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7/5/21

Vox, hijo del 'procés'... el éxito electoral del partido de Abascal no llegaría hasta finales de 2018, en las elecciones andaluzas. Y eso cronológicamente ocurre tras el otoño del procés. Esa crisis secesionista lo cambió todo en España... la ultraderecha es hija del procés

 "Al independentismo le gusta mucho estos días regocijarse en la crispada campaña madrileña y en la amenaza que supone Vox, partido al que se presenta como la encarnación del fascismo español o del franquismo sociológico que pervive en las estructuras del Estado, desde el Ministerio del Interior hasta la prensa conservadora, pasando por la judicatura y, claro está, la monarquía. Es lo que escribió Toni Soler en el diario Ara el pasado domingo (...)
 
Según el profesor de la Universidad de Kent Carles Ferreira en un estudio sobre la ideología de Vox, publicado en la Revista Española de Ciencia Política (núm. 51, 2019), sus elementos definitorios son: nacionalismo, nativismo, autoritarismo y defensa de los valores tradicionales. Su agenda socioeconómica es neoliberal, por lo que el discurso populista es solo un factor complementario y siempre subordinado a la retórica nacionalista (por ejemplo, supresión de las autonomías) (...)
 
Por tanto, estamos ante una formación de derecha radical, que combina nacionalismo y xenofobia, que apela a la soberanía nacional frente a la federalización europea, con una concepción autoritaria de la sociedad que descansa en valores tradicionales (antifeminismo), y cuyo modelo económico es neoliberal, lo cual la aleja del populismo antiglobalización que practican formaciones homólogas en Europa. Es cierto que cataloga como “enemigos de España” tanto a las izquierdas como a los separatistas, (...)
 
Curiosamente, en el Parlamento Europeo, Vox no se sienta junto a Le Pen y Salvini, sino en el grupo de los Conservadores y Reformistas, donde están los ultracatólicos polacos de Ley y Justicia, al lado también del partido que en Bélgica apoya a Carles Puigdemont, los flamencos nacionalistas de N-VA. (...)
 
 Los sorprendentes resultados de la formación ultraderechista en Andalucía se explican como reacción nacionalista a la tensión vivida un año antes en Cataluña, cuyo desafío cuanto menos retórico seguía en pie con la presidencia vicaria de Quim Torra, con Puigdemont fugado de la justicia y Oriol Junqueras en la cárcel acusado de rebelión. Y no olvidemos que pocos meses después Vox iba a ejercer de acusación popular en el juicio del procés.
 
Es cierto que no solo es un partido nacionalista, y que otros elementos de su ideología como la xenofobia pesan cada vez más, como estamos viendo en la campaña de Madrid, pero el despegue en votos se produjo principalmente en esa clave, como consecuencia del descrédito del Gobierno Rajoy por blando e incompetente frente a los independentistas.
 
 En definitiva, la ultraderecha es hija del procés, de la tensión secesionista que se activó a partir de 2012 con el pacto entre CiU y ERC para investir a Artur Mas a cambio de 
una consulta soberanista. Aunque en las europeas de 2014 Vidal-Quadras se quedó cerca de obtener representación, a Vox le cuesta arrancar. Si bien en 2015 y 2016 la tensión en Cataluña iba in crescendo, fue ignorada mayormente por la opinión pública española, que estaba en otros temas.
 
 También porque el Gobierno del PP se esforzó por trasladar el mensaje de que el desafío no iría a ninguna parte y que en ningún caso habría referéndum. Pero 2017, lo cambió todo. Y tras la moción de censura que desalojó a Rajoy en mayo de 2018 y hundió electoralmente al PP, Vox se lanzó a recoger el voto del hombre cabreado, de la derecha españolista que ya antes había explotado con el procés."                (   Joaquim Coll, Crónica Global, 28/04/21)

29/1/21

Juan Torres, Manolo Monereo: Manifiesto por un republicanismo solidario e inclusivo... rechazamos en todo caso con contundencia el levantamiento de la bandera republicana como estrategia de destrucción de nuestro país. El republicanismo de los independentistas resulta incompatible con las ideas de libertad, igualdad y solidaridad pues se basa en el enfrentamiento entre territorios e identidades, y es utilizado como instrumento para la destrucción del demos común y solidario que pretendemos construir los republicanos

