"(...) Pero míster Catdem silencia que la sanidad catalana ha sido diseñada y gestionada desde hace largas décadas por CiU, y solo muy recientemente ha caído como responsabilidad en manos de ERC (...)
Veamos primero lo de la letalidad de esa gestión sanitaria.
En Cataluña se ilustra sola: 1.000 ancianos muertos en el desamparo de
las residencias-ratoneras, y consejitos siniestros del Govern a las
familias sobre la elección del moridero para los ancianos enfermos, antes de que Chakir el Homrani, conseller de Trabajo y Asuntos Sociales, tirase la toalla que tenía que haber tirado en el minuto 1, y se la pasase a la consellera de Salud, Alba Vergès.
Que es como si el Gordo le pasa a El Flaco el volante del auto: el choque es seguro y la scarsità, inenarrabile.
Por cierto que la comunidad de Madrid también tiene la Sanidad transferida y allí van ya por los 4.000 ancianos. ¡Eso sí que son magnitudes colosales como corresponde al corazón de un gran Estado! Y
es llamativo que ambas administraciones regionales, la de Torra y la de
Ayuso, siendo de colores tan distintos e incluso contrarios, coincidan
en cargar la responsabilidad de su propia inoperancia al Gobierno
central y en colgarse, de manos de sus tiralevitas en la prensa, la
Medalla a la Altísima Eficacia.
Eficacia muy, muy relativa, como demuestran los números de muertos.
Pues si con las competencias en Sanidad transferidas las comunidades
autónomas son incapaces de gestionarla razonablemente, y culpan de su
impotencia al Gobierno central, ¿no sería más coherente que las devolviesen, o que éste las recupere, y cuanto antes mejor?
Es evidente que la estructura autonómica del Estado está fallando y debe ser repensada a fondo, sea en el sentido de desmembrarlo, sea en el de recentralizarlo. Parece que el coronavirus ha dejado claro lo que la crisis económica venidera confirmará: que así no podemos seguir. (...)" (Ignacio Vidal-Folch, Crónica Global, 10/04/20)
No hay comentarios:
Publicar un comentario