Mostrando entradas con la etiqueta g. Impunidad del terrorista. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta g. Impunidad del terrorista. Mostrar todas las entradas

12/11/21

Martín Alonso: No ha habido un proceso similar a la desnazificación en Alemania tras la desaparición de ETA. Tampoco ha habido acuerdo entre los distintos partidos para oficializar ese final, que es algo triste y sintomático del sectarismo imperante... el discurso que pronunció Otegi con motivo del décimo aniversario del fin de ETA no merece ni una millonésima parte de la atención que se les ha prestado. Forma parte de un tacticismo de su colectivo, que se dirige hacia legitimación retrospectiva en términos prácticos... Las víctimas están de paso, y a modo de concesión para la galería... No hay ningún tipo de sintonía entre las palabras proferidas acerca del daño y la propia expresión no verbal del emisor. No hay signo de aflicción, de sentimiento... En casi todos los procesos de salida de la violencia las víctimas son el precio principal. Ha ocurrido aquí y en otros sitios... Que los que matan llamen fascistas a los asesinados o a los familiares de los asesinados denota una degradación moral muy honda... ETA ha sido lo más parecido en términos de análisis político a una organización fascista por sus elementos totalitarios

 "Martín Alonso Zarra (Ávila, 1951) asegura, como Tony Judt, que el nacionalismo es el germen de todos los errores -y horrores- que han asolado a Occidente durante el último siglo. Y lo dice con conocimiento de causa.

El filósofo, sociólogo y psicólogo, doctor en Ciencias Políticas, ha dedicado toda su obra a reflexionar sobre el mito, la identidad de grupo y la retórica de la violencia, que son el abecé de todo proyecto nacionalista.

 Ese compromiso lo ha reconocido COVITE otorgándole el XX Premio Internacional por su "sólida e impecable trayectoria intelectual en la que ha analizado minuciosamente los discursos legitimadores de la violencia terrorista".

 ¿Entraría dentro de esta consideración el discurso que pronunció Otegi con motivo del décimo aniversario del fin de ETA?

Ni Otegi ni esa declaración merecen una millonésima parte de la atención que se les ha prestado. Forma parte de un tacticismo de su colectivo, que se dirige hacia legitimación retrospectiva en términos prácticos. En los cinco puntos de la declaración no hay ningún elemento novedoso. Uno de ellos, sólo uno, hace referencia a las víctimas. Los otros tienen que ver con el autobombo y el repertorio habitual. El último, de hecho, incide en el "conflicto", que es ese talismán misterioso y milagroso que todo lo explica. Las víctimas están de paso, y a modo de concesión para la galería.

A mí me llama la atención la escenificación, la artificiosidad del discurso. No hay ningún tipo de sintonía entre las palabras proferidas acerca del daño y la propia expresión no verbal del emisor. No hay signo de aflicción, de sentimiento. Y todo lo que ha pasado después ha confirmado esta disociación. Todo lo que se hable de esa declaración y de Otegi sólo sirve a su marketing político.

Apunta usted algo interesante: más allá del contenido del discurso está el continente. En este sentido, no hay que olvidar que Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez son ex miembros de ETA. Un mal recipiente para el mensaje.

Ciertamente hay que pedir las credenciales al emisor. Las personas nos equivocamos y tenemos derecho a cambiar y a una segunda oportunidad, pero no es el caso de estas personas. Otegi ha elogiado el papel de algunas víctimas a propósito de un filme reciente, Maixabel, pero no ha dicho nada de los arrepentidos que hablaban con ella.

¿Qué sucede? Quiere dar a entender que hay víctimas excelentes, que son las que perdonan, ¿pero acaso no hay presos excelentes? ¿Y estos quiénes son? ¿Los que reciben los ongi etorris y el apoyo de quienes se manifestaron el sábado pasado en San Sebastián o los que hablan con Maixabel?

Otegi no tiene legitimidad, habla del legado letal de ETA como si fuera una cosa que acaeció, como un accidente meteorológico. Pero no. ETA actuó así porque había una estructura discursiva de legitimación, y porque había actores dispuestos a diseñar objetivos. Y hablo de objetivos en la doble acepción: los objetivos como fines etnonacionalistas y las dianas, personas que había que eliminar porque estorbaban. La autocrítica es una tarea pendiente que no parece estar en los planes inmediatos del sector de la sociedad vasca que representa Otegi.

Durante la marcha proetarra que se celebró el sábado pasado en San Sebastián algunos de los manifestantes cantaron a víctimas de ETA -Covite- "vosotros, facistas, sois los terroristas".

Desgraciadamente este no es un hecho diferencial vasco. ETA utilizaba el término fascista del mismo modo que lo utilizan los sectores hiperventilados del procés en Cataluña contra Impulso Ciudadano, Asociación por una Escuela Bilingüe, Sociedad Civil Catalana, S'ha Acabat o cualquiera que no esté de acuerdo con el credo independentista. En el País Vasco todos los señalados por ETA eran sistemáticamente tildados de una lista larga de conceptos denigrantes, desde txakurra ("perro" en euskera) a españolista o fascista.

Esta inversión del lenguaje es típica de todos los credos violentos, porque autoriza a matar o dañar atribuyendo connotaciones negativas al destinatario. Que los que matan llamen fascistas a los asesinados o a los familiares de los asesinados denota una degradación moral muy honda.

Hoy en día se habla mucho de "discurso de odio", pero rara vez para atribuírselo a los nacionalismos periféricos.

El discurso de odio es una práctica que, como decía Descartes del sentido común, está muy repartida. Lo que como sociedad importa es adoptar las medidas y las prácticas preventivas necesarias para que estas formaciones tóxicas no tengan espacio. Es bien sabido que las redes sociales favorecen este clima de hooliganismo, que luego se traslada a la política, a los medios y a los periodistas. Los discursos de odio aprovechan esa ventana de oportunidad. Habría que abandonar el sectarismo en las atribuciones y combatir los discursos tóxicos en vez de preguntar si son de los míos o de los otros. 

Han pasado ya diez años desde la Conferencia de Aiete. Usted se ha referido a ella como "una coreografía de impunidad" que facilitó "una salida airosa" a una banda terrorista ya derrotada.

Aiete se ha convertido en un elemento talismánico. Por eso la declaración de Otegi del pasado 18 de octubre tiene lugar ante la fachada del Palacio. Sólo hay que fijarse en la teatralidad, en la puesta en escena. Fue todo ensayado, lo que pone en cuestión la sustantividad de la propia declaración. Otegi sigue refiriéndose a las personalidades que se reunieron ahí en 2011, como si ese fuera un argumento que avalara su causa, pero fue un trampantojo.

Cuando hablo de "impunidad" me refiero a la aspiración de autojustificación, de autoblanqueo, de desvío de la atención. Y en esa aspiración Aiete sirvió de decorado. Hay un factor indicativo: de todas las personalidades que estuvieron en Aiete y que defendieron que la sociedad tenía que caminar hacia la reconciliación, ninguna ha tenido ni un mínimo gesto de acercamiento a las víctimas. Es más, algunas de ellas sin conocerlas, sin tratarlas, sin interesarse por ellas, las han descalificado.

 Jonathan Powell, uno de los presentes, ha insistido en que las víctimas están demasiado politizadas. Qué paradoja. Se oculta la dimensión política del terrorismo de ETA, que es algo en lo que ha insistido mucho, por ejemplo, Joseba Arregi. En las víctimas hay sensibilidades políticas de todo tipo, pero para los actores de Aiete ninguna de las asociaciones ha merecido el esfuerzo de un acercamiento.   

En estos diez años, ¿cree que la izquierda abertzale ha dado los pasos necesarios para ser aceptada como un interlocutor válido por parte del Gobierno de España?

No. Pero hay que señalar que los procesos de salida de la violencia son terriblemente complejos. También tenemos pendientes en España miles de fosas comunes sin atender y que son una exigencia de todos los acuerdos internacionales. Insisto, los procesos de salida de la violencia son siempre complicados.

El presidente de Serbia, Aleksandar Vučić, estuvo con Milosevic en los años duros y es negacionista del genocidio de Srebrenica. Pero no sólo en Serbia. El presidente de Eslovenia era ministro del Interior cuando se negaron derechos civiles a más de 20.000 yugoslavos porque no eran étnicamente eslovenos. 

Las salidas son complicadas y lo que hay que tener claro es el horizonte normativo: verdad, justicia y reparación. Acercarse todo lo posible a este horizonte evitando las teatralizaciones, las escenificaciones y las atribuciones de éxitos y medallas por ver quién terminó con la violencia. En el final de ETA el protagonismo lo tuvieron las instituciones del Estado. Y eso lo deberían reivindicar hoy todos los partidos. El Estado se impuso con sus instituciones, con la Justicia, con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y con el impulso de una parte de la sociedad civil.

¿Qué papel jugó la sociedad civil en el final de ETA?

Es difícil de precisar, sobre todo porque ha habido diferentes estratos. Quienes sí jugaron un papel notable fueron aquellas organizaciones que constituyeron tejido asociativo: Gesto por la Paz, Basta Ya, Foro Ermua, Denon Artea… También fueron importantes las movilizaciones que surgieron a partir del asesinato atroz de Miguel Ángel Blanco, y que fueron paralelas a la eficacia policial y a la desaparición del GAL, que fue un elemento que dio oxígeno a ETA durante años y facilitó el reclutamiento de activos etarras.

Hubo una parte de la sociedad civil que respondió y otra que, como es obvio, vivió tranquilamente en esos años de violencia y por eso tampoco tienen mucho interés ahora en hacer una revisión crítica del pasado.

¿Qué queda de ETA hoy?

De entrada, hay que felicitarse de que ya no haya muertos ni coches bomba. La organización terrorista ha desaparecido, pero hay elementos que permanecen. En primer lugar, no se ha impugnado el programa político que la justificó. Eso queda. En segundo lugar, hay ciertos actores políticos muy vinculados a ETA que no han revisado su propia biografía con la óptica de una reconducción ciudadana. Y en tercer lugar, las víctimas de ETA no dejan de serlo porque ETA haya desaparecido.

