vox a grandes ganancias en las elecciones de noviembre. Vox es ahora el tercer partido más grande de España. Prometió aplastar el movimiento de independencia y luego centrarse en las feministas, la comunidad LGBT y los musulmanes.

 El gobierno español ha negado durante mucho tiempo las solicitudes de diálogo de los líderes de la independencia, con la esperanza de desgastar el movimiento. Nuestra investigación sugiere que esta estrategia no ha funcionado. 

Con los moderados de Cataluña cada vez más polarizados, los partidarios de la independencia se han vuelto cada vez más excluyentes en sus identidades y más dispuestos a aceptar la violencia política en su búsqueda de la independencia. Estas tendencias, junto con la creciente evidencia de una reacción nacionalista de derecha, podrían conducir a una fragmentación social a largo plazo tanto en España como en su relación más amplia con Europa."              

(, 'How Catalonia’s push for independence has scrambled Spanish politics', The Washington Post, en Revista de prensa, 13/12/19. Traducción: google)

11/11/19

Desde el independentismo surgen propuestas y sobre todo se generan actitudes y comportamientos colectivos que podemos identificar como fascistas... ese fascismo encriptado de manera inconsciente en un sector importante del independentismo es lo que explica la imposibilidad del diálogo y de la reconciliación...

"Una de las consecuencias del procés ha sido la perversión del lenguaje y la manipulación de ideas, conceptos o categorías analíticas propias de la política y de las ciencias sociales y jurídicas, tales como democracia, derechos humanos, soberanía, voluntad popular, derecho a la libre determinación…

 Destaca por encima de todas la de fascismo y fascista, términos que suelen ser utilizados constantemente por los independentistas para denigrar a muchos de sus oponentes políticos. Sin embargo, paradójicamente, constatamos que es -en parte- del movimiento político nacionalista-independentista catalán, en el que podemos identificar tics, comportamientos, posicionamientos, ideas y actitudes colectivas que pueden relacionarse precisamente con el fascismo. (...)

Señalar que el independentismo en su conjunto es fascismo sería tan pueril y poco fundamentado como defender tal y como hacen los CDR o Tsunami Democràtic y difunden por todo el mundo los líderes independentistas que España y lo que esta representa, es un Estado fascista. Que nadie quiera ver por lo tanto en este artículo una simplificación de ese tipo. 
 
Tras esta aclaración de partida lo cierto es que sí podemos reiterar que en ocasiones desde el movimiento independentista surgen propuestas y sobre todo se generan actitudes y comportamientos colectivos que podemos identificar como fascistas. Eso sí, un fascismo no como el de la ultraderecha clásica española, cuartelero, abierto, directo, explícito, reconocido y reconocible (ese ya muy minoritario que todavía canta el “cara al sol” o que acompaña a Franco en su exhumación) tampoco como el neofascismo reaccionario y la vez ultraliberal (en lo económico) de VOX, sino un fascismo más sutil, encubierto y en gran medida, inconsciente.


Muy pocos son, aunque también los hay (como ejemplo tenemos al Moviment Identitari Catalá) los sectores del independentismo que se reconocerían en esa categoría política. Muy al contrario, la mayoría de las personas que integran el movimiento nacionalista-independentista, muchas de ellas gentes de buena voluntad, se definen, orgullosamente, como antifascistas y defensores de los derechos humanos.

¿Cómo es posible entonces que los que se dicen y se identifican como antifascistas, promotores del bien común y amantes de la justicia, puedan llegar a comportarse o actuar como fascistas? La respuesta la encontramos en gran medida en la creación de imaginarios colectivos unidimensionales y en la psicología social. 

Y tiene que ver con ese conjunto de códigos, símbolos, marcos ideológicos, eslóganes, informaciones deformadas, lemas, contenidos formativos sesgados, prejuicios y estereotipos aprehendidos en la escuela y en las universidades (el papel del sistema educativo que conozco bien ha sido determinante) difundidos por los medios de comunicación y reforzados por la propaganda durante tanto tiempo.  (...)

Todo ello tiene su origen no tanto en la sentencia sobre el Estatut (como se empeñan en señalar desde el independentismo mediático) que influyó por supuesto pero que no tuvo una gran trascendencia social y política real. Más bien, el punto de inflexión (nada es casualidad) debemos situarlo en aquel día en el que Artur Mas y Núria de Gispert en junio de 2011 tuvieron que llegar al Parlament en helicóptero cuando los activistas sociales protestaban por las medidas y políticas de austeridad anunciadas por el gobierno de la Generalitat en alineamiento con las que ya por entonces empezaban a implantarse desde el gobierno central. 

Es a partir de ese momento cuando los nacionalistas moderados se transmutan en apenas unos meses, en independentistas declarados y animan la primera Diada realmente masiva en septiembre de 2012, desviando el foco de atención desde lo social hacia lo identitario. El rechazo por parte de Rajoy a la propuesta de pacto fiscal, ciertamente insolidaria (más si tenemos en cuenta el contexto de crisis económica) que trasladó Artur Mas unos días después de aquella Diada en su visita a la Moncloa, sirvió definitivamente de justificación para la huida hacia adelante del movimiento independentista. Conviene, al igual que cuando se tratan otros fenómenos, no perder nunca la memoria histórica de los acontecimientos.


