"(...) Hay una parte considerable de las clases populares (al menos en la
provincia de Barcelona, la más poblada de las cuatro) que no sólo no
participa del Procés sino que, si atendemos al voto a Ciutadans y el
discurso claro y explícito de este partido contra las demandas de
autogobierno, lo llega a ver como amenaza e imposición.
Este hecho no
debería ocultárselo nadie que quiera construir un futuro en Catalunya
para y con las clases populares. Las elecciones han mostrado que parte
de estos sectores no es que no estén con la CUP, es que tampoco han
estado (al menos en estas elecciones autonómicas, cosa distinta podría
pasar en las generales) con la marca de Podemos en Catalunya. (...)
Hemos visto por tanto que cuando se activa (al menos hasta límites como
los de este 27S) el eje nacional, una parte importante de la sociedad no
catalanista (ciudades y barrios populares incluidos) se alinea con la
derecha.
Podemos tenía razón en el análisis que realizaba: hay mucha sociedad catalana que no está inmensa en el Procés y que le preocupan otras cosas. Lo que quizá no supo calcular la dirección -ni tampoco el resto de integrantes de Catalunya Sí Que Es Pot– es el éxito de la polarización en torno al eje nacional, que iba a provocar que, quienes veían el Procés como una amenaza, aun siendo de izquierdas votaran antes a la opción clara y nítida contra la independencia que a una fuerza de izquierdas con un discurso intermedio y “responsable” (en palabras de Iglesias) respecto al conflicto. (...)
Por otra parte, el voto en los enclaves de izquierdas y trabajadores a
Ciutadans parece dejar claro que la llamada izquierda independentista
–la CUP-, y pese a sus principios y sus interpelaciones claramente de
izquierdas, no tiene posibilidad a corto ni a medio plazo de atraer a
esos sectores populares que, aun pudiendo estar cerca de ella en “el eje
social”, se decantan por el españolismo cuando se tensa la cuestión
nacional. Pero hemos visto que tampoco la izquierda no independentista
va a tener posibilidades en este marco de polarización nacional. (...)
Si sigue en marcha el proceso hacia la independencia con el muro de
hormigón situado en Madrid, se va a producir la clásica relación
dialéctica de nuestro país aumento del independentismo – agitación de la
derecha españolista. Un proceso que:
Empeora la convivencia entre las distintas sociedades o “pueblos” que habitan el Estado español;
Identifica a buena parte de la población trabajadora de España (y como hemos visto, ¡también de Catalunya!) con las posiciones de los sectores privilegiados españoles y españolistas, y
Perjudica a todos aquellos sectores políticos de buena parte del Estado que no sacan partida de tal empeoramiento de la convivencia (como sí hace la derecha) y que están por el cambio popular en la mayor parte del Estado, cambio cuyas posibilidades van a tener el 20 de Diciembre un punto de inflexión. (...)" (La cuestión nacional y la democrático-social en el horizonte inmediato de España / Guillermo Errejón, en Sociología crítica, 06/10/2015)
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