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4/7/24

No es indignación lo que provocan aquellos muchachos, el grupo de jóvenes nacionalistas aglutinados alrededor de la familia Pujol, que creyeron entonces hacer historia, ni las penosas explicaciones actuales de su estratega en jefe una vez obtenido el penoso resultado que todos conocemos. Si acaso provocan conmiseración. Con tales jefes se entienden todas las derrotas. Pueden estar tranquilos sus enemigos seculares. Indigna, en cambio, que consiguieran hacerse con el timón del país durante tantos años y sigue indignando que sigan persistiendo en su capacidad para enredar e impedir que Cataluña sea de nuevo gobernada y lo antes posible... Si se pudiera descremar el componente nacionalista catalán, el personaje sería un prototipo perfecto de votante e incluso militante del PP... y es que ya Pla calificó a Jordi Pujol, de “milhomes d’ambició desmesurada”, una condición que forma parte del ADN convergente transmitido a las siguientes generaciones

 " La clave generacional supera a veces cualquier otra explicación. La experiencia compartida de un grupo de amigos de la misma edad se convierte a veces en la llave interpretativa de la historia. No es una llave universal, ni mucho menos. A veces no abre ninguna puerta y solo sirve para confundir. En otras, en cambio, encaja tan bien en la cerradura de los acontecimientos que termina convirtiéndose en imprescindible.

Este parece ser el caso del grupo de jóvenes nacionalistas aglutinados alrededor de la familia Pujol que promovieron a Artur Mas como sucesor del presidente de Convergència y de la Generalitat y luego se convirtieron en protagonistas destacados de la intentona secesionista de 2017. Lo cuenta en Merecer la victoria, libro firmado por David Madí, un destacado militante nacionalista al que José Antich, exdirector de La Vanguardia y fundador del periódico digital El Nacional, vinculado y financiado por el entorno de Junts, presenta como el estratega en jefe del proceso independentista.

Sorprende el título e incluso la portada, ilustrada con un dibujo de Winston Churchill en un gesto conminativo con el dedo señalando al lector. También sorprende la cita de apertura (”En la guerra, determinación. En las derrotas, resistencia. En la victoria, generosidad. En la paz: buena voluntad”) y las reiteradas referencias del autor a su admirado premier conservador, el político extranjero más inspirador para quien fue al parecer el jefe del Estado mayor del independentismo derrotado. También es elocuente el subtítulo, Una visión imprescindible del conflicto catalán, en la que el autor se adelanta a la crítica con un torpe e injustificado elogio de sí mismo. Cuadra con el tono de las instrucciones dirigidas al lector y propias de un libro de autoayuda, en las que adelanta también, con notable osadía y tuteo incluido, las reacciones que suscitará: “un relato que te interesará, te hará sentir orgulloso y te indignará”.

La realidad es que su interés es escaso. Hay más maledicencias que novedades en sus pretendidas revelaciones. Se cuela incluso algún bulo lamentable, sin prueba ni testimonio vivo alguno que pueda contradecirle, contra uno de los periodistas que mejor resistieron a los abusos de poder de la Generalitat pujolista, y en concreto al propio Madí cuando era la mano derecha de Artur Mas, entonces conseller en cap en el gobierno del presidente Pujol. Explica más sobre el tipo de mente de quienes dirigieron el independentismo que sobre el independentismo mismo. Pocos son los que pueden sentirse orgullosos, ni de los desgraciados sucesos sobre los que Madí exhibe su protagonismo intelectual, ni de la limitada capacidad reflexiva que ofrece en su explicación. No es extraño que la califique de “novela de no ficción”, puesto que versa sobre nuestra historia reciente, pero se aproxima a ella como si fuera una fantasía política urdida por un grupo de jóvenes a los que ahora, cuando ya son mayorcitos, su clandestino inspirador y estratega les explica las causas del fracaso, previa y reiterada aclaración de que se trata de “un relato para adultos”.

No hay duda de que eran unos adolescentes los que creyeron hacer historia con la campaña conocida como Freedom for Catalonia, con la que el entorno juvenil de Pujol pretendía aprovechar los Juegos Olímpicos del 92 para internacionalizar prematuramente la causa de una independencia para la que se sentían llamados a movilizarse en su vida adulta. No es indignación lo que provocan aquellos muchachos que creyeron entonces hacer historia, ni las penosas explicaciones actuales de su estratega en jefe una vez obtenido el penoso resultado que todos conocemos. Si acaso provocan conmiseración. Con tales jefes se entienden todas las derrotas. Pueden estar tranquilos sus enemigos seculares.

Indigna, en cambio, que consiguieran hacerse con el timón del país durante tantos años y sigue indignando que sigan persistiendo en su capacidad para enredar e impedir que Cataluña sea de nuevo gobernada y lo antes posible. En pocas ocasiones un partido catalán ha tenido en sus manos tanto poder, y en pocas ocasiones se han desperdiciado tantas oportunidades con tanta alegría y tanta irresponsabilidad, o se han aprovechado solo para la vanidad y el disfrute personales. “A nuestra generación —escribe Madí— le tocaba tomar el relevo de la de Pujol y situar el horizonte nacional justo un escalón antes de la independencia, así como escoger la generación posterior, que remataría el trabajo”. Ni una cosa, ni la otra. El desastre es fenomenal.

Madí se define como nacionalista y liberal. No esconde su talante conservador y su severa oposición a las izquierdas. Tampoco su querencia por la autoridad y el realismo político, si bien su maquiavelismo se ha revelado de pacotilla. Si se pudiera descremar el componente nacionalista catalán, el personaje sería un prototipo perfecto de votante e incluso militante del PP. Y como muchos militantes del PP en época reciente, a Madí también le gusta citar a Pla a su conveniencia. Yo no he encontrado en ninguno de sus libros y artículos la que más gusta citar desde el mundillo indepe: “Nada se parece más a un español de derechas que un español de izquierdas”.

Tengo, en cambio, subrayada la entrada del 28 de setiembre de 1918 del Quadern gris, donde recoge las palabras famosas salidas de boca del padre del escritor: “Lo que más se parece a un hombre de izquierdas en este país es un hombre de derechas. Son iguales, intercambiables, han mamado la misma leche. ¿Podría ser de otra forma? No lo dudes: esta división es inservible”. ¿España, Cataluña o simplemente l’Empordà? Que el lector decida. También subrayé en su día en las Notes del capvesprol, las palabras que dedicó a Jordi Pujol, fundador, padre espiritual y dirigente venerado por David Madí. Pla le calificó de “milhomes d’ambició desmesurada”, una condición que, a la vista está, forma parte del ADN convergente transmitido a las siguientes generaciones."

(Lluís Bassets , El País, 24/06/24)

28/2/24

Jaume Barberà, experiodista de TV3, admite que fue "cómplice" del proceso: "Muchos periodistas dejamos de realizar nuestro oficio y nos convertimos en miembros de la agitación y la propaganda, y esto tuvo sus consecuencias"

 "El periodista Jaume Barberà (Mollet del Vallès, 1955), que trabajó más de 30 años en TV3, ha afirmado en una entrevista a Comunicació 21 que “yo también fui cómplice del proceso”.

"Si los periodistas que en aquellos momentos éramos referentes hubiéramos hecho escrupulosamente nuestro trabajo, quizás los líderes políticos y sociales no habrían ido a prisión, y no se hubiera cometido la estupidez de hacer una declaración unilateral de independencia", ha afirmado.

“Actualmente, todavía hay quien lo hace, no es mi caso. Muchos periodistas dejamos de realizar nuestro oficio y nos convertimos en miembros de la agitación y la propaganda, y esto tuvo sus consecuencias”, prosigue.

Barberà, cuando presentaba el programa Singulars, invitó a un “físico e inversor institucional” -como lo presentó la cadena- que propuso, en pleno proceso. ceder el puerto de Barcelona o el de Tarragona a la Armada china. 

También publicó en 2015 el libro "Se ha acabado el brócoli".

