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4/8/24

Gonzalo Bernardos: ¿Por qué estoy en contra de un concierto económico para Cataluña? Los cálculos sobre las balanzas fiscales tienen una limitada credibilidad... la solidaridad entre las autonomías debe continuar... la solidaridad no puede quedar limitada por la ordinalidad... las balanzas fiscales no tienen en cuenta la aportación de la AGE al sistema de pensiones. si la contribución de Cataluña al PIB español fue del 19%, los residentes en la autonomía obtuvieron a través del sistema de pensiones una financiación adicional de la AGE por valor de 13.285 millones

 "El 29 de julio, los negociadores del PSC y ERC llegaron a un acuerdo para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Entre los temas acordados, el más relevante fue la concesión de un concierto económico a Cataluña. Si lo aprueba el Congreso, la anterior asignación equipararía fiscalmente a la autonomía catalana con el País Vasco y Navarra y supondría la creación de un nuevo régimen especial (una financiación singular).

En un próximo futuro, la Agencia Tributaria Catalana recaudaría la totalidad de los impuestos generados en la autonomía, abonaría una parte a la Administración General del Estado (AGE) por los servicios prestados directa e indirectamente a los residentes en Cataluña (el importe conocido como cupo) y pagaría una cuota, denominada de solidaridad, para ayudar al desarrollo de las comunidades con menos recursos.

Indudablemente, el concierto económico aumentaría los ingresos a disposición de la Generalitat y, como catalán residente en la autonomía, podría resultarme beneficioso. Por un lado, por una reducción de los impuestos sufragados. Por el otro, debido al incremento del gasto público efectuado en sanidad, educación, infraestructuras, etcétera.

A pesar de ello, estoy en contra de la concesión del concierto a Cataluña, tanto por motivos económicos como políticos. Los primeros son los siguientes:

a) los cálculos sobre las balanzas fiscales tienen una limitada credibilidad. Las balanzas fiscales constituyen un magnífico ejercicio académico, pero tienen una limitada credibilidad para cuantificar lo que una comunidad autónoma aporta a la AGE y lo que recibe de ella. En primer lugar, porque hay dos tipos de balanzas (las observadas y las neutralizadas) y múltiples métodos para calcularlas.

En segundo, debido a los numerosos supuestos que deben hacerse para llegar a algunas conclusiones. Por un lado, no existe la suficiente información desagregada. Por el otro, el gasto efectuado por la AGE beneficia a la comunidad donde se realiza y también al resto del país. Así ocurre con las inversiones efectuadas en el puerto de Barcelona, en el AVE a su paso por Castilla y León o en las instalaciones militares de Zaragoza.

En tercero, por las grandes diferencias observadas en los resultados proporcionados por las distintas balanzas y métodos. Así, por ejemplo, en 2009, el saldo fiscal de Cataluña con la AGE oscilaba entre un superávit de 4.015 millones y un déficit de 16.410 millones. El primer dato era obviado por la Generalitat y el segundo publicitado una y otra vez. Desde mi perspectiva, ninguno de los dos se ajustaba a la realidad.

b) la solidaridad entre las autonomías debe continuar. En nuestro país, casi nadie cuestiona que las personas con mayores ingresos tengan un saldo fiscal negativo. En otras palabras, la cuantía pagada en impuestos supere a la obtenida en prestaciones públicas. Los partidos independentistas catalanes también son partidarios de la solidaridad, pero únicamente en el ámbito de Cataluña. Por dicho motivo, les parece muy bien que los ciudadanos del área metropolitana de Barcelona financien a los del resto de la autonomía.

No obstante, es sorprendente que un partido progresista como el PSOE apoye un concierto económico en Cataluña, a pesar de que tal posibilidad no figura en la Constitución.

Especialmente porque está a favor de la redistribución de rentas entre los ciudadanos a través de los impuestos y el gasto público. Una concesión que hará más rico a un territorio próspero y empobrecerá a las autonomías con un menor PIB per cápita.

c) la solidaridad no puede quedar limitada por la ordinalidad. En el acuerdo entre PSC y ERC, ambas formaciones limitan la solidaridad de los catalanes con el resto de España a la ordinalidad. En la clasificación de las autonomías, según lo que aportan y reciben de la AGE, dicho acuerdo establece que Cataluña jamás ha de ocupar una posición más baja en el segundo apartado que en el primero. Si así sucediera, la contribución efectuada al resto de territorios sería escasa y sustancialmente inferior a la calculada por FEDEA (2.168 millones en 2021).

La anterior restricción extrapolada al ámbito del IRPF implicaría que cualquier español cuyos ingresos anuales ascienden a 300.000 euros debería recibir más prestaciones públicas que los perceptores del salario mínimo (15.876 euros), a pesar de que los segundos las necesitan mucho más que los primeros. Una opción que públicamente ningún partido, incluidos los de carácter neoliberal, se atrevería a proponer.

d) las balanzas fiscales no tienen en cuenta la aportación de la AGE al sistema de pensiones. Los ingresos por cotizaciones de los afiliados a la Seguridad Social y las clases pasivas son insuficientes para sufragar los pagos en concepto de pensiones contributivas y los gastos derivados de su gestión. Según Miguel Ángel García, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, en 2023 el desfase entre unos y otros ascendió a 69.919 millones.

En el pasado año, si la contribución de Cataluña al PIB español fue del 19%, los residentes en la autonomía obtuvieron a través del sistema de pensiones una financiación adicional de la AGE por valor de 13.285 millones. Una cuantía más de seis veces superior a la aportada por dicho territorio al régimen común de financiación en 2021 (2.168 millones)

Los motivos políticos son los siguientes:

a) ninguna comunidad autónoma debería tener un régimen de financiación especial. Desde mi perspectiva, todas las comunidades deberían forman parte del régimen común y ninguna de ellas disponer de uno especial. Por eso, estoy en contra del concierto económico catalán, pero también del vasco y navarro. No obstante, los dos últimos están contemplados en la Constitución, pero no así el primero. Indudablemente, una diferencia esencial.

El régimen especial del País Vasco y Navarra les permite recibir financiación del resto de España, siendo ambas autonomías más ricas que el conjunto del país. Por eso, el gasto social por habitante en dichas comunidades supera al observado en cualquier otra. Una situación derivada de dos factores: la inexistencia de solidaridad con el resto de la nación y la negociación política del cupo.

Una y otra vez, el Gobierno español de turno, para contentar al PNV y obtener sus votos en el Congreso, acepta que la AGE reciba un importe inferior al que le correspondería por los servicios prestados a los residentes en el País Vasco y Navarra. Indudablemente, un agravio comparativo para Cataluña, una comunidad que en el verano de 1980 prefirió continuar en el régimen común de financiación a disponer de uno especial, y también para el resto de España.

b) el concierto económico facilitaría la independencia de Cataluña. En esta ocasión, los dirigentes de ERC tienen razón. De ninguna manera, constituye un farol lo que dicen. La recaudación y gestión de los ingresos tributarios originados en el territorio catalán constituye un paso hacia adelante en la ruta hacia la independencia.

En primer lugar, porque el día después de la declaración podrán continuar financiando los servicios públicos básicos. En segundo, debido a que les permite disponer de más capital para promocionar sus supuestas ventajas, tanto en Cataluña como en el resto del mundo. Con el concierto económico, la Agencia Tributaria Catalana tendrá unas características similares a las de cualquier otra de un país desarrollado.

c) constituye un agravio comparativo respecto a las otras comunidades ricas. La concesión de un concierto económico a Cataluña impediría negárselo a las otras dos autonomías (Madrid y Baleares) que aportan más de lo que reciben de la AGE, según FEDEA. Si se les otorgara, la redistribución de rentas entre territorios sería escasa o nula y el país iniciaría un incierto camino, cuyo distinto final probablemente sería la creación por la puerta de atrás de una confederación de naciones. Una posibilidad para nada contemplada en la Constitución.

En definitiva, constituye una sorpresa que un partido de implantación estatal como el PSOE acceda a concederle a Cataluña un concierto económico. No obstante, ya no lo es que sus dirigentes negaran tal posibilidad solo unos días antes. Indudablemente, supone una contradicción que dicha formación sea favorable a la redistribución de rentas entre las personas, pero no entre las autonomías, cuando las segundas están integradas por ciudadanos.

A pesar de que el concierto me beneficiaría, pues soy catalán y residente en la comunidad, soy contrario a él. En primer lugar, porque soy solidario con los que menos tienen. En segundo, debido a que mi solidaridad con los de Lleida es idéntica a la que tengo con los de Badajoz. Para nada, tal y como sucede con los independentistas, tiene como límite el territorio catalán.

En tercero, porque estoy a favor de la justicia social y deseo que en España todos los ciudadanos dispongan de los recursos necesarios para obtener un nivel de vida digno. En cuarto, debido a que todas las autonomías no poseen las mismas cartas. Las que disponen de una mayor inversión privada (Madrid y Cataluña) siempre tienen en su mano uno o varios comodines. En cambio, la que tienen menos acceso a ella, difícilmente poseen dos o más naipes cuyos números sean correlativos o idénticos.

