"Unió Democràtica de Catalunya (UDC), el partido que lidera Duran
Lleida y es socio de Convergència en CiU, ha querido instalarse en una
ambigua posición intermedia respecto de la disputata quaestio,
en eso que suele llamarse, de forma rimbombante e inexacta, “el futuro
de Cataluña”.
Para ello, su máximo órgano de dirección, reunido este fin
de semana, ha declarado que su opción no es la independencia sino la
confederación.
Antes de esta declaración, la confusión en Cataluña ya era grande:
Unió le ha añadido su granito de arena. Porque, ¿qué es una
confederación? ¿Lo saben los señores de Unió? Quizás. Pero, también es
muy probable que lo sepan de forma confusa. Veamos.
Una confederación no es propiamente una de las posibles formas de
Estado sino una forma de organización internacional compuesta por
diversos Estados. Se trata de un modelo que poco tiene que ver con un
Estado federal, Este sí es un verdadero Estado, con distintos centros de
poder, pero un Estado, no centralista, pero sí unitario. Los rasgos
básicos de una confederación podríamos resumirlos en cuatro apartados.
En primer lugar, su fundamento jurídico es un tratado, no una
constitución. Es decir, una confederación es el producto de un pacto
entre estados previamente independientes, estados que son sujetos
soberanos que contratan entre sí y que, pese al pacto, formalizado como
tratado internacional, no renuncian a esta soberanía, la siguen
conservando tras la firma del tratado mediante el cual se asocian para
determinados fines concretos. Y como no renuncian a su soberanía, así
como les ha servido para establecer el pacto, también les sirve para
romperlo y salir de la confederación.
En segundo lugar, este tratado crea las instituciones políticas
propias de la confederación, de las que cabe destacar dos
peculiaridades.
Primera, su órgano superior es una asamblea compuesta
por representantes de los Estados miembros, designados por los
gobiernos, subordinados y responsables ante los mismos; debido a esta
relación jerárquica, los representantes de los gobiernos en la asamblea
confederal actúan, para entendernos, a la manera de unos embajadores.
Segunda, las leyes de la confederación obligan directamente a los
Estados y, solo de forma indirecta, a los ciudadanos, en tanto que no es
la confederación sino los Estados quienes están obligados a hacerlas
cumplir. En un modelo de este tipo, la relación jurídica se establece,
por tanto, entre confederación y Estados, no entre confederación y
ciudadanos: la confederación no está facultada para dar órdenes directas
a los ciudadanos.
En tercer lugar, las competencias de la confederación las han
otorgado los Estados mediante el tratado fundacional de forma expresa,
aunque estos Estados no ceden la titularidad de la competencia —por
ejemplo, en materias como relaciones internacionales, defensa o comercio
exterior— sino solo su ejercicio.
Los Estados, por tanto, siguen
reteniendo en último término las competencias temporalmente otorgadas en
el tratado en virtud de que tampoco han renunciado a la soberanía: en
cualquier momento pueden denunciar el tratado, retirarse de la
confederación y, a la vez, recuperar las competencias anteriormente
cedidas para volver a ejercerlas.
En cuarto lugar, la hacienda de la confederación se nutre de las
aportaciones directas de las respectivas haciendas de los Estados
miembros y, por tanto, la confederación no recauda directamente los
impuestos de los ciudadanos de cada uno de los Estados, son estos
quienes ejercen esta función.
La confederación, por tanto, no tiene naturaleza de Estado sino que
es una organización de naturaleza internacional que vincula Estados
soberanos e independientes. Una característica típica de las
confederaciones es que suelen ser organizaciones poco estables que, o
bien conducen hacia una federación —como sucedió en los Estados Unidos y
en Suiza en el siglo XIX—, o bien tienden con facilidad a desintegrarse
o a ejercer un débil poder respecto a los Estados que forman parte.
¿Este es el modelo al que aspira Unió? ¿Mediante una confederación
pretende conseguir la equidistancia entre independentistas y
autonomistas? (....)
Ochenta años después, en un Estado que pertenece a la Unión Europea, suena a puro ridículo. ¿Una confederación dentro de la UE? (...)" (
Francesc de Carreras
, El País, 8 OCT 2014)
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