Si ETA ha sido lo más parecido en términos de análisis político a una organización fascista por sus elementos totalitarios, los rastros quedan ahí y seguramente uno de los datos más preocupantes de lo que está pasando es que ese sector que justificaba la violencia tiene ahora un notable apoyo social, como muestran los resultados electorales. 

Ahí entramos en una cuestión social. En una democracia como la española, que no es militante, estos actores disfrutan de cierta ventaja porque se aprovechan de las estructuras de oportunidad que ofrece.

  No ha habido un proceso similar a la desnazificación en Alemania tras la desaparición de ETA. Tampoco ha habido acuerdo entre los distintos partidos para oficializar ese final, que es algo triste y sintomático del sectarismo imperante. Los oportunismos y los tacticismos no son una buena lección cívica ni democrática.

¿Cree que las víctimas gozan de la consideración y el respeto que merecen?

En casi todos los procesos de salida de la violencia las víctimas son el precio principal. Ha ocurrido aquí y en otros sitios. Las víctimas no tienen esa presencia por varios motivos. Desde el lado de los perpetradores, porque les interesa que desaparezcan del foco. Pero también hay parte de la sociedad que alega que hay víctimas con posiciones que desentonan, que crispan. Es curioso: las víctimas que tanto tardaron en aparecer, que durante años no existieron, parece que ya sobran, que estorban.

Pero su importancia es fundamental. Por eso creo que hay que recordar la Ley 29/2011 de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo. Su preámbulo merece ser releído. 

Las víctimas tienen un doble valor: porque tenemos una deuda con ellas, porque ninguno hemos hecho méritos para no ser una de ellas, y porque representan a toda la sociedad. Los asesinos podían habernos asesinado a cualquier otro para desestabilizar el Estado. Por eso los años más sangrientos son los años de la Transición, de conformación de la democracia. Y por eso quienes siguen aduciendo que ETA nació contra Franco y para defender la democracia beben de una impostura. (...)"                              (Entrevista a Martín Alonso, Marcos Ondarra, El Español, 01/11/21)

26/2/19

e-notícies: 'Terra Lliure' convoca la huelga general. El condenado por el asesinato del industrial José María Bultó es el organizador de la parada de país...

"El ex miembro de Terra Lliure y el Ejército Popular Catalán (EPOCA), Carlos Sastre, condenado en 1985 por el asesinato del industrial José María Bultó, es el organizador de la huelga general del próximo jueves. Sastre es el líder de la Intersindical-CSC, sindicato independentista que llama a paralizar Cataluña.

Es por este motivo que ha comparecido ante los medios de comunicación en rueda de prensa para presentar las acciones previstas para la huelga. El sindicalista ha admitido en este sentido "dificultades" para garantizar el éxito de la convocatoria.  (...)

Durante su tiempo como militante de EPOCA, Sastre fue condenado por haberle puesto una bomba bajo la axila a Bultó tras irrumpir en su casa mientras comía con la familia, adosar una bomba en el pecho bajo advertencia de que la haría explotar si no le pagaba 500 millones de pesetas.

Sastre ya fue motivo de polémica tiempo atrás, cuando en una entrevista en TV3 el presentador Xavier Graset lo presentó como un "gran reserva del independentismo". Esto probó la indignación de los familiares de Bultó.

"Cuando Xavier Grasset habla de la muerte de Bultó olvida maliciosamente decir que este no murió de un ataque al corazón, ni de un cáncer, sino porque su entrevistado, Carlos Sastre, entró en su casa mientras comía con su familia y, a punta de pistola, le adosó una bomba en el pecho, bajo amenaza de hacerla estallar si no pagaba 500 millones de pesetas. Horas después, la bomba estallaba, despedazando en mil partes el cuerpo de Bultó", denunció su sobrina en una carta en El Periódico.

"Carles Sastre fue condenado por este asesinato y por él no ha pagado ni la mitad de su condena. Señor Grasset, infórmese bien, por favor y si ya lo está, defímase como defensor del terrorismo en su estado puro", sentenciaba.

Entre las entidades, asociaciones y partidos que apoyan la huelga general están la ANC, Òmnium Cultural, Unió de Pagesos, la Plataforma 3-O, los CDR, Arran, Demòcrates, el PDECat, Junts per Catalunya, ERC, la CGT, la AMI, la Crida Nacional por la República, la Forja, Súmate, Pueblo Libre o Adelante-OSAN."                  (e-notícies, 20/02/19)


"Este jueves hay convocada una huelga general “de país” en Cataluña en favor del separatismo. ¿Quién está detrás de su organización? El crimen. Así de duro y así de triste.

La Intersindical-CSC, antes CSTC, fue un torpe intento por parte de Convergencia para disponer de una organización sindical propia, al estilo del ELA-STV, siglas del Eusko Langileen Alkartasuna, sindicato históricamente ligado al PNV de carácter confesional y ligado a la alta burguesía vasca.  

Llegué a conocer allá por la década de los ochenta a uno de sus líderes –su nombre no viene al caso-, demócrata a carta cabal, al que los mismos convergentes –Miquel Roca, en aquel caso– hicieron la vida imposible por defender los intereses de los trabajadores al margen de consignas partidistas. Acabó marchándose harto, claro.  (...)

Nada de eso es extraño si tenemos en cuenta que quien dirige ese sindicato es Carles Sastre, terrorista y asesino del empresario José María Bultó. Sastre militó en Terra Lliure y en el Exèrcit Popular Català, siendo un estandarte que los separatistas gustan de enseñar a la que pueden.

 Ha sido visto en los últimos tiempos junto a Torra o Ernest Maragall, así como en TV3, entrevistado por Xavier Grasset, que llegó a calificarlo entre estremecimientos de placer y sonrisitas de conejo como gran reserva del independentismo. A un asesino y en horario de máxima audiencia. Ese es el nivel de miseria moral al que se ha llegado. (...)

Cuando el criminal es blanqueado, haciéndolo aparecer en medios públicos como honrados patriotas, cuando los políticos se suman a sus convocatorias, cuando se les ríen las gracias, ha llegado el momento de decir basta. No hay país que tolere tamaña barbaridad, tamaño suicidio colectivo. No puedo imaginarme que en Francia un asesino convoque un paro con el apoyo de una parte de sus políticos sin que el Estado tome cartas en el asunto. Ni en Alemania, ni en el Reino Unido, ni en los USA (...)

El flirteo del nacional separatismo catalán con los de la bomba y el tiro en la nuca viene de muy lejos, deviniendo en el mantra de que Otegui es un hombre de paz, desde el viaje de Carod a Perpiñán a las conversaciones que en su día se comenta mantuvo Pujol con Terra Lliure. Al igual que sus homónimos del PNV, los del pasamontañas siempre les parecieron solo unos chicos atolondrados. 

Digo más, si en Cataluña no hay violencia, cosa de la que se jactan en el juicio los separatistas, es porque no la han necesitado. Estoy convencido de que las listas negras que obran en su poder servirían para algo más que para vetar a quienes están en ellas. No lo duden. (...)

A esa huelga del crimen se han sumado, para su eterna vergüenza, ANC, Ómnium, Unió de Pagesos, la Plataforma 3-O, los CDR y Arran – faltaría más -, entre otras organizaciones que hacen bulto a la hora de redactar un manifiesto ful. También la secundan, y eso es más grave, partidos políticos con representación parlamentaria como son el PDeCAT o Esquerra. Los burguesitos de Sarrià- Sant Gervasi en auxilio del crimen. (...)"     (Miquel Giménez, Vox populi, 21/02/19)

17/4/17

El nivel de impunidad que ya acumulan los asesinatos de ETA se eleva a más del cuarenta por ciento, pero en delitos relacionados con la persecución de los vecinos va mucho más allá

"Un estudio que acaba de publicar el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo prueba los efectos de la estrategia del miedo de ETA sobre la sociedad vasca y, específicamente, sobre la política vasca. 

Lo confirmo con claridad como testigo directo: los no nacionalistas vascos fuimos presionados moralmente, silenciados socialmente, perseguidos y algunos de nosotros fueron abatidos por serlo y decirlo. 

Los nacionalistas que no mataban sacaron provecho indirecto de todo ello, compartieron prejuicios sobre nosotros y, por eso, entre otras cosas, sostienen el interés de establecer una mirada suave sobre la responsabilidad en tantas décadas de persecución y miedo.

El efecto del miedo. Sí. Tapar que sigue perjudicando las opciones políticas no nacionalistas y la legitimidad constitucional. Ese tabú. Esos efectos deberían ser claves para la evaluación estratégica del Gobierno, pero no lo son.

 «El miedo –así escriben los autores en la introducción del informe– es un arma estratégica letal (…) que suelen plantear los grupos terroristas (…) y condiciona opiniones, actitudes y comportamientos sociales». Y el voto. El estudio demuestra algo que ya sabíamos.

Otra característica de ETA y su entorno, como de todo terrorista, es la aspiración al protagonismo en los medios de comunicación.

Para el nacionalismo vasco, violento o no, fue y es característico que sus derechos y opciones deban ser prioritarias, por las malas, o negociando presupuestos. Y esto no es inocuo. Debilita a todo el país en el largo plazo. Este tipo de debilidad afecta nuestras posibilidades personales, las de nuestros hijos, porque degenera la gobernanza, normaliza el consentimiento de malos hábitos, la cobardía, el clientelismo, la chapuza, el premio al caradura.

Los nacionalistas vascos que mataban consideraron sus creencias como una obligación para todos los demás, pero cuando el entorno de los etarras –ilegalizado en parte y derrotado policialmente– jugó a la negociación con el Gobierno, exigió ocupar el centro de las miradas de la opinión pública.

 Exigió su supervivencia política sin condena del pasado y la tolerancia hacia una operación de maquillaje de largo alcance y, si la opinión pública termina tragando, también cierta impunidad. Esto que los poderosos consideran asumible, no lo es tanto para el futuro político de nuestro país si abrimos el angular. No sólo por decencia.