La historia reciente muestra claramente la insaciabilidad de los políticos independentistas. Les den lo que les den los partidos españoles, jamás se conformarán, excepto si les ofrecen la independencia. La concesión del concierto económico supondría un gran paso adelante en la ruta que conduce a su objetivo y probablemente comporte la aparición de un nuevo procés. Si así sucede, espero y deseo que no sea tan dañino para Cataluña como el anterior. De él, aún no nos hemos recuperado ni social ni económicamente."                 (

25/3/24

Balanzas fiscales, otra vez... Si se defiende la eliminación de agravios comparativos toca replantearse los importes del cupo vasco y la aportación navarra, resolver los problemas de infrafinanciación en el régimen común y repensar el régimen especial canario... en todos los países del mundo hay regiones con balanzas fiscales positivas, que reciben más de lo que aportan, y negativas, que aportan más de lo que reciben... País Vasco, Navarra y Canarias disfrutan de un saldo fiscal sustancialmente más favorable de lo que cabría aguardar teniendo en cuenta su renta per cápita regional... si uno defiende la eliminación de agravios comparativos, converger con los países más avanzados de la Unión Europea y profundizar en la cohesión social, lo que toca son otras cosas. En particular: replantearse los importes del cupo vasco y la aportación navarra, resolver los problemas de infrafinanciación en el régimen común y repensar el régimen especial canario

 "En España llevamos 20 años hablando de forma recurrente sobre balanzas territoriales. Nos hemos convertido ya en campeones mundiales en cálculos y aportaciones metodológicas. Para que el lector no especialista comprenda mejor el alcance e interés del nuevo episodio al que parece que vamos a asistir, conviene incidir en algunas ideas.

La primera es que las balanzas fiscales son una estimación que requiere partir de hipótesis que admiten márgenes en su concreción, lo que influye en los resultados finales. No es como mirar un termómetro o calcular la cantidad de agua acumulada en un embalse. La existencia de un consenso metodológico previo es la única manera de evitar el baile y la confrontación de cifras aparentemente calculadas de forma objetiva.

Segundo, en todos los países del mundo hay regiones con balanzas fiscales positivas, que reciben más de lo que aportan, y negativas, que aportan más de lo que reciben. Exactamente igual que usted o yo no tenemos residuos fiscales nulos: dependiendo de su nivel de renta y de la demanda efectiva que hace de los servicios públicos su residuo será mayor o menor. Son las reglas del juego redistributivo de las sociedades democráticas que tanto nos ha costado construir.

Si la existencia de saldos negativos y positivos es inevitable, las preguntas relevantes son si existen agravios comparativos dentro de España y cómo nos situamos respecto a los países de nuestro entorno. La respuesta a la primera pregunta es que, en general, las estimaciones muestran que País Vasco, Navarra y Canarias disfrutan de un saldo fiscal sustancialmente más favorable de lo que cabría aguardar teniendo en cuenta su renta per cápita regional. Lo contrario ocurre en la Comunidad Valenciana y Murcia. Cataluña y la Comunidad de Madrid se sitúan muy cerca de donde cabría aguardar. Sobre la segunda cuestión, España no figura entre los países de la UE que despliegan una mayor redistribución interregional de la renta: la evidencia empírica disponible muestra que en España el efecto redistributivo interregional es muy inferior al que se constata en Dinamarca, Suecia, Países Bajos o Alemania.

Cuarta y última idea: las balanzas fiscales sí tienen que ver con el sistema de financiación autonómica. Las posiciones tan favorables de País Vasco y Navarra son, sobre todo, resultado de la aplicación del sistema foral. Y la mala posición de Murcia y la Comunidad Valenciana son explicadas en buena medida por la infrafinanciación derivada de la deficiente aplicación del sistema de régimen común.

Entiendo que una parte de las fuerzas políticas de Cataluña presione por alcanzar un status similar al de las comunidades forales. Pero si uno defiende la eliminación de agravios comparativos, converger con los países más avanzados de la Unión Europea y profundizar en la cohesión social, lo que toca son otras cosas. En particular: replantearse los importes del cupo vasco y la aportación navarra, resolver los problemas de infrafinanciación en el régimen común y repensar el régimen especial canario."

(Santiago Lago Peñas es catedrático del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo. El País, 20/03/24)

16/12/22

Los vascos pagan, aparentemente... en la renovación del cupo vasco para los próximos cinco años, el PNV ha logrado un nuevo acuerdo escandaloso, pues la contribución de las Haciendas forales se limita a 1.472 millones anuales... La realidad es que los vascos no contribuyen a la solidaridad territorial y disfrutan de una sobrefinanciación per cápita para las políticas educativas, sociales y sanitarias, que es el doble o más que en el resto... disfrutan de un modelo único en el mundo, que sería imposible de extender a Madrid o Cataluña sin que el Estado español dejase de existir. Hace cinco años, la ley del cupo debería haberse recurrido ante el TC, pero nadie lo hizo

 "En medio del ruido político semanal, centrado en la tensión entre Pablo Iglesias y Yolanda Díaz a cuenta de los efectos indeseados de la ley del ‘solo sí es sí’, una importante noticia se ha escapado del radar de muchos analistas: la renovación del cupo vasco para los próximos cinco años. El PNV ha logrado un nuevo acuerdo escandaloso, pues la contribución de las Haciendas forales se limita a 1.472 millones anuales, cifra con la que los vascos contribuyen, aparentemente, al sostenimiento de los gastos del Estado no transferidos a las autonomías. 

Se supone que, según la ley del cupo, esa cifra representa el 6,24% del total, pero expertos como Ángel de la Fuente o Diego Martínez López vienen poniendo de manifiesto que el cálculo contiene muchos trucos y trampas para que el resultado se adecue a la negociación previa. En el cálculo del cupo todo es mentira, pues los vascos pagan muy por debajo de lo que les corresponde.

Hace cinco años, con Mariano Rajoy en la Moncloa, la aprobación del cupo para el período 2017-2021 levantó una ola de indignación entre los presidentes autonómicos tanto del PP como del PSOE. El País Vasco pasó a quedarse con mil millones adicionales del IVA, en perjuicio de las otras autonomías, entre otros regalos, y su contribución a los gastos comunes se rebajó a la irrisoria cifra de 1.300 millones.

 La realidad es que los vascos no contribuyen a la solidaridad territorial y disfrutan de una sobrefinanciación per cápita para las políticas educativas, sociales y sanitarias, que es el doble o más que en el resto. En sus críticas, los presidentes autonómicos (Ximo Puig, Javier Lambán o Núñez Feijóo) no descubrían nada nuevo, solo que hasta entonces el cupo vasco había sido un tema tabú en la política española. Ante la mínima objeción se decía que el modelo del concierto es un derecho histórico amparado en la Constitución, lo cual es una verdad a medias, pues lo que no debería implicar es desigualdad entre territorios y la quiebra del principio de solidaridad.

Cinco años atrás, el PP estaba dispuesto a cualquier cambalache para aprobar los Presupuestos y necesitaba los votos del PNV. Ahora, al Gobierno de izquierdas le ocurre exactamente lo mismo, y los nacionalistas han vuelto a aprovechar la ocasión para blindar sus privilegios sin que nadie rechiste. Se dirá que los vascos pagan, contribuyen a los gastos comunes, pero solo lo hacen aparentemente, pues disfrutan de un modelo único en el mundo, que sería imposible de extender a Madrid o Cataluña sin que el Estado español dejase de existir. Hace cinco años, la ley del cupo debería haberse recurrido ante el TC, pero nadie lo hizo. Ahora también en esto Pedro Sánchez tiene suerte, pues esta vez del asunto ni se habla.  "                          (Joaquim Coll, 20Minutos, 21/11/22)

25/3/22

¿Izquierda y autodeterminación? ¿Centralismo? ¡¡¡ Federalismo !!!

 "En una izquierda huérfana de intelectuales como la española y la catalana, destacan las excepciones de Jordi Solé Tura y Manuel Sacristán. Ambos introdujeron Gramsci en nuestro país. 

Dicen las malas lenguas que Solé Tura tradujo el Gramsci más eurocomunista y Sacristán el más leninista. Solé Tura sufrió dos de los principales problemas políticos de nuestro país: el primero, que el nacionalismo conservador acuse de anticatalán cualquier proyecto alternativo al de la derecha catalana y el segundo, el de la izquierda que le compra este marco. Desde la Lliga hasta el Procés, pasando por el pujolismo, cualquier proyecto alternativo de Cataluña ha sido tachado de anticatalán por la derecha y una parte de la izquierda.

 Soleturisme es el ismo inventado por la derecha nacionalista y parte de la izquierda para hacer una lectura falaz de la obra de Solé Tura. Solé Tura nunca dijo que el catalanismo fuera propio de burgueses, sino todo lo contrario, como se puede comprobar leyendo su obra Catalanismo y revolución burguesa o Autonomías, federalismo y autodeterminación. Solé Tura sí argumentó su posición contraria a la autodeterminación.

 Los argumentos se pueden encontrar en su obra reeditada por El Viejo Topo. Si Solé Tura hubiera vivido la última década hay podría añadir nuevos. El consenso catalanista a favor de la autodeterminación es un falso consenso, dado que se desvanece cuando se acerca la realización de este supuesto derecho.

 Lo hemos vivido en Cataluña, cuando aquel Som el 80% basado en algunas encuestas de opiniones de 2012 desapareció en octubre del 17. Además, la experiencia escocesa también da nuevos argumentos contrarios. 

La repetición de los referendos de autodeterminación hasta conseguir un resultado favorable a la separación, tal como hoy proponen los nacionalistas escoceses nos lleva a la siguiente pregunta: ¿cada cuánto votamos? ¿Votamos hasta la separación, o también continuaremos votante después sobre la reincorporación? Independientemente de las respuestas, parece claro que no es nada serio un territorio que se constituye en un estado propio y se reincorpora en otro cada 4 años según escasas mayorías cambiantes.

