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28/9/24

Así fué la historia de Ciudadanos...

 "La antropóloga Teresa Giménez Barbat (Barcelona, 1955) ha mantenido un empeño a lo largo de su trayectoria política e intelectual: poner la ciencia al servicio de la sociedad y la razón, en el centro del debate público. Desde su temprano blog Tercera Cultura hasta su trabajo como eurodiputada, con la creación de Euromind, todos sus empeños convergen en la misma dirección. Miembro del grupo original que fundó Ciudadanos, fue uno de los pocos intelectuales que sí dio el paso a la política activa. En su más reciente libro, Contra el feminismo, su formación académica y sus lecturas la llevan a conclusiones que desafían el estatu quo y las falsas verdades del feminismo radical, y a cuestionar a los políticos de todo signo que aceptan acríticamente sus postulados no científicos.   

PREGUNTA.- Pienso en esa joven catalana, en el corazón del mainstream catalanista, que un día decide asistir a las manifestaciones de protesta por los asesinatos de ETA. ¿Cómo fue esa toma de conciencia? ¿Por qué rompes con tu círculo de creencias, con tu pequeña tribu? 

RESPUESTA.- Yo tampoco sé exactamente cómo, pero te puedo decir las cosas que me pasaban entonces. En aquella época yo estaba muy interesada por el pensamiento escéptico y científico y estaba en una asociación que se preocupaba por cosas que me parecían absolutamente absurdas, algunas de ellas como los ovnis y todo esto, y otras más interesantes, como las medicinas alternativas. En aquel momento ya empezaba a ver que estaba creciendo en Cataluña también un tipo de pensamiento que tenía una base mítica, pero que estaba empapando la política, que era el nacionalismo, y que había gente que estaba llevando todo esto tan lejos como para asesinar. Yo viví en una época de crímenes cada día. Fue entonces que empecé a discutir con ellos, porque muchos eran vascos y no decían nada sobre eso, y me parecía una cosa tremenda lo que estaba pasando. Empecé a sentir que yo tenía que conocer qué es lo que estaba pasando, porque yo venía de un entorno de izquierda, de votantes socialistas. El entorno era moderadamente nacionalista, o a mí me parecía moderado porque había crecido con eso. Me parecía que yo tenía que conocer a esta gente que cuando había un crimen se reunía, se concentraban al principio en la plaza San Jaime. A mí me habían dicho un poco «sí, vale, les han matado, pero a ver, que son fachas». Y fue cuando yo empecé a aparecer por la plaza San Jaime. 

P.- Es curioso cómo el pensamiento escéptico te lleva primero a examinar las creencias más absurdas de la sociedad, los ovnis o la homeopatía, y de pronto volteas y ves que una de ellas es el nacionalismo. Has contado que en la plaza de Sant Jaume hay un momento en que te das cuenta que hay una gran hipocresía, porque los políticos sienten la necesidad frente a la galería de hacer el homenaje, pero en realidad sienten una profunda indiferencia. 

R.- Indiferencia y desprecio. 

P.- Y estas manifestaciones luego se trasladan a la plaza donde fue el crimen de Hipercor… 

R.- Sí. Luego ya todo esto se traslada a Hipercor, pero al principio era en la Plaza de Sant Jaume. A mí me parecía que había una barrera entre los que se manifestaban porque eran víctimas, porque eran gente que les habían matado a los suyos, que era gente que a lo mejor venía también de los cuerpos y fuerzas de seguridad y se ponían allá en la plaza con sus fotografías. Y así yo me fui acercando. Y con el primero que contacté fue con Roberto Manrique, que había sido víctima de Hipercor. También eran víctimas de Hipercor las que se manifestaban. Y me fui concienciando. Y empecé a leer a mucha gente y al final acabé yendo también a alguna manifestación. No sé si tú has leído Diario de una escéptica, pero ahí cuento cómo me voy a San Sebastián a una manifestación. Un periodista de La Vanguardia y su mujer se habían camuflado en el autobús, y al día siguiente aparece una noticia en La Vanguardia diciendo que todos éramos de extrema derecha y no sé qué tanto. Curioso, porque yo tenía detrás una pareja joven que eran sindicalistas, había gente de todo tipo. Me empezó a parecer que era un escarnio. Había gente que estaba abusando de su poder en los medios de comunicación para lanzar un mensaje que era totalmente falso y que no tenía que ver con la realidad. Además, la profunda injusticia que se estaba cometiendo con una serie de personas. Y a partir de aquí, me iba a las concentraciones que luego se daban enfrente de Hipercor, donde habían hecho un monumentillo que había pagado el ayuntamiento y tal. Y mi sorpresa era, para mí que era tan evidente que había que estar allí, que allí no había aparecido nadie. Me acuerdo que reconocí a Ignacio Vidal Folch una vez. 

P.- Lo cuentas en el Diario y también en tu libro sobre Ciudadanos, Citileaks

R.- Fue darme cuenta, tomar conciencia de lo que significaba el nacionalismo, esta supremacía con la que yo no es que hubiera colaborado, pero vivía inmersa y era como el aire que respiraba. También conocí a Arcadi Espada. Acudí a él para presentarme, porque estaba en esta asociación de escépticos y porque él había escrito Contra Catalunya, y me pareció que podía estar dentro de esta línea de. A partir de aquí hubo una relación de mucho aprendizaje, incluso mutuo. Arcadi es Arcadi, es muy potente intelectualmente, sabe mucho, pero yo en aquel momento estaba muy interesada por la ciencia y le conté cosas y él empezó a interesarse también, y empezó algo bastante bonito. Al final, resultó en que teníamos conversaciones sobre «oye, ¿y por qué no hacemos algo en Cataluña?», «¿por qué no es posible crear algún partido político?». En aquel momento a todo el mundo te decía que estabas absolutamente loco. Era algo totalmente descartable. Y con el único que podía hablar de esto era con Arcadi. Y bueno, ahí empezó la cosa. 

P.- Esa es la semilla de la que nace Ciudadanos. Me interesa mucho también esta idea de ver el nacionalismo como un sistema completo que incluye incluso a sus críticos, porque paga la prensa, porque la oposición compra el mismo relato nacionalista. Y de pronto se vuelve un espacio en donde nadie puede pensar distinto y no hay lugar para la disidencia. Y coincido contigo que ahí el rol de Contra Catalunya, de Arcadi Espada, fue central. Antes lo había hecho Boadella con Els Joglars, de empezar a señalar las fracturas en el sistema. ¿Cómo fue el nacimiento de Ciudadanos, esos primeros debates de los que tú formaste parte desde la primera sesión?

R.- Yo me acuerdo el día que me llamó Arcadi y me dijo: «oye, vamos a vamos a poner esto en marcha». Y me dijo que llamaría a unas personas que pensaba que estarían interesadas y que yo llamase a alguien que me pareciera que estaba en esta línea. La verdad es que yo era una outsider absoluta. Yo solamente conocía a Francesc de Carreras, porque en aquella época había tenido una cierta amistad con Victoria Camps por motivos familiares y había ido al Foro Babel un par de veces. Al principio fui pensando «pero esta mujer, ¿dónde me lleva? Esto un nido de fachas». Dentro del mundo en el que yo había estado hasta entonces, el Foro Babel, que promovía el castellano y la defensa del español, no te digo que fuera duro, pero tuve que superar mis propios prejuicios. 

P.- Y tu propio sesgo de cuna, digamos. Y entonces empiezan a reunirse y de pronto se impone la idea de que hay que hacer un partido político. Y sin sospecharlo aglutina una enorme energía social casi desde el principio. 

R.- Sí. Al principio fue llegando gente que compartía esta visión de Cataluña y de la traición del PSC, porque muchos venían del PSC o habían estado cerca. Esa traición al votante, al ciudadano, que se sentía tan catalán como español, que también pensaba que tenía un lugar la lengua castellana en Cataluña. Lo que pasa es que eran más partidarios de hacer manifiestos, proclamas, discusiones, debates, revistas, publicaciones… 

P.- Pero sin pasar a la arena política. 

R.- Yo desde el principio dije que me parecían muy bien todas las proclamas, todos los libros, todo, pero que lo que teníamos que hacer era dar el paso. Si no estábamos de acuerdo y no teníamos a quién votar, por qué no lo creamos nosotros. Claro, yo lo dije como una persona totalmente ingenua, sin darme cuenta de las dificultades y de lo que esto significaba. 

P.- El esfuerzo gigante.

R.- El esfuerzo gigante que luego me costó un par de años de mucho estrés. 

P.- Del núcleo original de Ciudadanos, que se reunió en El Taxidermista, que lanzó aquel manifiesto pidiendo a la sociedad que organizara un partido y que fue tan importante, ¿por qué ninguno de estos connotados intelectuales, entre los que te incluyo, donde estaban Félix de Azúa, Francesc de Carreras, Félix Ovejero, Iván Tubau, Arcadi Espada, Albert Boadella, Ana Nuño y demás, dijo «yo lo encabezo, yo doy el paso a la política, yo cruzo la frontera»?

R.- Cuando esto ya se vio que cogía velocidad y que no era una locura, cuando el acto del Tívoli, que fue algo…

P.- Lleno absoluto. 

R.- Un lleno absoluto, se quedó gente en la calle. Algo extraordinario. En aquel momento ya vimos que estábamos manejando algo que empezaba a tener vida propia, ya estaba en marcha. Lo que sucedió es que no había nadie que viniera del mundo de la política. Eran periodistas, escritores, dramaturgos. Yo venía de la empresa privada. 

P.- Bueno, habías estudiado antropología. 

R.- Sí, pero no tenía un trabajo académico, tenía una novela publicada en aquel momento y escribía en algunas revistas, pero temas que tenían que ver con la «tercera cultura», la interfaz entre la ciencia y las humanidades. 