El nivel de impunidad que ya acumulan los asesinatos de ETA se eleva a más del cuarenta por ciento, pero en delitos relacionados con la actividad de la persecución de los vecinos va mucho más allá, decenas de miles de personas huyeron para siempre. Un desarme propagandístico tiene un valor de millones de euros en publicidad y en influencia porque condiciona las percepciones sociales en toda España y a nivel internacional.

 No es decente porque si hubiera mediado algún tipo de vergüenza moral sobre el daño causado y que causan estos días, habrían entregado la geolocalización al Gobierno francés y punto. Se podría haber encontrado como por casualidad.

No es decente tolerarlo, pero tampoco es inocuo políticamente lo que está pasando, aunque ciertos medios de comunicación mostrarán fotos de gente estupenda diciendo que ETA ha sido derrotada. No es así del todo. Pernando Barrena, que sigue siendo jefe en las nuevas siglas, señaló en 2007 que «los que hoy son terroristas, puede que mañana no lo sean, depende de quien gane la batalla política».

En eso están. Son lobistas de los etarras presos y tienen un punto de intersección con el PNV en la escritura de la historia y en la percepción internacional. El objetivo es que para el futuro nos veamos obligados a doblegarnos, a asumir sus palabras, su punto de vista, para no ser tachados de enemigos de la paz.

Hay cuestiones sobre las que no renta la resignación o la debilidad del Gobierno consintiendo al PNV y a los herederos de ETA el gran espectáculo. Ha preparado pellizcos de monja, con discursos extraordinarios sobre la derrota de ETA para aparentar lo que no hay y apaciguar el descontento de millones de españoles de buena fe, pero en el fondo cimenta una nueva debilidad. Porque lo que está en juego nunca fue sólo matar, sino doblegar y debilitar a los no nacionalistas y doblegar lo que todo un país, España –otro tabú– es.

Llueve sobre mojado. Como en Cataluña, el mensaje que se manda estos días a los vascos y navarros que resistieron y a las víctimas resulta desmoralizador, porque no discute que el poder de los nacionalistas sea cada vez más hegemónico en los símbolos, en las palabras. En realidad, se va ahondando un régimen fáctico de supeditación de las políticas. Augura una debilidad del Estado que un día puede estallar.

Muchas familias sufren estos días, sal se les vuelven las heridas, como habría podido escribir Blas de Otero. El día ocho de abril, el nueve, el diez, tendrán que evitar encender la radio o la televisión para no sentir el aguijón del dolor ante las portadas y titulares de los actos publicitarios que van limpiando la imagen de los que devastaron sus vidas. Y es el preámbulo de que los presos de ETA ganen protagonismo en la agenda política.

Los países suelen necesitar valientes de cuando en cuando. El mensaje de lo ya tolerado y de lo que apunta en el futuro, no sólo debilita los intereses del Estado en el País Vasco y Navarra. Debilita el coraje de personas reales en el servicio público. Apunta a que, en breve, se estigmatizará a las víctimas por molestar.

Este consentimiento que parece menor –y se disimula– debilita, en suma, la defensa de la Constitución y de la calidad del liderazgo porque desmoraliza. Porque regala el poder futuro en un país donde a los nacionalpopulistas no se les llama por su nombre, no se les ponen fronteras y se les contenta con millones de euros y sonrisas.

Los del desarme lo quieren casi todo: la propaganda y el poder sobre las palabras. Pero no se conforman con menos que ir limando cada exigencia de las leyes penitenciarias para una impunidad que en un futuro próximo no lo parezca. Cuando los presos de ETA se agrupen en pocas cárceles, la opinión estará madura para pasar a la siguiente fase.

Sobre eso caminamos, me temo. No es decente, pero si no me equivoco, este consentimiento de la propaganda del desarme inicia un grave error histórico y político.

Pensar en grande, mirar lejos, tener decencia es lo que clamaba Fernando Altuna, y por eso hoy lo escribo."                     (MAITE PAGAZAURTUNDÚA – EL MUNDO – 08/04/17)

7/3/16

¿Qué memoria reabre Arnaldo Otegi con su arrogancia y su falta de verdad en quienes fueron destrozados por tener unas ideas distintas a las suyas? La del casquillo en el sobre, la de los coches quemados de los hijos de los concejales no nacionalistas, de las casas quemadas...

"Despierta la memoria de las amenazas de muerte, de las cartas anónimas, del casquillo en el sobre. Vuelven a atronar los gritos de odio pidiendo nuestra muerte, jaleados por sus jefes políticos. Retornan los velatorios de los amigos asesinados. 

Regresa el eco de cada verano sin un padre reflejado en los ojos tristes de sus huérfanos. De los coches quemados de los hijos de los concejales no nacionalistas, de las casas quemadas, de nuestros hijos asustados cuando salíamos de casa porque no sabían si nos volverían a ver con vida.

Si Arnaldo Otegi hubiera reflexionado sobre todo el mal que causó –promovió o permitió– habría aprovechado su primer minuto fuera de la cárcel para condenar la historia de la organización que ha coaccionado durante décadas a la sociedad vasca.

Un hecho. Hace un año los colegas políticos de Otegi negaron que cumplieran órdenes de ETA al reconstruir la cúpula de la formación ilegalizada entre 2005 y 2009. Pues bien, hace un mes reconocieron ante la Fiscalía haber actuado de forma subordinada a ETA. 

La subordinación de las diferentes siglas políticas del entorno de ETA a ETA ha sido probada en diversas ocasiones, pero hace un mes lo confesaron. Otegi fue condenado con pruebas, por su relación con la organización terrorista.

Otegi y gente como él controlaron a las buenas y a las malas una parte de los pueblos de la Comunidad Autónoma Vasca y de la Comunidad Foral de Navarra durante décadas. Su mundo utilizó la violencia para el control social, por su juego político de poder. 

Expulsaron, extorsionaron, atemorizaron y asesinaron. Generaron una cultura del odio hacia los no nacionalistas. Y las víctimas de la estrategia de coacción totalitaria fueron estigmatizadas durante décadas, lo cual resulta de una crueldad insoportable.

Muchos deseamos cerrar heridas, completar duelos, pero resulta imposible sobre el cinismo de los responsables de tanta atrocidad.

Es bueno que los políticos que se valían de la estrategia de coacción y asesinatos decidieran dejar de utilizarla, pero establecer una estrategia política para sacar rédito de dejar de matar resulta poco decente, porque una vez más, sus intereses se plantean por encima de los seres humanos que han golpeado y las familias que han destrozado. Lo decente habría sido condenar hoy y retirarse de la política.

No es aceptable la política a cualquier precio porque la comprensión moral de la misma como proceso, más que como resultado, es la clave de la concordancia entre ética y política. Si esto no se da, si aceptamos por banalidad, por interés, por ignorancia que el fin justifica los medios… los trileros, los embaucadores, los corruptos, los demagogos artistas en la propaganda tendrán barra libre para degradar un espacio político siempre erosionable.

Otro hecho. Mucha gente de buena voluntad indica a las víctimas del terrorismo que deben olvidar, que deben pasar página, que sus seres queridos no van a regresar. Esas mismas personas de buena voluntad deberían indicar a los responsables políticos de tanto espanto que dejen paso a otros que no estén manchados en una estrategia llena de atrocidad. 

Que se jubilen después de afrontar su responsabilidad política y de condenar el pasado porque no hay una forma de corrupción más grave que la de haber jugado al juego del crimen para conseguir resultados políticos.

 Ya arrastramos dosis de impunidad muy elevadas. Si le añadimos la idealización de personajes sin escrúpulos como Otegi no tardará mucho en aparecer una nueva perversión en forma de chantaje moral a las víctimas. Una fórmula del tipo «reconcíliate como te diga Otegi o te estigmatizaremos».                (MAITE PAGAZAURTUNDUA, El Mundo,04/03/2016)

5/2/16

En Cataluña la política ha arrasado al periodismo y lo ha puesto humillantemente a su servicio

"Este miércoles conocí a Manuel Bultó Font, al que tú llamarías, dado que eres algo antigua, el heredero de una familia acaudalada. El señor Bultó está a punto de cumplir los 90 años. Pero aún va en moto, como propio de un bultaco, y tiene el andar firme y la cabeza clara.  (...)

Bultó estaba en el acto como víctima. No sólo porque en 1977, y en nombre del separatismo catalán, mataron a su padre. También porque hace un mes entrevistaron cuidadosamente a uno de sus asesinos, un llamado Carles Sastre, en la radio y en la televisión públicas catalanas.

 Con tanto cuidado que ni Mònica Terribas, responsable del programa matinal de Catalunya Ràdio, ni Xavier Graset, que hace lo mismo en un programa del canal televisivo de noticias, citaron su condición de asesino condenado. La familia Bultó se quejó amargamente del tratamiento informativo y, como el acto del Cotton trataba de alumbrar la posibilidad de un nuevo periodismo en Cataluña, ahí estaba el hijo de Bultó a modo de ejemplo hiriente de su necesidad.

La irrupción en la cadena pública del asesino Sastre tuvo interés por su capacidad de metaforizar algunos rasgos inmorales de la práctica periodística local. La primera alude al marco establecido para decidir quién entra o no a formar parte del discurso periodístico. El asesino Sastre estaba allí porque era protagonista de una operación política del sector cínicocapitalista de la Cup, que trataba de que Artur Mas siguiera. 

Había firmado un manifiesto junto a otros de los que Terribas llamaba, con pujo académico y miseria eufemística, «históricos del independentismo combativo». Una atenuación comprensible, desde luego, si se piensa que el presidente Mas estaba recibiendo el apoyo de un asesino. A diferencia de la mitad de la población catalana contraria a la secesión un asesino puede entrar con facilidad en el frame mediático siempre y cuando la defienda. 

El asesino Sastre encabezaba el manifiesto por una popularidad cuyas razones no se detallaron: no solo mató a Bultó y resultó absuelto de su participación en el asesinato del alcalde Viola sino que fue miembro empecinado de Terra Lliure, la banda criminal nacionalista.