Tras su marcha de TV3 se acercó a los Comuns y acudió, en un lugar simbólico, a la lista de Catalunya sí que se puede en las elecciones al Parlament de diciembre del 2017 tras la aplicación del 155."            (e-notícies, 06/04/23)

2/2/24

Roger Senserrich: Las verdaderas víctimas del procés... Tras años de disputas, polémicas, protestas y golpes de Estado extraordinariamente chapuceros, el procés ha terminado... ya podemos ver quién ha sido el gran perdedor en esta disputa: Cataluña se ha quedado atrás, según todos los indicadores... Los políticos catalanes nacionalistas alegarán que todo esto se debe a que Madrid le roba... En realidad, Cataluña esencialmente recibe la misma cantidad de dinero por habitante que Madrid en este aspecto, y de hecho está un poco por encima de la media nacional... El procés, simplemente, ha sido un desastre para Cataluña... Ojalá me equivoque y Cataluña y Barcelona puedan volver a la senda del crecimiento. No soy del todo optimista

 "Tras años de disputas, polémicas, protestas y golpes de Estado extraordinariamente chapuceros, el procés ha terminado. Aunque es perfectamente posible que los partidos independentistas vuelvan a las andadas en un futuro más o menos lejano, lo cierto es que ahora andan más preocupados de buscar acuerdos en el Congreso y aprobar leyes que en absurdas cruzadas quijotescas intentando conseguir la secesión.

Veremos lo que les dura, y si esto es definitivo o una pausa. Sea lo que sea, creo que es un buen momento para hacer balance sobre el resultado final de esta década de conflicto político, y ver quién ha sido el gran perdedor en esta disputa. Para ello, podemos mirar los datos y ver que todos los indicadores se mueven en una misma dirección: Cataluña se ha quedado atrás.

Empecemos por la educación. El mes pasado se publicaron los resultados del informe PISA, comparando los niveles educativos de los colegios en toda la OCDE. Los resultados de los alumnos catalanes fueron espantosamente malos, a la cola de todas las comunidades autónomas. Dado que Cataluña es una comunidad rica, estos resultados son doblemente decepcionantes. Lo más grave, no obstante, es que no deberían tomar a nadie por sorpresa, ya que la tendencia en informes anteriores ya era más que preocupante.

El pequeño problema es que, durante los últimos años, de esto no se había hablado en Cataluña en absoluto. A pesar de que el gasto educativo por alumno es de los más bajos del país, la Generalitat no ha hecho más que hincharse la boca hablando de la Escola catalana y obsesionándose con la política lingüística, no si los chavales estaban aprendiendo nada. Soy partidario de la inmersión, pero las polémicas alrededor de la lengua y las malvadas imposiciones de Madrid han acabado siendo una excusa para no arreglar o ni siquiera prestar atención a un problema urgente.

Podemos hablar también de sanidad, otra de esas políticas públicas de la que los políticos catalanes nunca dejan pasar una oportunidad para alardear de su modelo. Lo que sucede en realidad es que la sanidad catalana se está cayendo a pedazos, con uno de los menores gastos por habitante de todas las comunidades. Es un sistema muy privatizado que maltrata sistemáticamente a sus empleados; sus gastos de personal son de los menores del país. No debería sorprender a nadie entonces que es una de las regiones con las listas de espera más largas tanto en atención quirúrgica como para tener una cita con un especialista.

Esto no es un problema nuevo, pero durante la última década ha estado completamente fuera del debate. Porque obviamente, era más importante discutir hasta el infinito si el uno de octubre fue un día patriótico de liberación o un día de liberalización patriótica que sobre hospitales, enfermeras y médicos.

La parálisis y estulticia del debate político catalán se extiende a otros temas, como el de las energías renovables. España es uno de los países líderes no de Europa sino del mundo en transición energética, con la pequeña excepción de una región de irreductibles galos en el noreste del país que esencialmente no están haciendo nada. Cataluña no está instalando capacidad de generación de energías renovables. Es más, el porcentaje de generación ha disminuido en los últimos dos años. Mientras que en el 2023 más de la mitad de la energía eléctrica en España fue producida sin emisiones, en Cataluña el porcentaje no llegó al 20%.

El motivo, nuevamente, es desidia. Durante la última década, la Generalitat ha tramitado proyectos a paso de tortuga, haciendo caso a cualquier iluminado que hablara de defender el territorio y el paisaje nacional sin la más mínima prisa para construir nada. Cuando tus políticos están distraídos cargando contra molinos de viento imaginarios, es difícil hacer que presten atención a molinos de viento reales.

La Generalitat, además, ha sido notoriamente incompetente ejecutando proyectos que en otras comunidades son casi rutina. La línea 9 del metro de Barcelona es a estas alturas casi un chiste, y más comparando con la excepcional capacidad de Madrid para construir obras similares.

A todo esto se le debe añadir, por descontado, la realidad de que el crecimiento económico en Cataluña ha disminuido notablemente en comparación al resto del país. Sigue siendo una comunidad rica, pero su distancia respecto a Madrid no hace más que agrandarse. La inestabilidad política probablemente haya pasado factura, pero mi sensación es que ha sido más grave la incapacidad de los gobiernos regionales durante todos estos años para intentar afrontar cualquier problema de forma realista lo que realmente ha hecho daño al crecimiento económico. En la primera mitad del 2022, Valencia recibió casi el triple de inversión extranjera que Cataluña; Madrid casi diez veces más.

Los políticos catalanes nacionalistas alegarán que todo esto se debe a que Madrid le roba, y lamentarán el reparto del sistema de financiación autonómica. En realidad, Cataluña esencialmente recibe la misma cantidad de dinero por habitante que Madrid en este aspecto, y de hecho está un poco por encima de la media nacional.

Reliquias postolímpicas

El procés, simplemente, ha sido un desastre para Cataluña. La que fuera la región más dinámica, innovadora y abierta al mundo se ha convertido en un lugar que es capaz simultáneamente de rehuir sus propios problemas mientras se mira el ombligo de manera obsesiva. Barcelona ha caído en un provincianismo infantil, un parque para turistas ensoñada en su propia cultura oficial.

Hace unos meses pasé unos días en Montreal. En el hotel donde nos alojábamos había una pequeña exposición sobre la Exposición Universal y los Juegos Olímpicos que se celebraron en la ciudad. Ambos eventos son recordados como la última era dorada de Montreal, el punto culminante de su época más creativa e innovadora. Justo después, Quebec se metió en años de disputas y votaciones independentistas, y la ciudad nunca acabó de recuperarse. Paseando por Barcelona estas navidades, las reliquias postolímpicas de la ciudad me recordaron bastante a todos esos monumentos medio abandonados de la ciudad canadiense.

Ojalá me equivoque y Cataluña y Barcelona puedan volver a la senda del crecimiento. No soy del todo optimista."                 ( , Vox Populi, 07/01/24)

31/10/23

Xavier Rius: Al final del proceso estamos asistiendo a un fenómeno curioso: el del camaleonismo... Ya ven a Gabriel Rufián -el de las 155 monedas de plata- entrevistando incluso a Cayetano Martínez de Irujo, grande de España. O al ya exconseller de Salud, Josep Maria Argimon, rechazando la “independencia mágica” con sólo un 52% de los votos... ahora se apuntan al pasaba yo pasaba por ahí

 "Al final del proceso estamos asistiendo a un fenómeno curioso: el del camaleonismo.

Los camaleones son, como saben, unos reptiles que se caracterizan por su capacidad de confundirse con el paisaje. Pues aquí lo mismo. Pero con dos patas.

Los mismos que nos llevaron al desastre hacen ver ahora que no ha pasado nada. O se apuntan al yo-no-he-sido.

Ya ven a Gabriel Rufián -el de las 155 monedas de plata- entrevistando incluso a Cayetano Martínez de Irujo, grande de España.

O al ya exconseller de Salud, Josep Maria Argimon, rechazando la “independencia mágica” con sólo un 52% de los votos. Lo dice ahora que ya no tiene cargo. Haberlo dicho antes, conseller.

El fenómeno es extensible a periodistas.

Como Ricard Ustrell, antaño uno de los puntales del proceso.

Que lejos quedan los tiempos en que tomaba el pelo al mismísimo Rey de España o casi se comía Pugidemont de admiración como muestra la fotografía. Ahora hasta entrevista a españoles como Penélope Cruz o Rosario Flores.

A ver si consigue levantar la audiencia de un programa en el que TV3 había puesto tantas esperanzas y que, de paso, cuesta un pastón.