Y, de esta manera, en estos siete u ocho años de procés, finalmente se ha configurado un conjunto arquetípico de procesos mentales, imágenes simbólicas y expectativas no realistas (y, por lo tanto, frustradas) compartidas colectivamente, en el seno del nacionalismo que no son percibidos conscientemente por los individuos que lo integran y que es lo que precisamente les lleva, en ocasiones, a actuar en el sentido contrario de lo que dicen ser.

Por supuesto, el fenómeno independentista en Cataluña no puede entenderse fuera de un contexto más general que en Europa ha conducido al Brexit y al auge del populismo de derechas y que en otros contextos se ha materializado en el triunfo de Trump en Estados Unidos o en el de Bolsonaro en Brasil. 

Reacciones todas ellas frente a los desafíos de la globalización que apuestan por sociedades cerradas con identidades que excluyen, que ponen en cuestión los sentidos pre-dados y que han encontrado un caldo de cultivo ideal en la frustración de amplios sectores poblacionales tras la penosa y dolorosa gestión al interior de los países y desde las organizaciones internacionales de la crisis económica y financiera. 

Esos elementos ad extra también deben ser tenidos en cuenta y pueden explicar algunas de las reacciones colectivas enmarcadas en esos repliegues identitarios que en ocasiones pueden conformar intolerancia, distanciamiento emocional y posicionamientos extremos frente al diferente, en aquellos que siempre se decían tolerantes y solidarios.

 Y sacar a la luz los componentes de ese fascismo que está encriptado de manera inconsciente en un sector importante del independentismo, lo que explica (desde luego en parte) la imposibilidad del diálogo y la reconciliación que por otro lado siguen siendo tan necesarias para la solución no solo política sino también, social y cultural del conflicto. 

Analicemos a continuación algunas de estas manifestaciones de ese fascismo inconsciente aludido.

1. Uno de los elementos constitutivos que fundamentan el fascismo, de viejo cuño o el neofascismo de nuestro tiempo es la negación de la diversidad y de los derechos culturales de los grupos diferenciados. Algo que está muy presente en el discurso de un sector del independentismo y del nacionalismo que rechaza en gran medida, la realidad multicultural y plural de la sociedad catalana, asociando catalanidad con una concepción homogénea y petrificada de la identidad cultural colectiva, con una única cultura verdadera y legítima y una visión limitada, esencialista y unidimensional del hecho cultural catalán. Todo ello tiene mucho que ver con esa idea de volksgeist o espíritu del pueblo, propia del romanticismo y el nacionalismo alemán del siglo XIX (cuya proyección política extrema tanto daño hizo en el XX) en el sentido de que las identidades nacionales son puras y cerradas. 

Y que, a cada pueblo, por supuesto al catalán, le corresponde un patrimonio cultural inmaterial homogéneo que se proyecta en una lengua verdadera, unas costumbres auténticas y una esencia inmutable que los nacionalistas tienen la misión de preservar para que pase a las generaciones futuras. En definitiva, un fundamentalismo cultural que ha venido a sustituir al racismo de otros tiempos.


2. A su vez, otro de los grandes elementos caracterizadores del fascismo que se reproduce en parte del movimiento nacionalista e independentista catalán y que es consecuencia del anterior, es la falta de empatía (hasta Forcadell así lo afirmaba recientemente) y en última instancia la falta de reconocimiento, el odio y el rechazo social hacia el diferente, así como su señalamiento estigmatizador. 

Aquel que no está de acuerdo con la independencia, aquellos que no defienden a los consejeros encarcelados o huidos junto a Puigdemont, los que no llevan el lazo amarillo, los estudiantes que no quieren hacer huelga en protesta por la sentencia del Tribunal Supremo, aquellos que están de acuerdo con el actual marco constitucional o los que apuestan por un modelo federal son señalados. 

En definitiva aquellos políticos, intelectuales, artistas, deportistas, directores de cine o teatro, periodistas, músicos, literatos, sindicalistas, líderes sociales, estudiantes o profesores universitarios que tienen una posición crítica, que se identifican con otros símbolos o defienden una cultura híbrida, en definitiva aquellos que piensan y actúan de manera diferente, o incluso prefieren no posicionarse o se mantienen tibios y equidistantes, son sospechosos y tildados de traidores (botiflers), de “españoles”, de malos o falsos catalanes.

El tránsito de la falta de reconocimiento al odio hacia el diferente puede darse fácilmente más aún en contextos de contraposición, frustración y tensión política como en los que vivimos. Por eso no es de extrañar la actitud de odio que se proyecta en los gestos, las consignas, los lemas y el comportamiento no verbal en el marco de muchas de las movilizaciones, escraches, sabotajes, huelgas… que se dan en estos días. Pensemos por un momento en el tratamiento del que han sido objeto los comunicadores y periodistas de las cadenas de radio y televisión de ámbito estatal durante las últimas semanas de movilizaciones. 

O las referencias permanentemente insultantes y despreciativas a todo lo relacionado con la idea de España, lo que indudablemente afecta emocionalmente a los que se sienten españoles y refuerza a su vez, posiciones extremistas de muchos de estos frente a los que defienden la independencia, dentro y fuera de Cataluña. El surgimiento y la preocupante consolidación de VOX -quizás como tercera fuerza política en las próximas elecciones generales- es indudablemente un efecto reactivo, pero a la vez retroalimentador de esas dinámicas de odio y falta de reconocimiento. 