 Solé Tura contraponía la descentralización -autonomía y federalismo- a la autodeterminación, pero también al centralismo. Hoy hay voces, aunque minoritarias, que defienden un jacobinismo español. Es, sin embargo, este proyecto jacobino completamente ajeno al proyecto democrático español. Atención, que no digo que no sea democrático, y tanto que lo es en otros estados con una historia diferente a la nuestra. Tampoco digo que no tenga raíces históricas en España, y tanto que tiene, pero no de democráticas.

 Lo que nunca ha habido en España es una izquierda jacobina, y no es por casualidad. También lo explica Solé Tura. El estado español moderno se ha construido más en períodos autoritarios que no de democráticos. Con las excepciones del sexenio revolucionario, de la II República y de la Constitución de 1978 nuestro estado ha sido diseñado de manera autoritaria por élites centralistas ligadas al BOE. Todas las experiencias democráticas españolas han descentralizado el poder, es decir, han intentado debilitar estas élites antidemocráticas. 

Desde el fallido federalismo de la I República, los estatutos de la II República y el estado autonómico actual, democracia y descentralización son un binomio no por casualidad, sino por la historia de nuestro país, que es la que es, recordemos cuando el liberal Argüelles proclamó aquel «Españoles ya Tenes patria» en constituyente de 1812, que aquella patria duró sólo 2 años, porque uno de los Borbones se la volvió a apropiar.

 El federalismo es la oportunidad de desarrollar las características propias de la diversidad de los pueblos de España, a la vez que se construye un proyecto nacional común. El estado de las autonomías ha funcionado razonablemente bien muchos años. Sin embargo, muestra ciertas limitaciones: Cataluña y el modelo de financiación son las principales. Por señalar algunos puntos fuertes podríamos observar la Generalitat Valenciana con un proyecto valencianista y federalista para España del gobierno del PSPV y Compromís -incomprensiblemente Podemos se apartó con la purga de su portavoz parlamentaria- para desarrollar la identidad propia valenciana con una vocación de construcción de una España plural. 

También cabe destacar la situación del País Vasco 10 años después de la disolución del terrorismo de ETA. Hoy el País Vasco tiene una economía dinámica con vocación global y un autogobierno para preservar su identidad local. Alguien podría decir que es gracias a un injusto sistema de financiación y no seré yo quien lo niegue. Hoy, los enemigos de la solución federal serían seguramente, y en este orden, la inercia centralista de los elementos neofranquistas del estado y el poder económico ligado en el BOE, la deslealtad del nacionalismo catalán hacia la federación y la defensa de la foralidad premoderna del País Vasco y Navarra. 

A pesar de la dificultad de implementar un estado federal, el trabajo que tiene que hacer la izquierda es defender la cultura federalista, ganar hegemonía que diría Gramsci, para continuar construyendo en democracia un estado que reconozca la diversidad, pero también la vocación común de ser España."                   (Óscar Guardingo, Sensecarnet, 12/07/21)

3/3/22

El Informe de las autonomías pide abordar la "desigual" financiación entre Navarra y Euskadi y el resto de autonomías

 "El Informe de las comunidades autónomas elaborado por el Observatorio de Derecho Público de Barcelona, en el que se analiza la gestión de los gobiernos regionales durante el año 2020, pide, entre otras cosas, abordar las "desigualdades" en financiación entre las regiones de régimen especial o foral —País Vasco y Navarra— y el resto de autonomías, las de régimen general, según recoge Europa Press.

Así consta en el informe que ha sido presentado este jueves en una rueda de prensa desde el Senado, que ha servido como antesala al XX Foro de las Autonomías que se celebra en la Cámara Alta. En concreto, el texto llama a corregir estas desigualdades en materia de financiación a través de unos mecanismos de convergencia progresiva, como el refuerzo de ciertos fondos y la mejora del modelo de nivelación. 

 Precisamente, el sistema de financiación autonómica es uno de los puntos sobre los que versa este informe, que reconoce la dificultad de remodelar este modelo dado el contexto de "fuerte crisis económica". Así, consideran que este nuevo retraso en la actualización del sistema de financiación se puede justificar en la necesidad de tomar en cuenta las consecuencias de esta crisis en deuda, destrucción de empleo y tejido productivo.

En todo caso, vuelven a destacar las "importantes deficiencias" del modelo anterior respecto a la Comunidad Valenciana y Murcia, a las que consideran que habría que sumar otras del corredor mediterráneo y Andalucía. Por ello, reclaman que el nuevo modelo contemple la necesidad de revisar los desequilibrios entre CCAA y el Gobierno. (...)"                 (InfoLibre, 21/10/21)

24/11/21

Concierto económico, ¿quién miente? Pues Jordi Pujol...

 "Un reciente coloquio con la presencia de los consejeros de Economía desde 2003 hasta hoy (Antoni Castells, Andreu Mas-Colell, Oriol Junqueras y Jaume Giró, a excepción de Pere Aragonès), y dedicado a abordar la financiación de la Generalitat, derivó en una polémica sobre si Jordi Pujol y su responsable económico, Ramon Trias Fargas, rechazaron la oferta que en 1980 les hizo el ministro de Hacienda Jaime García Añoveros de disponer de un modelo de financiación como el vasco. 

La acusación fue lanzada hace unos años por quien entonces era consejero de Economía del Gobierno vasco, Pedro Luis Uriarte, en una obra (‘El Concierto Económico Vasco: una visión personal’, 2015) de acceso digital libre. En el coloquio, Pujol, que se encontraba entre el público, intervino para negar la mayor (que previamente había suscitado Castells), quitando importancia a lo explicado por Uriarte. 

La respuesta del exconsejero vasco en Twitter a las palabras del expresident fue contundente: “En contra de lo manifestado por el Sr. Pujol, en el verano de 1980 se le ofreció en mi presencia un Concierto a Cataluña, cuando negociábamos el nuestro, y lo rechazó, por una serie de razones que he explicado en libros que he publicado. Esa es la verdad”.

El ‘expresident’, que con 91 años conserva buena memoria y reflejos, utilizó como argumento de descargo el hecho de que en la elaboración del primer Estatut (1979) solo los representantes de los partidos nacionalistas propusieron un modelo de concierto cuando se abordó la futura financiación autonómica. Pues bien, aunque eso es verdad no podemos olvidar que la reinvindicación del concierto no figuraba en la hoja de ruta del catalanismo mayoritario durante la transición. Primero, porque nunca antes Catalunya lo había tenido. Segundo, porque en 1977 hablar de “derechos históricos” sonaba a “antigualla”, a una idea premoderna.

 El concierto vasco nació en 1878, como consecuencia del final de la Tercera Guerra Carlista (1876), y tenía como objetivo que sus habitantes contribuyeran al sostenimiento del Estado liberal, pues hasta entonces, fruto de sus fueros medievales (como territorio vinculado a Castilla), apenas participaban. Y, finalmente, porque la propuesta del concierto casaba mal con el catalanismo de las izquierdas (PSC y PSUC), que no perseguía un modelo confederal sino autonómico que culminara en un Estado federal.

Uriarte relata las tres razones que Trias le explicó para rechazar el ofrecimiento del Gobierno de Adolfo Suárez, que entonces se encontraba preparando la ley de financiación autonómica, incluyendo las disposiciones relativas al País Vasco y Navarra. Primero, cobrar impuestos haría impopular el autogobierno. Segundo, recaudar directamente era un riesgo en un momento de profunda crisis económica como se sufría entonces. 

Y, finalmente, los dirigentes nacionalistas creían que obtendrían mejor financiación negociando con el Estado, teniendo en cuenta que el Gobierno de la UCD dependía de los votos de CiU en el Congreso. Por tanto, Pujol no miente cuando afirma que en el debate estatutario su formación planteó el concierto, pero no explica toda la verdad. Cuando inesperadamente le tocó gobernar en 1980, CiU prefirió no arriesgar.

No sabemos si la oferta de García Añoveros iba realmente en serio, pero es evidente que de ser así la financiación autonómica en general hubiera tomado otros derroteros. Porque es innegable que el resultado del cupo vasco es un completo privilegio: tras el último acuerdo de 2018, Euskadi transfiere al Estado por los servicios comunes solo 1.300 millones anuales, y su aportación a la solidaridad territorial es practicamente inexistente. Nadie en el citado coloquio, organizado por el diario ‘Ara’, ofreció ninguna clave concreta para mejorar la financiación, cuya revisión sigue pendiente desde hace años, lo que decepcionó visiblemente a Pujol y a muchos otros asistentes.

 Pero lo que tampoco nadie dijo es que dicho problema será más dificil de solucionar mientras dos territorios ricos como son el País Vasco y Navarra sigan sin apenas contribuir a la solidaridad entre autonomías. Desde Catalunya, además de debatir sobre lo que ocurrió hace 40 años o llorar por no tener concierto, se debería exigir que los cupos forales no fueran nuevos privilegios que también pagamos los catalanes."              (Joaquim Coll, El Periódico, 16/11/21)

19/11/21

Las contradicciones de la izquierda confederal. Lo que no vale es defender la retórica insolidaria de las balanzas fiscales en Cataluña y sorprenderse cuando la muy autonomista Ayuso defiende llevar hasta las últimas consecuencias el marco competencial de las comunidades autónomas... Ya advirtieron Piketty o Zucman, economistas serios de izquierdas, que un sistema fiscal descentralizado con transferencias a regiones y autonomías aboca a la competencia entre las mismas (siempre a la baja) y a la consiguiente derogación de facto de los impuestos más progresivos

 "Critica nuestra izquierda oficial a Ayuso porque aprovecha la capacidad fiscal que tienen las Comunidades Autónomas para eliminar impuestos propios y bajar el tramo autonómico del IRPF. 