Pero Usrell, como otros periodistas, está quemado profesionalmente por el proceso. Por mucho que ahora se apunten al pasaba yo pasaba por ahí. Ahora intenta reciclarse. Pero su antigua audiencia ya no le sigue y la nueva lo asocia al proceso.

Mal asunto cuando un periodista pierde la crediblidad. Es lo único que tiene.

Querría decir a todos ellos: a Rufián, a Argimon, a Ustrell -porque los periodistas han sido con el proceso casi tan importantes como los políticos- que ahora no se vale.

Al fin a al cabo nos estuvieron machacando durante años con lo de "ni oblit ni perdó".

Pues, eso: yo, tampoco.

El daño causado es demasiado grande."               (Xavier Rius, director de e-notícies, 08/11/22)

18/10/23

Arturo San Agustín, periodista: "nos han hecho tanto daño, o lo hemos hecho tan rematadamente mal con el proceso, que es un tema que me revuelve el estómago"

 "El periodista Arturo San Agustín lamenta en una entrevista en e-notícies que "nos han hecho tanto daño, o lo hemos hecho tan rematadamente mal con el proceso, que es un tema que me revuelve el estómago". "Algunos en Catalunya han perdido el sentido común", advierte.

San Agustín admite que "no puedo pensar sensatamente cuando se me saca el tema de Catalunya". "¿Cómo es posible que habiendo gente muy inteligente se creyeran las mentiras que decían ciertos individuos desde ciertos balcones? ¿Cómo es posible que una sociedad pueda ser engañada, manipulada?", se pregunta.

El periodista señala que este engaño se produjo a base de "propaganda" independentista. "Se ha conseguido a base de manipular. Somos muy manipulables", considera.

Pese a criticar el papel de los medios de comunicación, San Agustín hace autocrítica y considera que "alguna responsabilidad tenemos nosotros. Como ciudadanos debemos tener un criterio".

También afirma que "el PSOE nos podía haber salvado de parte del desastres, pero se inhibió porque siempre se inhibe". El periodista denuncia finalmente "el papel de TV3" y recuerda que "fue Pasqual Maragall quien tuvo la gran idea de dar el poder de TV3 a ERC".  
            (e-notícies, 28/02/23)

11/10/23

"Los segmentos más privilegiados de la ciudadanía catalana eran los que apoyaban mayoritariamente la secesión, mientras que la ciudadanía más pobre y desprotegida estaba claramente en contra". De manera que todos los datos apuntan a la conclusión de que el desafío secesionista fue, en realidad, "una rebelión de las personas más ricas y bien situadas", según se deduce del estudio "Rebeldes privilegiados: un análisis longitudinal de los rasgos económicos distintivos del secesionismo catalán"

 "Factores económicos: una revuelta de "privilegiados"

(...) existen otros relacionados con la economía. Estos fueron analizados por los catedráticos universitarios Josep Maria Oller (UB), Albert Satorra (UPF) y Adolf Tobeña (UAB),  en un estudio de finales de 2019, titulado (en inglés) Rebeldes privilegiados: un análisis longitudinal de los rasgos económicos distintivos del secesionismo catalán.

Sus hallazgos revelaron que "los segmentos más privilegiados de la ciudadanía catalana eran los que apoyaban mayoritariamente la secesión, mientras que la ciudadanía más pobre y desprotegida estaba claramente en contra". De manera que todos los datos apuntan a la conclusión de que el desafío secesionista fue, en realidad, "una rebelión de las personas más ricas y bien situadas".        (

Privileged Rebels: A Longitudinal Analysis of Distinctive Economic Traits of Catalonian Secessionism.

 Abstract

 Durante la última década, el desafío secesionista catalán provocó una crisis crónica en la política española que no ofrece indicios de un arreglo viable. Las demandas de secesión que aumentaron rápidamente corrieron casi en paralelo con la acentuación de la recesión económica que siguió a la interrupción del sistema financiero mundial en 2008-2010. Tales reclamos de secesión alcanzaron máximos durante 2012-2014, alcanzando niveles de apoyo de casi el 50% de la ciudadanía a favor de la independencia. 

Posteriormente, estas cifras disminuyeron un poco, pero se mantuvieron cerca de ese nivel hasta hoy. A pesar del curso coincidente, estudios previos habían demostrado que el impacto de las dificultades económicas no fue un factor importante para explicar las urgencias de la segregación, conectándolas en cambio con desencadenantes relacionados con las luchas políticas internas en la región: Litigios duros que resultaron en una polarización abrupta entre nacionalistas. características en amplios segmentos de la población. 

En este análisis longitudinal basado en las respuestas de 88.538 personas a través de una serie regular de 45 encuestas oficiales, en el período 2006-2019, mostramos que los factores económicos jugaron un papel en la ola secesionista. Nuestros hallazgos mostraron que la principal segmentación idiomática (catalán vs. español, como idioma familiar) interactuó con segmentaciones económicas al inducir variaciones en los sentimientos de identidad nacional que resultaron en erosiones de la identidad dual CatSpanish.  

Además, nuestros hallazgos también mostraron que los segmentos más privilegiados de la ciudadanía catalana eran los que apoyaban mayoritariamente la secesión, mientras que la ciudadanía más pobre y desprotegida estaba claramente en contra. Todos los datos apuntan a la conclusión de que el desafío secesionista fue, en realidad, una rebelión de las personas más ricas y bien situadas.

 5. Conclusiones  

 Para recapitular, nuestros hallazgos muestran que los segmentos más privilegiados de la ciudadanía catalana fueron los que apoyaron la secesión de manera más consistente, utilizando diferentes medidas económicas. También muestran que estos segmentos alinearon abruptamente su identidad nacional hacia el sentimiento excluyente “solo catalán”, con alta intensidad y partiendo de puntos reconocibles durante el empuje secesionista. 
 
Esa tendencia fue particularmente importante en la fracción de la ciudadanía que utiliza el catalán como lengua familiar. Por otro lado, la ciudadanía catalana más pobre, frágil y menos protegida (utilizando el castellano, principalmente, como lengua familiar) estaba mayoritariamente en contra de la secesión. Presentaron también perfiles menos polarizados o variaciones abruptas en las medidas de identidad nacional. Todos los datos apuntan a la conclusión de que el desafío secesionista catalán fue, en realidad, una rebelión del pueblo rico, bien situado y predominantemente bien protegido.

1. Introducción  

El secesionismo catalán adquirió relevancia en la política española a partir de 2010. Antes de eso, el activismo social y los partidos políticos que buscaban la secesión eran un tema menor. Las fuerzas secesionistas ganaron tres elecciones autonómicas y mantuvieron gobiernos por ínfimas mayorías en el Parlamento Autonómico en este período. Se organizaron dos consultas anómalas sobre autodeterminación y alrededor de 2 millones (38% del censo de población) apoyaron la secesión de España.  

El 27 de octubre de 2017 se proclamó una “Declaración de Independencia”, sin ninguna consecuencia jurídica o práctica. Tal medida resultó en la suspensión total de la autonomía, sancionada por el Parlamento español, que se prolongó hasta mediados de 2018. Los partidos secesionistas renovaron su liderazgo en las últimas elecciones autonómicas (27 de diciembre de 2017). El Gobierno español decidió adelantar elecciones tanto para calmar la crisis como para acabar con la suspensión de la autonomía. 

Los resultados, sin embargo, confirmaron el estancamiento aunque la formación de un nuevo Gobierno Regional tuvo que esperar hasta mediados de 2018, tras varios intentos de reinstalar en el poder a los líderes rebeldes que habían huido al exilio o estaban encarcelados. Estos intentos fallidos fueron bloqueados por disposiciones legales dictadas por la Audiencia Nacional española. En junio de 2018 se formó un gobierno de izquierda en España, que contó con el apoyo inicial de los nacionalistas catalanes y vascos. 

Esto parecía abrir una oportunidad para explorar nuevos arreglos, pero las conversaciones entre el Gobierno central y el gobierno catalán secesionista no condujeron a ningún avance. En las elecciones generales españolas del 28 de abril de 2019, los partidos de izquierda renovaron su liderazgo, aunque sin alcanzar una mayoría estable. La formación de un nuevo gobierno tuvo que esperar hasta enero de 2020, luego de unas nuevas elecciones generales, en noviembre de 2019, que finalmente dieron lugar a una coalición de izquierda aparentemente viable.  