Hasta ahora lo más importante que ha hecho Sastre en su vida es matar a un hombre. Pero la periodista Terribas no creyó, en la presentación que hizo del personaje, que éste fuera un detalle relevante y lo obvió. Lo mismo hizo Graset, aunque con más virtuosismo: logró hablar con el asesino más de un cuarto de hora sin aludir a sus crímenes. 

Lo extraordinario es que en las dos entrevistas se trató de política y, más concretamente, de separatismo. Un contexto donde la mención del asesinato aún cobraba más sentido: Sastre mató a un hombre y militó en una banda terrorista por las mismas razones que ahora firmaba el manifiesto favorable a la continuidad de Mas.

Terribas es independentista. Graset no lo sé. Ellos sabrán si su presentación del asesino obedece o no a una instrucción moral. En cualquier caso supone una grave incompetencia técnica. La selección de los detalles es crucial en el ejercicio del oficio periodístico. Y la suya fue desastrosa. La anécdota particular cabe vincularla también con un principio general: la falta de una formación rigurosa. 

Naturalmente ésta no es una característica exclusiva de los periodistas catalanes. El consumo de información se ha convertido, con las compras, en la principal forma de ocio contemporáneo. Y en todas partes, para alimentar la máquina, se precisa mano de obra no cualificada. Como en el deporte, la falta de fundamentos técnicos se aprecia cuando los practicantes se ven sometidos a la presión y a la exigencia. 

El agobiante cerco de la política separatista podrían haberlo resistido periodistas articulados, que hubiesen leído y pensado sobre su oficio, con independencia de sus convicciones. La fragilidad intelectual ha sido la condición previa e inexcusable de la devastación moral. En Cataluña la política ha arrasado al periodismo y lo ha puesto humillantemente a su servicio. 

Hay un instante memorable en la suerte de entrevista de Graset cuando, al hilo de las imágenes del puñetazo al presidente Rajoy, que sucedió el mismo día, el asesino se permite censurar la acción con estas palabras: «Me parece una salida de tono». ¿Cómo iba el exangüe periodista a objetarlas, con qué ánimo y legitimidad, él, que no había sido capaz de referirse a la antigua y aún más franca salida de tono de su interlocutor?

De modo sobresaliente están también las mentiras. En lo de Graset hay una significativa. En un momento de arrulladora complicidad con su entrevistado el periodista insinúa que en España las ideas independentistas se pueden defender democráticamente «siempre que no ganen». Sic. 

La mentira más escandalosa del proceso no es el Espanya ens roba ni tampoco el supuesto asesinato de la lengua y la cultura autóctonas; es la difusión de la idea de que España no es un Estado democrático porque impide la independencia. Cuando lo cierto es que los únicos que han atentado gravemente contra la democracia han sido las autoridades catalanas al incumplir la ley. 

La única condición que el Estado español pone a la modificación de sus fronteras es que sea decidida entre todos los que participaron en su fijación. Es decir, entre todos los españoles. La usurpación de la palabra democracia es el peor delito del separatismo. La mentira nuclear. No habría sido posible sin la absoluta complicidad mediática.

Como trato de hacer siempre, teniendo en cuenta, con Ruano, que en un discurso y en una morcilla cabe todo, a condición de atar bien cabo y rabo, acabé proclamando con gran solemnidad que el nacionalismo es una mentira, que los periodistas se dedican a la verdad y que un periodista gobierna en Cataluña.  (...)"                (Arcadi Espada, El Mundo, 31/01/16)

28/10/14

Detenido un exetarra por amenazar a la hermana de un asesinado

"Agentes de la Guardia Civil han detenido este viernes en Lasarte-Oria (Gipuzkoa) a Antxon Guinea Lasurtegui, condenado en la década de los 90 por formar parte de ETA. Está acusado de un delito de amenazas terroristas al mandar un SMS con el anagrama de la organización terrorista a la hermana del empresario Ignacio Uría, asesinado por ETA en 2008. (...)

El secretario general de Paz y Convivencia del Gobierno vasco, Jonan Fernández, ha asegurado que el envío a la familia del empresario Inaxio Uria del anagrama de ETA constituye "una muestra de insensibilidad absoluta hacia las víctimas" y demuestra la necesidad de "seguir trabajando en una política de convivencia".

Por su parte, el portavoz de Sortu Joseba Permach ha considerado que la detención de Guinea Lasurtegui evidencia que "siguen abiertas" las "agresiones y sabotajes del Estado" al "proceso abierto en Euskal Herria". (...)

La portavoz del PP vasco, Laura Garrido, ha calificado de "repugnante" el envío de un mensaje con el anagrama de ETA a la hermana del empresario asesinado. Además, ha considerado "indignante y detestable" la actitud del presunto autor (...)"        (El País, 24/10/2014)

15/4/14

La continuidad del terrorismo en Irlanda del Norte cuestiona la legitimación de ETA

"Hace unos días la policía norirlandesa desactivó una bomba lapa junto a una comisaría. Horas antes, una patrulla de la policía fue atacada con un artefacto explosivo. En noviembre un oficial norirlandés descubrió otra bomba lapa debajo de su coche cuando se disponía a llevar a su hija al colegio.  (...)

En primer lugar, la continuidad del terrorismo en Irlanda del Norte cuestiona una de las premisas del británico con la que ya justificó la legitimación de ETA que la declaración de Aiete supuso: no es el terrorismo de ETA la «última confrontación armada de Europa», como engañosamente subraya Powell. 

En segundo lugar, la pervivencia del terrorismo de los grupos escindidos del IRA evidencia que el proceso que Powell presenta como modélico no lo es en absoluto. Ello no le inhibe a la hora de vender sin base alguna sus fórmulas para el País Vasco como una garantía para evitar escisiones en ETA. 

Precisamente la metodología propugnada por Powell en Irlanda del Norte es la responsable de que el desarme del IRA fuera enormemente limitado e incapaz de generar la confianza entre las víctimas que perseguía una verdadera entrega de armas.

 En cambio, la escenificación de un falso desarme se convirtió en una oportunidad propagandística que el brazo político del IRA, el Sinn Fein, rentabilizó. El propio Martin McGuinness llegó a reconocer la falta de transparencia que impidió que los gestos del IRA fueran convincentes.  (...)

En esa línea el IRA recurrió a la complicidad de un religioso protestante y otro católico para concluir sus cuatro actos a través de los cuales dijo haber puesto armas fuera de uso. Con esa hábil escenificación el IRA logró distorsionar su imagen real: la de un grupo terrorista que se negó a desarmarse realmente y a esclarecer asesinatos cometidos con armas que jamás fueron sometidas a análisis forenses. 

Este es un escenario atractivo para ETA, pues la pomposamente denominada Comisión Internacional Independiente para el Decomiso dejó claro que deseaba ahorrarle al IRA una imagen de «derrota» o «culpa».  (...)

La farsa del desarme adquirió credibilidad en no pocos círculos internacionales gracias al aval de los gobiernos británico e irlandés. En esa espiral de concesiones que tanto legitimó a los representantes políticos del IRA fortaleciéndoles electoralmente, el grupo terrorista obtuvo además la promesa de que los activistas con causas pendientes en busca y captura podrían regresar a sus hogares con total impunidad. (...)

Esa es la lógica que Powell desea aplicar en España y para la que cuenta con el apoyo del Gobierno vasco, interesado en evitar una derrota de la ideología nacionalista sobre la que descansa el terrorismo etarra.   (...)

Ese modelo no ha logrado que la violencia en Irlanda del Norte desaparezca, pero sí algo que ya se vislumbra en Euskadi: una considerable impunidad política, moral e histórica de quienes justifican el terrorismo."             (EL CORREO 10/04/14, ROGELIO ALONSO, en Fundación para la Libertad)

22/10/13

Violadores, asesinos y presos etarras, los beneficiados por el fin de la Parot. Otro agujero, ahora judicial. Tampoco habrá dimisiones. Desde el Arropiero, tuvieron tiempo de solucionar un simple problema penal. Pues no...

"(...) La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos es la consecuencia de todo lo que han hecho mal los partidos políticos españoles y vascos durante demasiado tiempo por ser incapaces de enfrentarse políticamente a ETA, a su terror y a su proyecto político, en todo momento, sin cálculos electorales ni instrumentalización para la gloria política.

Es la constatación de un gran fracaso político democrático en forma de sentencia con la única luz dentro de ese fracaso de haber conseguido forzar a ETA a dejar de matar. Pero, con todo lo que ello significa, a nada más, renunciando a dotar a esa derrota de todo el significado político democrático que debiera haber tenido.

Walter Benjamin, quien se hizo regalar un ángel pintado por Paul Klee y lo llevaba siempre consigo, también cuando se suicidó, veía la Historia desde la perspectiva de un ángel que volaba hacia el futuro mirando hacia atrás con sus alas extendidas y veía que en la Historia humana sólo había desastres y tragedias, sólo había perdedores. Las víctimas van a tener que encomendarse al ángel de Walter Benjamin."       (JOSEBA ARREGI, Joseba Arregi fue consejero del Gobierno vasco, EL MUNDO 22/10/13, en Fundación para la Libertad)


Ver:  ¿Qué hacer con el Arropiero cuando cumple la condena? 

"(...) Algunas de las reformas aprobadas en algunos países se acercan, sin embargo, a este tipo de planteamiento, aunque con las garantías del proceso democrático. Estados Unidos, Australia y Reino Unido han introducido diferentes formas de internamiento de duración indeterminada para agresores sexuales que ya han cumplido condena pero presentan alto riesgo de reincidencia. 

También Alemania aprobó en 2004 la figura de la custodia de seguridad posterior, que permite el internamiento forzoso tras el cumplimiento de la pena si el juez estima que representa un grave peligro para la colectividad. Otros países, como Francia o Canadá, discuten sobre ello. La cuestión está, pues, en el debate internacional. (...)” 