Sin embargo, durante muchos años se sacralizó el Estado de las Autonomías como la panacea progresista. Cualquier conato de duda ante el vaciamiento competencial del Estado central se contemplaba como un rancio ejercicio de centralismo casposo y casi franquista. ¿Cómo explicar la sorpresa ahora ante la política de la presidenta autonómica de Madrid?

En el culmen del despropósito, el lehendakari Urkullu expresa su preocupación por la competencia fiscal a la baja del PP en Madrid. Acto seguido, pasa a defender el régimen fiscal especial que supone el concierto económico vasco (defensa en la que coincide con el PP, por cierto). 
 
El argumento es claro: como nosotros lo negociamos, es razonable que dispongamos de un estatuto privilegiado frente a los demás. Del nacionalismo no se puede esperar mucho más que la vindicación del privilegio. Sorprende algo más de una supuesta izquierda que, ya muy lejos del socialismo y la igualdad, se abraza a inercias neo-feudales.
 
 Si asombra el compromiso de esta extraña izquierda con un sistema fiscal privilegiado que se justifica por la escalofriante razón de unos supuestos derechos históricos de los territorios forales –los que también afectan a Navarra, que dispone de otro artilugio igualmente insolidario como es el convenio navarro– aún causa mayor estupor la total emancipación respecto al principio de contradicción. Concreción práctica: no importa absolutamente nada conciliar en un intervalo de minutos la crítica a la competencia fiscal autonómica que propulsa Ayuso con la defensa a ultranza de dos regímenes fiscales diferenciados y privilegiados como el concierto y el convenio.
 
En una reciente tertulia nacional, un periodista y un político supuestamente de izquierdas defendían el concierto económico con el más triste argumento: fue negociado con el Estado por dichas regiones, aprovechando un momento de debilidad. Se daba carta de naturaleza progresista a la lógica de la extorsión competencial: si una parte ha conseguido algo en un momento de debilidad del todo, bienvenida sea esa conquista, caiga quien caiga y aunque caiga la igualdad. Aunque se suela confundir con los viejos fueros medievales, el concierto económico vasco es un apaño decimonónico alumbrado tras la tercera guerra carlista por las elites de la Restauración. Una compensación por la eliminación de dichos fueros que institucionalizó un trato diferencial para acomodar a los vestigios del carlismo y cuyos efluvios insolidarios sufrimos a día de hoy.
 
 Gracias al concierto económico y al convenio, País Vasco y Navarra no contribuyen a la financiación común de los servicios públicos en el conjunto de España. La redistribución salta por los aires cuando se permiten sendos regímenes bilaterales que excluyen a dos regiones eminentemente ricas del sistema fiscal común y, por tanto, de la redistribución con el conjunto de los españoles.
 
 Más allá de conciertos, convenios y fundamentaciones impresentables para cualquier persona con una firme convicción igualitaria –como aquella que apunta a la legitimidad del privilegio si el privilegiado es suficientemente audaz para negociarlo aún a costa del bienestar y los derechos de los demás; o esa otra que directamente apunta a unos derechos históricos de los territorios forales que justificarían cualquier trato de favor–es obvio que tenemos un problema con la descentralización, también en materia fiscal. Aborrezco la política de competencia alocada entre regiones que permite a las regiones más ricas encontrar mecanismos de atracción de grandes patrimonios y fortunas para la deslocalización interna. 
 
Es lo que ocurre con numerosas sociedades que se marcharon de Burgos o La Rioja para instalarse en el País Vasco y es también lo que ha acontecido en Madrid con la bonificación completa del Impuesto de Sucesiones y Donaciones o el de Patrimonio, lo que ha promocionado que grandes fortunas y patrimonios hayan encontrado acogida en un entorno fiscalmente laxo.
 
Habrá quien defienda la competencia fiscal como generadora de incentivos internos para la creación de riqueza. A mi juicio, salen gravemente perjudicadas la redistribución y la igualdad. Sería muy razonable que los partidos que teóricamente ocupan la izquierda parlamentaria defendieran los citados impuestos, de corte eminentemente progresivo, pero lo que no tiene ningún sentido es que lo hagan en el plano teórico, al mismo tiempo que dan el visto bueno a su descentralización normativa, por extraños complejos que asimilan la centralización competencial a la rancia derecha carpetovetónica que tritura la diversidad.
 
 En el caso que nos ocupa, los tipos impositivos en España son muy diversos y no por ello estamos ante una buena noticia, al menos si nos tomamos en serio la redistribución. Que liberales como Daniel Lacalle defiendan que «el cupo no es el problema, sino la solución para la financiación autonómica» es algo perfectamente comprensible para esa tendencia política. Lo que no tiene mucho sentido es que la izquierda haya patrocinado durante años cosas muy similares. Así, el principio de ordinalidad o, en su versión más rudimentaria, la célebre proclama de Montilla de que «el dinero de los catalanes debe quedarse en Cataluña».
 
Ya advirtieron Piketty o Zucman, economistas serios de izquierdas, que un sistema fiscal descentralizado con transferencias a regiones y autonomías aboca a la competencia entre las mismas (siempre a la baja) y a la consiguiente derogación de facto de los impuestos más progresivos. En España, la descentralización fiscal ha superado a la de los propios Estados federales: ahí está el caso del tramo autonómico del IRPF o de las transferencias en impuestos especiales.
 
Lo que no vale es defender la retórica insolidaria de las balanzas fiscales en Cataluña y sorprenderse cuando la muy autonomista Ayuso defiende llevar hasta las últimas consecuencias el marco competencial de la CCAA. O criticar una agresiva competencia fiscal autonómica y defender al mismo tiempo el concierto económico y el convenio navarro como modelos perfectamente compatibles con la solidaridad interterritorial, cuando son su total negación. 
Desde las antípodas de la política fiscal de Ayuso, tenemos la obligación de denunciar su modelo, al tiempo que criticamos con idéntica contundencia las contracciones insalvables de nuestra izquierda confederal. La única forma de garantizar un sistema fiscal verdaderamente progresivo es recuperar la capacidad normativa de todos los impuestos para el Estado central y no volver a transferirla jamás." 
                     
(Guillermo del Valle es abogado y director de El Jacobino, El Debate, 11/11/21)

10/11/21

Urkullu, el del concierto, se queja de que Madrid se lleva a los vascos más acaudalados. ¡Y pide al Gobierno central que intervenga! ¡Y pide que se limite la autonomía de Madrid! Urkullu y Aragnés piden a Hacienda que elabore ya una reforma fiscal que marque las nuevas reglas del juego, totalmente desbordados por Madrid, la autonomía --¡vaya paradoja!-- que más y mejor se ha beneficiado de la descentralización... El Estado de las autonomías, tal y como se ha conocido hasta ahora, vive sus últimos días. Claro que esos días podrían ser eternos... cousas veredes, pues fueron los nacionalistas vascos y catalanes los que con sus peticiones crearon el sistema autonómico

 "El Estado de las autonomías, tal y como se ha conocido hasta ahora, vive sus últimos días. Claro que esos días podrían ser eternos. Pero la reforma es cada vez más urgente. Hay muchas propuestas y los académicos han llegado a consensuar tanto el diagnóstico como las posibles recetas. Las decisiones, sin embargo, las toman los dirigentes políticos y no es el mejor momento para abordar, por ejemplo, una reforma constitucional. En todo caso, tampoco es estrictamente necesaria para solucionar algunas graves disfunciones como la financiación de las comunidades autónomas o los agujeros que presenta el sistema fiscal.

La gran paradoja es que los dos presidentes de las dos comunidades históricas por las que se organizó, de hecho, el Estado de las autonomías, el lehendakari Urkullu y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, piden a gritos que el Estado actúe. Para proteger sus propios intereses necesitan que el Gobierno central se implique y tome decisiones atrevidas en beneficio del conjunto. ¿Por qué? Pues, y la paradoja aumenta en intensidad, porque una comunidad, Madrid, ha decidido tomarse en serio el federalismo fiscal y como en su momento el ministro de Economía, Pedro Solbes, no quiso saber nada acerca de posibles armonizaciones fiscales, ha tomado una vía directa para captar inversiones y personas físicas con patrimonio.

La importancia de esa política ha alcanzado tal dimensión que Urkullu ha pedido que se limite la propia autonomía de Madrid. Resulta que en el País Vasco son las diputaciones forales las que recaudan impuestos y las que compiten, incluso entre ellas, para bajar tasas y porcentajes. El hecho diferencial con el resto de españoles lo marca el Concierto Económico, un sistema perverso, no por su propia naturaleza --aunque también para muchos expertos-- sino por el sistema de cupo: lo que se paga a la Administración General del Estado es mucho menor de lo que correspondería y se trata de un precio “político”. Pues bien, Urkullu, a pesar de esas circunstancias favorables, se queja de que Madrid se lleva a los vascos y vascas más acaudalados. ¡Y pide al Gobierno central que intervenga!

En el caso de Aragonès la petición no es tan directa. Es más compleja. El Pleno del Tribunal Constitucional ha anulado la rebaja del IRPF en las rentas más bajas, una medida que la Generalitat aprobó en 2020. El argumento del Constitucional, como ha ocurrido con otras decisiones del Govern, es que el Ejecutivo catalán invade competencias que no le corresponden

Si esa interpretación jurídica se mantiene, al Govern de Aragonès no le quedará más remedio que hacer como Urkullu y reclamar que se repartan de nuevo las cartas: fijar un mínimo y un máximo en determinados impuestos, y que cada autonomía juegue con un cierto margen en impuestos como Sucesiones y Donaciones y Patrimonio, aunque también podría decidir la supresión directa de ese último impuesto.