El 14 de octubre de 2019, el Tribunal Supremo español1 dictó sentencias de varios años de prisión a nueve líderes secesionistas, declarándolos culpables de sedición por su papel en la fallida campaña independentista de 2017. La oleada de demandas independentistas apremiantes ha perdurado así, con leves vaivenes, desde 2010. Dos elecciones autonómicas (septiembre de 2015; diciembre de 2017), dos referéndums de autodeterminación ilegales en los que solo los secesionistas acudieron a las urnas (9 de noviembre de 2014 ; 1 de octubre de 2017), y una serie de encuestas sistemáticas tanto del CEO (agencia oficial de encuestas del Gobierno Regional)2 como del CIS (agencia oficial de encuestas del Gobierno Central)3, pusieron de manifiesto la existencia de una división política en dos mitades sobre el tema de la secesión. 

Durante los últimos cinco años la pregunta “¿Quieres que Cataluña sea un estado independiente?” (serie de CEO de "barómetros políticos") recibió 45% a 48% de respuestas "SÍ" a "NO" respuestas de 44% a 48%, y 5-10% remanentes de "NO SABE/NO RESPONDE". Los resultados de las elecciones regionales del 21 de diciembre de 2017 revelaron una sociedad casi perfectamente dividida: la participación alcanzó una marca histórica del 79,1%; los partidos secesionistas obtuvieron 2.079.330 votos (47,33%), mientras que los partidos no secesionistas obtuvieron 2.227.421 votos (50,71%). Un estrecho margen de 150.000 votos distanció a los unionistas de los secesionistas. 

 Los unionistas catalanes (alrededor de tres millones, de un censo de 5,5 millones dentro de una población de 7,5 millones) no se sumaron a la aventura secesionista. La mayoría de ellos tienen vínculos familiares, afectivos y económicos con España. Son heterogéneas aunque predominan en las conurbaciones costeras de Barcelona y Tarragona, así como en otras ciudades de tamaño medio (Lepic 2017; Maza et al. 2019). Se mantuvieron expectantes a lo largo de la oleada secesionista, pero durante octubre de 2017, en las semanas previas a la “Declaración de Independencia”, el activismo sindicalista aumentó en medio de la escalada de tensiones (Barrio y Field 2018; García 2018).  

Desplegaron manifestaciones en el centro de Barcelona que competían con las enormes que los secesionistas habían montado en repetidas ocasiones (Barrio y Field 2018; Coll et al. 2018; Crameri 2014, 2015; Garcia 2018; Tobeña 2017a, 2017b). La principal consecuencia social de la sostenida campaña secesionista ha sido la excavación de una profunda división política entre dos grandes fracciones de la ciudadanía catalana, secesionistas y unionistas, que estaba ausente ante las precipitadas demandas de segregación de España (Amat 2015; Elliott 2018; Ucelay- de Cal 2018). 

 La falta de una mayoría social detrás de la vigorosa pero fallida aventura secesionista abrió aprensiones y fricciones que antes eran mayoritariamente desconocidas. Vecinos, compañeros e incluso amigos y familiares que habían compartido sentimientos de pertenencia tanto a Cataluña como a España (en diferentes grados) como parte de sus apegos y valores, ahora están divididos sobre el tema de la secesión y deben soportar la convivencia en medio de una tensión no resuelta ( García 2018; Morel 2018; Coll et al. 2018; Oller et al. 2019a, 2019b).

El movimiento secesionista dedicó, desde un principio, grandes esfuerzos a convencer al mundo de que estaba profundamente arraigado en una aspiración espontánea y ampliamente difundida de alcanzar la soberanía que procedía de todos los rincones y estratos sociales de la ciudadanía catalana. Es decir, sin distinciones que puedan sugerir el funcionamiento de una agenda política sesgada por intereses económicos, territoriales o culturales/de ascendencia. Debe reconocerse que ese tipo de discurso obtuvo una buena acogida (Crameri 2014, 2015; Minder 2017; Dowling 2018; Cardenal 2020), aunque hubo cautelas que señalaron la influencia concomitante de mecanismos de arriba hacia abajo enraizados en una dura lucha política entre formaciones secesionistas para liderar la región (Barrio y Field 2018; Elliott 2018). (...)"

12/9/23

Xavier Rius, director de e-notícies: Aunque les den la amnistía. Incluso el referéndum. Yo no perdono. El daño causado ha sido demasiado grande... ¡Qué daño han hecho Puigdemont y Junqueras! No solo al independentismo sino también a Cataluña... siempre he dicho que lo peor no es la fractura social, sino la fractura mental. Cataluña ya no se divide entre indepes y no indepes sino entre indepes y cuerdos... Personalmente, he pasado verdadero bochorno con el proceso entre trepas, jetas, conversos, frikis, espabilados y otras categorías profesionales... pero lo que más me jode es la superioridad moral. El mirarte por encima del hombro. Creerse los buenos de la película... pero si sacaron más votos los del PP que los de Junts

 "Aunque les den la amnistía. Incluso el referéndum. Yo no perdono. El daño causado ha sido demasiado grande.

De entrada los daños oficiales por decirlo de alguna manera. La aplicación del 155. No había pasado nunca. Los canarios estuvieron tonteando a finales de los 80 por unos aranceles y bastó mandarles el famoso burofax. Ni a los vascos en pleno apogeo de ETA. Para vergüenza nuestra, los catalanes fuimos los primeros.

 Luego, los daños materiales: la inestabilidad política, la inseguridad jurídica, la incertidumbre económica y el bloque legislativo. Un cóctel letal para cualquier sociedad.

Puigdemont se quejaba en su comparecencia del decreto que permitió a las empresas catalanas cambiar de sede con la aprobación solo del consejo de administración. Hasta entonces se precisaba que el trámite pasara por la junta de accionistas.

¡Pero si fueron los bancos los que lo pidieron! Incluso la leyenda negra que corre sobre la supuesta llamada del Rey a la SEAT. ¿Qué empresa de automóviles se quedaría fuera de la UE? ¿Cómo iba a vender sus coches?

 El problema no es que las empresas catalanas se hayan ido, que también, ¡es que no vuelven! ¿Cómo van a volver con estos al frente de la nave? ¿Pero si no paraban de decir que “ho tornarem a fer”? La economía, para funcionar, necesita tranquilidad.

Luego la famosa fractura social, que es irreversible. E irá a más. Porque vuelven a empezar. Con el proceso ya estuvieron jugando con fuego. “Apreteu, apreteu”, llegó a decir un presidente de la Generalitat, Quim Torra, con el que por cierto se reunió el propio Pedro Sánchez.

 ¿Ahora ya nadie se acuerda de la ocupación del aeropuerto? ¿De los cortes en las autopistas? Quince horas en L’Ampolla (Tarragona) y los Mossos mirándoselo. No hicieron ni una identificación. 

¿Y las interrupciones en el AVE? ¿O el bloqueo de una frontera internacional como la de La Junquera durante tres días con concierto de Lluís Llach incluido? ¿Y la ‘batalla de Urquinaona’? Que hasta elogió la ex consejera Ponsatí en Perpiñán. Nada menos que la ex titular de Educación.

Centenares de contenedores quemados durante una semana en pleno centro de Barcelona. Turistas aterrorizados. Pasen por el Ensanche. En muchos cruces todavía está el asfalto maltrecho del fuego. A Colau no le ha dado tiempo de arreglarlo.

 Me ahorro otros daños para no aburrirles. Pero siempre he dicho que lo peor no es la fractura social, sino la fractura mental. Cataluña ya no se divide entre indepes y no indepes sino entre indepes y cuerdos.

No voy a citar todos los episodios, individuales o colectivos, que hemos visto durante el proceso. Romeva y Ramón Tremosa presentando, cuando eran eurodiputados, una pregunta en el Parlamento Europeo por un pisotón de Pepe, un defensa del Madrid, a Messi durante un partido de Copa del Rey. Como si fuera un ataque de España.

