"La celebración de una consulta sobre la independencia de Catalunya es
más difícil que hacer entrar un camello por el ojo de una aguja. La
consulta no se va a hacer. Ese runrún corre por todos los partidos
catalanes, aunque no lo dicen en público porque entonces evidenciarían
que están dedicando tiempo y esfuerzo a nada.
Pero hete aquí que la semana pasada se le escapó a Lluís Corominas,
vicesecretario de CDC, que no habrá consulta. En Convergència ya han
asumido que no es viable montar un simulacro de referéndum si no hay el
más mínimo respaldo del Gobierno central, aunque sea para mirar hacia
otro lado. Así que, como dijo Corominas, vamos a unas elecciones, que
Mas quiere en el 2016 y que intentará presentarlas como plebiscitarias.
Por eso, en los próximos tres meses vamos a asistir a un nuevo
episodio de política virtual. En ese tiempo, los partidos del Parlament
se dedicarán a discutir sobre el calendario y la pregunta de una
consulta imaginaria. La fecha es una exigencia de Esquerra y, en cuanto
se fije, provocará un incendio en Madrid, con los consiguientes
aspavientos y el recurso al Constitucional como colofón.
Pero la
pregunta es el punto donde se apreciará la división que aqueja a los
partidos catalanes, ya que algunos querrán introducir una tercera vía
aparte de quedarse o marcharse de España.
Para evitar que se rompa el
actual bloque entre CiU, ERC e ICV, es muy probable que se opte por una
pregunta que no se refiera en ningún momento a la independencia, sino al
Estado propio. De esta forma, Unió e Iniciativa mantendrían su apoyo a
la consulta. Los socialistas se acabarán descolgando del todo.
Después de tres meses de vaivenes a cuenta de una pregunta sobre un
eventual e indefinido Estado propio para una consulta que difícilmente
se va a celebrar, la política catalana entrará en otra fase: la campaña
para las elecciones europeas de mayo del 2014. Si CiU y ERC son capaces
de ir juntos a esa cita, se facilitaría la posterior entrada de los
republicanos en el Govern, tal como espera Convergència, aunque está por
ver que a Esquerra le convenga. A partir de entonces, Mas deberá
decidir cuándo convoca las elecciones plebiscitarias.
No es probable que, mientras, los partidos que no desean la
independencia hayan construido discursos alternativos. Incluso pueden
tener la tentación de construir un frente anti- , como ocurrió entre
socialistas y populares contra Ibarretxe, y así les fue… Rajoy y los
suyos han llegado a la conclusión de que la mejor estrategia es esperar a
que Mas se estrelle al final del callejón sin salida en que se ha
metido.
Pero, aunque ese fuera el desenlace, por el camino el 80% de los
catalanes que hoy apoyan una consulta que se les ha presentado como
factible habrán visto frustradas sus expectativas. Y eso ya no es
virtual, es un caldo de cultivo de descontento que tendrá consecuencias
muy difíciles de gestionar en el futuro. A no ser que ocurra un milagro…" (M. DOLORES GARCÍA
LA VANGUARDIA, 8.10.13, Materials per diari de Miquel Iceta, 10/08/2013)
LA VANGUARDIA, 8.10.13, Materials per diari de Miquel Iceta, 10/08/2013)
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