  Manifiesto por un republicanismo solidario e inclusivo

Los abajo firmantes nos declaramos republicanos. Algunos hemos sostenido y sostenemos una defensa más activa y política del proyecto, otros nos limitamos a defender un republicanismo más teórico o cultural. Algunos somos progresistas y nos consideramos de izquierdas, otros somos liberales o conservadores. Algunos no somos creyentes, otros tenemos convicciones religiosas, aunque apostemos por una separación entre Iglesia y Estado. 

Por mucho que nuestros argumentos y puntos de vista sobre muchas cuestiones sean distintos, todos queremos lo mejor para nuestro país y pensamos que los ideales de igualdad, libertad y solidaridad son la mejor forma de conseguirlo. 

Podemos discutir si resulta apropiado o no exigir en este momento el advenimiento de la República, pero consideramos en todo caso que una jefatura del Estado no votada por la ciudadanía no es la mejor forma de gobierno: las conductas insolidarias del ex Jefe del Estado nos refuerzan en nuestras convicciones.

Pero rechazamos en todo caso con contundencia el levantamiento de la bandera republicana como estrategia de destrucción de nuestro país. El republicanismo de los independentistas resulta incompatible con las ideas de libertad, igualdad y solidaridad pues se basa en el enfrentamiento entre territorios e identidades, y es utilizado como instrumento para la destrucción del demos común y solidario que pretendemos construir los republicanos. 

De alcanzar sus objetivos provocaría la balcanización de la Península Ibérica y bloquearía cualquier proyecto de solidaridad entre aquellos que hoy convivimos en España haciendo imposible durante generaciones un proyecto civilizado de coexistencia. Los republicanos también tenemos que combatir las opciones políticas secesionistas porque propician que muchos ciudadanos que no simpatizan con la monarquía se abstengan de apoyar una opción republicana de manera más explícita. 

La experiencia con el estado autonómico, y últimamente la pandemia del Covid-19, han puesto de manifiesto la necesidad de profundizar en fórmulas más estables y decididas de cooperación territorial. Pensamos que la arquitectura institucional más idónea sería el de una República diversa y solidaria, pues generaría un marco de convivencia diferente a la realidad cuasi-confederal del país a la que nos ha arrojado la dinámica competitiva entre territorios, lenguas e identidades.

Pensamos, además, que el proyecto republicano tiene que ser políticamente inclusivo y opuesto al sectarismo. No debe ser patrimonializado por proyectos políticos determinados, sino tener un fundamento abierto plural, con capacidad de incluir a sectores amplios de la sociedad española, incluyendo las izquierdas, el centro político, el liberalismo y sus sectores conservadores. 

Una de las causas del fracaso de la última experiencia republicana fue justamente el sectarismo practicado por muchas de las organizaciones que la apoyaban, un sectarismo que pretendemos dejar atrás pues sólo así será posible consolidar en España un proyecto solidario, plural y sostenible de base republicana, en definitiva un proyecto civilizado y justo de coexistencia entre todos y todas.

Primeros firmantes

Alberto Limón Aguado (...); Antonio Santamaría; Armando Fernández Steinko (...); Carlos Jimenez Villarejo; Juan Torres (...); Manolo Monereo; Marc Luque (...); Martín Alonso Zarza; Miguel Candel (...); Salvador López Arnal (...); Victoriano Fernández...

26/8/20

Xavier Rius: ¿Cómo pasará a la historia el presidente Torra? Como el presidente covid. Dento de unos años, cuando nos pregunten quién estaba al frente de la Generalitat en la peor crisis sanitaria desde la peste negra diremos: “un tal Torra”

 "¿Cómo pasará a la historia el presidente Torra? Como el presidente covid.

Un poco como Pujol. Cuando fue encarcelado durante el franquismo por los hechos del Palau aparecieron pintadas clandestinas -muchas realizadas por el activista Xavier Polo- con la leyenda Pujol = Catalunya. Ahí empezó a nacer el mito.