 O aquel empresario, Joan Canadell, que viajaba con una careta de Puigdemont en el coche. Con esos antecedentes llegó no solo a presidente de la Cambra sino incluso a diputado de Junts.

Sin olvidar, el ataque sufrió un día el bus de la línea 155 de Barcelona tras la aplicación del 155. O aquel homenaje a un bolardo derribado por la Guardia Civil durante un registro con tan mala suerte que se equivocaron de bolardo.

Evidentemente, todos estos no son casos penales, pero refleja el nivel. Personalmente, he pasado verdadero bochorno con el proceso entre trepas, jetas, conversos, frikis, espabilados y otras categorías profesionales.

 ¿Lo peor de todo saben qué es? Que sabían que saldría mal. Lo sabían desde el principio. Y nadie se atrevió a decirlo. Al menos en público. A pesar de que TV3 transmitiera -para TV3 tampoco tendría que haber amnistía- la imagen de ‘un sol poble’

¿Cómo se declara la independencia de un territorio con menos de la mitad de la población? Porque, en todas las elecciones, nunca superaron el 50%. En los momentos álgidos fueron dos millones pero de un censo de 5,5 millones.

 Bueno, en las últimas elecciones al Parlament con un 51% pero sumando el PDECAT, que quedó fuera y habiendo perdido casi 900.000 votos. Como en las últimas generales, perdieron 600.000. ¡Pero si han tenido que hacer trampas para constituir grupo parlamentario en el Congreso!

Puigdemont hablaba el otro día en nombre del “poble de Catalunya” pero sacaron más votos los del PP que los de Junts. Es lo que más me jode: la superioridad moral. El mirarte por encima del hombro. Creerse los buenos de la película.

Va a pasar como con los indultos, que nadie los pedía y los concedió Pedro Sánchez a cambio de nada: van a salir como héroes. Que los socialistas traguen es cosa suya. Al fin y al cabo les llamaban el “bloque del 155” o incluso “carceleros”. Pero yo, no.

 A pesar de los desperfectos, no he oído nunca, no ya unas palabras de arrepentimiento, que ni siquiera pido, o de autocrítica. Es que ni siquiera una reflexión sobre cómo han estado mareando la perdiz durante más de diez años para nada. Diez años irremisiblemente perdidos. Por eso: yo no perdono."                 (Xavier Rius , e-notícies, 07/09/23)

6/6/23

El decisivo papel de los medios de la Generalitat y la lengua en el apoyo al 'procés' Un estudio apunta el peso del idioma, los orígenes familiares y la influencia de canales como TV3 y Catalunya Ràdio en la división política, así como la progresiva 'desinflamación' del conflicto

 "Los medios de comunicación vinculados a la Generalitat de Cataluña contribuyeron a acentuar la fractura política y afectiva causada por el procés. Una división en la que el apoyo o el rechazo a la causa secesionista muestra vínculos con la lengua y los orígenes de ascendencia familiar, y los medios informativos que se acostumbran a consumir en función de ello. Así se extrae de un estudio basado en el análisis de todos los barómetros del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) del Ejecutivo autonómico desde 2006 --con unos 100.000 encuestados--, en los cuales se aprecia que, aunque esta división ideológica persiste, las tensiones derivadas de ella se han atenuado por un cúmulo de factores que parecen haber incidido: desde la desmovilización callejera por la pandemia de coronavirus hasta la crisis de la guerra de Ucrania, pasando por el fracaso de experiencias como el Brexit o el propio procés y sus enfrentamientos internos, y la recuperación de relaciones entre los gobiernos central y catalán, entre otros.

Esas son algunas de las aportaciones planteadas en el informe Hibernación de las tensiones secesionistas en Cataluña: Tendencias de atenuación en alineamientos antagónicos [en inglés], obra de los catedráticos universitarios Josep Maria Oller (UB), Albert Satorra (UPF) y Adolf Tobeña (UAB). Un análisis de la fractura originada a raíz de la campaña secesionista de Cataluña en los últimos años, que amplía otros anteriores con datos actualizados hasta 2022. En él parece constatarse, por ejemplo, que “el lenguaje familiar interactúa con la influencia de los medios locales para mantener viva la fractura, aunque con tendencias que denotan una atenuación de las alineaciones identitarias antagónicas”.

“La duradera campaña secesionista en Cataluña (2010-17) creó una profunda fractura política y afectiva en dos segmentos ciudadanos importantes y opuestos, los que prefieren quedarse en España y los que quieren separarse de ella”, constata el estudio, en el cual se apunta que los partidarios de no romper con España “parecen haber consolidado recientemente su escasa ventaja”, según los barómetros del CEO.

Apoyo al secesionismo en función de la lengua

“Aunque el apoyo explícito a la secesión ha disminuido constantemente desde 2019, la lengua familiar, ya sea el catalán, utilizado regularmente por el 38% de la ciudadanía frente al español, utilizado habitualmente por el 54%, sigue siendo la principal escisión que distingue las preferencias a favor o en contra de la secesión”, se apunta en sus páginas.

“La primera lengua habitual es, por tanto, el principal rasgo distintivo que separa a los individuos que albergan deseos de independencia de Cataluña de aquellos que están en contra”, añaden. Con diferencias siempre por encima del 45%, y en ocasiones, de más del 50%.

En este sentido, el procés habría desempeñado un papel acelerador en la división social, pues en las “décadas previas y estables” la “identidad de doble nacionalidad (tan catalán como español) era dominante y funcionaba como un factor de amalgama”. Algo que se rompió posteriormente: “Dentro del campo secesionista, la identidad únicamente catalán se convirtió rápidamente en dominante, mientras que una identidad dual tan catalán como español todavía prevalecía dentro del campo antisecesionista”. En esos posicionamientos entran en juego la lengua y los orígenes familiares, pues según las estadísticas, la ruptura con el resto de España tiene más partidarios entre los catalanohablantes que entre los castellanohablantes.

Sea como fuere, según explica Josep Maria Oller, uno de los autores del estudio, a Crónica Global, en la actualidad "hay indicios firmes que muestran una disminución en la prevalencia de sentimientos de identificación nacional excluyentes (sólo catalán), mientras que vuelve a aumentar la presencia de sentimientos de identificación nacional duales (tan catalán como español)”.

Influencia de los medios regionales

En este sentido, el estudio apunta además que “seguir o no los medios públicos regionales (emisoras de televisión y radio bajo el control del Gobierno regional, que emiten sólo en lengua catalana) fue un factor importante” que contribuyó a acentuar "los cambios en las identidades”. Unas variaciones que se alinean “con las hipótesis de que los contenidos de la televisión pública y las emisoras controladas por los poderes regionales fueron fuente de distanciamiento y polarización de audiencias a través del cultivo de actitudes a favor de la secesión”. Destacando, asimismo, que “la intensificación hacia una única identidad nacional, sólo catalana, se produjo mayoritariamente en el segmento con lengua familiar catalana”.

En cualquier caso, el estudio también apunta que la fractura originada por cuestiones identitarias ha experimentado cierto apaciguamiento en los últimos años, aunque el conflicto siga sin haberse resuelto.

Participación en elecciones y puntos de inflexión

Otro de los vectores de este análisis apunta a que “las preferencias por la secesión también estuvieron asociadas con el nivel de participación política en las elecciones autonómicas”, puesto que “el segmento de la ciudadanía que estaba en contra de la secesión participó menos” en ellas. Un fenómeno que no parece darse tanto en las elecciones generales, “lo que confirma una tendencia que se ha encontrado sistemáticamente, durante décadas, sobre el comportamiento electoral en Cataluña”.

Por lo que respecta al aumento del sentimiento secesionista y la polarización política en Cataluña, los autores apuntan a la sentencia contra el nuevo Estatut en 2010 y, sobre todo y más decisivo, las elecciones autonómicas de 2012, que consideran “el punto de partida definitivo de la campaña secesionista”, cuando el partido nacionalista mayoritario, Convergència i Unió, perdió varios escaños. “A partir de ese momento, la mayoría parlamentaria dependió de varias fuerzas secesionistas y el Govern optó por la secesión de España como estrategia dominante”.

Los autores, asimismo, señalan un tercer punto de inflexión “entre 2018 y 2019”, a partir del cual se inició “un progresivo debilitamiento de los apoyos secesionistas”: la condena a los líderes del procés, y posteriormente sus indultos.