P.- A eso vamos a volver, porque es el eje de tu vida política también. 

R.- Sí, esto es muy importante en mi vida, pero es que no teníamos, nadie quería. Y yo empecé a pensar que podría ser posible cuando la cosa ya estaba bastante avanzada y estábamos creando las listas para el Parlamento de Cataluña. En aquel momento me lancé a dar el paso. Lo que pasa que fue un poco complicado el ajuste con mis compañeros. No todos lo veíamos de la misma forma en aquel momento. Ya esa idea de un partido que no fuera ni de izquierdas ni de derechas, que se centrara en los proyectos, en su visión de cómo tenía que ser Cataluña y también cómo tenía que ser España, parecía una idea que todo el mundo aplaudía, porque llegó gente del PP, gente del PSOE, pero a la hora de crear el partido, había personas que pensaban que eso solamente podía ser un partido de izquierdas. 

P.- Eso lo cuentas muy bien en Citileaks, la tensión entre la gente que estaba segura que solo un partido de izquierdas tenía sentido con esos postulados y el área liberal que pensaba, por el contrario, que la dicotomía izquierda-derecha no reflejaba los problemas reales. 

R.- Exactamente. Hubo una grieta ahí, y cuando el partido ya se puso en marcha, fue un poco paradójico que lo encabezara un chico joven, sin ninguna experiencia política tampoco, pero que sí tenía un empuje y algo que muchos, ni siquiera algunos de los intelectuales que tú dices, tenía, que era esa capacidad del discurso incluso improvisado.

P.- Carisma y oratoria. 

R.- Sí, ambas cosas. Bueno, el carisma yo creo que lo fue construyendo después, entonces era un poco amateur, pero sí, era campeón de debate universitario. O sea que les pasaba la mano por la cara a muchos que a lo mejor tenían un discurso, pero que viendo toda aquella gente desde arriba de un estrado mirando, se bloqueaban porque no tenían las herramientas para hablar. Esto es muy importante en política, y también es la parte oscura. 

P.- Por supuesto, porque se presta a la manipulación o la demagogia. Un aspecto que me sorprende es un partido que nace con ese impulso, que cubre una necesidad evidente, que reúne una enorme fuerza social, porque no solo obtuvo tres diputados al Parlamento catalán en sus primeras elecciones, que algo era increíble, sino que siguió creciendo, hasta volverse casi una alternativa al Gobierno. No sé por qué fracasa un partido así, porque esa fuerza de la sociedad española sigue demandando un partido liberal. 

R.- También cuando sale Ciudadanos, al poco sale UPyD [Unión, Progreso y Democracia]. ¿Qué hubiera pasado si la fuerza que impulsó UPyD, con unos personajes tan potentes como Rosa Díez, Carlos Martínez Gorriarán, se hubieran unido? 

P.- Fernando Savater. 

R.- Fernando Savater nos apoyaba a los dos, porque cuando había un mitin de Ciudadanos, iba, y cuando era de UPyD, también iba. Había una serie de personajes que hubieran deseado partirse en dos, pero que mientras había esta confusión, ellos nos apoyaban a todos. Había gente que fue leal a la idea.

P.- Un problema es que UPyD nace en el mismo espacio que Ciudadanos, y si hubieran sido una única fuerza se hubiera conjuntado mucho más.

R.- Yo creo que sí. Lo que ocurre es que quizá las cabezas de Ciudadanos y las de UPyD eran demasiado… en fin, con su deseo particular de poder. 

P.- Es lógico que alguien que encabeza un partido, por otra parte. 

R.- Y además Rosa Díez era una persona con una experiencia enorme, lo que no tenía Albert Rivera. Y aunque al principio sí que parecía que aceptaba un poco el statu quo que se había creado en Ciudadanos, o sea, que había una persona que nos representaba, que era Rivera, luego ya le pareció que esto no iba a ningún lado.

P.- Ahora, los votantes, en el fondo, dirimieron esa disputa apoyando a Ciudadanos. Y sin embargo UPyD volvió a cierta marginalidad, triste, pero real. 

R.- Bueno, tenía su peso en Madrid, al principio. 

P.- Pero el problema es que luego Ciudadanos empezó a cometer una serie de errores. ¿Cuáles serían esos? 

R.- Yo creo que las alturas intoxican y hubo gente que alcanzó un nivel muy alto políticamente hablando y además empezó a soñar en que fuera más alto aún, porque la idea que teníamos nosotros sobre Ciudadanos es que iba a ser lo que se llama un partido bisagra, pero un partido bisagra, tú sabes, puede tener mucho poder, o sea, un partido bisagra es capaz de empujar las políticas en un lado u otro. 

P.- Lo estamos viendo con el nefasto Gobierno de Pedro Sánchez. 

R.- Absolutamente. Esto quizá empezó a parecerle poco a algunas personas. Claro, es muy difícil, a posteriori dices «esto lo hizo mal», «aquí se equivocó», «eso tenía razón», «esto no»… Yo creo que sí que hubo un fallo, en el sentido de no esperar a un momento más adecuado, si es que íbamos a ser un partido hegemónico en España. Pero claro, si nosotros hubiéramos respetado absolutamente nuestros programas iniciales, que eran en algunos sentidos poco flexibles, porque era la defensa de España, de la ciencia, de la razón, estábamos condenados a no ser un partido de masas. Porque claro, un partido que quiere ser una opción de voto para muchos millones de personas, necesariamente se va desdibujando. Aquí se perdió la fuerza de Ciudadanos, porque Ciudadanos tenía una oferta muy concreta, pero si luego la ibas a desdibujar… Por ejemplo, yo ahora, por el libro que he escrito y por temas que a mí me han preocupado siempre, a mí me parecía absolutamente absurdo toda esta necesidad de estar representados en el orgullo gay, por ejemplo. Porque ahora no tanto, pero en aquella época era tachado de facha, Ciudadanos. Entonces te empeñas en estar en un lugar donde no se te quiere y tú tampoco sabes por qué quieres estar ahí. 

P.- Renunció a sus ideas para ganar un público que no ganó, pero traicionando sus ideas. 

R.- Sí, había unas ideas básicas, que era la cuestión de Cataluña, del nacionalismo, del catalán, del castellano, pero todo lo demás no se respetó. Quizá porque no había nacido de los que dirigían Ciudadanos, no eran cosas que tuvieran interiorizadas. Entonces, esa fuerza se desechó. (...)"

(Entrevista a Teresa Giménez Barbat, Ricardo Cayuela Gally , TheObjetive, 22/09/24)

29/4/22

Manuel Estapé, experiodista de La Vanguardia: me marché de Cataluña porque "no pude soportar la tontería mayúscula de los independentistas catalanes... soy un refugiado del proceso"

 "Manuel Estapé, periodista económico, se define como "un refugiado del proceso". Retirado del periodismo, vive en Santa Magdalena de Pulpis, localidad en Castellón. En una entrevista en el canal de YouTube del director de e-notícies, Xavier Rius, ha explicado que se marchó de Cataluña porque "no pude soportar la tontería mayúscula de los independentistas catalanes".

"No pude soportar que alguien que realizó estudios de economía dije que siendo independientes seríamos como Holanda", ha explicado. Considera que esta afirmación llega porque "Catalunya tiene a economistas muy malos".

El ya experiodista se ha mostrado muy crítico con el proceso. Cree que "Catalunya es bipolar, pasa de la depresión a la euforia total". "Es muy grave decir que la capital del Estado te roba", ha manifestado.

Manuel Estapé piensa que el 1-O "fue un golpe de estado clarísimo". En referencia a los insultos a los líderes independentistas ha asegurado que "yo a un golpista no le dejo ir tan rápido", asegura que en Catalunya "no saben lo que es un preso político". "Ahora les dejan que recauden por pagar una multa que es de ellos", ha añadido, en relación con las fianzas del Tribunal de Cuentas.

Afirma que "el catalán y el castellano son hermanos". Sin embargo, cree que la polémica por la convivencia de las dos lenguas se debe al "desprecio a todo lo español", por parte de los catalanes, lo que ha explicado que "me preocupa".                     (e-notícies, 17/04/22)

27/1/21

Lo peor del nacionalismo es que termina aplicando la doctrina política de Carl Schmitt. Basar todo en la dialéctica Amigo-enemigo... los nacionalistas pretenden traducir el sentimiento en formulaciones políticas concretas, y lo que llaman hechos diferenciales en privilegios diferenciales, especialmente cuando se da, como siempre ocurre, en las regiones más ricas de los países

"(...) Son numerosas sus críticas al nacionalismo .Cat. Los nacionalistas, por su parte, suelen afirmar que, de hecho y aunque lo disimulemos, todos somos nacionalistas, que no hay nadie que se salve de la etiqueta. Sólo nos diferencia el adjetivo: nacionalistas catalanes, vascos, españoles, etc. Dos preguntas sobre este nudo: si tuviera que resumir en un solo argumento su principal crítica al nacionalismo, ¿cuál sería su comentario?

España será quizá uno de los países con menos conciencia nacional o en el que, al menos, el orgullo nacional es más débil. Se carece totalmente de chovinismo. Solo hay que leer a nuestros autores de finales del siglo XIX y principios del XX para comprobar que si la sociedad española peca de algo es de autoflagelación. De forma quizás irreflexiva, hemos introyectado parte de la leyenda negra.

Hay hasta un cierto complejo de inferioridad, pensando que los muchos errores y defectos que suceden en España no ocurren en el resto de los países. Esa frase tan socorrida de “En este país” a la que ya Larra dedicó un artículo, y que en la actualidad se continúa usando con frecuencia es la confirmación, en primer lugar, del desconocimiento que a menudo tenemos del extranjero y, en segundo lugar, de nuestra mala opinión acerca de todo lo español.

