"La crisis provocada por la emergencia sanitaria del coronavirus ha
demostrado, entre otras cuestiones, que la capacidad del independentismo
para gestionar la administración catalana con una cierta eficacia, es
casi nula.
Este hecho no sólo ha derrumbado la imagen de supuesta
solvencia que tenía la Generalitat de Catalunya en algunos sectores,
sino que ha convencido a muchos ciudadanos, tanto catalanes como del
conjunto del Estado, de que muy probablemente, Clara Ponsatí tenia razón
cuando dijo que los independentistas catalanes iban “de farol”.
Desde el contundente fracaso del independentismo durante el otoño de 2017, los dirigentes del movimiento han ido perdiendo credibilidad progresivamente, dado que no se puede mantener una ficción durante mucho tiempo sólo con palabras, sin ningún hecho y sin capacidad de movilización ciudadana.
Desde el contundente fracaso del independentismo durante el otoño de 2017, los dirigentes del movimiento han ido perdiendo credibilidad progresivamente, dado que no se puede mantener una ficción durante mucho tiempo sólo con palabras, sin ningún hecho y sin capacidad de movilización ciudadana.
La realidad es que la persistencia de los
dirigentes del independentismo en la utilización de un lenguaje épico y
lleno de una gestualidad puramente simbólica y muy cercana al ridículo,
ha sido un elemento decisivo para su pérdida de credibilidad.
En este hundimiento también han jugado un papel importante los intentos de los independentistas catalanes de utilizar una crisis como la del coronavirus, de conscuencias trágicas, para beneficiar sus intereses políticos, lo que ha incrementado su desprestigio. Previamente, en octubre del pasado año, el independentismo ya perdió parte de su imagen, a consecuencia de los violentos disturbios que provocó en diversos puntos de Catalunya tras difundirse la sentencia contra los dirigentes implicados en los hechos del otoño de 2017." (e-notícies, 21/04/20)
En este hundimiento también han jugado un papel importante los intentos de los independentistas catalanes de utilizar una crisis como la del coronavirus, de conscuencias trágicas, para beneficiar sus intereses políticos, lo que ha incrementado su desprestigio. Previamente, en octubre del pasado año, el independentismo ya perdió parte de su imagen, a consecuencia de los violentos disturbios que provocó en diversos puntos de Catalunya tras difundirse la sentencia contra los dirigentes implicados en los hechos del otoño de 2017." (e-notícies, 21/04/20)
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