Además, cuando los sentimientos se radicalizan los movimientos nacionalistas más extremos pueden incluso proyectar ese rechazo y odio no solo hacia los no independentistas, sino también hacia aquellos que son identificados como “los blandos” dentro del propio movimiento. Probablemente el caso de Gabriel Rufíán expulsado entre gritos de botifler y gestos airados y amenazantes, de una concentración convocada por Arran y los CDR en Arc de Triomf, nos sirva de paradigma para explicar este fenómeno.


3. Otro de los grandes componentes de los movimientos fascistas siempre ha sido la manipulación victimizadora de la historia, la idealización infantilista de la cultura propia, el etnocentrismo extremo (es decir la consideración supremacista de su identidad diferenciada como mejor y más valiosa que las demás) y la mitologización de los orígenes culturales. 

Algo también muy presente como sabemos en gran parte del movimiento independentista catalán que no duda en distorsionar la historia o interpretarla en favor de sus tesis y proclamas. Resulta penoso comprobar como algunos colegas universitarios de prestigio se pliegan a esos intereses deformadores y ponen su actividad docente e investigadora en el campo de la historia, la sociología o la antropología, al servicio de la propaganda de un proyecto excluyente.


4. Los nacionalismos radicales, que son la base del fascismo, siempre refuerzan su identidad a partir de dinámicas de contraposición relacionadas con un eje diferenciador Nosotros frente a los Otros, de los que se distancian simbólicamente proyectando rasgos negativos e infravalorándolos. 

Es otro de los caracteres de la actitud etnocéntrica que no solo valora la cultura propia como superior, sino que, consecuentemente, desprecia a otras culturas y de manera especial a la cultura que considera “rival” y por ende a los que se identifican con ella plenamente o incluso solo en parte. La estereotipación insultante y ridiculizadora del otro suele servir de elemento contrastador y fundamenta ese distanciamiento. 


Los nazis ridiculizaban a los judíos caracterizándoles con rasgos físicos desagradables y elementos morales despreciables. En el caso de Cataluña, se produce una degradación moral y estética de los otros

Los otros son los españoles, por supuesto (y por asociación también los catalanes que se identifican con una identidad mixta) a los que se relaciona en muchas ocasiones en los programas “humorísticos” de TV3, en las tertulias de Catalunya Radio o RAC 1, en los artículos de El Punt Avui y, en general, en las consignas de la cultura popular que rodea al independentismo, con lo facha, con lo hortera, con lo retrógrado, con lo casposo, con lo rancio, con lo carca, con lo mediocre, incluso con lo perezoso… Todo ello frente a rasgos moral y estéticamente apreciables y superiores que estarían representados por un verdadero nosotros catalán. 


5. Los fascistas y nacionalistas extremos se apropian del concepto de pueblo y suelen hablar en nombre de este. 

Lo hace el ultra Bolsonaro, cuando se refiere al pueblo de Brasil, dejando fuera de esa categoría o ignorando a indígenas, negros, gais, lesbianas o los “petistas” (es decir a más de la mitad del país). 

Lo hace Trump cuando habla de “hacer grande de nuevo a América” y se refiere al pueblo estadounidense sin incluir a liberales, los votantes del partido demócrata, minorías, nativos, inmigrantes o periodistas críticos. Y lo hacen en Europa los líderes ultras de Ley y Justicia en Polonia, erigiéndose como los representantes del pueblo polaco, que solo incluye a los “verdaderos patriotas”. 


Esa apropiación del demos, negadora de la pluralidad, también acontece en Cataluña donde los líderes independentistas hablan constantemente de que son los verdaderos representantes del pueblo catalán y que están llamados a cumplir con el mandato democrático (ya “sin excusas”, como señaló Torra hace unas semanas) que se les ha dado para avanzar hacia la república catalana. Desconociendo -cínicamente- que, en el mejor de los casos, solo cuentan con el apoyo de -ni siquiera- la mitad de los votantes catalanes.


6. La ocupación física y simbólica (masiva, abarcadora, institucional y extensiva) de los espacios públicos y ese afán por acaparar la vida política, económica, social y cultural es también otro comportamiento típico de los movimientos fascistas. 

Lo hacían los nazis en Alemania, lo hizo Franco en España. Vemos constantemente ese empeño entre los independentistas catalanes (estelada y lazos amarillos) utilizando sin pudor las administraciones bajo su control. Con ello lo que pretenden es, desde una parte, inundar y acaparar los espacios que deberían ser de todos. Negando de nuevo la diversidad y despreciando al diferente, al que no opina como ellos, que simbólicamente queda excluido del ámbito de lo público. 


Esa exclusión simbólica conlleva, finalmente, un apartheid también en la práctica, en la vida cotidiana, que podemos relacionar por ejemplo con el hecho de que algunos políticos o asociaciones no independentistas tienen habitualmente que suspender sus actos públicos en universidades o centros públicos por el acoso que sufren o que los artistas, creadores y músicos declaradamente antinacionalistas no son contratados por las administraciones catalanas de ámbito autonómico o municipal en una suerte de censura ideológica y/o etnicista. 


Junto a ello la presencia cuasi orgánica del independentismo hace que ocupe, desde ese afán abarcador, la gran mayoría de los espacios de poder y esté al frente de los principales marcos de influencia económica, social, empresarial, sindical, universitaria, periodística o deportiva y de gestión académica y cultural, pese a que los independentistas no lleguen a representar al 50% de la población. Esto provoca una estratificación desigual en el reparto de poder y la capacidad de influencia social y cultural, pues los no independentistas, siendo mayoría, quedan subsumidos frente a los que sí lo son.