Es cierto que el franquismo, al igual que todo movimiento fascista, abrazó y pretendió exaltar el nacionalismo español, pero pienso que fue una planta que nunca llegó a arraigar en la mayoría de la sociedad. Es más, por esa identificación con la dictadura, despertó en amplias capas de españoles un rechazo incluso inconsciente a todo lo que se asociase a patriotismo y a símbolos nacionales, tan habituales, sin embargo, en otros países.

Confirma lo anterior el entusiasmo con el que abrazamos la Unión Europea. Las encuestas han mostrado siempre que nuestro país se encuentra a la cabeza en la aceptación del proyecto europeo y los que lo criticamos y nos oponemos a él es precisamente por no constituir una verdadera unión política.

Tal vez es esta debilidad de la conciencia nacional de España la que ha originado a lo largo de los dos últimos siglos el alumbramiento de los nacionalismos periféricos. Así al menos lo contempló Ortega en su “España invertebrada”. Paradójicamente, sin embargo, es posible que en estos momentos el proceso se haya invertido y que la extrema proliferación de fuerzas centrífugas y, en concreto, el mantenimiento de un golpe de estado que se mantiene vivo en Cataluña haya despertado un nacionalismo que estaba dormido.

España era de las pocas naciones de Europa que no tenía un partido de extrema derecha. Pues bien, parece que ya lo tiene y que ha venido para quedarse. Los que se rasgan las vestiduras ante el crecimiento exponencial de Vox harían bien en preguntarse cuáles son las razones y las causas que lo han hecho posible.

En principio, no tengo nada contra el nacionalismo mientras quede reducido a un sentimiento, a aspectos puramente culturales o a tradiciones; si acaso, lo considero en ocasiones un poco pueblerino, paleto, retrógrado. Pero lo malo es cuando los nacionalistas pretenden traducir el sentimiento en formulaciones políticas concretas, y lo que llaman hechos diferenciales en privilegios diferenciales, especialmente cuando se da, como siempre ocurre, en las regiones más ricas de los países; y no digamos ya cuando el nacionalismo se transforma en golpismo y pretende imponer sus formulaciones políticas por la coacción y la fuerza. Lo peor del nacionalismo es que termina aplicando la doctrina política de Carl Schmitt. Basar todo en la dialéctica Amigo-enemigo

La segunda pregunta: ¿su libro está escrito, como probablemente afirmarán, desde el punto de vista de un nacionalista español?

Cada uno puede afirmar lo que quiera, pero yo de nacionalista no tengo apenas nada. En lo poco que coincido con Zapatero es en eso de que la nación es un concepto discutido y discutible. Lo que sí soy es un acérrimo defensor del Estado, mientras sea democrático, social y de derecho, de la república (en el sentido de res pública). Lo considero en el momento actual el único contrapeso a las fuerzas económicas y al mercado.

Por ello estoy en contra de todo lo que pueda debilitarlo por abajo (su desintegración) o por arriba, la Unión Europea. No se me entienda mal. Estaría totalmente a favor de un Estado europeo. Mi oposición a la UE va precisamente en esa dirección, que integra los mercados y unifica la moneda, sin hacer lo mismo con el presupuesto, la fiscalidad y se carezca de unión política.

Sostiene usted que tal vez el único factor que ha jugado por completo en contra de lo que llaman procés o procesismo ha sido la justicia, una institución que, son palabras suyas, no se ha doblegado frente a los que llama soberanistas. ¿Sigue pensando que es la única institución que no se ha doblegado? ¿No ha errado reiteradamente en el ámbito europeo?

Soy consciente de los defectos que presenta la justicia española. Por otra parte, ni más ni menos de los que tienen las de los otros países europeos. Pero lo cierto es que esta institución ha sido la única que ha mantenido a raya a los golpistas y es la que está impidiendo que el golpe se repita. La razón hay que buscarla no tanto en ella, como en la parálisis de los otros poderes del Estado, ocasionada por el travestismo del PSOE y de Sánchez. Incluso el gobierno Frankenstein pretende neutralizar a la justicia. Primero ha sido con la abogacía del Estado y, en estos momentos, con la Fiscalía.

En cuanto a la justicia europea, creo que en el tema hay una equivocación buscada. Las pocas veces que se han pronunciado los tribunales europeos, propiamente dichos, ha sido en contra de los golpistas, excepto la interpretación que el Tribunal de Justicia de la UE ha hecho a instancias del Tribunal Supremo, acerca de cuándo se adquiere la condición de eurodiputado. Por cierto, cambiando la doctrina que regía hasta ese momento.

Cuando los golpistas hablan de la justicia europea se refieren maliciosamente a los tribunales de otros países, tribunales normalmente de segunda categoría cuyos fallos se han referido exclusivamente al proceso de extradición y que son señal más bien de los defectos y contradicciones que tiene la UE en este tema. Dejan a las claras los fallos de la euroorden de detención.

Intelectuales orgánicos del nacional-secesionismo suelen usar el siguiente argumento: desearíamos respetar la Constitución pero no resulta posible porque está construida de forma tal que, de facto, resulta inmodificable en asuntos sustantivos como nuestro inalienable derecho de autodeterminación. No nos queda otra: o la revuelta o la sumisión. El apoyo de la ciudadanía catalana a la Constitución fue en 1978 y han pasado muchos, muchos años desde entonces, añaden. ¿Qué opinión le merece este punto de vista del “no queremos pero nos vemos obligados…”?

El argumento tiene poco de intelectual. Estaría bueno que cada vez que a un conjunto de personas no les gustase una ley y no dispusieran de representatividad suficiente para cambiarla estuviesen legitimados para hacerlo por la fuerza. La Constitución española puede modificarse, en este tema como en cualquier otro, pero siguiendo los pasos reglados por la propia Carta Magna.

Ahora bien, la soberanía reside en la totalidad del pueblo español. Fue el mismo argumento que empleó el Tribunal Constitucional alemán para rechazar la pretensión del independentismo bávaro de convocar un referéndum de autodeterminación. La soberanía, afirmó el Tribunal, se encuentra en el pueblo alemán en su conjunto. El hecho de que la Constitución española lleve muchos años en vigor no puede servir de justificación para defender que está obsoleta y que se precisa el cambio. No creo que haya que envidiar -y mucho menos copiar- el proceso seguido en el siglo XIX, en el que cada pocos años se aprobaba una nueva Constitución.

No hay nada que objetar a que se pueda reformar la Carta Magna en determinados aspectos. Lo que no creo es que en estos momentos exista el consenso suficiente para introducir cambios de calado. Por ejemplo, en el título VIII. Seríamos muchos los que, en contra de lo que algunos proponen, abogaríamos por un régimen mucho más restrictivo del estado autonómico. El valor de la Constitución del 78 es que es de todos y no es de nadie, porque nadie quedó conforme al cien por cien. Todos aceptamos determinamos aspectos con los que no estábamos de acuerdo para que otros hiciesen lo mismo.

Pero esto que acabar de señalar es la filosofía política que guió la transición y muchos, incluidas muchas fuerzas de izquierda, consideran que el que llaman “Régimen del 78” está en crisis, está superado, ya no sirve. Es una piedra que nos ahoga a todos, especialmente, afirman, a la ciudadanía más vulnerable.

No sé muy bien qué es eso del Régimen del 78. Sé lo que es la Constitución del 78. Muy similar a la de otras naciones europeas. En buena medida se copió de ellas, constituciones basadas en la idea de un Estado social y democrático de derecho. Fundamentadas, de alguna manera, en el pensamiento socialdemócrata, ya que en los años cuarenta y cincuenta los partidos conservadores habían terminado por aceptar muchos de los principios de la socialdemocracia.

Hasta los años ochenta esas constituciones propiciaron los niveles de mayor igualdad en Europa. Quien quiera puede consultar el último libro de Piketty. Y si a partir de los ochenta se produjo un cambio no fue porque las constituciones se hubiesen modificado, sino porque el pensamiento del neoliberalismo económico fue ganando posiciones hasta hacerse casi hegemónico. Es ese neoliberalismo económico que ha impuesto la globalización el que se ha adueñado del proyecto de la Unión Europea, el que crea en buena medida los problemas sociales y políticos, no las constituciones.

En cuanto a lo de ahogados, permítame que me ría. Quien diga eso no ha vivido una dictadura. Hoy en España los niveles de libertad están por encima de los de la mayoría de los países europeos, quizás por nuestro complejo al provenir del franquismo. Si de algo se peca en estos momentos, es por exceso. Todo el mundo exige poder hacer lo que quiera sin percatarse de que nuestra libertad termina donde empieza la libertad de los demás. Sin leyes y sin derecho, la libertad desaparece.

Uno de sus artículos lleva por título “Mas miente y lo sabe”. Le pregunto más en general: ¿los nacionalistas .Cat han mentido a la ciudadanía de Cataluña y eran muy conscientes de que estaban engañando y manipulando a sus mismos seguidores?

Todo nacionalismo se suele basar en una serie de mentiras. El catalán no puede ser una excepción. Limitándonos a los cincuenta últimos años, desde que Pujol llegó a la presidencia de la Generalitat, lo que se impuso en Cataluña fue un adoctrinamiento basado en falsear la historia e intoxicar a los catalanes asegurándoles que España les roba. Ahora se ha modificado por el mantra de España nos oprime. Mas logró transformar lo que era una contestación social en un enfrentamiento territorial. Tuvo éxito. La confrontación social ha desaparecido de Cataluña.

