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26/10/21

Jordi Pujol o el deshonor de Cataluña... Pujol no solo supo construir una estrategia de agitación para enfrentarse a la Justicia, sino que consiguió que una mayoría de la Audiencia de Barcelona decidiese no juzgarlo. Esto es ejercer el poder: hacer que los otros hagan aquello que a ti te conviene

 "«Los príncipes son compañeros, si no dueños de las leyes; el poder que la justicia no ha ejercido sobre sus cabezas, es razonable que lo ejerza sobre su reputación y sobre los bienes de sus herederos, -cosas que a menudo preferimos a la vida-.» Michel de Montaigne

Han pasado siete años desde que el expresidente de la Generalitat emitió su mendaz confesión sobre la fortuna oculta en paraísos fiscales, durante más de treinta años, proveniente de un inverosímil legado de su padre, acompañada de un presunto arrepentimiento, demandas de perdón y voluntad de expiación.

Al conocerse la noticia, en 2014, apenas hubo reacciones airadas en Cataluña. La más extemporánea fue el iconoclasta derribo de una estatua que representaba a Pujol encaramado en lo alto de un pedestal, y que en un acto de egolatría propio de los regímenes totalitarios fue inaugurada por el propio representado. Del impacto emocional de la noticia se pasó al silencio y al olvido, como si nada hubiera ocurrido.

Hasta que de forma sigilosa Pujol fue haciendo apariciones públicas. Primero de forma ocasional hasta alcanzar el paroxismo al convertirse en nonagenario. Los exégetas hicieron esfuerzos por desentrañar su personalidad, tal que si fuera un jeroglífico indescifrable. Sobre su obra de gobierno se derramaron los elogios necesarios para convertirla en ingente, aunque Cataluña, comparativamente, hubiese progresado menos que España, Madrid o Barcelona en el mismo plazo de tiempo.

No hay que olvidar que Pujol lograba holgadas victorias gracias a que la mitad de los electores no se sentían impelidos a votar en unos comicios catalanes. Ejercía un poder omnímodo, cuasi por asentimiento, lo que el presidente Tarradellas vaticinó como una «dictadura blanca», con la aquiescencia de la oposición socialista que bendecía sus ensoñaciones identitarias mientras que una élite de la burguesía catalana buscaba refugio en un ‘capitalismo clientelar’ o de ‘amiguetes’ sin precedentes en nuestro país y que dio lugar a una corrupción propia, ‘made in Cataluña’, con reiteradas imputaciones a miembros del gobierno o dirigentes del denominado ‘sector negocios’ de su partido. Amordazó a los medios de comunicación hasta tal punto que -salvo alguna excepción en un semanario irreverente al inicio de su mandato- nunca desvelaron a la opinión pública un caso de corrupción. Ni uno solo.

El definitivo enjuiciamiento de Pujol, de todos sus hijos y de los colaboradores necesarios para la comisión de los delitos que permitieron, según el fiscal, un enriquecimiento de todos ellos aprovechando el cargo de presidente de la Generalitat, ha acelerado su práctica rehabilitación pública. En Cataluña, está hoy más vigente que nunca lo que decía Hanna Arendt: «Lo que define a la verdad factual es que su opuesto no es el error, la ilusión ni la opinión, sino la falsedad deliberada o la mentira».

En el imaginario colectivo se ha implantado un corpus hermenéutico. Hay explicaciones endógenas que hacen de lo sucedido un simple error humano, un borrón sin importancia en la hoja de servicios de Jordi Pujol. Su delito fiscal, no se sabe si «por miedo, por desidia, por ligereza, por debilidad» (según declara en su reciente libro de conversaciones) estaría justificado por su exclusiva dedicación a la misión que tenía encomendada como padre la patria. Se le exonera, también, trasladando la responsabilidad de la corrupción a sus vástagos, alegando un imposible desconocimiento de sus fechorías, así como su autoproclamada incapacidad para ejercer como padre. Tampoco faltan quienes convierten a su esposa, Marta Ferrusola, en una figura shakesperiana, el ‘deus ex machina’ de todo lo sucedido.

