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2/3/20

El nacionalismo se nutre de la energía liberada por el desplazamiento de las placas tectónicas de las sociedades en momentos de bruscos cambios históricos. La crisis del orden neoliberal globalizado está provocando por doquier bruscos desplazamientos sociales. Millones de hombres y mujeres que creían haberse asentado en un confortable estatus de clase media se sienten amenazados y desconcertados...

"Si la humanidad se aniquila a sí misma, lo hará mediante el estallido de la violencia nacionalista, y no de la violencia social”.  

Así se expresaba en 1964 el filósofo británico de origen ruso-judío Isaiah Berlin en sus “Apuntes sobre el nacionalismo”. 

Un texto que, junto a otros más recientes, compone una compilación de reflexiones de este historiador de las ideas acerca de un fenómeno que considera subestimado, en su potencial  y trascendencia, por el pensamiento político contemporáneo. (“Sobre el nacionalismo”, Ed. Página Indómita). 

Pasados algunos años, el discurso de Isaiah Berlin no ha perdido interés. Antes al contrario: por su profundidad y la amplitud de la perspectiva histórica en que se sitúa, nos ayuda a entender acontecimientos que se desarrollan ante nuestros ojos causándonos perplejidad, desde el Brexit al conflicto catalán, pasando por toda una oleada de movimientos populistas que propugnan un “retorno a la soberanía nacional” en medio de una profunda crisis de las sociedades post-industriales y globalizadas. 

Estos movimientos expresarían algo que Berlin veía ya perfilarse a finales del siglo XX: una suerte de revuelta mundial contra la tradición racional, liberal o socialista, “un confuso esfuerzo por retornar a una moral más antigua”.

 El filósofo llama la atención sobre el surgimiento reciente del nacionalismo en Europa, tras el impacto de la revolución francesa y las guerras napoleónicas – en los desarrollos sociales anteriores había “otros focos de lealtad colectiva” -, distinguiéndolo nítidamente de la existencia de una conciencia nacional; es decir, la identificación con una lengua, una cultura, un territorio, unas costumbres o unas vivencias históricas compartidas.

 El nacionalismo es la expresión inflamada, “patológica”, de dicha conciencia: “El nacionalismo (representa) la elevación de los intereses de la unidad y la autodeterminación de la nación al estatus del valor supremo ante el cual todas las demás consideraciones, si así es necesario, deben quedar relegadas”.

 En todo nacionalismo subyace “la convicción de que el patrón de vida de una sociedad es similar al de un organismo biológico”, de tal modo que sus objetivos deben prevalecer “en caso de conflicto con otros valores”. Pues “la unidad humana esencial, aquella en la que la naturaleza del hombre se realiza totalmente, no es el individuo, o una asociación voluntaria que puede ser disuelta, alterada o abandonada a voluntad, sino la nación”. 

 Esa perspectiva hace que “la razón más convincente para albergar una creencia particular, seguir una política particular, servir a un fin particular, vivir una vida particular – es decir, particular de un grupo – es que esos fines, creencias, políticas y vidas son las nuestras (…), las de mi nación”.

Pero, como fenómeno histórico que es, ¿sobre qué bases materiales y sociales ha podido surgir el nacionalismo? “Herir el sentimiento colectivo de una sociedad no es condición suficiente. (…) La sociedad debe contener en su interior, al menos en potencia, a un grupo o clase que busca un foco para la lealtad y la autoidentificación, o tal vez una base de poder, algo que ya no es proporcionado por las antiguas fuerzas de cohesión – tribales, religiosas, feudales, dinásticas o militares. (…) En algunos casos, estas condiciones son creadas por el surgimiento de nuevas clases sociales que buscan ejercer el dominio de la sociedad frente a los antiguos gobernantes, seculares o clericales”.

Cabe preguntarse, sin embargo, ¿por qué semejante visión romántica ha podido triunfar sobre las sólidas corrientes de pensamiento herederas de la Ilustración?, ¿cómo ha podido arrastrar tales movimientos de masas a lo largo de los dos últimos siglos y hasta nuestros días? El nacionalismo se nutre, viene a decirnos Isaiah Berlin, de la energía liberada por el desplazamiento de las placas tectónicas de las sociedades en momentos de bruscos cambios históricos.

 “Tiene lugar entonces un esfuerzo por crear una nueva síntesis, (…) un nuevo centro para la autoidentificación. Un fenómeno bastante familiar en nuestros tiempos, presente en las turbulencias sociales y económicas”.

 La crisis del orden neoliberal globalizado está provocando por doquier bruscos desplazamientos sociales. Las grandes concentraciones industriales de las viejas metrópolis han sido segmentadas por las deslocalizaciones y las nuevas cadenas de valor. Millones de hombres y mujeres que creían haberse asentado en un confortable estatus de clase media se sienten amenazados y desconcertados. 