Son muchas las referencias que hace a la Unión Monetaria en el libro. Una de ellas: “La Unión Monetaria no solo está en la disparidad y el enfrentamiento entre los países de la Eurozona, sino que propicia las fuerzas centrífugas de cada país.”. ¿Por qué? De hecho, como se sabe, la UE se manifestó, aunque fuera tardíamente, contra el secesionismo .Cat.

La Unión Europea en esto como en casi todo mantiene una gran contradicción. Por una parte, se ve obligada a oponerse e impedir todo intento de independencia de algunas de sus regiones. Juncker lo dijo claramente. “Ya es difícil coordinar 27 o 28 países. No quiero que estos se me conviertan en quince años en 98”. Pero, por otra parte, su configuración como unión mercantil y monetaria sin conllevar el coste para los países ricos de participar en una política redistributiva es un aliciente para que las regiones ricas de los estados quieran emular el sistema.

¿Por qué Cataluña va a querer financiar a Extremadura, o la Italia del norte a la Italia del sur, cuando Alemania u Holanda que participan de los beneficios del mismo mercado no lo hacen? Picketty en su último libro afirma algo parecido refiriéndose a Europa y a Cataluña. Por cierto, que lo he transcrito en mi artículo del 17 de septiembre en republica.com. Al que le interese puede ir a consultarlo.

Doy la referencia: “Piketty, Europa, España y Cataluña”https://www.republica.com/contrapunto/2020/09/17/piketty-europa-espana-y-cataluna/. (...)

En su opinión, tanto el PCE como IU, Podemos y Unidas Podemos se han dejado enmarañar (uso su palabra) en el concepto del ‘dret a decidir’. ¿No ha habido voces críticas en esas formaciones? ¿Nadie se ha levantado en pie de cordura y fraternidad? ¿Convicción o dependencia de la representación o aliados de esas fuerzas en Cataluña?

El derecho a decidir es tan solo una forma vergonzante de referirse al derecho de autodeterminación, que solo existe como tal para las colonias y las regiones explotadas, y creo que difícilmente se puede considerar así a Cataluña. Estoy totalmente fuera de la vida de los partidos y desconozco por completo si existen voces críticas. Si existen, desde luego no se las oye. (...)"                              (Entrevista a Martín Seco, Salvador López-Arnal,Crónica Popular, 18/01/21)

30/12/20

Salvador López Arnal: ¿Qué debería pasar para que Cataluña fuera un país normal? Cosas como las siguientes...

 "(...) Si mi memoria ha acuñado bien esta moneda, fue Joan Brossa quien dijo en alguna ocasión que Cataluña no llegaría a ser un país normal hasta que el Barça no bajara a segunda. 

Como las cosas no andan muy bien por el Camp Nou, no es impensable que esta temporada, o acaso la próxima, pueda ocurrir lo que hasta hace muy poco era un imposible lógico-metafísico: que uno de los símbolos más potentes del nacional-secesionismo (¿recuerdan el in-de-pen-dèn-cia del 17:14?) descienda de categoría. 

Si es el caso (admito que mi alma culé no está del toda cómoda con esta hipótesis), deberíamos aprovechar la ocasión. ¿Qué debería pasar para que .Cat fuera un país normal? Cosas como las siguientes:

Que no existieran pintadas como esta: "Habla catalán o emigra. En Cataluña, en catalán" (Pintada en las paredes de un restaurante italiano en Barcelona)

Ni encuestas como esta que les copio:

 'Hasta qué punto te identificas con:

1. Lengua catalana. 2. Lengua castellana. 3. La lengua de tu país de nacimiento (o del de tu familia)

Hasta qué punto te identificas con:

1. Cultura catalana. 2. Cultura española. 3. Cultura de tu país de nacimiento (o del tu familia)

Hasta qué punto te identificas:

1. El movimiento independentista. 2. El movimiento no independentista.'

 Sería un país en el que los sectores más vulnerables, más al borde del abismo y de la exclusión social (que son muchos), fueran preocupación constante y verdadera (no de cara a la galería), el eje de las intervenciones políticas y de las preocupaciones ciudadanas.

Un país en el que que fueran impensables incendios como el de la semana pasada en Badalona.

Un país en el que la clase obrera no fuera maltratada o menospreciada, un país en el que no se hablara de los trabajadores y trabajadoras solo en momentos de “emergencia sanitaria”.

Un país en el que los llamados sindicatos de clase y los partidos políticos que aspiran a representar y defender a los y las trabajadoras no comulgaran con las ruedas de molino ni con el marco conceptual (¡tan y tan interiorizado!) del nacionalismo.

Un país en el que desamiantado generalizado sería una tarea urgente, un país que nunca olvidaría a las víctimas (trabajadores, vecinos y familiares en su gran mayoría) que han sido y serán víctimas de la industria criminal del amianto.

Un país en el que nadie usara las lenguas como instrumento atizador de desencuentros, separaciones y supremacismos, como línea de demarcación entre los ‘nuestros’ y los de ‘fuera’.

Un país bilingüe (o trilingüe…) en el que todo el mundo viviera enriquecido por el bilingüismo.

Un país que odiara y desconsiderada la hispanofobia tanto como odia y desconsidera la catalanofobia.

Un país en el que nadie usaría expresiones como charnego, murciano, castellanufo, gorgo, español de m, botifler.

Un país en el que nadie tendría la ocurrencia de agitar no se sabe qué con el “boti, boti, boti, espanyol qui no boti”.

Un país que llamaría a las cosas por su nombre. España, por ejemplo, para hablar de España y no Estado español (ya no nevaría en el Estado español ni tampoco en el Reino de España sino en España).

Un país en el que la aspiración a la creación de un nuevo muro-Estado sería pensada (y rechazada) como lo que es: la construcción de un muro de separación entre ciudadanos-trabajadores de aquí y de allí unidos por miles de lazos familiares, de compañerismo, de historia, de vida en común y de amistad.

Un país que estaría por el derecho de autodeterminación… de pueblos oprimidos como el Sáhara.

Un país que no inventaría su historia ni tendría ésta un peso opresor, permanente, omnipresente.

Un país en el sería imposible celebrar un “congreso científico” bajo el lema “España contra Cataluña (1714-2014)”.

Un país en el que alguien como Joan Canadell no podría ocupar puesto alguno (menos ser segundo) en cualquier lista electoral (“Españoles fijaros en la diferencia de un cierre 2 semanas antes. Hacer caso a @QuimTorraiPla hubiera supuesto parecernos a Grecia, una centena parte de contagios y muerte. Catalunya independiente hubiera salvado miles de vidas… España es paro y muerte, Catalunya vida y futuro”).

Ibidem para el caso de Laura Borràs, cabeza de lista de Junts per Barcelona, que firmó un manifiesto en el que se insultaba a miles y miles de trabajadores (y a sus familias) tildándolos de colonizadores lingüísticos.

Un país que no olvidaría los nombres de ciudadanos/as que han sido esenciales en su cultura y en la lucha democrática antifascista como Joan Marsé, Paco Frutos, Jaime Gil de Biedma, Manuel Sacristán, Paco Fernández Buey o Antoni Domènech.

Un país en el que, como ha señalado Paola Lo Cascio, no rija un absoluto ninguneo de las instituciones hacia la ciudadanía no independentista, considerados ciudadanos de segunda… o de tercera.

Un país en el que defraudadores, manipuladores y capos de famiglia no serían considerados hombres de Estado, personas admirables, gentes que lo han dado todo por el país.

Un país en el que la política no quedaría reducida a temas de identidad, identidad, identidad, identidad…

Un país que sería muy consciente de los resultados de la hegemonía nacionalista en estos últimos 40 años, 33 de ellos gobernados por fuerzas políticas de derecha nacionalista (aliada en ocasiones, sin muchos miramientos, con el PP).

Un país en el que la derecha no sería solo PP y VOX sino también la derecha catalanista y sus variantes más extremas, se camuflara como se camuflara.

Un país en el que la presidencia de la Generalitat no se dirimiera entre políticos profesionales nacionalistas tipo Laura Borràs o Pere Aragones.

Un país en el que los ciudadanos no permitieran (por sentido común y por evitar abusos evidentes, no por atacar ningún derecho de expresión o manifestación) que 20, 50 0 100 personas corten sistemáticamente la avenida Meridiana de Barcelona durante un año y medio 200 veces o más.

Un país en que se cumplieran las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (sobre la lengua por ejemplo: https://elpais.com/espana/catalunya/2020-12-17/el-tsjc-obliga-a-un-minimo-del-25-de-ensenanza-en-castellano.html) por aquello de que la Ley es nudo esencial en el Estado de Derecho y también por aquello de que todos somos y debemos ser iguales ante ella [2].

Un país en el que Antonio Machado, García Lorca, Luis Cernuda, José Agustín Goytisolo y tantos otros no serían considerados como parte de la cultura de ‘otro país’.

Un país en el que la izquierda no repetiría, sin reflexión, talmúdicamente, una y otra vez consignas mil veces dichas.

Un país en el que nadie sería capaz de decir, como hizo el pasado domingo 12 de diciembre en La Sexta Gabriel Rufián, “entre electoralismo y vida, siempre hay que elegir vida, como ha hecho Cataluña”.

Un país que sabría, como ha señalado un compañero médico, que lo de los días 6-7-8 de septiembre de 2017 no fueron una enajenación mental sino “un plan metódico y ejecutado milimétricamente hasta donde les llegaron las fuerzas: unas fuerzas ingentes y lanzadas a por todo como no creo que nadie recuerde en España desde tiempos de la II República”.

Un país en el que nadie reiría ni admitiría el chiste-insulto: “De Madrid al cielo”.

Un país en el que Puigdemont y ‘sus pollos a España’ merecería la total desaprobación de la ciudadanía.