 (MILAGROS PÉREZ OLIVA: ¿Qué hacer con los violadores y asesinos?.El País, ed. Galicia, Opinión, 25/01/2008, p. 29)


"(...)  Pero el caso es que la maraña de leyes que tenemos en el Estado, unida a la alegría con que unos y otras las han ido interpretando según conveniencias, ha hecho posible que Inés de Río, junto con unas decenas más de presos, pueda ser de aquí en adelante la persona que tenga usted delante en la cola de la pescadería comprando género para preparar luego una merluza en salsa verde.

Hemos dispuesto de leyes absurdas, y más absurda ha sido aún su aplicación. Aplicación a la que no han contribuido solo los jueces. También esos beneficios por estudios o por actividades que siempre recibían el visto bueno de forma automática han ido acortando, de forma discreta y callada, los años de cumplimiento.

 Durante años ha sucedido así, sin que haya pasado nada, hasta que con Parot saltan de repente todas las alarmas, y el Gobierno central y los tribunales se dicen que esto no se puede permitir. Y, miren por dónde, tanto el Supremo como el Constitucional, esos tribunales que deberían velar para que no se produjesen arbitrariedades ni interpretaciones de trazo grueso por parte de nadie, dan con la clave y comienzan a interpretar la ley, de un día para otro, de forma distinta a la que se había utilizado hasta el momento

. Solo con el objetivo de que Parot y el resto se chupasen unos cuantos años más, aplicando criterios que hasta entonces no se habían utilizado. Fue otro ejemplo más de la arbitrariedad con que a veces actúan nuestros tribunales superiores, sin que parezcan sentir vergüenza ajena alguna.(...)"                   (PELLO SALABURU, EL CORREO 23/10/13, en Fundación para la Libertad)


"(...)  La Constitución (art. 25.2) abona la reinserción de los condenados. Y el Código Penal da coherencia a un sistema que no prevé la prisión perpetua; distinto, por ejemplo, del americano que castiga, tira la llave y se olvida del hombre.

 La decisión del legislador español es política y moralmente discutible. Lo indiscutible, por el contrario, es la inmoralidad de querer cambiar esos principios por la puerta de atrás, sin asumir las consecuencias políticas correspondientes.

 Este es el sentido de la decisión de Estrasburgo, cargada de derecho y de razón, por utilizar el título de la célebre obra de Luigi Ferrajoli, no solo una obra clave del garantismo, sino también una denuncia de la misma i-rresponsabilidad política que dio origen a Parot. (...)"          (ARCADI ESPADA, EL MUNDO 22/10/13, en Fundación para la Libertad)

"Domingo Troitiño, uno de los etarras que perpetró la matanza de Hipercor es uno de los 61 reclusos de la banda que pueden salir de la cárcel tras derogarse la doctrina Parot

A ellos se añaden una decena de delincuentes con tres o más condenas como Miguel Ricart, uno de los asesinos de las niñas de Alcàsser.

Seis meses después de que la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) analizara el recurso de España contra el fallo del tribunal, -en julio avaló excarcelar e indemnizar con 30.000 euros a la etarra Inés del Río-, los 17 magistrados de la Corte Europea han rechazado la petición de la Abogacía del Estado.

De esta forma, vuelven a dar la razón a Del Río, miembro del 'comando Madrid' condenada a más de 3.000 años de cárcel por 23 asesinatos. Su puesta en libertad estaba prevista en julio de 2008. Fue entonces cuando la Audiencia Nacional decidió que saldría de prisión en 2017 en aplicación de la doctrina Parot, avalada dos años antes por el Tribunal Supremo.

Una jurisprudencia -toma su nombre del etarra Henri Parot- que obliga a computar los beneficios penitenciarios sobre el total de las penas y no sobre el límite máximo de cumplimiento de 30 años, lo que supone un alargamiento de la estancia en la cárcel.

Y aunque Estrasburgo solo ha dictaminado sobre el caso Del Río en la práctica su decisión tendrá consecuencias en todos aquellos supuestos que se encuentran en la misma situación jurídica que Del Río, si bien son los tribunales españoles los que tienen que aplicar lo que dicta la corte europea.

Entre los beneficiarios figuran además de los mencionados, una lista de más de 60 presos etarras, seis miembros de los Grapo, o quince delincuentes con tres o más condenas.

De los presos etarras que recurrirán su puesta en libertad de inmediato están Juan José Zubieta, condenado a 1.309 años por el atentado en 1991 contra la casa cuartel de Vic (Barcelona) que causó la muerte de 11 personas, entre ellas cinco niños.

También Juan José Legorburu 'Txato', condenado a 746 años por diversos atentados y ocho asesinatos, entre ellos el del jefe de la Policía Municipal de Amorebieta (Vizcaya) en 1979; Juan Carlos Arruti 'Paterra', que cumple una pena de más de 1.200 años por catorce asesinatos, o José Antonio López "Kubati", condenado, entre otros atentados, por el asesinato de la etarra "Yoyes".

Santiago Arrospide 'Santi Potros', jefe del aparato militar y condenado como inductor del atentado de Hipercor, o Juan Lorenzo Lasa Mitxelena 'Txikierdi', con seis asesinatos y 374 años de condena, también figura entre los 61 presos.

De la derogación de la doctrina Parot también podrán beneficiarse criminales como Pablo Manuel García Ribado, condenado a más de 1.700 años de prisión por 74 violaciones entre 1990 y 1993, conocido junto con Antonio Barroso como los "violadores del portal" porque agredían a las mujeres cuando entraban en sus domicilios.

Otro ejemplo es el de Juan Manuel Valentín Tejero que secuestró, violó y asesinó a la niña de 9 años Olga Sangrador en 1992 en Villalón de Campos (Valladolid).

El pasado mes de marzo el Supremo confirmaba la decisión de la Audiencia de Valladolid de que Valentín Tejero cumpliera cárcel hasta 2025 en virtud de la doctrina Parot, aunque inicialmente su condena (50 años) quedaba extinguida en marzo de 2012.

Figuran también Pedro Gallego, el violador del ascensor, con 18 violaciones y dos asesinatos, o Miguel Ricart, uno de los autores del asesinato de las tres niñas de Alcàsser condenado a 170 años de prisión.

Además de estos, podrían ser excarcelados siete miembros de los Grapo, entre ellos Guillermo Vázquez Bautista, condenado a casi 260 años de cárcel por el asesinato de dos guardias civiles en Gijón en 1989.

Lo mismo ocurriría con Ismael Miquel Gutiérrez, jefe del comando de los GAL que asesinó a un ciudadano francés en 1985, o con Josefa Rodríguez Porca, miembro del Ejército Guerrillero del Pueblo Gallego (EGPG) y condenada a 84 años de prisión por el asesinato de un guardia civil en 1989."                (La Vanguardia, 21/10/2013)

17/7/13

El Libro Negro de ETA serviría para establecer la verdad histórica, recuperar la memoria de sus víctimas y el balance de la devastación material y moral vasca

"El Libro Negro de ETA, ese libro en el que se ha de establecer la verdad histórica de esta organización terrorista, con lo que se recuperará la memoria de sus víctimas y el balance de su ominosa trayectoria de devastación material y moral, no ha sido aún escrito. 

Y tal vez no lo sea en el futuro inmediato, mientras subsista la cobardía política para enfrentarse a los albaceas del MLNV y se busque el cambalache para no hacer ruido, para poner en sordina lo que queda por descubrir, para seguir actuando como si nada hubiera pasado mientras la violencia física siga en suspenso y la violencia simbólica no sobrepase la elevada cota de su definición penal.

 Sin embargo, ese libro es imprescindible para que, como dijo una vez el sacerdote jesuita e historiador francés Michel de Certeau, podamos “mortajar a los muertos y que regresen menos tristes a sus tumbas”; para, en definitiva, cerrar el ciclo terrorista que, durante más de medio siglo, ha atenazado a la sociedad vasca y española.

En ese Libro Negro habrá, sin duda, muchos capítulos; y entre ellos estarán los tres a los que, después de haberlo hecho la última semana en los cursos de verano de El Escorial, me refiero a continuación. El primero alude a las víctimas de ETA.   (...)

Es tarea del Gobierno clarificar definitivamente todo esto, aunque sólo sea para cumplir con el mínimo deber de justicia que la sociedad debe a las víctimas de ETA recordando su nombre.

 En total, el Libro Negro de ETA tendría que contener un apéndice con la nómina de las más de 37.650 víctimas directas de esta organización terrorista. Unas víctimas que, sólo en el País Vasco, según revela la investigación sociológica del equipo del Euskobarómetro que lidera Francisco Llera, estuvieron rodeadas de unos 130.000 familiares y amigos, además de otros 250.000 conocidos dentro de un círculo menos íntimo. 

Añadamos a los anteriores los que han vivido amenazados y los que, para soslayar esa intimidación, se exiliaron, y llegaremos a cuantificar lo que Antonio Beristain conceptualizó como macrovíctimas del terrorismo en no menos de 583.000 personas. (...)

En el Libro Negro de ETA deberá dedicarse también un capítulo a la depredación de recursos de la que se han alimentado tanto ETA como el entramado de entidades adheridas a ella dentro del MLNV. 

Una depredación que comprende múltiples fuentes de dinero, como el saqueo, la extorsión, los tráficos ilícitos, los rendimientos mercantiles en negocios de apariencia legal y, de manera notoria, la obtención de subvenciones a través de la representación política y del poder de negociación y gestión que ésta ha proporcionado a los partidos de ETA.

...como señaló en una ocasión Américo Castro, el futuro “depende menos de esperanzas y mesiánicos anhelos que de las sumas y las restas realizadas sobre los haberes del pasado”. Por ello, si hemos de afrontar la construcción de un futuro sin terrorismo, más nos vale tener en cuenta estos haberes. Tal es el papel que se reserva al Libro Negro de ETA."             (LIBERTAD DIGITAL 09/07/13, MIKEL BUESA, en Fundación para la Libertad)  

17/7/12

El consentido terrorismo catalán...


"El Gobierno insta al Ayuntamiento de Santa Coloma de Cervelló a retirar el nombre de un terrorista de una calle

Jaume Martínez Vendrell, fundador y dirigente de la organización terrorista EPOCA, precursora de Terra Lliure, fue condenado por el asesinato del industrial José María Bultó en 1977.

