3/1/22

Hay un intento del nacionalismo catalán de transmitir a través de la escuela, la idea de que el castellano es una lengua hostil, extranjera, indebida, y que, por tanto, los castellanohablantes son sospechosos o ciudadanos de segunda... No se sabe muy bien si son catalanes, o si son colonos, o si son castellanos que viven en Cataluña... Y esa jerarquía lingüística apunta a una jerarquía social en la que los catalanohablantes merecen una preponderancia social, que están más en su país que los otros. Y eso me parece profundamente injusto, y hasta supremacista o xenófobo

 "(...) De una entrevista reciente a la escritora Laura Freixas (Barcelona, 1958):
Se le pregunta: “Es inevitable preguntarle, usted que es trilingüe, porque también domina el francés, qué opina sobre el debate sobre la inmersión, la resistencia al bilingüismo.”  

LF: Me parece sintomático de algo que pasando también en otros temas, que es una pérdida de democracia.. CaEn cuanto al tema de la lengua en la escuela, se están mezclando dos cuestiones, por un lado formar al alumnado para que salga de la escuela dominando perfectamente el catalán y el castellano. Yo creo que eso no se está consiguiendo. 

Pero por otro lado, hay un intento del nacionalismo catalán de transmitir a través de la escuela la idea de que el castellano es una lengua hostil, extranjera, indebida, y que, por tanto, los castellanohablantes son sospechosos o ciudadanos de segunda.

 No se sabe muy bien si son catalanes, o si son colonos, o si son castellanos que viven en Cataluña. Y esa jerarquía lingüística apunta a una jerarquía social en la que los catalanohablantes merecen una preponderancia social, que están más en su país que los otros. Y eso me parece profundamente injusto, y hasta supremacista o xenófobo

 La escuela debe transmitir el amor al catalán y al castellano. Y la certeza de que catalanohablantes y castellanohablantes estamos en nuestro país.da vez cuesta más debatir con datos y argumentos sobre determinadas cuestiones, y cada vez se recurre más a acusar al discrepante de odio, de fobia.

Comenta en el libro que en Cataluña hay mucho de “nosotros y los otros”. ¿Haber vivido fuera da distancia para apreciar determinadas cosas?

LF: Yo he vivido un par de años en Francia, otro par de años en Inglaterra. Y desde 1991 vivo básicamente en Madrid. Quiero mucho a Cataluña, tengo muchas amistades y vínculos. Viviendo en Madrid soy consciente de lo bonita que es Barcelona, de su historia y su personalidad, que echo de menos, pero también soy consciente de que es una ciudad donde siguen viviendo 300 o 400 familias que manejan el país y están muy relacionadas entre sí. 

Siempre hago la broma de que cuando conozco a una persona catalana, a los cinco minutos nos estamos preguntando a qué colegio hemos ido y donde veranea nuestra familia. Y con eso ya nos hemos situado. 

Eso no pasa en Madrid, y no digamos en París, eso no pasa. Son ciudades mucho más anónimas, lo cual quizá sea una pena, pero tiene la ventaja de que lo que cuenta es tu aportación, tu trabajo, tus ideas, tu currículum, y no si has ido al Liceo Francés o tu familia veranea en Cadaqués.” (...)"                   (Salvadro López Arnal, blog, 23/12/21)

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