Los Estados y sus instituciones nacionales tienen menos poder de decisión que los consejos de administración de un puñado de grandes corporaciones. Ningún organismo parece capaz de embridar a los mercados financieros, ni anticipar sus crisis. El cambio climático, cuyos efectos se hacen sentir ya, propicia un sentimiento general de incertidumbre. Un brote epidémico en China hace temblar las bolsas de todo el mundo. 

En un contexto así, ante la dificultad de establecer una gobernanza de la globalización, surge la ilusión de un repliegue nacional, de “volver a hacer grande América” o de retornar a los tiempos en que Inglaterra reinaba sobre los mares. O devienen masivos movimientos secesionistas de regiones ricas, como es el caso de Catalunya. En realidad, la nación idealizada que se invoca nunca existió. Y aún menos podría levantarse sobre nuestras actuales sociedades, profundamente mestizas e interconectadas. 

Pero la fuerza evocadora de la nación se revela potentísima, hoy como en el siglo anterior. Berlin reprocha justamente a las corrientes marxistas el hecho de haber subestimado ese tremendo potencial movilizador, creyendo que el avance imparable del progreso social y económico haría del nacionalismo algo obsoleto. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial vio a la Internacional Socialista sucumbir ante él. Poco antes, no pocas voces proclamaban que “los intereses económicos de los modernos Estados capitalistas harían por sí solos que las guerras a gran escala resultasen imposibles”. 

No falta tampoco hoy en día quien pronostica un avance pacífico, a trompicones pero ineluctable, hacia una armonización global. Perspectiva poco plausible. La experiencia del Brexit debería aleccionarnos sobre el hecho de que la racionalidad no siempre se impone en las grandes decisiones nacionales; el capitalismo se transforma a través de convulsiones que desestabilizan al conjunto de las clases sociales y obligan a las propias élites a reconfigurarse. La exaltación nacionalista está a la orden del día y el devenir de nuestras sociedades de nuevo en disputa.

¿Sería entonces mera ensoñación la perspectiva socialista? ¿Esa según la cual “quizás podrían sobrevivir las diferencias nacionales, pero, al igual que las características locales y étnicas, carecerían de importancia en comparación con la solidaridad de los trabajadores del mundo, los productores asociados que cooperarían libremente para aprovechar las fuerzas de la naturaleza en beneficio de la humanidad”? No. Las bases materiales de una transición al socialismo – la ciencia, la cultura, la tecnología y la fuerza humana necesaria para llevarla a cabo – hace tiempo que palpitan y se rebelan bajo el actual desorden mundial. 

El camino, sin embargo, será complejo. La izquierda necesita revisar su propia historia, rearmarse organizativa, ideológica y culturalmente para acometer una tarea ingente. Y será necesario que comprenda “el explosivo poder generado por la combinación de las heridas mentales no curadas y de esa imagen de la nación como una sociedad de los vivos, los muertos y los que todavía no han nacido”. “Una imagen siniestra”, debemos convenir con Isaiah Berlin."                             (Lluís Rabell, blog, 28/02/2020)

31/7/18

Lidia Falcón: ¿Qué plus de bondad, de inteligencia, de voluntad, de méritos, hay que reconocerles a los catalanes independentistas, para que sus deseos, emociones y sentimientos deban ser atendidos por encima, y en contra, de los que abrigan los que no lo son, y viven en Cataluña?

"(...) Un intelectual catalán decidido a convencerme de la necesidad de atender las demandas de la sociedad catalana, sin que hubiera que llegar a la secesión dramática que exigen los independentistas, además de hacer un repaso histórico exhaustivo de los agravios sufridos por la nación catalana ante la opresión del Estado Español, desde el Conde Duque de Olivares, apeló vehementemente a sus sentimientos de amor a su lengua, a su tradición y a su cultura, para diferenciarse del resto de los españoles. 

Hizo una acerba crítica de aquellos que se apoyan en el constitucionalismo, bajo una postura “neutra”, obviando la carga emocional que la nación catalana ha impostado en el corazón de sus hijos y que la aridez de un texto legal, cual la Constitución, no puede enfriar. 

No me quedó claro cuales eran esos sentimientos, si de decepción, de odio, de rechazo a todos los españoles, a la nación española, al Estado español, o de amor acendrado a su nación. Lo que sí era evidente que exigía al resto de España y a los españoles medidas excepcionales de protección, de apoyo y de respeto a las demandas catalanas, en razón de tales sentimientos.

Recordemos que el primigenio discurso de la separación que esgrimían los independentistas tenía como principal cimiento los supuestos agravios económicos que se les infligía a los catalanes en los traspasos de impuestos y compensaciones, que dieron lugar al repetido eslogan de “España nos roba”. 