"Las tendencias a la atenuación de la división o polarización se inician a mediados de 2019 y se mantienen firmes desde entonces", explica Oller a este medio, aunque advierte de que "el conflicto parece hibernado, mitigado, soterrado... pero mantiene ingredientes intactos que eventualmente pueden volver a aparecer, especialmente si tenemos en cuenta el papel que han jugado los medios de comunicación autonómicos, controlando el relato con base en intereses políticos".

Otro aspecto que llama la atención a los autores del estudio es la diferente percepción sobre la fractura política entre partidarios y detractores de la secesión de Cataluña, pues mientras entre los votantes de partidos constitucionalistas se reconocía y lamentaba su existencia, esto no ocurría tanto entre los independentistas, donde esta solía negarse.(...)" (

29/3/23

Xavier Rius: El regreso de Clara Ponsatí es el triunfo definitivo del Estado... Ponsatí, en efecto, regresa como una heroína. Incluso con una redactora de la agencia de noticias de la Generalitat en el vehículo. Pero, en realidad, regresa con el rabo entre piernas... Y así han ido volviendo todos: Anna Gabriel, Meritxell Serret... Ello demuestra también la soledad de Carles Puigdemont. Porque, poco a poco, le han ido abandonando todos los fieles. Ya sólo queda Toni Comín y Lluís Puig. Y éste también puede volver. ¿Pero la pregunta es obvia: estos aprendices de Braveheart querían desafiar al Estado y crear una República?

 "En el fondo el regreso de Clara Ponsatí es el triunfo definitivo del Estado.

Éstos se creían que lo de la independencencia sería coser y cantar. Un camino de rosas. “Està a tocar”, proclamaban. Naranjas de la china.

(...) Fue, sin duda, uno de los errores del proceso: subestimar al Estado.

Porque el Estado no son sólo policías y guardias civiles, ni jueces y fiscales, también el BOE -y el control del DOGC si hace falta vía 155-, el Ministerio de Asuntos Exteriores, las embajadas e incluso, desde luego, el Rey.

Ponsatí, en efecto, regresa como una heroína. Incluso con una redactora de la agencia de noticias de la Generalitat en el vehículo. Pero, en realidad, regresa con el rabo entre piernas.

Primero porque vuelve ahora que el juez Llarena ya no pide penas de prisión tras la reforma del Código Penal ad hoc. Así cualquiera.

Hace poco estuvo en el Sur de Francia, pero no se atrevió a pasar del Coll de Banyuls.

Ponsatí, como el resto de “exiliados”, ha demostrado un coraje a toda prueba.

También estaba en Escocia y, en cuanto se materializó el Brexit, puso los pies en polvorosa. Hasta se lo recriminó la fiscalía escocesa.

Y así han ido volviendo todos: Anna Gabriel, Meritxell Serret.

La primera era aquella que iba con camisetas de “sense por” -“sin miedo”- por los pasillos del Parlament.

Ello demuestra también la soledad de Carles Puigdemont. Porque, poco a poco, le han ido abandonando todos los fieles.

Ya sólo queda Toni Comín y Lluís Puig. Y éste también puede volver.

¿Pero la pregunta es obvia: estos aprendices de Braveheart querían desafiar al Estado y crera una República?"                   (XAVIER RIUS, Director de e-notícies, 28/03/23)

17/3/23

Xavier Rius, director de e-notícies: Jordi Pujol ha sido el peor político catalán de la historia... lo digo por el procés... tenía la autoridad moral para haber dicho: “Prendrem mal”. "¿No nos la pegaremos?". O haber advertido al menos de los riesgos... tiene olfato... Porque ya veníamos del debate del Estatut. Ahí ya dijo aquello de que “no ens hem agradat”... Y sin embargo se apuntó al proceso. No sé por qué lo hizo... ¿Para salvar a sus hijos de la investigación judicial? ¿Para pasar a la historia? ¿Por miedo al qué dirán si no lo hacía? Da igual. Ahora el daño ya está hecho... ahora que proliferan las operaciones de blanqueo, President, no se pregunte cómo pasará a la historia sino el país que nos deja. Usted podía haberlo evitado

 "Cuando Pujol presentó sus memorias la editorial estuvo a punto de poner en la portada: “el político catalán más importante de los últimos 500 años”. En un ataque de modestia, dijo que sólo de los últimos cien años. Y no le faltaba razón si hemos de medir un político por su obra de gobierno.

Al fin y al cabo la política catalana siempre ha oscilado entre el seny i la rauxa.

Lo que pasa es que no sé si se dará cuenta de que finalmente pasará a la historia como el peor político catalán. Sobre todo ahora que anda preocupado por lo que dirán de él las generaciones futuras.

No lo digo por el famoso Plan 2000, que también. Sino por el procés.

 Pujol tenía la autoridad moral para haber dicho: “Prendrem mal”. "¿No nos la pegaremos?". O haber advertido al menos de los riesgos. Pujol, además, sabe historia. Tiene olfato.

Porque ya veníamos del debate del Estatut. Ahí ya dijo aquello de que “no ens hem agradat”. “No nos hemos gustado”.

Y sin embargo se apuntó al proceso. No sé por qué lo hizo.

 ¿Para salvar a sus hijos de la investigación judicial? ¿Para pasar a la historia? ¿Por miedo al qué dirán si no lo hacía? Da igual. Ahora el daño ya está hecho

 No deja de ser curioso, sin embargo, que ha arrasado con toda su obra de gobierno. 

La Generalitat. TV3. La función pública. La escuela catalana. Los Mossos. El prestigio de las instituciones, en definitiva. No ha quedado nada en pie. Ha resultado todo erosionado o socavado. Incluso desde dentro o, peor aún, desde arriba.

 Por eso, ahora que proliferan las operaciones de blanqueo -¿tan mal estamos de referentes?- y se reeditan sus obras quiero repescar un párrafo de sus Escrits de Presó -página 21- recientemente reeditado aunque yo lo leí a finales de los 70. Conservo mi viejo volumen.

Cuando se pregunta: “¿Cuál es la situación de Catalunya, hoy? La de un país intensamente trabajador por fuerzas de descompsición, fruto de la mediocridad de unas generaciones” y condenado “al precipicio de su destrucción”. Sesenta años después estamos exactamente cómo él pronosticaba.

Habiendo recuperado el autogobierno. Y habiéndolo tirado luego por la borda.

President, no se pregunte cómo pasará a la historia sino el país que nos deja.

Usted podía haberlo evitado."                (Xavier Rius, director de e-notícies, 06/03/23)

14/3/23

El ex alcalde de Barcelona, Joan Clos, dice ahora que el independentismo "ha hecho daño... Nos ha llevado a una concatenación de crisis"

 "El ex alcalde de Barcelona, Joan Clos, en una entrevista en RTVE, ha lamentado que el independentismo ha llevado a Catalunya y Barcelona a un "sacudio" desde el punto de vista de las inversiones estratégicas. "Nos ha llevado a una concatenación de crisis que ha hecho daño", ha dicho.

También considera que Convergència pasó al independentismo cuando vio que ERC "le ganaba terreno político". "Fue un oportunismo de algunos líderes jóvenes de CDC ante el crecimiento de ERC", aseguró.

El ex alcalde cree que el PP dejó que los políticos independentistas cayesen por el precipicio en vez de negociar. "Rajoy es más listo de lo que parece", señala en este sentido.

Por último, lamenta el "estancamiento y pérdida de dinamismo" de Barcelona. Clos afirma que la capital catalana "necesita siempre estar hiperdinámica para ganar posiciones en las zonas económicas europeas".    
  (e-notícies, 01/02/23)

23/2/23

Xavier Rius: No soy partidario de "pasar página”... Más bien de pasar factura... La clase dirigente del proceso (política y mediática porque era una amalgama), eran las 400 familias de Millet multiplicadas por diez. Pongamos 10.000, que han vivido muy bien a costa nuestra durante estos más de diez años... el daño que causaron es demasiado grande como para que se vayan ahora de rositas... Han hundido miserablemente Catalunya en una triple crisis: política, económica y social... Visto como esta el Barça con el caso Negreira incluso diría que deportiva. No sólo por todo eso sino también porque eran plenamente conscientes de lo que hacían... Lo dicho: ahora que se jodan

 "No soy partidario de "pasar página” como insiste Salvador Illa. Más bien de pasar factura.

