"Cuando el país todavía se está recuperando del ridículo radiofónico que hizo su presidente al respecto del tema de las nacionalidades y la secesión,
el debate político en Cataluña parece haber dado un giro de última
hora.
Hasta hace un par de días los argumentos de los
no-independentistas parecían difícilmente rebatibles y veíamos con
bastante estupor como los líderes independentistas se empeñaban en negar
la realidad, sin embargo ahora parece que el error de Rajoy lo ha
cambiado todo y observo, de forma increíble, cómo los independentistas
han aprovechado la situación para resucitar de sus cenizas
(argumentalmente), provocando una extraña depresión en sus oponentes. (...)
Por mucho que se clame por la independencia e incluso aunque muchos de Junts Pel Sí fuesen
capaces de tirarse de un puente para conseguirla, hay un gran
porcentaje de fieles a la causa que sabe o intuye que, en el fondo, esto
no es más que un pulso para provocar una negociación en condiciones extremadamente favorables.
Muchos independentistas no aceptarían jamás una independencia que
implicase salir del euro o de la UE, pero razonan en sentido de que eso
ya llegará, que ya decidirán, y que lo que toca ahora es abrir un
escenario que lleve o bien a una negociación favorable o a la
posibilidad de una independencia sin daños.
Y, cuando ese es el
escenario mental, las amenazas lanzadas avisando del apocalipsis no
funcionan, es más, lo único que hacen es provocar el repliegue sobre las
ideas propias.(...)
El independentismo ha sido muy hábil en convertir la inutilidad de Rajoy
en un argumento a favor de su tesis de que los catalanes sí
conservarían el estatus de ciudadanos europeos de independizarse, cuando
es falso. Realmente Rajoy, que hablaba de oídas, al menos había
escuchado bien
Al producirse una secesión legal o reconocida, los ciudadanos
que tengan residencia en el estado secesionado deben elegir una de las
dos nacionalidades, la del nuevo estado (rechazando la del estado
anterior) o mantener la que tienen (lo que les llevaría a ser
extranjeros en su nuevo estado).
Esto está aprobado en una resolución
de la asamblea de la ONU y con este procedimiento se han hecho las
separaciones o secesiones últimas que han sucedido en el mundo
(Montenegro, por ejemplo).
A esta convención internacional los independentistas oponen el artículo 11.2 de la constitución española, que dice que “ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad”.
La cuestión es que seguidamente el artículo 11.3 deja abierta la posibilidad a perder la nacionalidad y que en los artículos 25 y 25 del código civil
se regula cómo se puede perder la nacionalidad siendo español de
origen, y una de las formas es aceptar otra nacionalidad de un país que
no tenga convenio de doble nacionalidad con España (se perdería 3 años
después). Si el 11.2 implicase lo que los independentistas dicen que
implica, entonces los propias artículos del código civil serían
inconstitucionales…
Obviamente no deben serlo, y la cuestión es que “privar de la nacionalidad” requiere un acto del estado contra el ciudadano. Si
el ciudadano, libremente, elige adquirir otra nacionalidad sabiendo que
no hay convenio con España y que por tanto perderá la española, no se
le está “privando” de nada.
Hay algún jurista que no está de acuerdo con esta interpretación,
que dice que el 11.2 de la constitución es rígido y que por tanto los
artículos del código civil serían inconstitucionales. Yo creo que se
equivoca, pero es que en el fondo da igual.
Mirad, aquí el problema es que se mezclan las cosas y se crean hipótesis sobre futuribles intangibles.
Imaginemos que realmente el 11.2 de la constitución efectivamente evita
que los nuevos catalanes puedan perder la nacionalidad española… ¿y
qué? ¿Es que alguien piensa que Cataluña se puede separar de España y
eso no va a provocar un cambio en las leyes y en la propia constitución?
Si hay una secesión pactada, el estado español cambiará las leyespara que la secesión se adapte a lo que indica la resolución de la ONU, por la sencilla razón que ningún estado va a aceptar que el 100% de los habitantes de otro estado sean nacionales suyos y tengan derecho a voto.
Sería absurdo, sería como si Cataluña fuese soberana y, además,
mantuviese un 20% de la soberanía de España.
Obviamente eso no es así en
ningún sitio, y los croatas no tienen la nacionalidad serbia, los eslovacos no tienen la checa ni los letones la rusa.
Lo que pasa es que los independentistas mezclan maliciosamente escenarios contradictorios de secesión pactada y unilateral
¿Si hay una secesión unilateral los catalanes perderán la nacionalidad
española? Obviamente no, porque de pasar esto Cataluña objetiva y
jurídicamente no sería un estado, seguiría siendo una parte de España y,
por tanto, sus ciudadanos serian españoles.
Pero es que una secesión
unilateral no es nada, no vale para nada y nadie la reconocería. En el
“mejor” de los casos, llevaría a una situación un tanto absurda donde
Cataluña es parte de España pero al gobierno no se le obedece, sería una
especie de Transnistria o Somalilandia, es decir, estados que no reconoce nadie pero que, de facto, tienen una independencia dentro de sus propias fronteras.
Esta misma mezcla de situaciones contradictorias es la que
permite a los independentistas contar lo que les apetece y engañar a su
gente. Cuando dicen, por ejemplo, que no se puede “echar” a Cataluña
de la UE es exactamente lo mismo, mezclan situaciones pactadas con
unilaterales, y crean un barullo para acabar diciendo que si nadie
les reconoce no pueden perder nada (que es cierto), y que si les
reconocen será un éxito ¿veis el transparente engaño? Pase lo que pase
les beneficia.
Lo mismo pasa con las pensiones. Los independentistas
insisten que España deberá seguir pagando la pensión de los jubilados
catalanes si Cataluña se independiza, pero eso no es así sencillamente
porque el sistema no podría aguantar. Si le quitas al sistema casi un 20% de los aportes no va a poder pagar las pensiones, es una cuestión meramente física.
En ese punto quedarían dos opciones, o reducir todas las pensiones o
“extirpar” a los ciudadanos catalanes del sistema de reparto, y no creo
que sea necesario explicar por qué se optaría por la segunda opción y
por qué nadie en su sano juicio iba a recortar las pensiones un 20% a
todos sus ciudadanos. (...)" (La república heterodoxa, 24/09/2015)
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