Esta rotunda acusación tuvo, como era de esperar, una airada reacción de todos aquellos que se dieron por aludidos. Es decir, la mayoría del resto de la población española.

Ante la respuesta hostil y ofendida no solo de partidos y medios de comunicación sino de trabajadores y ciudadanos, los difusores de aquel mantra se vieron reflejados en una imagen poco grata: los catalanes aprovechados y avariciosos, siempre queriendo más dinero. 

Se dieron cuenta de que no era acertado seguir insistiendo en sus demandas basándose en las supuestas diferencias económicas, difíciles además de probar. Tan poco acertado era que, en el debate televisivo que sostuvieron Josep Borrell y Oriol Junqueras, cuando éste se vio acorralado por las cifras, los datos y el análisis de aquel, se atrincheró en el supremo argumento: los catalanes demandan la independencia por un sentimiento nacional. 

El sentimiento de ser catalán. Que supongo significa sentirse diferente del resto de los españoles, por lo que no deben compartir la compañía común.

 Analicemos, pues, esta argumentación.  (...)

Legislar, y no digamos escindir un territorio, a tenor de los sentimientos expresados en un momento dado, es ciertamente un despropósito. Ya que, en cuestión de poco tiempo, según las consecuencias que se derivarán de la decisión elegida, la masa votante puede tomar la contraria. La experiencia actual con el Brexit en Gran Bretaña es enormemente ejemplar.

Pero, además, yo querría hacer reflexionar a los emotivos catalanes, que desean trocear España impulsados por sus sentimientos personales, que emociones las sentimos todas las personas. Los catalanes y los valencianos, los murcianos y los castellanos y los andaluces y los extremeños y los canarios y los gallegos y los vascos.  

Y en cada uno de esos territorios se “sienten” los agravios y las marginaciones que el poder inflinge a sus sometidos de manera distinta, y con diferentes grados de intensidad. 

 Mientras unos, profundamente ofendidos por no haber recibido las prebendas y compensaciones que creen que se merecen desean romper para siempre las fronteras comunes y los lazos que unen a pueblos desde hace muchos siglos, otros, no tan iracundos, querrán sólo que se les reconozca los méritos que poseen para ser recompensados, pero sin desvincularse de un proyecto y de un horizonte común.

¿Y quién ha de ser más atendido? ¿Cuáles son los sentimientos que deben prevalecer? ¿Por qué los catalanes han de imponer su preeminencia y no los castellanos, cuyos territorios se encuentran con una despoblación cada vez mayor, una renta per cápita la mitad de la media española y una decadencia de influencia en el poder central evidente?

 ¿Qué méritos tienen los que habitan en ese territorio del oriente español que superan a los de los demás ciudadanos?

Si se alega que son más inteligentes, más industriosos, más trabajadores, más formales y puntuales, no cabe duda de que están situándose en superioridad respecto a los demás españoles. Lo que hace tiempo se denomina supremacismo. Algunos hay que apelan incluso al ADN que nos diferencia.

Pero, además, ¿todos los catalanes abrigan los mismos sentimientos? Con sinceridad, ¿pueden los secesionistas, y los que no lo son pero que están emocionados, defender que en Cataluña todos los catalanes quieren dejar de ser españoles y enfrentarse, tan agriamente, al resto de los que hemos compartido sufrimientos y destino durante tantos siglos?

 Y, ¿los sentimientos de aquellos que, siendo catalanes, quieren seguir manteniendo la igualdad y la fraternidad con el resto de españoles, que pedían los revolucionarios franceses, no valen nada?

¿Qué plus de bondad, de inteligencia, de voluntad, de méritos, hay que reconocerles a los catalanes independentistas, para que sus deseos, emociones y sentimientos deban ser atendidos por encima, y en contra, de los que abrigan los que no lo son, y viven en Cataluña? ¿Y al resto de los españoles, no les conciernen esas reclamaciones tan ofensivas, esas demandas tan exigentes que formulan todos los días los que difunden los mensajes de rechazo, de hostilidad y hasta de odio contra ellos?

Realmente, ¿este discurso creado, alimentado y difundido por un sector de las clases sociales dominantes en Cataluña, ha de ser no sólo el único atendido por los poderes políticos sino el que se convierta en palabra de ley y nos lleve a la escisión definitiva de los territorios, condenando al resto de los ciudadanos catalanes a ser extranjeros en su propio país?  (...)

Los partidos xenófobos que están surgiendo en Europa y que pretenden, como los independentistas catalanes, trocear el continente en minúsculos Estados, que conseguirán su “libertad” entregándose indefensos al poder estadounidense, tienen el mismo discurso: somos diferentes, los otros nos quitan lo nuestro, diluyen nuestra identidad, hemos de defender la pureza de la raza, nuestro orgullo nacional, nuestro idioma.  (...)

