23/4/20

Javier Cercas: No podía imaginar cómo una de las sociedades más prósperas del mundo se partía por la mitad. Hablo de un clima prebélico. Las cosas que experimenté, no solo yo, sino mucha gente, me cambiaron como persona... romper una sociedad es muy fácil, pero volverla a unir es muy difícil

"(...) ¿Y en «Terra Alta» qué hay?

Este libro está lleno de una furia, de una furia justiciera, de un dolor, de cosas que yo no podía decir de otra manera. De odio, porque uno de los sentimientos fundamentales del libro es el odio. Cuando Manuel Vilas lo leyó me dijo: «Ojo, que el odio dura más que el plástico en el mar», y tenía razón.

¿Entiendo que se refiere a Cataluña y lo que se está viviendo allí y aún queda por vivir?

Sí, a ver cómo lo explico. Este libro no trata de la crisis catalana, que ahora parece que está olvidada, pero no se ha acabado. Ahora estamos en una crisis brutal con el coronavirus, pero en cuanto esto pase, volverá. Este libro no habla de eso, pero sin esa crisis, este libro no hubiera existido. ¿Qué quiero decir con eso? La crisis catalana es el carburante de este libro. 

¿Ese carburante tiene las mismas trazas que una pesadilla?

Las novelas con ficción -las novelas tradicionales- son como un sueño. Tú sueñas que estás a punto de caerte por un precipicio, estás angustiadísima, te despiertas… Esa es la imagen, que tú te caes por un precipicio, pero, en realidad, el carburante de esa angustia es que tú tienes un problema con tu madre o con el trabajo. El carburante de esa pesadilla es la incapacidad para vivir, el arraigo existencial…

Vayamos a los hechos, como se diría en una historia policíaca al uso.

Lo que ha pasado en Cataluña es algo que yo nunca me habría imaginado que fuera a suceder. Lo que ha ocurrido desde 2012 a 2017, me ha cambiado. A mí y, cuando hablo con compañeros catalanes, me aseguran que a ellos también. Lo que viví en aquel momento en particular me ha cambiado mucho.

 Lo que estamos viviendo ahora, también y nunca lo olvidaré. No podía imaginarlo, y tampoco podía imaginar lo que está ocurriendo ahora. No podía imaginar cómo una de las sociedades más prósperas del mundo se partía por la mitad. Hablo de un clima prebélico. Las cosas que experimenté, no solo yo, sino mucha gente, me cambiaron como persona.

¿En qué se identifica con el protagonista de la novela, un «mosso d’esquadra»?

Todas las novelas, las buenas novelas, son autobiográficas. No en el sentido de que el escritor cuente en ella su vida: yo, ni soy policía, ni he tenido la vida que ha tenido este chaval, que es muchísimo más dura que la mía. Pero no hay ninguna duda de que ese chaval está expresando mi visión de las cosas. 

Las novelas no son autobiografías porque cuenten la vida del autor, sino porque en ellas transfigura sus propios sentimientos, su propia vida; es indudable que el dolor de este chaval es mi dolor, que su furia es mi furia, su sed de justicia… Todo eso sale de mí. Lo he entendido una vez acabado el libro.

Dice que todo se ha parado por la crisis del Covid-19, pero que el virus del nacionalismo volverá. Mire cómo va Europa, todos los países no están precisamente a partir un piñón...

Para mí, lo que estamos viviendo ahora era inimaginable, aunque parece que mucha gente lo había previsto, y es ciencia ficción. 

¿Por qué ahora la gente lee La peste, de Camus? Para mí, esto es más Kafka, es kafkiano. No tengo ninguna duda de que lo que va a provocar va a ser un recrudecimiento del nacionalismo en toda Europa, y en el mundo por extensión. Ya lo estamos viendo, con la reacción de la Unión Europea. Aquí cada uno se encierra en su casa y se cree que va a estar más protegido, que los demás son los que traen los problemas. 

Sobre todo, los países ricos se van a cerrar, como ya estamos viendo con Alemania y con Holanda. El coronavirus va a cambiar muchas cosas, eso está claro. No sabemos qué va a pasar, no sabemos si Europa va a aguantar esto. Si Europa aguanta y hace lo que tiene que hacer, y crea un colchón para todos, para toda la Unión Europea, aguantará.

¿Y qué pasará en y con Cataluña cuando pase todo esto?

El procés como tal ha acabado, lo que se llamó el procés, que fue arremeter directamente, por derecho, a la brava, contra el Estado de derecho, contra la democracia; porque eso fue el llamado procés: arremeter contra la democracia en nombre de la democracia, contra más de la mitad de los catalanes. 

Eso se ha acabado. Ya se ha visto que no funciona, porque Europa no lo quiere, porque el Estado de derecho en España ha demostrado ser más fuerte de lo que ellos creían. Habrá que ver cómo esta gente, a la que el nacionalismo tradicional, Convergència i Unió, ha llevado al monte, regresa a la vida civilizada. 

Durante la crisis catalana siempre me he hecho una pregunta, y se la hago ahora también a usted: los políticos, esos personajes tan lamentables que han pululado en la política… ¿cómo se explica que una parte de la sociedad catalana les haya apoyado? ¿Hay esperanza de que el sentido común vuelva a reinar en Cataluña?

En mi opinión, no es cuestión de sentido común. No es una cuestión racional, la sociedad catalana está partida por la mitad; un poquito más de la mitad no estamos del lado nacionalista, la mayoría de los catalanes no somos nacionalistas. Lo de que esto es un problema entre Cataluña y España es un error; esto es un problema entre catalanes. Luego, es un problema español y, luego, europeo, pero primero es un problema entre catalanes, más de la mitad de los cuales hemos dicho por activa y por pasiva, en todas las elecciones, que no queremos eso.

¿Y cómo se unen o se acercan esas dos mitades? ¿Se recuperará la cordura?

Es un problema democrático, de falta de respeto por la democracia; esa es la cuestión central. Dicho esto, esa mitad, como todo el mundo sabe, todos los estudios confirman, esa mitad está completamente petrificada, no va a obedecer… Es un voto tribal, por no decir un voto sectario. La única posibilidad, la única forma de que esto se arregle, es que una parte de esa tribu, o una parte de esa secta, regrese a la democracia, al respeto de las reglas del Estado de derecho. 

Esa es la única forma, que comprendan que lo que hicieron fue una barbaridad, que no fue democrático. Una de las mayores derrotas de la democracia española es haber permitido que unos antidemócratas totales se quedaran con la bandera de la democracia. Tiene que haber un partido político que les diga: «Vamos a volver», porque no va a haber otra cosa. Es un voto tribal: los míos contra los tuyos. Esto es como el Barça y el Madrid.

Llevarlo al terreno futbolístico, de «hooligans», resulta muy gráfico, pero ¿qué partido puede ser el que dé un paso al frente?

Confío en que lo va a hacer la burguesía catalana de siempre, que es la que monta esto: los ricos catalanes. Esto es la revolución de los ricos. No es una opinión, todos los estudios lo muestran. Solamente consiguiendo que uno de esos partidos políticos -yo creo que Esquerra Republicana no va a ser, aunque están haciendo esto que hacen porque les interesa... El problema es que romper una sociedad es muy fácil, pero volverla a unir es muy difícil; desde que el mundo es mundo es así. (...)"             (Entrevista a Javier Cercas, Laura Revuelta, ABC, 20/04/20)

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