"(...) ¿Y en «Terra Alta» qué hay?
Este libro está lleno de una furia,
de una furia justiciera, de un dolor, de cosas que yo no podía decir de
otra manera. De odio, porque uno de los sentimientos fundamentales del
libro es el odio. Cuando Manuel Vilas lo leyó me dijo: «Ojo, que el odio
dura más que el plástico en el mar», y tenía razón.
¿Entiendo que se refiere a Cataluña y lo que se está viviendo allí y aún queda por vivir?
Sí,
a ver cómo lo explico. Este libro no trata de la crisis catalana, que
ahora parece que está olvidada, pero no se ha acabado. Ahora estamos en
una crisis brutal con el coronavirus, pero en cuanto esto pase, volverá.
Este libro no habla de eso, pero sin esa crisis, este libro no hubiera
existido. ¿Qué quiero decir con eso? La crisis catalana es el carburante
de este libro.
¿Ese carburante tiene las mismas trazas que una pesadilla?
Las
novelas con ficción -las novelas tradicionales- son como un sueño. Tú
sueñas que estás a punto de caerte por un precipicio, estás
angustiadísima, te despiertas… Esa es la imagen, que tú te caes por un
precipicio, pero, en realidad, el carburante de esa angustia es que tú
tienes un problema con tu madre o con el trabajo. El carburante de esa
pesadilla es la incapacidad para vivir, el arraigo existencial…
Vayamos a los hechos, como se diría en una historia policíaca al uso.
Lo
que ha pasado en Cataluña es algo que yo nunca me habría imaginado que
fuera a suceder. Lo que ha ocurrido desde 2012 a 2017, me ha cambiado. A
mí y, cuando hablo con compañeros catalanes, me aseguran que a ellos
también. Lo que viví en aquel momento en particular me ha cambiado
mucho.
Lo que estamos viviendo ahora, también y nunca lo olvidaré. No
podía imaginarlo, y tampoco podía imaginar lo que está ocurriendo ahora.
No podía imaginar cómo una de las sociedades más prósperas del mundo se
partía por la mitad. Hablo de un clima prebélico. Las cosas que
experimenté, no solo yo, sino mucha gente, me cambiaron como persona.
¿En qué se identifica con el protagonista de la novela, un «mosso d’esquadra»?
Todas
las novelas, las buenas novelas, son autobiográficas. No en el sentido
de que el escritor cuente en ella su vida: yo, ni soy policía, ni he
tenido la vida que ha tenido este chaval, que es muchísimo más dura que
la mía. Pero no hay ninguna duda de que ese chaval está expresando mi
visión de las cosas.
Las novelas no son autobiografías porque cuenten la
vida del autor, sino porque en ellas transfigura sus propios
sentimientos, su propia vida; es indudable que el dolor de este chaval
es mi dolor, que su furia es mi furia, su sed de justicia… Todo eso sale
de mí. Lo he entendido una vez acabado el libro.
Dice que todo se
ha parado por la crisis del Covid-19, pero que el virus del
nacionalismo volverá. Mire cómo va Europa, todos los países no están
precisamente a partir un piñón...
Para mí, lo que estamos viviendo
ahora era inimaginable, aunque parece que mucha gente lo había
previsto, y es ciencia ficción.
¿Por qué ahora la gente lee La peste,
de Camus? Para mí, esto es más Kafka, es kafkiano. No tengo ninguna
duda de que lo que va a provocar va a ser un recrudecimiento del
nacionalismo en toda Europa, y en el mundo por extensión. Ya lo estamos
viendo, con la reacción de la Unión Europea. Aquí cada uno se encierra
en su casa y se cree que va a estar más protegido, que los demás son los
que traen los problemas.
Sobre todo, los países ricos se van a cerrar,
como ya estamos viendo con Alemania y con Holanda. El coronavirus va a
cambiar muchas cosas, eso está claro. No sabemos qué va a pasar, no
sabemos si Europa va a aguantar esto. Si Europa aguanta y hace lo que
tiene que hacer, y crea un colchón para todos, para toda la Unión
Europea, aguantará.
¿Y qué pasará en y con Cataluña cuando pase todo esto?
El procés
como tal ha acabado, lo que se llamó el procés, que fue arremeter
directamente, por derecho, a la brava, contra el Estado de derecho,
contra la democracia; porque eso fue el llamado procés: arremeter contra
la democracia en nombre de la democracia, contra más de la mitad de los
catalanes.
Eso se ha acabado. Ya se ha visto que no funciona, porque
Europa no lo quiere, porque el Estado de derecho en España ha demostrado
ser más fuerte de lo que ellos creían. Habrá que ver cómo esta gente, a
la que el nacionalismo tradicional, Convergència i Unió, ha llevado al
monte, regresa a la vida civilizada.
Durante la crisis catalana
siempre me he hecho una pregunta, y se la hago ahora también a usted:
los políticos, esos personajes tan lamentables que han pululado en la
política… ¿cómo se explica que una parte de la sociedad catalana les
haya apoyado? ¿Hay esperanza de que el sentido común vuelva a reinar en
Cataluña?
En mi opinión, no es cuestión de sentido común. No es
una cuestión racional, la sociedad catalana está partida por la mitad;
un poquito más de la mitad no estamos del lado nacionalista, la mayoría
de los catalanes no somos nacionalistas. Lo de que esto es un problema
entre Cataluña y España es un error; esto es un problema entre
catalanes. Luego, es un problema español y, luego, europeo, pero primero
es un problema entre catalanes, más de la mitad de los cuales hemos
dicho por activa y por pasiva, en todas las elecciones, que no queremos
eso.
¿Y cómo se unen o se acercan esas dos mitades? ¿Se recuperará la cordura?
Es
un problema democrático, de falta de respeto por la democracia; esa es
la cuestión central. Dicho esto, esa mitad, como todo el mundo sabe,
todos los estudios confirman, esa mitad está completamente petrificada,
no va a obedecer… Es un voto tribal, por no decir un voto sectario. La
única posibilidad, la única forma de que esto se arregle, es que una
parte de esa tribu, o una parte de esa secta, regrese a la democracia,
al respeto de las reglas del Estado de derecho.
Esa es la única forma,
que comprendan que lo que hicieron fue una barbaridad, que no fue
democrático. Una de las mayores derrotas de la democracia española es
haber permitido que unos antidemócratas totales se quedaran con la
bandera de la democracia. Tiene que haber un partido político que les
diga: «Vamos a volver», porque no va a haber otra cosa. Es un voto
tribal: los míos contra los tuyos. Esto es como el Barça y el Madrid.
Llevarlo al terreno futbolístico, de «hooligans», resulta muy gráfico, pero ¿qué partido puede ser el que dé un paso al frente?
Confío
en que lo va a hacer la burguesía catalana de siempre, que es la que
monta esto: los ricos catalanes. Esto es la revolución de los ricos. No
es una opinión, todos los estudios lo muestran. Solamente consiguiendo
que uno de esos partidos políticos -yo creo que Esquerra Republicana no
va a ser, aunque están haciendo esto que hacen porque les interesa... El
problema es que romper una sociedad es muy fácil, pero volverla a unir
es muy difícil; desde que el mundo es mundo es así. (...)" (Entrevista a Javier Cercas, Laura Revuelta, ABC, 20/04/20)
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