Y mientras los ideólogos y dirigentes escisionistas parece que siguen viviendo bien, tranquilos y seguros de sí mismos, el Ayuntamiento de Barcelona acaba de descubrir que tiene que modificar a la baja los presupuestos de que dispone porque la venta de inmuebles se ha reducido notablemente. 

Ni empresas constructoras ni fondos de inversión ven seguros sus negocios mientras el baile independentista se prolongue, y los ciudadanos corrientes no se sienten tentados de invertir en una ciudad donde cada semana hay una manifestación o concentración o mitin o sembrada de cruces, que inquietan y molestan a la población.

Pero esa rebaja únicamente afectará a los pobres. Se eliminarán las ayudas sociales, se escatimará el dinero para los ambulatorios y las escuelas, se acabarán las ayudas a la vivienda, y ninguno de los fugados ni de los que siguen en el podium del gobierno lo notarán.

 Los que pagarán, como siempre, las consecuencias de la demente aventura en que se han embarcado los Puigdemont y compañía serán los trabajadores y las mujeres, obligados nuevamente a dejarse explotar más en peores condiciones y a suplir todos los servicios de cuidados que debería prestar el Estado, a costa de su esfuerzo y de su salud.

Apoyarse en los sentimientos como fuente de derecho y de legitimidad legal es tan arcaico y tan injusto como defender el poder feudal argumentando los sentimientos religiosos.

Madrid, 24 de julio 2018."           

17/4/13

Oriol Pujol asegura que participó en la trama de 'las ITV' por Cataluña

"El ex secretario general de CDC declara durante más de diez horas ante el juez, imputado por un delito de tráfico de influencias en el ‘caso de las ITV’, una trama corrupta para amañar la adjudicación de estaciones de inspección técnica de vehículos. Pujol lo niega todo y asegura que su intervención fue motivada por “el interés general”.
 
“Yo no formo parte de ninguna trama corrupta que pretendiese otorgar estaciones de ITV, incluso, desde mi punto de vista, esta trama corrupta no existe, y, en ningún caso, formo parte de ella ni la coordino. Toda la intervención que he tenido en relación al mundo de las ITV es por el interés político de defender y preservar un modelo que viene definido y articulado desde el año 2008, en que se aprueba la Ley de Seguridad Industrial en el Parlamento [autonómico], y el interés en que se consolide un modelo de acuerdo a unos criterios técnicos que frecuentemente han sido pasados por alto”.

Esta ha sido la explicación que este martes ha dado el ex secretario general de CDC Oriol Pujol tras declarar durante más de diez horas en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), ante el juez Enric Anglada, imputado por un delito de tráfico de influencias en el caso de las ITV, una supuesta trama corrupta para amañar la adjudicación de estaciones de inspección técnica de vehículos. (...)

Según ha ido trascendiendo a lo largo del día, el hijo del ex presidente de la Generalidad Jordi Pujol ha argumentado ante el juez que intervino para reorganizar el mapa de las estaciones de ITV movido por “el interés general” y ante la inseguridad jurídica que había en el sector."      (lavozdebarcelona.com, 17/04/2013)

6/3/13

Un militar, un político y un fiscal están de acuerdo en que la patria está por encima de la ley. Pues vaya con el fiscal...

"UN MILITAR, general de división, un Juan Antonio Chicharro, dice en España este febrero: «La patria es anterior y más importante que la democracia. El patriotismo es un sentimiento y la Constitución no es más que una ley».

 Un político, Artur Mas, había dicho en septiembre: «Hay un pueblo que se siente nación y esto no lo van a cambiar con una Constitución. Esto es un sentimiento, una voluntad, un proyecto, unas raíces y unas pretensiones, ni declaraciones ni metiendo miedo en el cuerpo van a cambiar eso.»

Un fiscal, Rodríguez Sol, dice este fin de semana:

 «Al pueblo hay que darle la posibilidad de expresar lo que quiere; en general a cualquier pueblo.» A partir de semejante floresta cualquiera podría concluir que en España todo el mundo dice lo que le da gana. Y tendría razón. 

Éste es el peor mal de España. Se observará la coincidencia entre el militar, el político y el jurista: los tres coinciden en su falta de respeto a la ley. El militar cree que España está por encima de cualquier Constitución. (...)

El político cree, exactamente, lo mismo que el militar, en una coincidencia deslumbrante por matemática: sólo que en su caso es Catalunya la que está por encima de la ley. Pero el ejemplo máximo está en el fiscal, es decir, el funcionario que mantiene con la ley un grado de intimidad tal que puede utilizarla para disponer de la hacienda y la libertad de los hombres. Donde los otros dos ponen patria el fiscal pone pueblo. 