 Las comunidades se están organizando y cooperan, por primera vez, en función de sus intereses: las más pobladas o las que tienen una mayor dispersión de habitantes se unen para buscar estrategias conjuntas de cara a la negociación del nuevo modelo de financiación. El presidente valenciano, Ximo Puig, y el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, de partidos distintos, se apoyan mutuamente. Y el presidente gallego, Alberto Nuñez Feijóo, está al lado de Castilla-León, con problemas similares: población envejecida y dispersa en el territorio.

Urkullu no tiene nada que ver en esa negociación, porque ya tiene el Concierto Vasco, y Pere Aragonès ha decidido que no estará presente en ninguna batalla múltiple. Pero los dos se pueden ver claramente afectados y piden --no se atreven a expresarlo de forma tan clara y directa-- que los expertos que ha convocado el Gobierno, a través del Ministerio de Hacienda, elaboren ya y cuanto antes una reforma fiscal que marque las nuevas reglas del juego, totalmente desbordados por Madrid, la autonomía --¡vaya paradoja!-- que más y mejor se ha beneficiado de la descentralización que supuso el Estado de las autonomías. Así que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y otras y otros dirigentes del PP que gobernaron la Comunidad de Madrid, deberían dar las gracias a los viejos dirigentes nacionalistas vascos y catalanes que, con sus peticiones en la Transición, provocaron el actual Estado de las autonomías. ¡Que cosas!"               (Manel Manchón, Crónica Global, 09/11/21)

8/11/21

Urkullu acusa a Madrid de convertirse en un paraiso fiscal... Ayuso acusa al País Vasco de régimen fiscal a la carta con toda clase de privilegios... y los gallegos (y los andaluces, y los castellanos) decimos a ver cuando podemos robar a los vascos y a los madrileños... con el impuesto de sociedades, como los vascos... o con el IRPF, como los madrileños

 "El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha expresado su preocupación por el "dumping fiscal" que se plantea desde la comunidad de Madrid con sus rebajas de impuestos y porque se pueda convertir a "determinadas comunidades en paraísos fiscales", informó Europa Press. 

Urkullu ha realizado estas manifestaciones en el marco del Forum Europa-Tribuna Euskadi, en relación a las medidas adoptadas en Madrid en materia de fiscalidad, como la rebaja fiscal del IRPF, que supone la reducción de 0,5 puntos de cada uno de los tramos autonómicos, así como la supresión de todos los impuestos propios de la región.(...)"               (Infolibre, 05/11/21)

"Ayuso contesta a Urkullu sobre el 'dumping fiscal' de Madrid: "Nos miran con envidia y nos critican con agravio"

 La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha contestado al lehendakari, Iñigo Urkullu, que cuando les empiezan a ir "peor las cosas" les miran "con envidia" y les critican "con agravio". (...)

"Hoy decía el lehendakari Urkullu que nosotros hacíamos 'dumping fiscal', no hay comentario al respecto teniendo en cuenta que es una comunidad autónoma (País Vasco) que tiene un régimen fiscal a la carta, con toda suerte de privilegios", ha declarado en un acto con alcaldes y portavoces del PP de los municipios de la Zona 10 de la Comunidad. (...)"               (InfoLibre, 05/11/21)

"Los partidos soberanistas que ahora le meten el dedo en el ojo a Madrid con acusaciones de "dumping fiscal" esconden la insolidaridad de los cupos vasco y navarro. 

Las políticas de Ayuso no perjudican a los catalanes, sino que benefician a los madrileños ricos. En cambio, en Euskadi y Navarra se benefician de forma exagerada de una sobrefinanciación que les pagamos entre todos los españoles... utilizan el impuesto de Sociedades para atraer a empresas y que no aportan nada a la solidaridad territorial"   (Ojeadoelestadodeelpais, 10/12/20)

"El debate sobre los efectos de las políticas fiscales de la Comunidad de Madrid: la capacidad de subir o bajar tributos propios es parte fundamental del principio de autonomía. 

¿Se imaginan qué diría ERC en caso de que el Gobierno español intentara limitar la política fiscal de la Generalitat? La auténtica disfunción del modelo autonómico es la excepción vasca y navarra, que quiebra por la base el principio constitucional de solidaridad entre españoles... la aportación vasca a la solidaridad interterritorial es la irrisoria cifra de 27 millones anuales..."                 (Ojeadoelestadodeelpais, 04/12/20)

13/5/21

La OCDE apuesta por una armonización fiscal entre autonomías... para evitar el paraíso fiscal vasco o madrileño

 "Los partidos soberanistas que ahora le meten el dedo en el ojo a Madrid con acusaciones de "dumping fiscal" esconden la insolidaridad de los cupos vasco y navarro. 

Las políticas de Ayuso no perjudican a los catalanes, sino que benefician a los madrileños ricos. 

En cambio, en Euskadi y Navarra se benefician de forma exagerada de una sobrefinanciación que les pagamos entre todos los españoles... utilizan el impuesto de Sociedades para atraer a empresas y que no aportan nada a la solidaridad territorial"      (Nacionalismo de andar por casa, 10/12/20)

"La OCDE expresó ayer su respaldo a la política fiscal del Gobierno. 

“Se requiere una mejor coordinación entre las regiones para evitar grandes diferencias en los impuestos sobre la herencia o patrimonio que podrían promover la migración [cambio de residencia fiscal]”.

Así se expresó Sarah Perrett, economista de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y principal autora de un estudio publicado ayer titulado Inheritance Taxation in OECD Countries , tras ser preguntada por este diario sobre el caso de la singularidad del régimen fiscal de la Comunidad de Madrid.

La institución con sede en París, tras examinar las peculiaridades tributarias de la capital, recomienda una armonización fiscal en España. Su informe recoge en la página 57 una investigación de finales del pasado mes de noviembre que ya adelantó este diario en exclusiva. En concreto, el organismo cita la investigación elaborada por los economistas David Agrawal (Universidad de Kentucky), Dirk Foremny (Universidad de Barcelona) y Clara Martínez-Toledano (Escuela de Negocios de Columbia) publicada por el IEB (Institut d’Economia de Barcelona).

 “En España, Agrawal, Foremny y Martínez-Toledano (2020) encuentran evidencia de personas adineradas que acudieron en masa a Madrid tras la reintroducción del impuesto sobre el patrimonio neto en 2011, siendo Madrid un paraíso fiscal interno con un tipo impositivo del 0%.[Los autores] han encontrado que cinco años después de la reforma el stock de personas adineradas en la región de Madrid aumentó en un 10% en relación con otras regiones”, señala la OCDE al mencionar el trabajo.

 “Solo estamos citando un estudio que discute el tema o las diferencias regionales, y esto no refleja ninguna opinión por parte de la OCDE de que Madrid sea un paraíso fiscal”, precisa Sarah Perret. Para luego añadir: “El punto que se destaca es que cuando estos tipos de impuestos son regionales, los riesgos de que se produzca una migración motivada por los impuestos se vuelven mayores. Para ello, se requiere una mejor coordinación entre las regiones para evitar grandes diferencias en los impuestos sobre la herencia o el patrimonio que podrían promover la migración”.  (...)

En realidad, la OCDE, tal como explica Perrett, recoge el caso madrileño para explicar cómo el contribuyente es sensible a ciertas figuras tributarias, como por ejemplo el impuesto sobre la renta o de patrimonio, a la hora de decidir si traslada su residencia fiscal por motivos de conveniencia fiscal. De ahí que considere conveniente una homologación territorial.

En cambio, para esta institución, un impuesto de sucesiones no causaría este tipo de desplazamientos. Es una de las razones por las que aboga para intervenir con esta figura fiscal que considera no causaría distorsiones. El problema es que, a diferencia de otras autonomías como Catalunya o Andalucía, la Comunidad de Madrid tampoco la aplica al tener una bonificación del 100%. Al respecto, la organización recuerda que, en términos generales, “estas generosas exenciones fiscales benefician principalmente a los hogares más ricos, reduciendo la progresividad efectiva de los impuestos sobre sucesiones”.                (Piergiorgio M. Sandr, La Vanguardia, 12/05/21)

10/12/20

Los partidos soberanistas que ahora le meten el dedo en el ojo a Madrid con acusaciones de "dumping fiscal" esconden la insolidaridad de los cupos vasco y navarro. Las políticas de Ayuso no perjudican a los catalanes, sino que benefician a los madrileños ricos. En cambio, en Euskadi y Navarra se benefician de forma exagerada de una sobrefinanciación que les pagamos entre todos los españoles... utilizan el impuesto de Sociedades para atraer a empresas y que no aportan nada a la solidaridad territorial

 "Que en el acuerdo de ERC con el Gobierno para apoyar los Presupuestos se incluya el compromiso de acabar con el "dumping fiscal" que practica la Comunidad de Madrid, a la que Rufián calificó de "paraíso fiscal de facto", es una demagógica forma de plantear un debate por otro lado necesario.

La conveniencia de armonizar, que no de igualar, algunos tributos cedidos a las autonomías, particularmente Patrimonio, Sucesiones y Donaciones, no es algo nuevo. En 2017, un estudio encargado por el Gobierno de Rajoy para revisar la financiación autonómica ya recomendó el establecimiento de un mínimo exento igual en toda España para Patrimonio, así como introducir unos niveles mínimos de tributación para Sucesiones y Donaciones con el fin de impedir que la competencia entre territorios condujera a su práctica desaparición.