7. El unilateralismo, la intransigencia, la insolidaridad y la búsqueda de la confrontación permanente frente a un enemigo real o imaginario, son algunos otros de los grandes componentes del fascismo, del viejo y del nuevo. Todo ello frente a la solidaridad, la cooperación, el bien común, la fraternidad y el diálogo intercultural propios del antifascismo. 

Y lamentablemente lo vemos en los lemas de la mayoría del independentismo: “Primero Cataluña y los intereses de los catalanes” (independentistas se entiende). Sin importarles, por ejemplo, el seguro colapso del Estado del bienestar en España (actualmente ya disminuido por los efectos de la crisis y las políticas de austeridad) y las consecuencias que para los sectores populares y para los territorios en situación de mayor vulnerabilidad tendría una hipotética independencia de Cataluña. 


Nada parece importarles a los independentistas catalanes (también, lamentablemente, a los que se dicen de izquierdas) la suerte que correrían los servicios de salud, los sistemas educativos, las becas, las pensiones, las ayudas sociales… en el resto de los territorios si su proyecto acabara por consumarse, desgajando a la segunda región más rica por niveles de renta e implicación impositiva, del resto del Estado.


También constatamos día a día cómo el independentismo en efecto, busca el choque, la tensión permanente, para así nutrir, reforzar o mantener su base social, desde dinámicas cotidianas de confrontación. Todo ello tiene repercusiones directas en la fractura social y en la convivencia entre catalanes, en las familias, en los centros de trabajo, en las universidades, en los círculos de amigos, en los movimientos sociales, en las AMPAs, en las comunidades de vecinos, en las asociaciones culturales, en los clubs deportivos…

Ámbitos de relacionamiento comunitario en los que se genera una especie de violencia simbólica e implícita, pues los no independentistas, si no están seguros de que están junto a otros no independentistas, prefieren no hablar, permanecen en silencio, deciden no significarse frente a lo que perciben en gran medida como una especie de dictadura del pensamiento único o de las ideas y posiciones únicamente aceptables. Los riesgos de hacerse visible son todavía mayores en eso que llamamos la Cataluña interior, donde el que no participa del credo imperante es inmediatamente apartado de la vida pública y social.


Esa espiral de ocultamiento social del disidente no independentista constituye una manifestación más y una consecuencia brutal de la falta de reconocimiento y de esa enfermedad social instalada que es la negación de la alteridad. Como manifestación más extrema de esa degradación social mencionada, hasta límites insoportables, encontramos los escraches, los insultos, los desprecios, las pintadas en los comercios o frente a las casas, el señalamiento social o los boicots a los que son sometidos los no independentistas cuando deciden significarse. 

Eso ya no es violencia simbólica. No debemos desligar en última instancia todo ello de la reciente aparición de grupos abiertamente negadores de la pluralidad que están dispuestos a dar un tenebroso paso adelante a través de acciones violentas que tienen muy poco de liberadoras y se asemejan más a la violencia parda tan propia de los movimientos fascistas. 


Que la presidenta de ANC haya llegado a valorar algunas modalidades de violencia como algo positivo para visibilizar internacionalmente el “conflicto” nos permite confirmar, tristemente y una vez más, al frente de quienes está el movimiento independentista.


8. Por último, hemos de destacar que el fascismo y el neofascismo, a pesar de que se han encubierto a lo largo de la historia con eslóganes socializantes con el objetivo claro de confundir a la población y asegurarse el apoyo de la clase trabajadora y los sectores populares, acaban siempre por dar primacía a lo nacional-identitario frente a lo social.

  Y, lamentablemente, constatamos que la corta pero intensiva historia del procés, es precisamente la historia de cómo las reivindicaciones sociales, las luchas de los colectivos más activos que actuaban desde una perspectiva de clase o transversal, las proclamas y los posicionamientos de la ecología integral y las reivindicaciones populares en materia de sanidad, vivienda, educación, género, diversidad funcional o trabajo digno han quedado muy debilitadas frente al repliegue de la identidad. Esa debacle de lo social frente a lo identitario ha supuesto en gran medida la eliminación del “espíritu” del 15-M. 


Efectivamente, si tomamos como referencia el año 2011, constatamos cómo, espoleados por el inicio de la crisis y la decepción ante la clase política, centenares de miles de jóvenes (y no tan jóvenes) conformaron un movimiento inclusivo que crecía y se reconocía en la diversidad, un movimiento verdaderamente transversal, espontáneo, autónomo, no inducido desde instituciones o partidos políticos. 

Con una “teoría” y praxis fresca, transformadora, alegre y alternativa, abierto y positivo desde la crítica radical, que superó las dinámicas de resentimiento que tanto daño habían hecho a la izquierda transformadora a lo largo de los tiempos. Centrado siempre en el interés de lo común y que impulsó, desde la indignación consciente, una interesante “ética” del reconocimiento y de los cuidados. 


Apenas 8 años después, hoy en día, como consecuencia del procés impulsado y desarrollado por el independentismo ya no queda nada de aquello. Y no es casualidad que, a medida que el 15-M se fue desdibujando y evaporando, se fueron reforzando, con el apoyo institucional, entidades como la ANC y el Òmnium Cultural. Parece bastante sospechoso que haya coincidido esa desactivación de un movimiento social alternativo cuestionador de las estructuras de poder en Cataluña con el reforzamiento de plataformas de la sociedad civil, apoyadas precisamente por el poder y centradas en temas nacionales e identitarios.