El absurdo perverso y falaz de su teoría, vocingleramente democrática, se ve muy bien en cuanto se piensa que tal vez el entero pueblo de España tuviera derecho a ser consultado sobre una hipotética pérdida de su territorio."          (ARCADI ESPADA, EL MUNDO 05/03/13, en Fundación para la Libertad)

17/4/11

"El Evangelio “se tiene que encarnar” en “el amor a la patria” y la “nación” catalanas"

“Y es que el Evangelio se tiene que encarnar en una realidad cultural e histórica, y hay una realidad que es que el pueblo catalán tiene una voluntad de ser pueblo, tiene una sensación, un sentido de pertenencia a una nación, y eso es lo que el documento Raíces cristianas de Cataluña deja muy claro: el amor a la patria, el concepto de nación.

Y eso no es un concepto político, es un concepto antropológico y es un concepto de la doctrina de la Iglesia”, ha añadido." (lavozdebarcelona.com, 16/04/2011)

15/4/10

Patriotas por ley en Eslovaquia

"Todos los estudiantes de Eslovaquia deberán escuchar, a través del sistema de megafonía de las escuelas, el himno nacional cada lunes por la mañana desde el próximo curso, según una ley aprobada por el Parlamento que persigue dar un impulso al orgullo nacional y que ha indignado a estudiantes, profesores, a parte de la oposición y sobre todo a la minoría húngara, que consideran que el amor a la patria no se puede imponer a golpe de ley.

"El Estado quiere forzar a la gente a que tenga sentimientos patrióticos, pero es imposible, porque son muy personales", afirma Grigorij Meseznikov, presidente del Instituto para los Asuntos Públicos, en una entrevista telefónica desde Bratislava. "Se trata fundamentalmente de una ley antihúngara", añade. Coincide con él Milan Nic, analista de la European Stability Iniciative, un think-tank con sede en Berlín. "Somos un país con muchas minorías, y por eso no ha gustado la ley", afirma desde Bratislava. "Los ultranacionalistas quieren imponer esta ley apelando al miedo que ha traído la crisis global, pero la población se ha dado cuenta de que estas iniciativas sólo traen conflictos", opina.

Detrás del espíritu antihúngaro de la ley yace la idea de que el país está en medio de un peligroso revisionismo histórico. El Ministerio de Educación, cuyo titular es del Partido Nacional Eslovaco, ha arrinconado un proyecto para elaborar un manual de historia común con Hungría, el antiguo imperio, y en su lugar está promoviendo otro centrado sólo en Eslovaquia. Mientras, el Gobierno ha incrementado sustancialmente las subvenciones que recibe Matica Slovenska, una publicación cultural con fuertes tendencias nacionalistas que ha condenado la ejecución en 1947 de Josef Tiso, el sacerdote que presidió el país durante su etapa nazi.

Otro punto de fricción ha sido una ley lingüística aprobada el año pasado que dificulta el uso del húngaro al recalcar la obligatoriedad del idioma oficial, el eslovaco, en la Administración, en los carteles informativos y en los rótulos de los establecimientos." (El País, ed. Galicia, internacional, 06/03/2010, p. 8)

19/2/10

Pues en Madrid es presidente un leonés, y aspira a serlo un gallego...

"Jordi Pujol, ex presidente de la Generalidad, el 17 de febrero de 2010 en una entrevista:
“En Cataluña ha habido mucha integración [de la inmigración]. Para empezar, el mismo presidente de Cataluña en estos momentos, que habla catalán y lo habla bien, fíjese bien que, habiendo nacido fuera de Cataluña, es presidente de Cataluña. Por tanto, es un ejemplo de que eso tan importante para la integración que es el ascensor social, es decir, el futuro, decir yo no he nacido aquí pero este ahora es mi país y, sobre todo, será el país de mis hijos y de mis nietos, pues que realmente lo sea.
Y para que un país sea el tuyo, te ha de dar posibilidades de desarrollo, de crecimiento económico, de crecimiento social, de crecimiento cultural. Esto, Cataluña lo ha hecho. Por tanto, esto es un mérito de Cataluña que demuestra que hemos tenido una buena política de integración, hecha con dificultades porque no tenemos medios para hacerla y hemos tenido mucha inmigración que a veces nos desborda, pero la política se ha hecho y se ha de seguir haciendo de acuerdo con aquella definición: catalán es todo aquel que vive y trabaja en Cataluña y que lo quiera ser y, sobre todo, que diga quiero que lo sean mis hijos”. (lavozdebarcelona.com, 19/02/2010)
Nota: Asi que 'Cataluña' provoca el ascenso social del emigrante, y 'Cataluña' modela el paisaje... o es el emigrante el que provoca el ascenso de Cataluña... sin los emigrantes ¿qué sería de Cataluña?
¿De quién son los olivares de Jaén? Del sudor, del agua pura, de los planetas unidos... no de 'Jaén'.

