"(...) Algunos tienen la mente en el antifascismo y otros en el nacionalismo.
Estos días ya sabemos dónde la tienen los “compañeros” de la CUP al facilitar la investidura de Quim Torra. (...)
Éric Vuillard habla de esas prioridades en su novela El orden del día,
un relato excepcional sobre la reunión de los más insignes empresarios
de Alemania con Adolf Hitler en febrero de 1933. En la obra, el escritor
francés narra la visita de cortesía que tuvo Lord Halifax con Ernest
Göring y los motivos por los cuales se llevó a cabo la política de
apaciguamiento: “El nacionalismo y el racismo son fuerzas pujantes, pero
no las considero contranatura ni amorales”, decía Halifax para
justificar el verdadero motivo de su connivencia con el nazismo.
“No me
cabe duda de que esas personas odian de verdad a los comunistas. Y le
aseguro que nosotros, de estar en su lugar, sentiríamos lo mismo”.
Siempre hay un objetivo común que ayuda a mirar para otro lado con tus
compañeros de viaje por muy repulsivos que sean y que acaban cegándote.
Las
CUP han hecho posible que un tipo que cree en la superioridad racial e
intelectual de algunos catalanes frente los españoles, nacidos o no en
Cataluña, eso no le importa, sea el nuevo presidente de todos los
catalanes.
Solo su concepción del buen catalán está libre de “baches en
su cadena de ADN”. Quim Torra es machista, racista y clasista,
todo lo que Carles Riera dice combatir en su discurso, para
posteriormente facilitar darle el poder.
Es complicado comprender que la
CUP, en su concepción no nacionalista ni identitaria de construcción
republicana, diera su plácet para gobernar a quien considera a algunos
trabajadores de Nou Barris o Santako inferiores por su procedencia o
lengua.
Las clases populares que dicen defender han visto cómo la CUP
pone de president a quien piensa que tendrían que pasar una
prueba de pureza de sangre para saber si son dignos habitantes de la
tierra. Me dirijo a la CUP, no a ERC, porque de ellos alguien de izquierdas ya no espera nada más que memes y trincheras entre iguales. (...)
Quim Torra expresa en sus artículos –los tuits solo son excrecencias–
un pensamiento ultra, identitario, xenófobo, con trazas eugenésicas y
biológicas. Un fanático tercerista
heredero de cualquier representación catalanista que busque la
independencia sin importarle la ideología que profese.
Si es
independentista le sirve, aunque sean personajes tan siniestros como
Daniel Cardona o Miquel Badía, el torturador y asesino de anarquistas.
A Torra solo le importa la unidad de destino en lo universal, ni
ideologías ni medidas sociales. Y parece que ahora es compartido por la
CUP.
Cuando a la izquierda se le presenta una posición dilemática
que tiene como uno de los polos negar o dar tu apoyo a un personaje tan
siniestro como Quim Torra la elección es fácil si no tienes una bandera
delante. Un xenófobo tercerista jamás puede ser una opción aceptable.
Lord Halifax se creía que podría apaciguar a Adolf Hitler porque
compartían enemigo. Sabía lo que era el nazismo pero eso no le impidió
darle su apoyo e intentar atarlo en corto desde la cercanía. La ceguera
de Halifax se llamaba comunismo, la de la CUP se llama España. Entregad
la bandera roja y enarbolad la bandera negra. Para eso habéis quedado." (Antonio Maestre , La Marea, 15/05/18)
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