1/2/22

La alcaldesa de Vic niega la celebración de actos si éstos difieren de la opinión de la mayoría de la población. Esto no se le ocurrió ni al pobre Orwell... o sea, lo que piensen las minorías debe ser erradicado, que por algo son minorías... o sea, «Solo es legal lo que piensa la mayoría, y sólo la alcaldesa sabe lo que piensa la mayoría»... Todo ello casa a la perfección con el concepto de «mandato popular», ese invento gracias al cual uno puede saltarse la ley en nombre de una mayoría, da igual si real o imaginaria. Esto y amordazar a las minorías está inventado desde hace tiempo, la alcaldesa debe de haberse inspirado en Mussolini... Razón de más para nombrar a Vic capital de la republiqueta

 "Fue un grave error de Presidentorra proclamar a Girona capital de la Cataluña auténtica. No es que esta mi ciudad no sea suficientemente casposa, ridícula y pagada de sí misma para merecer tal honor, pero no cabe duda de que Vic, en la Catalunya profunda, simboliza aún mejor la republiqueta que un día nos quisieron endosar. 

Si ya hace un tiempo Vic fue noticia porque su megafonía callejera recordaba a los sufridos peatones -al más puro estilo orwelliano- la existencia de no sé qué presos políticos, ahora el ayuntamiento niega la celebración de actos si éstos difieren de la opinión de la mayoría de la población. Esto no se le ocurrió ni al pobre Orwell, que antes imaginó pensar a un cerdo que a Anna Erra, alcaldesa de Vic.

 Damos por bueno que la alcaldesa sepa perfectamente qué piensan sus súbditos sobre todos los temas, desde los políticos y sociales hasta los sexuales y dietéticos, al fin y al cabo, su amor por la distopía orwelliana, debe suponer espiar- en todo momento para conocerlo todo de ellos. Lo que es digno de reconocimiento va más allá, es éste prohibir cualquier manifestación pública que se aleje de la opinión mayoritaria. 

Lo que piensen las minorías debe ser erradicado, que por algo son minorías. O al menos estas minorías deben ser calladas hasta que llegue el momento en que puedan ser encarceladas, como el Winston Smith de 1984. Da igual que se trate de un acto pacífico, legal y democrático, lo esencial en Vic es que este acto sea ​​conforme con el pensamiento imperante. Lo cual, dicho sea de paso, es una buena forma de garantizar que este pensamiento siga siendo imperante. «Solo es legal lo que piensa la mayoría, y sólo la alcaldesa sabe lo que piensa la mayoría». 

Si no sale en 1984 en boca de la Policía del Pensamiento, debería salir. Todo ello casa a la perfección con el concepto de «mandato popular», ese invento gracias al cual uno puede saltarse la ley en nombre de una mayoría, da igual si real o imaginaria. Esto y amordazar a las minorías está inventado desde hace tiempo, pero como la alcaldesa no parece ser muy leída, más que inspirarse en Orwell -que le debe sonar a atleta inglés de medio fondo, de los años ochenta- lo habrá hecho en Mussolini. Razón de más para nombrar a Vic capital de la republiqueta."                 (Albert Soler, Diari de Girona, 01/02/22)

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