"(...) Hace ya mucho que, hablando con políticos españoles, les había yo
advertido sobre lo que de verdad piensan los nacionalistas catalanes.
Nunca me creyeron. En sus cabezas (harto holgazanas) no cabía la
modernidad catalana de un partido neofascista. Ahora ya lo saben.
Lo que
Torra dice de los españoles (él incluido, claro) es lo que he podido
oír decenas de veces en círculos catalanes cuando creen estar hablando
en privado, tanto las derechas como las izquierdas.
No solo quienes
siempre fueron racistas de tradición alemana, como los secuaces de
Pujol, sino también los topos que se escondían en el partido socialista
catalán, especialmente algunos del clan de los Maragall (hoy todos
secesionistas), que eran los más explícitos porque estaban acostumbrados
a mandar a la servidumbre.
Ahora ya está claro, tenemos en España una banda neofascista
encabezada por Torra que en nada se diferencia de la Liga italiana, de
los lepenistas franceses, de los racistas alemanes, flamencos y
holandeses, o de los prenazis húngaros.
No íbamos a ser una excepción,
los españoles. Somos europeos, ¿verdad?, pues ahora ya sabemos a quién
apoyan los de la CUP, los de la así llamada izquierda como Domènech, la
Colau y otros especímenes, o los sofocantes sindicalistas podridos que
desfilan con las tropas nacionales.
Menos mal. Por fin tenemos neofascistas en España. Un tren europeo que, esta vez, no vamos a perder." (Félix de Azúa, El País, 22/05/18)
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