Un país que uniría a su gente y no la dividiría por la mitad, como recientemente ha comentado el alcalde nacionalista de Amberes.

Un país en el que la derecha sería pensada como derecha aunque se cubriese con el ropaje de la estelada y símbolos afines.

UN país que recordaría que el amarillo era el color de los sindicatos amarillos.

Un país donde la televisión sería fuera un servicio público y no un medio de intoxicación e inculcación de ideología de parte.

Un país donde la educación sería vista como instrucción pública, crítica, respetuosa de los derechos de los niños/as, y no como medio preferente para la construcción nacionalista de un país nacionalista.

En fin, lo que ustedes ya saben: un país igualitarista, fraternal, socialista, feminista, antimilitarista, bilingüe, autocrítico, respetuoso con todos/as, una de las nacionalidades de España más diversas, alejada de todo unilateralismo y de todo enfrentamiento con otras nacionalidades y regiones. Lo que hemos querido siempre… ¿O no era eso a lo que queríamos?

Buenas fiestas, mucha prudencia, mucho ánimo. ¡Hasta el año que viene!"               (Salvador López Arnal, Rebelión, 19/12/20)

1/9/20

“Los indepes se creen los buenos... “mucha gente ha comprado el mensaje de que la bondad es nacionalista y que quien no está en ese campo es un peligroso facha franquista, machista y contrario a la libertad sexual. Un paradigma de eso es Junqueras, que cuando interviene siempre incide en su carácter bondadoso y en del movimiento”

  "El presidente de la plataforma Impulso Ciudadano y exdiputado de Ciudadanos en el Parlament, José Domingo, afirma en una entrevista en e-notícies que “mucha gente ha comprado el mensaje de que la bondad es nacionalista y que quien no está en ese campo es un peligroso facha franquista, machista y contrario a la libertad sexual”.

“Mucha gente que no me cuadra como independentista ha comprado ese mensaje. El mensaje de la verdad. Los buenos somos nosotros. Un paradigma de eso es Junqueras, que cuando interviene siempre incide en su carácter bondadoso y en del movimiento”, considera Domingo.

José Domingo insiste en que “si tú te conviertes en el paladín de la verdadera democracia y te lo crees, y crees que todo quien este en contra es facha, tienes una carga moral asumida que te permite dar lecciones. Y si encima tienes medios de comunicación que te dicen que el bueno eres tú, pues lo compras”.

En este sentido, lamenta que el Ministerio de Asuntos Exteriores “no ha vendido bien” el relato no independentista. “En el resto de Europa se ha perdido el relato. No se ha vendido bien. Hay gente que ha capitalizado la idea del victimismo, y lo ha hecho muy bien”, opina.

El presidente de Impulso Ciudadano, por otro lado, recuerda que cuando fue diputado de Cs “Puigdemont no era una persona especialmente relevante dentro del partido”. “Era una persona que hablaba bien, que tenía un discurso muy radical y muy conservador y que tenía las aspiraciones lógicas de un nacionalista muy nacionalista”, resalta.

Respecto a los medios de comunicación públicos catalanes, José Domingo reconoce que los nos independentistas “somos la coartada para justificar el pluralismo”, sin embargo defiende que “hay que estar y hay que denunciar la manipulación”. “Hay que denunciar la manipulación de los medios de comunicación públicos de Catalunya en su casa. Es fundamental que los oyentes de los medios de comunicación públicos sepan que no están en unas entidades plurales”, indica.

Domingo también se refiere al exlíder de Ciudadanos, Albert Rivera, a quien considera un dirigente “brillante”, pero le reprocha que fue “un error político fundamental fue no hacer lo posible para entrar en el Gobierno con Pedro Sánchez”. “El país está pagando las consecuencias de ese acto de soberbia”, remacha.

José Domingo actualmente es el presidente de la plataforma Impulso Ciudadano, pero fue uno de los impulsores de Ciudadanos y uno de los tres primeros diputados que ocuparon un escaño en el Parlament en la legislatura de 2006-2010."                 (e-notícies, 27/08/20)

7/4/20

Nuria Espert: «El nacionalismo es un veneno, algo muy negativo»

"(...) Nuria Espert tiene ganas de contar, de repasar sus actos y sus actuaciones. Obviamente, está orgullosa de ser quien es y de haber llegado donde ha llegado. Y no es para menos. (...)

Lorca, siempre Lorca.

-En Londres querían representar a Federico García Lorca, que nunca se había hecho en el West End. Me llamaron porque yo había interpretado «Yerma» durante dos años en Londres, en dos festivales. Y ahí comenzó otra conexión con Lluís Pasqual, dirigiendo ese espectáculo, que fue un éxito enorme. Se quedó meses y meses en el West End. Y ese mismo espectáculo me fui a montarlo a Japón con actrices japonesas y a Israel con actrices árabes y cristianas.

¿Lo contrario de lo que ahora pasa con los nacionalismos?

El nacionalismo es un enemigo... La cultura no le va bien al nacionalismo porque le fuerza a elegir: «Esta sí, esta no». El nacionalismo es un veneno, es algo muy negativo. Para el mundo de la cultura, del pensamiento, de las artes, es muy negativo. (...)"                 (Entrevista a Nuria Espert, Laura Revuelta, ABC, 09/03/20)

6/6/19

Señalaba que Cataluña es una “anomalía democrática”: -lo he llamado “anomalía democrática” porque soy un tío fino... esto en realidad es un puto frenopático... es una región en la que la gente se planta en la puerta de una cárcel para desearle buena noche a los presos con un megáfono, y considera un héroe a un tipo que huyó en el maletero de un coche traicionando a la mitad de sus compañeros de Gobierno...

"Articulista en El Español y Muy Interesante, Cristian Campos (Barcelona, 1973) es una de las voces más divertidas e irreverentes del periodismo actual. 

(...) no duda en afirmar que cierta izquierda ejerce de “pagafantas del caciquismo periférico” o en que el catalanismo moderado no es más que “fanatismo por desarmarizar”.

En un artículo reciente, no duda en afirmar que cierta izquierda ejerce de “pagafantas del caciquismo periférico” o en que el catalanismo moderado no es más que “fanatismo por desarmarizar”.

En un artículo reciente, señalaba que Cataluña es una “anomalía democrática”.

Lo es. O mucho me equivoco o Cataluña es la única región europea en la que se impone en las escuelas la lengua minoritaria y se margina la mayoritaria; en la que el Gobierno organiza golpes de Estado contra la mitad de sus ciudadanos; en la que los señoritos llaman “colonos” a los emigrantes que llegaron a la región para plancharles los calzoncillos; y en la que se defiende, desde las instituciones, las asociaciones civiles y los medios de comunicación, una versión autóctona de esa vieja xenofobia nacionalista contra la que se construyó Europa y que por aquí llaman “catalanismo” para disimular sus raíces fascistas.

Y, por si eso fuera poco, es una región en la que la gente se pone jaulas de color amarillo en la cabeza, se planta en la puerta de una cárcel para desearle buena noche a los presos con un megáfono o considera un héroe a un tipo que huyó en el maletero de un coche traicionando a la mitad de sus compañeros de Gobierno. Quiero decir, que lo he llamado “anomalía democrática” porque soy un tío fino: esto en realidad es un puto frenopático. (...)

¿Y por dónde pasa la solución (si es que la hay) al conflicto catalán?

No tiene solución. El victimismo, la creencia en mentiras confortables y la xenofobia son pulsiones humanas básicas, y pocas ideologías las canalizan mejor que el nacionalismo. Cataluña es una comunidad fallida y lo demuestra el hecho de que han sido dos los virus que han hecho mella en ella: el populista de extrema izquierda, encarnado en Ada Colau, y el nacionalista, del que ya hemos hablado. 

Ambos, además, se retroalimentan y se alían para taponar cualquier tipo de brecha por la que pueda penetrar la modernidad en Cataluña. Cataluña resistirá mientras el Estado la mantenga con respiración asistida en la UCI a base de préstamos, componendas y concesiones. Pero su final está cantado. El nacionalismo es un virus lento, pero mata todo lo que toca, y Cataluña no será una excepción."                 (Entrevista a Cristian Campos, Óscar Benítez, El Catalán.es, 19/05/19)

3/6/19

Nuevo himno de Cataluña: '«claman derecho a decidir: si el chalet en la Cerdanya o la torre en el Estartit»'... a su autor no le han insultado nunca, sólo le miran con mala cara...


"No me han insultado nunca, sólo me miran con mala cara"

¿Ha creado el nuevo himno de Cataluña?

No puedo hablar en nombre de Cataluña entera, que es lo que hacen ellos. O sea que es sólo un himno personal.

No me dirá que no es más adecuado en la Cataluña de hoy «claman derecho a decidir: si el chalet en la Cerdanya o la torre en el Estartit» que «buen golpe de hoz».

Creo que sí. Además, así se conoce la palabra «elegía», que mucha gente no sabía qué significaba.

Yo, entre esta gente.

¿Ves? Es que yo soy bastante afrancesado, ya existía «La complainte de la butte», una canción del Moulin Rouge. Es una palabra que me gusta mucho, y que también existe en catalán.

¿Ha perdido muchas amistades, para cantar -literalmente- las verdades?

No, yo diría que he ganado, hay gente que se siente identificada con el que canto y me llaman, me paran en la calle, me felicitan ... Claro, a veces también hay gente que se piensa que soy lo que no soy, y me llaman «Viva España!». Y tampoco es eso. El caso es que no he perdido amistades, y si he perdido, no me he enterado.

Ya hace unos años compuso «Maldà State» [...], y cantaba «no soy independentista, porque soy independiente». ¿Una cosa es incompatible con la otra?

