"El filósofo catalán publica este mes 'Sobrevivir al naufragio', un
ensayo en el que reflexiona con pesimismo sobre el devenir de la
política
(...) En su opinión, ciertas ideas propician más que otras que se cometan injusticias. ¿Sería el nacionalismo una de ellas?
El
nacionalismo es como el racismo o el sexismo: justifica limitar los
derechos de ciudadanía de los otros. ¿Qué quieren en España? Ni votar ni
redistribuir con los conciudadanos. Privarlos de derechos de modo
superlativo, que en eso consiste el levantar una frontera donde no
existe.
Recientemente, la alcaldesa de Vic
llamó a los “catalanes autóctonos” a hablar exclusivamente en catalán
con aquellas personas que por su aspecto o acento “no parezcan
catalanes”. ¿Es posible un nacionalismo sin xenofobia?
Cualquier
nacionalismo que apele a la identidad es inseparable del desprecio a
los diferentes. En el caso del catalán, se quiere convertir en
extranjeros a los que hasta ahora son conciudadanos. Si además, como es
el caso de Cataluña o el País Vasco, la identidad real de las gentes no
se parece a la invocada, y se hace obligado “construirla”, la política
resulta inmediatamente identitaria. Por eso se regula hasta cómo deben
hablar entre sí los profesores de instituto. Ni Franco.
Por
su parte, el presidente de Podemos en el Congreso, Jaume Asens, ha
declarado que la obligación de la izquierda es “cortarle el paso al
nacionalismo de imposición de la derecha”. ¿Por qué cierta izquierda
solo se opone al nacionalismo cuando éste es de raíz española?
Por su parte, el presidente de
Podemos en el Congreso, Jaume Asens, ha declarado que la obligación de
la izquierda es “cortarle el paso al nacionalismo de imposición de la
derecha”. ¿Por qué cierta izquierda solo se opone al nacionalismo cuando
éste es de raíz española?
El mayor trastorno
de nuestra izquierda es su defensa del nacionalismo identitario. Ya
puede uno ser partidario de los soviets que si critica al nacionalismo,
inmediatamente, se lo califica de facha. Es una mentira del nacionalismo
que la izquierda ha contribuido a extender: España es facha, por
definición.
Cuando la realidad histórica es exactamente la contraria. Y
la conceptual: hoy un español se ve discriminado para acceder a
posiciones laborales en una parte de su país por razones lingüísticas. O
piense lo que sucede con la redistribución: ahora se critica si Madrid
elimina sus impuestos. Oigan, ¿y en qué se creen que consiste el
federalismo fiscal? Si cada uno tiene competencias en sucesiones o el
IRPF, nadie las tiene. (...)
En España hay un espacio político por cubrir, por razones de principio
y, ya ve, de eficacia electoral: la izquierda antinacionalista. Después
de todo el PSOE, una cáscara intelectualmente vacía, está en compañías
mucho más reaccionarias que Vox, con partidos que apelan a variantes de
la etnia para negarse a redistribuir. (...)
En la conclusión de la obra, apunta
que si la izquierda real continúa alejándose de la izquierda ideal,
“llegará un día en que tengamos que plantearnos de qué hablamos cuando
hablamos de izquierda”. ¿Estamos cerca de ese día?
En
la trastienda de este libro, como de algunos otros anteriores, de
defensa explícita del socialismo, de reconstruir del ideario, hay una
reclamación de una izquierda ilustrada, racional, la de toda la vida. Mi
propuesta es, en ese sentido, estipulativa o analítica, pero uno no
puede estar toda la vida alejándose de los usos extendidos de las
palabras. Me sucede algo parecido con el feminismo.
Creo que hay lugar
para reclamar una tradición emancipatoria radicalmente igualitaria que
asegure a las gentes una plena libertad a la hora de elegir cómo quiere
vivir. Ahora bien, si quienes se proclaman “socialistas” o “feministas”
acaban defendiendo ideas alejadas de lo que siempre designaron, y todos
acaban asumiendo los nuevos contenidos, pues, me temo, no nos quedará
otra que abandonar las palabras. La desgracia es que con el maltrato de
las palabras, al final, se acaban por maltratar las nobles ideas que
durante mucho tiempo designaron esas palabras." (Entrevista a Félix Ovejero, Óscar Benítez, El Liberal.cat, 12/02/20)
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