Martínez Vendrell, fundador y dirigente de la organización terrorista Ejército Popular Catalán (EPOCA), junto a Manuel Viusà -homenajeado por ex presidente de la Generalidad Pasqual Maragall en agosto de 2010 y galardonado con la Cruz de San Jordi por Pujol en 1988- y Josep Maria Batista Roca -cofundador de Unió Democràtica de Catalunya-, fue condenado a 12 años de cárcel en 1981 por el asesinato del industrial José María Bultó en 1977, pena que poco después fue aumentada hasta los 36 años, pero que nunca cumplió puesto que se fugó a Andorra, donde permaneció hasta unos meses antes de su fallecimiento en 1989 cuando, gravemente enfermo, se entregó a las autoridades judiciales españolas. EPOCA, que también asesinó al ex alcalde de Barcelona Joaquim Viola y a su esposa en 1978, fue precursor de la banda terrorista Terra Lliure.

En 2002 el Ayuntamiento de Santa Coloma de Cervelló, con Josep Comellas como alcalde (de la coalición Entesa pel Progrés Municipal, marca blanca de ICV-EUiA), decidió homenajear a Martínez Vendrell -que nació en esa localidad- poniéndole su nombre a una calle y calificándole de ‘patriota catalán’ por su lucha contra el franquismo, olvidando, así, sus acciones terroristas. El acuerdo fue aprobado con los votos favorables de Entesa, del PSC, de ERC y de CiU."             (lavozdebarcelona.com, 28/06/2012)

15/12/10

El bar Faisán era utilizado por ETA para cobrar extorsiones desde hacía 26 años

"El bar Faisán, en el que se produjo el 'chivatazo' a ETA que investiga la Audiencia Nacional, era utilizado desde 1980 por la banda terrorista para cobrar las extorsiones a empresarios. Como 'centro neurálgico' de la red de cobro del 'impuesto revolucionario', en él se celebraban los contactos con las víctimas, la negociación, la entrega de recibos de pago y la recepción del dinero.

Su propietario, Joseba Elosua, destinatario de la filtración que el 4 de mayo de 2006 frustró una operación policial contra la red de extorsión, ya ejercía en1980 como “intermediario” de la misma. Como tal ponía en contacto a los empresarios amenazados con el Aparato de Finanzas de ETA, conocido en clave como GEZI (punta de flecha). (...)

Las investigaciones de los servicios antiterroristas permitieron establecer que GEZI dirige y controla todos los aspectos de la extorsión: se encarga de recopilar información sobre posibles objetivos, que archiva en un fichero informático conocido como EGUR (leña); elabora y distribuye las cartas exigiendo el “impuesto revolucionario”; negocia con las víctimas las cantidades y formas de pago, y emite los recibos que sirven a aquellos para justificar que han pagado en caso de que la banda les exija por error nuevos pagos.

GEZI operaba en España a través del bar Faisán, donde se depositaban en sobres las informaciones sobre eventuales víctimas, que el etarra José Antonio Cau Aldanur recogía cada semana para entregarlos en Francia al dirigente Eloy Uriarte, Señor Robles, que tras analizar la información la hacía llegar a Ángel Iturbe, Ikula, el máximo responsable de la red. Tras el visto bueno de éste se elaboraban las cartas de extorsión, que se entregaban en el Faisán para su distribución a través de una red de colaboradores. Si el amenazado no pagaba tras la primera carta la banda se le remitían hasta tres más como “recordatorio” con un 5% de recargo en concepto de “intereses de demora”. Desde 2000, la banda comenzó a incorporar códigos alfanuméricos a cada extorsión para facilitar su seguimiento.

El Faisán era también el lugar en el que víctimas e intermediarios gestionaban el pago de la extorsión y el lugar de pago. Dinero que posteriormente era recogido y trasladado al país vecino por el citado Cau Aldanur. El informe tiene documentadas 46 citas orgánicas de la red en el Faisán entre 2004 y la fecha del ‘chivatazo’.

El mismo documento acredita la mediación de su propietario, Joseba Elosua en las negociaciones con numerosos empresarios y la recogida de dinero, e igualmente en la distribución de remesas de cartas. Elosua fue detenido por primera vez en octubre de 1980 y ya entonces reconoció que mediaba entre las víctimas de los chantajes y ETA.

La investigación en torno al Faisán permitió descubrir también que en algunos casos la banda exigía el pago del chantaje en divisas, sobre todo dólares americanos, libras esterlinas y francos franceses, posiblemente para pagar compras de material.

El recibo de pago de la extorsión a una empresa navarra en 2001 dice así: “Mediante esta carta ETA quiere manifestarle: le confirmamos que tiene en su poder el pago de 37 millones de pesetas; concretamente 72.000 libras esterlinas, 52.000 dólares americanos y 280.000 francos franceses. Con este pago queda vencida la solicitud de dinero solicitado. Aviso: guarden este escrito para poderlo presentar en el caso de que sea preciso. Gracias”.
(Fundación para la Libertad, citando a EL CONFIDENCIAL, 15/12/2010 )

29/11/10

ETA pide hasta 800.000 euros a los empresarios en las cartas de extorsión

La banda terrorista ha pisado el acelerador de la extorsión en las últimas fechas y ha enviado una nueva remesa de cartas a los empresarios vascos en las que eleva sus exigencias de tal manera que llega a pedir hasta 800.000 euros, según informaron a Europa Press fuentes de la lucha antiterrorista.
Esta nueva remesa de cartas ha sido masiva, según las datos a los que ha tenido acceso Europa Press, con al menos 100 envíos a empresarios de Vizcaya durante los últimos días del mes de octubre. En algunos casos, se trataba de la octava carta que recibían algunos empresarios.

Este hecho se produce después del parón técnico anunciado por la banda terrorista ETA el pasado 5 de septiembre y viene a confirmar las sospechas de las Fuerzas de Seguridad, de que aunque la banda anunciaba el cese de acciones armadas iba a seguir proveyéndose de recursos para financiarse mediante la extorsión, como ha hecho en treguas anteriores, en las que, aunque cesaba los atentados, no hizo lo mismo con las cartas del mal llamado "impuesto revolucionario".

De hecho, así lo afirmaba recientemente el presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), José Antonio Sarría, quien dejaba claro que para los empresarios navarros "no había cambiado nada" porque, a pesar del anuncio de ETA, en septiembre habían "recibido alguna carta nueva y alguna carta de repetición".

En esta ocasión, con la remesa de octubre, la banda da la impresión de querer incrementar la recaudación, porque en tan sólo unos días, han llegado aproximadamente un centenar de cartas a los empresarios vizcaínos y con unas exigencias aumentadas ya que hay misivas en las que se ha llegado a pedir hasta 800.000 euros (133 millones de las antiguas pesetas)." (Fundación para la Libertad, citando a
EUROPA PRESS, 28/11/2010)

25/11/10

Las víctimas se unen para pedir a ETA y Batasuna que condenen su propia historia

" Las asociaciones de damnificados exigen en ese comunicado a la organización terrorista y a Batasuna «la condena de la historia del terror de ETA». Una «condición democrática básica», entienden, para que la coalición pueda participar en las elecciones y como paso previo a que los presos etarras puedan acogerse a cualquier reinserción, que no beneficio penitenciario.

«Tal condena debe ser exigida como uno de los mínimos sin cuyo cumplimiento no es posible ni reinserción particular alguna ni participación en el juego democrático», apunta el documento titulado «No a la impunidad».

Esta 'hoja de ruta' -que ha sido consensuada por todos los colectivos a excepción de Voces contra el Terrorismo, la asociación que preside José Francisco Alcaraz- reclama que el final de la organización terrorista se consiga sin «impunidad judicial o histórica» con sus miembros.

Por ello, la declaración pone el énfasis en la política penitenciaria y que en ningún caso el Gobierno haga una aplicación «laxa de la progresión de grados», porque ello «supondría una forma de impunidad».

«La política penitenciaria no debe convertirse en una medida de gracia», explica el texto, que rechaza las «soluciones colectivas para el colectivo de presos etarras». La reinserción de los terroristas encarcelados debe ser personalizada y desde una doble vertiente, privada y pública.

En la privada, la reinserción debe pasar por una triple condición: reconocimiento del daño causado, la asunción de responsabilidades pecuniarias por indemnizaciones y colaboración con los tribunales para esclarecer otros crímenes.

La parte pública contempla la condena de la violencia y de los fines totalitarios que persiguen los etarras. Para las víctimas «la reinserción significa volverse a integrar en aquello que el delito ha roto».

Siempre en el plano penitenciario, los colectivos consideraron imprescindible que el Ejecutivo abra un «cauce de información» para mantener a las víctimas informadas sobre la situación de los presos.

Batasuna y su hipotética vuelta a las instituciones aparece en el documento conjunto como otra de las grandes preocupaciones. La receta de las víctimas es «tolerancia cero» con esas «identidades asesinas».

Los damnificados denuncian que el «mundo de Batasuna pide una pista de aterrizaje» cuando ni siquiera ETA ha abandonado todavía las armas y advierten de que la coalición ilegalizada va a tratar de estar presente en las próximas elecciones municipales porque ese mundo se «asfixia fuera de las instituciones». Batasuna, alertan las víctimas, hará de todo para llegar a las urnas: «Marcas blancas», «adornos semánticos», «maniobras ambiguas», «tongos» o «engaños». (...)

EL DECÁLOGO DE LAS ASOCIACIONES

1. Respeto y sensibilidad con las víctimas en la opinión pública, evitando inferir un nuevo dolor añadido, evitando asimismo una susceptibilidad justificada entre quienes tienen las heridas más sensibles.

2. Unas reglas de juego claras, comprensibles para todos, evitando capítulos de confusión pública.

3. Es imprescindible resistir a la tentación de impunidad judicial o histórica para blindarnos contra cualquier táctica engañosa promocionada por el mundo de Batasuna o ETA.