El líder socialista lo que quiere, como mucho, es que Pedro Sánchez siga en La Moncloa. O llegar a la Generalitat con la ayuda de ERC y los Comunes. Pero no arreglar el lío catalán. Si fuera así otro gallo cantaría. Incluso para él mismo. Porque sólo con una verdadera alternancia democrática arreglamos esto. Y él no es la alternancia, es la continuidad.

En efecto, el daño causado es demasiado grande como para que se vayan ahora de rositas.

Ahora, fracasado el proceso -la independencia no está "a tocar", ERC pacta con los socialistas la principal ley del año: la de los Presupuestos y hasta en la ANC andan todos peleados- empieza a darse un fenómeno curioso. El perfilismo: El de ponerse de perfil. El de yo ya lo dije. O el de pasaba por ahí.

No, excepto cuatro mataos -entre los que modestamente me incluyo- aquí no lo decía nadie.

Al contrario, todo el mundo vivía del proceso. Por eso, ahora ni olvido ni perdono como decían tras la aplicación del 155.

No sólo por el daño causado.

Han hundido miserablemente Catalunya en una triple crisis: política, económica y social. Visto como esta el Barça con el caso Negreira incluso diría que deportiva.

No sólo por todo eso sino también porque eran plenamente conscientes de lo que hacían. Lo explica, por ejemplo, el fiscal respecto a Jové & Salvadó: actuaron “de forma consicente y a sabiendas”.

Lo dicho: ahora que se jodan.

Lo peor de todo es que todos -desde Mas al últmo mono del proceso- sabían que esto saldría mal. Yo no me creo que personas con el background de Pilar Rahola, la perspicacia de Frances-Marc Álvaro o la experiencia de Vicent Sanchis -por citar sólo tres nombres- no lo vieran.

Porque, efectivamente, no se puede hacer la independencia de un territorio con menos de la mitad del personal.

¿Con el resto qué hacemos? ¿Los ignoramos? ¿Los metemos debajo de la alfombra? ¿Los encerramos? ¿Los expulsamos?

Y, a pesar de todo, siguieron adelante. Aunque los responsables no son sólo los políticos. También sus votantes

Y, desde luego, los intelectuales (sic), periodistas -algunos ya citados más arriba-, historiadores y economistas que echaron leña al fuego siendo conscientes del desastre que se avecinaba. La mal llamada sociedad civil.

Digo mal llamada porque está teledirigida -y financiada de una manera u otra- desde Palau.

La clase dirigente del proceso -política y mediática porque era una amalgama- eran las 400 familias de Millet multiplicadas por diez o incluso más. Pongamos 10.000 que han vivido muy bien a costa nuestra durante estos más de diez años.

Por eso, ahora que apechugen.

Ahora soy yo el que, como decía, ni olvido ni perdono."       (Xavier Rius, director de e-notícies, 19/02/23)

3/2/23

Cuando se ha convencido a una parte importante de la ciudadanía de que la única salida es obtenerlo todo, ahora y aquí, el conflicto más virulento e insensato está servido y se hace difícil la reversión de la opinión pública... Explica esto la persistencia de la fantasía que pretende mantener el proceso independentista catalán eternamente vivo y abierto mientras persista alguna fe independentista a la espera del milagro mesiánico, en forma de referéndum de autodeterminación

 "(...)  Ciertamente, hay una forma muy contemporánea de hacer política que pretende avanzar con la creación de conflictos irresolubles, algo especialmente funcional tratándose de contradicciones entre lenguas, mitos y creencias religiosas, identidades nacionales y, finalmente, reivindicaciones soberanistas. La fórmula es sencilla: ante cualquier dificultad, ofrecer un dilema entre dos caminos mutuamente excluyentes, y obturar así cualquier posibilidad transaccional que juegue con el relativismo de los valores y los efectos moderadores y curativos del tiempo.

Cuando se ha convencido a una parte importante de la ciudadanía de que la única salida es obtenerlo todo, ahora y aquí, el conflicto más virulento e insensato está servido y se hace difícil la reversión de la opinión pública por parte de quienes han contribuido a tal convencimiento. Explica esto la persistencia de la fantasía que pretende mantener el proceso independentista catalán eternamente vivo y abierto mientras persista alguna fe independentista a la espera del milagro mesiánico, en forma de referéndum de autodeterminación. A pesar de que tal obstinación encuentre la simpatía contradictoria e interesada de la derecha españolista, empeñada en que tal referéndum forma parte del programa oculto de Pedro Sánchez, la realidad se halla bien lejos de las fantasías de los dos nacionalismos, positivas las del catalán y negativas las del español.

 Les desmiente la tajante jurisprudencia internacional, británica, alemana e italiana, incluso la canadiense, pionera en la claridad de los referéndums para evitarlos. También la geopolítica europea, polarizada frente a Putin y dominada por las fuerzas centrípetas. Ni siquiera les echan un cable los populismos de derechas e izquierda ahora en horas bajas y esperemos que persistentes. Falta por saber si tendrá la ayuda de la democracia, es decir, la opinión de los ciudadanos expresada en las urnas, pero el viento de las encuestas de momento tampoco sopla a favor de la conflictividad nacionalista.

Lo único que funciona es el miedo, sustancia nada despreciable en tiempos electorales. Corresponde exactamente a la fórmula de los problemas irresolubles. Mientras Cataluña sea una mercancía para los vendedores de miedo, nunca habrá salida al denominado conflicto catalán, planteado como una ecuación de suma cero en la que nada puede ganar una parte que no la pierda la otra."            (Lluís Bassets , El País, 23/01/23)

2/2/23

Albert Soler: "Me encanta que me llamen 'botifler', yo lo reivindico... la gente está amargada. El que no está amargado porque la famosa republiqueta no es ni se la espera, está amargado por tener que aguantar a los lacistas... El 'procés' y esta manga de mangantes han terminado incluso con las ganas de divertirse y vivir la vida... A mí me encantaría ser uno de ellos, uno de esos oprimidos lacistas catalanes que quien vive peor tiene una mansión con césped, piscina y dos coches"

 "El periodista gerundense Albert Soler vuelve al ruedo con 'Un botifler en la Villa y Corte' (Península). Fiel a su estilo satírico y crítico, Soler se traslada a Madrid para una nueva entrega de sus crónicas punzantes, desde la que enfocará la política catalana y española. El libro ya genera polémica, después de un intento de boicot en una presentación en la librería Bernat de Barcelona.

¿Le gusta que le llamen 'botifler'?

Empezaron a decir 'botifler' como insulto a quienes pensaban diferente, mejor dicho, a quienes pensaban. Luego vi que le decían esto a gente como Joan Manuel Serrat, Javier Cercas, Arcadi Espada. Y yo pensé, si estos son 'botiflers', entonces yo quiero que me llamen igual. 'Botifler' no era un insulto, sino todo un elogio, y por tanto me encanta que me llamen 'botifler', yo lo reivindico.

Mucha gente le tiene tirria, otros en cambio le agradecen haberles dado voz.

No soy el primer caso en la historia. Hace mucho tiempo hubo un hombre que hacía y decía cosas que el mundo no entendía. Fue perseguido e insultado, tuvo que esconderse y al final le mataron. Drácula, se llamaba.

Todos los gobiernos del mundo están llenos de imbéciles

¿Qué se le perdió en Madrid?

Se me acababan los imbéciles. Hay muchos en Catalunya, nunca faltan, pero este no deja de ser un país pequeño, y me digo, 'joder, ya los tengo muy vistos', veré si en Madrid también hay tantos. Y efectivamente. Todos los gobiernos del mundo están llenos de ellos.

Alguna diferencia habrá.

La imbecilidad es única e indivisible, es decir que uno es imbécil o no lo es, y eso les hace similares. Cuando veo a una ministra de Podemos, que dicen las burradas que dicen, creo que podrían pasar muy bien por consejeros lacistas y viceversa.

Creyó en Podemos, según cuenta.