No hay en la actualidad movilización social en Cataluña, con cierta significación práctica, que no esté ya vinculada con aquellos que defienden la independencia y se adhieren al nacionalismo catalán o, en todo caso, con aquellos que la rechazan. Estos últimos siempre en condiciones de mayor dificultad por el clima que hemos descrito, aunque también despertando, especialmente desde el otoño de 2017. 


Las manifestaciones de signo contrario de estos días 26 y 27 de octubre de 2019 así reflejan como la sociedad catalana se moviliza en dos sentidos contrarios siempre tomando como referentes símbolos y proyectos nacionales contrapuestos. Lo que lamentablemente ha conllevado que la agenda social haya quedado relegada y que muchos movimientos sociales y colectivos comprometidos hayan perdido su potencial emancipador al quedar subsumidos en esas dinámicas identitarias de contraposición. 

Algo que también se proyecta en el resto del Estado. Pensemos, por ejemplo, en las marchas de pensionistas que tras semanas de caminata llegaron hasta el Congreso de los diputados en Madrid, el pasado miércoles 16 de octubre, o en la publicación ese mismo día del Informe sobre pobreza y exclusión social de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza. 

Un documento que ponía de manifiesto que casi la mitad de las familias no llegan a fin de mes, que ha aumentado la pobreza severa en el conjunto del país y que todo ello en gran medida es resultado de la crisis económica y las políticas que se aplicaron para “combatirla”. Ni los unos (los jubilados) ni lo otro (la publicación del informe) tuvieron apenas incidencia política o mediática aquel día ni en los posteriores. 

La atención y el interés estaban puestos en la reacción del movimiento independentista a la sentencia del Tribunal Supremo y especialmente en otras marchas, no las de los pensionistas sino las que encabezaba Quim Torra cortando carreteras y en las movilizaciones violentas que habían tenido lugar las noches anteriores y que se habrían de reproducir todavía con más intensidad en las noches siguientes."                 

 (J. Daniel Oliva Martínez, Profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad Carlos III, Crónica Popular, 02/11/19)

5/3/19

"Los que vendrán después de nosotros verán a los reyes de la Tierra ponerse de rodillas ante Cataluña... Cuando se mire a los catalanes, será como si se mirara la sangre de la verdad; cuando se les dé la mano, será como si se tocara la mano de la verdad... Porque serán catalanes, todos sus gastos, allá donde vayan, los tendrán pagados... Más valdrá ser catalán que millonario...

"En 1918, y en el capítulo XVIII del Libro III de su célebre -y tan leído- Concepte general de la ciència catalana (tomo la cita de la web Rodamots), el filósofo Francesc Pujols describía con turbadora precisión este momento de la declaración de los acusados en el juicio.

 La cita es larga, pero imprescindible, y además tengo el mérito de que voy a verterla por vez primera al castellano: 

 «Tal vez no lo veremos, porque estaremos muertos y enterrados, pero es seguro que los que vendrán después de nosotros verán a los reyes de la Tierra ponerse de rodillas ante Cataluña. Y será entonces cuando los lectores de mi libro, si todavía quedan algunos ejemplares, sabrán que tenía razón. Cuando se mire a los catalanes, será como si se mirara la sangre de la verdad; cuando se les dé la mano, será como si se tocara la mano de la verdad».

¿Vivísimo, no? Continuemos. 

«Muchos catalanes se pondrán a llorar de alegría; habrá que secarles las lágrimas con un pañuelo. Porque serán catalanes, todos sus gastos, allá donde vayan, los tendrán pagados. Serán tan numerosos que la gente no podrá acogerlos a todos como huéspedes en sus viviendas, y les ofrecerán el hotel, el más preciado regalo que se le pueda hacer a un catalán cuando viaje».

Me hace feliz haber dado la frase exacta, siempre tan imprecisamente citada, que resume el catalan dream. Pero no desfallezcamos. 

«Al fin y al cabo [en esta locución está la prueba irrevocable del hecho diferencial y de que el seny no es un mito: el original dice al cap i a la fi, y no es lo mismo, no es lo mismo], y pensándolo bien, más valdrá ser catalán que millonario. Como las apariencias engañan, aunque un catalán sea más ignorante que un burro, los extranjeros lo tomarán por un sabio, que lleva la verdad en la mano. Cuando Cataluña sea reina y maestra del mundo, nuestra reputación será tal, y la admiración que se nos manifestará alcanzará tales cimas, que muchos catalanes no se atreverán a descubrir su origen y se harán pasar por extranjeros».

¿Sutil, pero intenso, no? Llega el último. 

«Si alguien se maravilla de que Cataluña -que, en comparación con otras naciones, no tiene nada y no representa nada; que no tiene lo más mínimo, es decir la independencia política; cuya decisión no pesa nada en los consejos de Estado- esté destinada a dominar el mundo, si alguien se maravilla de esto, nosotros responderemos esto otro: 'Si les hubiesen dicho a los romanos, cuando querían dominar Judea, que los judíos los dominarían a ellos, así como a toda Europa y América -que aún no había sido descubierta- es seguro que se habrían echado a reír». (...)"                    (Arcadi Espada, El Mundo, 20/02/19)

23/11/18

El nacionalismo es uno de los principales fenómenos sociales y políticos que crea las bases del fascismo... En la Europa actual el auge de los nacionalismos marcha parejo al desmembramiento de la izquierda en todas sus expresiones y a la degradación de la democracia y de la política...

