17/4/20

Albert Soler: Imaginen que Buch tuviera que salir por TV para anunciar el muerto número 1.714 en una residencia de ancianos. Lo que sufrimos en Cataluña, más que una pandemia, parece una novela de Agatha Christie: nos vamos a dormir con 3.800 muertos y cuando nos levantamos ya son el doble

"Lo que sufrimos en Cataluña, más que una pandemia, parece una novela de Agatha Christie: nos vamos a dormir con 3.800 muertos y cuando nos levantamos ya son el doble. Y ni siquiera podemos culpar el mayordomo, porque Matamala está en Waterloo pasando la aspiradora en la casa de la República y haciéndole la compra al ex que huyó.

 Como en toda buena novela de misterio, lo que pasaba es que teníamos un muerto en el armario. Bueno, en realidad hay teníamos muchos, entre ellos 1.800 abuelos que han marchado al otro barrio desde un geriátrico, y que no se contaban hasta ahora para esperar que superaran la cifra de 1.714 y evitar un disgusto al pobre consejero Buch. 

 Imaginen que tuviera que salir por TV para anunciar el muerto número 1.714 en una residencia de ancianos. Si ya por naturaleza le cuesta hacerse entender cuando habla, hacerlo sacando espuma (amarilla) por la boca al pronunciar la maligna cifra habría sido un espectáculo indigesto para los espectadores que a la hora de comer tienen conectada TV3.

 Ahora ya los contamos todos, hemos tardado un mes en hacerlo, pero más vale tarde que nunca. Hasta ahora contaban como víctimas del coronavirus sólo los que se morían en los hospitales, faltaba sumar los que morían en las residencias, los que lo hacían en casa y los que llevaban las funerarias. 

  La culpa es de la gente, que no sabe morirse, y especialmente los ancianos, que hacen siempre lo que les da la gana y estiran la pata donde el Gobierno no les puede apuntar.

 Si fueran todos a morir en los hospitales, como está mandado, los políticos no estarían obligados a realizar complicadas operaciones de suma. Sólo ver a Budó, a Buch y a la Vergés en sus ruedas de prensa triples, trifásicas y tridimensionales, uno se da cuenta fácilmente que sumar -no digo ya correctamente, simplemente el método de la suma- queda muy por encima de sus capacidades .

 De todos modos, los muertos siempre son útiles. Los catalanes, de las piedras hacemos panes y de los cadáveres, ganancias. Mejor si están aún calientes, que amasan mejor nuestros intereses. 

 Por ello el Consejo de la República se ha apresurado a sacar la hucha para que los catalanes la llenen con la excusa de la pandemia. Como en tiempos de las misiones, pero sin negritos. Tantas ratos dándole vueltas a qué diablos era eso del Consejo por la República, y ha tenido que venir una pandemia para averiguarlo: es un utensilio para pedir dinero a los catalanes, que la vida en Bélgica no es barata. 

 Reconozco que yo primero estaba convencido de que el tal Consejo no era más que un chiringuito donde colocar familiares y amigos. Y probablemente lo sea, pero esto es accidental, su principal tarea es la de ganar dinero. Y para ganar dinero vale todo, especialmente las desgracias, que es cuando la gente es más pródiga, aunque sea por el miedo que les toque a ellos.

 Así que ya tenemos el Vivales y su camarilla pidiendo dinero para el Consejo de la República a costa del coronavirus. Encuentro que ha tardado demasiado, casi un mes, en salir públicamente pidiendo a los catalanes que apoquinen en una cuenta corriente. 

 Este hombre está perdiendo reflejos, deben ser los aires de Centroeuropa, en sus buenos tiempos, después del primer muerto ya habría salido en su TV3 en riguroso directo.

 - España nos mata y nos infecta, siempre de pie, no tenemos miedo, seguimos y etcétera. Y no olviden ingresar dinero en el número de cuenta que aparece en la parte inferior de la pantalla."                 (Albert Soler, Diari de Girona, 17/04/20; trad. google)

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