Al principio llegué a ilusionarme, porque parecían de izquierdas. Pero joder, he visto que estos tienen de izquierda lo que yo de melena. No son más que meapilas que nos quieren decir cómo debemos pensar y cómo debemos hablar. Nada, nada, de izquierda no tienen nada.

Por cierto, ¿qué ocurrió con su melena?

El cabello cae por exceso de testosterona. Usted debería saberlo, con ese pelazo que luce.

Llevar la crónica al nivel nacional, ¿fue como jugar en otra liga?

No lo creo. Aunque sea un libro escrito en Madrid me gusta jugar a la comparación, así que salen los frikis catalanes de por medio. Este libro es una mezcla de Madrid y Catalunya. Los mezclo, los comparo.

Fue al Congreso. ¿Qué encontró?

Me acerqué al Congreso y llamé a la puerta hablándoles en catalán, pero no me abrió nadie. Deberían estar comiendo y bebiendo por ahí, como siempre. Hice guardia para ver si encontraba a algún político catalán, y nada, ni uno.

De los personajes que se cruza en este libro, ¿cuál es el que más le gusta?

¿Para ir a la cama o qué?

Que le gusta su perfil, digamos.

Me divertí mucho el día que coincidí en un ascensor con Esperanza Aguirre. Fue un momento épico. Yo estaba asustado porque recordaba que esa buena mujer un día casi se carga a dos guardias municipales. Me dije, no hables, no te muevas, que esa mujer tiene muy mala leche. Conseguí subir dos pisos junto a ella sin que me insultara ni agrediera ni nada, lo que es una medalla en mi currículum.

¿Está mejor Madrid que Barcelona?

Esto seguro. No es que lo diga yo. Hay jóvenes catalanes que cogen el AVE para ir a Madrid por la mañana, se pasan el día y la noche en la capital y a las seis de la mañana vuelven a Barcelona.

¿Culpa al 'procés' de ello?

Yo creo que el proceso tiene mucho que ver, porque la gente está amargada. El que no está amargado porque la famosa republiqueta no es ni se la espera, está amargado por tener que aguantar a los lacistas. No es que Catalunya haya sido la alegría de la huerta, pero, joder, la gente antes tenía más ilusiones, tenía alegría. El 'procés' y esta manga de mangantes han terminado incluso con las ganas de divertirse y vivir la vida.

'Cataluña el Salvaje Este', titula un capítulo. ¿Eso es lo que parecemos?

Me gusta que me lo recuerde porque la presentación en Girona la hice en el bar Cuellar de Vila Roja, el este de la ciudad. Muchos gerundenses, sabe usted, creen que Vila Roja es el 'far east'. Respecto a Catalunya, llamar salvaje a sus lacistas, es hacerles un favor, porque ni a eso llegan. Son ridículos, son gallinas.

Todavía se habla del "conflicto catalán".

El único que parece tener un conflicto es Pedro Sánchez. Yo no sé qué conflicto hay en Catalunya que deba resolverse. Yo vivo en Catalunya y vivo el mar de tranquilo. La gente normal aquí no tiene ningún conflicto. Estuve en Madrid pero no pude entrar en la Moncloa, así que me quedé con las ganas de preguntar cuál es el conflicto.

Usted, reafirma, no se siente un oprimido.

Aquí no hay nadie oprimido. A mí me encantaría ser uno de ellos, uno de esos oprimidos lacistas catalanes que quien vive peor tiene una mansión con césped, piscina y dos coches. Yo tengo que conformarme con trabajar, ir a casa después del trabajo... Ya ve que los trabajadores no tenemos tiempo de estar oprimidos, tenemos otras preocupaciones.

En la presentación del libro en Barcelona seguidores del rapero Hasél intentaron el boicot.

Unos descerebrados que ni siquiera pudieron pasar la última fila de asistentes, formada por dos señoras y un jubilado.

Personas que le conocen dicen que ha creado un personaje de usted mismo.

No sé. ¿Seguro? ¿Quién lo dice?

Su mujer, la periodista Eva Vázquez.

Será que no me conoce bien (ríe). Ahora en serio, yo tal y como hablo es tal como soy y no me invento nada. Creo que mi mujer me confunde con otro.

Ahora que el 'procés', dice, ha muerto, ¿qué hará?

Que el proceso esté muerto no significa que no exista un gobierno autonómico digno de las mejores películas cómicas.

¿Dónde lo encontraremos la próxima vez?

No sé si va a colar mi propuesta, pero pediré a mi editorial, Planeta, que me pague 15 días en La Habana, Cuba. ¿Cómo le suena un 'botifler' en La Habana?

Suena que entonces no volvería, me temo.

¡Seguro que no! (risotada)."               (Entrevista a Albert soler, Matías Crowder, El Periódico, 29/01/23)

25/1/23

Xavier Rius, director de e-notícies: los dirigentes del procés hasta ahora daban vergüenza e incluso, según se mire, pena... Ahora ya hacen el ridículo ¿Pero cómo puede un partido ir a una cumbre y, al mismo tiempo, a la manifestación en contra? ¿Cómo se puede pretender que durante un saludo protocolario de 40 segundos, Pere Aragonès ha tenido tiempo de hablarle a Pedro Sánchez del proceso, la amnistía, el referéndum pactado, el catalán en al UE, el Corredor Mediterráno y la interconexión energética con Francia? Muy sencillo, porque todo era fake... Llevan un lustro mareando la perdiz. Mucho más, en realidad... Si no lo han hecho cinco años después del 2017 es que no hay ganas ni cojones

 "Cuando Tarradellas tomó posesión de la presidencia de la Generalitat en el exilio (1954) el ministro de Exteriores de Francia le preguntó:

- “¿Qué piensa hacer desde aquí?”.
- “Haré de todo... ¡menos el ridículo!”.

La anécdota es verídica pero la contaba, con pelos y señales, hace años su hombre de confianza, Josep Maria Bricall en una Contra de La Vanguardia que deberían leer y releer una y otra vez los dirigentes del proceso.

Porque hasta ahora daban vergüenza e incluso, según se mire, pena. Ahora ya hacen el ridículo.

Bueno, hace tiempo.

¿Pero cómo puede un partido ir a una cumbre y, al mismo tiempo, a la manifestación en contra?

¿Cómo se puede pretender que durante un saludo protocolario de 40 segundos, Pere Aragonès ha tenido tiempo de hablarle a Pedro Sánchez del proceso, la amnistía, el referéndum pactado, el catalán en al UE, el Corredor Mediterráno y la interconexión energética con Francia?

¿Cómo puede ser que el presidente de la Generalitat se vaya antes de que suene no ya el himno español sino incluso el francés?

No se veía semejante desplante desde que no fueron a la Seat para la presentación del coche eléctrico porque iba el Rey. Luego tuvo que ir el conseller Torrent, dos meses después, expresamente.

Muy sencillo, porque todo era fake.

El proceso estaba cogido con pinzas desde el principio.

De hecho, Junqueras -que ha tenido que salir por patas, casi como Montilla en el 2010, y son los suyos- ha acabado hablando de la “democracia en el mundo”.

Xavier Antich, de Òmnium ha asegurado que “nos estamos peparando, rearmando, reorganizando para volverlo a hacer de manera efectiva”. Con lo que le està dando la razón, de paso, a aquel mosso que dijo “la República no existe, idiota” y que fue sancionado por la propia Generalitat.

Él, no el agente rural que fue a una manifestación de uniforme y en horario de servicio. Luego les ganó en los tribunales. Como el menda que escribe esta columna.

La presidenta de la ANC, Dolors Feliu, ha criticado a Aragonès por dar “la bienvenida, la mano y hacerse la foto” con Pedro Sánchez.

Al menos en esto tiene razón: era la foto. Aragonès no sale ni el resumen fotográfico de La Moncloa.

Mientras que Toni Castellà, del Consell per la República, ha hablado de “estrategia conjunta” para alcanzar el "éxito". El mismo que era secretario de organización de Unió con Duran al frente.

No lo volverán a hacer. Si no lo han hecho cinco años después del 2017 es que no hay ganas ni cojones. Llevan un lustro mareando la perdiz. Mucho más, en realidad.

La otra opción es una independencia gratis total.

Pero esas no existen. Basta ver Ucrania."                  (Xavier Rius, director de e-notícies, 19/01/23)