4. Antes del fin de ETA: no a la impunidad.

5. Durante el fin de ETA: no a la impunidad.

6. Tras el fin de ETA: no a la impunidad.

7. Exigencia a ETA, Batasuna y al resto de su entramado político de la necesaria condena de la historia de ETA para volver a jugar en la política democrática, a fin de evitar una nueva tentativa de banalización, relativización y legitimación a posteriori de la misma.

8. La política penitenciaria no debe convertirse en una política de gracia, porque no lo indica la ley y porque una aplicación laxa de la progresión de grados, supondría una forma de impunidad.

9. Para la reinserción de presos de ETA, hay que tener en cuenta las vertientes pública y privada. La vertiente privada exige el reconocimiento del daño personal causado, la asunción de responsabilidades pecuniarias y la colaboración, en lo posible, con la justicia para aclarar y resolver los cientos de casos de asesinatos aún no esclarecidos y pendientes de juicio. La vertiente pública exige la denuncia pública del reinsertado de la violencia terrorista, lo cual lleva a exigirle que acepte el Estado de Derecho, así como la condena de los fines totalitarios que radican en la acción terrorista para favorecer la deslegitimación del terrorismo entre los niños y jóvenes que legitiman todavía tales prácticas.

10. Las víctimas del terrorismo creemos que el hipotético final de ETA debe hacer posible el esclarecimiento de todos los atentados que están sin resolver y que suman centenares de asesinados, heridos, secuestrados y extorsionados sin autor conocido." (Fundación para la Democracia, citando a EL CORREO, 25/11/2010
)

"
Principios rectores para un modelo de fin de ETA sin impunidad

Documento firmado por la práctica totalidad de asociaciones de víctimas del terrorismo, en el que marcan los principios que deben regir un final de ETA con «ley y justicia». Exigen a la banda y a Batasuna «la condena de la historia del terror», una «condición democrática básica» para que esa coalición pueda participar en unas elecciones.Asociaciones y fundaciones de víctimas del terrorismo.
DOCUMENTO DE BASES

PRINCIPIOS RECTORES PARA UN MODELO DE FIN DE ETA SIN IMPUNIDAD

REUNIÓN DE ASOCIACIONES Y FUNDACIONES DE VICTIMAS DEL TERRORISMO

MADRID, 23 DE NOVIEMBRE DE 2010

1. INTRODUCCIÓN

En primer lugar deseamos mostrar nuestro reconocimiento a todas las víctimas de distintos grupos terroristas que han actuado en España, aunque en este documento nos centraremos en el caso de ETA.

Después de 50 años de terrorismo de ETA, la situación de debilidad que vive la organización terrorista hace suponer que podemos empezar a ver su final, aunque su decadencia puede ser aún larga y causar daño.

La debilidad de la banda no es fruto de la casualidad, sino de la actuación decidida del Estado de Derecho en la lucha antiterrorista, de los acuerdos entre los partidos democráticos, de la colaboración internacional y del hastío mayoritario con la violencia en Euskadi y Navarra, así como el compromiso decidido del resto de España. En consecuencia, es fruto de las políticas de tolerancia cero con el terrorismo y de deslegitimación del mismo puestas en marcha por los gobiernos central y vasco.

La posibilidad real del fin de ETA debe ser manejada, en todo caso, desde los principios que inspiran el Estado de Derecho.

Debe ser manejada, además, desde la perspectiva de que también se juega la fijación o no de los principios de la Verdad, la Memoria, la Justicia y la Dignidad de las víctimas de ETA, tanto de los asesinados, como de los heridos, como de los familiares de todos ellos. Y de toda la sociedad en cuanto que toda ella ha sido atacada por el fanatismo identitario de ETA.

Debemos atrevernos a escribir que los fanáticos de la identidad nacionalista han buscado durante largos años destruir la complejidad de la sociedad vasca y navarra para el cumplimiento de su sueño, mediante complejos mecanismos de control comunitario, adobado con procesos de intenso amedrentamiento y propaganda.

Por todo lo anterior, el futuro político de la sociedad vasca no puede escribirse sobre el proyecto político de ETA, aunque sea sin ETA y sin su violencia, porque de otra forma no habrá verdad en la Memoria, ni Dignidad, ni Justicia para sus víctimas que fueron asesinadas con el objetivo de favorecer la implantación del proyecto político de ETA.

No se trata de arrogarse de competencias ajenas, pero no cabe invocar la razón de estado para eludir un debate público, en su caso, sobre los principios rectores reales que van a regir el modelo del fin de ETA.

2. LOS PRINCIPIOS RECTORES DEL MODELO DEL FIN DE ETA

Las víctimas del terrorismo no tenemos competencia para diseñar ni ejecutar las políticas de los gobiernos, pero como cada ciudadano tenemos todo el derecho a exigir:

LA APUESTA POR LA CLARIDAD Y LA FRANQUEZA

Esto significa unos principios sobre el modelo del fin del terrorismo de ETA que incluyan:

- unas reglas de juego claras, comprensibles para todos.
- la cláusula explícita de resistirse a la impunidad judicial o histórica.
- que se evite caer en el juego semántico de ETA y Batasuna, siempre plagado de palabras torticeras, tacticismos maltintencionados y dobles sentidos para engañar.

LA APUESTA POR LA SENSIBILIDAD CON LAS VÍCTIMAS

Resulta especialmente pertinente que los poderes públicos, agentes políticos y grandes poderes y agentes mediáticos actúen con cierto autocontrol en cuanto a los usos propagandísticos del lenguaje en esta cuestión, para no inferir un dolor añadido, ni favorecer una extrema susceptibilidad entre quienes tienen las heridas más sensibles.

3. NOTAS BASICAS DE UN MODELO DE FIN DE ETA SIN
IMPUNIDAD

Las víctimas de ETA no tenemos competencia para diseñar ni ejecutar las políticas de los gobiernos, pero tenemos una especial cualificación para ejercitar nuestro derecho específico a la justicia y la dignidad debidas, así como para tener voz respecto a todo ello.

Ha de considerarse asimismo que las víctimas de ETA no nos hemos vengado y no hemos reclamado justicia privada. Nos hemos sometido a la ley en todo momento, lo cual tiene un valor extraordinariamente pedagógico respecto a la calidad democrática de nuestro futuro común. Nuestra sociedad no debería olvidar que en un Estado de Derecho el derecho a la justicia real no es negociable, ni relativo.

Si se permite algún tipo de impunidad, muchas de las víctimas no podrán completar su duelo. Resulta necesario un modelo de fin del terrorismo con ley y justicia. Precisamente por ello, y con todo el respeto, estamos cualificados para realizar una aportación que ayude a establecer los mínimos (formales y semánticos) que deben guiar a los diferentes actores que intervengan en este trayecto final.

3.1. No a la impunidad en el discurso o evitar la impunidad histórica. La necesaria reprobación de la historia de ETA es una exigencia y condición democrática básica.

Los asesinatos de ETA y toda su historia de acoso y coacción para la consecución de su proyecto político poseen, más allá de la dimensión del daño causado, una dimensión pública innegable. Porque no debemos olvidar que las víctimas de ETA lo fueron para la consecución de un fin político de los terroristas.

Su derrota pasa irremediablemente por no privatizar el daño, por no esconder la dimensión pública de lo que, en las personas asesinadas, quisieron destruir.

Por todo ello, creemos que lo primero que se debe exigir a ETA, a Batasuna y, en general, el entramado político de ETA, es la condena de la historia de terror de ETA, de toda esa historia, para garantizar que no nos encontramos con una de sus habituales jugadas puramente tácticas.

De no hacerse así, uno de sus objetivos clave para el futuro será seguir utilizando su depurada capacidad propagandística para establecer que esa historia del terror ha sido una historia legítima, y volverán a ofender gravemente a tantas familias rotas que ellos han provocado.

Si los responsables del daño causado no asumen su responsabilidad y no denuncian la historia del terror pretenderán relativizar nuestra memoria y verdad, como si fuera una opción más. Como si la sociedad democrática fuera un supermercado de las ideas, y la identidad asesina una opción más, banalizando una vez más, el mal y la historia de su terror.

Existe en la actualidad la tentación de banalizar lo que debemos exigir a ese mundo, precisamente por ello, es preciso tener muy claro que una narrativa que justifique a posteriori el terror de ETA significa tanto como justificar cada uno de los asesinatos que componen esa historia de terror. Significa tanto como decir que cada uno de esos asesinatos estaba bien, que había que cometerlo o que cometerlo no tiene valor. Sería tanto como volver a asesinar a cada una de las víctimas asesinadas.

Puede existir en la sociedad la tentación de establecer directamente un paréntesis, como si nada hubiera ocurrido, siguiendo la tendencia de una parte de la sociedad vasca y navarra que ha vivido así, de espaldas a la violencia fanática, neutral con esta grave y pertinaz vulneración de los derechos humanos contra una parte de sus vecinos. Sería conveniente evitar el establecimiento de un nuevo gran tabú comunitario: el de la repugnancia a escuchar la verdad del horror y sus ramificaciones en forma de violencia de persecución, la extorsión, los miles de niños que crecieron con un silencio obligado por la amenaza de muerte de sus padres....Los asesinatos son sólo la punta del iceberg de una trama completa de horror muchas veces consentido y difuso a la que debemos asomarnos colectivamente.

Es siempre eficaz socialmente enterrar bien a los muertos. Simbólicamente exige plasmar que fueron asesinados, y que lo fueron, ya lo hemos indicado, porque eran tenidos por los asesinos como un obstáculo para conseguir su fin político. Esa verdad tiene que traslucir con claridad en la narrativa que se escriba del pasado de ETA. De no ser así, construiremos el futuro sobre un engaño a sabiendas. (1)

3.2. Compromiso contra la impunidad jurídica

La historia de terror de ETA no tiene ninguna legitimación posible, debe ser condenada. Y esa condena debe ser exigida, mayoritariamente de forma pública, como pública es la estrategia terrorista.

Tal condena debe ser exigida como uno de los mínimos, sin cuyo cumplimiento no es posible ni reinserción particular alguna, ni participación alguna en el juego democrático. El mínimo, el primer límite, está en la condena de la historia de terror de ETA.