 Las políticas fiscales no son neutras, bajar o subir impuestos tiene consecuencias que no repercuten a todos por igual. Antes que un debate territorial, constituye un eje de división social e ideológica. La fiscalidad que el PP viene desarrollando en Madrid favorece a las rentas altas y castiga a los sectores populares y clases medias que tienen unos servicios públicos, como sanidad o educación, mal financiados, eso sin hablar de la intolerable pobreza que existe en un territorio que genera mucha riqueza. El Gobierno de Díaz Ayuso renuncia cada año a unos 4.100 millones con sus bonificaciones en Patrimonio, Sucesiones y Donaciones y, a cambio, logra que grandes contribuyentes trasladen su domicilio desde otras comunidades, de forma real o ficticia. Es cierto que la Comunidad incrementa la recaudación en IRPF, se calcula que entre 400 y 600 millones gracias a la atracción de altos ejecutivos, pero, hechas las cuentas, la mayoría de los madrileños salen perdiendo.

Polarizar el debate fiscal entre Madrid y Cataluña es envenenarlo con bajas pasiones. Curiosamente, los partidos soberanistas que ahora le meten el dedo en el ojo a la Comunidad con acusaciones de "dumping fiscal" esconden la insolidaridad de los cupos vasco y navarro. Las políticas de Ayuso no perjudican a los catalanes, sino que benefician a los madrileños ricos. La financiación autonómica por habitante de Madrid y Cataluña es la misma y todo depende de las prioridades y la buena o mala gestión de sus gobiernos. En cambio, en Euskadi y Navarra se benefician de forma exagerada de una sobrefinanciación que les pagamos entre todos los españoles. Sería muy bueno armonizar algunos impuestos hacia arriba en las autonomías de régimen común, pero no nos olvidemos de que las únicas comunidades que utilizan el impuesto de Sociedades para atraer a empresas y que no aportan nada a la solidaridad territorial son las forales."                     (Joaquim Coll, 20Minutos, 01/12/20)

4/12/20

El debate sobre los efectos de las políticas fiscales de la Comunidad de Madrid: la capacidad de subir o bajar tributos propios es parte fundamental del principio de autonomía. ¿Se imaginan qué diría ERC en caso de que el Gobierno español intentara limitar la política fiscal de la Generalitat? La auténtica disfunción del modelo autonómico es la excepción vasca y navarra, que quiebra por la base el principio constitucional de solidaridad entre españoles... la aportación vasca a la solidaridad interterritorial es la irrisoria cifra de 27 millones anuales...

 "En el debate sobre los efectos de las políticas fiscales de la Comunidad de Madrid llama la atención dos cosas. Primero, que se plantee como un nuevo agravio territorial  por parte de partidos soberanistas cuando la capacidad de subir o bajar tributos propios es parte fundamental del principio de autonomía.

 ¿Se imaginan qué diría ERC en caso de que el Gobierno español intentara limitar la política fiscal de la Generalitat? Y, segundo, que se esconda que la auténtica disfunción del modelo autonómico es la excepción vasca y navarra, que quiebra por la base el principio constitucional de solidaridad entre españoles. Recordemos que con la renovación de la ley del cupo vasco en el 2017, la aportación de esta comunidad a la solidaridad interterritorial es la irrisoria cifra de 27 millones anuales. 

El nuevo mantra nacionalista tras el fracaso del 'procés' es que la capital de España practica la “competencia desleal” y que se beneficia de un proceso de recentralización cuando la realidad es que si Madrid ha ganado posiciones como el centro económico que no fue durante el franquismo es porque lo ha hecho mucho mejor, mientras Catalunya se ha vuelto menos atractiva. 

Ahora bien, ¿qué hay de verdad en esa crítica de 'dumping' fiscal? En Madrid nadie paga por patrimonio y el impuesto de sucesiones de testimonial. El sistema de financiación permite también a las autonomías variar el mínimo y el máximo en el 50% cedido por el Estado del IRPF, aunque sin poder alterar su carácter progresivo.

En Madrid como consecuencia de esas políticas es donde pobres y ricos pagan menos. Los primeros tributan al 17,5% y los segundos al 43%, mientras en Catalunya los que menos aportan pagan el 21,5% y las rentas más altas hasta el 48%. Ahora bien, es incongruente por parte de aquellos que en Catalunya reclaman recaudar casi todos los impuestos y nunca critican la nula solidaridad de las dos comunidades forales acusar a Madrid de practicar la competencia desleal y de querer quedarse con el dinero de todos. La capacidad de subir o bajar impuestos es parte fundamental del principio de autonomía, y no se puede limitarla solo cuando crees que te perjudica.

La enorme riqueza que se genera en Madrid contribuye como ningún otro territorio a la solidaridad general, aunque las políticas fiscales del PP son criticables desde una óptica socialdemócrata porque benefician sobre todo a los más ricos y perjudican la financiación de los servicios públicos esenciales como la sanidad o la educación. Ahora bien, para el resto de los españoles, lo realmente lesivo es la insolidaridad vasca y navarra

Esta debería ser el objeto principal de crítica desde Catalunya, excepto que ERC esté pidiendo una vuelta al centralismo para las autonomías de régimen común. Lo lógico sería proponer una mayor coordinación y el establecimiento de un suelo federal de armonización fiscal en patrimonio, sucesiones y donaciones para poder solo subir los impuestos en lugar de bajarlos como sucede hasta ahora. Esto sería lo coherente si ERC fuera de izquierdas, pero entonces Gabriel Rufián se haría federalista. ¡A que no!"                  (Joaquim Coll, El Periódico, 26/11/20)

3/12/20

Las desigualdades entre ciudadanos en materia tributaria en función de la comunidad en que viven siguen aumentando. Las más profundas son las que generan los regímenes forales del País Vasco y Navarra. Y ahora, el 'concierto madrileño': La Comunidad de Madrid ha realizado una política fiscal tan agresiva porque tiene las bases imponibles más altas gracias al 'efecto capital'. Dado el nivel de renta de sus ciudadanos, la comunidad podría liderar los listados de calidad de servicio público de España, pero ha renunciado a gasto público a cambio de las bajadas de impuestos... por ejemplo, el gasto en sanidad es el más bajo de España

 "El debate sobre la fiscalidad de las diferentes comunidades autónomas cada vez es más frecuente, y hay sobrados motivos para ello. Las desigualdades entre ciudadanos en materia tributaria y de servicios públicos en función de la comunidad en que viven, lejos de corregirse, siguen aumentando. 

Las más profundas son las que generan los regímenes forales del País Vasco y Navarra, que están al margen del resto del país. También Canarias tiene importantes particularidades, por su condición de insularidad y territorio extraperiférico. Pero tras las palabras de Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, que condicionó su apoyo a los Presupuestos a acabar con lo que llamó "el paraíso fiscal de Madrid", el debate se centra en el sistema fiscal de la comunidad capitalina.

La Comunidad de Madrid ofrece una fiscalidad muy ventajosa gracias a bonificaciones y exenciones, de las que se benefician especialmente las rentas altas. Esto ha provocado una importante fuga de declarantes desde otras comunidades hacia la capital, como han puesto de manifiesto los investigadores Julio López Laborda y Fernando Rodrigo Sauco en este estudio a partir de la estadística de declarantes del IRPF de los años 2006 a 2012 (y desde entonces, la competencia fiscal de Madrid se ha incrementado, lo que podría haber agravado esta tendencia).

 Los investigadores constatan que la movilidad de rentas altas se dirige básicamente a Madrid. Así lo explican: “Las diferencias en los impuestos autonómicos influyen significativamente en la elección de la comunidad de residencia por los contribuyentes ubicados en la parte más alta de la distribución de la renta, y la movilidad ocasionada por las diferencias en el IRPF parece dirigirse solo a la región de Madrid”.

Perder las rentas altas supone un duro golpe para el resto de comunidades autónomas, ya que son quienes realizan una contribución neta más alta. De ahí que hayan puesto el grito en el cielo acusando a Madrid de ‘dumping fiscal’. La política fiscal aplicada por la comunidad desde la primera mitad de la década de los dos mil ha sido clara: impuestos bajos para atraer bases imponibles y contención del gasto público. Lo ha hecho por mandato de sus votantes y también porque se ha beneficiado del ‘efecto capital’, que en la economía de la globalización y los servicios de alto valor añadido se ha impuesto en los países desarrollados, como bien muestran los ejemplos de París y Londres.

Si Madrid ha podido bajar tanto los impuestos, es porque se beneficia de una capacidad fiscal que no tiene ninguna otra comunidad autónoma. Es el resultado de la concentración en la capital de las grandes empresas multinacionales, de los órganos gubernamentales, de las principales universidades, de la inversión en infraestructuras, etc. En definitiva, una multitud de factores que nada tienen que ver con la gestión de la política tributaria, pero que influyen en esta de forma decisiva. La capacidad fiscal de Madrid es la más elevada de todas las comunidades, superando en nada menos que un 45% la media nacional.

Así se extrae del último cálculo de financiación autonómica realizado por Ángel de la Fuente, correspondiente al año 2018. Los ingresos tributarios homogéneos (los que se obtendrían con los mismos tipos nominales en todo el territorio) por habitante de Madrid superarían en un 45% la media nacional y en un 155% los de la comunidad más rezagada, Canarias. Estos datos evidencian que las bases imponibles en la Comunidad de Madrid son tan grandes que permiten conseguir una gran recaudación con una presión fiscal reducida.

