"(...) Por la parte de la novedad estos comicios han supuesto un cambio muy
significativo en lo que respecta a la oferta partidista. Por primera vez
en unas elecciones autonómicas CiU no se ha presentado, como tampoco lo
ha hecho la histórica ERC, ni tampoco ICV.
Las tres formaciones se han
subsumido en sendas coaliciones de agregación. Así mismo, otra novedad
importante ha sido el aumento de la participación hasta alcanzar un
récord histórico en unas elecciones al Parlament.
Al mismo tiempo, hay elementos que no son nuevos. Por una parte, el
balance entre bloques no aporta mucha novedad a lo que ya se sabía, ya
fuera a través de encuestas o de los resultados de elecciones
precedentes. T
ampoco es un hecho nuevo la aparición y el éxito de
opciones nuevas tanto en el campo independentista como en el
españolista: C’s ya superó al PP en las municipales de Mayo, mientras
que la CUP hace tiempo que representa una seria amenaza a la hegemonía
de CDC y de ERC en el campo independentista (en Mayo se llevó el 15% de
todo el voto pro-independencia, sólo dos puntos menos que ahora).
Entre los elementos de continuidad destaca la división del territorio
catalán en dos zonas claramente delimitadas, correspondientes a la
implantación del apoyo electoral a los dos grandes bloques que se
enfrentaban en estas elecciones.
El voto independentista se asienta en el interior de Cataluña, que es
su lugar de implantación tradicional. Ya en 1983 el catedrático de
ciencia política Josep Maria Vallés señalaba que el voto nacionalista
tenía su feudo en la “Cataluña vieja”, es decir en las comarcas del
interior de Girona y Barcelona.
Esta zona se caracteriza por una red de
municipios pequeños y medianos de base agraria pero con cierta actividad
industrial, con escasa presencia de inmigración castellanohablante.
Políticamente, este era el feudo de CiU y fue el escenario del
crecimiento de ERC en los años noventa cuando los republicanos se
hicieron con los favores de las generaciones más jóvenes del lugar.
Hoy
este territorio es también la cuna de las CUP, donde forjó su éxito en
municipios como Arbúcies, y a partir del cual ha ido expandiendo su
penetración hacia zonas políticamente más “templadas”. En este
territorio también se observaron las mayores tasas de participación en
la consulta independentista del 9N.
Municipios en los que JxSí + CUP +60% censo
En el otro extremo político se encuentra el área de implantación de
las fuerzas no independentistas, que se corresponde con la conurbación
de Barcelona, pero que se extiende a lo largo de la costa, desde Salou
en el sur hasta Blanes en el norte.
Este territorio lo conforman las
ciudades más pobladas, los núcleos industriales del rededor de la
capital (Baix Llobregat, los dos Vallès), un centro de atracción de
inmigración desde finales del siglo XIX, adónde fue a parar buena parte
de la inmigración de los años sesenta del siglo pasado.
Ésta zona ha sido la cuna del voto de la izquierda, ya en el XIX, y
sigue siendo el área de implantación del voto de PSC o ICV y desde hace
diez años de C’s. Este territorio (el famoso y hace tiempo debilitado
“cinturón rojo”) ha sido siempre difícil para los nacionalistas
catalanes, que en todo caso han jugado la baza de la desmovilización,
sobre la base del desinterés de los electores por los comicios
autonómicos, entendidos como elecciones menos transcendentales que las
generales, por ejemplo.
En el 27s, con un escenario planteado desde la polarización entre el
todo o la nada, entre el sí o el no, este territorio tradicionalmente
más abstencionista se ha movilizado como nunca, o mejor como si se
tratara de unas elecciones determinantes (como en las generales de 1982,
1996 o 2004), y como no podía ser de otra forma han optado por el no a
la independencia. Con un elemento nuevo: han optado mayormente por la
opción nueva, C’s, frente a la opción vieja, el PP.
Municipios en los que C’s + PP +18% censo
Así pues, no hay nada nuevo en el mapa que nos ha dejado el 27s. Es el
mismo mapa que se repite elección tras elección desde 1977 y que marca
claramente la divisoria entre la Cataluña nacionalista y la de la
izquierda, la rural y la urbana, la “catalana” y la mezclada. La
diferencia esta vez está en las opciones escogidas, en la capacidad de
las CUP de hacerse un hueco en el campo independentista (y ganarse un
papel de actor principal en esta etapa que empieza) y en la aparición de
C’s como fuerza más votada en el otro campo." (Oriol Bartomeus, Agenda Pública)
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