Hay mucha gente temerosa de exigir esto a ETA, como si fuera imposible. Pues bien, creemos que ya es hora de sacudirse los miedos y hasta el último gramo de tolerancia hacia una estrategia cruel y asesina.

3.3. Tolerancia cero con las identidades asesinas

Los representantes de la identidad asesina de ETA se asfixian fuera de las instituciones. La intención de Batasuna o de cualquier otra “marca blanca” del entramado político de ETA de presentarse a las elecciones municipales que se celebrarán el año próximo están trufadas de adornos semánticos y maniobras ambiguas que hacen imposible comprobar que no haya tongo o engaño, como ha sido habitual en todos estos años.

En el contexto político actual, existe una necesidad urgente de evaluar correctamente las pretensiones de ETA y Batasuna respecto a las elecciones locales y forales que se celebrarán en el año 2011. (2)

3.4. La política penitenciaria no debe convertirse en una política de gracia.

Un derecho inherente e irrenunciable a la condición de víctima del terrorismo, en cuanto ciudadanos con derechos completos, es el derecho a la Justicia.

La política penitenciaria sobre el colectivo de presos de ETA no debe considerarse como un instrumento de futura utilización para equivaler a políticas de gracia, porque las leyes no lo indican así.

Una política penitenciaria que llegara a basarse en la excarcelación anticipada de presos juzgados y sentenciados, enmascarándolo en una aplicación laxa de la progresión de grados, supondría una forma de impunidad.

Existe en la opinión pública española la tentación de pedir a las víctimas del terrorismo “generosidad”, instándoles a que sacrifiquen sus legítimas reclamaciones y renuncien a su justa reivindicación de justicia. Esta petición es una forma de chantaje moral, especialmente injusta teniendo en cuenta la naturaleza de los delitos y de la naturaleza de su duelo, todavía en parte pendiente y dependiente de un fin de la violencia sin impunidad.

3.5. El cumplimiento íntegro de las penas y de la ley

La Constitución de 1978, la ley General Penitenciaria, el Código Penal y el Reglamento Penitenciario suponen nuestra referencia en esta cuestión. Debe quedar claro que la reinserción significa, precisamente, el cumplimiento íntegro de las penas conforme a la ley.

No debemos olvidar que la reinserción social no es una finalidad absoluta de las penas privativas de libertad, sino que se trata de una orientación armonizable con otras finalidades de la pena y con la exigencia de justicia prevista en el art. 1 de la Constitución Española.

Para los casos que nos ocupan, la reinserción debe implicar un trabajo de asunción subjetiva de la responsabilidad con respecto al daño causado y una vertiente pública. Lógicamente se trata de casos individualizados porque no serían aceptables soluciones colectivas para el colectivo de presos etarras.

La experiencia comparada nos indica que resulta mucho más fácil para un terrorista dejar el terrorismo que profundizar realmente en el significado de su responsabilidad personal, profunda, con respecto a las víctimas que ha provocado.

Pero incluso reducir la exigencia a los terroristas que estén dispuestos a romper con la organización terrorista ETA al plano de actuaciones relevantes en el ámbito privado: escribir una petición de perdón, escribir el reconocimiento del daños personal causado o el pago de indemnizaciones pendientes no es suficiente, porque los asesinatos perpetrados por ETA para la consecución de su proyecto político poseen, además, una dimensión pública innegable .

La reinserción significa volverse a integrar en aquello que el delito ha roto. Lo que ha roto el delito terrorista de los miembros de ETA, además de la vida de familias enteras, son las reglas fundamentales de la convivencia aprobadas en derecho, atentando contra el Estado de Derecho y la Democracia basada en el pluralismo.

Los delitos de terrorismo tienen una dimensión pública, política, y es necesario que exista una satisfacción pública, política, del daño causado. Y esa satisfacción se puede dar si:

a) el arrepentido da un paso firme en pro de su reinserción, no un mero desenganche de la banda a la que pertenecía sin cuestionar nada de lo hecho ni plantearse realmente que ha supuesto su vida para él y sobre todo para sus víctimas.

b) El terrorista denuncia públicamente la violencia, los fines totalitarios que están en el núcleo de acción de toda organización terrorista, y a ser posible, colabora activamente con las autoridades para el esclarecimiento de los varios cientos de crímenes pendientes de resolver.

c) Todo ello conduce a que deben expresar su aceptación del Estado de Derecho.

La reinserción pública se convierte en un instrumento más de la deslegitimación del terrorismo, especialmente en los lugares donde todavía existen niños que justifican este tipo de asesinatos.

Consideramos además necesario establecer un cauce de información sobre la situación procesal de los delitos terroristas.

3.6. Contra la banalizacion del mal en la comunicación publica

Para los terroristas resulta relevante que las víctimas resulten irrelevantes para la sociedad. De hecho los terroristas etarras han utilizado toda su capacidad de influencia para que las víctimas y sus familias resultaran estigmatizadas y marginadas en sus entornos comunitarios durante años. Muchas de ellas se vieron forzadas a marcharse de sus hogares a lo largo de varias décadas y todavía hay focos comunitarios donde la estigmatización se mantiene casi intacta.

Un comunitarismo mal entendido y el poder del miedo generó un régimen de tolerancia hacia los propagadores de la identidad asesina en muchos rincones del País Vasco y Navarra, sin apenas resistencia, con enorme autocensura y miedo para ejercitar la crítica a los asesinos. La banalización comunitaria de los actos de los fanáticos permitió echar profundas raíces a esta subcultura de la violencia terrrorista.

Cualquier eventual exención de responsabilidades por la banalización de las palabras y los conceptos relativos al modelo de fin del terrorismo siempre supondrá una desvalorización de los humanos atacados, una banalización de los derechos humanos vulnerados de las víctimas.

La banalidad y frivolidad a la hora de utilizar algunos de los conceptos claves sobre los que pivota la definición de un modelo sobre el fin de ETA afecta profundamente a la sensibilidad de los más afectados por los efectos del terrorismo. En especial, sus siguientes manifestaciones:

-La invitación al perdón de la víctima como excusa para saltarse el derecho a la justicia, especialmente ofensivo cuando lo proclaman laicistas declarados. Un ejemplo paradigmático de la separación del plano legal y el moral, es que el Papa Juan Pablo II perdonó a Ali Agca, pero el preso siguió cumpliendo su pena.

-El recurso a la palabra “conflicto” para eludir la responsabilidad por la historia asesina de ETA.

-Los espacios imaginarios de equidistancia entre víctimas y victimarios para evitar sacar conclusiones que comprometen a la comunidad en las políticas de justicia y reparación.

-La predisposición de ciertos sectores de la opinión pública a juzgar con dureza extrema las palabras de las víctimas del terrorismo y con extrema indulgencia las de los asesinos y la organización terrorista.

4. ¿Y SI SE DIERA UN MODELO CON IMPUNIDAD?

En ese caso, las víctimas no podrían desarrollar un papel de deslegitimación ética, social y política que necesitará muy especialmente la sociedad vasca y navarra tras el fin de ETA, puesto que la aplicación de cualquier tipo de impunidad forzaría a elaborar un tipo de discurso en el que se diluyera el fondo de verdad objetiva de las víctimas.

La colaboración en el ejercicio público de memoria no resultaría coherente puesto que cualquier iniciativa institucional de investigación y preservación de la memoria se vería contaminada sustancialmente por el fondo de impunidad y necesitaría subterfugios eufemísticos. La reparación de las secuelas del terrorismo sería, como la culminación del duelo, una tarea incoherente y contradictoria.

En un modelo que tolerara dosis de impunidad, el pretendido apoyo a las víctimas del terrorismo se convertiría en un grotesco sarcasmo, por mucho que se utilizasen con éxito fórmulas retóricas, propagandísticas y de control mediático que lo enmascarase.

5. EPILOGO

El mundo de Batasuna pide una pista de aterrizaje. La piden con derecho a la impunidad, llamando a las excarcelaciones cuestión técnica y se suponen con derecho a legitimar un relato de la historia del terrorismo. Y antes y después, mesas y negociaciones políticas para defender, como mínimo, su propia esencia. El mundo de ETA, por otra parte, no ha renunciado a volver a su estrategia clásica del terror.

La victoria sobre ETA significa la victoria del Estado de Derecho sobre el totalitarismo, el fanatismo y la exclusión que supone el modelo de ETA y su mundo. La victoria sobre ETA debe evitar la legitimación de la historia del terrorismo y permitir cerrar en buena parte, y en paz, el duelo personal y comunitario de tantas heridas y tanto horror.

Suscrito por: Fundación Fernando Buesa, Fundación Miguel Ángel Blanco, Fundación Gregorio Ordoñez, Fundación Alberto Jiménez Becerril, Fundación Tomás Caballero, Fundación Víctimas del Terrorismo, Fundación de Victimología
Federación de Asociaciones de Víctimas del Terrorismo de España, Covite, Asociación Víctimas del Terrorismo, Asociación Andaluza de Víctimas del Terrorismo, Asociación Murciana de Víctimas del Terrorismo, Asociación Valenciana de Víctimas del Terrorismo, Avocación Gallega de Víctimas del Terrorismo, Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo, Asociación Extremeña de Víctimas del Terrorismo, Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas, Asociación de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Víctimas del Terrorismo, Asociación de Ayuda a Víctimas del Terrorismo y Pro Derechos Humanos, Asociación Dignidad y Justicia, Asociación Ayuda 11M
Asociación 11M Afectados

NOTAS:
(1) "...los que hoy son terroristas puede que mañana no lo sean, siempre y cuando ganen la batalla política". Pernando Barrena. 2007.

(2) "Hay más razones que nunca para la lucha armada, pero menos condiciones objetivas y subjetivas que nunca". Tasio Erkizia. 2010. Una de la condiciones a las que hace referencia es volver a entrar en las instituciones democráticas.

Asociaciones y fundaciones de víctimas del terrorismo, 24/11/2010 (Fundación para la Libertad)