En algunos impuestos, la brecha es superior. Es el caso del IRPF, una de las principales vías de financiación de las comunidades, ya que Madrid tiene una capacidad fiscal que supera en nada menos que un 73% la media nacional (datos del año 2013). Es el resultado de la concentración de rentas altas en la capital, tanto por las rentas del trabajo como las del capital. 

Con una capacidad recaudatoria tan elevada, Madrid puede permitirse tener un IRPF autonómico bonificado, de modo que el tipo marginal más alto es del 43%, el más bajo de toda España, cinco puntos menos que el aplicado en Cataluña. Esta rebaja en el IRPF tiene un coste recaudatorio de más de 600 millones de euros al año, pero es asumible para la comunidad, ya que al tener unas bases imponibles muy amplias, la recaudación es superior a la del resto de España.

 También es muy ventajosa la situación de Madrid respecto al impuesto de sucesiones y donaciones, que tiene una capacidad recaudatoria un 135% superior a la media nacional. Se beneficia, en este caso, del elevado patrimonio de los ciudadanos de Madrid, donde las rentas son más altas y también el precio de los activos inmobiliarios. Si se suma la recaudación que pierde Madrid con los impuestos cedidos, supera los 800 millones de euros, a los que hay que añadir otros 1.000 millones como resultado de la bonificación total del impuesto sobre el patrimonio. Esto significa que Madrid pierde cada año 3.000 millones de euros de ingresos por sus beneficios fiscales (según los cálculos de la Comunidad de Madrid, sus beneficios fiscales superan los 4.500 millones).

Sin embargo, a pesar de sus rebajas de impuestos, la recaudación de Madrid sigue siendo muy superior a la media nacional, tanto, que es la comunidad autónoma que más contribuye a la solidaridad interterritorial. Unas transferencias que se ven contrarrestadas por la pérdida de bases imponibles que sufren otras CCAA como consecuencia de la competencia fiscal. Pero para Madrid, elevar la presión fiscal aumenta el riesgo de elevar su contribución a la financiación nacional, lo que supone un desincentivo a subir sus impuestos.

Otro de los datos importantes que muestran la capacidad fiscal de Madrid con respecto al resto del territorio es el de su autonomía de ingresos. Lo que se mide con este indicador es qué porcentaje de los recursos de cada comunidad procede de impuestos sobre los que tiene capacidad normativa. En otras palabras, el margen que tiene para elevar o reducir su carga fiscal. En Madrid, supera el 85% de su recaudación (datos de 2015), la comunidad con mayor autonomía de ingresos. La siguiente es Cataluña, con un 62%, y después está Baleares, que alcanza el 57%. El resto está por debajo del 50%.

Renuncia al gasto público

Madrid tiene un sistema fiscal muy favorable, no solo porque su capacidad recaudatoria sea muy elevada, también porque ha mantenido una política de gasto público muy contenida. Dado el nivel de renta de sus ciudadanos, la comunidad podría liderar los listados de calidad de servicio público de España. Sin embargo, durante estos años, se ha renunciado a gasto público a cambio de las bajadas de impuestos.

Desde 2003 hasta 2019, el gasto de Madrid ajustado por habitante y deflactado aumentó un 27%. Solo en dos comunidades creció menos: Canarias y Andalucía. El gasto total de las comunidades del régimen común aumentó un 31% en este periodo, y en Asturias, la región que más ha elevado su gasto público, se ha disparado nada menos que un 46%, casi el doble que Madrid.

Esto significa que las rebajas de impuestos de Madrid no han sido gratuitas, sino que se han pagado con unos servicios públicos más austeros. Por ejemplo, el gasto público en sanidad es el más bajo de España. Según los datos del Ministerio de Sanidad correspondientes al año 2018, la Comunidad de Madrid destinó el 3,6% del PIB a mantener su sanidad pública, casi dos puntos menos que el dato nacional. Si se tiene en cuenta el gasto por habitante, Madrid es la segunda región con menor esfuerzo fiscal para mantener la sanidad, con 1.274 euros por habitante, un 11% por debajo de la media nacional y un 19% por debajo de la comunidad con mayor gasto, País Vasco.

En resumen, la fiscalidad en Madrid ha sido resultado de una elección política de sus ciudadanos mantenida durante años a costa de renunciar a unos servicios públicos mejor financiados. Eso sí, si la rebaja de impuestos ha sido tan ambiciosa, es porque se ha beneficiado del ‘efecto capital’, que tiende a concentrar la actividad económica en torno a las capitales de los países. 

La pérdida de bases imponibles por agujeros dentro de un mismo país ha sido censurada por la literatura hacendística, de hecho, el último comité de expertos que nombró el exministro de Hacienda Cristóbal Montoro abogaba por avanzar hacia la armonización fiscal con unos umbrales mínimos y máximos que fijaran las reglas del juego. Pero el mayor problema vuelve a ser el de la gran diferencia de presión fiscal y servicios públicos que sufren los ciudadanos en función de su comunidad de residencia."             (Javier G. Jorrín, El confidencial, 26/11/20)

27/11/20

Al Concierto vasco y al Concierto navarro le salió un competidor en Madrid: La política fiscal de la Comunidad de Madrid beneficia a los más ricos y capta a contribuyentes de rentas altas de otras regiones... y, como los nacionalistas vascos y catalanes, Ayuso ya dice: "los gallegos, los andaluces, los pobres... nos roban"

 "La armonización fiscal se ha convertido en el nuevo caballo de batalla entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno central. 

El acuerdo presupuestario del Ejecutivo de Pedro Sánchez con ERC por el que se pondrá en marcha un grupo de trabajo específico para la reforma del impuesto a las grandes fortunas y para acabar con "el dumping fiscal de Madrid" ha vuelto a dar alas a la guerra política que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha puesto en marcha contra el Gobierno de coalición. 

Pese a las críticas de la baronesa del PP en las que asegura que el objetivo de la armonización es "robar a los madrileños", la realidad es que los beneficios fiscales diseñados por la Comunidad de Madrid se concentran en los contribuyentes de mayor renta y riqueza y suponen una reducción de los ingresos públicos per cápita que, en comparación a la mayoría de las Comunidades Autónomas, que afecta a la calidad de los servicios públicos.

El Ministerio de Hacienda ha anunciado que la creación de la comisión para estudiar dicha reforma fiscal integral se llevará a cabo al margen de los Presupuestos del próximo año y se enmarcará previsiblemente en la modificación del modelo de financiación autonómica que se empezará a trabajar desde febrero. 

Ante la beligerancia de los ataques de Ayuso, Pedro Sánchez ha defendido que "la armonización fiscal también se tiene que producir en determinados impuestos en nuestro país si queremos garantizar algo en lo que estoy convencido que puede estar de acuerdo todo el mundo, hasta incluso la señora Ayuso, y es la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos, vivan donde vivan".

Pero lo cierto es que la política fiscal de la Comunidad de Madrid está diseñada para beneficiar sobre todo a las rentas más altas. En el informe realizado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) Madrid: capitalidad, economía del conocimiento y competencia fiscal, financiado por la Generalitat valenciana, se recalca que "los beneficios fiscales diseñados por la Comunidad de Madrid operan de manera que se concentran considerablemente en los contribuyentes de mayor renta y riqueza. Los datos indican que el 7% de los contribuyentes con rentas superiores a los 60.000 euros se benefician del 42% de las minoraciones de las cuotas líquidas en el IRPF".  

En esta carrera emprendida por los Gobiernos del PP de la Comunidad de Madrid destacan las rebajas introducidas en los tributos cedidos, principalmente en el IRPF, el Impuesto sobre el Patrimonio y el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones. Los investigadores del IVIE señalan que "si se cuantifican los gastos fiscales que representan esas rebajas, Madrid deja de ingresar más de 4.100 millones de euros anuales, unos 636 euros menos por madrileño. Más de la mitad de esos beneficios fiscales se concentran en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones (2.663 millones de euros). También son muy importantes las minoraciones de ingresos en el Impuesto sobre el Patrimonio (996 millones) y el IRPF (504 millones)".

Según los datos aportados por la Agencia Tributaria sobre la campaña de Renta de 2018, la Comunidad de Madrid tiene el menor porcentaje la cuota líquida autonómica en el IRPF de los contribuyentes que declaran entre 60.000 y 150.000 euros de ingresos y la segunda más bajas entre las rentas de 150.000 y 600.00 euros.

En el informe Panorama de la Fiscalidad Autonómica y Foral 2020, elaborado por el Registro de Economistas Asesores Fiscales, se pone como ejemplo un contribuyente que obtiene únicamente de rentas del trabajo 600.000 euros, soltero, menor de 65 años y sin hijos pagaría un 14% menos de IRPF en 2019 en la Comunidad de Madrid que en Navarra, autonomía donde gravan más ese nivel de ingresos. Si comparamos lo que tiene que pagar al fisco por IRPF una persona que ingrese 160.000 euros con las mismas características anteriores, la Comunidad de Madrid es la que menos grava de España, un 8% menos que la que más ingresa de un ciudadano con esta renta, que es La Rioja.

Pero es en el Impuesto sobre el Patrimonio donde la comparación con el resto de las autonomías es absolutamente disparatada. La Comunidad de Madrid tiene bonificado este impuesto en un 100%, es decir, no se paga nada. Una decisión de política fiscal que ha tenido efectos en la recaudación de toda España. Los asesores fiscales apuntan en su Panorama de Fiscalidad que "este tributo llegó a recaudar en 2008 cerca de 2.360 millones de euros, mientras que en 2017 recauda 1.267 millones de euros, lo que se explica por el mínimo exento de 700.000 euros que se aplica por defecto, por la exención de la vivienda hasta la cuantía de 300.000 euros por contribuyente –ambas medidas empezaron a aplicarse en 2012– o porque la Comunidad de Madrid lo tiene bonificado al 100%".  