Claro, porque quien es independiente ya no necesita ser independentista, ya tiene la independencia. Sigo reivindicando esta frase, porque la independencia empieza por la persona. Será que tengo un concepto individual de la independencia.

¿La sátira del proceso fastidia más cuando proviene de un catalán?

Y tanto. Seguro. Porque no me pueden decir xarnego. Y menos en mi caso, que tengo un árbol genealógico (imposta la voz) tan profusamente documentado (ríe). Se lo pongo más difícil. Pero es igual, al final se atreven con todo.

En aquel «Maldà State» cantaba «salpicado las estrelladas con unas gotas de pis». Quizás hoy le tirarían huevos, como Marta Sánchez.

Yo los habría tirado por el mal gusto que tiene la cantante, es de un cursi que no se puede soportar. Ahora bien, poner letra al himno español no tiene futuro, fracasaría cualquier letrista. No sé, tal vez un día me pongo yo.

Ya, pero salpicar con pipí el sacrosanto símbolo ...

Esta canción tiene seis años, y lo he cantado por toda Cataluña. Recuerdo que en Banyoles, hace unos tres años, todo lleno de banderas, la gente terminó coreándola y cantándola. Y tan frescos. Ramón de España me dice a veces: «¿todavía no te han partido la cara?». Y no, me miran con mala cara y bastante. Dejando de lado las redes, a mí nunca nadie me ha insultado.

¿Quiere una Cataluña libre?

Quiero una Cataluña libre de fanatismos y de corrupción, pero supongo que es pedir demasiado.

La campaña por la libertad de los presos ya ha conseguido que Oriol Pujol duerma en casa. ¿Ves como los lazos amarillos son útiles?

Alguna victoria deben tener de vez en cuando.

¿Le han llamado de TV3 para invitarle a cantar «La endecha»?

Todavía no, estoy para llamarlos yo, para ofrecerme. ¿Por qué no? Soy catalán, canto en catalán, en el fondo estoy internacionalizando el conflicto.

¿Con Pilar Rahola echándole corazón?

¡Hombre, eso ya sería lo máximo!

¿Ves TV3 habitualmente?

No. Nunca. Ni yo ni nadie, creo."                  

29/5/19

150 académicos denuncian la “violación de derechos civiles” por parte del independentismo

"Más de 200 académicos han suscrito un manifiesto que denuncia que el independentismo catalán protagoniza una “constante violación de los derechos civiles” y “atiza la tensión política en España”. 

El texto, publicado en el diario escocés The National, señala que los Gobiernos de Artur Mas y Carles Puigdemont gastaron parte de su presupuesto en política exterior a pagar a académicos extranjeros afines al procés. El texto responde a otra carta, de signo contrario, publicada por el mismo periódico hace dos semanas.

The National, afín a los independentistas escoceses y que sigue con intensidad el conflicto catalán, publicó una carta en la que 150 académicos de universidades extranjeras denunciaron la “judicialización de la política” en España y apelaron al diálogo. La exconsejera catalana huida a Escocia, Clara Ponsatí, y su abogado, Aamer Anwar, profesor de la Universidad de Glasgow, figuraban en la lista de firmantes.

La respuesta al texto que cuestionaba la democracia española argumenta que la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) “violó los derechos de sus estudiantes no nacionalistas” porque ignoró repetidamente las indicaciones de la Junta Electoral de Sabadell (Barcelona).

 El órgano electoral instó a la UAB a mantener un entorno neutral —sin pintadas ni símbolos independentistas— durante la campaña electoral de las elecciones generales. Entre las personas que suscriben el texto destaca el historiador hispanista John H. Elliot, que el pasado otoño presentó el libro Catalanes y escoceses (editorial Taurus).

El manifiesto señala que el Tribunal de Cuentas reveló que la Generalitat gastó 416,8 millones de euros entre 2015 y 2017 en su acción exterior. El texto pone de manifiesto que “parte de este dinero se gastó en académicos que “casualmente” apoyan a los independentistas catalanes.

Los firmantes, la mayoría españoles, denuncian que el tejido social de Cataluña se está deteriorando de forma “preocupante”. El manifiesto destaca que el juicio del procés ha demostrado que agentes de policía sufrieron ataques y lesiones por parte de “los autoproclamados pacifistas” el 1-O. Subraya que esto pasó cuando los agentes estaban dando cumplimiento a una orden judicial. El manifiesto concluye que, a la espera de la sentencia del juicio, “las declaraciones de los testimonios son muy inquietantes”.

La carta publicada carga contra la inmersión lingüística. Defiende que existen “restricciones sistemáticas” en el uso del español en la educación primaria y secundaria en Cataluña. También habla de “multas absurdas” hacia “comercios pequeños” por no “atender a sus clientes en catalán”.

El texto también menciona que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, “ha expresado sus opiniones xenófobas y racistas en contra de gente del resto de España que se mudó a Cataluña”.

En la lista de académicos que han suscrito el manifiesto se encuentran el historiador José Álvarez Junco, catedrático en la Universidad Complutense de Madrid; el catedrático de Derecho internacional privado de la UAB Rafael Arenas; el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad del País Vasco Eduardo Vírgala-Foruria; el catedrático de la Universidad de las Islas Baleares Camilo J. Cela-Conde y Fernando Sánchez Costa, director de Estudios de la plataforma unionista Sociedad Civil Catalana (SCC)."                          (Jordi Pueyo, El País, 27/05/19)

28/5/19

16/4/19

Sardá: Pues bien, he decidido estar complacido. He mirado a derecha y a izquierda y he notado algo parecido a una cierta ilusión. Sí, reivindico el derecho a manifestar el afecto a mi país, a mi gente y a mis ideales progresistas. Estoy contento porque no soy independentista y creo que nos lo estáis poniendo a huevo. Da igual el resultado electoral que obtengáis porque vuestra torpeza y vuestra negligencia son inconmensurables... reivindico la libertad para denunciar vuestras torpezas y vindicar el admirable sosiego de los que os hemos tenido que soportar. ¿Fachas, decís?... si vosotros sois la Liga Norte disfrazados de 'bons nois'.

"Estoy harto de la ilusión que le ponen algunos a las posibilidades, alternativas y dilemas del 'procés'. Es como si lo que sucede, positivo o negativo, dependiese solo de los entusiastas del camino hacia la independencia. Los errores son siempre de los otros, incluso cuando hablan de los suyos propios. 

Tengo que decirles, amigos independentistas, que producen ustedes perplejidad. La cosa no puede irles peor, pero siguen siendo los protagonistas. Los demás no existimos. Somos la excrecencia de su metabolización del país.

Pues bien, he decidido estar complacido. He mirado a derecha y a izquierda y he notado algo parecido a una cierta ilusión. Primero no me he atrevido a comentarlo porque ni yo mismo sabia por qué estaba jubiloso. He necesitado un par de horas. Estoy contento porque no soy independentista y porque también tengo derecho a reivindicar la pasión por otro proyecto. Si ustedes lo están, digo yo que también tengo derecho a estar esperanzado y optimista.

 Sí, reivindico el derecho a manifestar el afecto a mi país, a mi gente y a mis ideales progresistas. Estoy contento porque no soy independentista y creo que nos lo estáis poniendo a huevo. Da igual el resultado electoral que obtengáis porque vuestra torpeza y vuestra negligencia son inconmensurables. Basta de observaros.

A partir de hoy, otros manifestamos a los cuatro vientos que nos sentimos esperanzados en que Catalunya no embarranque en su 'brexit', y esperanzados en que la convivencia es posible gracias a las opciones solidarias y progresistas.

Sois temibles por lo mal que habéis llevado todo esto. Es el miedo por lo que habría podido ser. Reivindico la misma pasión para escribir este artículo que la que destiláis los del 'procés'. Basta de historias y de cuentos. Para conseguir lo que habéis prometido a la gente, hace falta mucho mas que palabras. Hoy estoy satisfecho y reivindico la libertad para denunciar vuestras torpezas y vindicar el admirable sosiego de los que os hemos tenido que soportar. ¿Fachas, decís?... si vosotros sois la Liga Norte disfrazados de 'bons nois'.

Mal que os pese, Joan Maragall escribió en 1908: "Viva España. Ahora seremos nosotros los primeros en gritárselo a todo aquel que se nos acerque: así le pediremos el santo y seña. No como antes, cuando muchos nos lo querían hacer gritar como un inri, porque España quería decir ellos. Ahora podemos demostrar lo que gritamos; porque 'viva España' ya no es el grito trágico, ya no es un eco en el vacío, ya no es un símbolo de políticas funestas; sino que nuestro 'viva España' quiere decir que España viva.

¿Era Maragall un facha? No, pero por si acaso, basta de 'vivas' y de 'visques'. Un abrazo a los tolerantes y progresistas de este país."                (Xavier Sardà, El Periódico, 13/04/19)

21/2/19

Si en las próximas elecciones ganase una colaición de VOX, PP y Ciudadanos... ¿Consideraríamos legítimo que, argumentando disponer de un mandato democrático porque figuraba en sus programas electorales, decidieran que la Administración central recuperara unilateralmente competencias transferidas a las comunidades autónomas, vulnerando lo establecido en la Constitución y en los estatutos de autonomía?... curiosa y esclarecedora inversión del argumentario nacionalista... No, el Constitucional no lo permitiría, y tendrían que enfrentarse a la Justicia, no por sus ideas, sino por los actos ilegales que hubieran cometido. Sólo sería legal tras una reforma constitucional agravada que, según dispone el artículo 168, exige la aprobación por dos tercios del Congreso y del Senado, la disolución de las Cortes, la ratificación del texto nuevamente por ambas cámaras y un referéndum...