"El nacionalismo es uno de los principales fenómenos sociales y políticos que crea las bases del fascismo. El nacionalismo elimina y diluye la lucha de clases, sustituyendo el sentido de clase por un sentido identitario excluyente y hostil que, entre otras barbaridades, convierte a los trabajadores de un país en adversarios, cuando no enemigos, de los de otros países. Impide, desvertebra o reduce, por tanto, el sentido internacionalista de la solidaridad de clase entre todos/as los que venden su fuerza de trabajo en el mercado capitalista.

El nacionalismo forma una identidad nazional con retazos de historia falseados o manipulados. Convierte los naturales procesos históricos en un memorial de agravios para la reafirmación de una personalidad colectiva singular y única formada por lo mejor y más ejemplar de la humanidad. Sirve, en resumen, a los intereses de las diversas clases dominantes, o burguesías. (...)

 Cito sólo dos ejemplos, entre otros muchos que hay: Primera Gran Guerra (1914-1918), y Yugoslavia. En el primer caso, la marcha triunfalista, ciega e irresponsable de las naciones europeas, conducidas por sus gobernantes y con la aceptación activa o pasiva de las mayorías populares hacia el precipicio de la guerra; en el segundo caso, la insensatez criminal de todos los responsables de la destrucción del Estado de Yugoslavia y de la violencia nacionalista que se instalo en cada porción de lo destruido, empezando por los inductores, Alemania y EEUU en primer lugar.

En la Europa actual el auge de los nacionalismos marcha parejo al desmembramiento de la izquierda en todas sus expresiones y a la degradación de la democracia y de la política. Ello ha producido ya en los niveles de democracia liberal existentes una pérdida del sentido real de los principios, valores, experiencias y proyectos basados en las más positivas experiencias democráticas colectivas de la historia europea. 

En Francia se producen de una manera, siendo sustituido el voto a los partidos de origen obrero, Partido Socialista y Partido Comunista, por el voto al Frente Nacional, en las zonas de tradición más obrera, popular y de izquierdas; En Alemania sube Alternativa para Alemania, con propuestas social populistas y contra la inmigración, abriéndose paso en las zonas populares; En la socialmente avanzada Dinamarca el Partido Popular Danés ya alcanza el 21 % de los votos; en el Reino Unido de aquel Brexit que tanto entusiasmaba a la extrema derecha como a la “izquierda de salón”, el Partido por la Independencia (UKIP) se instala; En la post moderna Suecia los Demócratas Suecos ya alcanzan el 17.6 %; en Austria el Partido Liberal con un 26% es ya una opción de gobierno; En Suiza, el Partido del Pueblo Suizo 29,4%; La Liga Norte en Italia un 17,4; Holanda, el Partido de la Libertad 13%; en los ex países socialistas, Ley y Justicia en Polonia con un 37.6%; Eslovenia, el Partido Demócrata de Eslovenia, un 24,9%. También amplia representación de la ultraderecha en Noruega, Finlandia, Letonia, Eslovaquia y Bulgaria.

Esta escueta realidad refleja como los nacionalismos europeos que conducen a diversos tipos de fascismo se han instalado y avanzan en el conjunto de Europa. Y no confundir nunca fascismo como únicamente una expresión brutal y grosera de violencia y reclusión, sino tener en cuenta también el sentido primario de éste: anular la participación crítica y democrática e imponer el caudillismo. 

Construir, en definitiva, una estructura mental de arriba abajo, que empieza en la escuela, continúa en el trabajo y en la calle, hasta anular la conciencia colectiva diversa y libre. (...)"               

8/11/18

El territorio de la vieja Cataluña carlista del siglo XIX coincide, a grandes rasgos, con el del independentismo más duro... hay es una coincidencia de espacio, que entronca con el conservadurismo sociológico. Hay una parte de Cataluña que en el XIX era refractaria al cambio y hoy, en el siglo XXI, sigue siéndolo.

"(...)Durante las guerras del siglo XIX, Berga y Olot, su pueblo natal, llegaron a convertirse en capitales del carlismo catalán. ¿Se puede trazar una continuidad entre el mapa carlista en Cataluña y el territorio donde el independentismo es hoy fuerte?
Si sólo miramos el mapa, sí. El territorio de la vieja Cataluña carlista del siglo XIX coincide, a grandes rasgos, con el del independentismo más duro. Es aquello que Balmes denominó "montaña catalana": desde Berga y Solsona hasta Vic y Manresa pasando por Olot. 
El propio Puigdemont es de Amer, un pueblo de Girona. Estuvo en Convergència, pero tenía buenos contactos con la CUP. Por eso se mueve bien en esos ambientes y con esas compañías. Puigdemont es difícil de entender si no se conoce el microclima de la ciudad de Girona. No sé como Santi Vila, a quien yo di clases, pudo fiarse de él.
 En todo caso, no se puede establecer una continuidad entre carlismo y catalanismo. Lo que sí hay es una coincidencia de espacio, que entronca con el conservadurismo sociológico. Hay una parte de Cataluña que en el XIX era refractaria al cambio y hoy, en el siglo XXI, sigue siéndolo. Es una Cataluña "enamorada de sí misma", como decía Adolf Tobeña. Para entendernos: ERC y la CUP también son profundamente conservadoras, aunque se presenten con la etiqueta de izquierdas.  (...)
¿Cataluña, como sostuvo García Cárcel, es una sociedad enferma de pasado?
 