27/11/09

Patriotismo nacionalistao patriotismo constitucional, basado en el estado de bienestar europeo

(traductor gallego-español)

Comentarios a la noticia de Vieiros, 27/11/2009:
A unión de forzas da prensa catalá en favor do Estatut axita o escenario político.

#3 hai 6 horas e 34 minutos Eurico

Raimundo..., expresao claramente porfavor, e deixemonos e ambiguidades:

Cal tiveras que escoller, cal consideras a túa nación?, España ou Galiza?.

Estas de acordo en que Galiza seña un estado propio, ou estás en contra?.

Preguntocho abertamente.

#6 hai 5 horas e 45 minutos Raimundo[Valora este comentario Positivo -4 Negativo]

#3 Eurico, dende logo, a miña patria é o estado de benestar europeo, español e galego... a Seguridade Social... a que paga as pensións aos labregos galegos, e tamén aos extremeños...

Non é o estado de benestar baseado nos privilexios fiscais, o dos ricos, como o vasco... ou pronto, o catalán... que é o que piden neste editorial os politicastros...

Unha traizón a Galicia... e mais a Extremadura, a Asturias, a Andalucía... ao sono europeo...

25/11/09

Dice Laporta... "No es fácil vivir como catalán"

"Joan Laporta ha dicho que "no es fácil vivir como catalán. Tiene su complejidad y eso lo hace tan romántico y emotivo porque desgraciadamente en algunos ámbitos se nos discrimina por serlo. Y si eres desacomplejadamente catalán y dices lo que piensas, puedes sufrir la intolerancia que vivo diariamente". (e-notícies, 24/11/2009)

Pues que viva como un albañil sudamericano en Cataluña... a ver quien vive... peor...

10/11/09

La "religión" del nacionalismo vasco, sus mártires, sus estampitas...

"Jesús Casquete, investigador y profesor de Historia del Pensamiento de la UPV, afirma que la izquierda abertzale «ha tenido claro siempre el poder movilizador de los símbolos». «Hay que intervenir sobre el mecanismo cultural por el que se recluta a los etarras», dice este experto en movimientos sociales.

El profesor de Historia del Pensamiento y experto en movimientos sociales de la UPV Jesús Casquete acaba de publicar el libro 'En nombre de Euskal Herria. La religión política del nacionalismo vasco radical'. La obra analiza el modo en que la izquierda abertzale ha fagocitado la simbología tradicional nacionalista hasta convertirla en los pilares de su ideología. Asegura que esta práctica ha ayudado a crear una fe política por encima de cualquier discurso racional y destaca la importancia de la función que cumplen en ese entorno las fotos de presos etarras porque «son el espejo» donde se miran los jóvenes radicales.

-Usted, en su libro, defiende que ETA necesita construir una simbología para mantener su capacidad de reclutamiento. ¿Las fotografías de presos cumplen esa misión?

-En principio, todo movimiento social, sea obrero, ecologista, feminista, pacifista o nacionalista, necesita un arsenal simbólico con el que sus militantes se identifiquen y se movilicen. Símbolos que les hagan sentir partícipes de una misma comunidad. El nacionalismo vasco radical, que es radical por los medios violentos a los que recurre, que no por sus fines, no es ninguna excepción. De ahí que busquen en el pasado o inventen símbolos que condensen su ideario.

-Por ejemplo, las fotos.

-En la medida que han sacrificado su libertad y arriesgado su vida por el ideal más 'noble' que existe para esa comunidad, que es la defensa de la patria, los presos y los gudaris muertos se prestan de forma óptima a este cometido. Son los héroes y mártires de ayer y de hoy que merecen un reconocimiento público por parte de su comunidad porque, desde su perspectiva, marcan el camino a seguir. Son figuras modélicas en las que contemplarse, el espejo en el que se miran los jóvenes radicales.

-El libro analiza la creación de una 'religión política' por parte de la izquierda abertzale y de un panel de mártires. ¿Las propias fotografías son una forma de establecer una iconografía cuasi religiosa de ese mundo?

-Todas las religiones pivotan sobre la fe en un ente trascendente. Esa fe que es actualizada permanentemente por un diseño litúrgico más o menos complejo. Colocar la patria en el objeto de culto supremo, hasta sacrificar la vida por ella, no es sino la versión secular de los judíos, cristianos o musulmanes que, a lo largo de la Historia, han dado muestras de la fortaleza de su fe mediante la ofrenda a sus dioses respectivos de su bien más preciado: la vida. La exhibición pública de las fotografías sería, desde este punto de vista y desde nuestra matriz cultural judeo-cristiana, la traslación de la imaginería cristiana a la era de la comunicación de masas. (...)

-Usted defiende que la izquierda abertzale ha vampirizado los símbolos nacionalistas: canciones, recuerdos del gudari... ¿Si el nacionalismo oficial hubiera peleado más por esa simbología la historia habría sido distinta?