"Ayer el catedrático de historia contemporánea de la UAB Pere Ysàs publicó en "cartas al director" del diario El País un texto que llamó la atención en redes sociales al tratarse, en palabras del filósofo Manuel Toscano, "de un impecable ejercicio de inversión" justamente el día en que arrancaba el juicio a los líderes de la intentona separatista en Cataluña. 

Ahora que vamos de camino hacia unas elecciones generales, Ysàs plantea tres pertinentes preguntas a los dirigentes independentistas: "¿Considerarían legítimo que una futura mayoría parlamentaria del Congreso de los Diputados, argumentando disponer de un mandato democrático porque figuraba en sus programas electorales, decidiera que la Administración central recuperara unilateralmente competencias transferidas a las comunidades autónomas, vulnerando lo establecido en la Constitución y en los estatutos de autonomía? ¿Considerarían un ataque a la democracia y a los derechos fundamentales que el Tribunal Constitucional anulara tal legislación? Y si, pese a ello, se intentara imponer transgrediendo la legalidad y desobedeciendo a los tribunales, ¿considerarían que no existirían responsabilidades de quienes así obraran?". 

Estas preguntas reflejan, de forma invertida, la actuación de los independentistas en 2017.

 Vox en su programa propone la transformación de España en un Estado unitario sin comunidades autónomas, con un solo gobierno y un único parlamento. Y como paso previo, propone la "devolución inmediata" a la Administración General del Estado de todas las competencias en educación, sanidad, seguridad y justicia, así como la supresión de las policías autonómicas. Es cierto que no aclara cómo lo haría, pero la hipótesis con la que Ysàs busca que los independentistas se miren en el espejo no es descabellada en un momento en que Vox emerge con fuerza en las encuestas tras su éxito en Andalucía.  

(...) no es absurdo plantearse la hipótesis de qué ocurriría si una fuerza nacionalista de derecha radical como Vox entrara a complementar un alianza gubernamental con PP y Cs. Pues bien, aunque dichos partidos accedieran a sus demandas, la recentralización competencial exigida por Santiago Abascal no podría llevarse a cabo porque implicaría vulnerar lo que está establecido en los estatutos de autonomía. Y es evidente que el Constitucional no lo permitiría. 

Pero incluso si dentro de un tiempo hubiera una mayoría de españoles partidarios de suprimir las autonomías de un plumazo y Vox pasara entonces a ser el principal partido político (imagínense una mayoría absoluta de ultraderecha con Abascal de presidente del Gobierno), tampoco podría transformar el Estado autonómico en centralista sin una reforma constitucional agravada que, según dispone el artículo 168, exige la aprobación por dos tercios del Congreso y del Senado, la disolución de las Cortes, la ratificación del texto nuevamente por ambas cámaras y un referéndum. 

Ayer el abogado de Oriol Junqueras y Raül Romeva, Andreu Van den Eynde, lanzó un ridículo alegato contra la justicia española afirmando que con este proceso se está persiguiendo la "disidencia política". Dijo frases chocantes en un juicio como que tampoco "los tertulianos de la tele ven el delito de rebelión" que se imputa a sus clientes y repitió el mantra de que "no hay ninguna ley internacional ni europea que impida la secesión". 

 Pues bien, invirtiendo sus argumentos, tampoco es imposible que España vuelva en el futuro a la centralización y quien quiera está en su derecho de proponerlo. Pero si un día los de Abascal ganasen las elecciones e intentasen ejecutar sus ideas saltándose la Constitución, derogando la autonomía de las nacionalidades y regiones que recoge el artículo 2 y desobedeciendo a los tribunales tendrían que enfrentarse a la Justicia. No por sus ideas, sino por los actos ilegales que hubieran cometido. De eso va este juicio, les guste o no a los separatistas."                 (Joaquim Coll, Crónica Global, 13/02/19)

19/2/19

Baño de Carlos Alsina a Torra. El periodista ha desmontado uno por uno todos los argumentos de un Torra que se ha visto desarbolado en diferentes fases de la entrevista...




"El periodista Carlos Alsina ha dado un baño verbal a Quim Torra durante la entrevista que el president de la Generalitat ha concedido en Onda Cero. 

El periodista ha desmontado uno por uno todos los argumentos de un Torra que se ha visto desarbolado en diferentes fases de la entrevista.

Torra, de incio, ha defendido que "hay un 80% de catalanes que quieren resolver pacíficamente el ejercicio del derecho de autodeterminación”. "¿Ese 80% lo sacan de la encuesta del Diario Ara?”, ha preguntado Alsina. “Y de otras muchas encuestas", ha replicado Torra.

“¿Cuál era la pregunta que se hacía a los encuestados del Diario Ara en la que usted se basa para decir que el 80% de los catalanes están a favor de la autodeterminación? Porque en la pregunta puede estar la trampa”, ha insistido el periodista. “Se preguntaba por un referéndum acordado, como en Escocia”, ha replicado Torra.

Alsina ha recordado entonces a Torra que Escocia es “una nación” y el president le ha respondido que Catalunya también. “Usted sabe que no. En el estatuto de Catauña no está definida como una nación. ¿Cuántas veces aparece a palabra soberanía en el estatuto de Cataluña?”, ha repreguntado el periodista.

Torra ha alegado que "si usted me va a los textos legales la conversación va a tener dificultades”. "Me está pidiendo que no me fije en los textos legales y que me fije en la encuesta de un diario independentista”, ha ironizado el periodista.

Otro momento difícil para Torra ha sido cuando ha defendido que los políticos presos lo están por defender una idea. "“No, usted defiende la misma idea y no está procesado. Si defender la autodeterminación fuese delito, usted estaría procesado. ¿Está usted procesado?”, ha preguntado Alsina. El president ha tenido que admitir que "no".

Por otra parte, el periodista ha cuestionado que "ustedes quieren resolver el conflicto de tal manera que la sociedad española acepte lo que están exigiendo, esta es la única solución que ustedes plantean”.  “¿Pero no le parece normal?”, le ha preguntado entonces Torra.

“¿Cómo me va a parecer normal que usted esté dedicando toda su acción política a arrebatarnos a los españoles la posibilidad de decidir sobre la nación española? ¿Usted cree que los españoles no tenemos derecho a decidir donde empieza y donde acaba España?”, ha sentenciado Alsina."            (e-notícies, 12/02/19)


"El Telenotícies Migdia de TV3 maquilla el repaso a Torra. La cadena pública no emite los momentos difíciles del presidente en la entrevista de Onda Cero.

 El Telenotícies Migdia de TV3 ha informado de la entrevista al presidente de la Generalitat, Quim Torra, en Onda Cero centrándose en la defensa que ha hecho del líder de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, sin emitir ninguna de las preguntas complicadas que le ha formulado el periodista Carlos Alsina. La cadena pública catalana ha destacado que “ha habido algún momento de tensión cuando se hablaba del juicio”, pero no lo han reproducido. (...)"                   (e-notícies, 12/02/19)

14/2/19

Gimbernat: El día en que Torra y demás políticos secesionistas tomen alguna conciencia de lo que es un proceso penal garantista y del derecho que se les confiere a los acusados de poder acceder al TC y al TEDH -encargado de examinar si las sentencias nacionales han respetado o no el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales- ese día tanto los acusados, como Torra, como los políticos independentistas, habrán empezado a comprender lo que es un Estado de Derecho... España se encuentra entre los países con la ratio más baja de condenas por ese Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), siendo superior la de otros Estados como Austria, Bélgica, Francia, Italia, Portugal o Suiza...

"Al menos desde la Resolución 1/XI, aprobada por el Parlament el 2 de noviembre de 2015, por la mayoría absoluta de JxSí y de la CUP, con la que se iniciaba "un proceso de creación de un Estado catalán en forma de República", "proceso de desconexión democrática no [supeditado] a las decisiones de las instituciones del Estado español, en particular del Tribunal Constitucional", los dirigentes independentistas catalanes dieron comienzo a una carrera demencial e irracional que, por serlo, no es accesible a ser contrarrestada por ninguna clase de argumentos basados precisamente en la razón.

Es inútil hacerles ver que se han situado fuera de la Ley (del imperio de la ley, que es una de las conditiones sine quibus non del Estado democrático de Derecho), ya que cuando el pueblo catalán aprobó la Constitución Española (CE), en 1978, con el 90,46% de los votos emitidos, aprobó también el procedimiento para reformarla (arts. 166 ss. CE), en el que, por supuesto, no figura que pueda ser modificada por una ley del Parlament. 

 Igualmente es un esfuerzo destinado al fracaso tratar de convencer a los independentistas con argumentos -porque se tapan los oídos- de que el Derecho internacional -al que ellos apelan sin mencionar ninguna disposición de ese Derecho (porque no existe) que ampare su pretensión- no sólo no reconoce a los catalanes un supuesto "derecho a decidir", sino que sucede todo lo contrario: las normas internacionales (Resoluciones 1514 y 2625 de la Asamblea General de Naciones Unidas) atribuyen el derecho de autodeterminación sólo en supuestos de colonialismo o bien cuando existe una discriminación racial o una discriminación de los ciudadanos en su vida pública o en sus relaciones económico-sociales de carácter privado, prohibiéndose expresamente ese derecho a decidir precisamente en supuestos como el de Cataluña: "Todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas" (Principio 6 de la Resolución 1514)  (...)

Prescindiendo de todo argumento que pueda fundamentar una afirmación así, un día sí y otro también los independentistas catalanes alegan que España no es un país democrático o, incluso, que es franquista, cerrando los ojos al Democracy Index, elaborado por la Unidad de Inteligencia de The Economist, según el cual, y entre 167 países, España ocupa el lugar 19, por delante de Estados como EEUU (25), Portugal (27), Francia (29), Bélgica (31) o Italia (33). 