Sí, porque el nacionalismo catalán ha sido hegemónico, teniendo en cuenta que una parte de la sociedad siempre ha estado callada. La historia y la lengua son las dos principales patas del nacionalismo catalán. Todo se juzga en base a la historia. 
El relato nacionalista gira alrededor de la búsqueda de una nación, que ya existía en la época de los condes y cuyos momentos de debilidad sólo se han producido cuando Castilla, es decir, España, ha intentado cargársela. Para ellos, todo es continuidad. 
Por eso dicen que Cataluña es una de las naciones más antiguas de Europa, o establecen una continuidad entre la Diputación del General y la Generalitat, o se saltan la Corona de Aragón, o aseguran que en siglo XVII Cataluña caminaba hacia la democracia. Y no sé cómo no se atreven a hablar del primer homínido como el primer catalán de la Historia... 
Junqueras escribió que los catalanes somos genéticamente superiores al resto de españoles. 
 
Sí, cierto. Han creado un relato que lleva a la siguiente conclusión: tenemos una nación, por tanto, sólo nos falta ser un Estado.(...)
 
 Los nacionalistas recrean símbolos y tradiciones, pero la clave en el uso de estas herramientas de propaganda es la televisión pública. Sin la tele no se entiende el 'procés'.  (...)"           (Entrevista a Jordi Canal, historiador, El Mundo, 13/10/18)

24/9/18

La política de la identidad se convierte en una prisión grupal y en un obstáculo social para configurar una acción colectiva con capacidad de hacer frente a las lógicas depredadoras de gentes como Orbán, Bannon o Netanyahu

"(...) Las palabras crean campos de valores. Así, “identidad” rima con particularidad (se enaltece lo propio frente a lo común), distinción, ADN, competición, privatización/patrimonialización, diferencia, pureza, exclusión, tribalismo, marcadores, fronteras, muros, estrategias de suma cero, síndrome carencial…; pero no con solidaridad, igualdad, reciprocidad, cooperación, fraternidad, ciudadanía, dominio público, universal o planetario.

 No cabe aquí el desglose de la constelación tenebrosa (supremacismo, victimismo, esencialismo, narcisismo, faccionalismo, radicalización, binarización –“nosotros-ellos”–, fundamentalismo, organicismo, irredentismo emocional, intolerancia, burbuja cognitiva, paleofilia…) propiciada por las gramáticas de la identidad que se resuelven en el mejor de los casos en bastiones incomunicados. (...)

Es esta propensión la que explica las prevenciones de mentes preclaras: para Tony Judt, “‘Identidad’ es una palabra peligrosa. No tiene ningún uso respetable en nuestros días”; para Ian Buruma, como para Amin Maalouf, es “un asunto con sabor a sangre”. 

Sin llegar tan lejos, la identidad es una herramienta que produce resultados bien diferenciados según el espacio ideológico y civil. 

De nuevo Steve Bannon: “En tanto [los demócratas y la izquierda] sigan hablando de política de identidad, les tendremos dominados”. Recordemos donde germinó el “Spain is different”, precursor del contagioso “X [nosotros] primero”, “hacer a X grande otra vez”. 

De ahí la inclinación de los líderes etnopopulistas a convertir la identidad en palanca de movilización. Porque la identidad activa emociones negativas low cost, como el miedo, el odio o el resentimiento. 

 De modo que a poco que las circunstancias coadyuven, el vals de las identidades derrapa en danza macabra. 

Pero sin llegar a ello la identidad produce una segmentación en la movilización que impide la confluencia en términos de solidaridad ciudadana, como señalaba hace poco en estas páginas Eugenio del Río y acaba de recordar Michael Ignatieff aprovechando la publicación de dos libros recientes que apuntalan el mismo argumento. 

No se ha prestado bastante atención a la diferente respuesta de la marea blanca en Madrid y en Barcelona; y a las consecuencias que ello ha tenido para las poblaciones respectivas en términos de calidad asistencial. Es evidente que mientras predomine la lógica identitaria que reivindica lo particular y lo propio, la agenda social por la igualdad y los derechos comunes quedará relegada a un papel subalterno. 

Al final, la política de la identidad se convierte a la vez en una prisión grupal y en un obstáculo social para configurar una acción colectiva con capacidad de hacer frente a las lógicas depredadoras de gentes como Orbán, Bannon o Netanyahu. El último nombre es el mejor ejemplo para mostrar el efecto sobre la izquierda y las fuerzas sociales de una lógica identitaria en un estado que se considera con razón heredero de la peor catástrofe producida por la lógica identitaria. 

 Mírese qué peso tiene hoy la izquierda en el país de los kibutz.  No deberíamos olvidar, junto a otras reivindicaciones legítimas de la memoria histórica, el núcleo central de la historia del siglo XX."                   (Martín Alonso, CTXT, 19/09/18)

5/9/18

Lo que ha estado sucediendo en España y en Cataluña es parte de un proceso en Europa y en otros lugares desencadenado por la globalización, la crisis económica y la austeridad. La identidad es más fácil de movilizar que la clase, más aún si se acompaña de una poderosa narrativa histórica de victimización, como en Cataluña

"(...) Gran parte del debate se ha centrado en el tema catalán y se ha solidificado en identidades casi tribales, provocando desavenencias entre amigos, familias y colegas de trabajo. Sin embargo, las causas y las posibles soluciones son más complejas y transversales de lo que se puede deducir de la retórica en ambos lados.  

Y la crisis no se trata solo de la relación entre dos proyectos nacionales antagónicos. Es parte de un proceso mucho más amplio desencadenado por la crisis socioeconómica, la austeridad y la globalización, cuyas ramificaciones se extienden a Europa en su conjunto. (...)