La alardeada exigencia ética de líder nacionalista, su inveterada condición de predicador con sus arengas de moralina barata, finalmente le habría jugado una mala pasada, aunque no cese de repetir la letanía de que «No soy un corrupto. No soy un corrupto…», convertida ya en un sonsonete, ni deje de compararse con Helmut Kohl, el canciller que logró la reunificación de Alemania pero que cayó en desgracia por un caso también de corrupción. A pesar de su inusitado interés por pasar a la Historia, incluso su propio cuñado Francesc Cabana ya ha sentenciado que «La Historia no absolverá a Jordi Pujol».

Por si todo ello no bastara siempre se puede recurrir al malvado ‘Estado español’. El origen sería la famosa entrevista televisiva que le hizo Jordi Évole en 2012, en que Pujol se declaraba partidario de la independencia en un hipotético referéndum de autodeterminación. Sería, a fin cuentas, una maniobra del Gobierno del Partido Popular para tratar de frenar, a través de una mala praxis policial, el llamado ‘procés’ independentista. De ahí el ‘pantallazo’ de sus cuentas en Andorra, y el convencimiento general en Cataluña de que no podrán demostrarse las acusaciones allí vertidas a causa de los años transcurridos y de que al final la cosa acabará en nada, o casi nada como ya ocurrió con Banca Catalana.

Es un precedente nada desdeñable. La respuesta del nacionalismo al enjuiciamiento de Pujol fue una demostración de fuerza ante la aún débil democracia española, tras el fallido golpe de estado del 23-F. La inhibición como inculpado de Pujol, tras sus bravatas de que «a partir de ahora de ética solo hablaremos nosotros» proclamadas desde el balcón de la Generalitat ante una multitud enfervorecida, le concedió un régimen de absoluta impunidad con la condescendencia de los sucesivos gobiernos de España, hasta el punto de convertirse en un auténtico virrey de Cataluña, tal como reza el título de una hagiografía.

También lo es para los actuales líderes del independentismo, como escribe recientemente el politólogo Albert Aixalà en la revista de pensamiento en catalán, ‘Política & Prosa’: «Pujol no solo supo construir una estrategia de agitación para enfrentarse a la Justicia, sino que consiguió que una mayoría de la Audiencia de Barcelona decidiese no juzgarlo. Esto es ejercer el poder: hacer que los otros hagan aquello que tú quieres, aquello que a ti te conviene. No solo los tuyos sino también los demás».

El día que finalmente se inicie la vista oral no serán solo Pujol, sus hijos y el resto de los implicados quienes se sienten en el banquillo de los acusados, sino que también lo hará Cataluña, aquella que Pujol moldeó a su antojo y semejanza y que nos ha llevado hasta la actual situación de ruina económica y fractura social, al colapso total."                     

(Manuel Trallero es escritor y periodista. Revista de prensa, 18/06/21; fuente: ABC, 18/06/21)

23/4/21

La 'organización criminal' de los Pujol

 "Los autos dictados por la Audiencia Nacional (AN) sobre la “trama” de los Pujol, tras la fase instructora del proceso, tienen, por sí mismos, una evidente trascendencia.

 Particularmente, porque abren la puerta a la fase acusatoria y al juicio oral contra el primer expresidente de la Generalitat de la democracia, su esposa e hijos, incluida la excónyuge de Jordi, Mercè Gironés; con la excepción de Oriol, ya condenado por delitos de corrupción. Representan una terrible carga, no solo contra dicha familia, sino contra el nacionalismo y el propio independentismo, ya en franco estado decadente.

 Es un proceso que tiene unos orígenes evidentes. El expresident fue uno de los principales responsables de la quiebra de Banca Catalana --ninguneada por un tribunal plegado al poder--, lo que obligó al Estado a desembolsar fondos públicos por importe de 125.000 millones de las antiguas pesetas para afrontar el desequilibrio provocado por la pésima y punible gestión de Pujol y demás consejeros.

A partir de 1980, el ahora principal responsable, mientras ejerció la Presidencia de la Generalitat y hasta 2014, estuvo defraudando a la Hacienda Pública, con la evidente permisividad de todos los Gobiernos del Estado, y su correlativo enriquecimiento, de enormes proporciones, constituyendo un fondo que, también, fue aprovechado por sus hijos.

