"Una de las afirmaciones más repetidas por la prensa catalana en estos
tiempos de efervescencia independentista es que el expolio fiscal que
sufre Cataluña no tiene parangón en ningún lugar del mundo.
Como
muestra, valga un botón. En un artículo reciente en La Vanguardia, mi
buen amigo Germà Bel equiparaba a los territorios con déficits fiscales
similares al catalán con los cisnes negros: no es imposible que se
encuentre alguno, pero desde luego se trataría de un fenómeno muy raro.
El artículo del profesor Bel reavivó en mí una perplejidad
recurrente. No termino de entender la facilidad con la que gente por lo
demás muy sensata sostiene o acepta afirmaciones tan improbables como
esta sin ofrecer o exigir evidencia medianamente consistente de que las
cosas son como se dice.
El fervor patriótico tiene efectos curiosos
sobre las reglas de la lógica, que quedan en suspenso siempre que se
trata de defender la causa.
La tesis del expolio sin parangón resulta en principio poco plausible
porque el sistema fiscal español no difiere de los existentes en otros
países de una forma que haga presagiar un especial maltrato a nuestras
regiones más ricas.
Si excluimos a los territorios forales, es cierto
que tenemos un sistema de financiación regional más igualitario que el
de Estados Unidos, pero no muy distinto en términos de sus resultados
del australiano o el alemán, o de la situación imperante en Estados
centralizados como Francia.
También es cierto que nuestra inversión
pública ha sido más redistributiva de lo razonable durante décadas, pero
no somos el único país que tiene este problema y, en cualquier caso, el
impacto de la inversión sobre el grado de progresividad del conjunto
del gasto estatal es limitado debido a su reducido peso (un 7,6% en
2009). (...)
Teniendo en cuenta todo esto, cabe esperar que los déficits fiscales de
las regiones ricas españolas (excluyendo a las forales) sean mayores
que los de territorios similares en Estados Unidos y posiblemente en
otros países anglosajones, pero no que los de sus homólogas en la Europa
continental —incluyendo ciertamente a Alemania, donde, por mucho que se
repita lo contrario, no existe límite legal alguno al tamaño de los
déficits fiscales regionales.
No existen —o al menos yo no he encontrado— datos homogéneos que
permitan comparar el saldo fiscal de Cataluña con el de territorios
similares en Francia, Alemania o Suecia.
Lo que sí existe son datos norteamericanos directamente comparables
con las estimaciones del saldo fiscal catalán que ha elaborado la
Generalitat (por el método del flujo monetario y corrigiendo por el
déficit presupuestario central).
La Tax Foundation ofrece (hasta 2005)
una estimación del reparto territorial de los impuestos y gastos
federales, así como de la tasa de retorno de cada Estado, definida como
el gasto federal que vuelve al mismo por cada dólar de impuestos
federales soportados.
El gráfico muestra que la tasa de retorno decrece con la renta
relativa y tiende a situarse por encima de la unidad en los Estados
pobres y por debajo de ella en los ricos. Como el lector puede apreciar,
el punto rojo que representa a Cataluña (en 2009) encaja perfectamente
en el patrón que dibujan el grueso de los Estados americanos (en 2005).
Con una renta per capita relativa al promedio nacional similar a la de
Nueva York (NY) o Nueva Jersey (NJ), la tasa de retorno catalana (0,73)
se sitúa a mitad de camino entre las de estos dos Estados (0,64 y 0,81).
Es cierto que el déficit fiscal catalán (un 8,5% del PIB) es mayor que
el de cualquier Estado norteamericano, pero tampoco tanto: Nueva Jersey
se queda solo un punto por debajo. Además, conviene recordar que estamos
hablando de un país en el que básicamente no hay sanidad pública y
donde la educación se financia con un impuesto sobre la propiedad a
nivel de municipio o incluso de barrio.
La principal razón por la que los déficits fiscales de los Estados
ricos de EE UU son inferiores al de Cataluña tiene que ver con el tamaño
relativo de las Administraciones de ambos países, que a su vez refleja
el grado de desarrollo del Estado de bienestar en los mismos.
Una
corrección aproximada por este efecto consiste en recalcular los saldos
fiscales tras suponer:
1. Que el peso del gasto federal aumenta hasta el
nivel observado en España, pasando del 17,9% al 30,6% del PIB.
2. Que
los impuestos adicionales necesarios para financiar este gasto se
reparten de la misma forma que los tributos ya existentes.
Y 3. Que el
gasto adicional se distribuye en proporción a la población de cada
Estado. Con estas hipótesis, la corrección por tamaño haría que el
déficit de Nueva York se acercase mucho al catalán (pasando del 3,5% al
6% del PIB), mientras que el de Nueva Jersey se situaría holgadamente
por encima del mismo (alcanzando el 11,7% del PIB).
Los cálculos precedentes han de interpretarse con precaución. Si a
los estadounidenses les diese de repente por construir un Estado de
bienestar europeo, es imposible prever cómo sus costes se repartirían
territorialmente. Pero el ejercicio nos ofrece una referencia muy útil:
la de un hipotético Estado con un sector público de proporciones
europeas, un sistema de financiación territorial no especialmente
igualitario y una estructura impositiva idéntica a la americana.
Si en
este contexto el déficit fiscal catalán no llama especialmente la
atención, resulta difícil pensar que pudiera hacerlo con datos reales de
los países de nuestro entorno más inmediato.
Así pues, el análisis del caso estadounidense sugiere una conclusión
muy distinta de la que los nacionalistas catalanes nos presentan como
una verdad revelada: que en el caso de las regiones ricas de los países
avanzados, los saldos fiscales negativos del tamaño del catalán
seguramente están más cerca de la regla que de la excepción.
Con toda
probabilidad, el déficit fiscal catalán no es un cisne negro, sino un
bicho mucho más fácil de encontrar: un vulgar pollo del montón."
(
Ángel de la Fuente , El País, 5 OCT 2012, Ángel de la Fuente es miembro del Instituto de Análisis Económico (CSIC).
Para un análisis más detenido, véase: http://ideas.repec.org/p/aub/autbar/914.12.html
y en PDF: http://pareto.uab.es/wp/2012/91412.pdf
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