"(...) Lo que ahora hay, y por eso es importante darle su justo valor a las
palabras, es que el hombre al que se le ha entregado el gobierno de la
Generalitat entiende que lo que está dirimiendo es la lucha entre un
pueblo superior, los catalanes, contra los bárbaros que habitan en el
resto de España y a los que, incluso, tienen dentro de sus fronteras
—como una pústula—.
Ya se les ha querido quitar valor a estas palabras
de Quim Torra, como si fueran chiquilladas de patio de recreo. No lo
son.
La república que se puede imaginar detrás de su discurso es una
república supremacista, que sostiene de manera casi infantil que hay
razas superiores a otras, y donde la xenofobia es el motor que mueve sus
engranajes. Las cosas sí han cambiado: ahora el foco ya no puede estar
en el Gobierno español, ni siquiera en los catalanes
constitucionalistas, sino justo en los otros independentistas.
¿Es esa
la república que quieren los liberales que quedan en el PDeCAT y los
viejos izquierdistas de Esquerra? ¿Es la que van a defender en las
calles los anticapitalistas de la CUP? Las palabras de Torra no son
palabras escritas en la arena que el mar va a ir desdibujando: se
concibieron para quedarse en las entrañas de un proyecto. A los que lo
defienden les toca borrarlas." (José Andrés Rojo, El País, 22/05/18)
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