"Todavía no han entendido que la pandemia pasará por encima del proceso. Que el virus lo cambia todo.
Por supuesto a mí me parece tan legítimo como antes pedir la
independencia. Siempre que se defienda por métodos pacíficos y
democráticos. Y con una amplísima mayoría social. Cosa que no es el caso porque
siempre olvidaron que no han pasado del 47% de los votos. No en una sino
en dos elecciones conecutivas: las del 2015 y las del 2017.
Pero cambiar el mensaje de España nos roba por el de España nos infecta y por tanto España nos mata -empezó Puigdemont desde Waterloo- me parece el peor negocio de todos. Porque fue promovido no sólo por el presidente de la Generalitat,
Quim Torra -en su entrevista en la BBC o en las cartas a la Unión
Europea-, sino también por consejeros de la Generalitat como Meritxell
Budó o Miquel Buch.
¡Llegaron a decir que España requisaba mascarillas dirigidas a los
catalanes!. Y eso que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, es catalán.
Nacido en La Roca del Vallès.
Es un mensaje al que se han agarrado como a un clavo ardiendo. El último el presidente de la Cambra de Barcelona, Joan Canadell. Yo creo, de entrada, que no beneficia a quien lo dice. Como Miquel Buch con las mascarillas del 1714.
Tampoco al Govern. Fíjense que Esquerra sutilmente ha marcado distancias con las posiciones más beligerantes de JxCat. Ni a la Generalitat como institución. Ni al independentismo
Y, sobre todo, no beneficia a los presos del proceso.
Es muy fácil hacerse el valiente desde Waterloo o desde la Plaza Sant
Jaume haciendo fotos de la calle del Bisbe en un día de lluvia. Pero no es lo mismo estar confinado -aunque sea en la Casa dels
Canonges o en el domicilio particular- que estar confinado y en la
cárcel. Es cierto que los presos tampoco han ayudado. ¡Aquel ho tornarem a fer de Jordi Cuixart!. Aunque la verdad es no se lo he vuelto a oir.
Aún peor: aquella entrevista de Junqueras en El País -la de “y una puta mierda”- o el artículo en La Vanguardia más reciente. Iba en la misma línea: España nos mata y lo hubiéramos hecho mejor.
Han de ser conscientes de que el mundo ha cambiado.
Probablemente los historiadores del futuro fijarán en marzo del 2020 el nacimiento de una nueva era. Como el Descubrimiento de América para la Edad Moderna o la Revolución Francesa para la Contemporánea.
Por eso, yo de Torra hubiera hecho exactamente lo contrario.
Intentar tender puentes con lo que consideran el enemigo. En vez de no parar de echar mierda al Gobierno, al Estado o a España; procurar una relación de empatía. En plan, Presidente, yo sigo siendo independentista y tenemos un
conflicto político en Catalunya -en mi opinión también una crisis de
convivencia- pero vamos a dejar aparcadas temporalmente nuestras
diferencias.
En cambio no han parado de poner palos a la rueda. La Moncloa decía blanco, ellos negro. La Moncloa, A; ellos, B. Lo último era: el citado nosotro lo hubiéramos hecho mejor. Aquella frase de Meritxell Budó de que no habría habido "tantos muertos".
Es verdad que pidieron el confinamiento quince días antes -hasta he
pedido disculpas a la consejera por el lapsus-: el 13 de marzo mientras
que el Gobierno central lo aprobó el 28.
Pero incluso en este caso tengo mis dudas de que lo hubieran gestionado mejor.
Torra se oponía a suspender el Mobile. La “epidemia del miedo” dijo. El ahora epidemiólogo de referencia, Oriol Mitjà, declaró que el riesgo era “muy leve”. El número dos de Salut, Joan Guix, que la gripe era “mucho más grave”. E incluso la consejera Alba Vergés, que las mascarillas no eran “recomendables", entre otras.
Da igual. Todos los gobiernos lo han hecho mal o fatal pero el
gobierno catalán es el único de todo el mundo mundial que no sólo saca
pecho sino que dice que lo hubiera hecho mejor.
Por eso; los presos han de ser conscientes de que, a este paso, se pudrirán en la cárcel como dice la expresión popular. Con beneficios penitenciarios, el tercer grado o el 100.2. Pero en la cárcel. Han puesto muy difícil cualquier media de gracia o de perdón.
Desde luego, Pedro Sánchez sigue necesitando los votos de ERC en el
Congreso. Hoy mismo se lo ha recordado Gabriel Rufián pidiendo la mesa
de diálogo. E incluso puede sacarse un as de la manga. Dudo que a corto o medio plazo. El objetivo prioritaria ahora es la pandemia.
Pero difícilmente la opinión pública española lo entenderá con lo que ha tenido que oir.
Por eso creo que Quim Torra ha desaprovechado la última oportunidad. Ha jugado sus cartas de la peor manera posible. Y ya no digamos si, en unas elecciones, hay un vuelco electoral y ganan PP, Vox y Ciudadanos. Aunque yo creo que, en el fondo, es lo que quieren: el cuanto peor, mejor.
Porder decir a su electorado: todos los españoles son unas fachas. Sólo nos queda la indpendencia. A mí siempre me ha parecido la peor estrategia de todas.
Han querido utilizar la pandemia -los muertos, en definitiva- para intentar resucitar el proceso. Personalmente creo que está más muerto que vivo.
Además no han parado de marcar perfil. Incluso mentalmente: cerrar fronteras, pasaporte inmunológico. Cuando los hechos demuestran que la gestión ha sido igual o peor:
sólo hace falta ver el fiasco en la distribución de las mascarillas.
Parece difícil ponerse medallas con más de 5.000 fallecidos, a los
que hay que añadir casi 2.500 en residencias. Lamentablemente nos hemos
acostumbrado a hablar de muertos.
Todo ello teniendo en cuenta que el proyecto emblemático de la
Generalitat ha sido en la lucha contra el coronavrius -además del
certificado de autrresponsabilidad- ha sido ¡regalar una mascarilla a
cada catalán!
Y mejor no plantear qué hubiera pasado con pandemia durante un
hipotético período de transición hacia la República Catalana pero fuera
de la Unión Europa y del euro. " (Xavier Rius, director de e-notícies, 22/04/20)
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