Una causa aún más importante del surgimiento de un poderoso movimiento independentista fue la recesión económica de 2008. El regreso al poder de los conservadores en 2011 coincidió con el surgimiento del movimiento de protesta popular, el movimiento del 15 de mayo, contra los efectos del recesión y las políticas de austeridad. 

 Junto a estos indignados a nivel nacional, surgió el movimiento popular catalanista, la Asamblea Nacional Catalana, que llamaba a la independencia como la solución tanto a la crisis como a los agravios acumulados de los catalanes. Mientras que el movimiento del 15 de mayo hizo un llamamiento a la clase, la Assemblea apeló a la identidad, desviando las quejas socioeconómicas hacia la política del nacionalismo. 

 Ambos movimientos se basaron en la fuerte vida asociativa en Cataluña, donde había al menos 48,000 asociaciones de un tipo u otro en una región de 7,5 millones de personas.El Assemblea fue particularmente exitoso. Con un pequeño ejército de voluntarios capacitados en las redes sociales, logró capturar la imaginación de muchos catalanes. En cualquier caso, la identidad es más fácil de movilizar que la clase, más aún si se acompaña de una poderosa narrativa histórica de victimización.

 Detrás de este crecimiento se encuentran los factores estructurales a largo plazo, como la estructura cambiante de clases en una economía que se desindustrializaba rápidamente, de modo que el viejo cinturón industrial alrededor de las grandes ciudades como Barcelona se volcaba hacia las industrias de servicios, muchas involucrando inmigrantes extranjeros. 

 El proceso, por lo tanto, debilitaba las identidades duales que alguna vez habían representado estas comunidades.  (...)

Para el año 2015, se había formado una coalición separatista que agrupaba un amplio espectro de partidos políticos, desde la izquierda nacionalista anticapitalista hasta la centroderecha nacionalista, cuya única causa común era la independencia. Por lo tanto, ningún programa para una Cataluña independiente ha sido articulado en su totalidad.  

Otra de sus contradicciones era que algunas de las elites nacionalistas conservadoras asociadas con la coalición habían sido culpables de corrupción y de políticas de austeridad y privatización, temas clave en la plataforma separatista. (...)

El nacionalismo catalán es muy fuerte en los municipios pequeños y más débil en las áreas metropolitanas donde la identidad dual es fuerte. Esto es predecible dado que los migrantes de otras partes de España tienden a establecerse en las ciudades donde hay más trabajo disponible.Pero esto no es suficiente explicación. Hay muchos nacidos y criados en Cataluña con una fuerte identidad catalana que están en contra de la independencia por razones políticas, en particular la creencia de que el problema no es la unidad o la independencia, sino que es socio-económico y político.  

Esta es una sociedad plural y multicapa y sería una injusticia hacer referencia a una voz colectiva catalana. Sin embargo, la polarización que ha tenido lugar en España en los últimos dos años es tal que estos matices o diferencias se pierden en el discurso público.

 Lo que ha estado sucediendo en España es parte de un proceso en Europa y en otros lugares desencadenado por la globalización, la crisis económica y la austeridad. La globalización comenzó un proceso en el que muchos estados ya no median decisivamente entre las economías nacionales e internacionales y tienen menos control sobre la formulación de políticas.

 Los bloques políticos y comerciales como la UE proporcionaron un nuevo marco amplio de comercio y gobernanza en el que los antiguos Estados-nación perdieron algo de autoridad. También la caída de las barreras al comercio redujo el costo de ser un estado pequeño e impulsó el interés en el separatismo.  

Así, la reaparición o el fortalecimiento del nacionalismo subestatal en Europa en respuesta, en primer lugar, al debilitamiento de las identidades nacionales basadas en el estado, en segundo lugar a la recesión de 2007-8 que condujo a la inseguridad colectiva y la necesidad de nuevas fronteras de identidad nacional, y finalmente a mayores oportunidades para el surgimiento de nuevas naciones dentro de bloques económicos como la UE.  (...)

Lejos de apoyar las demandas catalanistas, la UE y varios estados europeos respondieron a los acontecimientos en España declarando que eran un asunto interno, revelando su preocupación por la amenaza de los nacionalismos subestatales en Europa. Como dijo recientemente el expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont, la Europa de las Regiones es un fracaso 'Existe otro paralelismo internacional, la canalización de agravios socioeconómicos y políticos hacia las políticas de identidad y nación. Esta es una característica del nacionalismo populista en todas partes. Al apelar a las clases sociales a la identidad nacional, moviliza a las personas contra un "Otro", identificado como la fuente de una variedad de problemas.  

En el caso catalán, este Otro se definió al principio como simplemente Madrid o el estado español. Esto permitió proyectar una gama de aspiraciones amorfas e incluso contradictorias sobre las nociones de independencia, resumidas en un lema utilizado con frecuencia en el discurso, libertad, un término muy usado o abusado en todas partes. 

 Entonces algo de la retórica se deslizó en algo más oscuro, los castellanos o los españoles como el Otro, del mismo modo que el discurso de la derecha en España descendió a diatribas contra los catalanes como una etnia.  (...)

Al menos en el corto y mediano plazo, el separatismo sigue siendo un espejismo."          

 (Sebastian Balfour. Emeritus Professor of Contemporary Spanish Studies at the London School of Economics and Political Science. EUROPP, European Politics and Policy)