Salvando todas las distancias con Torra pasará la mismo. Torra = Covid. Dento de unos años, cuando nos pregunten quién estaba al frente de la Generalitat en la peor crisis sanitaria desde la peste negra diremos: “un tal Torra”. Desde luego la pandemia no es culpa suya pero la gestión que hacen los gobernantes de una crisis puede aliviar o empeorar las cosas.

Y no hay en Torra ni liderazgo ni autoridad moral ni siquiera carisma por mucho que se empeñen en Palau y en TV3. Es un cero a la izquierda. Es como un agente de seguros -dicho con todo el respeto para el sector- elevado a la máxima magistratura del país.

De rebote y porque lo ungió Puigdemont en una foto, se acordarán, con la Moreneta al fondo. Aquello ya presagiaba muchas cosas. Hasta la virgen de Monrserrat, que nos salvó en el 2008 de la sequía con unas lluvias providenciales, nos ha ahora abandonado

Ya lo dijo Torra en su propia investidura: “hoy, aquí, ahora, tendria que estar el presidente legítimo de Catalunya”. Es decir. Estaba de paso. Él es un subalterno, el masover, el guardabosques.

Nunca la presidencia de la Generalitat había caído tan bajo como con la llegada de estos dos: Torra y Puigdemont aunque con Mas, que prometía tanto, la cosa ya empezó a torcerse.

Porque, si no fuera por la pandemia, Quim Torra pasaría a la historia por ... ¡una pancarta! No hay más obra de gobierno excepto la creación de chiringuitos: el Consell de la República, el Foro de Debate Constituyente, la Oficina de de Derechos Civiles, el comisionado del 155, la comisión también del 155. Sin contar la promoción de la ratafía y de la leche cruda.

Torra habría hecho bien en irse tras la sentencia por la pancarta o convocar elecciones cuando declaró solemnemente que la la legislatura “ya no tiene más recorrido” y que ningún gobierno, incluido el suyo, puede funcionar “sin unidad”.

Incluso antes.

Prolongar la agonía como lo está haciendo perjudica a Catalunya, a las instituciones y hasta al independentismo. Por este orden.

Hemos podido ver a Torra, con la pandemia, en toda su plenitud y capacidad de liderazgo. Como aquella ocasión en que confesó, nada menos que en un programa de radio, que había estado todo el día “buscando batas”. No especifico si por teléfono o en wallapop.

Los vaivenes del president -más bien bandazos- son proverbiales. No hay nadie al frente de la nave. Y vamos directos hacia el iceberg. Incluso en pleno agosto.

Sólo hay que ver las ruedas de prensa huecas de contenido o los enmiendas entre consejeros en apenas 24 horas. ¿Quién manda en Palau?

Habrá que darle en su día las gracias a JxCat y Esquerra -por mucho que por lo bajini renieguen ahora de él- porque en su día lo votaron. Y a la CUP por abstenerse.

Disfrutemos de momento de lo votado. Vienen tiempos peores."                 (Xavier Rius, director de e-notícies, 26/08/20)

16/7/20

Estamos a un paso de necesitar apuntar que se puede hacer y que no en cada una de las diecisiete autonomías. Ni competentes ni coherentes ni medidas coordinadas... digno de 17 reinos taifas mediocres

Recordáis aquello del Estado de Alarma y el gobierno autoritario coercitivo y bla, bla, que no estaba haciendo las cosas bien y bla, bla y que debía terminar con el EA y devolver las competencias a las autonomías? Pues mirad la competencia de los presidentes autonómicos
 Estamos a un paso de necesitar apuntar que se puede hacer y que no en cada una de las diecisiete autonomías. Ni competentes ni coherentes ni medidas coordinadas... digno de 17 reinos taifas mediocres.
7:44 p. m. · 12 jul. 2020

En respuesta a  @CcagigalNeira
hasta tendría sentido coordinarlo a nivel europeo y con criterios científicos y unificados

Totalmente de acuerdo. Es más, debería haberse hecho así.