Cuando esos mismos secesionistas se quejan, sin fundamentarlo, de la falta de independencia de los tribunales españoles y de su poco respeto por los derechos humanos, la formulación de esa queja -que a veces se hace verbalmente y otras por vías de hecho, como cuando elementos independentistas arrojan excrementos a los edificios de los juzgados de Cataluña- sólo es posible porque huyen, como de la peste, de leer cualquier estadística o documentos oficiales que informen sobre la realidad, a saber: que España ocupa una posición privilegiada en relación con otros países europeos que han sido condenados por sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), ya que España se encuentra entre los países con la ratio más baja de condenas por ese Tribunal, siendo superior la de otros Estados como Austria, Bélgica, Francia, Italia, Portugal o Suiza. (...)

Por lo demás, el juego del escondite de los días previos al referéndum del 1-O, con la "travesura" de presentar, el 29 de septiembre de 2017, en una rueda de prensa convocada por Oriol Junqueras, Jordi Turull y Raül Romeva, la urna de plástico destinada a la consulta, o el "cachondeo" de los asistentes a los mítines de los partidos independentistas de corear entre risas: "On estan les paperetes?, les paperetes on estan"?, muestran hasta qué punto los secesionistas se habían creído sus propias mentiras, pensando que se dirigían hacia un acontecimiento festivo, cuando la realidad que habían negado era que todo ello constituía la antesala de una tragedia que, además de afectar dolorosamente, personal y judicialmente, a los organizadores y cooperadores del referéndum, iba a provocar en Cataluña y en el resto de España una crisis y unos enfrentamientos terribles entre los españoles de dentro y fuera de Cataluña que anuncian un triste destino para todos nosotros durante los próximos años o décadas.  (...)

Dicho todo esto, en el juicio que hoy se inicia en la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (TS) a los 12 acusados -no a todos se les atribuyen los mismos delitos y no todas las acusaciones (Ministerio Fiscal, Abogacía del Estado, acusación popular) coinciden en la calificación jurídica de los hechos- por rebelión, sedición, malversación, desobediencia y organización criminal se les presume inocentes. Esto quiere decir que ninguno de ellos tiene que demostrar su inocencia, sino que es a las acusaciones a las que se exige que, apoyándose en las pruebas de cargo, sean capaces de destruir esa presunción. 

Las diligencias practicadas en la instrucción no constituyen prueba -salvo excepciones como, por ejemplo, cuando un testigo que ha declarado en instrucción no puede hacerlo en el juicio oral por haber fallecido-, sino que la función instructora se agota en la preparación del juicio: sólo las pruebas practicadas en el juicio, bajo los principios de oralidad, publicidad, contradicción e inmediación son aptas para destruir la inocencia que se presume de todos los acusados.

En España los juicios penales están presididos por un garantismo modélico. En el presente caso, para afianzar aún más, si cabe, ese garantismo, el tribunal está compuesto por siete magistrados -y no por tres o cinco, como es lo habitual-, los acusados sólo se sentarán en el banquillo en el momento de su declaración, acomodándose en estrados, junto a sus abogados, durante el resto de las sesiones del juicio oral, a fin de que en todo momento puedan intercambiar opiniones para su mejor defensa. 

Finalmente, todas las sesiones del juicio oral serán transmitidas en directo por televisión, de tal manera que cualquier ciudadano -exactamente igual que los magistrados que componen el tribunal- podrá tener acceso a todas la pruebas que se practiquen, con lo que podrá fiscalizar si, en su opinión, en la sentencia dictada por aquéllos se han valorado o no correctamente dichas pruebas.  (...)

La sentencia que finalmente se dicte tendrá que declarar qué hechos cometidos por los acusados han quedado probados, sin que ello se pueda hacer de manera voluntarista y sin razonarlo suficientemente, ya que "las sentencias serán siempre motivadas" (art. 120.3 CE). De tal manera que, si la "motivación... es insuficiente, pues está desprovista de razonabilidad, desconectada de la realidad de lo actuado", se habrá vulnerado el derecho fundamental del acusado (consagrado en el art. 24.1 CE) a la tutela judicial efectiva (así, por todas, STC 101/2015, de 25 de mayo), que podrá acudir al TC y, en su caso, al TEDH para que se le restablezca en su derecho vulnerado.

 Lo acertado o no de la motivación de los hechos declarados probados en la sentencia podrá ser valorado también por cualquier ciudadano que haya seguido la sesiones del juicio oral por televisión, ya que habrá tenido acceso a las mismas pruebas de las que ha dispuesto el tribunal sentenciador, pudiendo concluir, con ello, si se ha vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva, para el caso de que el tribunal hubiera seguido «un proceso deductivo irracional o absurdo" (por todas, STC 298/2006, de 21 de julio).

Pero si el tribunal ha seguido un proceso racional para fijar qué hechos han sido declarados probados, todavía queda por determinar si tales hechos son subsumibles, encajan en algún o algunos tipos del Código Penal. También en este proceso intelectual de subsunción se pueden vulnerar derechos fundamentales de los acusados, porque si el tribunal subsume esos hechos en un determinado tipo penal -por ejemplo, en el de rebelión, que exige un alzamiento "violento"- e interpreta el contenido y el alcance de la descripción legal de ese delito mediante "una argumentación arbitraria, manifiestamente irrazonable e incursa en error patente", entonces se habrá vulnerado, de nuevo, el derecho de los acusados a la tutela judicial efectiva y, en su caso, si la interpretación del correspondiente tipo penal incurre en analogía prohibida, porque se ha excedido de sentido literal posible de las palabras, se habrá infringido, además, el principio de legalidad (art. 25.1 CE).

 En el caso de que se produjeran en la sentencia estas eventuales infracciones de derechos fundamentales, los acusados podrían acudir también ante el TC y, en su caso, ante el TEDH para ser restablecidos en sus derechos vulnerados. (...)

Hoy mismo se sientan en el banquillo de los distintos tribunales españoles miles de acusados, la mayoría de los cuales, si no todos, proclaman su inocencia. Pero su desfachatez no llega hasta el punto de Torra y de otros políticos independentistas de pedir que no se celebre el juicio o de que, si se hace, la sentencia tiene que ser absolutoria, a pesar de que, como no son adivinos, desconocen qué pruebas se van a practicar en el juicio oral, que es la única sede donde se puede acreditar, fundadamente, y con todas las garantías, la presunta inocencia de los acusados.  

El día en que Torra y demás políticos secesionistas tomen alguna conciencia de lo que es un proceso penal garantista y del derecho que se les confiere a los acusados de poder acceder, si no están de acuerdo con la sentencia de instancia, al TC y al TEDH -encargado de examinar si las sentencias nacionales han respetado o no el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales- ese día tanto los acusados, como Torra, como los políticos independentistas, habrán empezado a comprender lo que es un Estado de Derecho."          

(Enrique Gimbernat es catedrático de Derecho Penal de la UCM, El Mundo, 12/02/19)

1/2/19

Es habitual escuchar a los nacionalistas decir que “España no quiere a Cataluña”. ¿Qué les respondería? Que estamos mayores para lloriquear como adolescentes con crisis emocional...

"(...) Si para Pujol el andaluz era un “hombre destruido”, para Torra los catalanes castellanohablantes son “bestias”, “hienas” y “víboras”. ¿Se puede concebir un nacionalismo sin xenofobia?

No, ni tampoco sin una complexión uniceja. Esa obsesión cohesionadora del enemigo a las puertas, del forastero que por serlo es un peligro potencial, mantiene, al modo nacionalista, a los garrulos arracimados alrededor de la hoguera protectora.

Luego, además —como en las sectas que tienen un platillo volante en el granero para que se salven los elegidos— el nacionalismo también dispensa un delicioso complejo de superioridad, una certeza 
de ser mejores y de atribuir por tanto a la presencia del extranjero todo cuanto está mal.

Según el filósofo Aurelio Arteta, la inmersión lingüística obligatoria es la palanca básica de la construcción nacional. ¿Comparte su opinión?

Más bien la inmersión doctrinal, ¿no? La educación artera. La lengua es un elemento de distinción, no tan poderoso como el de la religión diferente —véase el Ulster—, que, bien usada, debería servir sólo de enriquecimiento cultural.

 Otra cosa es que el nacionalismo la use, como usa la historia inventada, para acreditar naturalezas históricas distintas.

Es habitual escuchar a los nacionalistas decir que “España no quiere a Cataluña”. ¿Qué les respondería?

Que estamos mayores para lloriquear como adolescentes con crisis emocional. Creo que hablo en nombre de todos si digo que lo que no queremos es a los distópicos nacionalistas. Pero eso no es un sentimiento exógeno. No es una incomprensión mesetaria. 

Tampoco los quieren todos esos catalanes que hicieron que Ciudadanos ganara las elecciones y que quiebran el retrato-robot unívoco creado por el nacionalismo en su apropiación de Cataluña.

¿Y a los que sostienen que el llamado “derecho a decidir” es incuestionable?

Dónde lo pone.

En un artículo, se preguntaba cómo era posible que el presidente de una de las regiones más prosperas de Europa hubiera sido capaz de invocar una vía tan dramática como la eslovena.

Sí, y sólo hallé como respuesta que, en vez de jugar a las revoluciones de PlayStation, Torra necesita que lo lleven a ver un cadáver de verdad, un tío con la cabeza volada de verdad. 

Hay un veneno moral ahí, inoculado por la picadura del bicho nacionalista. También vivían en una región próspera y libre los vascos que decidieron que había que ponerse a disparar en la cabeza al prójimo.  (...)"                                   (Entrevista a David gistau, novelista, Óscar Benítez, El Catalán.es, 18/01/19)