"(...) Quién decidió la secesión checoslovaca hace ahora 25 años?
Fue una decisión de las elites checas y eslovacas.
¿Los ciudadanos la querían?
La
inmensa mayoría de los checoslovacos no la deseaba. Pero sus políticos
consiguieron pactar y consumar la separación en unos días sin tenerles
en cuenta.
¿Y si hubiera habido un referéndum?
Un 90% hubiera votado que no.
¿Cómo lograron ignorar esa voluntad?
Fue
una decisión personal de dos ministros, Václav Klaus y Vladimír Meciar,
que tenían ambiciones personales, y de las elites que preferían tener
su Estado propio a compartirlo.
¿No tenían algún apoyo en la sociedad?
El
presidente Havel siempre intentó detener la secesión, pero cuando
visitó Canadá, aun como presidente de Checoslovaquia, se reunió con
grupos de eslovacos inmigrantes que ya le anunciaron que su país iba a
dividirse.
¿Y ellos cómo lo sabían?
Porque fueron
ellos, los inmigrantes, con su dinero y apoyo los que lograron la
división. Para los checoslovacos en el país fue una tragedia.
¿Y ahora?
Mire,
la verdad es que veinticinco años después hemos superado el trauma y
sentimos simpatía mutua y ganas de volver a compartir cosas.
¿Cómo?
Siempre
hemos tenido la misma cultura y ahora hay más artistas eslovacos en
Chequia y más checos en Eslovaquia que nunca y estamos conectados de
nuevo. Es estupendo.
¿Más que cuando compartían Estado?
Ahora
nos entendemos de forma más sincera, porque entonces siempre había
rencillas por el control del estado. Y Yugoslavia estaba cerca.
Aquello fue un horror.
Por
eso nosotros estamos orgullosos de haber logrado un proceso de
separación, indeseable para la mayoría, sin ninguna violencia.
¿Quién se ha beneficiado más de él?
Le
daré sólo una cifra: la productividad de los trabajadores eslovacos y
checos es comparable a la de los alemanes, pero nuestros salarios son la
tercera parte de los suyos.
Eso nos resulta familiar.
Podríamos
hablar de cierto neocolonialismo alemán, pero también hay que agradecer
el milagro de la Unión Europea, que nos permite viajar y trabajar por
todo nuestro continente.
Le veo conformado.
Es que yo
ya he vivido en seis estados sin moverme de casa. Nací en el imperio
alemán y aún tengo mi certificado alemán de bautismo de 1934 cuando mi
casa estaba en el protectorado de Bohemia y Moravia.
¿Cuánto tiempo fue usted alemán?
Hasta
1943, en que pasé a vivir sin moverme en Checoslovaquia; después en la
Checoslovaquia Socialista, que luego fue la Checoslovaquia Socialista
Federada para pasar a ser la República Federal Checa y Eslovaca y ahora
vivo en la República Checa: seis estados de momento.
¿No teme la xenofobia y el autoritarismo de sus vecinos húngaros y polacos?
También
son resultado de su historia. Orban se aprovecha del nacionalismo
húngaro y de la tragedia de que perdieran la tercera parte de su
territorio tras la Segunda Guerra Mundial para unir a los aún
atemorizados húngaros bajo su gobierno. El caso de Polonia es diferente.
¿Es otra víctima de la historia de Europa?
Recuerde
que perdió su independencia y fue dividida y ahora se mezcla esa
conciencia de necesidad de unión con integrismo católico.
¿Pero son un peligro para la Unión?
La
UE se preocupa por esos países, porque no los conoce. Pero estén
tranquilos que son los primeros interesados en que la UE funcione. (...)" (Entrevista a Klima, Lluís Amiguet, La Vanguardia, 07/05/18)
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