-El arsenal simbólico del nacionalismo radical se nutre, en gran medida, del tradicional. El caso es que, en la práctica, algunos de esos símbolos, como la celebración del 'gudari eguna' o la canción del 'Eusko Gudariak', han devenido de uso casi exclusivo por parte del entorno del MLNV, que los ha vampirizado. Y el nacionalismo tradicional lo ha facilitado en la medida que, al copar las instituciones, ha hecho dejación progresiva de su vocación histórica de movimiento sociopolítico y ha descuidado la preservación de ese patrimonio.


-En un momento como el actual, con una ETA debilitada y un porcentaje cada vez mayor de la sociedad que rechaza la violencia, ¿esta lucha por los símbolos cobra una mayor importancia?

-Es el momento de abordar en profundidad la dimensión cultural de la violencia y de los mecanismos de su reproducción. La lucha policial resulta fundamental y el refinamiento y adaptación del instrumentario jurídico también, pero ambos por sí solos no bastan, resultan insuficientes. De lo que se trata es de complementar esos medios y de intervenir en los mecanismos culturales de reproducción y de reclutamiento de futuros terroristas, y esos son objetivos que van más allá de la misión encomendada a policías y jueces. En este sentido, un flanco que requiere un abordaje consensuado inmediato es el de la deslegitimación de la violencia en el ámbito educativo. Otro fundamental tiene que ver con el plano simbólico: carteles, pintadas, homenajes...


-¿ETA es una 'religión política' para el entorno radical?

-ETA ha definido Euskadi como un país sometido contra su voluntad y que aspira a la independencia por encima de la pluralidad de la sociedad vasca, donde hay un sector de la población que quiere despedirse de España y Francia, pero otro que no. Si se define la independencia como un dogma, entonces queda escaso margen para la discusión racional. Los movimientos mesiánicos resultan intratables a la hora de reconducirlos a la civilidad.

-El descenso de las movilizaciones radicales es un hecho. ¿Qué efectos tendrá esta tendencia?

-Sin recuerdo compartido no hay memoria colectiva, y la memoria es un factor identitario de primera magnitud. Para perpetuar la memoria hacen falta rituales, que siempre implican una interacción física entre los presentes, como las manifestaciones. Hay un trecho enorme entre el año 2000, cuando el MLNV escenificaba hasta 4.500 manifestaciones y concentraciones al año, destinadas a visualizar al 'pueblo' en marcha, y hoy en día, en que ha disminuido enormemente su frecuencia y capacidad de convocatoria. A medio y largo plazo, un actor menos movilizado en la calle se resiente en su capacidad de preservar cohesionados a sus militantes. " (Fundación para la Libertad, citando a
EL CORREO, 9/11/2009)

24/1/09

Claro como el agua... el suicidio socialista (español y catalán)

" Manuela de Madre, vicepresidenta del PSC, el 24 de enero de 2009 en una entrevista en la Agencia Catalana de Noticias:

“Tenemos amor al socialismo español y a Cataluña, pero en estos amores hay prioridades y nuestra prioridad es la defensa de los intereses de Cataluña”. (lavozdebarcelona.com, 24/01/2009)

22/1/08

Bilingüísmo, el poético... y el patriotismo, su sentimiento

“P. Vese mellor atendido, nese sentido, en castelán que en galego?

R. O meu bilingüismo poético está en razón dos mundos que se lle manifestan ao poeta, e que tentan a súa representación nunha obra unitaria. La oscura potestad [Premio Adonais 1978] sería impensable en galego, e Mesteres impensable en castelán. Cada mundo ten as súas canles de expresión, e o meu mundo poético é de base simbólica, en certa maneira un tipo de expresión poética de certo hermetismo. Esa tradición iluminativa na nosa lírica está presente por exemplo en Rosalía, Pimentel ou Manuel Antonio, poeta malentendido como creacionista cando a súa modernidade está nesa estrutura mítico-simbólica. Os nosos poetas máis anovadores son poetas mítico-simbólicos. (…)

P. Vive en Valencia desde 1968. Non hai regreso aínda?

R. Nun momento determinado esa distancia foime necesaria, e xustamente de aí naceu o mundo de Mesteres e de Liturxia do corpo [1982]. Sen esa distancia o signo da miña obra tería sido moi diferente. En Valencia teño a miña vida arraigañada, Galicia segue en min, e eu trato de darlle ao meu país aquilo que sei facer. O patriotismo non depende de estar dentro ou fóra dunhas fronteiras; depende da capacidade e calidade da entrega.” (El País, ed. Galicia, Galicia, 18-01-08, pp. 9)

21/12/07

El museo de la cultura marinera sirve para “hacer patria” cuando ya se ha perdido el 80% de la misma

“O vicepresidente da Xunta, Anxo Quintana, apostou hoxe por converter o Museo do Mar "nunha desas grandes e permanentes institucións que nos identifican como nación". Así o dixo durante a presentación desta renovada proposta museística que, segundo dixo, "bota a andar cunha nova mirada máis ampla e ambiciosa".