A partir de ahí, el expresident, conjuntamente con su esposa, promovió y apoyó la actividad económica de aquéllos. Es el objeto del proceso en curso. Por delitos muy graves, especialmente, el deorganización criminal, en cuanto se les atribuye, provisionalmente, una actuación concertada y coordinada de padres e hijos para la obtención ilícita de fondos y la posterior distribución y ocultación de los mismos en cuentas corrientes de entidades radicadas en paraísos fiscales, lo que, obviamente, ha dificultado su localización: además de los delitos de fraude fiscal, blanqueo de capitales y falsedad documental.

 Son conductas criminales que, como no podía ser de otra manera, conectan con conductas corruptas, que la Audiencia Nacional no precisa, pero sugiere con evidente claridad: ”rendimientos económicos, que la resolución conecta con la influencia de miembros de la familia para orientar ciertas resoluciones de la Administración autonómica catalana, rendimientos que a su vez, fueron objeto de operaciones de transformación y a movimientos de diversa índole, con la finalidad de ocultar su procedencia ilícita”. Suponemos que el escrito de acusación precisará el verdadero alcance de esta trama, tan compleja como ilícita.

 En el ámbito de los delitos contra la Hacienda Pública, cobra una singular relevancia el atribuido al imputado Josep, como titular de la cuenta AN7807 de la entidad BPA, de Andorra, en la que figura, a 8 de febrero de 2010, un ingreso de 800.000 euros.

En este contexto delictivo, puede y debe situarse la intensa actuación societaria de los hijos Jordi, Josep y Oleguer, además de Mercè Gironés. Desde 1990 a 2012, crearon o participaron, como administradores, en 21 sociedades, anónimas o limitadas, según debe constar en la causa penal, con finalidades muy diversas. Así consta, además, en los Registros Mercantiles de Barcelona, Tarragona, Madrid, Bilbao, Las Palmas y Melilla.

 Es una muestra de la amplitud territorial de su ilícita actividad económica, además de su relación con sociedades extranjeras, lo que otorga fundamento al razonamiento de la AN. Así, entre otros supuestos, debe saberse la razón por la que el imputado Oleguer fue designado administrador de tres sociedades constituidas en Las Palmas por la sociedad holandesa Drago Mediterranean Holding Cooperatieef U.A. o de otra, constituida en Melilla, Tres Forcas Capital S.A., por la sociedad Pavane Investments S.A, de Luxemburgo.

 Pero es igualmente significativa la intensa actividad societaria del imputado Jordi, que crea o administra 13 sociedades, entre las que destaca, por su relevancia en la actividad presuntamente punible, Hot Line Computer SL, constituida con Mercè Gironés en 1990, con un capital social de 55.000.000 pesetas, Inter Rosario Port Services S.A., constituida en 2001, de la que posteriormente es nombrada administradora Mercè Gironés, quien también lo es de las sociedades Iniciatives Marketing i Inversions SL, constituida en 1993, y Project Marketing Cat SL, constituida en 2001. Pero concurre en su imputación un motivo especialmente grave. El auto recurrido “menciona numerosos ejemplos de contratos de prestación de servicios inexistentes… que servían de instrumento para ocultar flujos de fondos de procedencia ilícita”.

Respecto a Mercè Gironés, hay que destacar su intensa participación en los referidos hechos delictivos mientras mantiene su relación personal con Jordi. En todo caso, es ella la que crea la sociedad Irigem 2012 el 6 de diciembre de dicho año con un capital  inicial de 3.010 euros. Pero, posteriormente, lleva a cabo ampliaciones de capital hasta alcanzar la suma de 7.652.425 euros. 

El mejor conocimiento de la causa permitirá saber el origen de dichos fondos. Pese a que el tribunal excluye su responsabilidad penal por dos delitos fiscales, es lo cierto que mantiene la continuidad del proceso contra la misma porque subsisten contra ella “indicios de (su) participación” en todos los demás delitos tipificados y perseguidos en el mismo.

El camino hacia el juicio oral está abierto. Estamos ante un proceso crucial y determinante del futuro político de Cataluña."                    (Carlos Jiménez Villarejo ,  Crónica Global, 22/04/21)