Las diferencias que hay que pagar por el Impuesto de Patrimonio entre Comunidades autónomas son abismales. Así, en el ejercicio que han hecho los asesores fiscales, para contribuyentes con patrimonios de 800.000 euros, sin discapacidad y sin tener en cuenta en cuenta los 300.000 euros exentos de la vivienda habitual, en la Comunidad de Madrid no pagará nada mientras que en Aragón tendrá que ingresar en Hacienda 1.164,37 euros, en la Comunidad Valenciana, 539,44 euros, y en Castilla y León, 200 euros.

Donde se nota la merma de ingresos para la Comunidad de Madrid es para los patrimonios aún mayores. Un contribuyente con 4 millones de euros de patrimonio (las mismas características anteriores) paga con este impuesto 59.919,56 euros en Extremadura, 36.546,37 euros en Galicia, 22.400 euros en Bizkaia o 9.136 euros en La Rioja. En Madrid, cero euros.

Para un ciudadano que declare 15 millones de euros de patrimonio, tendría que pagar este año al fisco por el impuesto de patrimonio cantidades que van desde los 418.155 euros de Extremadura a 331.444 euros en Andalucía o 68.442,6 euros en La Rioja. En Madrid no pagaría absolutamente nada.

De esta manera, es fácil entender que los millonarios se hayan ahorrado casi 6.000 millones de euros a no pagar nada por este impuesto en la Comunidad de Madrid desde 2011, momento en el que el gobierno regional madrileño aprobó la bonificación total. También queda patente cómo el crecimiento del importe bonificado desde ese año, con 534 millones, hasta los más de 900 millones en 2018 deja patente el efecto tractor de contribuyentes más ricos.

Es difícilmente entendible la crítica de la patronal CEOE al Impuesto del Patrimonio, que llegó a definir como "especialmente contraproducente", por los "significativos costes que incorpora al ahorro, la inversión y la actividad". Aunque la realidad es que la Comunidad de Madrid ha dejado de ingresar 6.000 millones desde 2011 y no hay ninguna prueba que esos 6.000 millones se hayan dedicado a inversión o actividad alguna.

 Pero, además, la bonificación hace que en la Comunidad de Madrid "habrá personas que, aun superando el mínimo exento de 700.000 euros, no presentarán la declaración al no estar obligadas. El patrimonio medio de los declarantes madrileños es muy elevado, alcanzando los 9.675.043 euros, muy por encima de la media de declarantes españoles, cuyo patrimonio asciende a 3.305.039 euros".

Impuesto de Sucesiones y Donaciones

En el caso del Impuesto de Sucesiones y Donaciones todas las Comunidades Autónomas se lanzaron a una carrera intensa por rebajar este impuesto. Debido a esta rebaja, la Hacienda española dejó de ingresar 5.031 millones de euros, según los datos del Ministerio de Hacienda.

En la competición por la reducción de esta carga impositiva Madrid es la Comunidad que más ha bonificado el impuesto, siendo la autonomía que más recaudación pierde. De esta manera, la región madrileña suma el 50% del dinero que se tendría que haber recaudado con el Impuesto de Sucesiones, ya que ha dejado de recaudar 2.663 millones este año. Muy lejos de los 855 millones de Catalunya, 396 millones de Andalucía o 313 millones de la Comunidad Valenciana.

Siguiendo la simulación que hacen los asesores fiscales, si una persona de 30 años y sin discapacidad recibe de su padre 800.000 euros en dinero en efectivo sin un destino específico, tiene como cuota líquida de impuesto de Sucesiones 2.000 euros en la Comunidad de Madrid, similar a Andalucía o Murcia, pero por debajo de los 12.000 euros de las provincias vascas, 56.000 euros en Catalunya o Galicia o los 200.122,67 euros, en Extremadura y Castilla y León. Hay que subrayar que el tipo es idéntico en la Comunidad de Madrid que en las dos regiones donde más se paga, pero las bonificaciones en la autonomía donde gobierna Isabel Díaz Ayuso es del 99%.

Igualdad entre los españoles

En la carrera desbocada de Ayuso por erigirse como el referente de la oposición, pasando incluso por encima del líder del PP, Pablo Casado, la presidenta madrileña ha tumbado unos de los principales argumentarios utilizados por los populares como es la defensa de la igualdad territorial de todos los españoles. En este caso, Ayuso reivindica la desigualdad entre Comunidades Autónomas y llega a lanzar duras acusaciones contra los ciudadanos al asegurar que en España "hay dos tipos de personas, los que tiran del carro y los que viven de otros".

Con argumentos similares se ha posicionado la Confederación Empresarial Madrileña (CEIM) y el Instituto de Estudios Económicos, el think tank de la CEOE, en un informe financiado por la Comunidad de Madrid. La patronal señala que "una armonización de la imposición patrimonial para la Comunidad de Madrid supondría una pérdida de competitividad que a medio y largo plazo implicaría una contracción mínima del 2% del PIB para Madrid y del 0,5% del PIB nacional".

Como curiosidad, mientras que la CEOE y su laboratorio de ideas han exigido reiteradamente la unidad de mercado de las autonomías como elemento fundamental para impulsar la competitividad de las empresas, en el caso de la armonización fiscal, la patronal puntualiza las bondades de la corresponsabilidad fiscal como "forma parte intrínseca de la naturaleza de las autonomías". En el informe La Tributación del Ahorro y su Incidencia en la Reactivación Económica desde la Perspectiva de la Competitividad Regional, la organización empresarial insiste en que las Comunidades Autónomas "deben tener el derecho y la obligación de ejercer la corresponsabilidad fiscal", que es "una palanca de mejora de eficiencia del sector público".

Sin embargo, en el informe del IVIE se destaca como "Madrid tiene unos ingresos homogéneos per cápita de 2.515 euros, que la sitúan a la cola de España. Estos ingresos tan reducidos no se deben al Sistema de Financiación Autonómica, que deja a Madrid en una situación relativa prácticamente idéntica a la media, sino al ejercicio a la baja de su autonomía tributaria".

Estos investigadores no tienen duda en asegurar que "la consecuencia de esos bajos ingresos públicos por habitante es un bajo nivel de gasto per cápita, que no tiene las mismas implicaciones para los más beneficiados de las rebajas fiscales y el resto de los contribuyentes. Para los primeros, cuyos ingresos son altos, las consecuencias del menor gasto son menores porque usan poco los servicios públicos sanitarios, educativos o de protección social. Pero para los segundos, que son la mayoría y sí que los utilizan, los beneficios de las rebajas fiscales son menores y sufren más las consecuencias de un gasto en servicios públicos más bajo".  

Ventaja competitiva y robo de contribuyentes

La patronal, al igual que Ayuso, defiende que "Madrid es, junto al País Vasco, la región que tiene uno de los sistemas tributarios más atractivos del país y, por ello, ambas tienen una mejor clasificación en el Índice de Competitividad Regional de la Comisión Europea", sin embargo los investigadores del IVIE ponen en duda que esta ventaja competitiva que achacan a la capitalidad: "propicia la aglomeración de centros de decisión públicos y privados en Madrid, reforzando la concentración de rentas y patrimonios que más se benefician de las políticas adoptadas".

Además, recuerdan que "las rebajas fiscales de la Comunidad de Madrid tienen consecuencias sobre el resto de comunidades con las que compite fiscalmente: las bases imponibles que esta atrae reducen los ingresos de aquellas. Como se trata mayoritariamente de contribuyentes con bases elevadas, esa salida limita las aportaciones de aquellos en los que puede apoyarse la progresividad en las comunidades de origen".  

"Durante los últimos 10 años Madrid ha conseguido aumentar su número de contribuyentes en más de 100.000 personas provenientes de otras Comunidades españolas. Esto sucede pese a que los ingresos y gastos por habitante de Madrid no son elevados porque renuncia con sus reducciones impositivas a los mayores ingresos que se derivan de sus mayores bases imponibles", recuerdan los investigadores del instituto valenciano.

Según estos investigadores "la Comunidad de Madrid ha seguido una política basada en una combinación de ingresos y gastos bajos que responde a la Hipótesis de Tiebout, según la cual la estrategia fiscal tiene capacidad de incidir en las decisiones de los contribuyentes sobre dónde se domicilian".

Teniendo en cuenta las estadísticas que presenta la Agencia Tributaria sobre Movilidad del Mercado de Trabajo en las Fuentes Tributarias, Madrid habría ganado más de 103.035 contribuyentes en el IRPF entre 2009 y 2018, desde que decidió establecer importantes beneficios fiscales en sus impuestos personales, con el punto de inflexión que fue la aplicación de la bonificación del 100% del Impuesto de Patrimonio a partir de 2011.

Los cálculos de los investigadores del IVIE señalan que "si el grupo que supera los 60.000 euros de renta, ese 7% de contribuyentes concentraría el 93% de los -4.163 millones de euros de beneficios fiscales de estos tres impuestos. Esto significaría una minoración media de las cuotas líquidas de estos contribuyentes cercana a los -16.200 euros anuales, una cifra que puede considerarse capaz de incentivar el cambio de domicilio fiscal".

En el informe Movilidad de los contribuyentes de rentas altas en respuesta a las diferencias regionales en los impuestos personales, de Fedea, se describe cómo entre 2006 y 2012 el 59,3% de las migraciones del 1% con mayor renta tiene como destino Madrid."                      (Raúl Sánchez, Rodrigo Ponce de León, eldiario.es, 25/11/20)