No acto, no que tamén participou a conselleira de Cultura, Ánxela Bugallo, o vicepresidente salientou a importancia de que o Museo do Mar se teña integrado no Sistema Galego de Museos para fortalecer a súa presenza no marco dunha rede coordinada de proxectos que "garanta a súa viabilidade, asegure a súa permanencia e relance o seu papel protagonista na vida cultural galega". (Xornal.com, Viernes, 21 de diciembre de 2007)

¿Y los marineros, y por tanto, cultos? ¿Para que sirven?

10/12/07

Edilberto ¡No defiendas el himno! Que es peor

“Edilberto Alonso, o bardo de Curtis afincado en Tipperary (Irlanda), saca unha nova canción, desta volta dedicada ao Himno. Aínda que coincide co seu centenario, a idea de elaborar o tema xurdiulle o pasado mes de agosto, cando soubo polo blog de Rabudo da revirada interpretación que fixo do poema de Pondal o xornal español El Mundo.

Alonso conta: “Ante tal desconcerto na miña alma, a miña guitarra e mais eu, coa axuda de Pondal, escribimos Redención aquela mesma noite, co firme desexo de informar os pobos de España de que o noso Himno non insulta ninguén”. E este foi o resultado. (Vieiros, 10-12-07)

(Enlace a la canción. Sólo apto para corazones fuertes. Almas sensibles ¡ABSTÉNGANSE!)

19/11/07

Jordi Pujol, un delator ¡Presumiendo de mártir!

"Las memorias de Jordi Pujol, cuya primera parte (1930-1980) se publica ahora, son las de un padre de la patria: de la patria catalana, cuyo gobierno presidió durante 23 años, (…)

En 1960, recién cumplidos los 30, fue detenido y juzgado en un Consejo de guerra acusado de haber participado en la organización de una protesta (consistente en entonar el Cant de la senyera, de Joan Maragall), en el acto de conmemoración del centenario del nacimiento del poeta, celebrado en el Palau de la Música y al que asistió algún ministro de Franco. (…)

En el libro relata Pujol las torturas a que fue sometido para que reconociera su intervención en la convocatoria. Torturas, Consejo de guerra y varios años de cárcel por unas octavillas invitando a cantar un poema en catalán. (…)

Pujol admite haber dado a sus torturadores el nombre del impresor de las octavillas, y relata el encuentro con él en comisaría. "Le pedí disculpas", dice con sencillez. A lo que el hombre respondió: "ya sabe que lo he hecho por convicción; no se preocupe". (El País, ed. Galicia, Opinión, 16-11-07)

Sufrió una paliza, la normal, la que te daban nada más entrabas en comisaría sospechoso de tener contactos. Si los obreros (comunistas) hubiesen hecho lo mismo, cantado a las primeras de cambio, no tendríamos ni libertad ni estatuto de autonomía. Si hay democracia, está visto que no se debe a los señoritos.

Le arruina la vida a una persona que confió en él, pero ésta le disculpa porque lo hizo ¡Por la Patria catalana! (Lo mismo que los accionistas de Banca Catalana).

Si esto se hubiese sabido en la transición, el voto hubiese sido distinto; ahora...

23/10/07

Para Setién el amor es el colectivo... y para Franco, El cardenal Gomá, Hitler, Sabino Arana...

P. Escribe que difícilmente se puede amar a las personas sin amarlas en lo colectivo. Dice que el amor político es el amor al pueblo al que pertenecemos. ¿Quién impone esa obligación de amar a tu pueblo y por qué usa tanto la palabra pertenencia? Las palabras no son inocentes en Euskadi.

R. No se puede amar a las personas si no se reconoce y ama al colectivo al que pertenecen. Cada persona es libre de optar por el colectivo nacional al que quiera pertenecer. Y ese respeto al derecho de pertenecer a un colectivo es lo que yo entiendo por un amor político. Para mí, ese respeto es una exigencia del amor. (ENTREVISTA: JOSÉ MARÍA SETIÉN: "En el fondo, los miembros de ETA son revolucionarios"; El País, ed. Galicia, España, 21/10/2007, pp. 22)

Puro Jesucristo. Ama a tu colectivo nacional como a tí mismo. Ama el derecho de pertenecer a un colectivo nacional, porque fuera de él no hay salvación. El Pais Vasco... Über Alles.
Un hombre compasivo, este Setién, en la línea de Aznar, Ibarretxe, Pujol, Fraga... Franco... el Fascismo, vamos.